Capítulo Diez.
Miedo, sorpresa, vergüenza…
Cerré los ojos, no era capaz de ver el brillo de los ojos que se apreciaban a través del ventanal.
—Abre los ojos, Eridan, no dejes que sus miradas te intimiden o avergüencen— susurró suavemente en mi oído.
Para él podría ser fácil decirlo, pero el único pensamiento predominante en mi cabeza era la necesidad de cubrirme.
—No voy a vendarte, porque no se trata de que sea fácil para ti... se trata que disfrutes, que confíes en ti misma para dejar que otros disfruten al verte. Ellos, están allá no para juzgar o criticar, ellos solo van a disfrutar, están anhelantes de ver la forma en que te entregas a mí y ver con cuánto orgullo yo te exhibo.
Si bien sus palabras intentaban infundirme valor, tenia demasiados miedos y juicios en mi cabeza.
Exhibir…
Exhibir…
¿Por qué el querría hacerlo? ¿Yo quería que me vieran? Mi cuerpo no era una escultura perfecta, nada lo era, ¿Por qué?
—Esto tiene un solo propósito, Eridan, y es que ganes confianza... concéntrate en mi voz, en mis acciones, olvídate de ellos. Somos tú y yo en medio de una sesión ¿de acuerdo?
Miré sus ojos, presa de todas las emociones que me embargaban: temor, vergüenza, perjuicios, excitación... si, estaba excitada, por su voz, su presencia, sus deseos.
Sus ojos me transmitían seguridad y confianza; desvié los míos hacia el vidrio, ahí donde se podía percibir el brillo de algunas miradas.
Los murmullos no se oían, pero estaban ahí… estaban ahí, pero él estaba aquí, conmigo, infundiéndome valor.
Mi debate no estaba en hacerlo o no, o decir mi palabra segura o no, porque la verdad es que nunca consideré pronunciarla, mi debate estaba en que… yo cedería, de cualquier manera, a pesar de mis miedos, mi vergüenza y mis ganas de salir huyendo, yo le diría que sí.
Anhelaba su toque, extrañaba todo de él. Su sola presencia ya me llenaba de maneras inexplicables, pero era más, era todo. Necesitaba su posesión, su mirada sobre mi cuerpo y que dispusiera de mí en la manera que le pareciera.
Ahora sería su objeto de exhibición y estaba excitada… notablemente excitada por ello; porque si él quería exhibirme era porque se sentía orgulloso de mí. Esa emoción que empezaba a crecer en mí, iba ganando y haciéndose presente en mi cuerpo: en mis vellos erizados, en la calentura que sentía sobre mis párpados, en la humedad que empezaba a emanar del mismo centro de mi cuerpo.
—De acuerdo— dije casi inaudible, él sonrió complacido.
—Empecemos.
Su voz ya no era tan dulce como hace minutos, ahora era ronca, oscura… dominante.
Pero antes de empezar, de tomar cualquier objeto, o hacer cualquier cosa con mi cuerpo, se acercó lo suficiente para estar frente a mí y tomar mi rostro para alzarme más a su altura. Mi cuerpo se balanceó hacia adelante, mis manos y pies estaban atados por sobre mi espalda.
Mis ojos vieron los suyos…
¿Qué ocurría?
Este tipo de miradas eran cada vez más frecuentes y me asustaban, porque no sabía definir las sensaciones que me embargaban cuando él se acercaba como lo estaba haciendo ahora, cuando inhalaba tan cerca de mí y yo no podía evitar hacer lo mismo y embriagarme con su aroma, llenar mi interior de él.
Cuando su boca se abría y exhalaba justo en mi rostro y sus dientes tomaban mi labio inferior, tiraban de él, lento… demasiado lento, generando un jadeo que venía desde lo profundo de mi garganta y tal vez mas allá.
Luego se alejó, aun con la sonrisa bailando en sus labios. Podía sentir mis mejillas sonrojarse, no porque me sintiera tímida, era más como si mi alma gritara por sentirse humillada, su sonrisa así me hacía sentir.
Estiró la mano y tomó la cuerda. Pronto me encontraba girando, estaba exhibiéndome por completo, sentía miles de miradas sobre mí.
—Concéntrate en mi, olvídate del exterior — se escuchó en algún lugar de la habitación.
Estaba segura de que sería más fácil si simplemente cubriera mis ojos, pero ya había dejado en claro que no lo haría.
—A pesar de que tus mejillas dicen lo avergonzada que estás, mira como estás de húmeda— pronunció a mi espalda, tocándome de manera intima.
¿¡Cómo no estarlo!?
Era él, su presencia, su mirada… yo ya no controlaba mi cuerpo de esa manera.
—Parece que no solo te gusta ver— murmuró.
Intenté girar la cabeza, pero mi cabello era parte de la prensa y no podía siquiera pensar en girarme.
No hablaba porque no sabía que decir. Esperaba y él jugaba con mi paciencia, una vez más lo hacía y aquí estaba yo completamente entregada.
Levanté mi vista, algo milimétrico, pero se distinguían sombras y volví a agacharla, no sin antes sentir un golpe seco contra mi muslo derecho.
Solté todo el aire de improvisto por el dolor que eso supuso.
—Te dije que te concentraras en el interior— regañó.
Inhalé una gran bocanada y sentí sus dedos abrirme… temblé.
Hacía tiempo que su tacto no era tan íntimo, hacía tiempo que ni siquiera sentía su tacto y aquí estábamos ante muchas personas, pero su toque lo era todo, todo hasta que las pinzas pellizcaron mi piel y volví a soltar quejidos de dolor.
Mi piel ardía allí donde se ejercía la presión.
—Shhh— murmuró.
Acariciaba mi carne lastimada, haciendo que las sensaciones lucharan entre sí, el placer y el dolor, hasta que se convirtieran en una sola y poderosa arma.
Volvió a hacerme girar. Fui exhibida una vez más.
Cerré mis ojos y traté de enfocar mi mente en él.
Aunque mis sentidos estaban puestos en su persona, aunque las cosas que él me hacía sentir se convirtieran en plenitud y goce para mi cuerpo, no podía ignorar las miradas del exterior.
Las vueltas se detuvieron y él se dedicó a acariciarme, no podía evitar estar tensa ante la expectativa de lo que vendría a continuación.
—Relájate ahora, pequeña— dijo con ese tono meloso que tan pocas veces usaba, pero que nunca presagiaba cosas "buenas".
Empezó dando un masaje a mis nalgas por el espacio que quedaba entre mis piernas, haciendo que inevitablemente me relajara.
Las manos de mi Señor se sentían calientes y tiernas contra mi piel fría y temblorosa.
¿Qué haría?
Varias veces me mordí la lengua para no preguntarle, debía esperar y ser paciente… paciente para él y sus atenciones.
Los minutos se me hacían eternos, estaba jugando con los límites de mi paciencia y mi cordura.
Finalmente, con tacto firme expandió mis nalgas.
Sentía mis mejillas ardiendo de vergüenza, ardiendo de excitación.
Como de costumbre, nada me preparaba para sus acciones, ponto sentí la punta fría de algo que me resultaba duro y suave a la vez.
No había manera o palabras que pudieran explicar lo que sentía en ese momento. La presión… causaba dolor, las manos fuertes de mi Señor empujaban dentro de mí aquel artefacto, y cuando hubo entrado por completo, se alejó de mí.
Dió unos pasos, su mirada conectó con la mía y… todo se perdió.
Frío. Así se sentía al principio hasta que la calidez se abrió paso de una manera abrumadora. Calor, ¡ardía!, mi interior parecía un caldero encendido…
Mis gemidos resonaron en el pequeño salón. Sin un toque de sus manos estaba llegando al punto máximo entre el escozor y el placer que esto me causaba.
Sentía las contracciones de mi vientre, de mi ano… todo mi cuerpo se contraía tratando de alcanzar el éxtasis que a fin de cuentas nunca llegaba.
Todo era un caos en mi mente ¿qué eran esas sensaciones? ¿qué tenía insertado en mi cuerpo?... las preguntas pasaron a otro plano cuando todo se volvió caótico.
¡Fuego!
—Señor… por favor, por favor— empecé a rogar con fervor.
Cerré los ojos y todo el aire escapó de mis pulmones cuando con un sonido seco estrellaba su mano con fiereza sobre mis glúteos. Una vez… dos veces. Gemidos, ruegos, jadeos… no podía evitar chillar de dolor y placer. No sabía qué sensación era la predominante.
Uno más… un golpe más, un apretón a mis nalgas y fue todo… alcancé el punto cumbre de placer de manera devastadora.
El éxtasis invadió de tal forma mi cuerpo que lo próximo que supe es que estaba entre sus brazos. Sentía sus manos acariciar mis muñecas y mis tobillos, sin embargo, mis ojos se encontraban completamente adormecidos, al igual que el porcentaje mayoritario de mi cuerpo. Ya había removido lo que sea que tenía insertado. Todo había acabado.
¡Hola!
Espero estén disfrutando de toda la acción entre estos dos 🔥
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Nos leemos pronto 😏🤤
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