Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡DOS POR UNO!

DENNIS

Me sentía terriblemente mareado. Posiblemente vomitaría en cualquier momento. Esto era un paso grande, un paso gigantesco.

No podía dejar de jugar con mis dedos, a este paso me quebraría los huesos. La mano de Patrick sobre la mía me calmó al instante, él sabe que esto me está matando y, ¿por qué a él no?

No entiendo cómo es capaz de guardar la calma, lucir tan centrado y serio en un momento como este. Lo conozco, sé que también está nervioso, pero bien, uno de los dos tiene que ser la voz de la razón, además, seguramente él sí esté escuchando todo lo que la doctora dice.

—Considero que ustedes deben tomarlo con calma, podemos revisar el catálogo y elegir a la persona correcta. Son muchachos jóvenes y hay trámites que se tienen que hacer.

La mujer ha mantenido el ceño fruncido desde la primera vez que consultamos una cita con ella. Tan seria con respecto a su trabajo, con el cabello rojizo bien peinado y gafas grandes que van perfectamente con su tipo de rostro.

Nos da confianza, pero presiento que ella no la tiene en nosotros.

Ambos miramos nuestros anillos de bodas. Sencillos, nada ostentosos, ni siquiera están grabados, son dos piezas delgadas bañadas en oro.

Sí, nos casamos hace poco, un mes exactamente. Era necesario para los trámites que necesitábamos hacer. Tampoco es que fuera obligado, es algo que llevamos hablando por años, aunque probablemente Layla y Greta no me perdonen por no avisarles antes.

Solo fuimos al registro civil, llenamos algunos papeles, firmamos otros y puf, casados.

—No somos tan jóvenes —dijo Patrick de inmediato. Siempre tan seguro de sí—, tenemos planeado esto desde hace mucho y queremos ser padres jóvenes. Dentro de los documentos que nos solicitó, pidió el estado crediticio, somos confiables y le aseguro que le daremos una buena vida a nuestro futuro hijo. Es lo que más deseamos.

Dinero.

Bueno, yo ganaba muy poco a comparación de él. Conseguí un empleo de mesero de medio tiempo que pudiera realizar a la par que mis estudios. Estaba por terminar la maestría en deportes, porque bueno... al final lo mío no fue estar en el campo de fútbol.

En cambio, Patrick acababa de firmar un contrato con el equipo de Burnaby para la selección 20 por los próximos 5 años. Lo cual deja buenas recompensas, además claro, de la herencia que recibió cuando su padre murió. Eso fue un episodio feo de hace un año.

La verdad me sentaba mal que él pusiera mucha de su parte para esto. Querer alquilar un vientre, por extraño que todavía me resulté, es muy costoso, sin embargo, cada vez que lo mencionó, Patrick insiste que esto es por ambos, y lo es.

Deseamos formar una familia.

Y, aunque todos nos vean como unos niños, la realidad es que hace mucho que maduramos, nuestro estilo de vida nos obligó a ello.

Le di un apretón de mano antes de tragar saliva y poder hablar:

—Sabemos lo profesional que es este lugar y usted, por eso la escogimos. Estamos 100% comprometidos con esto. Tenemos seguros, trabajos y un hogar. No queremos esperar más.

—No digo que no sean responsables, solo creo que es algo precipitado, es todo.

—Para nosotros no es así —continuó Pat.

—Bueno, entonces supondré que ya han elegido a una candidata en ese caso.

Ambos intercambiamos una mirada rápida.

Por mi parte, ya me estaba asfixiando y rezando para que la doctora no lo notara.

—Aún no —dijo finalmente mi querido esposo.

Ese era la parte difícil.

¿Candidatas?

Era la única parte que a Pat y a mí no nos gustaba. Un catálogo de mujeres dispuestas a prestar su vientre y otro tanto que donan sus óvulos, aunque este último grupo es confidencial, lo único que se nos permite saber es su historial médico, por aquello de enfermedades genéticas, etc.

La doctora pareció entender nuestra incomodidad.

—Bueno, también pueden hablar con una amiga. Es complicado que accedan, pero hemos tenido casos de buenas amigas que prestan su cuerpo para esto.

Ni loco le pediría a Layla o Greta prestarse para algo como esto.

Greta me mataría, obviamente y posiblemente Liam también.

—Pueden pensárselo, o ver el catálogo.

Estaba empezando a odiar esa palabra.

—Gracias —finalmente Patrick se puso de pie. Yo lo imite—. Nos lo pensaremos, le daremos una respuesta la semana que viene.

—Bien —se puso de pie ella también—, agéndenlo con mi asistente. Tengan una buena semana, hasta pronto.

Nos despedimos con un apretón de manos antes de salir y en cuanto lo hicimos, pude respirar de nuevo.

✧✧✧

Llevábamos cuatro días bastante tensos, incluso nuestro desempeño en tanto a trabajos y estudios iban un poco flojos.

Yo mantenía la vista perdida en la ventanilla del auto. Patrick había pasado a recogerme del restaurante en cuanto mi turno terminó. Él aún vestía su ropa deportiva, seguramente estuvo entrenando hasta tarde.

—¿Ya hablaste con tu jefe? —preguntó, sin apartar la vista del frente.

—Pat...

—Deberías, sé que es pronto, pero lo acordamos, ¿recuerdas?

—Lo recuerdo —suspiré.

Si íbamos a tener un hijo, yo sería el que se quedaría con él la mayor parte del tiempo, Patrick estaba iniciando su carrera profesional y yo a meses de terminar la maestría. Con los ahorros y su nuevo sueldo, no había nada de qué preocuparse, yo tenía que renunciar al restaurante, cosa que no me afectaba para nada, odiaba ese empleo.

—Entonces, ¿qué es? ¿Qué te pasa?

No servía de nada ocultarlo, él me conocía perfectamente.

—¿Crees que estamos haciendo lo correcto?

Llevaba días pensándolo. Tal vez la doctora tenía razón y éramos demasiado jóvenes para esto ¿Qué tal si ese bebé odiaba esta familia? ¿Y qué si no soy un buen padre? ¿O si Patrick no tiene tiempo para estar con él? ¿Cómo vamos a criar a un hijo?

—Dennis, deja de pensar un segundo, ¿quieres? Puedo oírte, y estás siendo demasiado negativo.

A veces pensaba que Patrick podía escuchar mis pensamientos.

—Pat...

—No. —Apretó los nudillos contra el volante antes de hablar nuevamente—. Lo hemos planeado, Dennis, comenzar nuestra familia, trabajamos muy duro y estamos listos. No somos unos niños, sabemos lo que hacemos. No te agobies, por favor.

—Podríamos adoptar...

—Quiero un hijo tuyo —dijo firmemente. Sus ojos azules viajaron a mí un segundo antes de prestar atención a la carretera.

—Pero no sería nuestro.

—Claro que lo será, llevará mi apellido, igual que tú ahora, señor Dawn.

—No me refiero a eso, Patrick.

Él lo sabía, nunca podríamos tener un hijo de ambos, sin importarlo. Y era jodido, tampoco era muy lógico molestarse por aquello, sin embargo, me sabía mal ser yo el padre y él simplemente el proveedor de un apellido.

—Debería ser tuyo...

—No. —Negó dando vuelta en nuestra calle.

—¿Por qué?

Soltó un suspiro cansado.

No es la primera vez que se lo preguntaba.

Aparcó el coche en el estacionamiento de nuestro edificio, en cuanto retiró las llaves y el motor dejo de vibrar, me miró, con esa calma y paciencia que lo caracterizaba.

—Ambos sabemos que yo te amo más.

—¿Eh?...

—Y por eso quiero un pedacito de ti extra, yo quiero que tenga tus genes, ¿qué tiene de malo eso? Será nuestro, y lo amaré tanto como me sea posible, por favor no te arrepientas de esto.

Esa carita de corderito me mata, lo hizo cuando me confesó su amor, y lo hace en este momento.

—No me arrepiento —dije eso un poco demasiado bajo, casi susurrando. Tragué saliva para recuperar la postura—. No me arrepiento, pero esto es demasiado. No podemos escoger a una persona como si fuera nuestra próxima compra en Amazon, es una persona.

Hizo una mueca. Él también lo pensaba así. Me tomó de la mano y la llevó a su regazo, dando un apretón cariñoso.

—Denn, ellas se prestan para esto. Y te recuerdo que cobran bien por ello.

—¿Y si no es como pensamos?

Me toma del mentón, no me había dado cuenta que desvié la mirada al decir aquello.

—Será mucho mejor —me sonrió, confiado de lo que decía—. Podremos hacerlo, juntos, hacemos cualquier cosa, ¿no es así?

Mi cabeza ya estaba asintiendo sin necesidad de pensarlo.

Bajamos del auto, Pat cargaba su mochila de entrenamiento, podía imaginar las medias apestosas que llevaba dentro y los tacos llenos de lodo a causa de la lluvia de ayer.

Subimos por las escaleras, claro: #vidasana

Estábamos hablando sobre qué pediríamos de cenar esta noche —de un lugar saludable, por supuesto— al llegar a nuestro piso. El lugar era espacioso, con buena iluminación y los vecinos no molestaban casi nunca, excepto por los estudiantes extranjeros que hacían fiestas de vez en cuando.

Y hablando de una de ellas, nuestra vecina de enfrente, Isabella, una chica danesa que vino a estudiar no sé qué cosa; se encontraba frente a su puerta arrancado una hoja con demasiada molestia.

—Mierda —masculló.

Yo la observe en lo que Pat abría la puerta de nuestro hogar.

—¿Pasa algo?

Ella me observó algo distante al inicio.

—Muchas cosas —suspiro. Era una chica joven, seguramente no pasaba de los 24, con el cabello rubio casi blanco y los ojos azules, alta y delgada, pero se veía que tenía carácter fuerte.

—¿Podemos ayudarte en algo? —le ofreció Patrick, al por fin abrir la puerta.

Ella levanto las comisuras de sus labios.

—A menos que tengan dinero de sobra, no creo. —En seguida borró esa extraña sonrisa.

Ambos nos miramos, luego a ella otra vez.

—¿Qué pasa?

Ella arrugó la hoja de papel entre su puño antes de repasar su mirada en ambos.

—¿Por dónde empiezo? —Se dijo a sí misma—. Perdí mi beca, por una tontería, digo, bueno, fue mi culpa, claro... —de verdad parecía contrariada. Mire a Patrick y ya se estaba arrepintiendo de haber preguntado al igual que yo—. Tal vez llegué un poco muy tomada a un examen.

—¿Un poco muy? —cuestionó Pat.

—No fue para tanto, yo casi no bebo, pero estaba muy estresada y le puse un poco de whiskey a mi café y al parecer mi profesor tiene buen olfato. Me quito el examen, obviamente reprobé y me llevo con el decano. Tuve una audiencia con la comunidad estudiantil y todo, al final me quitaron la beca y pagué mis últimas materias con el dinero de la renta. Ahora no tengo para pagar el piso y este pedazo de papel dice que me van a desalojar mañana temprano.

Finalmente respiró de nuevo después de soltar todo aquello.

—Me faltan pocos meses para terminar mi programa de intercambio, no puedo pedirles dinero a mis padres, y ya que estamos, ni siquiera sé si pueda regresar a Dinamarca sin una sola corona danesa.

Patrick y yo volvimos a mirarnos, Isa estaba a punto de echarse a llorar.

Yo lo vi a él, él me miro a mí. Mierda... posiblemente nos arrepentiríamos de lo que estábamos a punto de decir, pero no podíamos dejarla en la calle, sobre todo porque Patrick no me abandonó cuando mis padres me echaron de casa. Esto no era parecido, sin embargo, sabía lo que se sentía estar completamente solo.

—Si no tienes como pagar el piso, puedes quedarte con nosotros.

Patrick asintió ante mis palabras.

Sus ojos se iluminaron como dos estrellas fugaces:

—¿¡De verdad!? —Y sí, se echó a llorar. Murmuró algo que no entendimos, supongo que en danés y luego nos tomó de las manos—. Nunca nadie se había preocupado tanto por mí.

Tal vez aprendió inglés viendo películas americanas.

—Voy a conseguir un empleo, lo prometo, ayudaré en todo y ni siquiera molestaré.

—Está bien, nuestro piso tiene tres habitaciones y solo ocupamos una.

—Ah, pues qué amigos tan compartidos.

—No somos amigos, estamos casados —aclaro Patrick. Ambos le mostramos nuestros anillos.

—Oh —soltó un sollozo—, qué bello, De verdad, bellísimo. —Y se lanzó a abrazarnos.

Sí, probablemente nos arrepentiríamos.

Pasamos el resto de la noche ayudando a Isa a pasar sus cosas a una habitación de nuestra casa, por fortuna no tenía tantas, la mayoría era ropa y unas maquinitas raras que fabricó ella misma, al parecer estudiaba ingeniería robótica. No tengo idea qué tal estén los daneses en ese aspecto, pero nuestra vecina iba bien equipada. Había hecho un par de planos que ni Patrick ni yo comprendíamos y tampoco sabíamos para qué servían.

Al final terminamos con una nueva inquilina y lo cierto era que no hacía ni un solo ruido. Al día siguiente a penas y la vimos por la noche, murmuró algo de haber pasado toda la tarde en el laboratorio y luego algo de la biblioteca. Se le veía cansada y no quiso cenar, prefirió dormir.

Pasaron un par de días hasta que por fin la pudimos ver por la mañana, haciendo el desayuno para todos.

—Buen día —saludó felizmente—. Estoy haciendo panqueques, mi mamá me enseñó a hacerlos, así que no se preocupen es de lo poco que no se me quema.

—No tienes porqué molestarte —le dijo Patrick, yendo de inmediato por agua caliente para su café mañanero.

—Si tengo —insistió, dejando un panqueque sobre un plato—, ustedes me están dejando vivir aquí, es lo menos que puedo hacer. Ayer vi algunos trabajos, pero como es temporada baja, no hay mucho de donde escoger. Hoy por la tarde saldré a buscar de nuevo.

—Es fin de semana, no creo que tengas éxito.

—Patrick —le reproché.

—Solo digo, que será difícil. No pierdes nada con intentarlo, supongo —se encogió de hombros, sorbiendo de su café.

—Genial, pues espero que salga algo bueno.

Terminó de hacer sus panqueques. La verdad si estaban buenos, no tengo idea como hizo para que supieran a naranja, no recuerdo haber comprado naranjas o siquiera harina para los panqueques.

Mientras desayunábamos —Patrick solo tomó café y luego hizo su batido verde, nada de panqueques, el café es lo más que se puede permitir—, comenzamos a discutir sobre la decisión que tomaríamos mañana al visitar a nuestra doctora favorita.

Era bastante abrumador pensar en la mujer que llevaría a nuestro hijo por nueve meses.

—¿Qué es eso? —preguntó Isa, con la boca llena de panqueque.

—Pues es...

No me dejo terminar antes de tomar el catálogo de chicas que alquilaban su vientre. Lo comenzó a hojear y su ceño se fruncía cada vez más al pasar página.

—¿Qué es esto? —Nos miró con los ojos bien abiertos—. No estarán en la trata de blancas, ¿verdad?... ¡O, sí! —Chilló—. Díganme que no, por favor.

—Claro que no —Pat se lo quito de las manos—. Son algo así como... madres sustitutas.

—¿Madres sustitutas?

—Si —asentí yo—, Pat y yo queremos tener un hijo.

—Oh, eso es hermoso —hizo una mueca después—. Aunque, es feo que ustedes no puedan...

—Ya —masculló mi esposo.

—Tenemos que contactar con alguna de ellas para que tenga a nuestro bebé.

—Vaya, eso suena muy...

—Difícil.

—Complicado —agregó—. Hay mucha gente que no quiere hijos, otros que los tienen también sin quererlos, y luego están personas como ustedes, que lo desean tanto y no pueden, es horrible.

Todos nos quedamos pensativos. Lo cierto es que Isa tenía razón. Consideramos por varios meses la posibilidad de adoptar, con tantos niños huérfanos, nos parecía natural, lo más sano, pero a Patrick de verdad le hacía ilusión el asunto de tener un bebé con mis genes y sinceramente, a mí también. Tal vez más adelante podríamos adoptar, siempre pensamos en tener dos hijos, no era mala idea.

—Oigan...

Ambos salimos de nuestra ensoñación y le prestamos atención a Isa, que ahora miraba la pantalla de su teléfono con cierto asombro.

—Aquí dice que eso es realmente costoso.

—Hemos ahorrado lo suficiente —aclaro Pat.

Tampoco es que fuéramos a decirle cuánto dinero teníamos.

—¿Y qué tal si yo soy su madre sustituta?

Patrick escupió su batido, yo casi me atraganto con el panqueque.

Ambos comenzamos a toser como idiotas hasta que bebimos un poco de agua que Isa nos acercó.

—¿Qué cosa? —soltó Pat.

—Sí, bueno, ustedes quieren una madre sustituta y yo necesito el dinero, además, no es necesario que me paguen semejante cantidad, si es que es real lo que dice aquí —señaló la pantalla del móvil—, podemos llegar a un acuerdo.

—No creo que entiendas nada de esto —le dijo Patrick—, una madre sustituta es diferente a una mujer que solo alquila su vientre.

—Pero ustedes hablaron de una madre sustituta.

—Porque vientre de alquiler suena feo —aclaré.

—¿Y qué más da? Es lo menos que puedo hacer por las personas que me abrieron las puertas de su casa.

—¿Lo menos? —Pat casi se queda sin quijada—. Estamos hablando de algo muy serio, tu cuerpo, tu ADN mezclado con el de Dennis.

—¿Mi ADN?

—Si —suspiró, de nuevo. De verdad él estaba haciendo un gran esfuerzo—. No sé cómo funcione en tu país o si estés familiarizada con los términos, pero un vientre de alquiler es eso, una mujer que presta su vientre para gestar el bebé de otros, nada más. En cambio, una madre sustituta, presta parte de sí para ser mezclada con el esperma de otro. O sea, que biológicamente, también sería tu hijo, si accedes a hacer esto.

—No podemos considerarlo, Isa.

—¿Por qué no? Técnicamente sería su hijo, no el mío.

—¿No me escuchaste?

—Si.

—Mejor dicho, ¿no lo entendiste?

—Lo entendí perfecto —sonrió—. Y yo no quiero tener hijos, lo que lo hace más perfecto. Puedo tener a su hijo, a cambio de que ustedes me dejen quedarme aquí hasta terminar mi programa y paguen mi regreso a Dinamarca, después de eso no nos veremos jamás. Es perfecto.

—Creo que no lo comprendes. —No era posible que lo pensara así—. No puedes tener un hijo con dos desconocidos y prestar tu cuerpo, así como así. Implica muchos cambios hormonales, físicamente no serías la misma por un largo tiempo y, ¿cómo irías a la universidad estando embarazada?

—Tengo una compañera que está a punto de parir y es completamente funcional —se encogió de hombros como si no fuera nada—. Miren, ustedes quieren un bebé y de verdad que no me importa, creo que se merecen esto. No miento cuando digo que son las primeras personas en ayudarme. No tengo como volver a casa y eso es lo único que les pido.

—Isa...

—Piénsenlo. Yo volvería a Dinamarca y ese bebé sería suyo, no mío, se los aseguro, lo que menos quiero es criar a otro ser humano.

—¿Y si podrías cargar con uno 9 meses? —Patrick hacía una pregunta valida.

—Claro, soy una chica fuerte. Y si el bebé genéticamente será de Dennis, yo puedo ser una buena sustituta tuya. Al menos soy rubia y tengo los ojos azules igual que tú, es como si tuvieran un bebé de los dos, ¿no?

—Eso no es así —la corrigió él—. Y no podemos aceptarlo, no te conocemos, no sabemos si eres saludable, ¿qué no te embriagaste para tomar un examen?

—No estaba ebria —replicó—, y casi no bebo, se los dije. Vengo de una familia completamente saludable, no se ha muerto nadie por cáncer o algo peor, pero si quieren pruebas se las puedo dar.

Ella en serio parecía convencida.

Patrick y yo intercambiamos una mirada. Era una locura. Pero no podíamos negar que tenía su ventaja, nos costaría tener una inquilina por 9 meses y un boleto de ida a Dinamarca.

Finalmente, fue Patrick quien rompió la conexión y habló:

—Si haces esto, tienes que firmar un documento aclarando que renunciaras a tus derechos como madre biológica y dando tu palabra de que jamás harías nada para quitarnos al bebé.

—Ay, pero que serios se pusieron. —Ambos la miramos con mala cara para que se lo tomara en serio de verdad—. Bien. Ya les dije, no quiero un hijo y no creo quererlo jamás. Solo quiero terminar mis estudios y dedicarme a lo que realmente me importa. Soy más feliz entre tornillos y tuercas que entre humanos, la verdad.

—Entonces... —observe a Patrick considerablemente—. ¿Lo haremos?

✧✧✧

Oficialmente estábamos locos de remate, los tres.

Acceder a que Isa fuera nuestra madre sustituta, por muy loco que nos pareció al principio —que sí lo era—, nos alivió bastante. Todo el proceso del embarazo lo vivimos con ella y para su suerte no le daba tanta fatiga como creímos, después de todo, sí era una chica fuerte.

Nos tocaba ir con la doctora para la semana número 19, se supone que podríamos conocer el sexo de nuestro hijo y esperábamos que esta vez lográramos poder ver algo, se había estado escondiendo.

Isa, por su parte, era totalmente despreocupada de lo que sucedía a su alrededor, a menos que fuera cosa de la universidad, apenas y se enteraba de algo. Patrick y yo teníamos que estar siempre tras de ella para que se alimentara bien —cosa que no le gustaba— y tomará sus vitaminas para el embarazo.

Nos llegamos a meter a un curso de parto y maternidad, por supuesto a Isa no le pareció, pero al menos lo intentaba. Seguía los ejercicios de respiración y otros más que le puso Patrick, según él.

Ambos estábamos nerviosos mientras la doctora colocaba aquel gel frío en la barriga de Isa. Ella se quejó un poco y siguió leyendo un instructivo de no sé qué cosa que traía desde la mañana.

—Oh, aquí está. Ya puedo verle el cuerpecito ¿Escuchan eso? Es su cora...

En cuanto la doctora corto, Pat y yo compartimos una mirada de terror. Durante aquel segundo que permaneció callada, con el ceño fruncido ante la pantalla, nosotros nos imaginamos lo peor.

—¿Qué sucede? —Patrick fue el valiente.

Ella no dijo nada, entonces, se colocó su estetoscopio y comenzó a escuchar. Nos quedamos helados, incluso Isa se tensó al levantar la mirada y vernos las caras.

—¿Qué...?

—Mi Dios... —la doctora interrumpió la pregunta de Isa. Creímos que nos daría la peor noticia de la vida, hasta que... sonrió, muy abiertamente—. Al parecer tenemos un inquilino extra por aquí.

—¿A qué se refiere?

—Son dos, señores, tendrán dos bebés.

Isa ahogó un grito de sorpresa. Yo, por mi parte, me quedé congelado en mi sitio, Patrick miraba la pantalla intentando descifrar como se leía esa cosa.

La rubia se removió incómoda:

—Es un buen momento para mencionar que mi madre tiene una hermana gemela. Mierda... no creí que me pesaría a mí, lo siento.

—¿Sentirlo? Muchos padres desearían que les sucediera esto, o... ¿Representa un problema para ustedes?

Fue entonces que reaccione y tome la mano de Patrick, el parpadeo lentamente, negando con la cabeza.

—Dos... —murmuró.

—Sí, dos —confirme.

—¡Ja! Dos por uno, eh. Nada mal —bromeó Isa, todavía con cara de incomodidad.

—¿Estás bien con eso? —Tuve que preguntar.

—Claro, son sus hijos.

—Así es —intervino la doctora—, pero eso no implica que no deba importarte, Isabella, con dos bebés el parto puede complicarse, en el mejor de los casos solo se convierte en una cesárea y no un parto natural como lo tenían previsto.

La pobre Isa trago salvaba muy fuerte y creo que fue en ese momento que se dio cuenta de lo que había hecho, de lo que estaba sacrificando por nosotros.

Sus ojos se clavaron en su vientre abultado, tenía miedo, mucho miedo.

Tomó su mano sin dejar la de Patrick:

—Tranquila, estaremos contigo, no dejaremos que nada malo suceda. Cuidaremos de ti y los bebés.

Patrick asintió.

—¿Puede tener un parto natural todavía? —pregunté a la doctora.

—Por supuesto, Isabella es una mujer sana y fuerte, es cuestión de cuidar a los bebés y la posición que deben tener para nacer de la forma adecuada.

—De acuerdo, bien.

—Ge-genial... —Isa palideció, pero no dijo nada más.

✧✧✧

—¡AYPORDIOSSS! ¡MEVOYAMORIRRRRR!

Isa apretaba mis manos tan fuerte que estaba a punto de romperme los dedos, en serio.

—Tranquila, estamos por llegar...

—¡AYYYYYYYYYYYY!

No sabía si estaba llorando, riendo o maldiciendo en su idioma natal.

Patrick paró el auto en la entrada del hospital, de inmediato baje para ayudar al enfermero a colocar a Isa sobre la silla de ruedas.

En cuanto estuvo fuera del auto Patrick avanzó para aparcar en el estacionamiento.

Isa por su parte no dejaba de gritar:

—¡EPIDURAL! ¡EPIDURAL!

Madre mía, todos íbamos a morir hoy por el estrés y las ansias.

Por fortuna ya teníamos todo programado y de inmediato atendieron a Isa. Patrick y yo no estábamos muy convencidos de la epidural, pero era lo que Isa quería y no podíamos negarnos, no queríamos hacerla pasar por tanto dolor, dos veces seguidas.

Al final, todo resultó bien, Isa estaba perfecta y sin necesidad de que le abrieran la barriga —que era lo que más temía—, los bebés nacieron sanos y sin complicaciones. Dos bolitas morenas perfectas, así los llamó Patrick que no paraba de llorar en cuanto los vio, claro, yo tampoco pude.

Fue un parto largo, sin embargo, valió la pena la espera.

Isa se estaba recuperando y llevaron a los bebés para que pudiéramos conocerlos ya limpios y vestidos.

—¿Ya saben quién es quién? —preguntó Isa, tomando un sorbo del suero que le dio la enfermera.

Patrick y yo ya teníamos los nombres y acordamos que el primero en nacer llevaría el nombre corto.

—Si. Este de aquí es Adre —dije, tomando al bebé entre mis brazos. Era centímetros más largo que su hermano, aunque no exageradamente, solo un poco.

—Y él es Elliott —agregó Patrick, cargando al pequeñín.

Note que Isa sonreía con tristeza llenándole los ojos.

—¿Quieres cargarlos?

—No. —Respondió rápidamente—. Digo, ya los cargué por nueve meses, no hace falta, son todos suyos.

Patrick y yo nos sentimos culpables, de cierta forma, no podíamos ignorar que Isa era su madre biológica, y era muy extraño considerar que, dentro de poco, ella se iría y jamás la volveríamos a ver.

No le insistimos y ella no habló mucho los siguientes días antes de que la dieran de alta.

Tampoco habló mucho las semanas siguientes, salía mucho de casa con la excusa de que quería recuperar su figura, salía a correr o hacer ejercicio en el parque que estaba a 15 minutos del edificio.

Finalmente, llegó el día en que nos informó que había comprado su boleto de vuelta a Dinamarca, hizo sus maletas y así como apareció, se fue... y con su partida, los niños comenzaron a llorar todo el tiempo, como si supieran que habían perdido una parte de ellos.

Patrick y yo también lo sentimos. Era una sensación extraña de ausencia, nos acostumbramos a sus bromas o delirios de genio que solía tener cuando se concentraba en sus trabajos de la universidad.

Me encontré a mí mismo preguntándome si se parecerían a ella al crecer y por desgracia, no me gustó la respuesta: Espero que no.




✧✧✧

Nota de la Autora:

¡Hola-la, bombones!

Bien, ahora toca conocer a los protagonistas de "MUNDO AL REVÉS", mejor dicho, cómo fueron creados jajaja (Hablo de su origen. Mente sana, recuerden).

Ya quiero darles voz a Elliott y Adre (Se pronuncia Eidre), tengo cosas interesantes para ellos.

En fin, esto es todo de momento. Muchas gracias por pasarse por aquí y dejar un poco de amor. 💙

Nos leemos pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro