Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21: Si fuéramos humanos.

Desde que entendí que era un personaje de una novela, un pensamiento estuvo rondando constantemente mi cabeza: ¿cómo sería mi muerte? 

Había escuchado infinidad de historias sobre el camino al más allá, algunos decían que veías una luz al final de un túnel y tenías que seguirla, otros que recordabas toda tu vida en un instante y hasta una vez leí que una parca te recibía para juzgar la forma en que reencarnarías.

Pero lo que nunca me pude imaginar es que en mis últimos segundos de vida solo podría pensar en una persona, Tobby.

Vinieron como un torbellino solo los momentos más felices que había tenido y por supuesto, en todos ellos estaba él. Hasta incluso mi cerebro creó imágenes de nosotros de niños, desearía que en realidad hubiera vivido eso.

Y así, con una sonrisa en el rostro y en los brazos de Tobby, solté mi último aliento.

FIN

—¿A qué hora le dices?— Le pregunta Anastisia a él. ¿Cómo se atreve a ignorar mi muerte?

Tobby comienza a llorar desconsolado mientras me abraza fuerte, se me parte el corazón escucharlo así.

Un momento. Ya no debería estar presenciando esto, se supone que estoy muerta, ¿o no?

La mujer comienza a reír al ver la escena y yo solo quiero pegarle por interrumpir mis últimos momentos.

—Las balas aquí no funcionan, querida.— Dice como si fuera algo que todos supiéramos. Entrecierro mis ojos incrédula y ella para probármelo le quita la pistola al maleante y se dispara en la cabeza.

Todos nos sobresaltamos del susto, sobre todo Christofer, y ella solo sigue riéndose más. 

—¿Ven? Las balas no hacen daño. Estamos en una novela erótica, aquí la autora solo pensó bien en el sexo, el resto de cosas no funcionan.

Volteo a ver a Rose y la encuentro con la cabeza gacha por la vergüenza.

—¿Te encuentras bien?— Me pregunta Tobby con la voz temblorosa, ahora me siento mal por asustarlo con mi exageración. Asiento en respuesta y él me vuelve a abrazar aliviado.

Christofer empieza a pelear con los rusos y por supuesto, él gana en unos segundos. Dylan lo mira receloso mientras lo hace, en nuestra historia podía también hacerlo pero aquí no es más que un debilucho.

Cuando termina de noquearlos a todos, Gray se dirige a Rose y le agradece por su ayuda, gracias a ella ha encontrado al amor de su vida. Le ofrece varios millones de dólares como recompensa pero ella se niega rotundamente. Maldita, yo sí los quería.

Estamos a punto de irnos cuando Anastisia habla.

—¡Esperen! Quiero pedirles un favor. Nunca había visto tantos personajes nuevos, quiero intentar algo con ustedes.

—¿Cómo sabes que somos nuevos?— Le pregunta Rose. —Hay muchas personas en esta ciudad.

—Estoy segura. Ya me he acostado con todos aquí así que definitivamente son nuevos.

—¡Anastisia!— Dice consternadamente su novio.

—No le hagan caso. Cuando cambie la escena se le olvida todo. — Responde ella ignorándolo completamente. —Entonces, ¿qué dicen? ¿podrían ayudarme?

Observo como Rose está a punto de negarse pero como quiero quedarme en esta historia el mayor tiempo posible, respondo antes que ella.

—Sí, claro, nosotros te ayudamos.

—Samantha...—Me advierte Rose con su gesto atemorizante.

—Solo es un rato.— Me excuso y salgo corriendo antes de que pueda refutar algo.

Nos montamos en el helicóptero ahora manejado por Anastisia y a pedido de ella dejamos en el almacén a Christofer Gray. Viajamos por unos minutos y para nuestra gran sorpresa llegamos a una mansión al frente del mar.

Anastisia aparca el helicóptero en el techo y aún mareados bajamos de él.

—Quiero que me acompañen al baile de hoy en la noche.— Dice ella. —Tal vez puedan ayudarme a cambiar la escena.

—¿Cambiarla?— Pregunta Rose mientras entramos a la mansión.

—Un joven que pasó por aquí me dijo que puedo hacerlo con mucho esfuerzo.— Responde como si fuera lo más fácil del mundo. —Quiero evitar a Christofer, ya no lo aguanto. Al principio estar con él era emocionante pero he vivido esta misma historia tantas veces que ya hasta me sé sus frases.

Nos guía por un largo pasadizo y abre la puerta de un gran clóset.

—Parecen vagabundos, escojan lo que quieran, los quiero cambiados para las 8. Este tiene mi ropa y en el cuarto del otro lado está la de Gray.

Prácticamente me tiro a la bañera y me encierro ahí, necesito una ducha urgentemente. Luego escojo un largo vestido negro con lentejuelas junto con unos tacones altos del mismo color y me los pongo.

—¿No te vas a cambiar?— Le pregunto a Rose que otra vez está en una esquina metida en sus pensamientos.

—Solo voy a ir así.— Responde señalando su uniforme de conserje que lleva desde que la conocí.

Yo niego con la cabeza. —No te voy a dejar salir así, esta puede ser tu última oportunidad de llevar algo tan caro.

La meto a regañadientes al baño y espero unos minutos hasta que termina de bañarse. Elijo para ella un traje azul elegante y le obligo a ponérselo. Recordando lo que me enseñaron Carim y Lily, nos maquillo lo mejor que puedo y unos minutos antes de las 8 estamos listas para el baile.

Bajamos al salón principal y ya hay un buen grupo de personas reunidas conversando. Busco con mi mirada a Tobby pero no lo encuentro.

—¿Podrías decirles a los chicos que se apuren?— Me pregunta Anastisia llegando apurada hasta donde estamos. —La escena ya va a comenzar y todavía no bajan.

Asiento obedientemente porque yo también quiero ver a Tobby y subo hasta la habitación en donde está. Doy unos golpes a la puerta y Dylan la abre de un golpe.

—¿Qué quieres?— Dice bruscamente.

—Avanza inútil, ¿no puedes hacer ni una cosa bien?— Digo imitando su tono.

—Lo siento mucho.— Ahora responde Tobby. —Fue mi culpa que nos demoráramos. No sabía como amarrar el nudo de la corbata.— Dylan abre la puerta totalmente y me da una visión completa de mi amado.

Simplemente me quedo sin palabras. Luce hermoso con el esmoquin negro que lleva puesto.

—¿Puedes dejar de mirarme así?— Me pregunta rascándose la nuca. —Me avergüenzas.

—Yo..., ella...quiere que...—Tartamudeo. Solo puedo concentrarme en él.

—Agh, odio cuando se ponen así.— Nos interrumpe Dylan. —Hay que bajar rápido.

Tobby toma mi mano y caminamos juntos hasta el salón. Si muero estoy segura que recordaría en mis últimos momentos esta sensación que produce su piel junto la mía.

Se detiene frente mío y susurra en mi oído.—Yo no hago el amor, yo follo duro.— Ahora soy yo la que se pone roja.

—¿Qué?— Pregunto asustada de que esas palabras vengan de él.

—Lo siento.— Se excusa rápidamente nervioso. —Solo lo leí en el libro y quise repetirlo, ni siquiera sé que significar follar.

—Ya no repitas esa palabra, Tobby. Mejor bailemos.— Propongo para bajar el calor que empezó a surgir en mí. Él asiente y me sigue a la pista de baile.

Coloco sus manos en mi cintura y yo pongo las mías en sus hombros y así empezamos a bailar al ritmo lento de la música clásica. Mala idea.

Mientras nos movemos nos pisamos mutuamente y chocamos con las otras parejas que bailan al costado. Tropiezo con mi largo vestido y termino rompiendo mi tacón mientras caigo estruendosamente al piso al mismo tiempo que jalo conmigo a Tobby.

—¿Nos vamos a otro lado?— Le pregunto después de que me levanta pesadamente del suelo.

—¿Y el plan de Anastisia?

—Está distraída con Dylan y Rose. Hay que salir solo un momento.

Lo tomo de la mano antes que lo piense más y lo llevo fuera de la mansión. Me quito los tacones así que comienzo a caminar descalza por la playa. Encontramos una roca grande y ahí nos sentamos.

—Tobby, tengo algo que decirte.— Hablo rompiendo el silencio. Me levanto y me arrodillo frente a él.

—¿Quieres casarte conmigo?— Le pregunto. Él solo ríe y se niega.

—Dijiste que solo seriamos amigos, ¿recuerdas?— Responde.

—Quiero pedirte perdón por eso.— Digo todavía arrodillada. —Solo pensé en mis sentimientos pero no en como podría llegar a herirte. Tal vez no sepa muchas cosas pero lo que de ahora estoy segura es que te amo como amigo y como hombre, te amo de todas las formas posibles, Tobby. Aún si desapareciera o cambiara, mi amor por ti quedaría. Soy tuya, Tobby, lo he sido y siempre lo seré.

Él se acerca hasta donde estoy y acaricia mi cabello mientras sonríe.

—¿Puedo besarte?— Pregunta tímidamente. Yo solo asiento vagamente con la cabeza perdida en sus ojos así que él se inclina con suavidad, sus mejillas todavía ruborizadas y con la respiración entrecortada, los dos estamos nerviosos y a la vez anhelantes.

Cierro con lentitud los ojos. Tobby me da suaves y cortos besos en los labios con ternura, lo que hace que sienta mariposas en todo el estómago después de mucho tiempo. De repente, mi boca posa un beso tan fuerte en la suya que le hago abrir los labios, y a través de ahí, todavía tímidamente, mi lengua se cuela. Si las sensaciones hasta aquel momento eran alucinantes, ahora estaba a punto de sufrir un colapso cerebral. Coloco mis brazos alrededor de su cuello atrayéndolo aún más a mí, por lo cual él suelta un suave gemido, implorando más. Sé que le da vergüenza el tener que mover su lengua. En realidad, el beso es muy torpe, desacompasado, inocente. Aunque tal vez he dado algunos más apasionados, ningún otro superará este porque nos besamos como si este fuera el último beso.

Después de varios minutos nos vemos obligados a separarnos por la falta de aire, Tobby baja su mirada aún más avergonzado que antes y vuelve a sentarse en la roca donde estábamos. Busco su mirada juguetonamente pero él me esquiva en cada intento. Me encanta que sea tan tierno.

Me siento a su lado y tomo su mano. —¿Y si fuéramos humanos reales?— Pregunto de pronto acariciándolo suavemente.

—Si lo fuéramos hubiera aceptado tu propuesta de matrimonio.— Responde tras pensarlo bastante.

—A mí me gustaría ser piloto, podría conocer todo el mundo y las culturas de cada país. ¿Y a ti?

—Con estar contigo bastaría.— Dice melancólico pues sabe que nunca podremos tener una vida normal.

—Quiero tener tres hijos y dos perros. Una casa cerca de la playa y así al envejecer, seguiría sosteniendo tu mano al igual que la tengo ahora.

Apoyo mi cabeza en su hombro y él apoya la suya en la mía.

—¿Y si huimos?—Sale de mi boca la pregunta antes que incluso la pensara. Quiero estar con él todo el tiempo que me reste de vida, pero para eso no tenemos que volver a nuestra historia. —Podríamos escondernos hasta que empiece una escena y huir por un portal. No quiero volver allá.

—Samantha...

—¿Podrías por solo una vez pensar en lo que quieres y no en lo que debes hacer? Mereces ser feliz, Tobby. Nunca lo serás si sigues siendo un extra mirando todo de lejos.

Él niega con la cabeza. —Piensa en los demás personajes como yo, cada uno de ellos tienen historias y vidas que terminarían si no volvemos a la novela. No puedo hacerle eso a ellos.

—Por favor.— Le digo rogándole. —No soporto la idea de volver a ser esclava de la historia.— Tomo su rostro con las manos y lo miro directamente. —Hazlo por mí y por ti.

—Déjame pensarlo.— Simplemente responde y se levanta. —Voy a volver a dentro, ¿me acompañas?

—No, adelántate, quiero estar aquí un rato más.— Respondo ante su oferta.

Tobby vuelve al salón y yo me quedo observando como las olas van y vienen. Así siento que será mi vida en la novela, una repetición constante de vueltas y vueltas de la misma historia una y otra vez.

—Deseo que Tobby sea feliz.— Digo en voz alta esperando que alguien se compadezca de mí y escuche mi ruego.

Se oye de pronto un grito en la fiesta y me levanto de la roca para ver qué es lo que está pasando dentro. Corro lo más rápido posible y cuando llego, observo desde lejos que un portal está abierto y Rose ayudada del intruso, arrastran a Tobby dentro de él junto con ellos.

Grito con todas mis fuerzas tratando de detenerlos pero no me escuchan, me acerco a donde todavía está el portal y trato de entrar en él pero en mi intento soy alcanzada por Dylan, que me agarra de los hombros y aunque lo golpeo no me suelta.

Y así, entre varias lágrimas de frustración, Tobby desaparece frente a mis ojos.

***

Solo quería contarles que en el proceso de escritura de este capítulo, mi perrita murió. Si tienen una mascota, abrácenla muy fuerte por mí, debemos atesorar cada momento precioso junto a ellas.

Con amor,

~bananatoxica y Cholita, ella fue mi compañera de desveladas. ♡


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro