CAPÍTULO XVII • Golpe aplastante •
NACIÓN DE MY—TRENT
—¿Tienes alguna novedad? —preguntó Giorgio con evidente cansancio mientras un bostezo escapaba de sus labios.
Dormía poco. El tener alguna noticia de Lyra, por pequeña que fuera, no lo dejaba conciliar el sueño perfectamente, y el único momento de falsa calma que lograba tener era cuando se encontraba en la torre de castigos torturando a Shikwa, aunque claro, todo se había vuelto tan monótono que poco a poco estaba perdiendo el interés.
En este punto Shikwa ya no era nada más que una plasta irreconocible. Sus piernas habían sido destrozadas a tal punto que nunca más volvería a caminar, y el cercenamiento del miembro había sido tan tosco y rudimentario, que Giorgio se había visto forzado a pagarle a un curandero únicamente para que el despreciable bastardo no muriera.
—Sí, mi señor —respondió el joven mientras buscaba sus apuntes—. Gracias a los planos que me proporcionó pude comenzar con la fabricación del armamento, he contratado el suficiente personal para poder cubrir la demanda y tener todo antes de lo planeado.
—Excelente —dijo el pelinegro mientras sonreía—. Y pensar que Polakov me vendía el cuento de que la fabricación y era más complicada, no puedo creer que fuera tan simple.
—Es simple para alguien que conoce el mecanismo de estos instrumentos, mi señor —acotó Amorti mientras cruzaba sus piernas—. Polakov era un Hanoun imbécil si me permite decirlo, nunca supervisó correctamente el funcionamiento y es por eso que su propio personal le veía la cara.
—Te doy la razón, Amorti —como si se tratara de un entrañable amigo, Giorgio sonrió en complicidad—. A buena hora decidí darte la posibilidad de cambiar el mundo.
—Y le agradezco infinitamente la confianza, mi señor, para mi es un verdadero placer el formar parte de un hito histórico como este.
Giorgio se irguió en la silla luego de escucharlo. Era consciente de que Amorti era un adulador en extremo, pero también sabía de antemano que aquel Hanoun era ambicioso, incluso le recordaba un poco a él, y aunque sabía que debía ser un poco más cauto con los forasteros, estaba seguro de que la lealtad de Amorti era absoluta.
En su infinita benevolencia le estaba proporcionando una oportunidad única en la vida, los vejestorios jamás le iban a dar un cargo mayor dentro del consejo debido a que era demasiado joven y estaban muy enraizados en el poder, pero Giorgio se dio cuenta desde el primer momento la capacidad de ese muchacho y decidió incluirlo en sus planes.
Una decisión que resultó siendo muy acertada.
—Mi señor, pido permiso para realizar una consulta.
—Adelante.
—¿No vamos a hacer nada con las tres muchachas que escaparon de su control?
Luego de escucharlo Giorgio esbozó una sonrisa de lado, negó con la cabeza por diversión y reposó su rostro encima de la palma de su mano, Amorti lo observó expectante esperando una respuesta por su parte.
—No será necesario, créeme, es un problema menos,
—No quiero ser irrespetuoso, pero ¿Está seguro de eso?
—Completamente —dijo él con calma mientras volvía a bostezar—. El mayor problema de ellas de Celine, la hija de Polakov, pero ella jugó una carta valiosa a su favor, y ahora nosotros disponemos de ese conocimiento que durante tantos años Polakov negó poseer.
—¿Y no cree que buscará a sus aliados?
—Su principal aliado y protector está muerto —respondió con seguridad mientras una sonrisa socarrona se escabullía por sus labios—. Mis hombres están buscando el cadáver del bastardo indeseable de Zefer para traerlo a My—Trent solo por mera formalidad. Deseo verlo muerto.
—¿Y que me dice de Rier?
—Rier pronto caerá en mis manos —esta vez, como si alguien tomara el lugar de Giorgio, la risa fue más escabrosa que generó que incluso Amorti se sobre encogiera en su lugar—. Tengo algo que anhela más que cualquier otra cosa en el mundo. Y será el mismo quien vendrá directo a mis redes cuando lo sepa. No tendré que esforzarme ni un poco.
—Usted es brillante.
—Desde luego —dijo con voz rasposa—. Los dioses debemos ser perfectos —tras decir esto ambos rieron, pero luego Giorgio, como si volviera a recuperar el control, se encargó de cortar aquella camaradería de golpe—. ¿Tienes el pequeño regalo para Polakov listo?
—Lo único que estoy esperando es que me brinde la orden.
—Perfecto, en cuanto el cargamento que Polakov ha enviado pise el suelo de My—Trent, puedes enviarlo.
—Sí, mi señor.
NACIÓN DE DICO — UN MES DESPUÉS
Las campanas del puerto comenzaron a retumbar por las callas de Dico. La pesca del día acababa de llegar y los residentes ya se podían acercar a comerciar por los productos marinos antes de que se agotaran las raciones frescas.
En medio de aquel tumulto de gente, un muchacho de apenas unos catorce años comenzó a correr mientras esquivaba a los comerciantes que mostraban entre sus garras a los pescados que seguían moviéndose.
—¡Abran paso! —gritó mientras saltaba sobre unos toneles de encurtidos.
Durante los últimos meses las noticias que llevaban a Dico habían sido impactantes, y aunque a más de uno le gustaba la idea de cotillear y realizar teorías, sabían que se estaba gestando algo grande detrás y poco a poco las bromas inocentes estaban dejando un sin sabor en sus bocas. Había algo malo, no sabían con exactitud que, pero aquel instinto animal de supervivencia herencia de sus antepasados, les proporcionaba mensajes de alerta.
—¡Quítense de en medio! —volvió a gritar el muchacho mientras prácticamente saltaba encima de dos carretas que iban transitando.
—¡Carlo, ten más cuidado! —gritó el guardia de edificio de los escribanos donde realizaban las transcripciones de los mensajes que llegaban al criadero de vylas.
El muchacho se disculpó como pudo y siguió adelante en cuanto lo dejaron pasar. Sentía como las piernas le temblaban con nada paso que daba ya que todavía no daba crédito a lo que acababa de leer.
No hace mucho se habían anunciado la desaparición de Zefer Wolfgang. Los nobles de Dico todavía seguían sorprendidos y se preguntaban si realmente había huido de su matrimonio arreglado o había escapado junto a la humana que alguna vez fue su prometida, pero al no tener noticias de la nombrada, dejaba a todos en medios de una nebulosa.
—¿A qué vienes muchacho? —le preguntó el guardia de la segunda puerta mientras impedía su paso— ¿Qué haces aquí?
—¡Traigo un comunicado urgente para los escribanos! —el joven hanoun mostró el papel color rojo, el guardia inmediatamente entreabrió los labios, sabía de antemano que un documento que venía en ese color de papel no era para nada bueno.
Una vez que ingresó al recinto, comenzó a correr nuevamente en dirección a las enormes escaleras del interior, las cuales llevaban al despacho del jefe de los escribanos. En cuanto estuvo frente a la puerta tomó una considerable cantidad de aire e ingresó sin pedir permiso. Dentro había un anciano, este alzó la cabeza y frunció el entrecejo por la intromisión. Tenía mucho trabajo, la pila de papeles frente a él debía ser organizada según su importancia por colores: Amarillo para el cartel de desaparecidos de familias importantes, blancos para emitir anuncios oficiales y azules para anunciar compromisos.
—¡Jefe Scripto! —el joven llegó hasta el escritorio y solo en ese momento se permitió respirar correctamente.
—¿Qué prisas son esas, muchacho? —le reclamó el anciano.
—Acaba de llegar este comunicado, lo traje inmediatamente.
—Dame ese papel para ver de qué se trata —ya de por sí, viendo el color, el anciano no tuvo una buena corazonada, y esto se confirmó una vez que leyó el contenido de la carta— Por Kyros... ¿Quién más ha leído esto?
—Solo yo, jefe Scripto, la traje en cuanto llegó la vyla.
El anciano inmediatamente se puso de pie y comenzó a caminar por los antiguos pasadizos, Carlo lo siguió desde atrás mientras sentía como su cuerpo temblaba y los escalofríos se apoderaban de si.
Scripto abrió una puerta de madera oscura y el aroma de la tinta fresca los recibió a ambos. En el interior había aproximadamente unas treinta mesas, y sentada detrás de cada una de estas, habían hanouns viejos y jóvenes que tenían diversos elementos de trabajo: carboncillos para los dibujos, plumas con diferente tamaño de punta, y mucha tinta de diversos colores.
—¡Detengan todo anuncio que estén haciendo! —gritó Scripto mientras se dirigía directamente a la mesa del sub jefe que estaba ubicada en la parte trasera.
El hanoun ya entrado en años, que se encargaba de la transcripción de los documentos que se leían en la plaza pública, desvió la atención del anuncio del festival de Dico que iba a realizarse la otra semana y vio a Scripto con evidente preocupación. En todos los años que llevaba trabajando en ese lugar, nunca los había visto así.
El joven que se encontraba sentada allí tenía los papeles más grandes, los cuales ocupaban todo el escritorio, y se podía ver que estaba escribiendo acerca de un festival que se realizaría en Dico la próxima semana.
—Tyru, deja ese cartel de aviso para el festival, necesito que elabores esto de manera urgente.
El nombrado tomó el papel y lo leyó, sus pupilas se ampliaron enormemente cuando terminó de leer, su boca se entreabrió y unas cuentas gotas de sudor perlaron su frente. En todos los años que llevaba allí, jamás había tenido que realizar un documento tan importante.
—Necesito que elabores esto, irá colocado en la plaza principal—él asintió—. En cuanto termines, infórmame para poder llamar al vocero.
—¡De inmediato! —respondió y comenzó a mover todos los implementos que había en su mesa.
Con gran agilidad, tomó un nuevo papel, el cual era tan grande, que abarcaba toda la superficie de madera. Una vez que se acomodó, comenzó a trazar líneas con la pluma empapada en tinta, sus movimientos eran agiles y precisos, y poco a poco el texto fue haciéndose presente con una perfecta e impecable caligrafía.
Luego de que Scripto diera la orden, los otros escribanos comenzaron con la elaboración de los folletos informativos que serían repartidos a la población. Por el momento, mientras Tyru elaboraba el folleto más importante, Scripto y Carlo salieron de la habitación y dejaron al resto trabajar. El Hanoun, sintiendo aún como las manos le temblaban, se dirigió tranquilamente a su despacho mientras sujetaba sus dedos con fuerza, y una vez dentro de su oficina, ambos tomaron asiento en las sillas que había allí.
—Jefe Scripto ¿Qué consecuencias puede traer aquella noticia?
Tras oírlo el mayor se puso de pie y caminó a la estantería donde guardaba sus mejores licores. Necesitaba un trago de algo fuerte para pasar todo esto, aunque claro, posiblemente eso no iba a servir de mucho.
—Nada bueno, muchacho. El orden de las cosas acaba de ser alterado —suspiró a medida que abría la botella de licor casero—. No puedo de imaginarme que fue lo que pasó, pero de algo estoy seguro, y eso es de que nada bueno vendrá desde este momento —añadió mientras daba un gran sorbo, inmediatamente la sensación amarga provocó que hiciera una mueca en el rostro—. Carlo, corremos peligro —dijo en un hilo de voz—. La gente no se equivoca, algo malo va a pasar, y aunque deseo equivocarme, llevo muchos años en esto y estoy completamente seguro de que se avecina una tormenta.
Tras estar allí apenas un par de minutos más Carlo entendió que aquel hombre necesitaba estar solo para sumirse en sus pensamientos, así que luego de disculparse, volvió con calma a su puesto de trabajo dentro del criadero, y en su camino, por primera vez en mucho tiempo, analizó su entorno a detalle y una extraña sensación de nostalgia y miedo lo envolvió.
Luego de varias horas y cuando el sol ya se estaba escondiendo en el horizonte, la campana del centro de la plaza fue tocada y el ruido de los campanazos fue escuchado en varios rincones. Los aldeanos, que se estaban alistando para cenar caminaron hacia la plaza para escuchar que era lo que tenían que decirles. Al llegar, el vocero oficial de Dico se encontraba encima del podio, y a su izquierda, unos muchachos más jóvenes sostenían un enorme folleto.
Lógicamente luego de que los primeros aldeanos leyeran el folleto no pudieron evitar comenzar a susurrar algunas cosas, pero estos fueron silenciados en cuanto el vocero emitió una fingida tos que terminó callando a los demás.
—Emitido el día trece de la semana de la creciente luna roja en la nación de Itaca: Ponemos a conocimiento de todas las naciones que se encuentran en alianza por la bendición de Kyros, la resolución oficial por unanimidad a la que el comité ha llegado —el hanoun tuvo que parar para poder calmarse. Luego tomó otra bocanada de aire y prosiguió—. Con el fin de establecer un régimen totalitario liderado únicamente por un gran concejal, nosotros: Retro Hanton, Pietro Hanton, Anlo Hanton, Rugt Wolfgang, y yo, Anlo Hanton, quien hasta hace poco fue líder del consejo, hemos decidido abdicar al puesto de concejales y cedemos todo nuestro poder a Amorti Wolfgang, quien será el encargado de tomar a partir de ahora todas las decisiones sobre las naciones bajo la alianza de Kyros.
Tras decir esto el bullicio por parte de los pobladores, que esperaban algún tipo de respuesta, no se hizo esperar. El vocero en este punto se vio forzado a alzar la voz y pedir tranquilidad ya que todavía había algo más que decir, aunque claro, lo que seguía no era para nada tranquilizante.
—De esta forma y siendo consientes de la gran carga que representa mantener la unidad, hemos decidido también por primera vez en la historia de nuestra fundación cederle el poder totalitario y absoluto sobre cualquier hanoun de linaje real, noble, híbrido y colonia humana a el descendiente del gran Kyros: Giorgio Wolfgang, actual regente de la nación de My—Trent.
Una especie de alarido proveniente de todos aquellos Hanouns pertenecientes a la rama Wolfgang y felina no se hizo esperar, ya que sabían de antemano de que pie cojeaba Giorgio y nadales garantizaba que a partir de ahora sus derechos fueran a respetarse.
—Agradecemos de esta la confianza que depositaron por nosotros durante todos estos años y les deseamos tanto al gran concejal Amorti Wolfgang, como al líder supremo Giorgio Wolfgang mucha prosperidad y longevidad para poder realizar sus directivas por muchos años.
Una vez que el vocero finalizó el silencio absoluto reinó y lo único que se alcanzaba a escuchar era el ruido de las vylas sobrevolando Dico rumbo a sus nidos.
—¡Oye tú! —gritó uno de los comerciantes con el rostro completamente rojo hacía el vocero— ¿Eso es todo lo que dice ese condenado papel?
—Sí —exclamó el hanoun.
—¡Es imposible! —gritó otro que estaba en el extremo contrario—. Los viejos del consejo jamás habían tomado una decisión tan drástica.
—Solo soy un vocero, caballero, si usted desea realizar alguna consulta, por favor, escríbala para que el amo Polakov analice si está dispuesto a darle una respuesta.
En cuanto dijo esto los aldeanos se retiraron en conjunto a las afueras del palacio de Polakov para que este les brindara alguna explicación. Era la primera vez que esto pasaba en Dico, los guardias ni siquiera supieron como reaccionar en cuanto vieron a la marea de gente llegar a las afueras de las rejas.
Polakov, quien se encontraba degustando un jugo filete recién preparado se puso de pie en cuanto logró escuchar los gritos en el exterior. Se puso de pie y dejando su cena a medio comer fue a uno de los balcones, en cuanto los aldeanos lo vieron para allí comenzaron a gritarle, aunque él ni siquiera se inmutó, tan solo se limitó a beber un poco de vino de la copa que reposaba entre sus dedos.
Luego de unos breves minutos en los que disfrutó un poco de la histeria colectiva volvió a ingresar a su despacho y comenzó a dar bocanadas de su filete jugoso.
Finalmente viviría tranquilo. Desde la deshonra que su hija le hizo pasar al embarazarse de un humano, no había tenido ni un solo minuto de paz por parte de los concejales, y a eso se le sumaba la excesiva lista de deudas que tenía producto del vicio del juego que tenía, que Giorgio a cambio de la tecnología que le robó a Madai años atrás, se había ofrecido a pagaren su totalidad.
—Mi señor —escuchó que dijeron del otro lado de la puerta, Polakov dio un sorbo del vino para tragar la comida.
—¿Quién es?
—Sergiv, mi señor, soy el mensajero del palacio.
—Pasa —replicó él de mala gana mientras dejaba los cubiertos a un lado.
En cuanto el sujeto hizo su aparición dentro del recinto Polakov se percató de que este tenía una carta reposando entre sus dedos. Se sorprendió. Por lo general no recibía cartas, y menos a esas horas de la noche. Ahora que tenía el mejor método de comunicación en todo ese apestoso lado del mundo, las conversaciones convencionales habían quedado muy de lado.
—Déjalo sobre la mesa —le ordenó con desgano, él guardia inmediatamente lo hizo—. Espera, antes que te vayas ¿Te aseguraste que el cargamento llegara a My—Tren?
—Sí, mi señor, llegó el día de ayer.
—Excelente, cierra la puerta cuando te vayas.
Haciendo una pequeña reverencia el guardia se retiró de la habitación y dejó a Polakov terminar en paz su comida. Al terminar sujetó el sobre y lo giró para poder ver el remitente, enmarcó las cejas al darse cuenta que el símbolo "AW" era el sello que permitía la apertura del sobre.
Sin ningún reparo, lo abrió con total brusquedad y comenzó a leerlo.
"Regente Polakov, le envío mis más cordiales saludos esperando que tenga una buena víspera de fiestas.
Como es de conocimiento público, a partir del día de hoy todos los registros y seguimientos de deudas y decisiones financieras han pasado a mi control y disposición gracias a la resolución emitida por los concejales de Itaca.
Desafortunadamente debo informarle lo siguiente: La dote monetaria la que tenía acceso por el matrimonio de su hija Celine Wolfgang con Zefer Wolfgang, el cual iba a servir para saldar la deuda que tenía por un préstamo realizado hace treinta y cinco años, por el monto de veinte millones con las naciones de My—Trent, Dinaru, Dinaris y Streiru, acaba de ser denegado. Por ende, la deuda deberá ser saldada. Tiene hasta el día de hoy a las 00 horas para confirmar este acuerdo y el dinero en su totalidad deberá de llegar a Itaca en las siguientes semanas, de lo contrario, al ser su socio comercial en varios tratados y el garante de varias de sus propiedades, Giorgio Wolfgang, todo título, objeto y posesión pasarán a estar bajo su control y dominio.
Sin más que decir, espero su pronta respuesta.
Amorti Wolfgang — Gran concejal de Itaca"
—¿¡Qué demonios significa esto!? —gritó Polakov mientras comenzaba a sudar frío.
Sin pensarlo dos veces se puso de pie, la silla terminó cayendo patas arriba y mientras salía de despacho por poco y termina de cara al suelo porque se tropezó con la alfombra nueva que acababa de adquirir.
Comenzó a sudar de forma inhumana. Las gruesas gotas se perdían en el cuello de su camisa y poco a poco sentía como una extraña mezcla de frío y de calor se iba apoderando de su cuerpo. Corrió cada vez más aprisa, en su camino no pudo evitar tropezarse con varios de sus sirvientes que lo observaban con notable preocupación, nadie lo había visto tan pálido desde que se enteró de que Celine, su hija había quedado embarazada de un humano.
Al llegar a la biblioteca se encerró dentro mientras colocaba el pestillo. Sentía que en cualquier momento le daría un ataque al corazón. Caminó con prisa hacía el librero y lo empujó, algunos libros cayeron al suelo, pero esto no le importó. En cuanto la falsa pared se corrió dejó a la vista una pequeña habitación a oscuras que al fondo tenía una enorme pantalla pegada. En cuanto estuvo frente al tablero digitó los números 2020 y el extraño aparato le proporcionó el acceso.
¿Qué operación desea realizar? —dijo la voz automatizada.
—Llamar a Giorgio Wolfgang —exclamó con nerviosismo.
Llamando Giorgio Wolfgang...
La pantalla comenzó a parpadear mientras un extraño circulo giraba en el centro, pero luego de tres repiques, no hubo respuesta alguna y Polakov comenzó a sudar aún más frío. Sin querer pensar lo peor vio el reloj y se aseguró de los pequeños números de la pantalla indicaran 22: 30, ya que ese era el momento en el cual ellos habían acordado comunicarse diariamente.
Llamada interrumpida, el receptor no se encuentra disponible.
—¡Llamar a Giorgio Wolfgang! —Polakov volvió a dar la orden y la máquina automáticamente lo hizo.
Nuevamente, el extraño circulo apareció y el sonido comenzó a hacerse presente, y por fin, luego de seis repiques, el mensaje de —Llamada aceptada—, apareció en la pantalla.
—Polakov —exclamó Giorgio mientras se acomodaba en la silla— ¿Por qué tanta prisa en la llamada? Tuve que interrumpir mi comunicación con Stere, sabes que el cargamento está siendo distribuido a Brostect.
—Amo Giorgio —Polakov trataba de mostrarte tranquilo, pero su voz lo terminaba delatando, el comunicado que había recibido lo traía con los nervios de punta—. Perdone la impertinencia al estar llamando así, pero acaba de llegar un comunicado de Itaca, creí que nuestra pequeña deuda estaba saldada, amo —negó con la cabeza—, digo, Dios Giorgio, pero el comunicado de Amorti indica lo contrario, dice que tengo hasta el día de hoy para poder informarle que realizaré los pagos respectivos.
—Ah, bueno, esa sí que son noticias desconcertantes —disiento esto, Giorgio se cruzó de piernas, observó hacia el techo y luego ladeó la cabeza—. A decir verdad Polakov, me encantaría ayudarte.
—¿Lo hará, Dios Giorgio? —exclamó él esperanzado.
—Hay un pequeño problema con respecto a eso —el rostro del hanoun mayor se descolocó tras escucharlo—. No puedo decidir qué es lo que Amorti hace o deja de hacer, aún no he tenido una charla con él, y quizás mi ayuda tarde en llegar.
—¡Por favor, se lo imploro! Dígame que tengo que hacer, prometo darle cualquier cosa.
Polakov, con cada segundo que pasaba, se sentía aún más nervioso, analizó rápidamente alguna opción que pudiera ser del interés de Giorgio, y finalmente una idea vino a su mente.
—Le entregó a Celine —dijo, y Giorgio lo observó frunciendo el ceño—. Sé que es una hanoun de muy bajo nivel para alguien como usted, pero puede usarla de esclava sexual, haga lo que quiera con ella, cómala si así lo desea.
—Polakov, Polakov —Giorgio suspiró mientras negaba repetidamente con la cabeza—. ¿No te lo dije? —preguntó fingiendo falsa inocencia—. Lamento ser el portador de tan malas noticias, pero tu hija se marchó del palacio esta mañana.
—¿Qué? —Polakov sintió como el sudor frio recorría su frente, algunas gotas bajaron hasta perderse en su fina y costosa camisa—, ¿Cómo que se marchó?
—Bueno, tu sabes perfectamente que Zefer desapareció hace un mes ¿O eran unos meses? A decir verdad, no lo recuerdo, pero tu hija simplemente se marchó hoy del palacio—Giorgio suspiró fingiendo desilusión—. Estoy decepcionado —acotó—. Les abrí a ambos las puertas de mi hogar y así me lo pagaron, Polakov. Después de todo, es imposible que ella se haya ido por cuenta propia, no tiene conocido alguno fuera de Dico al cual pueda acudir.
—No, no, no —dijo él de manera desesperada—. ¡Esto no puede ser verdad! Le juro por mi vida que yo no tengo nada que ver en eso ¡La buscaré! —gritó con desesperación—. Se lo prometo, y una vez que la encuentre, me aseguraré de que reciba el castigo que se merece.
—Ese no es el punto, Polakov —Giorgio se cruzó los dedos en su regazo y suspiró.
—¡Por favor, Dios Giorgio! Deme una oportunidad, le prometo que...
—¿Oportunidad? —preguntó con sorna mientras se aclaraba la garganta—. Polakov, en este nuevo mundo. Mi mundo —aclaró—. No puedo permitir que la gente que me rodea cometa equivocaciones —tras decir esto Polakov sintió como la presión se le terminó bajando por completo—. Escucha, teniendo en cuenta los años de servicio que me proporcionaste, te daré una semana para desalojar el palacio.
—¡Me necesitas! —gritó desesperado mientras se agarraba del teclado— ¡No podrás fabricar las armas sin mí!
—¿En verdad crees eso? —preguntó con sorna mientras sonreía, en ese momento, Giorgio sujetó entre sus dedos los planos a los que se refería Polakov.
Al ver el papel con las instrucciones, Polakov se sentó de golpe en la silla que tenía cerca, luego, en un impulso, corrió hacia el extremo contrario de la habitación y abrió una caja fuerte, dándose con la sorpresa de que esta estaba completamente vacía.
—¿Pero... cómo...? —preguntó al aire, Giorgio comenzó a reír y él volteó a observarlo—. Nadie sabía la combinación, ¿Cómo demonios obtuviste los planos? —tras la pregunta Giorgio volvió a sonreír.
—Quizás esto esclarezca tus ideas.
Esta vez Giorgio estaba mostrando una pequeña nota, Polakov reconoció la letra, era la de Celine, y solo había un pequeño mensaje:
"2303 es la llave de lo que tanto deseas.
Querido padre, espero te pudras en tu miseria.
Con amor: Celine."
—Debo admitir que antes de desaparecer me dejó un valioso obsequio —exclamó mientras observara nuevamente el papel—. Quién lo diría ¿Usaste la fecha en la que asesinaste a tu propio nieto? Que perverso —acotó—. Mes dos, del año trescientos tres —bufó—. Jamás lo hubiera adivinado.
—¡No puedes hacerme esto! —dijo Polakov en un intento desesperado por que Giorgio se compadeciera— ¡Tu padre prometió ayudarme a cambio de mi lealtad!
—¿Lealtad? —cuestionó— Esos planos se los robaste a mi padre ¿crees que el nunca lo supo? Si he fingido demencia hasta ahora es porque te necesitaba, pero ya no más, Polakov.
—¡No te saldrás con la tuya, Giorgio, alguien te detendrá y disfrutaré cuando seas enjuiciado y asesinado!
—¿Qué no me saldré con la mía? —Giorgio soltó una carcajada estruendosa—. ¿Acaso no te das cuenta? —cuestionó—. Voy ganando. Cuando todo esto termine tendrás que tragarte tus propias palabras.
Fin de la comunicación —dijo la voz automatizada.
—¡Maldición!
Polakov se tiró al suelo y haló de sus cabellos con fuerza. Acababa de perderlo todo. Giorgio lo había traicionado. Jamás pensó que Madai sabía que robó los planos en cuanto enfermó para garantizar su propia seguridad.
Ya no tenía absolutamente nada, sería un indigente.
—Esto no terminará así. Yo no viviré en la absoluta pobreza.
Al salir de la habitación ya ni siquiera le importó cerrar el librero para esconder el monitor. Nada le importaba.
Algunos sirvientes que se preocuparon por haberlo escuchado gritar se separaron de la puerta en cuanto lo vieron salir. Polakov pasó por su lado sin siquiera reparar en su presencia y comenzó a ver todos los cuadros que se había mandado a hacer, lo siguiente en lo que reparó fueron los bellos trabajos realizados en madera que mandó a hacer a los ebanistas. Y luego de eso, observó su ropa, y poco a poco comenzó a arrancarse los botones de oros del saco que traía puesto.
Siguió caminando sin rumbo aparente, los sirvientes comenzaron a llamarlo con insistencia mientras iba subiendo a una de las torretas, pero llegó un punto en que optaron por quedarse callados para no desatar su ira.
En medio de su transición recordó aquella vez que Celine dio a luz, los gritos del bebé siendo asesinado calaron profundo en sus oídos como tantas noches sucedía desde que lo asesinó, y no pudo evitar sobre encogerse en cuanto llegó al final de la torre.
—Todo fue su culpa —exclamó mientras observaba hacia abajo a la turba que aún se encontraba en las afueras del palacio.
Las antorchas que varios de ellos habían traído se mecían con el viento, y los aldeanos, al percatarse de que Polakov los observaba desde ese lugar volvieron a gritar para que su líder les proporcionara algún tipo de explicación.
Polakov escupió hacia el suelo, y luego exclamó: —Criaturas asquerosas—, antes de lanzarse de cabeza al precipicio.
Cuando el cuerpo impactó contra el suelo las gotas de sangre y pedazos de sesos cayeron sobre los que se encontraban en la primera fila.
Los aldeanos comenzaron a gritar y se abrieron paso tropezándose unos a otros, mientras que los más sádicos y curiosos, se quedaron a presenciar como poco a poco la sangre de su ex regente lentamente se iba expandiendo por todo el suelo.
¡Helou!
Continuamos con las actualizaciones <3
Bien dice el dicho "Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más" (?
¿Qué opinan de Giorgio hasta ahora? Por ahí he leído que el sugar loco tiene su fanaticada jaja.
¿Qué piensan que pasará más adelante?
¡Los leo!
Muchas gracias por el apoyo y la paciencia que me tienen, los amo <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro