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Extra #4 (Especial San Valentin)

Advertencia: Este extra es contemporáneo a Margaritas. Es decir, ocurre en los años en los que se desarrolló la historia (Específicamente el segundo año del programa MER)

...

9:34 pm
14 de febrero:

Lilian llevaba un mes lejos de Detroit, viviendo junto a Derek y sus hermanas en el soleado Los Angeles al que todavía no se acostumbraba del todo. Ya se había hecho la idea de que su vida estaba cambiando a una velocidad para la que no estaba preparada. Una parte de ella se sentía estancada en sus miedos, en la paleta de grises con la que llegó a pintar mil y un veces sus lienzos, pero la otra parte recordaba que era más fuerte de lo que pensaba, que debía mejorar para estar a gusto finalmente consigo misma.

Debía aprender a ver el resto de los colores en la paleta...

Debía comer cada bocado en el plato frente a ella...

Debía no pensar en vomitar todo lo que entraba a su boca...

Samara y Silvana se habían esforzado por preparar una cena especial por el "día del amor", cosa que le pareció cursi y absurdo en todo sentido. Sin embargo, no puso peros, no cuando ambas se vieron entusiasmadas por poder darle ese pequeño regalo. Recibió el pollo al horno y las patatas con una sonrisa que se fue esfumando con cada bocado. Era frustrante no poder disfrutar de la comida por pensar que no merecía esos alimentos, era aterrador saber que no podía controlar todos sus pensamientos, y era agotador buscar la fuerza en sí misma para vencer a esa voz en su cabeza que le impedía mejorar. Aún así, lo hacía.

Vamos, Lilian. Un bocado más...

Y se engañaba a sí misma, sabía que faltaba más que un bocado. No obstante, su método funcionaba. Descubrió que sabía mentirle a su subconsciente, mentirse a sí misma.

-Lili, ¿qué opinas? -levantó la vista del plato medio lleno y se fijó en sus hermanas. Silvana iba vestida con un vestido ajustado color rosa pastel, corto y con un escote bastante bajo en la espalda. Samara iba igual, solo que el vestido era de un rojo bastante llamativo y traía su cabello en un moño, no suelto como la primera.

Lilian sonrió, todavía le sorprendía la belleza de sus hermanas.

-Se ven hermosas -les dijo, y no hubo envidia de por medio en su comentario. Ese era un monstruo que ya había vencido.

-Ahora, mira esto -Silvana tomó del sillón un par de alas de ángel y se las colocó. Samara la imitó, pero tomó una aureola y la colocó en su cabeza -. ¿Somos, o no somos las cupidos más increíbles que has visto?

-Bueno, son las primeras cupidos que veo en vestido y no en pañal...Así que diré que sí, son las más increíbles que he visto. Aunque creí que la fiesta a la que asistirían era de etiqueta, no de disfraces.

-Oh, la fiesta no es de disfraces -aclaró Sil, riendo con sutileza -. Esto lo hacemos por diversión.

-Si vamos a pasar un catorce de febrero solteras, lo haremos con estilo -declaró Samara, colocándose brillo labial -. ¿A quién quiero engañar? ¡Incluso casadas haríamos esto! Solo se vive una vez, hay que hacer la mayor cantidad de ridiculeces posibles en el tiempo que se nos ha dado.

-Y si es juntas, mejor.

Algo que Lilian había descubierto de sus hermanas en ese mes en el que llevaban viviendo con ellas era que esas gemelas podían ser bastante espontáneas. En un día cualquiera, se les podían ocurrir miles de cosas y a veces llegar a lo descabellado. Juntas, eran impredecibles, y a Lilian todavía le sorprendía que eso le agradara tanto. En el fondo, estaba inmensamente agradecida de que ellas no resultaran ser los monstruos que había pensado que serían. No eran rosas...Eran flores más bonitas.

Comió otro bocado.

-Y bien...-Silvana se acercó hasta la mesa, sonando entusiasmada. Sil era mucho más chismosa que Sam, otra cosa que Lilian descubrió en su tiempo con ellas -. ¿Qué tienen planeado Derek y tú para esta noche?

-Lo mismo que las otras -respondió Lilian, removiendo la comida en el plato -. Aunque quizá llegue demasiado cansado de la Universidad. Está tomando clases hasta tarde, tiene exámenes, así que el pobre debe de estar exhausto...

-¡Pero es San Valentín! ¡Tienen que hacer algo especial!

Lilian soltó una carcajada ante ese comentario, para ella sonó más bien como un chiste. Sus hermanas la observaron sin comprender, solo entonces recordó que ellas aún no conocían la opinión que ella y su novio tenían sobre ese día en particular.

-Derek y yo no solemos celebrar este día -aseguró ella -. Es absurdo, ¿no les parece? Un día para gastar dinero en bombones, osos de felpa y tarjetas pre-diseñadas solo para "dar el amor". A ninguno de los dos nos gusta, hace parecer a un sentimiento tan bonito algo material.

-Bueno, esa es una parte -ni siquiera Silvana, romántica de corazón, lo pudo negar el materialismo de ese día -. Pero, por otro lado, es un día en el que le recuerdas a los que amas que valen mucho. Ya sabes, todos necesitan un día en el cual recordar que son especiales porque habitan en un rincón del corazón de alguien más.

-¿Solo un día? ¿Por qué no todos? Es decir, desde el accidente que me dejó en el hospital, le digo a Derek que lo amo a diario. Quiero que lo sepa todos los días, no en uno preestablecido en el calendario.

-Entiendo tu punto, hermanita -habló Sam, dedicándole una sonrisa -. Y tienes razón, hay que amar a diario. Sin embargo, me agrada la idea de que exista un día especial no para amar, sino para celebrar el hecho de que lo hacemos.

Ella le colocó la aureola a Lilian en la cabeza, a la chica ni siquiera le dio tiempo de poner alguna queja, pues Sam continuó hablando.

-Amarás miles de días, pero solo recordarás unos pocos. El que el día de hoy esté marcado en el calendario tiene una razón: te está obligando a que no lo olvides. Quieras o no, Lili, recordarás cada "te amo" que recibas hoy y cada catorce de febrero. Arriesgándome a sonar cursi, diré que es la magia que tiene este día...

-El que crean que hay "magia" el día de hoy, es justo lo que me mantiene recelosa ante tu idea.

-Tu cree lo que quieras -Sam le sonrió con amabilidad y, luego, bajó su mirada hasta el plato de comida -. ¿Segura que quieres...?

-Prometí que lo terminaría y lo haré -la cortó Lilian, decidida a acabar con ese plato -. También prometí que no lo vomitaría luego. Cumpliré mis promesas, ya verán. No se detengan por mi y disfruten su fiesta.

-¿No quieres venir? -cuestionó Silvana -. Si Derek y tu no tienen planeado el día de hoy, podrías venir a disfrutar con nosotras. No porque sea San Valentín. Hablo de ir de fiesta solo porque sí y ya.

-Gracias, Sil, pero no soy una chica de fiestas. Vayan y deslumbren a todos, par de cupidos.

-Está bien, pero recuerda que te amamos -le dijo Samara y, al poco tiempo, ambas la abrazaron -. Feliz día del amor, hermanita.

Minutos después, las dos gemelas se marcharon con sus disfraces puestos y con todas las ganas de sacarle el máximo provecho a ese día. Lilian, por su parte, volvió a esa lucha intensa en el que el contenido del plato se veía cada vez como más. Respiró hondo, intentó no pensar en todo lo que sus miedos le gritaban a su subconsciente y continuó comiendo. Quiso distraerse, engañar a su voz interior una vez más, así que trajo a su mente recuerdos dulces. Margaret le había recomendado aquello.

Así que pensó en amor.

Dalia, Sanne y Cloe llegaron a su mente al instante, lo que le provocó una sonrisa mientras masticaba. Sabía, por los mensajes que constantemente se enviaban, que las tres estaban bien. Dali estaba en una academia de danza en la que finalmente podía cumplir su sueño, Sanne entrenaba duro en Londres para poder llegar algún día a las Olimpiadas, y Clo entraría a la universidad en cuestión de tiempo. Esas tres chicas a las que amaba con locura estaban bien, felices, sanando como ella por más difícil que era.

La distancia era demasiada, estar separadas era parte de la condición de esa segunda fase del programa, pero no se sentía como un abandono. Juntas, eran un ramo de margaritas. Algún día se reencontrarían en sus versiones más sanas y mejoradas.

"Ansío tanto ese día" se dijo a sí misma. "Bueno, Lili. Vamos, otro bocado más".

Sin embargo, al bajar la mirada para poder tomar con el cubierto ese condenado bocado, se dio cuenta de que no había más. Había comido todo.

Una sonrisa involuntaria se escapó de sus labios y una sensación de orgullo invadió su pecho como una especie de calor agradable; pudo con sus miedos, comió a pesar de lo complicado que era. Para algunos, tan solo era una cena, pero para ella era un paso gigante. Tomó el plato e incluso tras dejarlo en el lavaplatos su sonrisa se extinguió. Vió ese lado luminoso de mejorar, la parte satisfactoria que no causa dolor sino que te llena de alegría, creyó que estaba más cerca de lograrlo...

Hasta que apareció otro monstruo que arruinó su alegría.

La sensación de que necesitaba vomitar la invadió en el instante en el que entró a su habitación. Se detuvo en seco en la puerta y maldijo a ese subconsciente suyo que resultaba demasiado terco como para mantenerlo callado por mucho tiempo. Las ganas de purgarse llegaron a ella incluso con más fuerza que la sensación de no querer comer. Sintió una especie de picor en su cuello, ansiedad por tener tantas calorías en su cuerpo y no poder sacarlas, miedo porque ese monstruo era mucho más fuerte que el anterior. Pasó de sentirse en La Luz, a estar en la sombra.

Volvió a ver todos los colores grises en su lienzo...

-No -dijo en voz alta, a pesar de estar sola -. No, no vas a hacerte esto, Lilian ¡No otra vez! Piensa en otra cosa.

Se ordenó pensar en las margaritas, en ese amor que la distrajo tan bien la primera vez. Sin embargo, su mente torció sus pensamientos y no se sintió bonito recordar todo ese amor. El hecho de que las extrañaba fue más fuerte que cualquier otra cosa, y la soledad es el alimento que usan esos monstruos para crecer. Pensó en sus hermanas, en Derek, en que los amaba pero no estaban ahí en ese momento. Y si ellos no estaban, ¿quién la detendría?

-No te atrevas, no te atrevas a hacerte esto -continuó regañándose -. ¡Maldición! ¡Ya he caído dos veces! No voy a aguantar una tercera.

Y era cierto, las probabilidades de sobrevivir a una tercera recaída eran muy pobres; más aún cuando su contextura seguía siendo preocupantemente delgada ¿Pero, qué hacía? ¿Cómo calmaba la ansiedad? ¿Cómo luchaba estando sola? Quizá era poca cosa, quizá jamás podría lidiar con sus monstruos sin ayuda.

Quizá necesitaba vomitar para librarse de todo ese peso, de toda esa culpa.

-No te voy a dejar hacer eso -se reclamó -. Vas a luchar, quieras o no.

Caminó hasta la cama y se sentó en ella de golpe. Buscó en la mesita a su lado su Block de dibujo y un lápiz afinado. No quería perderse en tentaciones, ni caer en lo que ya había caído tantas veces, así que recurrió al único método de escape que conocía: dibujar. En una hoja blanca, comenzó a hacer trazos tan desesperados como sus pensamientos. Dolía estar luchando contra sí misma, pero quería creer que le estaba ganando a esa Lilian que era puras inseguridades y temores.

Quería creer que, de esa lucha, surgiría una Lilian más fuerte y hermosa; como una mariposa que deja de ser oruga y aprende a volar.

Sus trazos se fueron haciendo menos fuertes, se suavizaron al compas de sus pensamientos y el dibujo de ese bicho alado comenzó a cobrar sentido. Se sintió terapéutico, como entrar en un mundo paralelo con menos preocupaciones. La ansiedad no se fue, tan solo se calmo. Quizá se debe a que fue opacada por ideas no tan desastrosas.

La versión que sus hermanas tenían sobre San Valentín llegó a su mente. La verdad, tras años de haber considerado tan solo la versión en la que ella y Derek despreciaban ese día, jamás llegó a creer que podía pensar en el catorce de febrero como una celebración alejada de lo material y superficial. Mientras pintaba, analizó que el año anterior y lo que llevaba de ese, había aprendido a amar de una forma que creyó que su corazón jamás aguantaría. Descubrió que, aunque su vida era dolorosa, todavía tenía muchas ganas de sentir.

Y vaya que había sentido.

Descubrió que podía amar con una fuerza impresionante, una que a penas si cabía en su pequeño cuerpecito. Y sí, ella amaba todos los días...Pero no se sentiría del todo mal tener un día especial para recordar que podía hacerlo. La chica a la que le estropearon el corazón con abandonos, lo reconstruyó y encontró personas a las que valía la pena amar; esa misma chica comenzaba a amarse a sí misma...

Quizá necesitaba un San Valentín en su vida. Solo uno para celebrar que había amor...Lo había.

Escuchó la puerta abrirse, la ansiedad disminuyó un poco más al encontrar ese par de ojos cafés. Un día para celebrar el hecho de que encontró la valentía para amarlo en cuatro idiomas diferentes, un día para recordar que podían con todo y más si estaban juntos; a él le daría mil días así, pero quizá necesitaba uno para empezar. Un día especial...

-Estoy exhausto -soltó él, entrando en la habitación. Se dejó caer en la cama junto a ella, no tardó en rodearla con su brazo y acomodarse para tenerla cerca -. Amo la universidad, juro que amo usar mi cerebro para algo que no es hacer batidos de fresa o cafés con mucha azúcar, pero me deja agotado.

-Pobre Osbone -dijo ella, esbozando una pequeña sonrisa. Dejó su Block y el lápiz en la mesa de noche y llevó sus manos hasta el cabello chocolate de Derek -. Estás tan cansado que olvidas saludar a tu novia...

-Hola, bonita -él levantó un poco la mirada y entrecerró sus ojos con cierta diversión -. ¿Por qué hay una aureola en tu cabeza?

Lilian llevó una de sus manos hasta ese lugar y se sorprendió al darse cuenta de que su hermana había olvidado llevarse esa parte de su disfraz y ella ni cuenta se había dado. En fin, Sam tendría que ser cupido sin aureola.

-Las chicas se disfrazaron...-le explicó, quitándose ese accesorio.

-¿Por qué te la quitas? Te queda bien -aseguró él -. Casi parece que eres un ángel tierna, inocente y dulce...

-Cosa que no soy.

-Pues...Sé muy bien que no eres inocente, pero tienes tus momentos dulces y a mí siempre me parecerás tierna. Como que eres mitad ángel para mí.

-Cursi.

-Solo contigo.

Por Derek sentía tanto...Es que ni siquiera puedo poner en palabras todo lo que sentía. Un día para celebrar esos sentimientos no se escuchaba mal. No quería un San Valentín material, todavía odiaba la idea de un día superficial en el que el amor se compra con bombones. Sin embargo, cabía la posibilidad de darle un catorce de febrero bonito. Besos, abrazos, palabras, acciones...Podía decirle que él estaba en un rincón muy importante de su corazón; podía celebrar el hecho de que, gracias a él, sentía.

Pero se sentía incorrecto cuando la ansiedad y la necesidad por vomitar esa cena no se iba.

Mientras un lado de ella se esforzaba por pensar que lo amaba, que quería concentrarse en ese instante en el que sus hebras color chocolate se deslizaban por sus dedos, otro lado de sí misma era su propia contrincante y le recordaba que era débil. Era tan débil que no podía amar de la forma correcta.

-¿Te sientes bien? -le preguntó él -. Te noto tensa, bonita.

-Estoy...-pensó en ocultarle la verdad, pero había descubierto que eso solo empeoraba su situación. Soltó un suspiro y lo confesó -: tengo esta molesta ansiedad otra vez.

Derek se acomodó en la cama y se sentó para poder verla mejor. Tomó su rostro entre sus manos, todavía seguía siendo muy delgado y ella sabía que él estaba pensando justo en eso ¿Cómo tenía tanta paciencia con ella? ¿Cómo podía mirarla de esa manera luego de haberlo hecho pasar por tanto?

-¿Vomitaste? -le preguntó con delicadeza. Él también había aprendido a lidiar con los problemas de Lilian.

-No -ella se abrazó a sí misma, sin perder el contacto visual -. Por eso estoy ansiosa, Derek. Sé que puedo no hacerlo, sé que debo no hacerlo porque no quiero volver a caer, pero es duro cuando hay algo en mí que me dice lo necesito. Es como tener a dos Lilian peleando constantemente una con la otra y es tan agotador. Ninguna de las dos quiere perder y yo solo quiero...Descansar.

-Me gustaría poder hacer algo para aliviar esa guerra, bonita -suspiró él, mientras acomodaba unos cuantos mechones del cabello de Lilian para poder ver mejor su cara -. Lamento tanto no poder ayudarte como quiero en esa batalla interior, pero tu eres la única que puedes salvarte en esos momentos.

-Tú ya me ayudas bastante. No calmas mi mente pero...le das sentido al latir de mi corazón.

Él besó su frente y la atrajo hacia él en un abrazo. La envolvió con fuerza, intentando trasmitirle todo el apoyo que no podía comunicarle con palabras. Si algo deseaba Derek era tranquilidad para Lilian. Quería verla feliz, sonriendo y amándose a sí misma. Esos monstruos internos no le permitían conseguir eso. El no poder vencerlos por ella lo frustraba en ocasiones. Cuando uno ama con fuerzas, desea que ese amor lo solucione todo.

Que un abrazo rompa inseguridades...

Que un beso cure dolores...

Que un "te amo" endulce el mundo...

Y es cierto que el amor es poderoso, pero a veces se queda corto.

-¿Y si nos vamos a dormir? Mañana será un nuevo día, menos agotador -susurró él, contra su oído. Dejó un beso en su barbilla y luego bajó a su cuello. La abrazó con más fuerza, sentía que era todo lo que podía hacer por ella -. Solo cierra los ojos y descansa. Deja que esa guerra acabe por hoy.

Aspiró su aroma como si fuera el único oxigeno disponible en la tierra, se aferró a él con más fuerza porque ese miedo de sentirse abandonada todavía no se iba del todo. Darle una noche para agradecerle todo ese apoyo incondicional era tentador, pero la idea de descansar le resultó incluso más tentadora.

Suspiró y asintió lentamente contra su hombro. Una vez más, sus monstruos internos lo arruinaron todo.

Se quitaron los zapatos, se escondieron bajo las sábanas. Quedaron mirada a mirada, justo como cada noche en la que sus almohadas se rozaban. Él pasó una mano por la cadera de la chica, todavía se sentían unas cuantas costillas intentando escapar de su piel. El contacto de ambas pieles se sentía ideal, era el calor necesario para derretir cualquier trozo de hielo en un corazón congelado.

Y ese beso que él luego dejó en su frente, fue todo lo que ella necesitó para no pensar en sus monstruos...al menos no por esa noche.

-Descansa -le dijo él. Sus ojos se veían más chicos sin sus lentes, pero ese brillo en ellos todavía se veía sin la necesidad de un par de cristales de por medio -. Y feliz día del amor comercial, Lilian Bennett.

-Feliz día de los bebés alados con armas en sus manos, Derek Osbone.

Él soltó una pequeña carcajada, ella se acurruó más a su lado. Las luces se apagaron, los monstruos se callaron. Ella se durmió pensando en que quería agradecer todo el amor que había dentro de su corazón lastimado...

Bueno, tendría que esperar al próximo año...

...

15 de febrero
3:13 am

-Pst...Bonita -ella escuchó un susurro muy cerca de su oido -. Despierta...

Se removió en la cama, luchando para no perder el sueño. No queria procesar las palabras que llegaban hasta sus oídos, mucho menos hacerles caso.

-Vamos, mi amor -escuchó una vez más -. Despierta...Es quince de febrero.

-¿Y qué quieres que haga yo al respecto? -bufó, intentando cubrirse con la almohada. Amaba a Derek, lo hacía con todo su corazón, pero en ese momento quería ahorcarlo por despertarla.

-Despierta y verás.

-Es de madrugada, Osbone. Deja de ser tan molesto y duerme a menos que quieras que te golpee con una almohada.

-Vaya manera de arruinar mi romántica forma de despertarte. Eres una dulzura, Lilian Bennett.

Ella soltó un resoplido, aún sin abrir sus ojos ¿Ahora qué clase de idea loca había aparecido en la cabeza de su novio? Adormilada, cansada, e irritada, abrió sus ojos esperando encontrar a Derek y así poder gritarle por no dejarla dormir. Sin embargo, se sorprendió al divisar algo más que ojos cafés...

Ella encontró constelaciones en el techo.

Tras conocer a Derek casi toda una vida, la chica fue testigo de como esa pasión que él tenía por las estrellas fue creciendo de a poco. Lo vio mil veces de niño mirando el cielo nocturno como si fuese lo mejor que hubiera visto. Él le contagió ese amor y, aunque ella no sabía los nombres de cada constelación en el cosmos sobre su cabeza, las veía como parte de esa belleza inexplicable del mundo, esos detalles del planeta que te dejan sin aliento.

Llegó a amar las estrellas fluorescentes en el techo de la antigua habitación de su novio, le trajeron calma en su momento. Sin embargo, aunque recordaba esas pegatinas con especial cariño, debía admitir que se habían quedado cortas ante lo que tenía frente a sus ojos.

Era como si todo el universo estuviera encerrado en su cuarto, dispuesto en las paredes, en el techo, incluso en las sábanas. Tardó unos segundos en darse cuenta que todo venía de un proyector, pero no pudo ver en donde estaba. Se encontraba demasiado impactada como para notar ese insignificante detalle.

Tenía toda una galaxia de estrellas a su alcance.

Sus ojos se deleitaron con toda esa escena, hasta que llegaron hasta ese chico de sonrisa amplia y lentes de pasta que la observaba con amor desbordando de sus ojos. Notó una manta en el suelo, y lo que parecía ser una canasta con botellas y algo más dentro. No le dio mucha importancia, lo miró solo a él ¿Qué estaba ocurriendo?

-¡Feliz quince de febrero, mi amor! -exclamó él, un tanto bajo por la hora pero sin esconder su entusiasmo -. Fue complicado, pero lo logré: te traje una galaxia entera, bonita.

Él extendió su mano, invitandola a que la tomara. Ella lo hizo, todavía sin entender muy bien, y se dejó guiar hasta ese pequeño espacio en el suelo que él había preparado como un picnic. Un picnic bajo estrellas en el techo.

-Derek...-ella lo observó con confusión -. ¿Qué es esto?

-Nuestro día -aseguró él, acercándola hasta su pecho -. Ahora no tenemos nada que envidiarles a esas otras parejas que celebran el catorce de febrero.

-¿Nuestro San Valentín?

-Llámalo como quieras. Para mi, más que un San Valentín, es el día en el que conseguí llevar a mi hermosa novia hasta las estrellas...

Se sintió sin aliento por instantes, con su corazón escalando desde su pecho hasta su garganta con cada latido. Lo observó con sorpresa, divisando su sonrisa iluminada por las luces del reflector. Ambos sabían que era físicamente imposible llegar a las estrellas con tan solo desearlo, ¿pero qué caso tenía pensar en imposibilidades en ese instante? Lo lindo de estar enamorado, de amar con tanta fuerza, es que el sentido pierde la importancia.

Solo quedan latidos que se aceleran y sonrisas que se contagian.

Provocar ese gesto que ahora veía en los delgados labios de su novia se había vuelto la meta personal de Derek Osbone. Ella todavía no notaba lo que los ojos detrás de esas gafas con aumento podían notar cada vez que la observaban: esos ojos brillantes, sedientos por felicidad; esa sonrisa débil, que se volvía fuerte ante las ganas de continuar, y esas ilusiones encerradas en una persona que libraba batallas consigo misma a diario. Verla ahí, bajo unas estrellas artificiales, le recordó a Derek que jamás podría ver a otra mujer como veía a Lilian.

Ella era la única capaz de despertar polillas en el estómago de ese nerd.

-Me encanta esa sonrisa -le confesó él, dejando un breve beso en sus labios. Luego, la invitó a sentarse en la manta -. Ven, ponte cómoda. Preparé un montón de platos para hoy...Y por preparar, me refiero a que Sam y Sil me ayudaron. Ellas en serio querían darte un día especial, amaron mi idea desde que se las dije.

Ella observó los platillos que él sacó de las cestas, también había vino y copas. Su sonrisa se esfumó a la velocidad de La Luz.

-Es un muy lindo detalle, Osbone -dijo ella, con la vista fija en el plato -. Pero...Ya cené...

Entonces, él entendió que había despertado ciertos temores en Lilian sin quererlo. A veces, era difícil predecir en qué momento exacto de la batalla se encontraba, si estaría dispuesta a comer, o si se perdería en una de sus crisis. Ver esa mirada pálida contener tanto nerviosismo le dio a entender que todavía quedaba mucho para que Lili mejorara, sería un camino largo en el que ambos podrían llegar a equivocarse en ocaciones. Sin embargo, confiaba en ella, en que sanaría.

Confiaba en su relación, en que sobreviviría a pesar de todo.

-No te preocupes, yo tengo suficiente apetito por los dos -aseguró él, dedicándole una sonrisa capaz de tranquilizarla. Ella le devolvió el gesto y lo observó ponerse de pie. Luego, él caminó hasta la mesa de noche junto a la cama.

-¿Ahora qué tramas, Osbone? -cuestionó ella, al ver que él tomó su Block de dibujo y regresó a sentarse frente a ella con eso y un lápiz en la mano.

-Me inspiras...Como que quiero dibujarte.

-¿Tú? ¿Dibujar? -ella lo observó con diversión -. Derek, tu fuerte son los números y las estrellas, no el arte.

-Quiero tratar ¿Qué tan difícil puede ser? -él abrió el Block y preparó una hoja en blanco. Volvió a llevar sus ojos hasta Lilian y entrecerró su mirada para detallarla -. No te muevas y veamos que surge de mi vena artística.

-¿Tienes una?

-Finjamos que sí.

Ella soltó una carcajada y le permitió a Derek experimentar con su "inspiración" en aquella hoja en blanco ¿Por qué? Porque era su día, y porque sentía que verlo arrugar su entrecejo y borrar con determinación en el dibujo enamoraban aún más a su ya ilusionado corazón. No pudo evitar sonreír cuando él se acercó un poco más a ella y arregló un mechón de su cabello detrás de su oreja. "Es que quiero verte bien" le dijo, y ella no se perdió el suspiró que él soltó después "Joder, pero que suerte tengo".

¿Suerte? Suerte tenía ella. Suerte de que él podía ver lo que ella poco a poco veía en sí misma, suerte de que él entendiera sus batallas y no la forzara a dar pasos para los que no estaba preparada, suerte de que él la mirara de esa forma, de que la considerara su inspiración...Porque él era la inspiración de Lilian, al igual que todo el amor que sentía por esas personas a las que les pertenecían pedazos de su corazón.

Y supo, mientras él la detallaba con su mirada y devolvía su vista hacia la hoja, mientras la sábana y las copas de vino delataban una romántica velada, mientras las estrellas los transportaban a una galaxia en el que solo existían ellos dos, que ese era el instante en el que estaba agradeciendo por todo lo que era capaz de sentir. Entendió que quizá Sam y Sil tuvieron razón, todos necesitamos un día para celebrar el hecho de que amamos. Ella lo estaba haciendo, le agradecía a su interior por amar con tanta fuerza.

Se dió las gracias a sí misma por dejarse amar tras años creyendo que la abandonarían.

-Mierda, que hermosa sonrisa -soltó Derek, como si ovacionara ese gesto con sus palabras -. No sé si pueda dibujar algo tan bonito. Tan solo soy un novato...

-Voy a ser cursi -anunció Lilian, abrazando sus rodillas y atrayéndolas hasta su pecho -: Tu pintaste esta sonrisa en mis labios, eres como el artista que pone este gesto en mí todos los días. Quizá si tienes talento en el arte después de todo, porque dibujar gestos así en alguien como yo no lo habrían conseguido ni Da Vinci, ni Van Gogh, ni algún otro virtuoso con pinturas. Lo conseguiste tú, Osbone. Eres mi artista, no un novato.

Él levantó la mirada de la hoja, la miró con cierta incredulidad al tiempo en el que las mejillas de ambos se fueron tornando de un color más rojizo. Lilian no era de palabras especialmente sentimentales. Más bien, era de respuestas cortas que se quebraban en ocaciones. Así que esa confesión tomó por sorpresa a su novio, quien comprobó que esa chica tenía la habilidad de acelerar su corazón en cuestión de segundos.

Soltó el Block y el lápiz, sin dejar de mirarla. La intensidad de ambas miradas juntas era equivalente a la belleza de miles de cuadros expuestos en un museo, a la inmensidad de un cosmos que no tiene limites. Él gateó hasta quedar justo frente a ella, tomó su rostro entre sus manos con delicadeza, y la besó con la fuerza necesaria para besar también su alma; para pintar de colores el lienzo gris de su interior.

Lilian se dejó envolver por el momento, por esos labios, por sus sentimientos. Sintió la humedad de sus bocas juntarse y le molestó la distancia de sus cuerpos. Rodeó el cuello de su novio con sus brazos y lo atrajo aún más, hasta que los centímetos se convirtieron en un mito. Sus labios encontraron nuevas formas de encajar, de amarse, y de alguna manera este cuadro de amor terminó con ambos acostados en el suelo, él sobre ella, y un techo con una galaxia intermitente. Entonces, ella también añadió colores nuevos al lienzo de Derek.

Fueron los artistas del otro bajo un cielo estrellado artificial.

Ella tomó un respiro, él tuvo que hacerlo también. Se sentían como obras de arte coloreados con colores llenos de pasión y sentimiento: sonrojo en sus mejillas, brillos en sus miradas. Tenían sentido a esa distancia, en ese día, en ese beso...

-¿Por qué? -preguntó ella, cerca de sus labios.

-¿Qué? -cuestionó él.

-Eres el chico que odia el cliché, que detesta la idea de tener solo un día para celebrar algo tan grande como el amor -dijo ella, aún rodeando su cuello -. Sin embargo, aquí estamos: cena romántica bajo las estrellas, palabras cursis y besos que gritan nuestras intensiones. Llámalo como quieras, Osbone, pero esto es San Valentín. La duda es, ¿por qué decidiste celebrarlo?

Él sonrió de lado, más polillas revoloteando en su interior...

-Lo creí correcto y lo sentí necesario -confesó -. El año pasado fue muy duro para los dos, sobre todo para ti. Caímos tantas veces, Lili...Y, de alguna manera, terminamos levantándonos; aún lo estamos haciendo ¿Cómo seguimos juntos después de tanto? No lo sé, pero quería mostrarte lo mucho que me alegra tenerte a mi lado.

》Me dejaste amarte, Lilian. Me dejaste entrar a ese corazón de hielo y me permitiste hacerlo latir. Yo te dejé apoderarte de mis pensamientos, robarme palabras y adentrarte en mi pecho como nadie más lo ha hecho. Sobrevivimos a tormentas, a dolores que aún no sanan, y aún así tenemos la voluntad para seguir amando. Quizá algunos nos llamen masoquistas por seguir intentando, pero yo me considero afortunado...Afortunado por seguir pintando esas sonrisas en los labios que tanto me gustan.

-Oh, Derek...-ella sintió a sus ojos cristalizarse, un nudo en su garganta formarse...

-Me encanta estar a tu lado, amo que me dejes acompañarte por más que sé que te resulta duro. Quería decírtelo y, aunque puedo hacerlo todos los días, quise darte uno especial. Sí, pasé un poco mis límites de lo cliché. Sigo sin creer en bebés alados, todavía me parece tonto comprar amor con bombones y demostrarlo con tarjetas, pero esto no es así. Este soy yo diciendo gracias por dejarme estar. Gracias por dejarme amarte, bonita.

Lilian pasó años sin llorar pero, desde que sus barreras se cayeron, ya no le daba temor esconder la sensibilidad que poseía. Sus ojos se nublaron, algunas lágrimas se escaparon. Lo atrajo con fuerza hacia ella, en un abrazo que se sintió necesario.

-Has hecho tantas cosas lindas por mí...-susurró ella, cerca de su oído -. ¿Pero esto? Te luciste.

Lo soltó un poco para poder mirarlo a los ojos. Sostuvo su rostro, sus manos estaban frías y aún así él sintió calor ante el contacto.

-Gracias, Osbone -dijo ella -. Gracias por amarme aunque sé que no es fácil, gracias por lidiar con el desastre que soy ahora. Gracias por dejarme amarte a pesar de que mi compañia no siempre es grata. Gracias por hoy.

》Este nuevo inicio me está costando tanto...Dejé todo en Detroit y eso me hizo darme cuenta de todo lo que tenía allá. A veces siento que avanzar será imposible, sobre todo cuando tengo a tantas personas que quiero lejos, pero luego te veo y sé que avanzo un poco más cada vez que estamos juntos. Me haces feliz, ¿sabes por cuantos años añoré esta felicidad?

A eso se le llama desnudar un corazón, liberarse de todo el miedo que implica sentir. Los monstruos de Lilian todavía existían, pero las respiraciones de Derek sobre ella, sus ojos brillantes y las sensaciones que le provocaba no los permitían despertar.

-Te amo, te amo, te amo -ella besó sus labios repetidas veces, cosa que lo hizo reír entre lágrimas -. Feliz quince de febrero, mi amor. Espero vivir junto a ti muchos más...

-Eso harémos ¿O me crees lo suficientemente tonto para dejar escapar a la mujer de mi vida? -él alzó una ceja y esbozó una amplia sonrisa -. No, no, necesito a mi inspiración cerca.

-Hablando de eso, quiero ver tu dibujo.

-Oh, mejor no...

Ella ignoró su opinión y se las arregló para alcanzar la hoja incluso debajo de él. La observó, y su sonrisa se transformó en una carcajada auténtica capaz de estremecer al chico que tanto la amaba. Lo que Lilian encontró en ese pedazo de papel fueron dos figuras hechas de palitos con un par de caras sonrientes. Habia un sol en la esquina, un arbol que parecía un brócoli mal hecho y nubes sin forma ni sentido. Parecía un dibujo hecho por un niño de preescolar, pero no.

Era la obra maestra de un adulto de veintiún años.

-¿Y se supone que estos somos nosotros? -preguntó Lilian, mordiendo su labio para no seguir riendo -. Creí que me pintarias solo a mi.

-La inspiración fue demasiada -soltó él, encantado con la sonrisa divertida en los labios de su novia -. Simplemente me dejé llevar por mi musa y surgió esa obra de arte.

-Claro, claro -ella rió una vez más y observó el dibujo -. ¿Qué se supone que tienes en la cara? ¿Un par de platos?

-Son mis lentes...

-¡Ah! ¡Por supuesto! Es que como son más grandes que la cara en sí...

-Deja de cuestionar mi obra maestra, Lilian.

-No lo hago, está hermosa. Mañana la cuelgo en el refrigerador.

-Aunque soy miope, puedo distinguir la ironía de lejos. La tuya duele.

Ella rió una vez más y lo atrajo de nuevo a su rostro. Lo besó con delicadeza y lentitud, como si no quisiera que ese instante acabara. La verdad, la "obra maestra" de Derek no le pareció tan horrorosa. Mostraba un futuro que ambos anhelaban, uno en el que estarían juntos incluso con el pasar de los años.

Ese fue el primer quince de febrero que celebró esta pareja de enamorados. A este, le seguirían muchos más. Algunos llegarían con mas risas que otros, unos con más lágrimas y otros con más besos. Aún así, lo tendrían:

Un día para agradecer que podían sentir a pesar de todo,

Un día para celebrar a esas polillas en sus estómagos,

Un día para perderse en estrellas en el techo...

...

¡Aquí está el capítulo prometido! ¡Feliz quince de febrero a todos! ❤❤❤

Debo admitir que es súper largo, pero quería mostrarles este instante de Lilian que en lo particular me parece super importante para su recuperación. Y, bueno, era de esperarse que estos dos tuvieran su propia manera de celebrar un día tan cliché ¿Qué les pareció?

Espero de corazón que les gustara❤

¡Chaítoooo!

Pd: No tiene título...¿cuál le pondrían ustedes?

Pd2: No está corregido pero si no lo publicaba hoy no iba a tener tiempo. En una semana arreglo todas las calamidades ortográficas que de seguro cometí. Lo prometo❤

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