010
Nishinoya.
—Va, es una buena idea —me convenció Ryuu mientras guardábamos todo lo que habíamos usado en la cancha. Le miré por un rato y sonreí.
—En ningún momento te iba a decir que no —respondí y este rió. Terminamos de colocar todo y salimos a estirar en lo que Ennoshita cerraba la puerta del cuarto.
—Pues mañana a las cinco y media en el parque de la esquina —me informó y afirmé con la cabeza. Shoyo escuchaba con atención la conversación, le guiñé el ojo y apartó la mirada avergonzado de haberle pillado escuchando nuestra conversación.
—¿Quién va a ir? —Pregunté curioso mientras me colocaba en el suelo para estirarme. Ryuu me imitó y estiró con cuidado la espalda.
—Kaori, vosotros y yo —comentó y miré de nuevo hacia Shoyo. Me hacía ilusión invitarle, al fin y al cabo era nuestro amigo y no pensaba que a los demás les molestara.
—¿Puede venir Shoyo? —Pregunté y Ryuu sonrió, asintió con la cabeza y llamé a Shoyo con los dedos para que se acercara—. ¿Quieres venirte mañana con nosotros? —Le odrecí y este sonrió ampliamente.
—¡Sería genial! —Exclamó entusiasmado y sonreí. Me levanté y pasé mi brazo por su hombro.
—¡Pues todo listo! —Exclamé y reí mientras Ryuu nos miraba atentamente.
—¿Por qué tanto alboroto? —Preguntó interesado Ennoshita con una pequeña sonrisa. Ryuu le miró y saltó para quedarse de pie.
—Nada, vamos a salir mañana juntos —le informó.
—Eso es genial, aprovechad niños —bromeó haciéndose el mayor y reí. Shoyo se soltó de mi agarre y miró hacia la puerta.
Miré hacia la puerta y ahí estaba ella, como siempre llamando la atención de los demás. Vi como los de primero la miraban con respeto y a la vez avergonzados, todos sabían que ella era de tercero. Me acerqué a ella la cual me miraba con una sonrisa ignorando a los demás que estaban en la cancha. Cuando me acerqué puso su dedo índice sobre mi pecho medio acusándome de algo.
—Ya hice algo... —bromeé y rió con fuerza. Negó con la cabeza por mis actos infantiles.
—Un pajarito me ha dicho que mañana vamos a salir todos juntos —me informó y me hice el molesto. Kaori siempre me quitaba la oportunidad de decirle algo a Aroa.
—Esa Kaori, algún día me enfadaré con ella —bromeé y apartó su dedo de mi pecho. Entró a la cancha saludó a los chicos con la mano y con una sonrisa. Dejó su bolso junto al mío y me miró.
—Más que una proposición fue una obligación, igualmente, no creo que quieras pelear con Kaori, créeme, solo me hace caso a mí —añadió y negué con la cabeza con una pequeña sonrisa en mis labios debido a que tenía razón.
—Muchas veces me he preguntado si está enamorada de ti —ella soltó una risita y se levantó del suelo quedando cerca de mí. Miró detrás de mi cuerpo y se alejó un poco.
—No lo creo —admitió mientras miraba a los demás—. ¿Es normal que todos estén mirando? —Preguntó ladeando la cabeza algo confusa. Miré hacia detrás y todos apartaron la mirada en un momento.
—La mayoría no saben que eres mi novia, estarán curioseando —argumenté y ella infló las mejillas haciendo una cara muy mona. Cruzó los brazos debajo de sus pechos.
—Pues que cotillas —dijo con voz de niña pequeña haciendo que se me derritiera mi pequeño corazón en mi pecho. Tiré de su brazo y la acerqué a mí para plantarle un beso en su mejilla.
—Que miren —solté y ella me miró a los ojos con tranquilidad. Ladeó la cabeza de nuevo, acto que me gustaba mucho que hiciera últimamente—. ¿Por qué viniste? —Pregunté curioso y ella separó su cuerpo del mío para coger algo en su mochila.
—Me quedé sin agua —sacó su botella haciendo un puchero y reí. Sabía que en realidad no venía por eso, per Aroa últimamente se había puesto un reto de ser la chica más mona del universo.
