012
Tenía ganas de llorar, muchas solo de pensar que me quedaban a penas horas allí dentro. Ver a mis compañeras apenadas aprovechando con nosotras me entristecía, les había cogido mucho cariño y era duro tener que pensar que jamás volvería a jugar con ellas.
Era mi último día de instituto, mi último día con mis compañeras, mi último día en el lugar que más feliz me había hecho en mi vida. Despedirme de allí iba a costarme mucho, no solo el hecho de sepárame de todos, de dejar el instituto, más era el miedo de empezar una nueva etapa.
—Tenéis mucho futuro por delante —comencé—, tenéis que caminar, esto es solo el comienzo, ya ganamos esta vez y llegamos a los nacionales, ¡lo podéis conseguir de nuevo! —Les apoyé con mis palabras e intenté animarlas. Habíamos llegado y eso era un gran paso para ganar.
—Pero ahora os vais, quiero que ganéis con nosotras -se quejó Misaki. Abrí la boca para decir algo pero con la misma la cerré apretando mis labios.
—Da igual, tenéis que continuar, que formar a las nuevas y caminar vuestro camino, ¿acaso nosotras nos rendimos cuando nuestras compañeras acabaron? —Varias negaron con la cabeza. Miré a Saki cuando les preguntó—. Tenéis talento y futuro, quiero que continuéis.
Continuamos hablando por un rato y contestando a las preguntas de las demás. Una vez llegada la hora de terminar el día estaba algo decaída de pensar que todo acababa aunque algo nuevo estuviera por comenzar. Caminé desganada hasta la puerta con mis cosas de la taquilla en una caja junto a otras cosas más, era la despedida, era el final de una etapa.
El día estaba lleno de colores a pesar de la melancolía que había en mi interior y que iba a permanecer por un tiempo. La brisa cálida corría por la zona y era agradable, sentía que me arropaba este tiempo, tiempo que vería pocas veces más. La gente corría despidiéndose de los demás, algunos lloraban, otros se abrazaba, otros reían y compartían los últimos momentos juntos, otros actuaban como otro día normal. Me abracé a mi misma rodeándome con mis brazos.
—Ey... —susurró alguien a mi lado rodeando mi cuello con sus brazos. Coloqué mis manos sobre sus brazos y los acaricié— Estás como melancólica por aquí solita, te dije que podías esperarme —me medio reprimió y ladeé la cabeza para apoyara la suya en mi hombro.
—Iba a molestar, es el último día tampoco quería que pensaran que soy posesiva —admití con una sonrisa y Nishinoya rió.
—Que boba eres a veces —me insultó en broma mientras reía. Levantó la cabeza dejándome un vacío a mi lado y retiró los brazos de mi cuello. Deslizó su mano por mi brazo hasta llegar a mi mano, entrelazamos los dedos y me dedicó una pequeña sonrisa, suma de gestos que provocó un zoológico en mi interior.
—Es raro pensar que es la última vez que vamos a pisar el instituto —dije algo nostálgica haciendo un ligero puchero.
—Ya... tengo muchos recuerdos buenos aquí —me aseguró con una sonrisa. Su sonrisa brillaba, y, a pesar de tener melancolía sobre la situación estaba feliz de avanzar.
—Tienes razón —respiré hondamente—, toda la vida lo recordaré como uno de mis lugares favoritos.
—Apruebo eso de que apuntemos a nuestros hijos aquí —soltó de la nada y le miré al instante provocando que me mirara.
—¿A qué viene eso ahora? —Pregunté esbozando una sonrisa. Encogió sus hombros y miró al frente, era terriblemente adorable pensar que él imaginara un futuro conmigo.
—Pues que mejor que ellos encuentren la felicidad como nosotros —respondió sin más y no pude evitar sonreír, era tan adorable lo que acababa de decir que me iba a dar algo.
—Que mono —le apreté las mejillas y soltó un sonido a modo de queja. Sonreí y le apreté la mano.
Caminamos un poco más mientras hablábamos con tranquilidad. Nuestros amigos nos habían avisado para vernos a la salida y estar juntos por mucho tiempo, al fin y al cabo, la mayoría nos mudábamos lo antes posible y disponíamos de poco tiempo libre que invertir para disfrutar de nuestras antiguos amigos. Esperamos con tranquilidad en la puerta.
