04 (02/03)
02/03.
¿Solos una tarde?
Miré como Nishinoya partía la tarta que había hecho su madre el día anterior. Tenía muy buena pinta y, cada vez que miraba más la cobertura más apetito tenía. Nishinoya colocó el plato delante de mí en cuanto la partió mientras buscaba algo para beber. Una vez lo tuvo, lo dejó sobre la isla de la cocina. Probé la tarta de limón y por poco lloro de lo buena que estaba, no sabía si era porque tenía mucha hambre o era porque la madre de Nishinoya era una manitas con los postres pero, había muerto de lo rico que estaba.
—¿Te gusta? —Preguntó curioso mientras me devoraba la tarta de su madre.
—Dile a tu madre que es la diosa de las tartas, ¡está tan rico! —Exclamé mientras saboreaba aquello.
—Es muy buena con los postres, me alegra mucho que los haga, ¡sobretodo la tarta de lima! —Sonreí al escuchar aquello. Sabía de sobre que el sabor favorito de Nishinoya era la lima, cada vez que tenía oportunidad compraba un helado de lima después de entrenar.
—Cuando haga de esa me traes un poco —bromeé y sonrió. Continuó comiendo de su trozo y mantuvimos un pequeño silencio.
—Deberías de venir más a menudo —rompió el silencio provocándome casi un paro cardiaco mientras comía la tarta. Le miré y mantuvimos contacto visual.
—Es que, me da como miedo el hecho de que estemos solos en una casa —admití nerviosa y evité el contacto visual.
—¿Acaso le tienes miedo a la pared o algo? No seas idiota —le miré con timidez y él estaba removiendo la cuchara en su plato—. Yo estaba nervioso pero, a la vez quería que vinieras, es un paso a confiar más en ambos, ¿no crees? —Admitió y me miró. Tenía razón en lo que argumentaba.
—Yo quería venir y verte, está claro pero me siento como presionada, ¿sabes? —Me miró confuso y suspiré—. Todo el mundo me dice, "ay, tienes dieciséis casi para los diecisiete y encima tienes novio, como puede ser que no hayas ido más allá de lo típico con él" no exactamente con esas palabras pero, indirectamente —agaché la cabeza y solté la cuchara sobre el plato esperando una respuesta por su parte.
—¿Sabes? Casi llevamos un año y es lo suficiente para saber que te sentías presionada por esos comentarios —dijo y abrí los ojos. Levanté la cabeza para encontrarme con su mirada firme—. Desde que nos encontramos a Nao estás algo distante y me imaginé que era por ese comentario...
—Es que no soporto que la gente se meta a manejar mi vida, ¿qué más te da si eso no ha sucedido? Si no ha sucedido es porque ninguno de los dos hemos visto que es el momento adecuado ni ha surgido, ¿hace falta hacer eso para ser una pareja? Es que es ilógico pensar de esa manera —admití molesta y él miró a un lado para después mirarme a los ojos.
—Pensamos e la misma manera y eso da miedo —reí en cuanto lo admitió contagiándole.
—¿Ves? Y si no es por ti que verdaderamente eres el único que se preocupa por mí... —agaché la cabeza y vi como el bajaba de la butaca.
—Hace poco hablé con Tanaka de esto, no me malinterpretes —dijo cogiendo mi plato y sonrió—, hablamos sobre que yo estaba molesto sobre el comentario de Nao. No es que Tanaka esté enterado de exactamente este tema pero, me dijo que pasara, que la gente es entrometida y lo único que buscan es molestar y lo suelen conseguir —dijo mientras metía los platos en el fregadero dispuestos a lavarlos. Me bajé de la butaca para ayudarle.
—Hombre, Nao creo que lo dijo en plan broma, dio por hecho que ya había sucedido —la defendí, tampoco me molestaba del todo lo que ella había dicho, más bien era por otras personas.
—Pero, ni te preocupes, ¿vale? —sonrió para animarme y le abracé antes de que mojara sus manos. Pasó sus manos por mi espalda y me tocó un poco el pelo para tranquilizarme.
—Tú eres de los pocos que sabe tranquilizarme —admití sobre su pecho y se agitó debido a que estaba riendo. Levanté la cabeza para mirarle a los ojos—. ¿Tú te has reprimido por mí? —Le pregunté volviendo al tema de antes.
—Mmm —soltó pensativo—. No, soy un chico y tengo mis momentos, obviamente pero, por ahora no tengo interés en eso —admitió y yo no sabía que decir—. ¿Me ayudas? —Preguntó al ver como me quedaba callada.
Le ayudé a lavar todos los platos de la cocina, él los lavaba y yo me encargaba de secarlos. Terminamos rápidamente por lo que subimos al piso de arriba a hacer algo. Me senté en la cama de Nishinoya mientras él iba al baño. Observé con detenimiento su habitación. La cama era bastante cómoda un grande, tenía un edredón blanco y un cojín naranja a juego con el color melocotón de su habitación. Un móvil me sacó de mis pensamientos.
—¡Creo que es tu móvil, Yuu! —Grité para que me escuchara desde el baño.
—¡Cógelo! —Me respondió y lo cogí con su permiso.
—Hola —respondí.
—¿Me equivoqué de número? —Preguntó la madre de Nishinoya desde el otro lado de la línea.
—No, Yuu está en el baño, me pidió que lo cogiera —le informé con una sonrisa.
—Este niño tiene meadilla extrema, tendré que llevarle al médico —reí ante su comentario porque realmente tenía razón, o bebía mucha agua o tenía un problema de vejiga.
—Tienes razón —admití y el rey de Roma apareció por la puerta—. Ya llegó, ¿te lo paso? —Le pregunté.
—Como quieras —dijo ella y sonreí, me despedí y le pasé el móvil a Nishinoya.
—¿Qué pasó? —Preguntó en cuanto cogió el móvil y oí como su madre se quejaba por ni saludarla—. ¿Cómo que no vas a venir? —Preguntó confuso mientras yo le miraba aún más confusa por ni siquiera tener oportunidad de oír la conversación—. Ah, vale, le prestaré algo —respondió y me miró para después dedicarme una sonrisa. Lo que estaban planeando nuestras madres me estaba asustando profundamente—. Vale, yo también te quiero no seas pesada, adiós —colgó y caminó hasta su cama para tirarse en ella.
—¿No vas a contarme que pasó? —Levanté la ceja y me senté a su lado.
—Nuestras madres planean algo extraño —le miré confusa y cerró los ojos—. Mi madre dice que se va con mi padre a pasar la noche y por lo visto tu madre tiene que madrugar para algo por lo que dice que mejor te quedes aquí conmigo a dormir —me explicó y abrí los ojos como platos. ¡¿PERO QUE ERA LO QUE MIERDAS PRETENDÍA MI MADRE?! Me levanté rápidamente de la cama y abrió los ojos.
—¡¿Acaso mi madre me está incitando al sexo?! ¡No le veo otra explicación! —Exclamé mientras daba vueltas sobre mi misma algo nerviosa.
—Yo tampoco lo entiendo —admitió Nishinoya algo cansado—. Primero te dicen que tengas cuidado y luego te organizan como dos arpías esto, que alguien me lo explique —paré para mirarle y me llevé las manos a la cabeza.
—¡Mi madre pretende matarme de los nervios! —Exclamé al borde de la locura y alguien me tomó por los hombros.
—Tranquila —dijo y le miré a los ojos—, mejor, así pasamos más tiempo juntos, mira el lado bueno —ladeé la cabeza.
—Es absurdo, siempre tienes razón —admití y sonrió. Caminó hasta el armario buscando algo.
—Mi madre dice que podía coger ropa suya o que te pongas alguna cosa mía, como tú veas y estés más cómoda —me informó y le miré por un momento. ¿A penas eran las ocho de la noche y ya me estaba diciendo que me pusiera el "pijama"?
—¿Cuándo piensas ir a dormir? —Pregunté curiosa y me miró confuso. Me acerqué a él mirando en el interior del armario—. Lo digo porque ya me estás mandando a poner el pijama —bromeé y rió.
—Perdone usted, ¿quiere ponerse ya el pijama inventado? —Preguntó bromeando y sonreí—. Yo voy a ponérmelo ya, total no vamos a salir, ¿no?
Le pedí que me dejara algo de él, estaría más incómoda con algo de su madre, era algo que aún prefería no experimentar. Me dejó una camiseta blanca que me dijo que formaba parte de uno de sus pijamas y un pantalón gris como de chandal pero corto. Agradecí haberme puesto un sujetador deportivo porque me negaba a dormir con sujetador normal.
—Te puedes dar una ducha si quieres —tranquilo, no hace falta.
—No te preocupes, me duché después de entrenar —y no era mentira, lo había hecho de verdad y, aunque no lo hubiera hecho, no pensaba ducharme en su casa, me daba cosa lo que pensaran sus padres.
—Yo igual —admitió y la conversación acabó ahí, ¡¿por qué estábamos tan incómodos, joder?!
En el silencio a Nishinoya le pareció poco que ya estuviera nerviosa por el hecho de quedarme más tiempo de lo que me esperaba en su casa que encima se quitó como si nada la camiseta delante de mí para cambiarse la ropa. Mis mejillas se tornaron a color rosado al verle sin camiseta tan de repente. ¿NISHINOYA TAMBIÉN ESTABA EN EL PLAN O QUÉ? Mi mente no podía procesar nada. Me giré y le informé que iría al baño, que de paso me cambiaría.
Me pregunto si todos estaban intentando volverme loca ese día, en especial Nishinoya.
Uhh, Aroa está que no entiende nada, uhhh, jijiji
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