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Cap 11: entrelíneas

Dua Lipa - The hills (The weeknd cover)

                                                                         ✩✩✩

La luz solar que se colaba por la cortina cubriendo el ventanal la había despertado de su sueño intranquilo, y ahora, con la cabeza a punto de estallarle y con su cuerpo extendido, inmóvil, como hechizado y perdido en medio del ropaje, Cloe aferraba sus manos con fuerza a la colcha de su cama, ignorante del eventual dolor de brazos que le traería su inconsciencia. Se encontraba con la mitad del rostro cubierto, dejando únicamente a la vista un par de ojos desorbitados, ligeramente perdidos en un punto vacío de su habitación, como si estuviese escondiéndose de algo o de alguien —quizá de ella misma, quién sabrá—.

Había despertado sintiéndose incapacitada para cualquier cosa, con la mente amnésica, su corazón flemático y el estómago revuelto. Sentía un nudo en la boca de su estómago que le inquietaba y le dejaba con una sensación de atolondramiento y resignada a un no sé qué que le había sido imposible desmenuzar desde la madrugada de la noche anterior, luego de que se había apartado bruscamente de los brazos de Timothée, en demasía espantada y agitada, tan así que parecía que no le habían quedado fuerzas ni a su cuerpo ni a su mente para despertar con semejante desasosiego una segunda vez.

Frente a sus ojos desorientados se cernía esa escena que le había terminado de cortar el último hilo con que su pecho le sostenía el corazón, dibujándose en su mente, como si de una película se tratase, esa manera que tuvo de apartar con brusquedad el cuerpo de Timothée de su lado, dejándole completamente turbado y con su cuerpo desequilibrado a causa del impacto que le causó su abrupto movimiento. Le había observador una última vez antes de alejarse, pero él se había mantenido quieto, estatuario en la misma posición en que había estado antes que ella se apartase, con sus brazos rígidos en posición horizontal, sin siquiera atinar a darle una última mirada.

Cloe no era necia, ella supo de inmediato el significado de su actitud: estaba frustrado, quizá hasta molesto con ella por su manera de tratarle incluso en los momentos en que por lo menos un atisbo de intimidad y sosiego emergía entre ellos. Y lo confirmó a los pocos segundos, cuando ya dispuesta a irse del lugar le escuchó suspirar adolorido, haciéndola detenerse en un instinto, para luego oírle decir, aun de espaldas y sin mirarle:

Te deseo, Cloe.

Con una voz tan clara y firme que le resultó imposible reprimirse el temor de que alguno de sus padres anduviera por allí deambulando y se percatara de la situación.

Pero ella, que no podía procesar ni lo que sentía ni lo que le decía el castaño, optó por apresurar el paso y sencillamente adentrarse en su habitación. ¿Cómo iba a reaccionar a las palabras del muchacho? ¿Cómo? Si él no le había demostrado más que ser un pesado, un bufón que probablemente solo objetaba juguetear con ella al igual que lo hacía con esas muchachas de por allí.

Aun así, esa conclusión no la terminaba por tranquilizar, algo en ella se removía y le hacía poner en duda esa premisa. Y a decir verdad se culpaba a ella misma, y es que tenía que aceptarlo...ella sí sentía atracción por él, claro que sí, lo había deseado, había sentido ganas de... Pero eso no quería decir nada, ¡claro que no, por supuesto que no!

Y aunque no pasó nada— porque claro que no pasó nada— no podía mentirse con el hecho de que se había dejado llevar—un poco—y entonces el remordimiento y la culpa la apesadumbraban, tanto que sentía que si Lucca la llamaba no podría responderle, no, no ese día, no con todos esos pensamientos ofuscándole la mente, y lo odiaba, odiaba sentirse una cobarde porque ella jamás lo fue, nunca nada le había hecho temer—excepto el océano, claro— a tal punto de no ser honesta con la gente que apreciaba.

Pero al menos tenía un punto a su favor: podría hacer como si nada hubiese pasado. Aunque...esperen ¿qué necesidad había de hacer como que nada había pasado si en efecto nada había pasado? Su mente le estaba jugando una mala pasada, simplemente debía actuar normal, era ella la que se estaba inquietando de más.

De pronto escuchó los murmullos de ambas familias en la terraza. Genial, pensó con sorna para sí. No tenía ganas de salir a allí afuera a desayunar, sabía que si lo hacía más de algún comentario se dejaría escapar cuestionando la causa de su rostro opaco cuya expresión no delataba más que un tenue pero notorio desasosiego. Quizá podría inventar que se sentía enferma, que le había bajado el periodo y tenía cólicos... sí, eso era. — ¿Y no era que nada había pasado, Cloe? para qué inventarse malestares, qué necesidad si ya tienes una buena razón para ello, ¿para qué buscarse otra?—.

Se levantó de un saltó y entonces se dio cuenta que no había necesidad de planear nada, que ciertamente se sentía fatal, que la cabeza le dolía a mares, que sentía un cosquilleo en toda su piel y un sutil dolor en todos los músculos de su cuerpo.

— ¿Cloe? ¿Puedo pasar?—la voz de su madre tras la puerta la sobresalta.

—Sí, ma—responde apenas, con la voz algo más grave de lo normal.

— ¿Qué pasa que aún no te alistas para desayunar?—cuestiona Ema, caminando hacia ella con el ceño levemente fruncido—. Dios, Cloe. Te ves terrible—suelta sorprendida su madre, llevando sus manos a la frente de la chica.

—Bueno, gracias—arquea sus cejas con sorna.

—Estás ardiendo en fiebre, hija, pero ¿qué te pasó? No me digas que te pasaste de frío.

—No...—duda.

Afortunadamente para ella, el sonrojo a causa de la fiebre opacó con creces el que le produjo el haber recordado el aire golpeándole el cuerpo y la entrepierna la madrugada anterior. Y digo afortunadamente porque a la inversa, su sonrojo la hubiese delatado frente a su madre, de quien Cloe había heredado esa intrínseca astucia que le permitía captar al instante la impalpable huella de lo secreto.

— ¿No?—inquiere Ema.

—No.

—Bien, si tú lo dices...—le mira con ojos entrecerrados, sospechosa—. No puedes salir así hoy, debes descansar. Ve a darte una ducha fría y quédate en la cama—ordena con la típica actitud mandona que le habría hecho protestar a Cloe de no ser porque excepcionalmente sentía que esta vez estaba lejos de convenirle—. Te traeré unas vitaminas y te pondrás mejor, pero tienes que descansar ¿me oyes?

—Claro mamá—sonríe satisfecha. Siente que al parecer la existencia está de su lado hoy.

Se levanta lo más animosa que le permite el cuerpo, pero en tanto se percata de la mirada llena de extrañeza de su madre, que nota que su hija no ha protestado en lo absoluto contra su orden (cosa bien rara a decir verdad), cambia su semblante al de quejumbroso de inmediato, buscando su ropa con rapidez para pasar a dirigirse a la ducha ahora a paso más lento, sintiendo la mirada de su madre sobre ella, sobre sus movimientos y gestos, como intentando descubrir el rastro de lo oculto en alguna posible eventual torpeza en su hija.

                                                                         (...)

Desplegándose el manto lunar de la noche sobre los cielos y sobre el mar, Cloe había optado por contemplar a través del cristal de su ventanal el océano oscilante ante sus ojos. Su habitación se encontraba sumergida en el color ocre que propiciaba la lámpara cuyo resplandor acanelado apaciguaba su dolor de cabeza, permitiéndole posar su vista allí donde quisiese sin necesidad de cerrar los ojos con fuerza.

Erguida frente a la vidriera, con su cuerpo ligeramente ladeado y con sus manos cruzadas en su regazo, percibía que se extendía a manera de un vapor nebuloso por todo su interior y su cuerpo, cierta sensación de añoranza que se intensificaba cuando presenciaba a la oscuridad extendiéndose frente a sus ojos allá en el lejano exterior. Sus pupilas titilantes parecían guardar en su fulgor algún tipo de esperanza o promesa que parecía desesperada por salir de su interior, y entonces, dio a la distancia con el lugar que había sido testigo de la madrugada anterior.

Se fundió imaginando la manera en que había ocurrido todo, desde que llegó sola allí con el inocente propósito de apaciguar su ánimo aletargado con una buena copa de vino y un tabaco, hasta que apareció imprevistamente el chico atrás de ella, pero sobre todo quiso rememorar ese momento, se empecinó en dibujar en su mente todo el espacio de tiempo desde que Timothée había llegado allí hasta que ella había optado por retirarse. Se sintió profundamente tocada evocándolo, sintió que la nostalgia de la madrugada anterior le carcomía el pecho y la garganta, todo su interior, hasta el alma, produciéndole cierto cosquilleo en el estómago que le atolondraba.

Anheló con fervor volver a ese instante, quería volver a verle y a estar con él de esa forma, envueltos por el velo de la oscuridad y su silencio, por los murmullos del océano y por la fragancia de su brisa rozándoles los cuerpos. Deseaba volver a olerle, quería sentir su aroma atiborrándole la piel y quería sus manos en sus muslos, en su cuerpo, en su cuello, quería de nuevo sus labios en su piel, mordiéndola, succionándola. Mierda, pensó, cerrando sus ojos con fuerza, mordiéndose el labio en un gesto inconsciente, temiendo en cuanto sintió ganas de llorar a causa del intenso anhelo que la desbordaba.

Notó que su cuerpo había comenzado a temblar, sus rodillas se movían ligeras y sentía el latido de la vena del corazón en su cuello saltando con vigorosidad, así que respiró hondo y exhaló el aire, definitivamente algo no andaba bien...Sí, le extrañaba, le echaba de menos, y mucho. No lo había visto durante todo el día y le lastimaba su ausencia, le lastimaba estar contemplando las aguas lúgubres sin él. Una punzada le pegó con fuerza cuando ya no pudo cargar más con las excusas y se permitió ser honesta con ella misma: Timothée le dolía....porque era incapaz de entender cómo mierda podía estar sintiendo algo así por él, tan de pronto, tan abruptamente. No era coherente, no tenía explicación alguna.

Parecía que el peso con el que cargaba esa confesión se hubiese convertido en una ola que arremetiese contra ella, porque se quedó absorta e inerte, con sus labios ligeramente abiertos y con una postura estatuaria, sintiendo una presión en el pecho que la inmovilizaba; y hubiese seguido así quizá por cuánto tiempo más, pero de manera inesperada el sonido de la puerta abriéndose la hizo espantar, desvaneciéndosele los pensamientos como si del mismísimo vapor de un cigarrillo se tratase. Miró hacia la puerta de inmediato, y aunque no haya querido admitirlo, durante esos milisegundos que tardó en voltear sus ojos, ella anheló como nunca que el culpable de su repentino sobresalto fuese él, fuese Timothée.

Y es que de las personas que tenían la posibilidad de deambular por allí, Timothée era el único lo bastante imprudente como para llegar y entrar sin siquiera darse la molestia de golpear.

— ¿Qué haces acá?—cuestiona con voz resulta aunque ligeramente quebrada.

Con ese recibimiento se tragó la cascada de emociones que hace un momento amenazaron con ahogarla hasta tal punto que casi le cortaban la respiración. De inmediato se acercó hacia él, con su pecho saltando sobremanera.

—Quería ver si era cierto eso de que te encontrabas enferma—suelta con sorna el muchacho, cerrando la puerta tras de sí.

—Pues ya te das cuenta de que sí—suelta, indignándose de pronto Cloe, atontada por la capacidad del muchacho de hacerla fluctuar entre una emoción y otra.

—Sí, a decir verdad te veo bastante bien—Le mira. Sabe que tras esa delgada tela la piel de Cloe se encuentra casi por completo desnuda, únicamente cubierta por sus ropajes interiores, y que demostrarle con descaro a Cloe que él lo notaba, le haría colmar un poco más la paciencia.

Estaba dolido, dolido por su reacción de la madrugada anterior y por su silencio, por su manera de dejarlo allí sin siquiera responder a su confesión, con la sensación de vértigo cubriéndole su sentir e incapacitándolo hasta para dormir. No habría soportado pasar otra noche más así, ensordecido a causa de su ocultación, de su descaro para hacer como que no le había tocado el cuerpo, besado el cuello, sus hombros....sus clavículas.

—Al menos podrías haber tenido la decencia de tocar antes de entrar, Timothée. ¿Qué pretendes viniendo hasta acá? Necesito descansar. —comenta ofuscada y sorprendida, incapaz de creer el atrevimiento del muchacho: entrar a su cuarto así y mirarla de esa manera tan....

—La verdad es que quería comprobarlo porque de lo contrario venía dispuesto a invitarte a la fiesta en la popa—miente con osadía.

Solo quería verla, con indiferencia de cuán molesto pudiese estar, él quería hacerlo, donde fuera, en el desayuno, en una fiesta, en la cama...eso no importaba, no importaba dónde, él anhelada al menos un dejo de su presencia y se inventaría hasta la peor excusa para lograr resguardar en su interior aunque sea un grácil matiz de su aroma, si no podía con sus labios o con su piel, al menos su fragancia era un buen consuelo porque era la única que guardaba alguna que otra brizna de lo que era su cuerpo, y con ello le bastaba.

— ¿Qué parte de "no quiero ir contigo a esa jodida fiesta" no entendiste?

—Wow wow está bien, Cloe. No tienes que hacerte la molesta conmigo, no tienes derecho—suelta molesto, con su semblante tenso y endurecido.

Cloe lo entendió, sí, definitivamente le había fastidiado su actitud el día anterior. ¿Pero por qué? él sí que no tenía derecho a molestarse. Iba a responder en demasía molesta, harta ya de que el chico llegase así únicamente para confundirla más de lo que estaba, ¡únicamente para molestarla y reclamarle nimiedades! ¡No le bastaba con haber dejado su presencia allí tan dentro en su interior que ni siquiera ella podía escudriñar exactamente en dónde! ¡Cómo si no fuese suficiente con haberla dejado a la suerte de sus deseos por él! ¡Le detestaba cuando era así, le detestaba!

Pero entonces escuchó los pasos de su madre acercándose a su habitación. Seguramente para asegurarse de que estuviese bien o al menos mejor que durante la mañana.

—Escóndete, escóndete Timothée—le susurró con afán, indicándole el recoveco bajo la cama. ¿O el baño sería mejor? Por dios, ya no había ni tiempo.

Le vio sumergir su cuerpo con agilidad bajo su cama, y ella, como olvidada de sí misma y de su cuerpo parado allí como dialogando con las paredes, se tuvo que voltear disimuladamente cuando sintió la puerta de la habitación abrirse.

— ¿Qué haces despierta?—inquirió su madre, moviéndose con rapidez hasta su velador para dejar allí otra tableta de vitaminas y un vaso con agua.

De pronto la atmósfera de su habitación se vio cargada de una vivacidad y potencia concedida por la inesperada llegada de Ema, quebrando con la tensión que antes había como apretujado a más no poder cada una de las partículas del aire desplegándose.

—No podía dormir—miente, apresurándose a sumergir su cuerpo entre las sábanas. Quería agilizar la ida de su madre.

¡Por dios! ¡Santa mierda! Cuántas veces ya se ha visto en la necesidad de omitir información o derechamente mentir a causa de las insensatas ocurrencias de Timothée.

—Sácate el camisón. Debes dormir lo más desvestida posible, no queremos que te suba la fiebre—le invita.

Cloe se desviste con rapidez, percibiendo en su estómago y en su pecho una fuerte expectación, una emoción que pareció intensificarse cuando la tela de su camisón le acarició los pezones al quitárselo, y cuya fricción le generó una ligera excitación. Estaba húmeda. Su corazón sonrojado saltaba, latía con intensidad, con deseo, sintiendo en demasía el anhelo de que su madre saliese rápidamente de la habitación, que la dejase sola, que los dejase solos.

Mierda, Cloe, mierda...

—Estás mucho mejor, tu fiebre ha bajado considerablemente, cariño—le besa en la frente luego de haber chequeado el termómetro en el cuerpo de la chica—. Esperemos que amanezcas mejor mañana—le sonríe afable.

Apagó la luz de la ampolleta y dejó la habitación casi en absoluta oscuridad, ingenua....completamente ingenua a lo que ese inocente gesto ocasionaría en los impulsivos ánimos de esos dos cuerpos sumergidos en el manto secreto de la noche.

Un silencio rotundo se hizo presente.

Habían quedado solos.

Al fin.

Pensaron ambos, a boca cerrada, entrelíneas...

¡Lamento la demora! pero ya está, espero lo disfruten y sí es así cuéntenme en los comentarios si les parece :) no olviden votar si les gustó y quieren que continúe 😊🌊 muchos abrazossss

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