Petite Soeur
Julia
El primer día de clases siempre es complicado y más cuando eres de primer año, te consideran un novato y no soportaba la idea de que me menos preciaran. Por lo menos aquí la mayoría eran chicas y es que existen muchos tabúes sobre los hombres que se dedicaban a la Cosmetología y Estética. Aunque sinceramente me daba igual, lo importante era pasármelo bien y llegar a ser una gran profesional.
Extrañaba a Lorena, seguramente ella se sentía igual que yo, teniendo su primer día como estudiante de medicina. Habíamos pasado la vida entera juntas y por primera vez, no entrabamos juntas al colegio. Supongo que eso significa crecer, escoger tu propio camino aunque a veces se vuelva solitario y difícil de transitar.
***
Saliendo de la facultad, después de un día tenso intentando relacionarme con otras personas, una llamada me alegra el día. La castaña estaba llamándome, sonreí y contesté en seguida.
-¿Qué tal tu primer día? -Fue su saludo.
- Seguro que el tuyo fue mejor que el mío. –Mi tono fue un poco de tristeza.
-Pero no estés así, alégrate que ahora viene lo mejor. Van a dar una fiesta de inicio de curso y estás más que invitada. Hay que estrenarse siendo universitarias. –Se sentía entusiasmada y me estaba contagiando, además yo no era de rechazar una buena fiesta y alcohol.
- Está bien, más tarde te recojo. Ahora voy a ver a Mitchel.
-Eh, parece que cuaja la cosa. –Su tono de burla me hizo reír.
- No está cuajando, es que nos llevamos bien y estamos bien juntos. Eso es todo. –Mentirosa.
-Sí claro, voy yo y me lo creo. Pero bueno, no te presiono, tú sabrás tus cosas. Nos vemos más tarde. –Colgó sin darme tiempo a responder nada.
***
Llegué al estudio donde se alquilaba Mitchel con su compañero, quien a esta hora siempre estaba trabajando por lo que teníamos un par de horas de intimidad. Siempre me pareció un chico atractivo y llamaba mi atención, además de que no buscábamos nada serio y eso era un punto a favor. Llamé a la puerta y abrió en seguida.
-Hola preciosa, ¿cómo estuvo el día? –Su sonrisa deslumbrante y su torso desnudo me recibieron.
-Hola, estuvo regular. –Besé fugazmente sus labios.
-¿Quieres hablar? –Siempre era tan comprensivo, lástima que yo no sabía cómo corresponderle.
-Mejor no, solo ven y bésame. –Lo tomé de la mano y lo atraje hacia mí. Sus besos me gustaban pero siempre había algo que no encajaba.
Me tomaba con fuerza, con sus manos poco delicadas y me apretaba las caderas. Sus labios suaves y carnosos eran perfectos. Él era atractivo, sensual, comprensivo y yo, pues no sentía que me llenaba. Jamás me sentía completa con ningún chico con los que estuve, a lo mejor por eso iba dando tantos tropiezos y siempre estaba con alguno distinto. Tratando de encontrar eso que me falta y que aun nadie ha sabido cómo llegar.
-Julia, ¿estás bien? –Se separó un poco y me miró algo preocupado.
-Em, no yo, lo siento. Estaba distraída. –Miré a cualquier parte, menos a sus ojos oscuros.
-Eso lo sé, te detuviste en pleno beso. ¿Qué pasó?
-Estaba pensando en cualquier tontería. Discúlpame, ¿sí? –Intenté acercarme y no me lo permitió.
-¿Me dirás o tendré que empezar a adivinar? –Estaba demasiado serio para mi gusto.
Tomé una gran bocanada de aire y la expulsé lentamente. Necesitaba ese momento para prepárame y decir todo lo que quería, además esto iba a marcar un antes y un después en nuestra relación.
-No sé si eres lo que estoy buscando. Necesito algo más y por mucho que me esfuerce en ver todo lo positivo que tienes, sigo enfocándome en lo que te falta, o más bien, en lo que me hace falta a mí.
-Julia. –Me habló pero yo seguí.
-Soy tremendamente egoísta y siento que te faltan cosas pero siempre nos hemos entendido bien y creo que por eso he alargado nuestra situación. Espero que entiendas y que no te molestes. Necesito tu comprensión más que tu enojo. –No me estaba dando ningún remordimiento decirle eso a él. Más bien sentía pena porque en el fondo sabía que lo había utilizado descaradamente como un parche que jamás encajó.
Él no se merecía eso y yo merecía ser totalmente sincera, con él y sobre todo conmigo misma.
-Entiendo, claro que entiendo. Lo que no entiendo es por qué me lo dices ahora, después de estos meses, después de estar juntos y divertirnos cómo nosotros sabemos. –No se lo esperaba y sinceramente yo tampoco me esperaba tener este ataque de sinceridad justo ahora pero a veces las cosas solo suceden al azar y seguramente esto debía pasar así, para evitar mayor sufrimiento.
-Lo siento mucho. Espero que encuentres a alguien que de verdad se complemente contigo.
***
Después de recoger a Lorena, llegamos a la fiesta y sí que había personas aquí, más bien jóvenes en pleno apogeo hormonal. En la parte delantera de la casa se encontraba una mesa y muchas personas alrededor jugando al beer pong. La música sonaba muy alta y había que acercarse al oído de otra persona para poder hablar. Lorena y yo entramos a la casa en busca de algún trago y para mi mala suerte un chico alto con una botella en la mano, se acercó a nosotras.
-Hola, ¿son nuevas? –Dijo acercándose demás.
-Sí, pero estamos bien aquí, creo que es mejor que te vayas. –Lorena le respondió de manera seria.
-¿Y tú no hablas, rubia? –Odiaba que me dijeran así, sí que era rubia pero me sonaba despectiva la forma en la que lo decía.
-Que te vayas, ¿no entiendes? –Hablé mientras señalaba con una mano el camino para que se fuera.
-Vámonos, no vale la pena incomodarse con este imbécil. –Lorena tomó mi mano y ambas nos fuimos a bailar con un vaso plástico lleno de alcohol en la mano. No íbamos a permitir que nadie nos estropeara la noche, menos un estúpido medio ebrio que no conocía los límites.
Comenzamos a bailar y nos olvidamos del resto del mundo. Solo existíamos ella y yo, mi hermana pequeña, que siempre estaba ahí para mí, la adoraba y sabía que ella a mí también. Éramos más que amigas y aunque teníamos la misma edad, yo había vivido muchas más cosas que ella y sentía que debía protegerla de todo. A pesar de que la mayoría de las veces era al revés, ella era la que me sacaba de los apuros y estaba más que agradecida por haberla conocido.
Unas manos rozando mis caderas me trajo de vuelta a la realidad y me detuve para ver quien me estaba tocando sin mi permiso. Era el mismo chico de hace un rato, joder, que insistentes podían llegar a ser los hombres.
-¿Qué crees que estás haciendo? –Le lancé una mirada asesina.
-Bailando, ¿no lo ves? –Dijo descaradamente.
-Me importa una mierda, aléjate de mí. –Me estaba molestando demasiado. De pronto miré a Lorena quien sí estaba bailando con otro chico. Al hacer contacto visual ella entendió que necesitaba que me sacara de esta o iba a acabar golpeándole la cara al imbécil frente a mí.
-Vamos no me jodas que tienes que pedirle permiso a tu amiguita. –lo miré entrecerrando mis ojos, qué carajos estaba insinuando. –O es que caso, ¿es tu novia?
Terminó la pregunta llevándose una mano a la boca fingiendo estar sorprendido. Apreté mi puño derecho para abofetearlo por faltarme al respeto de esa forma pero la mano de Lorena me detuvo y habló antes de que perdiera el control.
-Sí somos novias, así que no pierdas más tu tiempo y largo de aquí. Ya estás demasiado ebrio como para estar molestando. –Ella dijo de forma calmada, hasta yo me lo creí y acto seguido me sonrojé.
El chico solo sonrió y la miró a los ojos como si la estuviese retando. Ella por su parte le sostuvo la mirada con la barbilla en alto y sonrió de medio lado. De pronto me miró y con ambas manos sostuvo mi rostro, yo estaba petrificada con mis manos a ambos lados de mi cuerpo y los ojos abiertos como si quisieran salirse de sus órbitas.
Cuando intenté pronunciar una palabra sus labios se juntaron con los míos y una lágrima se me escapó. La sensación tan delicada y la forma en la que ella me tomó, me dejó en claro que esto era lo que yo estaba buscando la vida entera. Alguien tan parecido a mí y con una sensibilidad enorme que me hiciera sentir el centro del mundo y no un pedazo de carne. La música y el ruido de las personas dejaron de escucharse, se detuvo mi mundo por unos segundos, no entendía nada de lo que estaba pasando. No sabía si ella había besado a alguna mujer antes pero yo desconocía este sentimiento. Y por primera vez me sentí especial.
Al separarnos ambas nos miramos extrañadas y el chico tenía la boca abierta en total sorpresa. Seguramente no nos creía capaz de besarnos y terminó bien jodido. Sonreí internamente.
-Vámonos, ya terminamos aquí. –Ella me tomó de la mano y salimos de aquel lugar.
Caminando rumbo al coche ninguna pronunciaba palabra, creo que ambas nos sentíamos algo incómodas y eso era más que razonable, ninguna había entendido lo que acababa de pasar. Por mi parte no encontraba las palabras para enfrentarme a ella.
Al llegar al coche me detuve y la miré. Necesitaba hablarle antes de que esto se convirtiera en algo más incómodo aún.
-Lore, escucha, no sé por qué hiciste eso pero quiero decirte que agradezco el hecho de que me hayas querido ayudar. No sabes cuánto te lo agradezco ni la magnitud de tu ayuda. –Me detuve al verla sonriendo.
-No pasa nada, ese chico estaba siendo muy pesado y bueno solo se me ocurrió eso. Tranquila todo está bien entre nosotras. –Dijo acerándose a mí y acariciando mi pelo.
-Es que hay algo más, –hice una breve pausa para tomar aire y poder decirlo en voz alta –gracias a ese beso entendí lo que me estaba pasando y es que…me gustan las chicas.
Mantuvo sus ojos clavados en los míos y yo no pude sostenerle la mirada por más tiempo, bajé mi cabeza en señal de vergüenza. No quería que ella lo tomara a mal. Pero su gesto me hizo entender que había escogido a la persona correcta para que fuese mi amiga. Me abrazó muy fuerte y no pude contener las lágrimas, acto seguido le correspondí a su abrazo y me habló.
-Te quiero más que nunca.
-Yo te quiero y te agradezco más que nunca.
Al fin y al cabo mi pequeña hermana me ayudó a descubrir quién era yo en realidad y solo las personas mágicas lograban hacer eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro