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Capítulo 3: Páter Noster...



09:30 AM

Mi cuerpo duele como nunca, dormí sentado en esta celda de contención durante la noche con camisa de fuerza, debido a que me atraparon fuera de la hora de queda del hospital y golpee a un guardia. Mis guardias no se despegaron de fuera de mi celda mientras escuchaba los gritos de los internos permanentes de la sección

Mi celda se abre de súbito y la imagen de Damián aparece entre la luz del exterior, su rostro sin expresión me mira de reojo mientras me pongo de pie como puedo debido a que mi cuerpo no tiene equilibrio debido a la camisa de fuerza. Un golpe seco impacta contra mi vientre y devuelvo el contenido de mi estómago, miro a Damián desconcertado ya que el golpe viene de su luma la cual sostiene con su mano derecha, me jala de la camisa de fuerza y me hace poner de pie mientras los demás guardias giran la mirada en direcciones contrarias.

El camino por el pasillo hacia mi sección se torna largo y doloroso debido al dolor que me ocasiona el lugar del impacto del golpe de Damián

—¿Porque fue el golpe Damián, acaso querías que los guardias de la sección creyeran que eres igual a ellos?-Damián me agarra del cabello y azota mi cara contra la pared mientras golpea la parte posterior de mis rodillas con su luma, el dolor hace que se me doblen las rodillas y caigo al piso mientras el sostiene con fuerza mi cabello

—¿Crees que puedes hacer lo que quieras ahora que no está el viejo, maldito psicópata?

De pronto un golpe seco impacta en mi nuca y todo se torna borroso, siento como un líquido tibio emana de la parte posterior de mi cabeza mientras mi vista se torna en tinieblas en cámara lenta

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Abro los ojos de súbito y las sombras están a mis costados erguidas gimiendo de una manera errática mientras escucho una conversación venir de detrás de la puerta de esta habitación en donde me encuentro. Las sombras se apartan de mi camino y una me toma del brazo y mi sangre se congela de súbito mientras ella me guía a la puerta de la habitación

—¿Crees que estará bien, lo encontré tirado en el pasillo aledaño al área de contención?

—No lo sé, me llama la atención la cantidad de golpes que tiene en su cuerpo, no son algo que alguien pueda hacerse solo, además tenía marcas en las muñecas como si hubiera estado amarrado. En todo caso, ¿porque no pasas a verlo, no eres su amiga?

—No me atrevo a verlo a la cara, la vez anterior que nos vimos pasaron unas cosas y termine alejándome de el por estúpida

Las voces de Alizee y la doctora Daniela son las que afloran detrás de la puerta, unos pasos lentos se aproximan hacia donde me encontraba y la sombras se esfuman dando paso directo a la cama. En dos zancadas que parecían saltos olímpicos llego frente a la cama y me meto lo más aprisa posible mientras escucho como la puerta de la habitación se abre de par en par, con el rabillo de mis ojos puedo distinguir a Alizee, aparece con una cara de tristeza y alegría mientras avanza en mi dirección y me otorga un abrazo y un jalón de oreja

—Salem- exclama la doctora Daniela –necesito que vengas a mi despacho en una hora, quiero presentarte a alguien que posiblemente quieras ver.

Su voz se mescla en mis oídos y se desvanece dejándome la sensación de su voz suave, de pronto Alizee aprieta mi mano y su rostro se torna pálido y una gota de sudor recorre su mejilla. Frente a mí, por entre la puerta abierta de la habitación aparece Damián con una sonrisa larga de oreja a oreja

—Vamos Salem, este lugar es para personas que se sienten mal y veo que ya estas mejor si estás jugando con Alizee

Algo en Damián era extraño, su forma de ser era todo lo contrario a como es de manera normal.

Alizee suelta mi mano y sale por la puerta aprisa mientras esquiva a Damián y logro distinguir una marca roja en la parte trasera de su cuello

—Vamos Salem, no querrás hacerme esperar.- su mirada cambia de un segundo a otro mientras empuña su luma, pero este la guarda apresurado debido a que la enfermera ingresa a la habitación y le ordena a salir para darme mis medicamentos

Mi mente intenta procesar todo lo que sucede últimamente pero no logro sacar una idea clara. Las sombras me han mostrado mi pasado, hice un conocido detrás de la puerta con barrotes, las sombras no me han atacado sino que todo lo contrario, Alizee ha reaccionado de una manera extraña ante la presencia de Damián y he podido ver una marca en su cuello y sobre todo la forma de actuar de Damián últimamente siendo todo lo contrario a su forma habitual de él.

Salí de la enfermería y Damián ya no estaba fuera de esta así que seguí mi camino hacia el despacho de Daniela sin que ningún guardia me detuviera en la sección médica del hospital.

Estando frente a su despacho, no alcanzo a golpear la puerta y las sombras aparecen detrás de mí y comienzan a gritar haciendo un estruendo que casi destroza mis tímpanos, las puertas ante mí se abren y de ella sale un hombre gordo con sotana de sacerdote de unos 50 años.

—¿Qué haces ahí hijo de dios, acaso mi presencia te ha asustado pequeña creatura?- exclama mientras me extiende la mano para ponerme de pie

—No es eso Padre...

—Por favor. Solo dime, Juan- exclama interrumpiendo lo que iba a decir y ayudándome a ponerme de pie mientras suelta una carcajada suave

—Como guste Padre Juan- la expresión de párroco se torció dando una cara un tanto extraña debido a mi forma de llamarlo

—Que sea Juan a secas por favor joven, no quiero que uses el seudónimo de "Padre" conmigo

Su forma de actuar era un tanto inusual, pero su rostro era de paz como no había visto nunca así que asentí ante su petición. Sus ojos claros daban una imagen de santo acompañado de su pigmentación clara y su postura recta.

Ingresando a la oficina de Daniela, ella me espera sentada cruzada de piernas y con una mirada de pocos amigos

—Hola Daniela

—Hola Salem, veo que ya conociste al padre juan- su rostro reflejaba molestia mientras se ponía de pie y cruzaba la sala en mi dirección

Daniela se detiene frente a mí y con un fuerte movimiento me aparta de su camino y se marcha de la habitación azotando la puerta

—¿Qué demonios le sucede a Daniela?, lo lamento Juan, creía que ella estaría conmigo

—No la culpo Salem, ¿ella no te ha dicho la relación que tiene conmigo verdad?

—¿A qué se refiere padre juan, que clase de relación tienes con ella y porque actúa tan rara?

El padre juan tomo asiento y del bolsillo de su chaqueta saco un relicario el cual me lo lanzo y lo atrape con suma dificultad. Al abrir el relicario dentro había una fotografía de una niña pequeña con un vestido blanco invierno

—¿Para que me pasas esto Juan?

—Esa pequeña que está ahí, es Daniela, yo soy su padre.

Por un momento me quede pensando en lo que juan me había dicho, en la manera en que Daniela reacciono y como todo está conectado

—¿Si eres su padre porque ella reacciona así al verte, Juan?- Juan agacho su cabeza y soltó un suspiro que parecía no tener fin y comenzó a contarme todo

—Veras Salem. Daniela y yo desde siempre tuvimos una historia complicada, su madre y yo vivimos muchos años juntos como alumnos de un colegio de formación religioso, ella quería ser monja y yo convertirme en padre, estuvimos años juntos y eso resulto en que nos enamoramos. Pasado los años de formación iniciales se nos otorgó el permiso de salir por un año a vivir la vida y experimentar si es que este era el mundo en el que queríamos vivir o si solo queríamos vivir como personas normales. Dimos riendas sueltas a nuestros deseos y comenzamos a vivir juntos, vivimos los placeres de la carne y disfrutamos de nuestro amor joven como si nunca se fuera a acabar- la mirada de juan se comenzó a cristalizar y a sentir una pesadez en el ambiente mientras juan seguía con su historia- cuando nos tocó volver y elegir nuestros caminos, la madre de Daniela se negó a seguir el camino de la fe, pero yo quería seguir y convertirme en sacerdote como en un inicio. Nuestros caminos se separaron y no volví a verla más.

Pasaron 12 años cuando llego una carta a mi parroquia indicando que se me solicitaba para ir a comparecer ante un tribunal por una hija de la cual se decía que era mía, cuando llegue al tribunal vi a lo lejos a la abuela de Daniela con una mirada amarga y a una pequeña Daniela sentada con la cabeza inclinada y unos ojos opacos y sin vida. Resulta que la madre de Daniela había fallecido hace 3 semanas y durante los últimos días me habían intentado ubicar para darme a reconocer a Daniela como mi hija. ¿Te imaginas mi sorpresa al enterarme que era padre después de 12 años de no saber nada de ella?

—Está bien, pero aun no me explicas porque es que Daniela te odia tanto, se nota en su mirada que siente un gran rencor por ti. ¿Qué fue lo que hiciste?

—A eso iba Salem, cuando me entere que era padre de esa niña, mi mundo se vino abajo, si tenía que reconocer a Daniela debía dejar mi vocación como sacerdote y ser el padre de Daniela

—Entonces tu...- interrumpí a Juan de improviso y este me miro con ojos cabizbajos

—Así es Salem, yo renegué de Daniela y lo peor es que cuando Daniela intento acercarse a mí, le grite y le dije que no era nada mío, que desapareciera y que no me buscara más- la mirada cristalizada de juan se convertían en ríos de agua salada los cuales recorrían sus mejillas y terminaban como cascadas en su barbilla — le hice algo terrible a Daniela y es normal que me odie- exclama Juan mientras se pone de pie

Cuando intente decir algo, mis palabras enmudecieron y mi cuerpo no me respondía. Frente a juan y a mí se encontraban las sombras mirando, observando cada paso y cada movimiento que Juan hacia

— ¿El problema del que Daniela me hablo de ti, tiene que ver con las sombras que están frente a mí, Salem?

Mi mente queda en blanco, Juan podía verlas como yo, su rostro a pesar de haberlas visto estaba tan calmado como si no sucediera nada.

Juan se acerca a las sombras con un paso firme y de su bolsillo saca un rosario y lo pone frente a la sombra y esta retrocede como si tuviera miedo

— ¿Sabes lo que son estas sombras Salem?- exclama juan mientras no aparta la mirada de ellas

— La verdad, es que no sé qué es lo que son, han estado conmigo desde hace tiempo, ellas son las causantes de que el mundo me crea un loco

— Ya veo- Juan baja el rosario y me mira como si viera a satanás — estas no son simples sombras Salem, tal vez para ti solo sean eso pero ellas son más peligrosas que un espíritu u otra cosa a la que haya tenido que enfrentarme- la mirada de Juan se desvió de mí y se dirigió hacia las sombras las cuales chillaban y se retorcían al compás del tic-tac del reloj de pared de la oficina

— Si no son sombras, ni espíritus. Dime que son y cómo puedo deshacerme de ellas

— Estas cosas, Salem, son pecados arraigados a tu ser- mi corazón se detuvo e intento hacer que las palabras de Juan cobren razón en mi mente, intento razonar para entender cómo es que estas cosas que me han atormentado durante años resultan que son pecados andantes —lo peor de todo es que no puedes deshacerte de ellas como si de un espectro o demonio se tratara, ellas son parte de ti al igual que tu alma.

— ¿Es decir, siempre estarán conmigo, No podré estar tranquilo nunca? –mi corazón latía como nunca y escuchaba las risas de las sombras haciendo estruendo en la habitación mientras mi pecho se oprimía con mi respiración, mi cabeza daba vueltas y podía sentir mi corazón latiendo casi en mi garganta mientas mi cerebro recobraba las escenas de mi infancia y de todo lo que he sufrido por "ellas"

Juan tomo asiento y saco de su bolsillo un lápiz y un papel. Escribió algo en él y tan pronto como lo doblo y lo ubico en la mesa. Se puso de pie frente a mí, me dio un abrazo cálido como hace años no recibía uno y se marchó dejándome con las sombras quienes por alguna razón se quedaron gimiendo en dirección hacia donde se fue juan.

Las sombras se acercan a mí y antes de que logren tocarme se disuelven como humo y sus risas quedan rondando en mi mente mientras mi corazón se oprime ante la idea de nunca librarme de ellas

— ¿Salem, estas ahí?- la voz de Daniela irrumpe en mi mente y me saca del trance y del pequeño infarto que estaba a punto de tener

Daniela ingresa a su oficina y su cabello estaba todo alborotado y su rostro mojado como si hubiera salido de la ducha

— ¿Daniela, que es lo que te paso?, parece que hubieras tenido sexo hace unos minutos- intento jugar una broma para evitar que note mi estado actual. La cara de Daniela se torna de un rojo fuerte, sus cejas se juntaron, sus labios se apretaron y con un rápido movimiento me sujeta de mi oreja

— ¿Crees que estás hablando con tus compañeros, pequeño Salem? Recuerda que soy mayor que tú y además soy vi... - su voz se detuvo de golpe y literalmente me arrojo fuera de su oficina gritándome que me fuera a mi habitación y yo solo puedo pensar en la continuación de lo que estaba a punto de decirme mientras me dirijo a mi sección

Camino a mi habitación me encuentro a Alizee quien tenía su mejilla roja en hinchada y sus ojos cristalizados, cuando se dio cuenta de mi presencia cubrió su rostro y escapo de mí y yo corrí tras ella, pero es más rápida que yo y mi autoestima junto a Alizee se fue lejos de mi

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Son las 21:30 horas y me dirijo a mi reunión con la chica de las tinieblas, lo cual me hace recordad que debo preguntar su nombre. Conozco los pasillos y los puntos ciegos de las cámaras, los guardias de esta sección son tan flojos que no hacen rondas pasado de las 21:00 horas lo cual me facilita mi trayecto

Me cuelo por entre las sombras y evito todo sonido y movimiento innecesario para no llamar la atención por las cámaras que debo pasar, mis pies descalzos son lo mejor para evitar generar ruido

Frente a mi esta la habitación de mi amiga desquiciada, la cual no ha visto la luz en 10 años

— Estas ahí Salem?- su vos era una cuchilla entre el silencio que había en el área, era como si ninguno de los internos de esa área estuvieran en ese momento

— Aquí estoy "tinieblas", tal como lo prometí- se escucha su respiración agitada y puedo sentir como observa en mi dirección desde el interior de su mundo de dos por dos metros

— Creía que no regresarías, el guardia de tu sección vino temprano diciendo que no dejaría que volvieras- sus palabras resuenan en mi mente y una duda escapa de mi boca

— ¿A qué guardia te refieres exactamente?

— No lo sé, solo pude escuchar su voz, lo que si recuerdo es que intento ingresar a mi celda pero no pudo debido a que se necesitan 2 llaves para abrir mi celda

— ¿Sabes dónde están esas llaves "tinieblas"?- surgió un silencio de penumbras y por un momento solo se sentía la agitada respiración de "tinieblas"

— Oye Salem, ¿Por qué me dices "tinieblas", acaso no planeas preguntar mi nombre?- su voz se notaba un tanto molesta mientras podía sentir como su mirada atravesaba el metal y se incrustaba en mi ser

— Lo cierto "tinieblas", la verdad es que hoy quería preguntarte por tu nombre, no pensé que te molestaría que te llame "tinieblas", lo lamento mucho- mientras me disculpo solo escuche un sonido como si un saco de verduras callera al suelo y luego me percato de que el sonido viene del interior de su celda —oye, "tinieblas"-exclamo mientras un silencio perturbador se genera en su celda, al acercarme para poder mirar o al menos intentarlo me percato de que una risa casi imperceptible se apodera del silencio y lo convierte en un escalofrió que recorre mi columna vertebral

Poco a poco la risa leve ha ido aumentando casi hasta convertirse en un estruendo que retumba en cada pared aledaña a mi ubicación y comienza a hacer estragos en mi mente, de pronto recuerdo de donde he escuchado esa risa

— ¡¿Son ustedes verdad?! No hay razón para que intenten ocultarse malditas desgraciadas, sé que intentan torturar a "tinieblas" para dañarme a mí, muéstrense ante mí, yo soy su víctima malditas- una silueta oscura atraviesa la puerta y se yergue frente a mi imponente y desafiante —juan tenía razón, no puedo escapar de ustedes pero algo tengo que hacer para hacerles frente, no dejare que dañen a los demás por mí

Un golpe seco impacta contra mi pecho y me arroja contra la pared del fondo del pasillo, siento como si mis costillas se partieran con cada bocanada de oxígeno que intento hacer llegar a mis pulmones. Mi rodilla derecha se apoya en el suelo y mi mano izquierda me ayuda afirmándose en la pared para ponerme de pie, mi visión se torna borrosa por el impacto contra la pared lo que me impide ver lo que yace 1 metro más allá de mi nariz. Intento caminar en dirección hacia "tinieblas" y ver si está bien, pero al recuperar la visión veo las paredes recubiertas con carne palpitante, y el suelo está repleto de restos humanos incrustados en ello, los cuales siguen moviéndose y gritando mientras las risas de las sombras invaden el ambiente y reverberan en mi cabeza

— ¡Bastardas, muéstrense, dejen de jugar con mi mente!- grito como si quisiera reventar mis pulmones esperando que la imagen frente a mi sea solo una ilusión creada por las sombras

— Hasta ahora eres el más raro de los cuales nos hemos aferrado- una voz aguda y rasposa recorre el lugar y mi cabeza da la impresión de que fuera a explotar con el eco generado dentro de ella

— ¡¿Quiénes son, porque yo?!– exclamo mientras las paredes escurren fluidos de distintas tonalidades de rojo y amarillo

— Sabes quienes somos, el hipócrita de hoy con el que hablaste te lo dijo. Somos la creación de tu pecado, somos parte de tu alma, somos aquello que tú no quieres admitir que eres

Las sombras se comienzan a materializar frente a mí y toman una forma más sólida de lo habitual, su cuerpo toma la forma del de mujeres con cabello color plata y ojos blancos sin pupilas

— ¿Te apetece vernos así, Salem, o prefieres que tomemos las formas de tus amigas del manicomio?- el rostro de una de las sombras toma la forma y las facciones de Alizee mientras la otra comienza a tocar el cuerpo de la falsa Alizee

— ¿Porque yo?- es la única pregunta que inunda mi mente en estos momentos mientras las sombras comienzan a besarse y una de ellas atraviesa con su mano el abdomen de la otra

— ¿No es obvio pequeño Salem?- una sonrisa se dibuja en su rostro mientras la otra sombra escurre por el hueco de su abdomen sangre y viseras color carmesí —es porque eres patético, cada vez es más divertido torturarte, y gracias a ti hemos podido ver que dentro de este recinto podemos tomar a tantos como queramos sin que ellos lo sepan. Todos los humanos están corruptos pero tú eres increíble, tú reprimes tus impulsos e intentas ser el humano modelo, cuando solo eres una mierda igual que el resto de las escorias existentes en esta mísera época

— ¡Quiero que se alejen de mis amigos, ellos no tienen por qué sufrir por ustedes!

— Ellos no sufren por nosotros, solo les damos lo que desean en su interior, elevamos sus deseos hasta llevarlos al éxtasis, al clímax de su deseo

— ¿Ya han hecho daño a mis amigos, además de a "tinieblas"?

— ¿Todavía no te das cuenta de a quien hemos hecho que libere sus deseos, que alguien ya fue dominado por el éxtasis?- ellas comienzan a desvanecerse mientras mis piernas son aprisionadas por las manos incrustadas en la superficie del suelo

— ¡¿Qué se supone que significa eso, porque no me matan y ya?!- intento desesperadamente soltarme de las garras que me aprisionan y me hunden en el suelo mientras las sombras danzan a mi alrededor riendo mientras se desvanecen y yo me voy hundiendo más y más hasta que la oscuridad me cubre por completo.

Abro mis ojos y me encuentro frente a la puerta de acero de la habitación de tinieblas, mis manos no dejan de temblar y mis ojos inspeccionan cada rincón alrededor de mí para verificar que nada de lo que había visto hace unos minutos estaba ahora, de pronto una voz suave rompe el silencio del ambiente.

— ¿Salem, estas ahí, que fue lo que me paso?, estaba hablando contigo y de pronto estaba en el piso intentando pararme- la voz de "tinieblas" estaba cansada y casi imperceptible, era como si toda su energía fuera drenada de golpe y solo dejaran en su lugar un vacío mental para la victima de las sombras

— Dime tinieblas, ¿me podrías decir tu nombre?- intento desviar el tema para que no intente indagar en recuerdos que no debería de sufrir por culpa de las sombras

Con una voz suave y casi tartamudeando, la chica que se encontraba al otro lado de la puerta de acero mi dijo su nombre al fin

— Me llamo Leithy- una risa iracunda y sin proporciones invadió mi cuerpo, mientras Leithy me criticaba por reírme de su nombre

— Así que aquí es donde estabas, Salem. No creí que fueras tan tonto como para regresar al mismo lugar por segunda vez consecutiva- la voz de Damián se cuela entre mi risa y los reclamos de Leithy y sin darme oportunidad de girarme, impacta un golpe en mi nuca llevándome a tierra y puedo escuchar pasos a toda prisa en mi dirección mesclados con las risas de las sombras y una bota impacta en mi rostro haciéndome perder el conocimiento

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Mi cabeza me duele como el infierno y mis ojos no pueden ver nada, me encuentro en completa oscuridad y mi corazón se acelera ante la idea de estar a merced de las sombras sin poder ver nada

— ¡Salem!- una voz suave calma mi corazón y las luces se encienden quemando mis corneas

Intento moverme pero al parecer me encuentro con una camisa de fuerza y un bozal que me dificulta mi respiración, frente a mí a través de unos barrotes de una puerta de acero se encuentra Daniela, ella con su mirada apacible me mira con lastima e inquietud mientras llama a un guardia y pide ingresar a donde estoy ahora. Una vez dentro me quita el bozal y me da un poco de agua

— Salem, ¿porque lo hiciste?- toma asiento en el suelo de la sala y su falda deja ver más de lo que estoy acostumbrado a ver, pero no me interesa eso en este momento, sino que me interesa saber a qué se refiere con porque lo hice

— Daniela, tengo una duda y quiero que me respondas con toda sinceridad- Daniela asiente y acomoda su falda y me mira fijamente-¿qué es exactamente a lo que te refieres que hice y porque estoy con camisa de fuerza y bozal?

— No lo tengo en claro, según se informó apuñalaste la pierna de Damián con un bolígrafo cuando te encontró en la sección de confinamiento para pacientes peligrosos

— Eso no fue lo que paso, es cierto que estaba en la sección de confinamiento, pero fue a mí a quien golpearon

La mirada de Daniela se nota un poco confundida, saca una pequeña libreta del bolsillo de su chaqueta y de ella saca un papel el cual resulta ser aquel papel que el padre Juan había escrito antes de retirarse, deja el papel en el piso a un lado de mi abierto y se pone de pie, acaricia mi cabeza como si fuera un niño pequeño y se retira cabizbaja y al cerrarse la puerta, mi mirada se plasma en el papel

Las palabras estaban un tanto borrosas pero se podía entender bien lo que decía.

"Salem, quisiera poder ayudarte más sobre tu problema, pero sé que eres fuerte y podrás sin mí, hoy me retiro debido a que los pecados están ahondando en mis recuerdos y comienzan a hacer estragos en mi mente. Lo que si puedo hacer por ti es darte un consejo, escapa de este hospital y busca refugio en algún lugar e intenta encontrar la razón de porque te persiguen tus pecados.

Cuídate pequeño Salem, y espero que estés bien y a salvo, que dios te acompañe"

Unos pasos apresurados se aproximan en mi dirección y lo único que pasa por mi cabeza es esconder la nota, intento pensar en algo, pero no tengo nada donde esconder y me arrodillo frente a la nota y dejando caer mi cabeza sobre la nota comienzo a comerla y a tragarla justo en el momento en que mi puerta se abre dando paso un guardia corpulento y moreno el cual me da un toque con una vara eléctrica dejándome consiente pero con mi cuerpo inútil. Detrás de él, aparece un médico con una silla de ruedas y proceden a subirme en esta y sacarme de la sección llevándome de regreso a mi habitación. Una vez los guardias se retiran las sombras hacen su aparición y no puedo mover mi cuerpo mientras estás están de pie en el techo mirándome y gimiendo, intento mover mi cuerpo pero no responde, aún tengo el daño de la vara eléctrica. Las sombras comienzan su descenso en mi dirección y en mi desesperación lo único que puedo hacer es gritar lo más fuerte que puedo para así hacer que los guardias regresen, pero al gritar la puerta de mi habitación se abre y da paso a la silueta de Alizee corriendo en mi dirección lo cual hace que las sombras escapen atravesando las paredes

— ¿Salem, estas bien?- Alizee se aproxima a mí a prisa mientras sigue hablando —Quería pasar a ver como estabas debido a lo ocurrido la noche anterior y estando frente a tu habitación escuche tu grito

Alizee me ayuda a incorporar mi cuerpo al movimiento y noto una marca roja en su cuello similar a la de la ves anterior

— Te agradezco que vinieras a verme Alizee, ahora quiero que me digas que es lo que te pasó en el cuello, no quiero que intentes escapar como la última vez- observo a Alizee y esta me mira con miedo en los ojos, sus manos no dejan de temblar mientras se cubre el cuello —¿Acaso no soy tu amigo Alizee?, lo único que quiero es que me digas lo que sucede, quiero ayudarte

Alizee me da una bofetada y en sus ojos se ve ira e impotencia, el golpe hace que un hilo carmesí corra desde mis fosas nasales hasta mi labio superior

— Alizee, sé que tienes miedo y que es normal que de esta manera ahora mismo, no sé qué es lo que causa que estés así, pero lo que si se es que esta en este hospital con nosotros- limpio la sangre de mi rostro con mi antebrazo y cojo a Alizee con mis manos y la abrazo con todas mis fuerzas apretando surostro contra mi pecho —Alizee, escaparemos de este maldito lugar, y cuando eso pase, podrás estar tranquila e intentar vivir una vida común y corriente, te lo prometo Alizee- las risas de las sombras inundan el lugar mientras la lluvia cae torrencial sobre este infierno al que otros llaman hospital psiquiátrico    

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