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Capítulo 12: ¿1% bueno o 1% malo?

—Ya sé que estamos en una novela, bruto.

Los presentes la observan confundidos, en cambio lo único que puedo hacer es preocuparme. Rose me advirtió que si los personajes principales tenían conciencia de sí mismos era muy probable que la novela colapse cuando ellos no quisieran seguir lo que el autor ha escrito. Estamos en problemas.

—¿Ya lo sabes?— Pregunta Dylan sorprendido.

—¿No es obvio, imbécil?— Le responde ella escupiendo con desprecio cada palabra. Nunca imaginé que pudiera llegar a hablar así.

—No le digas así a mi bebé.— Defiende Alisson, levanta su soda para echársela a Samantha pero ella es más rápida y se la vuelca toda. La rubia oxigenada da gritos de desesperación y todos se ríen de ella. Me saco la chaqueta que traigo puesta y se la pongo encima a Alisson, después de todo nadie merece ser tratado así.

Samantha ve la escena y se detiene, da unos pasos hacia atrás recapacitando en lo que acaba de hacer y después de murmurar un «lo siento» sale del bar asustada.

Salgo también y el frío aire de la noche me recibe, la busco con la mirada y la encuentro sentada en la vereda, está lloviendo a cantaros pero gracias al poder de la protagonista no se moja. Me siento a su lado y le ofrezco una servilleta que acabo de robar del bar, se seca las lágrimas rápidamente pero cuando termina de hacerlo nuevas nacen de sus ojos y recorren su rostro. Acaricio su espalda mientras ella sigue llorando y después de lo que parecen horas por fin se logra calmar, recuesta su cabeza en mi hombro y cruza su mirada con la mía.

—Sabes, si algún día dejo de ser la protagonista de esta novela, mi único deseo sería tener frío.— Trata de tocar la el agua pero no puede. —Quiero llorar bajo la lluvia mientras me abrazo a mí misma por el frío.

—Algún día lo harás.—Me limito a decir.

Voltea hacia donde estoy y pregunta con mucha pena:

—¿Por qué me tuve que enamorar de él y no de ti? Eres muy bueno.

—Cuando alguien tiene un 99% de cosas buenas y un 1% malo es más fácil concentrarse en solo la cosa mala. En cambio, cuando es al revés, te enamoras tanto de ese 1% bueno, que te olvidas de todo lo demás. Creo que eso es lo que te pasa.

—Quisiera enamorarme de ti.

Asiento con tristeza, los dos sabemos que es imposible en esta historia.

—¿Cómo te enteraste de que estamos en una novela?— Digo para cambiar de tema.

—Fue poco a poco. De repente me empecé a sentir incómoda y a notar cosas raras, pero ayer este pensamiento vino a mi mente: Vivo en este Estados Unidos ¿no? Entonces, ¿por qué todos hablamos español? Y es así que entendí que estábamos en un chiché.

—¿Te sorprendiste mucho?

—Mentiría si te digo que no. Al principio me sentí muy triste, descubrí que toda mi vida es controlada por el escritor. Mi familia, mis amigos, Dylan, todos ellos en realidad no me aman, están conmigo porque tienen que hacerlo. Todo lo que pensaba que era mío, era en realidad ideado por el autor. Ni siquiera tengo pensamientos propios. Luego, decidí que iba a rebelarme.

—No puedes.— Interrumpo antes de que continúe.— No intentes rebelarte. Puedes afectar a todos aquí si lo haces.

—Pero...¿qué pasó con eso que dijiste sobre el amor y que no debo sacrificarme por alguien que realmente no me ama? No quiero estar con Dylan. Quiero amar a quien yo quiera.

—Estaba equivocado.— Respondo aunque se me parte el corazón con cada palabra que sale de mi boca.— Cada uno de los que están en está historia sufre por algo, todos somos controlados y aceptamos eso, por el bien de todos.

—¿Y el amor? ¿No importa lo que yo sienta?

—Hay vidas en juego. Lo que sintamos es lo de menos.

Se levanta y veo que otra vez las lágrimas se asoman por sus ojos.

—Lo siento, pensé que me entenderías.— Dice ella.

—También digo lo mismo.

Samantha se levanta y empieza a caminar. Quiero detenerla y confesarle que yo la elegí a ella pero sé que no debo. Desde que la conocí empecé a volverme egoísta, solo pensé en mis sentimientos y problemas ignorando así a todos en este mundo.

Camino absorto en mis pensamientos y llego a lo que supuestamente es una avenida. Hay varios carteles con anuncios y los edificios tienen varios pisos todavía iluminados. Las personas van y vienen ocupados, pero, si son extras ¿a dónde se dirigen? Cada uno tiene su historia y cosas que son preciosas para ellos pero no tienen más remedio que hacer lo que el escritor quiere. El único propósito en su vida es hacer que los protagonistas tengan su final feliz. Mi propósito también debe ser el mismo, debo sacrificarme por ellos también.

Cierro mis ojos deseando que todo esto termine, y cuando los abro es de día pero ahora estoy en la escuela. Entro al aula y encuentro a Samantha sentada en la primera fila, me coloco al lado suyo teniendo cuidado de tener contacto con ella. Sostengo el libro que ha aparecido al lado y me concentro en él. El profesor no explica nada relevante y solo se limita a leer frases de libros que justamente les recuerdan a los protagonistas que están enemistados y los motivan a reflexionar en todo el tiempo que pasaron juntos.

Suena la campana y aunque trato de salir primero, esta vez Samantha me gana y se va. Empezamos a murmurar sobre el tema de la apuesta y nos burlamos del hecho que ella pensó que el chico más popular estaba enamorado de ella. Termina nuestra escena y yo también salgo al pasadizo.

—Te tengo buenas noticias.— Me informa alegremente Rose. Yo también me contagio de su humor, nunca la había visto tan feliz.

—Yo tengo malas.— Le digo decidido a contarle la verdad por el bien de todos.— ¿Quién empieza?

—Yo. ¡La historia va a terminar pronto!— Dice casi gritando.

—¿Cómo sabes?— Pregunto todavía incrédulo.

—Ayer fue el descubrimiento de la apuesta, ¿verdad? Esa es la última dificultad, solo faltaría que Samantha tenga su primera vez y luego ¡listo! Tienen su felices para siempre.

—¿Primera vez de qué?

Se acerca a mí y susurra en mi oído: —Teniendo sexo.

Siento como todo el rostro se tiñe de rojo así que evito su mirada.

—Mira cómo te pusiste.— Exclama riéndose a mi costa.— Pero, qué se puede esperar de ti, con las justas sabes lo que es un beso.

—Sí sé lo que sexo significa.— Me justifico.— He leído de eso en los libros que me dijiste.

Termino de hablar y recién me doy cuenta de lo que he dicho. Rose abre los ojos y desordenada mi cabello. —Tobby, ya eres un niño grande.

Me volteo para ignorarla así que ella pregunta: —Y ¿cuál era la mala noticia?

Estoy por responder pero se oye un golpe contra los casilleros. Volteo esperando ver a Dylan en una pelea pero grande es mi sorpresa cuando a la que encuentro es Samantha.

—Repite otra vez lo que dijiste perr*.—Le pregunta ella a una Alisson que se encuentra arrinconada con la pared.

—Que eres una nerd ilusa. Pensaste que Dylan te quería pero en realidad solo te utilizó.— Responde ella entrecortadamente por el agarre de Samantha. Esta última la abofetea dejando a Alisson sorprendida por el repentino cambio de personalidad.

—No vuelvas a hablarme así en tu put* vida, porrista de mier**.

—¿Por qué no pronuncia bien las malas palabras?— Le pregunto a Rose que está estupefacta.

—Es la protagonista, las chicas buenas no las dicen.— Se voltea hacía mí y ya sé que estoy muerto. —¿Esta era tu mala noticia?

Asiento con pesar y Rose trata de mantener la compostura. —Ya falta poco para que todo esto termine, por favor, ayúdame a cuidar que todo salga bien, Samantha y Dylan deben seguir en sus papeles sino...

—Ya sé. Toda esta historia colapsará.— Interrumpo imitando el tono de voz que usa cada vez que me lo ha dicho.

—Qué bueno que lo tengas en cuenta.

Comienza la escena y ahora los estudiantes en el pasadizo murmuran sobre Samantha, ella camina con la cabeza gacha y por mera casualidad se cruza con Dylan. Él quiere acercarse pero ella lo esquiva y corre hacia la salida de la escuela, mi primer impulso es seguirla, eso es lo que he hecho desde que tengo conciencia, sin embargo, me recuerdo que ese no es mi papel y solo me quedo quieto observando como se aleja poco a poco.

***

¿Por qué no me sigue? Me pregunto mientras camino hacia ningún destino en específico, estoy tan acostumbrada a que Tobby venga detrás mío cada vez que me pasa algo malo que asumí que esta vez también vendría a consolarme, pero no lo hace.

Camino hacia casa y desde la entrada puedo observar a mis padres sentados en el comedor. Después de pelear con Dylan, ellos fueron los primeros a los que acudí, me perdonaron de inmediato. Abro la puerta y los saludo, subo las escaleras con dirección a mi habitación hasta que me doy cuenta de  que en realidad quiero pasar tiempo con ellos. Bajo y me siento a su lado.

—¿Por qué estás aquí, hija? ¿No prefieres estar en tu cuarto?— Pregunta mi padre.

Niego con la cabeza. —Quiero estar con ustedes.

Hay un silencio extenso y aunque trato de hallar un tema de conversación, no puedo. No sé mucho sobre mis padres, solo converso con ellos cuando paso por algún problema o me castigan.

—¿Cómo se conocieron?— Al fin se me ocurre. Mi mamá lo piensa un poco y comienza a contarme su historia. Toda la tarde me la paso escuchando pequeñas partes de la vida de los dos y ahora sé que a pesar de que me aman porque el autor los obligó a hacerlo, son la única familia que tengo y el amor que yo siento hacia ellos sí es real. Eso es lo único que importa.

Pasan algunos días en los que entre todos los estudiantes nos ignoramos mutuamente hasta que en la clase de literatura es ahora de presentar el proyector final, cada alumno tiene que recitar ante los demás un poema o un relato de creación propia.

Trato de prestar atención al trabajo de los demás pero todos murmuran cosas sin sentido, llega mi turno y por lo mal que me siento no presento la tarea. La maestra pregunta si alguien falta y como nadie responde saca una hoja de su maleta.

—Este es el trabajo que un compañero suyo ha hecho pero por motivos personales no ha podido presentar.— Obviamente es de Dylan. Ella empieza a leer lo que el papel contiene y no puedo evitar sentirme agradecida. Si fuera la antigua Samantha hubiera creído en cada una de las palabras allí escritas y le hubiera perdonado todo, agradezco que ya no soy ella.

Termina la clase y soy obligada a buscarlo. Me dirijo a su lugar favorito de la ciudad entonces lo encuentro echado en el pasto.

—Viniste.— Dice sorprendido al notar mi presencia.

—Escuché tu relato. ¿Lo decías en serio?

—Lo siento mucho. Me equivoqué, yo te amo.

Me acerco a él, nuestras distancias se acortan y nos hundimos en un profundo beso. Cuando por fin podemos ser libres él se separa de mí y evitamos nuestras miradas.

—Ya acabará pronto, así dejaremos de vernos.— Le digo.

—¿Acaso eres tan idiota? Estamos destinados a estar juntos. ¿Qué crees que pasará cuando todo esto termine? El autor nunca nos dejará en paz, hasta que este mundo termine tendremos que estar juntos.— Responde.

—¿Eres así de grosero con todos?— Pregunto cansada de su mal trato.

—No, a la única persona que trato como basura es a ti, porque sé que haga lo que haga siempre vas a estar a mi lado.

Me separo más de él, no puedo estar ni un segundo a su lado. —Ya no más. Así mi existencia esté en juego, no quiero estar contigo.

Camino casi corriendo hasta que sin darme cuenta llego a la casa de árbol. Una pequeña luz está encendida así que subo a su encuentro.

—Samantha.— Dice Tobby con una sonrisa, es reconfortante ver una genuina después de varios días.

—¿Te quedas aquí siempre?

—Solo cuando las escenas duran mucho, como no tengo a donde ir vengo aquí a pasar el rato.

Tomo asiento y él imita mi posición. Se instala un silencio entre nosotros pero no es para nada incómodo, los dos tenemos cosas en las cuales pensar y necesitamos tiempo para resolverlas, lo importante es que estamos uno para el otro.

—Tobby, ¿sabes en qué año se prohibió la esclavitud?— Le pregunto. Él niega con la cabeza. —En el año 1833 se declaró que ningún ser humano podía ser propiedad de otra persona.

—¿A qué viene todo eso?

—Nadie merece ser esclavo de nadie, ni siquiera del escritor. Prefiero morir siendo libre que vivir una vida siendo controlada por alguien, estoy segura que si los demás supieran lo que pasa también querrían lo mismo. Antes que una nerd o una novia, soy Samantha, merezco pasar tiempo para mí misma.

—No estoy muy seguro.— Contesta todavía dudando. —Te prometo que si el destino lo quiere nos volveremos a encontrar, pero no en esta historia.

—No creo en el destino.— Respondo.— Yo te quiero ahora.

Tobby voltea ante mi declaración, nuestras miradas se cruzan y aunque varias alarmas resuenan en mi mente, reúno todo el valor que tengo y lo beso.

Nuestros labios se rozan dulcemente mientras se mueven, he dado muchos antes pero este es diferente a los otros, este beso es real.

—Quiero amarte.— Le susurro.

***

¿Cuál beso les gustó más? ¿El que le dio Tobby a Samantha o este último?

Mi preferido fue este.

~bananatoxica

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