Mientras más pensaba que llegaba el momento de irnos de mudanza, más pensaba que menos quería separarme de Nishinoya. Quería ya irme con él, coger ya nuestra nueva vivienda, decorarla, pasar mucho tiempo juntos, compartir habitación... muchas cosas que tenía ganas ya de vivir. Quería formar un futuro con él y lo tenía claro, aunque fuera adolescente, tenía claro que le amaba y eso no iba a cambiar. Pero al igual que tenía ganas, me aterraba que todo cambiara.
—¡Senpai! —Exclamó una voz conocida acabando con nuestra tranquilidad. Una cabeza anaranjada corría en nuestra dirección con unos cuantos chicos detrás de él. Llegó con rapidez y le dio un abrazo con fuerza a Nishinoya, una muestra de amistad que me pareció demasiado bonita y emotiva de ver—. ¡¿Qué vamos a hacer sin ti?! —Preguntó alarmado Hinata con la voz algo entrecortada. Ellos tenían una gran amistad y romperla iba a costar.
—Ya te lo dije antes, Shoyo, ¡tenéis que avanzar a pesar de las dificultades!
—Pero... tú eres muy importante para el equipo, ya nadie va a cubrir nuestras espaldas, ¡sin ti no hay juego, es como sí elimináramos al colocador! —Exclamó con fuerza y miré preocupada. Sabía que Hinata estaba dolido.
—Ya llegará un nuevo...
—¡Pero nadie como tú! —Le interrumpió y agarré de los hombros a Hinata. Pasé los brazos y le abracé, al momento correspondió mi abrazo.
—Hinata... entendemos como te sientes pero nada puede remediar esto, es nuestro momento de partir, como el año pasado fue el momento de partir de nuestros compañeros, ¿acaso crees que yo estaba feliz cuando Yui se marchó? —Me miró con intensidad cuando dejé de abrazarle—. Entiendo lo importante que es Nishinoya para el equipo...
—¡Pero no quiero que se vayan! —Exclamó y sentí como sus ojos brillaban. Me abrazó de nuevo buscando familiaridad y tranquilidad, le correspondí al abrazo y le masajeé la espalda.
—¿Sabes? Es más doloroso para nosotros que para ti, pequeño gigante —me apretó más fuerte a su cuerpo aferrándose a mí. Otros brazos nos rodearon y por como olía sabía de quien se trataba sin mirarle.
—Shoyo, alguien llegará que ocupe mi puesto y aparte por mí me quedaría con vosotros toda la vida pero no puedo —nos abrazó con fuerza y tuve ganas de llorar. Coincidía con las palabras de Nishinoya, quería quedarme con ellos y con ellas, sentía que el tiempo había pasado demasiado rápido.
—¡Os voy a echar mucho de menos! —Exclamó al borde del llanto y me aferré a ellos. No quería que el abrazo acabara nunca, sentía que si nos separábamos iba a ser el adiós definitivo y para nada quería eso, quería que las horas pasaran lento, que nada acabara.
—¡Yo a ti también, como sea haré para venir a ver vuestros partidos, para ver que sois los mejores de nuevo! —Exclamé llorando ya que no podía aguantar más las lágrimas, me daba igual parecer una llorona, realmente me daba pena dejar todo atrás.
—¡Shoyo! —Exclamó Nishinoya al borde de las lágrimas también.
Nos quedamos abrazados por un rato más hasta que los demás llegaron hasta donde estábamos. Sentía que jamás quería apartarme de ellos, y, por una extraña razón sentía que todo iba a cambiar desde que pisáramos Sendai y me preocupaba que fuera a mal. Los demás al llegar se unieron al abrazo, algunos lloraban y otros simplemente nos daban cariño y fuerza, se notaba que ninguno quería que dejáramos esta etapa de nuestras vidas.
