「 𝕰𝖝𝖕𝖔𝖓𝖎𝖊𝖓𝖉𝖔 : 𝕰𝖗𝖊𝖒𝖎𝖓 」

Tras aquella larga tarde en busca de parejas que arruinar, Hange se topó con dos chicos que aceptaron participar en su programa sin poner pegas, cosa que la sorprendió bastante; la gente solía echarla a patadas nada más presentarse.

-¿Y cuánto tiempo lleváis juntos, amigos?

-Cinco años -respondió el más bajo.

¡¿Cinco años?!
Qué pena, si resultaban ser infieles iba a cargarse una pareja que llevaba ya un lustro saliendo...
Bueno, qué se le iba a hacer.

-Y en todo ese tiempo, ¿estáis seguros de que ninguno ha cometido alguna infidelidad?

-Si nos fuésemos infieles no estaríamos juntos ahora -contestó con obviedad el castaño.

Ay, pobre tontito.

-Bueno, si estás tan seguro de eso, ¿te parece si te ofrezco trescientos pesos por revisar tu teléfono? -anunció provocando que el mayor frunciese el ceño.

-¿Y para qué quiero yo trescientos pesos?

-¿Y qué sé yo amigo? Para gastártelos en lo que te apetezca.

Pareció pensárselo por unos segundos, pero enseguida reaccionó.

-Vale está bien.

Ante la señal afirmativa, la castaña cogió el teléfono y comenzó a leer los muchos chats que tenía en WhatsApp.

-¿Cuántos contactos tienes? -preguntó sorprendida, bajando y bajando a la vez que observaba que aquello no parecía tener fin- ¿Conoces a toda esta gente?

-Claro, por eso los tengo agendados.

-Vale... ¿por qué tienes aquí dos chats con el nombre "Mamá" y "Mamá 2.0"? ¿Acaso tu madre tiene dos números o qué?

-Ah, no es eso. Una es mi madre y la otra es Mikasa.

-¿Y por qué tienes agendada a esa tal Mikasa como mamá, eh amigo? ¿No tendrás por ahí una Sugar Mommy?

-¿Qué es eso? -cuestionó. Uhm, conque haciéndose el inocente... Sospechoso-. No, la tengo agregada así porque a veces me dice que soy su bebé.

-Eso no es extraño para nada -comentó irónica- ¿Y por qué te dice que eres su "bebé"?

-A mí también me lo dice -intervino Armin-. Ella es amiga nuestra desde la infancia y por eso se comporta de esa forma con los dos, además, es hermanastra de Eren. Digamos que es algo sobreprotectora.

-Mhm... -hizo una pausa y prosiguió revisando, después de todo, no había ninguna conversación con ella de la que se pudiera dudar-. Vale, ¿pero quién es "La cosita más cute del universo"?

Con menudo nombrecito más largo lo había agregado.

-Es él -contestó señalando a su pareja.

Le echó una mirada al rubio, repasándolo cuidadosamente. Era cierto que ese chico era muy cute, no podía llevarle la contra en eso.

-¿Y quién es "Pony Salvaje"? -preguntó tras leer el nombre de otro de los muchos chats.

-Jean.

-¿Quién es Jean?

-Un "amigo" -respondió haciendo comillas con los dedos.

-¿Y por qué entre comillas? -preguntó algo extrañada. Lo de amigo entre comillas le sonaba a amigo con derechos.

-Es que tampoco es como si fuese mi amigo.

-¿Entonces qué es?

-¿Mi amienemigo? -dijo.

-Vale, ¿y por qué tienes agendado a tu amienemigo como Pony Salvaje?

Ya preguntaba más por curiosidad que por otra cosa.

-Porque eso es lo que parece: una yegua asalvajada.

-No es lo mismo un pony que una yegua, amigo.

-Pero Pony salvaje queda mucho mejor que Yegua salvaje.

-¿Y por qué diantres habéis comenzado a hablar de ponys? -interrumpió Armin. La de lentes se encogió de hombros a la vez que intercambiaba una mirada con el del ojos verdes.

Continuó leyendo chats, no encontraba nada que llamase su atención hasta que...

-¿Quién es Historia?

-Es una amiga.

-Demasiado cariñosa para ser solo una amiga, ¿no crees? -inquirió leyendo los mensajes que había intercambiado con ella-. Te pone muchos corazoncitos y demasiados stickers algo... románticos, ¿no?

-Historia es así de tierna con todos, ¿verdad Armin? -preguntó al rubio con una risita. Este se encontraba serio.

-A mí no me pone todo eso, apenas habla conmigo por mensaje.

-Uuuh, ¿algo más que añadir? -le cuestionó Hange.

-No me gusta Historia, ni siquiera le respondo nada que se pueda malinterpretar, puedes comprobarlo.

-Pero a ella sí que le gustas, o al menos eso parece -señaló la presentadora.

-¿Y qué culpa tengo yo de gustarle a la gente? -preguntó-. No creo que Historia me vea de esa manera, pero de todas formas yo no quiero nada con ella. Estoy con Armin.

También tenía razón en eso...
Además era cierto que aunque la otra se le insinuase por mensaje, él no le respondía nada que diese a entender que también quería algo, simplemente contestaba como lo haría un amigo. La friendzoneaba descaradamente.

-Tu WhatsApp está limpio entonces -anunció- ¿Qué hay de tu Messenger? ¿Puedo echarle una ojeada?

Eren asintió.

Nada más meterse en la aplicación encontró un chat que tenía algunas conversaciones borradas, además, no tenía agendado a ese contacto.

-¿Quién es esta tipa, amigo? -dijo mostrándole el contacto sospechoso.

-No es una chica -aseguró-. Creo que es el número de Reiner, pero no estoy seguro, borré las conversaciones hace tiempo.

-¿Y por qué borraste las conversaciones? ¿Acaso eran privadas?

-Sí, él me dijo que las borrase -afirmó, consiguiendo que la de lentes hiciese una mueca de evidente sorpresa. No esperaba que fuese a ser tan directo.

-Entonces, ¿confirmas que estás engañando a tu pareja con otro hombre?

-¿Eh? -se mostró confuso, luego cuando pareció entenderlo se sonrojó un poco- ¡No, no! No es nada de eso, ¿cómo iba a engañarlo con Reiner?

-¿Y por qué borraste esas conversaciones privadas con él?

-Privadas en otro sentido -aclaró-. Acababa de descubrir que el que le gustaba era hetero y no sé por qué empezó a desahogarse conmigo, después de soltarme toda la historia me pidió que por favor borrase la conversación y que hiciésemos como que jamás me había contado nada de eso.

-Agh está bien, eres fiel, enhorabuena amigo -anunció dándole al chico una palmadita en la espalda-. Ahora es el turno del cabeza de coco.

-Mi nombre es Armin... -habló bajito.

-Ajá, ¿me dejas tu teléfono?

El de ojos claros le tendió su celular. Cuando Hange intentó entrar, se topó con que este estaba encriptado.

-¿Puedes poner la contraseña? -preguntó dejándole de nuevo el móvil al rubio para que lo desbloquease- ¿Tú sabes su pin, Eren?

-No -negó este. Interesante.

Cuando le devolvió el teléfono se metió en su WhatsApp para comenzar a chismosear chats.

-¿Quién es Sasha♡?

-Es una amiga -respondió tranquilo.

-¿Y por qué la chica te dice aquí que "si le pudes dar más, por favor"?

-Se refería a las patatas -aclaró.

-Amigo, nadie pide patatas por mensaje, no intentes engañarme.

-Es verdad. Esa tarde fui al super a comprar y pasé por su casa a dejarle una bolsa de patatas que traje para ella -se explicó, aunque a Hange no le cuadraba aquella excusa.

-Viniendo de Sasha, seguro que se refería a las patatas, no se puede malinterpretar -apoyó también Eren, por lo que Hange terminó por aceptar.

-Está bien... ¿Pero quién es Mami? Supongo que tu madre, ¿no? -preguntó, consiguiendo que Armin se pusiese algo nervioso.

Uy uy.

-Eh... ah sí.

-Ese "eh... ah" no me convence -dijo-. ¿Quién es en realidad? Esta foto de perfil me suena de haberla visto antes...

-Es la foto que tiene Mikasa -señaló Jaeger.

-¿La que te decía bebé? -el otro asintió- ¿Y si es ella, por qué te has puesto nervioso y has mentido diciendo que era tu madre? -preguntó esta vez a Armin.

No respondió.

-Antes dijiste que era vuestra amiga desde la infancia y que por eso os trataba así a ambos, ¿mentiste?

Tampoco respondió.

Se metió en el chat y leyó algunas conversaciones, comprobando que sus suposiciones eran ciertas.

-Amigo -le habló a Eren-, lo siento mucho, pero el cabeza de coco sí que tiene una Sugar Mommy, y esa es nada más y nada menos que tu hermanastra.

-¿Pero qué demonios es una "Sugar Mommy"?

-¡No le rompas su inocencia! Además, no es ninguna Sugar Mommy -interrumpió Armin cuando vio a Hange abrir la boca para explicarle-. Mikasa es de nuestra edad, no es como si fuese mayor que yo.

-¿Qué pasa?

Eren en verdad parecía un completo ingenuo... Pobrecito.

-Que te engaña. Te pone los cuernos con tu hermana, amigo.

El castaño comenzó a procesar la información, empezando a comprender pero sin querer terminar de entenderlo.

-¿Por eso siempre me mandábais a mí a hacer cola por las palomitas cuando íbamos a ver una peli los tres juntos? ¿Para quitarme más tiempo del medio? -le cuestionó con pena.

Ay no, que triste.