—Yo tengo en la mochila —le informé y ella sonrió cerrando los ojos. Rebuscó hasta dar con mi botella y al encontrarla la alzó en el aire, después bebió de la botella como si fuera una botella que solo usara ella, la confianza de ser novios y compartir fluidos bucales continuamente.
—En realidad —comenzó en cuanto bebió agua. Limpió su boca y guardó mi botella en la mochila—, venía a verte y a contarte lo de Kaori, ¿Tanaka te lo dijo? —Afirmé con la cabeza.
—¿Vamos a ir? —Pregunté y ella asintió. Levantó su cuerpo del suelo y miró como algunos chicos se acercaban a recoger sus mochilas.
—Hace tiempo que no salimos todos juntos, me apetece estar con ellos, ¿tú? —Preguntó curiosa y sonrió al ver como Shoyo se acercaba a nosotros—. ¡Hinata! —Le dio un abrazo amistoso.
—¡Mañana voy también! —Le informó Shoyo y Aroa intercambió miradas conmigo. Me encogí de hombros y esta volvió a mirar a Shoyo.
—¡Eso es genial! —Exclamó ella y le pellizcó las mejillas. Me gustaba ver como ella actuaba con él ya que desde siempre lo ha tratado como a su hermano pequeño.
—Aunque igual voy a tener a mi hermana un rato porque a las seis llega mi madre del trabajo —nos informó y ella sonrió. Eso para Aroa acababa de ser una buena noticia, le encantaban los niños pequeños.
—No te preocu... —comencé a decir. Ella me empujó para que me apartara y le miró con los ojos brillantes, rodeé los ojos y Shoyo nos miró divertido.
—¡La cuidaremos! —Exclamó emocionada. Una mano se posó en la cabeza de ella.
—Vaya, vaya, mira quien tenemos por aquí —comentó Ukai y ella giró sobre sus tobillos para ver de quien se trataba.
—¡Ukai! —Exclamó de nuevo emocionada. Sonreí al verla tan emocionada, aparté la mirada y me encontré con la mirada de Kageyama a lo lejos, le sonreí de lado y me devolvió el gesto.
—Kageyama, no quiero que nos enfademos por nada, me molestó que esa vez te adelantaras y mintiéndome acerca de que era otra persona pero, también entiendo que quisieras expresar tus sentimientos porque sabías que ella también me gustaba —comencé y él me miró atento. Me senté en el banco y apoyé mis codos sobre mis muslos echando el cuerpo hacia delante.
La gente pasaba con tranquilidad por la zona, muchos de nuestros compañeros se despedían con el termómetro del cansancio al cien por cien. La brisa corría entre nosotros también con tranquilidad y las palabras llegaban a mi mente para poder soltarlas. No quería estar enfadado toda la vida con Kageyama, no solo porque era mi compañero, quería que ambos nos quedáramos con la conciencia tranquila.
—Quiero que estemos tranquilos, que ambos podamos vivir bien y entiendo que tú lo hayas pasado fatal y en realidad me gustaría apoyarte, es doloroso que alguien que quieres esté con otra persona que tienes que ver todos los días. Te aseguro que Aroa es la persona que más preocupada está por ti, quiere que estés feliz porque sabe que nunca podrá darte lo que tú quieres —me miró con los ojos brillantes. Me levanté con rapidez del banco y caminé hasta él.
—Es duro lo admito y cada vez me estoy haciendo más a la idea de que algo con ella es imposible, ¿acaso sabes cómo te mira? Está enamorada de ti, te mira como algo preciado, como algo perfecto, que al perderé ella se perdería, para mí eso es doloroso —sentí como por dentro me dolía verle hablar de esa manera pero, me hizo ver algo que yo no podía ver, ver que ella realmente estaba enamorada mí aunque yo lo supiera por sus actos— pero, puedo vivir con ello porque ella es feliz, porque tú haces que ella sea la más feliz del todo el mundo y prefiero eso a que esté conmigo, sinceramente —dijo con mucha madurez y me sorprendí—. Como ella me dijo, algún día encontraré a alguien...
Le miré por un momento y entendí que había sido un poco duro con él, me arrepentí mucho de haberle tratado de esa manera, de haberle despreciado. Respiré hondo y sonreí de lado. Me había hecho ver las cosas de otra manera, que él apreciara que yo le hiciera feliz me hacía feliz. Ella estaba enamorada de mí y yo de ella y lo único que buscaba en esta vida era hacerla feliz, eso era algo que Kageyama apreciaba mucho.
—Eres más fuerte de lo que creía —admití y este sonrió un poco—. Perdón, fui muy duro contigo y nunca pensé en eso, solo vi que querías robarme algo que yo quería mucho —él afirmó con la cabeza.
—Pero yo sabía que ella iba a ir contigo, por eso lo hice.
—Y lo entiendo, Kageyama, de verdad —sonreí de lado e imitó el gesto que le había hecho—. Y la voy a cuidar y amar hasta que la vida me lo impida, tenlo claro —soltó una risa.
—Confío en tu palabra, al fin y al cabo tú estás enamorado de ella, la quieres más que a tu propia vida, igual eso nos diferencia —añadió. Caminé hasta él y nos dimos un abrazo que los chicos se dan normalmente, un abrazo varonil.
—Ey —llamé la atención de mi novia y esta me miró al instante. Me miró confusa y tomé mi mochila junto a la suya—, tengo que darte algo —los que miraban la escena hicieron un ruido extraño y puse los ojos en blanco a la vez que ella.
—Hasta en eso son iguales —argumentó Tsukishima de lejos y me giré para echarle la bronca. Aroa me tomó por la camiseta y tiró de mí.
—¿Esta es tu manera de acabar un viernes? —Preguntó echándome la bronca como si fuera mi madre. Se cruzó de brazos e hice un puchero—. No me valen los pucheritos.
—Vale mamá —bromeé y me pegó con delicadeza en el brazo.
—¿Cómo que mamá? —Preguntó con una sonrisa dibujada en sus labios y reí.
Nos despedimos de los chicos y salimos de la cancha. Aroa, en muchos intentos de quitarme la mochila se rindió y dejó que se la llevara, me hacía ilusión hacerlo y de todas maneras tenía cara de cansada. Caminamos uno al lado del otro sin argumentar nada.
—¿Qué tienes que darme? —Preguntó ella para romper el hielo. Paré en seco y la miré a los ojos.
—En realidad nada muy especial —aparté la mirada—, solo quería sacarte de allí, todos te estaban mirando mucho —medio mentí, en realidad la estaba viendo algo cansada.
—¿Estás celoso? —Preguntó curiosa con una sonrisa traviesa en sus labios. Le miré y sonreí mientras me acercaba a ella.
—En realidad es que te vi cansada —dije y ella sonrió en plan "lo que tú digas cariño". Negué con la cabeza por su sonrisa.
—No te preocupes, estoy en esos días del mes, más que tengo apenas tiempo de descanso y que últimamente vernos es casi imposible... —sonreí y la pegué a mi cuerpo proporcionándole protección. Ella pegó su cabeza a la mía.
—Por eso estoy para salvarte —susurré y ella soltó una carcajada. Llevó su mano a mi mejilla y empezamos a caminar de nuevo.
—¿Ahora eres un superhéroe? Yo no te veo capa.
—Eso es porque la tengo bien escondida, la gente no puede saber mi secreto —argumenté y volvió a reír.
—Ya está Yuu, se te fue —dijo entre risas y plantó un beso en mi mejilla a lo que sonreí. Caminamos un rato en silencio.
El tiempo estaba agradable, aún hacía calor por lo que caminar por las calles era muy cómodo a pesar de que fuera tarde. Estaba atardeciendo, ese momento en el que el cielo estaba pintado con esos colores preciosos que lo representan. Caminar junto a ella era tranquilizante, hacía tiempo que no compartíamos el camino de vuelta a casa solos y era algo muy agradable. Por la calle casi no pasaba gente por lo que le daba mayor tranquilidad a aquella tarde.
—Me gustó ver que Kageyama y tú compartían una sonrisa —soltó sin más y sonreí.
—Te dije que lo haría por el bien de todos y él nunca me ha caído mal, solo fue aquello pero, tú lo sabes de sobra —añadí y Aroa paró en seco. Tomó mis manos y me miró a los ojos.
—Y te lo agradezco tanto, el otro día vi a Kageyama de la mano con una chica y eso me hizo tan feliz, siento que me he quitado un peso de encima y aunque suene mal, lo digo en el sentido de que él es feliz con alguien que le ama porque yo sólo tengo ojos para ti —admitió con sinceridad y la escuché atentamente. Abrí los ojos ante su confesión y sonreí con fuerza.
—Creo que lo que le hizo dar el paso a olvidarlo fue hablar conmigo y, ¿sabes qué? Me di cuenta de lo preciada que eres para mí —noté como sus mejillas se ponían algo rosaditas—. Le prometí que te cuidaría y amaría hasta que la vida me lo impidiese —le informé y ella abrió los ojos como platos al oír ahora mi confesión.
Nos quedamos mirando por un momento. Su pelo se movía detrás de ella aunque estuviera recogido en una coleta. Sus ojos me miraban mostrando sinceridad en ellos y realmente esperaba que mi mirada se mostrara de la misma manera. La tarde era perfecta en aquel momento y pensaba que era totalmente romántico el atardecer. Un rollo algo cursi pero bonito.
—En realidad creo que de verdad tenía algo que debía darte —admití con una sonrisa mientras me acercaba a ella. Pasó sus brazos por mi cuello para pegarse más a mí.
—Me gustaría saber que es —pidió y sonreí.
No sabía cuántos besos le di en ese momento pero, solo sabía que nada nos iba a separar en ese momento, solo estábamos ella y yo.... O eso era lo que creía.
—¡Noya-san! —Exclamó una voz conocida de lejos, me separé de ella con rapidez y ella me miró con confusión hasta que vio a Ryuu corriendo hacia nosotros. Al llegar mostró incomodidad, se había dado cuenta de que algo había arruinado.
—¿Qué pasó? —Pregunté con tranquilidad mientras Aroa se separaba de mí algo incómoda. Miró a Ryuu y después me miró a mí.
—Era para que no olvidarais lo de mañana.
¿Enserio?
....
—¡Ven aquí pequeña! —Exclamó corriendo tras Natsu, la hermana pequeña de Shoyo. La atrapó cogiéndola en brazos y revolviéndole el pelo.
—Parece que han congeniado.
—Ella congenia con cualquier niño —bromeé mirando como jugaba con Natsu en sus brazos.
—Tienes suerte —soltó y le miré confuso. Miró hacia ellas y sonrió de lado.
—¿Por qué?
—Porque va a ser una buena madre —en cuanto sus palabras llegaron a mis oídos mis latidos se aceleraron en el interior de mi pecho.
Pensar con apenas diecisiete años en tener hijos no era normal pero, que Shoyo pensara que nosotros íbamos a quedarnos juntos toda la vida me hacía feliz. Nunca había pensado en nada más que vivir el día a día con Aroa, la verdad es que era de esas personas que nunca pensaba en el futuro y, que de alguna forma Shoyo me hubiera obligado a pensarlo, me había hecho feliz.
—Esta niña de verdad —dijo Kaori al ver a su mejor amiga jugando con Natsu—, ¿tú la entiendes? —Preguntó curiosa al llegar a mi lado, me encogí de hombros y ella hizo una mueca con sus labios.
—Déjala que sea feliz, a mí me gusta verla jugar con los niños —admití con honestidad y ella reprimió una sonrisa. A veces sentía que todos mis amigos se morían por dentro cada vez que decía algo parecido, era algo bastante ridículo.
—Es que se pega a cualquier niño —rechistó y se colocó a mi lado. Natsu reía mientras jugaba con ella a algún juego con las manos.
—Ya sabes que le gustan los niños —añadí y ella puso los ojos en blanco en plan "¿y qué estoy diciendo, Nishinoya".
—¿Qué más te da? —Preguntó molesto Ryuu—. A veces la controlas —miré a Ryuu con preocupación, ¿de dónde había sacado esa valentía para plantarle cara a Kaori? La única persona que sabía plantarle cara era Aroa, ni siquiera yo me atrevía y eso que tenía carácter.
—Te juro que algún día te dejo sin dientes —prometió Kaori y me levanté apartándome del medio, ni loco iba a salir herido por sus peleas. Shoyo me siguió y nos dirigimos hasta donde estaba Aroa mientras escuchábamos de lejos la pelea de ellos dos.
—Parecen una pareja en crisis —bromeó Shoyo y no pude evitar reír, tenía razón.
—Me daría más miedo que fueran pareja —reímos juntos y Aroa nos miró al llegar a su lado.
—¿Ya te la llevas? —Preguntó con un puchero en sus labios. Natsu la imitó y me acerqué a revolverle los pelos, era una niña muy adorable.
—Aún tarda como diez minutos en llegar —Natsu sonrió y soltó su mano del agarre que tenía con mi novia para abrazarme. Le correspondí al abrazo y ambos nos miraron con una sonrisa.
—Eres muy cariñosa, ¿verdad? —Le pregunté y esta sonrió cerrando los ojos. Era increíble el parecido que tenía con Shoyo, era su versión femenina.
—¿Pasó algo con Kaori? —Preguntó ella al ver que estaban lanzándose cuchillos en mitad del parque. Rodé los ojos y cogí en brazos a Natsu, me recordaba mucho a mi prima por lo que me daban ganas de protegerla.
—¿Kaori? —Repitió como un lorito Natsu y sonreí al oírla.
—Lo típico —respondió Shoyo a la pregunta de antes y ella suspiró. Llevó su mano a su frente pensativa.
—¿Qué voy a hacer con ella? Últimamente no hay quien la aguante —dijo cansada y la miré, puede que parte de su cansancio fuera la actitud de Kaori.
—Llévala a un onsen* —ofreció Shoyo y ella le miró atenta. Pensó en la idea haciendo probablemente cálculos sobre el dinero.
—No tengo tanto dinero, estoy ahorrando para irme a vivir con Yuu a Sendai —suspiró y pensé en si tenía dinero pero, estaba en las mismas, todo lo que tenía era para el viaje y los gastos, al fin y al cabo no teníamos trabajo y buscaríamos cuando llegásemos ahí.
—Mi madre trabaja en un onsen, igual puede hacerte un precio —su cara se iluminó y abrazó a Shoyo con fuerza, le dio un beso en la mejilla.
—¡Eres el mejor hermanito del mundo! —Exclamó ella y Shoyo rió ante el momento—. Espero que no moleste...
—Tranquila, mi madre te aprecia eres como una hija para ella.
—Bueno, todas las madres la aprecian —bromeé y ella me sacó la lengua. Era cierto porque mi madre la quería como una hija y la de Shoyo igual, aunque, por parte suya, su madre también nos quería de la misma manera.
—¡Misión; conseguir que Kaori se relaje de una maldita vez! —Gritó emocionada y sonreí.
En realidad quería saber si funcionaría de verdad.
*onsen; baños termales japoneses.
ME PASÉ CON EL EXTRA LO ADMITO SON 3074 PALABRAS, DEMASIADOS FEELS. Okey, después de esto, he estado pensando, ¿me estaré pasando con Nishinoya? Es que realmente lo escribo poco impulsivo en la historia pero bueno, siempre he pensado que con Aroa no es así y que de todas formas está empezando a aparecer un Nishinoya más maduro a medida que se va acercando la entrada a la Universidad, ¿os gusta Nishinoya así? De todas maneras, he de reconocer que no puedo dejar que deje de ser impulsivo, es parte de su personalidad, me tengo que poner las pilas para narrarlo adecuadamente aunque me cueste. Este extra iba a ser una "salida con amigas", yes, así está escrito en mi lista de próximos extra pero, me salió muy diferente de lo que quería aunque, me da que nos espera un extra divertido en el onsen, intentaré publicarlo hoy!!
¿Os están gustando los extras?
Os asmo<3
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