☕☕☕☕
Error se había vuelto blando, o eso era lo que él comenzaba a creer.
Su necesidad de no estar solo nuevamente le estaba afectando a tal grado que necesitaba distraerse de un modo u otro en compañía de alguien más.
Habían pasado días de que fuera aquella exótica reunión con aquellos idiotas a quienes por ningún motivo podría atreverse a llamar sus amigos, y siendo honesto, le había gustado el café. Tenía un sabor que le recordaba a su antigua vida, antes de terminar como era ahora. Podría ir a darse una vuelta por ahí a ver si podía conseguir más, lo dejaría en cuenta de Ink por si acaso; se lo debía por descuidarlo tanto, ¿no?
Ccino estaba limpiando una mesa que acababa de llegar esa mañana, reemplazando la que los otros dañaron al clavarle cuchillos y un hacha. Una vez terminó, se dirigió a la puerta para colocar el letrero que marcaba un "abierto" y luego ir a terminar de acomodar una bandeja de tartaletas de manzana en uno de los escaparates. Suspiró animado, dispuesto a pasar un buen día de trabajo por una vez, optimista ahora que Nightmare había estado ausente toda esa semana desde la visita de los Bad Sans.
Apenas la campanilla de la puerta repicó un par de veces, salió de detrás de la barra para encontrarse a su cliente con una sonrisa que se esfumó enseguida.
— S-Señor Error —soltó un pequeño tartamudeo al verlo, ocultando su rostro detrás de una carta con el menú. Los pixeles del glitch se removieron en un escalofrío y llevó una de sus manos a su frente, frotando ésta con fastidio.
— Por favor, no me digas así, me haces sentir más viejo de lo que ya sé que estoy —gruñó, antes de mirar el local totalmente vacío, perfecto para él —, ¿recuerdas el café que serviste el otro día? Dame uno, y un pan o pastel, tiene que ser de chocolate forzosamente, de ahí en más, escoge el que creas mejor para el café —Ccino le miró tímidamente antes de asentir y salir corriendo hacia atrás de la barra.
El de glitches restó importancia a aquel curioso comportamiento del menor y fue a sentarse en un sofá, casi al fondo del local. Podía mirar a través de la ventana hacia el exterior y de paso mantenerse alejado de otros clientes que pudieran llegar. Cerró sus cuencas un momento ante tal tranquilidad, todo en ese lugar era tan perfecto y relajante, como hace años... hasta que sintió algo en su regazo que le hizo voltear a ver.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro