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12. Sad Looks.

Blue observaba decaído a su hermano, del cual, no hacía más que ignorarlo. Había ocasiones donde quería romper en llanto, pues su amado no estaba a su lado. Sabía que en parte era su culpa por esconder su pequeño romance a las cuencas de su hermano, pero tampoco quería que le apartaran de su lado.

Justo como ahora.

Soltó un suspiro largo. La luna ya había salido, y el cielo se transformó en un profundo y misterioso color azabache. Swap!Papyrus se encontraba durmiendo, como siempre.

¿Por qué él no dormía? Fácil, estaba pensando en Dust, y se sentía culpable al no poder estar allí cuando tuviera una de sus pesadillas.

Odiaba estar lejos de él.

Hubo una ocasión donde lo mencionó, y luego rió forzado al saber que no estaba con él.

Ahora solamente se dedicaba a darle tristes miradas a su hermanos por haberlo hecho.

Le insistía que no era malo. Su macabra apariencia lo hacía ver el villano, lo cual, no era cierto.
Él ha tenido razones para reaccionar de manera violenta algunas veces, pero jamás en su relación le había herido.

O bueno, hubieron excepciones, por ejemplo, cuando lo secuestró e hirió. Sus diversos insultos y acciones grotescas.

Sabía que no tenía elección.

—¡Papyrus, por favor! Déjame verlo sólo una vez. —rogaba el menor, y él negaba sin voltear a verlo.

Su hermano lo quería, y estaba consciente que lo protegía. Sin embargo, nunca lo haría toda su vida.

Y gracias a eso conoció al amor de su vida.

—No es malo, Papy. —dijo, sin que su hermano lo viera—. No tuvo elección, es todo.

—¿Y tú crees que fue bueno haber matado a tantos monstruos?

El pequeño suspiro, harto. Enserio que aquella conversación lo sacaba de quicio, igual cuando le contaba sus malísimos chistes. Lo observó y le dedicó una triste mirada, admite que estuvo mal haber acabado con la vida de tantos seres, pero él tuvo buenas razones.

Quizás sí había ocasiones donde su amado confesaba divertirse con los alaridos de dolor de los demás, y aunque desde hace tiempo ha querido quitarle ese lado homicida de su “polvito”, sabe que aquel lado lo había enamorado, ¿cómo? Ni él lo sabía, pero le gustaba. Pese a ser como es, así lo quería. No obstante, su hermano parecía no querer comprender.

—Papyrus, basta. Ni siquiera lo conoces.

—No tengo que conocerlo para saber la gran lista de pecados que conserva.

Suficiente. Aguantó cada palabra y acción de él, pero no dejaría que lo juzgara. No esta vez. Había ido muy lejos y siempre con el mismo tema. No debería juzgar a un libro por su portada. Se puso enfrente del mayor, con una mirada decaída, pero firme.

—Papyrus, tenemos que hablar.

—Yo no tengo nada que hablar contigo. —mencionó, con la cabeza enterrada entre el cojín—. Se supone que esta conversación debió hacer acabado hace una semana.

Siete días y ocho horas. Era mucho y poco al mismo tiempo. Sabía que no llegaría a nada con lo terco que, en ocasiones, era su “bro'”. Tenía que conversar con él otro momento y después sacar el tema que tanto fastidio le tenía Swap!Papyrus.

Agarro un plato con un taco en él y fue a su habitación. Se acurruó entre las sábanas y almohadas dispersadas en el lecho. Estaba algo desorganizado, pero podía soportarlo, no estaba tan peor como el del fumador. Su mente no hacía más que pensar en Dust, todo el tiempo, por eso las distracciones y la razón de haber quemado como siete veces la cocina, aunque ya eso parecía común.

Siempre era: Dust Dust Dust Dust Dust.

Sólo una vez quería verlo, y guardar cada detalle de él como si fuera la última vez que lo viera.

Soltó un largo suspiro. Esta vez no dormiría.

El reloj dio las once de la noche. Su hora de dormir ya había pasado. Escuchó el viento estrellarse en la ventana y luego se le ocurrió una idea. Una loca y estúpida idea que posiblemente después se arrepentiría. Pero luego estarían las lamentaciones y quejidos, ahora no tenía nada más que hacer.

Se quedó quieto un momento, ¿Enserio lo haría? No era idiota, las consecuencias estarían al regresar, y lo sabía. No quería más problemas y saber que Papyrus desconfiaba de él era malo. Le dolía.

Pero Dust...

—Sólo será un momento. —se dijo a sí mismo—. Dudo que sepa que me fui.

Abrió la ventana con mucho cuidado (esta vez no la rompería como las otras veces), al atravesarla la cerró de golpe. Asustado esperó un momento, pero el amantes de la miel no lo notó, y aliviado abrió un portal.

Dio un paso y al estar dentro miró por todos lados. Ahí estaba. Sonriendo con la mejor sonrisa, pero era diferente a las demás veces. Porque esta vez estaba sangrando.

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Lamento la gran espera.

Los amo ✿

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