—Tengo que decir algo a cada uno de vosotros —dije sorbiéndome los mocos y mirándoles. Limpié mis lágrimas y todos me miraron atenta—. Tsukishima, deja de ser tan borde, sé que en el fondo te preocupas por todos y lo que más te gustaría sería ganar y vencer a todos con Karasuno —me dirigí a él el primero—. Yamaguchi, confía más en ti, sabes que si lo haces llegarás a tener un saque poderoso y que si te concentras mucho podrás recibir bien todos los balones. Kageyama, eres un gran colocador y, ahora que sabes que Hinata puede hacerlo solo sois mucho más fuertes que antes y eso, la verdad es que es bastante aterrador —solté una risita mientras lo decía provocándoles una sonrisa—, prométeme que vas a aprender a aconsejar a los demás y a felicitarles cuando hacen algo bien —él asintió con una sonrisa-, y bueno, ya sabes, quiero que sea feliz -añadí sin tapujos y miré a Nishinoya quien me miraba con una gran sonrisa orgulloso—. Y bueno, Hinata, ya sabes que para mí eres como un hermanito pequeño y tenerte tan lejos va a ser muy doloroso pero, quiero que de una vez te convenzas de que eres genial, de que a pesar de tu altura eres una estrella, creértelo tú y nadie podrá arrebatártelo —terminé de decir con la vista nublada y pestañeé para dejarlo un poco de lado. Nishinoya me abrazó de lado y sonrió.
—Gracias —dijeron todos al unísono haciendo que riera. Todos tenían una gran sonrisa a pesar de todo, y eso me hacía feliz.
Estuvimos todos un rato juntos pasando el poco tiempo que teníamos. Habíamos compartido risas, bromas, halagos y muchas cosas más que permanecerán en mis recuerdos para toda la vida pero, sobretodo esperaba que permanecieran mucho tiempo y no se borraran con el paso del tiempo. Iba a ser difícil dejar uno de los mejores sitios de mi vida, ese sitio que me lo dio todo desde que llegué a Japón. Pero también comenzaba mi nueva etapa; era el momento de madurar, de empezar a pagar las facturas, de ir a la Universidad, ir a trabajar, conducir... Sabía que era un gran cambio y que iba a provocar en mí algo.
Cuando los demás se fueron, Nishinoya me dijo que iría a casa ya que yo había quedado con Kaori para despedirme de ella. Nos despedimos como normalmente hacíamos y me dejó con Kaori. Ella me sonrió para después darme un gran abrazo.
—Ya está, ya se acabó todo.
—Cállate, lo estoy llevando fatal —admití soltando una risita mientras ella reía. Me abrazó de lado.
—Va a haber mucha distancia entre nosotras pero, tienes a Nishinoya, ¿qué más quieres, mi amor? Tienes lo más importante para ti contigo —sonreí ante sus palabras. Tenia razón pero, estaba claro que a pesar de todo iba a echarla de menos tanto a ella como a mi familia.
—Pero igual voy a echarles de menos...
—Lo entiendo pero vas a ver que vas a poder, al principio será raro y estoy segura de que a ambos os va a afectar pero, después os vais a dar cuenta de que en algún momento os ibais a separar de todas maneras.
—Lo sé pero, ambos somos tan jóvenes, a penas tenemos dieciocho...
—Deja de preocuparte por eso —me interrumpió—, vais a superarlo, juntos.
—Prométeme que vamos a hablar todos los días, por favor, y que vamos a vernos a menudo.
—Te lo prometo —dijo y me dio un beso en la mejilla.
—Espero que lo cumplas —susurré al borde del llanto de nuevo. Me abrazó con fuerza.
—¿Cuándo he roto yo una promesa, mi bebé llorón?
MIS NEÑASSSSSSSS!!!! ¿QUÉ TAL ESTÁIS DESPUÉS DE TANTO TIEMPO? Mis más sinceras disculpas pero, que sepáis que es tanto tiempo porque tengo una gran excusa; ya tengo casi Volando completa y solo queda un extra por publicar. No penséis que todo este tiempo he estado vagueando, he estado preparando Volando y otra historia más que pronto subiré. Creo que subiré hoy el último extra yyyy puede que Volando (aunque sea tarde en España, sé que la mayoría sois de Latinoamérica) sino hoy pues mañana, pero que sepáis que ha acabado la espera. Tengo 10 capítulos empezando el 11, en principio serán 20-25 capítulos, no mucho más.
Muchas gracias por esperar bebas, sois las mejores, ¿qué tal el extra? Para mí es bastante emotivo, tan leeendoooooo.
Os asmo
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro