Capítulo 21
Hazel
El restaurante que había reservado James era el mejor de la ciudad, solíamos venir todos los domingos cuando aún estaba casada con mi padre y éramos una familia "normal".
—No sé cómo me convenciste de venir a este lugar —dije al salir del auto y encontrarlo en la entrada ofreciéndome su brazo para entrar juntos.
—Tranquila, no pasará nada.
Ni él se creía semejante mentira, lo más lógico era que el almuerzo solo fuera con mi hermano y conmigo pero conocía a madre y a su estúpido marido que no perdían la oportunidad de estar en lugar como aquellos. Gozando de un lujo que ellos no podían dárselo.
Casi me detuve en seco cuando nos guiaban a nuestra mesa, Celine estaba ahí y junto a ella Emmett. Mi respiración dejó de ser regular, la mirada asesina que le dediqué a mi madre que aún no era consciente de nuestra presencia.
—Le dije que no los invitara —siseo James —. Ese hijo de puta tiene el descaro de sentarse en mi mesa...
—Es mamá, no sabe decirle que no.
El repiqueteo de mis estiletos los hizo girar en nuestra dirección, sentí los ojos viperinos de mi hermanastra analizarme de pie a cabeza. Casi podía escucharla reírse de mí estilo "aburrido" solo por ser sobrio a comparación de lo extravagante que solía ir. Al ponerse de pie no me sorprendió que llevase un vestido ceñido a su cuerpo que hacía resaltar sus mejores atributos.
Había vestuarios para todo, solía vestirme sexy cuando iba a ver a Arvid y para mis juntas algo más formal como mis indistinguibles trajes, esta vez llevaba uno blanco a mi medida y una coleta alta que hacía resaltar el color de mis ojos.
—Vaya, creí que era una reunión familiar —solté pasando de largo al saludo de mi madre, sentándome en el asiento vacío, a mi izquierda Finn y a mi derecha mi hermano.
—¿Qué hace este tipo en mi mesa? —no pudo contenerse —Así de miserable eres que...
—James, basta —lo cortó Chloe —. Todos aquí somos adultos, hay decisiones que aunque no parezcan correctas cuando vienen de la mano del amor no somos quienes para ir en contra por mucho que la manera no fuera la correcta. Celine es parte de mi familia, tanto como ustedes, por ende su prometido también.
Rodé los ojos, nada viniendo de Chloe podría sorprenderme más. A diferencia del día de su cumpleaños, esta vez nada me afectaría. Anoche hice mi promesa de dejar el pasado en donde pertenecía.
—La familia de tu marido jamás será parte de la nuestra —pero habían verdades que no callaría — y para la próxima vez que quieras almorzar con tus hijos asegúrate de no traer a nadie que no sea un Loughty.
—No vamos a tener esta discusión otra vez. James, cariño, siéntate. Te vas por meses a Londres, lo último que quiero es discutir porque tu hermana no es capaz de aceptar que en la vida no se puede aceptar absolutamente todo. No soy tu padre, Hazel, no accederé a cualquier capricho tuyo.
—Cierto, no lo eres.
De mala gana mi hermano tomó asiento a mi lado, sin poder apartar la mirada asesina de la pareja sentada frente a nosotros.
—Estamos aquí porque tú madre así lo pidió, no porque queramos ver tu insípida cara.
Ladeé una sonrisa y no respondí más. Siempre lanzaba comentarios pretendiendo minimizar mi belleza, no podía ocultar su necesidad por no sentirse inferior a mí.
—Respeta a mi hermana, que para mal gusto es ver la tuya.
Ella formó una línea con sus labios y bajó la mirada avergonzada. Celine estuvo enamorada de él desde el momento en que lo conoció, siempre trató de llamar su atención pero él nunca la miró más allá de sobre el hombro. Nunca le agradó.
—Cuéntanos, querido, ¿qué tal Londres?
Él comenzó a charlar un poco sobre el caso que lo había mantenido por allá y aunque pensó que estaría más tiempo nos había sorprendido a todos con su regreso. Comenzamos con el primer plato, por mi parte me mantenía al margen de la conversación, hablando solo con mi hermano e ignorando al resto. Tal vez debí seguir el consejo de Sabrina, el ambiente era demasiado incómodo.
—¿Y tú? ¿Sigues a cargo del concesionario de Lamborghini? —la mirada astuta de mi hermano se posó en la asquerosa rata frente a nosotros.
—Si —se removió incómodo —creí que ibas a ignorarme, mira que tampoco me agradas.
—Hazel, ¿no has considerado volver a hablar con tus contactos de Lamborghini? —rió al ver al tipo tensarse y a su prometida girar la cara de susto hacia mi —después de todo gracias a ti es que logró entrar a la compañía, deberías hacer los honores y retirar toda la ayuda que diste, ¿no lo crees hermanita?
Sonreí negando con la cabeza.
—Oh, vamos, no lo haces divertido. Seguro a papá sí le gustaría hacerlo por ti, después de todo consciente todos tus caprichos.
—James —lo reprendió mamá —nadie va a hablar con nadie. Celine, cariño, ni hagan caso solo quieren jugar con los sentimientos de los demás, mis hijos son así de insensibles. A veces olvidan los valores que les enseñé.
—No es como que tú tengas el poder de impedirlo, madre.
Los ojos de Celine se cristalizaron de inmediato.
—¿Tan difícil te es aceptar que ni todo tu puto dinero pudo comprar el amor del hombre que querías? Ya déjanos en paz, ya acabaste con mi carrera en tu estúpida idea de buscar paz en medio de la miseria en la que vives. Acéptalo, ni un hombre se acercará a ti por lo que eres sino por lo que tienes —se levantó de la silla tomando la mano de su prometido que seguía libido, mirándome fijamente en una silenciosa súplica de que no lo hiciera —. Nos vamos.
—Celine, hija, siéntate —habló Finn —estos muchachos malcriados se van a comportar de uva vez por todas. Es mi hija, no la van a humillar.
—No, papá, si en algo tienen razón es que esta no es nuestra familia.
—Hasta que al fin —solté mirándome las uñas con desinterés —y Emmett, respira, que de querer que te echen del concesionario ya lo hubiera hecho. Sólo recuerda que sin mí seguirías en la mierda de donde te saqué y tu estúpida novia jamás se hubiera fijado en ti.
Una risa cínica salió al fin de él, me miró como nunca antes los hizo y comprendí en ese momento que fue lo que siempre sintió por mí y lo enmascaró todo este tiempo. Era odio y envidia.
—¿Crees que todo depende de ti? ¿Qué el mundo gira a tu alrededor? Me he esforzado mucho por salir de la mierda en donde crecí, he aprovechado cada oportunidad que se me ha presentado y seguiré haciéndolo pero eso tú no lo sabes, nadie en esta mesa lo sabe porque nacieron con el puto privilegio. Puedes ser muy linda, Hazel, muy exitosa y lo que quieras pero sabes que el matrimonio siempre será tu gran fracaso, no sabes amar y eso te llevará a una triste soledad. Nadie podría fijarse en ti para envejecer a tu lado porque no tienes nada bueno que ofrecer. Salvo tu dinero, pero claro, nunca sabrás lo que es que te amen por ti y no por lo que tienes.
Se levantó rodeando la cintura de Celine, alejándose de nosotros y dejándonos en absoluto silencio. Semanas atrás sus palabras me hubieran destruido y estaría al borde de las lágrimas, con ese nudo horrible en la garganta. Pero ahora no había causado nada, solamente comprender que lo nuestro nunca hubiera funcionado porque éramos completamente distintos, buscábamos cosas distintas y por eso nunca llegamos a entendernos.
—Tal vez si por una vez en tu vida hubieras escuchado a tu madre no estuvieras pasando nada de esto. No te diré que es tu culpa que te hayan engañado, no defiendo a Celine y mucho menos a Emmett pero son de mundos distintos y era obvio que esto pasaría. Una madre siempre sabe cuando quieren a sus hijos y cuando no, él nunca te amó, solo eras un cajero automático.
No le hice caso y solo continué con mi comida, dejando en claro que su opinión no me interesaba ni la de ninguna otra persona.
—Tal vez deberías tomarte el consejo para ti, madre —intervino James —sin ofender, Finn.
—Váyanse a la mierda, niños pijos —murmuró por lo bajo el aludido.
Lo que quedó del almuerzo fue de todo menos cálido, al final mamá terminó molesta porque no salió como esperaba y terminó culpándome a mí por no cooperar a que las cosas se solucionaran. Ni siquiera la dejé terminar de hablar cuando subí al coche y me marché de ahí. Tenía cosas más importantes que hacer y personas más interesantes en las que pensar.
Al final del día conduje a mi nueva casa, un poco emocionada por tener por fin mi espacio privado y no estar tan expuesta en el hotel.
Al abrir la puerta un pequeño grito se escapó de mi garganta, me llevé las manos a la boca por la sorpresa. Estaba lleno de rosas rojas, todas colocadas minuciosamente lo que indicaba que era obra de un profesional. Era precioso, sin duda lo era. Las lágrimas se asomaron, quería llorar de felicidad, de alegría por tener aquel detalle tan precioso y que me hizo sentir especial.
Tomé fotos y videos de toda la decoración, los ramos estaban por el recibidor y se extendían a lo largo de las escaleras.
Busque su número y marqué, sintiéndome nerviosa.
—¿Es así como tratas a todas tus amantes?
La risa ronca que soltó me hizo cruzar las piernas de repente, era tan sexy que me excitaba.
—¿Te molestarías que fuese así?
—Mmm creo que sí. Pero no puedo negar que me encanta este detalle, es precioso.
—Supuse que te gustaría, quise que sonrieras al llegar por primera vez a tu casa y pensaras en mí.
—Pues lo has logrado, ¿qué tan lejos estás de la ciudad?
—Si me dices que quieres verme...
—Quiero verte, ¿puedo tener eso?
Hubo un silencio por unos segundos, su respiración era lo único que escuchaba.
—Solo pídelo
—Ven que quiero tenerte y sentir por algunas horas que eres mío.
—Joder, cherry, claro que si.
—Te veo en unas horas entonces, dejaré una llave para ti. Iré a cenar con mi familia y al regresar quiero encontrarte aquí, esperando por mi.
Colgué la llamada sonriendo grandemente, ese hombre me ponía los vellos de punta y me joder, eso me encantaba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro