
ʚ🍰ꜝֶָ֢ 𝙀𝙥𝙞𝙨𝙤𝙙𝙞𝙤 𝗢𝟯.
Mal, mal, mal.
Iba jodidamente tarde al primer día de su nuevo trabajo y probablemente Jungkook querría cortar su cabeza y exhibirla en las vitrinas que se podían observar afuera del café. Bueno, no tan literalmente, pero podía suponerse que tendría muy serios problemas.
A pasos presurosos pero firmes, se abrió un espacio entre toda la multitud de personas que comúnmente se encontraba pasando por allí en esas horas, era lo lógico, se podía considerar como una hora pico de la ciudad de Seúl.
No le dio siquiera tiempo de quitarse la bata blanca que usualmente usaba en las prácticas de laboratorio, pero en cuanto lo notó, rápidamente se la retiró, ganándose algunas miradas de cuanto extraño se paseaba por allí.
Su corazón se detuvo al ver a Jungkook fuera de la tienda, quizá echando un vistazo para cerciorarse de que efectivamente Taehyung podría no llegar a trabajar.
ㅡ¡J-JungKook! ¡Aquí estoy!
El omega se iba acercando cada vez más al dueño del café, quien mantenía una expresión bastante sería y que no estaba para nada contento con un retraso en su primer día laboral, ¿Quién se creía él para hacer lo que se le diese la gana?
ㅡVaya TaeHyung, hasta que por fin decides aparecerte.
La sangre del susodicho se heló ante la intimidante voz del alfa, así que sólo atinó a reclinar su cabeza con mucha vergüenza, en verdad no tenía planeado que su primer día fuese de ese modo.
ㅡ¿Y bien? ¿No te piensas excusar?
ㅡYo...ㅡsuspiró, calmando su respiraciónㅡTuve muchos contratiempos en la Universidad que realmente consumieron mi tiempo hasta el límite, y sé que eso no es ningún motivo para llegar tan tarde a trabajar, pero todo pasó tan deprisa que no pude organizarme y ¡L-Le juro que no volverá a pasar! ¡Sólo deme una oportunidad!
Ciertamente Taehyung decía la verdad en aquella historia que acababa de relatar. Era el presidente del comité de estudiantes del segundo año de medicina, así que fortuitamente y con muchos nervios tuvo que dar unas cuantas charlas en varios sectores de la facultad, además, le dieron la tarea de asegurarse de que los cadáveres que se usaban en prácticas y demostraciones estuviesen correctamente guardados su lugar para evitar que se estropearan de alguna manera. Por eso, su día se hizo verdaderamente largo y tedioso, pues tampoco le dio tiempo de llegar antes al café de Jungkook.
ㅡBien, bien, tan sólo entra. No perdamos más tiempo, te explicaré todo.
Con pena, Kim asiente a las palabras de su jefe y pasa justo a su lado para poder entrar a Extra Sweet Café.
Inmediatamente, un agradable aroma inundó sus fosas nasales, sintiendo su boca volverse agua.
ㅡ¿Te gusta el olor?ㅡrecibió un "si" como respuestaㅡPreparé brownies. Ahora mismo están en el horno.
El ambiente ya no era del todo tenso, se podría decir que Jungkook ya estaba calmando su creciente ira por lo de hace rato. Le indicó que le siguiese hasta la parte interna del café, a lo que Taehyung asintió.
Se maravilló al pasear su vista por la fina pero moderna cocina, que era simplemente preciosa con esos despampanantes azulejos que la adornaban, y no sólo eso, pudo fijarse en los hornos que estaban encendidos, cocinando aquellos brownies de los cuales Jungkook le habló hace unos momentos.
ㅡEsta es la cocina TaeHyung, aquí es donde ocurre la magia. Normalmente, acostumbro a hacer mis postres aquí para que estén más frescos en el momento en el que las personas vengan a comprar.
ㅡ¿Preparas todo aquí?ㅡJungkook asintió a la interrogante de Taehyung, sintiéndose bastante orgulloso de demostrarloㅡEs impresionante.
ㅡLo sé, y no es por presumir, pero preparo los mejores postres de la ciudad.
El menor río ante las suposiciones del mayor, y asintió reiteradas veces con la cabeza. Ese trozo de pastel que compró hace un par de días estaba realmente delicioso, jamás probó uno igual.
ㅡEspero que algún día me enseñes a preparar algo.
ㅡSi, un día que no sea hoy, eso es seguro.
Protestar era lo menos que iba a hacer Taehyung en ese preciso instante, así que con resignación, sólo suspiró, dirigiendo su total atención a Jungkook nuevamente.
Este habló por un rato sobre las cosas que tendría que hacer y no hacer de ahora en adelante, pero, ¿Qué tan complicado podría ser atender un café? ya antes trabajó en un restaurante, ¿Por qué esta vez sería diferente?
De una de las cajas que había en una esquina, específicamente bajo un largo y gran mesón, Jungkook tomó un delantal totalmente nuevo con el logotipo impreso del local y se lo entregó al reciente empleado con una pequeña sonrisa. Este gustoso aceptó la prenda y agradeció, colocándosela sobre si, pero notó que le quedaba algo grande.
ㅡLo siento, creo que no hay ninguno que sea de tu talla.
ㅡNo, no se preocupe. Éste está perfecto.
Jeon rodó los ojos y dejó escapar un pequeño suspiro.
ㅡBasta de utilizar el "usted", también me hace sentir muy viejo.
ㅡOk.
Dicho esto, un silencio extrañamente tenso se instaló antes ambos, pero aquello no perduró por mucho tiempo. La campanilla que estaba en la puerta de entrada resonó, dando a entender que un potencial cliente había ingresado al local.
Jungkook le sugirió a Taehyung que le observase atender a las personas desde lejos, ya que así aprendería más rápido. Kim rodó los ojos y se quedó tras el mostrador muy atento de las palabras que Jungkook utilizaba con cada cliente, y debía admitirlo, lo hacía muy bien. También le dejaron de tarea memorizarse cada uno de los nombres de los postres y sus respectivos precios.
Pero luego de un rato, fue pan comido para el omega, quien ya sabía los nombres de los postres de pies a cabeza, al igual que sus precios.
Ese día pudo notar el cómo muchísima más gente iba a visitar el café y ordenaban algo, ya que hace un par de días atrás cuando él pasaba por allí y compró aquel trozo de pastel, sólo unas cuantas personas estaban adentro. Mientras más clientela, más ventas, y más ventas significan dinero, y más dinero significa un buen salario y un jefe muy feliz.
Las cosas transcurrieron con normalidad durante la tarde, en donde Jungkook estaba tras los hornos sacando sus postres para que tomaran algo de aire y poder decorarlos sin riesgos de que los demás ingredientes se derritan. Por su parte, Taehyung se la pasó bastante ocupado atendiendo a las personas que llegaban de imprevisto y dándoles un pequeño escarmiento a los clientes que se terminan todas las muestras gratis con el propósito de comer sin pagar nada.
Tomando un respiro porque se sentía extrañamente cansado, dejó la escoba con la que barría el polvo del lugar y se dirigió a una de las tantas mesas que por ahora permanecen vacías.
Fue un primer día bastante productivo a pesar de los contratiempos.
ㅡPor lo que veo alguien ya está exhausto.
Una voz tras de sí le hizo sobresaltarse y casi se caía de la silla por el susto. Se tranquilizó al notar que era Jungkook, quien tomó asiento en la silla contigua y dejó sobre la mesa un recipiente con unas cuantas galletas con chispas de chocolate y un capuccino recién hecho. Agradeció el gesto con cansancio y llevó una de aquellas galletas a su boca.
ㅡMuchas gracias Jungkook, es sólo que... Cuando vine por primera vez no vi a tantas personas... Pensé que sería más ligero.ㅡesto último lo dijo un poco bajito, ya que no sabía que clase de reacción esperar por parte del mayor.
ㅡAh, respecto a eso, el café había sido inaugurado el día anterior, por lo que supongo que las personas no estaban interesadas en venir aún.
Claro, era un sitio totalmente nuevo. La gente normalmente no incursiona en estos lugares a menos de que vean a otras personas animarse a comprar allí.
ㅡPero, por lo que veo vas a tener muchos clientes que van a disfrutan tus postres. Tienes un gran talento para la repostería.
ㅡEso espero, di lo mejor de mi para abrir este sitio que fuese totalmente mío.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al observar su lugar creado a partir de tanto esfuerzo y duro trabajo. Se alegraba de que todo esto estuviese comenzando a dar sus frutos pese a que el negocio era bastante nuevo en una de las zonas más competitivas y voraces de Seúl como lo era Gangnam-gu.
ㅡ¿En serio? ¿Trabajabas para alguien más antes de abrir el café?
ㅡSi. Realmente mi anterior trabajo como contador me generaba muy buenos ingresos y vivía muy bien, pero se avecinó una gran desestabilización económica en Australia y me echaron como perro a la calle. No conseguí un empleo durante los siguientes meses y mis padres me sugirieron que viniera hasta Corea y ellos me acogerían hasta que encontrara algo a lo cual dedicarme. Y bueno, a pesar de todas las
dificultades, aquí me ves.
Terminó de relatar esporádicamente y por encima. Habían muchas cosas por contar pero que claramente no tocaría esos puntos con alguien como su empleado. Ni siquiera sabía el por qué comenzó a hablarle de su vida personal así como si nada.
Jeon JungKook vivió su niñez, adolescencia y parte de su adultez pacíficamente en Sidney junto a sus amados padres. Que eran australianos igual que él pero de origen coreano. Tuvo una vida bastante acomodada y varios privilegios de los cuales gozaba cada día; asistió a una de las mejores universidades de paga de la ciudad y se graduó con honores y con las máximas calificaciones. Era el mayor orgullo de sus padres al ser hijo único y un inteligente y destacado alfa, siempre era el mejor en lo que hacía.
Su ego estaba por las nubes. Se crió obteniendo lo que deseaba y eso no estaba mal según su propio criterio; el mando corría por su sangre y su sed de codicia ansiaba conseguir cada vez más. Obtuvo un buen puesto como contador en una de las mejores empresas de Australia y ganaba muchísimo dinero.
Un día, sus padres le dieron la noticia de que tendrían que mudarse debido a los notorios problemas financieros por los que estaban atravesando no sólo ellos, sino muchas corporaciones australianas.
La empresa familiar de construcción Jeon's & Co. tuvo que trasladarse a Corea del Sur, en donde la economía prosperaba de una gran manera y quizá podrían salvar todo por lo que alguna vez lucharon por construir.
JungKook se negó a irse, alegando que tenía un buen puesto de trabajo con un magnífico sueldo y un sin fin de razones más por las cuales se quedaría en Australia. Sin embargo, mantenía una razón por la cual no se iría, pero luego de tantos años se arrepiente de no tomar sus maletas y escapar lo más rápido del país.
Recordar aquello no le era muy placentero, pero ahora forma parte de su pasado, el cual con nada podría cambiar.
Jungkook mantuvo un rostro y una actitud bastante neutra durante toda la charla, Taehyung escuchó todo muy atento y con palabras cálidas reconfortó al contrario.
ㅡUhmm, ¿Hueles eso Taehyung?
ㅡ¿Oler qué?
El alfa comenzó a olfatear el aire a su alrededor, encontrándose con un sutil pero agradable aroma a chocolate blanco. No recordaba haber preparado algún postre que llevase aquel extravagante y peculiar ingrediente.
Con cierta lentitud, el rostro de Jungkook se fue acercando cada vez más al cuerpo de Taehyung, quien aún no caía en cuenta de lo que estaba pasando.
ㅡChocolate blanco...
ㅡ¿Q-Qué dijiste?
Todo cayó como un baldazo de agua fría para el omega, que con tan sólo dos simples palabras comenzó a temblar como gelatina a causa del miedo y le puso a sudar frío.
Era su aroma y Jungkook estaba comenzando a olerlo. Si se ponía intenso tendría que hacer algo y rápido.
ㅡAh, y-yo no logro olfatear nada, ¿Sabes qué? Muchas gracias por el aperitivo, ¡Me voy a trabajar otra vez!ㅡdijo rápidamente, levantándose de su asiento y corriendo hacia la parte trasera del local.
El aroma se intensificaba de manera paulatina y Taehyung se fue al baño con prisa. Se aseguró de que la puerta estuviese totalmente cerrada y deslizó su espalda en ella, dejándose caer al suelo.
¿Por qué de repente estaba tan nervioso y temblaba?
Sus manos sudaban copiosamente y su corazón latía a mil por hora. El baño ya estaba infestado de sus feromonas y no sabía lo que haría si Jungkook se enteraba de que era un omega y no un beta como él le hizo creer.
ㅡMierda, ¿Q-Qué me pasa?
Un bombillo imaginario se encendió en su cabeza y no, no podía ser posible. ¿Su celo se había adelantado?
Oh maldición, no tomaba supresores porque no había necesidad de ello, sólo cuando estaba cerca de su celo lo hacía con mucha precaución. Pero esta vez todo se salió de control y no traía las pastillas consigo.
Ya todo tenía sentido.
Rezaba para que Jungkook ni se le ocurriese aparecer por ahí en ese instante. Quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera en su casa.
Observó su teléfono y sólo faltaban minutos para que su turno acabara.
¿Ahora qué haría?
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