Carpeta de memoria 2
¿Solos?
A pesar de la hostilidad del universo y las desafortunadas casualidades que se puedan dar dentro de este, la vida siempre encuentra la manera de ser.
Con el pasar del tiempo, la tercera roca que orbita esta joven estrella se coronó como la nueva joya de su sistema planetario. De azul y verde se tiñó su superficie; y una nueva raza se alzó de entre los demás animales para tomar posesión de ella.
A lo largo de nuestra historia, los humanos nos hemos caracterizado por formar grandes imperios y sujetarnos a ellos. Algunos trayendo relativa paz y prosperidad. Otros fueron tiranías inmisericordes que sometieron a poblaciones enteras y grupos étnicos que poco o nada tenían que ver con estos. Desgraciadamente fueron estos últimos los que abundaron, y fueron inmortalizados en los libros de historia para nuestra educación y recordatorio.
Estas dos constantes no sufrieron casi ninguna alteración durante las eras que fueron sucediendo, hasta nuestros tiempos modernos. Incluso hasta en el comienzo de la era de la globalización existía y sigue existiendo un amplio margen de grises; solo que menos cosas empezaban a pasar desapercibidas en el mundo gracias a los importantes avances en nuestra entonces primitiva pero constantemente evolutiva tecnología, la cual, permitió que la gente se uniera cada vez más.
Fue solo cuestión de tiempo para que iniciásemos nuestra era espacial. Fueron tiempos críticos, pero muy emocionantes; eso les otorgó a las personas una nueva visión de nuestro futuro, y de lo que podíamos llegar a alcanzar como raza inteligente y con una voluntad inquebrantable.
Es increíble lo que pocas personas pueden llegar a lograr a base del más duro esfuerzo. Y, claro, con mucho, mucho dinero.
Al fin, pues, llegamos a la "actualidad": el comienzo de todo, y la parte de la historia que a ti y a mí nos interesa...
La tecnología humana está en pleno apogeo, a pesar de lo joven que todavía es. Los Increíbles avances en muchas ramas de la ciencia como la medicina, la tecnología y la economía le concede a la humanidad una calidad de vida que, estimábamos, no íbamos a alcanzar hasta dentro de 100 años o más.
Nuestra ambición y deseos de expandirnos nos da a tomar la osada de decisión de asentarnos en el planeta rojo. Esto también con el propósito de estudiar su superficie más a fondo con fines de investigación, y para saciar nuestra curiosidad y aumentar nuestros conocimientos.
Llevamos un largo tiempo analizando todos los posibles desafíos que podrían presentarse al intentar cumplir con esta monumental tarea que nos propusimos. Para que los primeros asentamientos en Marte sean autosuficientes, y puedan incluso crecer con el tiempo, se decidió lo siguiente: se empezarán las instalaciones cerca de un volcán inactivo para que el magma circundante debajo de ella pueda ser extraído y usado como fuente de energía. También, gracias a poderosos satélites, pudimos detectar que, bajo la corteza, hay una enorme cantidad de, lo que parecen ser, elementos de naturaleza metálicas; esto es debido a las fluctuaciones en la radiactividad del ambiente y del suelo provocada por esta gran anomalía.
No podría ser más idóneo: los poquísimos volcanes de Marte que llevan inactivos varios millones de años aún tienen ríos de magma fluyendo en su interior, y cerca de estos mismos hay lo que podrían ser grandes minas de elementos metálicos esperando hacer extraídos. Esto facilita muchísimo las cosas; y es obvio que no podíamos desaprovechar esta gran oportunidad.
Los preparativos para el lanzamiento ya culminaron, y es hora de iniciar el despegue.
Una vez que la cuenta atrás llega a su fin, la enorme nave espacial que lleva a los tres primeros seres humanos que pisarán Marte se eleva hasta los cielos, dejando tras de sí una columna de humo que poco a poco se va disipando en el aire.
Serán cuatro agotadores meses de viaje para este trío, pero "valdrán completamente la pena" según sus propias palabras.
Llegados ya a la órbita marciana, los tres astronautas descienden a la superficie dentro de un gran módulo, que los dejará en el punto planificado.
Más allá de la simple presencia de humanos en el suelo de Marte, la tarea de estos tres es instalar puntos referenciales para las instalaciones de las bases que se llevarán a cabo próximamente.
Para el cumplimiento de esta tarea, los exploradores sacan del módulo un Rover que los ayudará a movilizarse y llevar sus herramientas consigo. El camino que tendrán que recorrer en total será bastante largo, pues entre nodo y nodo colocados, deberá haber un espacio de algunos cientos de metros.
Esta primera misión tomó algunas horas. Pero una vez cumplida, los exploradores ahora tienen que completar una última misión: confirmar la naturaleza de la anomalía bajo la corteza, que está a poco más de un kilómetro del área designada para las futuras bases.
Las herramientas que tienen a su disposición son largas varas que tendrán que clavar en el suelo, y emitirán un poderoso pulso electromagnético de manera remota para saber la composición exacta de dicha anomalía.
Tardan algún tiempo en llegar a la anomalía. Pero estando ya en su área, comienzan con la inserción de las varas. Clavan una cada 50 metros, yendo en línea recta hasta llegar a los 500; esto para que las varas tengan un menor margen de error.
Cuando los astronautas accionan el pulso, lo que ven en sus pantallas minutos después hace que la emoción corra por sus venas, pues acaban de confirmar que la composición de la anomalía es efectivamente metálica. Y no solo eso: la anomalía se extiende incluso más allá de lo que avanzaron ellos, y que, además, hay una grandísima aglomeración que se extiende varios cientos de metros hacia bajo en el subsuelo. Estos materiales férreos están tan compactados que no parecen una simple mina, con pequeños pedazos y elementos del mismo material desperdigados por ahí sin ningún orden específico, sino que tienen una figura bastante definida.
Al considerar este detalle, el sentimiento de curiosidad y duda va desplazando poco a poco al de la emoción. Pero sin más que poder hacer, a los tres exploradores solo les queda volver al módulo.
En su regreso, ven una columna de humo y polvo levantarse del lugar donde pusieron la primera vara. Mientras seguían avanzando, creyeron que era consecuencia del pulso que emitieron. Pero esa afirmación fue rápidamente desmentida, puesto que las demás varas no dejaron esa clase de polvareda cuando las accionaron.
Cuando llegan a la zona del incidente, ven el suelo tan maltratado que se ven en la obligación de rodear el lugar. El área del fenómeno es tan grande y extensa que los astronautas tienen que pararse sobre sus asientos para apreciar mejor la escena. Sus caras de desconcierto reflejan todos los pensamientos que están pasando por sus cabezas en ese mismo instante ante las imágenes que están presenciando, pero que no pueden concebir: "Parece que un meteorito... o una bomba explotó allí", menciona uno de ellos. Y es que esa es la conclusión más lógica a la que pueden llegar, a pesar de no tener ninguna base sólida para firmar eso.
El suelo está agrietado de tal manera que parece que algo le cayó encima, creando algo así como un cráter de varias decenas de metros de diámetro.
Entre la espesa neblina, logran ver la vara de emisión de pulsos tirada en medio del desastre. Y alrededor de ella, pueden ver que, de entre las grietas, aún emana polvo. Esto lleva los exploradores a sacar otra conclusión, y es que, de alguna u otra forma, se ha formado una especie de socavón.
Ya se sabe que hay ríos de magma corriendo debajo de la corteza. Pero estos están muy profundo en el suelo; tan profundos que es imposible que hayan provocado un socavón tan cerca de la superficie, y que, para rematar, nadie lo haya notado antes en tal caso.
De cualquier manera, por más confusa y extraña que sea la situación, ellos no pueden hacer nada dado que no tienen ningún procedimiento específico para esta clase de eventos. Además de que se ve sumamente peligroso a simple vista.
Reciben la orden de volver a casa, y que en otra ocasión volverán para investigar este reciente fenómeno. Los exploradores hacen caso, y se sientan de nuevo en el Rover para dirigirse al módulo y ascender. Pero, cuando empiezan a avanzar, sienten un ligero pero prolongado temblor a sus espaldas. Los tres voltean de inmediato, asustados, y oyen un fuerte estruendo similar a un gran derrumbe de rocas que se estrellan contra el metal.
Por el espanto del momento, lo que hacen es refugiarse detrás del espaldar de sus asientos. Pero aún sin haber acabado este fenómeno, los tres levantan la vista para ver otra columna de polvo aún más espesa y grande elevarse rápidamente y de forma más brusca.
Cuando todo se detuvo, solo queda como remanente el profundo eco de algo similar a grandes rocas rodando sin control dentro de un tubo.
Ahora sí, los astronautas se deciden ir a investigar, porque no puede ser que en un lugar tan muerto haya tanta actividad; y justo tras su llegada. Dan vuelta, entonces, al Rover para ir hacia la escena, atravesando la muralla de polvo y arena. Casi no ven por dónde van, de modo que bajan del vehículo, y siguen a pie.
Los exploradores van tan despacio que la polvareda ya se está disipando. Siguen avanzando hasta que ven una sección del suelo que va tornándose cada vez más oscuro. Notan una ligera depresión en el suelo; algo así como si estuvieran empezando a bajar por una rampa.
Allí se quedan parados en un punto fijo hasta que el polvo desciende. Se disipa lo suficiente como para poder ver al frente; y lo que observan casi los dejan pálidos. Su nueva teoría del socavón resultó ser cierta: un gigantesco agujero se había abierto debajo de la corteza, tragándose todas las piedras y tierra endurecida que había. Pero aún hay una cuestión que resolver, y es "¿Qué fue lo que provocó dicho socavón?", "¿A dónde se fue todo eso?", "¿Qué cosa fue lo que sonó a golpes contra el metal?"...
La retirada del polvo dentro del agujero les dio la respuesta; respuesta que, por más que los exploradores la estén viendo con sus propios ojos, no pueden creer ni concebir: en lo más hondo del agujero hay, lo que parece ser, un arco compuesto de varias luces azules. Dichas luces azules ubicadas en forma de parábola marcan el umbral de una especie de enorme pasadizo; uno muy, muy grande.
Para estos tres, todo empieza a encajar: la extraña pero muy precisa y detallada forma de la "mina" de materiales metálicos, su extrañamente conveniente posición cercana a un volcán inactivo, el socavón que se originó justo después de la emisión de los pulsos electromagnéticos por parte de ellos... ¡Todos estos acontecimientos extraños al fin tienen todo sentido! Sienten que sus corazones están a punto de estallarles dentro del pecho. ¡Quieren proclamar a vos en cuello lo que ya todo el mundo está dando por hecho! ¡Quieren gritar! ¡Quieren gritarlo sin tener en cuenta lo que ello suponga o conlleve después! Pero hay algo, algo que se los impide: saben que ellos no son los únicos que están viendo esto; saben perfectamente que ellos y su equipo en la Tierra no son los únicos que están viendo esta escena, sino que todos los ciudadanos del mundo están viendo lo que ellos también están viendo por medio de transmisiones en vivo en canales de noticias y en el ciberespacio. No quieren asegurar absolutamente nada de lo que no están seguros del todo.
¡Totalmente pasmados, ellos no pueden dejar de mirar esta cosa! Pero, por consecuencia, tampoco pueden evitar seguir transmitiendo todas estas imágenes gracias a las cámaras instaladas en sus cascos.
La transmisión se propaga rápidamente por todo el planeta como si fuera una enfermedad, se propaga por todo el ciberespacio como si fuera el virus informático más poderoso jamás creado por la humanidad. En poco tiempo, ya no hay ojo mortal sobre la faz de la Tierra que no haya visto estas escenas.
Conociéndonos, ¿cómo crees tú que nos tomaremos esta noticia? ¿Qué crees que significará este hallazgo para nuestra civilización?
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Espero que les haya gustado este capítulo. Con respecto a las anteriores versiones del mismo, he omitido varias cosas que lo hacian innecesariamente más largo, pero que incluiré más adelante de manera que calce mejor.
Déjale una estrellita si te gustó, y sígueme si te encantó y quieres leer más (ojalá sea así, ja ja). Ten días, tardes y/o noches. Buenos no va... porque tú ya lo eres.
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