Capitulo 5
10 años antes del matrimonio entre los
Hermanos Verseut...
El palacio frío, un lugar confinado en dónde eran enviadas las concubinas del Rey cuando habían perdido su favor. ¿ Cómo fue que la dama de cristal fue a parar en ese lugar siendo una de las esposas más hermosas en el Harem del Rey Crest?
- Mamá ¿ Porqué no puedo jugar con mis otros hermanos?
La voz tierna del niño estaba llena de vida y resonaba en el silencio del frío palacio, la dama Cristal, quien se encontraba sentada peinando los rojizos cabellos del principe Camus frente a él, sonrió tristemente en respuesta, acomodó las remendadas vestimentas de su príncipe. Todos estos años no ha sido una mujer buena, tuvo a Camus en el palacio frío, cuando el Rey Crest la exilió a éste lugar desconocía que estaba esperando un hijo suyo, de echo, nadie más que ella y su fiel criado sabían sobre la existencia de Camus.
En su juventud había sido una joven vivas, hermosa y también ambiosiosa. Había atentado contra la vida de la Gran esposa Imperial, aquella quien fuera la Madre del principe heredero Degel. En ese entonces ambiciosa de más poder deseó deshacerse de la Reina untando en su comida el veneno del gran escorpión azul flameante. Un veneno con la capacidad de asesinar a un centenar de caballos en apenas media hora. Dos gotas fueron los que fueron puestos en el postre de la Gran Reina, dos gotas fueron los que terminaron destruyendo tanto su vida como la de su hijo.
La Reina no murió pero por culpa de ese veneno había quedado invalida de la cintura hacia abajo y también había perdido la vista para siempre.
El Rey Crest fue aún más cruel, le perdonó la vida pero la obligó a vivir el mismo infierno en carne propia. En el palacio frío llegaría un par de almuerzos una vez a la semana, no habría cama ni abrigos, tampoco habría muebles y artículos de limpieza y cómo si eso no bastara, una vez cada seis meses un doctor vendría a darle de beber un veneno que poco a povo consumiría su cuerpo en vida.Cristal reconoció que si no fuera por su criado jamás hubiera durado tanto.
Miró a su pequeño y desnutrido hijo, Camus miró con ojos brillosos a su madre, el pequeño no ha visto a ninguna otra persona a excepción de su madre y el viejo sirviente, jamás supo diferenciar entre un rostro saludable y uno lleno de vida, para él el rostro moribundo de su madre era el rostro más hermoso de todo el mundo
- Camus...- llamó su madre, el pequeño la miró atento, ella sonrió dulcemente mientras acariciaba las delgadas mejillas - Camus quiero que me prometas algo... - Ella guardó silencio, poco después prosiguió - no seas alguien malo como mamá, tienes que ser amable y agradecido, también educado y ordenado, promete a mamá que cuidarás de tú salud y apreciarás las cosas incluso no sean tan valiosas como lo esperabas. Promete que no te quejarás nunca por nada y que obedeceras en todo. Tienes que seguir las normas del palacio Camus, nunca lo olvides.
Cristal no terminó de decirlo pero aún así lo pensó
Has todo lo posible para no terminar como mamá...
Camus asintió sin entender mucho, durmió abrazado a su madre, al día siguiente despertó en los brazos de un cadáver
- Mamá... ¿Madre?- el pequeño movió a su madre, llamó con suavidad, casi temiendo asustarla o estresarla, más nadie respondió - ¿ Mamita?
Los rubíes se llenaron de lágrimas
¿Mamá?
¡Madre!
Mamá despierta...
Dos días más tarde hubo revuelo en el palacio, Crest miró al pequeño niño sucio vestido en harapos frente a él, a su lado Degel también veía con ojos fríos la descendencia que había dejado aquella arpía.
- Que se dé un baño, y vistanlo de manera apropiada.
Camus en ningún momento habló, su mirada estaba vacía fija al frente, dejó que otros lo guiarán, bañaran y vistieran.
Después de eso, nunca volvieron a solicitar su presencia, su padre le otorgó un palacio y le obsequió educación, así como también lo envío a prepararse como guerrero. Estudió con sus demás hermanos bajo la tutela del Prefecto imperial, nunca se distrajo, cuando otros buscaron problemas, nunca discutió, cuando unos ordenaron él como sirvienta obedeció. Nunca se quejó
Y con el príncipe heredero, las pocas veces que lo vió siempre se inclinó ante el en señal de respeto y cortesía. Por supuesto Degel siempre lo ignoro, Camus nunca supo la razón por la que lo hacía, aún así no resongó.
Tampoco resongó cuando lo enterraron tres semanas enteras en una mazmorra por órdenes de sus traviesos hermanos y luego lo liberaron convertido en poco más que piel y huesos.
Todos esos años, Camus se esforzó por ser el mejor y no importa cuánto quisieran sus hermanos opacar su persona, una gema, incluso en el polvo estaba destinada a ser encontrada por alguien en algún momento.
- Disculpa jajaja me perdí - el pequeño de cabellos rubios alborotados rascó su cabeza y sonrió genuinamente
Camus sonrió suavemente en respuesta
- El salon principal se encuentra en el sur de palacio, si gustas puedo guiarte.
El adolescente dejó de sonreír y sus ojos azules no perdieron de vista a la persona frente a él
En ese entonces decretarian en todo el Reino la próxima ascensión de Degel como monarca en la línea de sucesión, todos los mandatarios de distintos lugares del mundo fueron invitados. Ninguno había quedado excluido
Ambos niños caminaron juntos, Camus iba leyendo un memorial cuando el joven a su lado habló
- Es la primera vez que te veo, deberías visitar mi clan tú cabello rojo fuego sería muy apreciado en mi país
Camus descendió el memorial y lo miró sin entender, luego miró tontamente sus cabellos
-¿ Eso crees? Entre la realeza no es muy bien apreciado mi cabello, lo heredé de mi madre
Al mencionar a su madre Camus no pudo evitar sonreír tristemente, el Joven asintió en respuesta, sus azules ojos siempre puestos en el perfil del pelirrojo, casi sintiendo que había quedado hechizado por su belleza. Fue tal su distracción que el joven de cabellos amarillos en algún momento dejó de pensar y no logró frenar las palabras, el susurró inconsciente
- Debió ser muy hermosa...
Camus prestó atención rápidamente, lo miró a los ojos luego sonrió con dulzura, el asintió efusivamente y finalizó
- Si que lo era.
Diez años después, Camus corrió despavorido y en trayecto no pudo evitar chocar con un par de soldados, quienes se sorprendieron al ver los hermosos ojos carmesís
- Disculpe, disculpe
Camus se disculpó, alisó sus vestimentas y continúo con pasos rápidos, ésta vez asegurándose de esconder su mirada
Regresó a la residencia en la cuál se hospedaba al rededor de las 11:00 AM, apesar de que ni siquiera había desayunado antes de partir, Camus no sentía hambre en lo absoluto. Ingresó a su habitación y rápidamente se desprendió del uniforme militar, sentía amargura en su corazón
¿ Porqué Degel lo consideraba un problema? En estos años se había encargado de mantenerse lejos de su persona para no molestarlo en absoluto, sin embargo, aún así el. Lo trataba así...
- Estuvo tanto tiempo en el campo de batalla que también se le congeló el corazón.
Camus tensó los dientes, las esquinas de sus ojos yacían enrojecidas, casi amenazando con llorar en cualquier instante, el volvió a refunfuñar
- Si tan solo pudiera adoptar mi forma Dragón ¡Volaría lejos de aquí y no volvería jamás!
Por supuesto que solo hablaba con la cabeza caliente y de boca para afuera, jamás en su sano juicio se atrevería a aventurarse solo en las llanuras fuera de su reino.
Dió un suspiro cansado, abrió los ojos con lentitud y enderezó su cuerpo, posteriormente llamó a las criadas
- Alguien por favor venga
Necesitaba darse un baño
Fue 11 de la noche cuando Camus deslizó las sábanas de su cama dispuesto a recostarse y dormir cuando de repente:
- Saludos a su majestad el príncipe.
Eran las voces de los guardias que custodiaban la entrada a sus aposentos, Camus giró de inmediato cuando las puertas se abrieron, en la otra habitación Degel habia ingresado
Acomodó su cama y con prontitud se cubrió con un albornoz blanco, corrió en dirección a la entrada y rápidamente se inclinó a modo de saludo
- Su majestad.
Degel se encontraba de pie en la entrada, despojándose de su abrigo con su tan habitual expresión desinteresada, consecuentemente giró a verlo directo a los ojos, su expresión no se inmutó cuando reveló :
- He venido a pasar la noche contigo, hoy consumaremos nuestro matrimonio.
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Continua parte 6...
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