Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🐉Fase IV🦄

Título: Mi libertad. Mi felicidad. Mi medicina.

Personajes: Naomi, Katsuki, Mitsuki Kirishima y 3 Oc extra.
Shipps:NaomixKatsuki
Advertencia:
AU(?
•Hanahaki
•Hilo rojo
Cantidad de palabras:...10291...
Contricante: AifuNeko

『 °*• ღ •*°』

—¡M-Me gustas!

Los nervios recorrían su cuerpo siendo reflejados por la manera que temblaba.

Estaba a punto de cometer una gran tontería.

—Lo lamento. —Se dió media vuelta y se alejó del punto de encuentro que ella le pidió encontrarse.

Dejó de sentir nerviosismo pero aún seguía temblando. Pequeñas gotas saladas rondaron sus mejillas dejando a su paso un delgado camino húmedo. Sintió un gran peso haciendo que cayera y que impactara sus rodillas en el suelo sintiendo un ligero dolor. Sus manos tocaron el piso siendo el siguiente en tener aquellas marcas de su amor no correspondido, pero no lo digo por sus lágrimas, sino por unos pétalos de Violetas para ser exactos.

Ella al notar estos, tocó su pecho al notar que se le dificultaba respirar.

—Mierda.

『 °*• ღ •*°』

La canción Dancin comenzó a sonar en aquel cuarto indicando que eran las 5 en punto.

Tomó su celular y descartó la alarma. Con desgano, se levantó para dirigirse a su espejo, ver su rostro y retirar los pétalos y flores que se encontraban en ella. Eso siempre le tomaba unos 10 minutos. Ya no sentía dolor cuando los retiraba, se había acostumbrado.

Mientras tomaba su ducha, recordaba aquella imagen con la que siempre soñaba: ojos rubíes, cabello de un tono rubio y puntiagudo, labios delgados ,y con una expresión de "los odio a todos".

Cuando empezó a soñar con aquel tipo, lo buscó las primeras semanas ya sea la razón o a él. Después de un mes, lo dejo pasar y siguió con su amorío por el chico que la rechazó.

—No importa. —Cerró la llave y salió de la ducha envolviendo su cuerpo con una toalla.

Marcando las 6:30 am, ella salía de casa para empezar a caminar a su colegio. Debo recalcar que detestaba cualquier lugar que volteara, ya que encontraba siempre un cartel que más bien era un recordatorio sobre no interactuar con el sexo opuesto y aparte de eso, estaba obligada en caminar en una vereda donde solo pasan mujeres.

En aquel mundo, hubo un tiempo donde los casos de personas con la enfermedad del Hanahaki aumentaron en un 60%. En ese año, la población disminuyó un 50% aunque esa cifra se dividía en dos: causa de muerte y los desaparecidos que claro, había una gran diferencia pues en la causa de muerte fue un 47% que a su vez este se volvía a dividir entre la edad que fallecieron pero no es importante, y en la de desaparecidos, solo fue un 3%.

Eso alarmó al gobierno haciendo que tomara grandes decisiones y cambios en la forma de vida de las personas, desde evitar contacto con el sexo opuesto, retirar festividades, hasta que los padres eran con los que decidían la persona con la que se casarían sus hijos. Eso ayudó y actualmente el porcentaje disminuyó un 25% y en los desaparecidos un 2.5%.

Ella detestaba eso. Detestaba la actualidad. Detestaba aquella enfermedad. Se detestaba por no acatar las reglas.

En su transcurso, solo miraba el suelo y contaba los chicles que estaban pegados. Debía concentrarse en otra cosa si no quería que pétalos violetas salieran de su rostro alarmando a toda la gente y poniéndola en la zona de "delicados" o mejor conocida como la zona de los "pobrecitos", en modo de burla y pena.

En el camino, se encontraba con su amiga que era la única que sabía sobre su estado y le ayudaba en ocultaron a toda costa; seguían en su camino para el colegio.

En esto, otra de las reglas que había propuesto el gobierno era en escuelas, los dividieran por sexos con el típico tono de "azul para chicos y rosa para chicas".

Soltó un gran suspiro e ingresó en su respectiva entrada de su colegio.

En otra parte...

Una alarma sonó pero en cuestión de segundos, se apagó por el puño de su propietario.

—¡AGH!

Ese sonido explicaba todo, desde su humor hasta su energía.

—¡Maldita fea, déjame dormir! —Cubrió su rostro con su almohada. —Joder.

Y nuevamente, la razón de su mal humor era la imagen de aquella chica. Admitía que era bonita aún cuando solo la veía de perfil ,pero quería dormir sin que ella no estuviera en su mente. ¿Por qué? Le molesta.

Gruñó y se levantó para comenzar su día haciendo sus ejercicios mañaneros, se ducharia y después se prepararía para ir a su colegio.

『 °*• ღ •*°』

—¿Y bien?

Naomi ocultaba su rostro en la mesa y en su nuca había colocado sus manos. Mostró solo una parte de su rostro para comenzar su plática aprovechando que eran las únicas que estaban en el salón ya que las demás chicas estaban mirando a los chicos en "el lugar secreto".

—Igual —. Volvió a ocultar su rostro.

La chica sacó dos barras de chocolate y dejó uno en la banca que estaba su amiga.

—Comemos esto y cambiemos de tema que no tengo ganas de recoger pétalos de tu horrible rostro o de tus entrañas.

Ambas comenzaron a reír, ella se separó de su banca, tomó la barra y comenzó a comerla mientras platicaba con su mejor amiga.

Las horas pasaron y era momento en que volvieran a su respectivo hogar.

En el momento en que se separaron, ella siguió en su camino con la mirada baja ignorando los anuncios y la policía diciendo los mismos recordatorios de siempre.

『 °*• ღ •*°』

—¡Maldita sea, ya lo sé! —gritó el de ojos rubíes.

—Todos lo sabemos —tocó el hombro de su amigo—, también acepto que es algo fastidioso. Me gustaría poder elegir a la futura madre de mis hijos.

—Tsk. En cada lugar está lo mismo, ya me tiene harto está mierda.

Llegó el punto en donde se tuvieron que separar y caminar solos a su casa.

En el momento en que solo faltaban 5 pasos para llegar a su hogar, una voz femenina lo llamó.

—¡Ba-Bakugo-kun!

Con frustración, volteó y notó que era aquella chica que sus padres habían decidido para que se casara.

—¿Qué mierda quieres?

Ella lo tomó del brazo. — Solo quiero convivir con mi futuro marido.

Sin delicadeza, la alejó. —Me vale ocho hectáreas de mierda lo que mis padres y el tonto gobierno decidan —dijo con el ceño fruncido, volvió a colocar sus manos en sus bolsillos y llegó a su casa.

『 °*• ღ •*°』

—Llegué —dijo ella en un tono moderado sin esperar ninguna respuesta ya que sus padres estarían trabajando, solo siguió caminando hasta llegar a su cuarto.

Dejó caer su mochila, se retiró su uniforme y decidió darse otra pequeña ducha para después ponerse algo más cómodo.

Se sentó en su escritorio, comenzó a girar en su silla mientras veía algo interesante en su celular retirando una que otro pétalo de su rostro.

Él había salido de la ducha, tiró su toalla en su cama y se colocó una polera que era lo único que le faltaba. Tomó una de sus pesas con su brazo izquierdo mientras que con el otro veía la pantalla de su aparato buscando una canción para animar el ambiente.

Ella dejó a un lado aquel objeto haciendo que sonara una de sus canciones favoritas de ese momento.

Él dejó su celular a un lado de él.

En eso, un gran rayo de luz apareció enfrente de ellos.

—¿Qué mierda? —dijieron ambos.

Dudaban si acercarse o no y por eso, el rayo los obligó a entrar.

『 °*• ღ •*°』

— Hm —se quejó la fémina mientras se levantaba del suelo. En el momento que miró a su alrededor, se quedó estática. —¿Dónde estoy?

El lugar en donde estaba había: árboles bastantes frondosos, cada uno era único ya sea por su tronco o por la forma de sus hojas ya que unas tenían hojas en forma de estrella, media luna o circulares, diversas flores de colores y tamaños o unas parecían la fusión con varias de ellas, no se veía o escuchaba el ruido de la ciudad a kilómetros y eso que ella tiene el oído bastante agudo.

Todo era realmente hermosos pero...

—Este no es mi cuarto.

Cerca de ahí...

En el momento que el rubio cenizo recordó lo sucedido, se levantó de golpe y observó a su alrededor buscando alguna salida.

—¿Dónde rayos estoy? ¿Qué fué esa mierda?

Sin tener alguna otra opción, ambos decidieron caminar y buscar alguna forma de regresar a su respectivo cuarto.

『 °*• ღ •*°』

Con pasos temblorosos, seguía caminando procurando no dañar nada y al mismo tiempo observaba a su alrededor asombrandose más por el lugar. Lo único o que podía hacer para tranquilizarse, era cantar algo junto con la gran idea de cargar una piedra por si algo aparecia.

Por otro lado, el chico destruía cualquier cosa que se le atravesará, tenía su objetivo fijo. Salir de ahí.

—Esto es realmente interesante —dijo una tercera voz que no fue captada por los dos.

—Ya no quiero decir nada, vete mucho a... —las hojas de unos arbustos que estaban cerca de ella comenzaron a moverse mostrando a un Bakugo saliendo rápidamente de su escondite. —¡LA CHINGADA! —Le tiró la piedra que logró impactar en la cabeza del chico.

—¿Pero qué mierda te pasa! —Tocó la parte en donde recibió el impacto.

—¿Tú por qué me espantaste!

—¡Por mi seguridad, fea!

—¡Pues esa igual es mi respuesta, idiota!

Apretó sus puños. —¿A quién le dices idiota... —En el momento en que la miró mejor, se quedó callado.

—¡A ti! —volvió a responder la chica mirando de frente al chico, pero empezó a sentir miedo cuando notó que lo miraba fijamente, iba a preguntar, cuando le prestó más atención a sus facciones.

Ambos tomaron aire y señalaron al otro. — ¡Eres tú!

—Jajajaja, que divertidos son.

Ambos alzaron su mirada encontrándose con una señora de unos 40 años que portaba un kimono de tono rosado, cabello rojizo y ojos de un tono aqua disminuyendo la altura que la apartaba del suelo.

—¿Quién mierda es usted?

—Un gustó, soy Airi. Mi marido y yo somos los encargados de este lugar.

—Entonces, nos pueden regresar, ¿Verdad?

—Y como diablos llegamos aquí. —Sintió un leve golpe en su nuca. —¡Hey!

—Debes mejorar tu lenguaje jovencito. Y respecto a tu pregunta querida —miro con una cálida sonrisa a la castaña —, es cuestión de ustedes. De sus adentros.

Ambos mostraron una expresión de asombro para después una de duda. ¿Como podrían salir con solo cuestión de ellos?

—¿Qué quiere decir? —preguntó Katsuki.

—Como ya lo notaron, este lugar no es como el mundo en el que viven. Es mágico. Eso igual les afecta a ustedes —Katsuki seguía sin entender, pero por parte de Naomi, ella se emocionó al escuchar lo último. —Deben descubrirlo. El camino no será sencillo, pero les prometo que será algo mágico y hermoso para ambos.

—Resumiendo lo que quiere decir... Estamos a nuestra suerte, ¿Verdad?

Ella asintió sin retirar su sonrisa de su rostro. —Y otra cosa, les recomiendo que busquen a un protector, les será de mucha ayuda. Avanzarán si sus corazones van juntos. —En cuestion de segundos, ella se volvió una bola de luz que comenzó a alejarse. —Nos vemos Naomi y Katsuki. —Fue lo último que se escuchó a lo lejos.

Quedando ellos solos, se miraron uno al otro sin mover ninguna facción. Sólo se descubrían con la mirada.

—Para nada —dijieron y cada quien tomó su propio rumbo para salir de ahí.

『 °*• ღ •*°』

—¡AGH! ¿TÚ OTRA VEZ!

Nuevamente el grito de ambos se escuchó por esa parte del bosque. Ya había pasado unas 4 horas en que ambos tomaron su respectivo sendero y está era la quinta vez que se encontraban en el mismo punto.

—¡Es todo! —Volvió a tomar aire. —Iremos desde aquí juntos.

—¡Ni merga!

—¡No tenemos otra opción! —Katsuki iba a volver hablar. —¿Quieres salir de aquí si o no?

Guardo silencio. Se tragó sus palabras y después de tomar un gran bocado de aire, se resignó.

—Bien. —La miró con el ceño fruncido. —¿Qué esperas? ¿Qué te traiga de la mano? — giró a su derecha y comenzó a caminar. —¡No tengo todo tu jodido tiempo!

Gruñó y caminó detrás de él.

En el transcurso, ella apreciaba cada cosa aún si ya lo había visto y se retiraba discretamente uno que otro pétalo de su rostro.

Él solo tenía fija su mirada al frente.

Había un gran silencio entre ambos que era reconocible lograr escuchar la respiración del otro.

—Emm... ¿Cómo te llamas?

—Que te importa.

—Tsk, que gran nombre. Para tú información, estaremos un tiempo con la compañía del otro, al menos necesito tú nombre para poder maldecirte mejor con un bonito apodo.

El rubio cenizo se detuvo y volteó su cuerpo ergido a donde estaba ella.

—Katsuki —pronunció entre dientes. —Ahora dime el tuyo.

—Naomi. Un gusto en conocerte... Bakatsuki —formó una sonrisa burlona en sus labios.

—¡Maldita fea! —Corrió a donde estaba ella.

—¡Tras aviso no hay engaño! —Gritó cuando comenzó a correr.

Pasó una hora y ambos estaban realmente agotados. Naomi se recargó en un árbol mientras veía como se acercaba el chico a donde estaba. No era buena idea correr con zapatos de casa, y eso hay que aumentarle su enfermedad.

—Escúchame que solo lo diré una vez —recargó su mano en el hombro derecho de la chica para tener mayor acercamiento y poder mirar fijamente los ojos violetas de ella —, cuida lo que salga de esa boquita que podría ser la razón de tu muerte —apretó su puño causando que saliera una explosión de ella.

La chica por el susto (aparte de dar un pequeño grito), se aferró del cuello y cintura del chico, mantenían sus mejillas demasiado juntas. Parecía una bebé koala aferrándose a su madre.

—¿Qué mierda fue eso?

—No tengo idea. —Miró sus manos. —Pero me gusta.

Volvió hacer el mismo acto haciendo que nuevamente unas explosiónes salieran de sus palmas causando que ella callera al suelo por el susto.

—¡Oye! —Se quejó desde el suelo.

—Explosiones, explosiónes de mis manos —ahora jugaba con ello. — ¡Esto sí que me agrada! ¡Amo esta mierda y este lugar!

El chico sacó el pecho y siguió con su caminata, pero ahora tenía una expresión de orgullo. Ella no tuvo otra opción que levantarse y seguirlo, no antes de cortar unas flores.

El sol fue cayendo dejando que la luna tuviera su momento de brillar e iluminar la oscura noche.

Ambos decidieron quedarse en un lugar fijo para poder descansar. Naomi recolectó ramas y hojas secas para dejarlas caer enfrente del chico.

—¿Ahora qué quieres?

—Haz fuego que tengo frío. —Se sentó en el suelo esperando el calor. 

—¿Cómo mierda quieres que lo haga?

Frunció el ceño fastidiada y colocó sus manos en el rostro del chico. —Explosiónes, explosiónes de tus manos —contestó cantando lo mismo que él dijo hace unas horas.

Apartó las manos de la chica. Él igual debía aceptar que sentía algo de frío pero no quería mostrarse débil delante de ella, estaba seguro que la molestaría.

Colocó la palma de su mano cerca del montón de ramas y hojas, respiró profundo y dejó salir una ligera explosión haciendo que mandara a volar unas hojas y ramas, pero logró su cometido de hacer una fogata.

Naomi sonrió al sentir algo de calor en la fría noche, se acomodó en el suelo y solo se concentró en sentir esa agradable temperatura.

Katsuki solo se acostó y miró el cielo nocturno de esa noche.

El ruido de las hojas quemándose era el único sonido que podían escuchar.

—Y... ¿De dónde eres? —ella no le agradaba ese silencio.

Bakugo dudó en responder. —Japón.

Esa noche estaba cargada de silencios incómodos.

—¿Y tú? —Katsuki siguió con la conversación.

Al escucharlo dió un pequeño salto. ¿Estaba hablándole? Entró en un pequeño trance pero respondió.

En esa noche, no hubo otro silencio, no al menos hasta que se quedaron dormidos.

『 °*• ღ •*°

—Dulce o salado. —Naomi caminaba detrás de Katsuki.

—Picante —respondió.

—Que gran respuesta, justo en las dos opciones que te dí.

Habían pasado solo 3 días desde que llegaron a ese lugar y su convivencia mejoró a tal punto en que Katsuki mantenía la conversación que planteaba Naomi.

Si alguno de sus amigos lo viera, no creería que él sea el Katsuki que conocen.

—A mi me gustan ambas...y lo picante.

—Tu respuesta fue peor que la mía.

—Lo sé —no pudo evitar reír. Ella apresuró su paso para quedar hombro con hombro.

Él volteó a verla y notó 2 pétalos en sus mejillas, frunció el ceño y los retiró.

—¿Eh? —Al sentir el pequeño pellizco se alarmó, había olvidado por completo su enfermedad.

—Al parecer te gusta romper las reglas.

No pudo evitar temblar. ¿Que podía hacer, negar o aceptar que estaba en lo correcto?

—Y-yo... —bajó su mirada. —Es solo que, detesto todo, desde los carteles que ocupan hasta el más minúsculo lugar de cada estúpido local o edificio, el punto en que estamos obligados a casarnos con la persona que nuestros padres quieren sin siquiera tomarnos en cuenta. ¿Qué sucedería si uno no quiere casarse? Que aquella persona no quiere pasar el resto de su vida con ella.

Enfocó su mirada al frente. — Pero lo que hiciste fue estúpido —siguió caminando.

—¿Qué? —comenzó a reír. —Lo que me faltaba, estoy aquí con uno de los tontos que acepta y sigue lo que los demás dicen.

—¡No puedes juzgarme, no me conoces ni un 3%! —volvió a mirarla. —¡Así que cierra tu puta boca!

—¡Tú también me juzgaste cuando yo solo quería vivir mi vida sin que nadie me estuviera diciendo que hacer! —Cerró con fuerza sus ojos y sin darse cuenta, tenía una rama en sus manos —¡Bakatsuki! —Lanzó la rama distrayendo al chico, aprovechó eso y corrió.

Él al notar que no estaba, fue tras ella pues aparte de que solo si iba con ella avanzaban, también estaba preocupado por lo que le podía suceder en ese extraño, mágico y hermoso lugar.

Esquivando o arrancando una que otra rama o arbustos, cada vez veía menos la espalda de la castaña. Empezaba a preocuparse. Se detuvo un momento en el momento en que la perdió completamente de vista.

—Tsk, maldita fea.

Se quedó callado esperando que se escuchara su voz, y eso obtuvo. Un grito.

—¡Katsuki! —Se escuchó a lo lejos.

Sin dudarlo, volvió a correr a donde había provenido su grito, cuando la vió, una gran paz recorrió su cuerpo.

—Fea...

Ella colocó su mano en el rostro del mayor. —No...te muevas —susurró.

Retiró la delgada mano de ella y miró a la misma dirección encontrándose con un enorme dragón plateado.

—Pero que...

El enorme dragón logró escucharlo y los observó a ambos. Levantó sus alas como si se preparara para volar.

—¿Q-qué mierda hacemos ahora?

—Te diría que correr, pero sería inútil.

Dieron pasos lentos en reversa tratando de no llamar más la atención del gran reptil. Este al notar que se alejaban, se acercó a ellos haciendo que Naomi se alterara y nuevamente había atraído una rama a sus manos lanzandola lo más lejos que podía.
El Dragón fué tras el.

—Vaya, tienes un gran brazo —dijo Katsuki al ver lo lejos que había llegado la vara.

Ella sonrió. — Gra-gracias.

Después de ese contratiempo, se alejaron rápidamente de aquel punto, pero en el camino, no hubo alguna conversación en la que estaban acostumbrados. Ambos eran demasiado orgullosos como para dar el primer paso. Disculparse.

Katsuki fue a buscar algo de comida mientras que la chica se quedó en el punto de encuentro practicando su nuevo poder.

—Si tuviera esto en la vida real, podría estar 22 horas en cama sin moverme —dijo mientras lanzaba y atraía una y otra vez varios objetos como ramas, rocas u hojas.

Durante su práctica, escuchó a lo lejos el caer del agua y eso le alegró a gran escala, pues tenía demasiada sed. No le dió importancia a la indicación que le dió el de orbes escarlatas y fue a explorar un poco...bueno, hasta donde lograba explorar que eran aproximadamente unos 10 metros.

Cerca de ahí, se encontraba una gran cascada con agua cristalina y justo al final de esta, el agua se tornaba de diversos colores transformándolo en un arcoiris acuático.

Se sentó y estiró sus manos para tomar un poco. Tenía un sabor algo dulce pero era realmente deliciosa.

Cuando volvía a disponerse en tomar más, un gran impulso de aire removió su cabellera junto con un ligero vapor, volteó lentamente y se encontró frente al gigantesco reptil que tenía su osico abierto.

Se cayeron sus anteojos.

—Mierda.

No tan lejos de ahí....

Bakugo traía en sus manos alimento que había conseguido en los árboles. Habían unas cosas que ya habían probado como aquella fruta circular amarilla con sabor a manzana y limón dándole el nombre de limanzana o todo una docena de pequeñas estrellas cafés con sabor a fresa y chocolate.

—Naomi, emm...por lo de hace rato...lamento eso. Pero aún sigues siendo una fea tonta. —Se detuvo por un momento. —Si, creo que así está bien... —pateó una pequeña piedra —¿Por qué mierda estoy haciendo esto? Es solo Naomi...

—¡AAAH! —El ruido de las aves se presenciaron en el momento en que se escuchó ese grito agudo.

Al escucharla, fue al punto de encuentro llevándose la sorpresa de que no estaba ahí. Dejó caer la fruta y corrió a buscarla.

—¡Naomi! —Llegó hasta el punto donde estaba la cascada y además de la hermosa vista, no había ninguna chica de 16 años con aspecto de nerd cerca. —Naomi...

Caminó un poco cuando se escuchó un estruendo detrás de él junto con un aire caliente recorriendo su espalda hasta su cabeza. Lentamente se dió la vuelta y se encontró con un Dragón dorado.

—Lo que me faltaba —dijo resignado. Estaba apunto de usar sus explosiónes cuando vuelve a escuchar un grito de ella.

Alzó su mirada y solo encontró al antiguo Dragón que ya había visto.

—Maldita fea —dijo entre dientes.

—¿Qué yo qué? —se asomó ella arriba de la cabeza del reptil.

—¿Qué demonios haces allí!

—Espera. —le dió ligeros golpes al dragón dándole a entender que bajaría, este se echó al suelo y solo se deslizó por el ala y así bajar. Sacudió su pans y se acercó a su compañero. —Sigo viva y ellos no son malos. —El Dragón plateado se acercó a la chica colocando su osico en su hombro. —Solo querían amor, ¿verdi qui si? —Ahora hablaba con un tono más agudo.

El rubio cenizo quería una mejor explicación cuando el reptil dorado que estaba detrás de él lo empujó con su osico a la cascada.

—¡KATSUKI! —Sin pensarlo dos veces, se lanzó ella no sin antes de traer una liana que estaba cerca de ahí.

En el momento en que ella logró atrapar a Katsuki con la liana, lo atrajo más cerca de ella tomándolo de la cintura.

Katsuki la miraba con gran sorpresa junto con un gran brillo en sus ojos al verla: el rostro de determinación y seguridad que tenía junto con los pétalos que tenía en su frente que aparentaba ser una corona, se le hizo demasiado bello que hacía que su corazón se acelerara un poco.

—¡Yuuko!

—¿Qué? —Salió de sus pensamientos.

El reptil plateado descendió por la catarata hasta lograr atraparlos y regresarlos al mismo punto.

—¡Le pusiste nombre!

Ella asintió. —Y se dice gracias, maldita cerda malagradecida.

Escucharon varias pisadas pesadas y notaron una capa de tierra pasar por donde estaban, voltearon y solo miraron al otro dragón moviéndose completamente como si se estuviera riendo.

—Le divirtió hacer el intento de matarte.

Él frunció su ceño al animal mientras que el otro solo asentía.

Naomi tocó su hombro. —Se llevarán muy bien Makoto y tú. —Caminó a lado de él y Yuuko la siguió.

—¡¿Este también tiene nombre?!

Makoto lo empujó de espalda causando que Katsuki hiciera explosiónes mientras que él, al parecer volvía a reírse.

—Dejen de jugar y sigamos. —Se subió al lomo de Yuuko.

—Prefiero ir a pie. —Colocó sus manos a sus bolsillos procurando no perder de vista al gran dragón plateado.

Makoto lo seguía.

En esa noche.

Naomi estaba sentada a un lado de la nueva fogata gracias al aliento de uno de los dragones. Abrazaba sus piernas mientras observaba con detenimiento la manera en que las hojas secas se quemaban y como pedazos de ellas se lo llevaba el viento.

Katsuki procuraba que se mantuviera el fuego. Alzó su mirada a donde estaba ella y pensó por un momento lo que unas horas atrás estaba dispuesto en decir.

No se le ocurrió otra mejor idea que toser para llamar su atención, cosa que apenas logró.

—... Lo que sucedió está mañana...

—Me disculpo por eso. —Lo interrumpió. El de ojos escarlata se quedó callado y le prestó atención. —Debí respetar tu opinión al respecto de lo que vivimos en nuestro mundo, pero...yo detesto tanto esa realidad que no me pude controlar —sonrió —, una prueba de eso es esto —retiró un pétalo que tenía en su rostro. —Este es mi castigo por querer ser libre, por querer intentar tener mi libertad...por querer ser feliz.

Katsuki guardo silencio por un momento, lanzó otro pedazo de leña al fuego para después levantarse y caminar hasta quedar a lado de ella. Se sentó mientras que ella lo miraba de reojo. Alzó su mano y tocó la cabeza de la chica e hizo que se recargara en su hombro. Ella no sabía qué hacer en ese momento.

—Igual quería disculparme. —Naomi se tranquilizó un poco...junto con algo de miedo en su interior. —Yo igual detesto nuestra realidad pero no me quiero mostrar débil. Ya tengo edad para casarme y mis padres no perdieron tiempo respecto a eso.

—Comprendo. —Levantó por un momento su rostro quedando a pocos centímetros de él cosa que no dejó pasar Katsuki y aún así, no se alejó ni un poco de ella. —Busquemos nuestra libertad, Katsuki.

En el momento que terminó de hablar, mostró una sonrisa y eso fue la cereza en el pastel. Las mejillas del orbes rubíes se tornaron de un tono rosado. Él al sentirlo, volvió a tocar la cabeza de la chica e hizo que se recargara en su hombro mientras  volteaba su mirada a otro lado. Naomi colocó su mano encima de la de él.

<< Mierda >>

『 °*• ღ •*°』

Conforme pasaban los días, Naomi convivía y era más apegada a los dos grandes reptiles a tal punto en que la protegían como si fuera uno de ellos. Y por el lado de Katsuki...Makoto siempre le hacía una que otra broma ocasionando a veces que el chico destruyera uno que otro árbol para tranquilizarse pues cada vez que quería hacer algo con él, la castaña se lo impedía.

Pero aún así, con todo y las bromas, habían momentos en que él y Makoto se ayudaban ya sean para recolectar comida o molestar a las chicas, hasta él sentía la confianza de decirle una que otra cosa a el de tono dorado pues en esos días, había estado prestado demasiada atención a la de orbes violetas y claro...Makoto aprovechaba esos momentos.

『 °*• ღ •*°』

Katsuki estaba recolectando algo de leña antes de que anocheciera, cosa que se lo había pedido Naomi de lo cual, al principio se negaba, pero con buenos tratos por parte de ella aceptó.

Maldecia entre dientes cargando en sus brazos ramas o pedazos de tronco cuando cerca de donde estaba, escuchó la voz de la fémina. Con cautela se acercó, dejó a un lado lo que traía en brazos y ocultó su cuerpo detrás de un árbol.

Allí estaba ella, cerca del río recolectando agua mientras cantaba en voz baja una de las canciones que escuchaba y ahora solo quedan en su memoria. Con ayuda de los arbustos, se dispuso en acercarse aún más pues le encantaba escuchar su voz. Lo necesitaba.

Estaba tan concentrado en acercarse a la chica, que dejó a un lado a la dragona que estaba cerca de ella (como siempre). Ella captó su olor y lo observó que estaba detrás del arbusto más cercano que con solo estirar su mano, podía tocar a la muchacha. Se levantó y se acercó a la humana, ella captó su movimiento, dejó lo que estaba haciendo y le prestó atención.

—¿Terminaste de tomar tu siesta?

La reptil se elevó pocos metros sobre el río para después dejarse caer provocando que Naomi se empapara pero igual hizo que mostrará una sonrisa, cosa que Katsuki admiró más que todo.

—¡Yuuko! —Retiró sus anteojos y trató de secarlos con la parte de su playera que seguía seca. —Ya había tomado mi baño.

Yuuko volvió a mojar a su amiga con su ala.

—Vale vale, jugaré un rato, no puedo mojarme más de lo que ya estoy.

Katsuki no se concentró en la polera que transparentaba el cuerpo de la fémina. Él no era ese tipo de chico. Su mirada estaba fija en la expresión de ella, ponía toda su atención en sus gestos y las ligeras arrugas que aparecían cuando sonreía, los pétalos de flor atorados en su cabello y el ligero tono rosado en sus mejillas.

No pudo evitar reír a lo bajo al verla con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Sintió un ligero empujón en su espalda, volteó y se encontró al reptil dorado que traía en su osico una rama de un árbol tratando de esconderse. Katsuki no sabía si era su imaginación o ya estaba loco pero notó como el gran animal le guiño un ojo mientras que con su cabeza señalaba a donde ellas estaban.

—Yo no...

—Debería exprimir mi ropa ahora.

La castaña iba a retirarse su polera cuando Yuuko la cubre con su ala y Makoto tomó a Katsuki de su playera y lo alejó de ahí lo más rápido y sigiloso que pudo.

『 °*• ღ •*°』

—Es que no lo entiendo... Es agradable, divertida, y no es fea —descanzaba en el suelo junto con Makoto que estaba enfrente de él echado y escuchándolo.

La fémina fue a buscar alimento junto con Yuuko ya que era su turno.

El dragón movió su osico.

—Pero desde hace tiempo...me preocupa que no esté a mi lado y sé que es demasiado fuerte e inteligente para arreglárselas sola y que tendrá la compañía de Yuuko, pero enserio necesito verla a mi lado para estar tranquilo —sonrió. —Ahora mismo estoy preocupado.

El dragón dejo salir humo de sus fosas nasales.

—Y su sonrisa...—cubrió su rostro con sus manos. —Es la sonrisa más cálida y linda que verás en toda tu dragona vida.

Makoto recargó su cabeza en sus patas delanteras.

—Sus ojos violetas cada vez que las veo, me transmiten una tranquilidad, cuando mis ojos se enfocan en sus labios...empiezo a temblar y a sudar —retiró sus manos de su rostro. —Su tacto...cada que tomo su mano...llega un gran deseo de tomarla toda mi vida.

Hubo un gran silencio.

Llevó su mano a su pecho. —¿Qué es esto lo que siento? —Alzó su mirada encontrándose a su amigo reptil viéndolo fijamente.

Se sentía raro, comodo, tranquilo, seguro, libre y...feliz con solo pensar o estar en ella.

Sus ojos se abrieron totalmente causando que Makoto se levantará de sorpresa esperando las próximas palabras de su humano.

—Yo...no... —Se sonrojó.

El reptil estiró sus alas y estando en el aire comenzó a realizar piruetas dejando en claro que estaba feliz.

<< Mierda. >>
Pensó mostrando una sonrisa.

『 °*• ღ •*°』

—Veo...una estrella.

Era la noche número 60. No estaba demasiado fresco como para colocar una fogata. Los dos grandes resptiles dormían plácidamente a lado de su respectivo amo. Mientras tanto ellos dos estaban acostados en el pasto observando el cielo estrellado de esa noche, aprovechando que ninguna nube intervenía en su vista.

—A veces me pregunto si eres o te haces.

La chica giró ligeramente su cabeza para mirar al chico con una sonrisa. —Soy.

Respondió con el mismo gesto.

—Sabes, debes sonreír más, tienes una linda sonrisa. No te ves como un gruñón.

El rubio cenizo se volteó mostrándole su espalda.

—Y también tu espalda es linda.

Él guardó un momento silencio.

—¿Cómo te enamoraste de él?

—¿De quién?

Volvió a voltear pero mirando fijamente a la chica.

—El que te causó esto —arrancó un pétalo que estaba en la mejilla de la chica.

—Eso...—colocó su cuerpo en la misma dirección en la que estaba él. —Fui a una de las reuniones que organizan el grupo de los populares a los que les interesan interactuar con el sexo opuesto o convivir con sus amores imposibles, y pues...me metí sin permiso a su fiesta cuando en el momento en que estaba sentada en el sillón del lugar tomando ponche, alzo mi mirada y él estaba mirándome desde el sillón que estaba enfrente, a solo un metro de distancia. Simplemente sentí un revoltijo que aumentó cuando él se acercó a donde estaba y después de una breve conversación, me besó de imprevisto. Ahí comenzó todo.

—¿Eso cuando sucedió?

—Hace un año.

Bakugo estiró su mano y fue arrancando las flores que comenzaron a salir en las mejillas de ella.

—A ti, ¿no te ha gustado alguien?

—¿Acaso tengo flores en mi cara?

Hizo un ligero puchero. —Oye, esa fue un insulto para mí.

Al terminar de retirarlas, no pudo evitar acariciar la mejilla de la fémina haciendo que ambos se mirarán por largos segundos hundiéndose en los ojos del otro. Cuando eso pasó, se empezaron a comunicar con ellos, Naomi sintió el calor y deseo de él ,y Katsuki, sentía las dudas y curiosidad de ella.

—Katsuki... —Soltó en un susurro al notar la distancia entre ambos.

Reaccionó, retiró su mano y se levantó, no sin antes de besar su frente y sonreírle.

Ella lo miró alejarse hasta quedar más cerca del dragón dorado. Rebobinó unos segundos antes, cuando sintió algo tibio y escamoso encima de su cuerpo, volteó y notó que era una ala que la cubría. Le agradeció  en voz baja a su dragona y así consolar el sueño.

Por su parte, Bakugo después de pensarlo detenidamente unos minutos, se levantó y se alejó un poco de ellas. Por supuesto, Makoto notó su falta de presencia y fue detrás de él.

『 °*• ღ •*°』

—¿Qué demonios?

La chica apenas iba despertando cuando miró a su alrededor viendo las estrellas con sabor a chocolate con fresa a lado de ella y detrás de estos, estaba Makoto con una rama con flores de abundantes petalos rojizos con manchas violetas sosteniendolas con su osico.

No pudo evitar reír al verlo pues se le veía muy emocionado y feliz.

Se levantó y comió unas de ellas, dejó que Makoto le diera la rama con flores, y con varios movimientos por parte de él, le dió a entender que lo siguiera. Colocó la rama en el lomo de Yuuko y lo siguieron.

A pocos metros (un poco menos del límite), se detuvieron afuera de una cueva.

—¿Y esto? —Pregunto ella sin comprender nada, pero lo más importante que quería saber era... ¿Dónde estaba el gruñón?

—Es una sorpresa. —La persona que estaba pensando, apareció detrás de ella susurrándole aquellas 3 palabras.

Volteó por inercia haciendo que sus narices rozaran, ella se alejó al instante.

—¿Qué planeas, Bakatsuki?

Tomó la mano de la chica. —Solo ven y no digas nada, fea.

Ambos se adentraron a la oscura cueva, caminaron un poco más hasta que Bakugo soltó la mano de Naomi deteniendo el paso de ambos.

—Y bien, ¿cuál es la sorpresa?

Con la poca luz que podía pasar, logró ver una sonrisa burlona en los labios del de  ojos rubíes.

—Esta. —Tiró de una soga haciendo que varias hojas gigantes calleran al suelo dejando ver piedras brillantes de diversos colores que adornaba dentro de aquella cueva.

Con solo bastar los pocos rayos que entraban a aquel lugar, era suficiente para que todas brillarán. Era como si él los hubiera colocado en el ángulo exacto para crear aquello tan hermoso. Era como si hubieran varios arcoiris atrapados en la cueva.

—¿Dónde los encontraste? —dijo sin apartar la mirada.

—Digamos que ya descubrí la razón por lo que el agua se ve tan colorida. Merezco el premio nobel.

Sonrió. —¿Y cómo lograste pegarlos?

—Eh...

Estaba trepandose a un árbol para hacerle una broma a Makoto, cuando de repente resbaló mas no se cayó. Después de que lograra bajar, buscó la razón por el que seguía vivo, solo vió el cadáver de un gran  caracol. Se hizo el ciego y siguió con su vida no sin antes de agradecer al caracol por dar su vida por él.

—Milagros que encuentra uno. ¿Te gusta? —cambió de tema.

Tocó una de las piedras con una gran sonrisa. —Me encanta.

Katsuki al verla distraida, se acercó a ella sin llamar tento su atención. Tocó su hombro y una vez más, sus narices se rozaron.

Aquel ambiente fue tornándose en algo realmente romántico, Katsuki fue tomando la mano de Naomi con extrema delicadeza mientras que con la que había tocado el hombro, lo colocó en la mejilla de la fémina. Fueron entrecerrando sus ojos al acercarse lentamente, ella levantándose de puntillas y él bajando su mirada.

Pronunciaron el nombre del otro y cuando iban a rozaron sus labios, se escuchó el resoplido de un caballo.

Naomi fue la que se alejó al instante dejando a un lado lo que estaba sucediendo.

—¿Eso fue...un caballo? —Miró al fondo de la cueva.

Katsuki iba a tomar el rostro de la chica para besarla de una vez por todas pero ella lo esquivó sin querer. Estaba enfadado y avergonzado.

—¿Qué hay en el fondo?

—Nada. ¿Acaso no ves lo oscuro que está?

Hizo un gesto y se acercó a donde provino el sonido. Estiró su brazo y notó que había una cortina de lianas, los apartó y vió que del otro lado había un enorme campo con más variedad de alimento.

—Al parecer, si había algo —dijo Katsuki asomándose.

—¿Pero de dónde provino aquel relincho?

Se escuchó el masticar de alguien, ambos voltearon y se encontraron a un ser con un cuerno en su frente y cuerpo de caballo.

—Era solo un tonto...

—¡UNICORNIO! —interrumpió la fémina con un gran grito captando la atención de sus grandes amigos que trataban de entrar en aquella cueva. Ella se acercó al animal y acarició el pelaje de este. —¡Es tan bonito! —Miró al de orbes rubí. —Estoy tocando un unicornio —susurró abriendo exageradamente su boca.

—Solo es un tonto caballo con un cuerno, no es gran cosa para que estés así.

Al parecer, el unicornio lo escuchó y lo que dijo no le agrado. Terminó de comer pasto, se dió vuelta sin molestar a la chica y golpeó al Bakugo en su estómago con sus patas traseras.

Él cayó al suelo aparentando que estaba agonizando.

Ella se acercó rápido. —Eso te ganas por insultarlo —. Recibió un gruñido como respuesta mientras lo ayudaba en levantarse y llevarlo afuera para atenderlo mejor.

Pero en cambio, el unicornio se colocó enfrente de ellos y señaló al de cabello rubio cenizo con su cuerno.

—¡No te me acerques!

Este no le hizo caso y una luz apareció en la punta hasta el estómago del chico, en cuestión de segundos, comenzó a sentirse mejor y el hinchazón que había provocado fue bajando.

Ella lo soltó de golpe haciendo que volviera a quedar en el suelo.

—¡Sorprendente! —abrazó al animal —Quedemoslo Katsuki.

Se levantó y sacudió sus ropas. —De ninguna manera. No sorportare a otro animal de aquí, con ellos dos es suficiente.

—Pero ellos dos te agradan.

Se quedó callado un momento. —No cambies el tema. El punto es que no vendrá con nosotros.

—Porfis —acarició al animal.

—No y cuando digo que no, es no.

『 °*• ღ •*°』

—Te llamaré, Pepe. —Naomi estaba encima del unicornio con una gran sonrisa como si fuera una niña pequeña.

Katsuki estaba encargado de los dos dragones. —¿Cómo sabes que es macho?

—Pues, más macho que tú sí, por eso tiene nombre de macho pecho peludo.

Estiró su brazo y mandó una explosión a un árbol mandando lo a volar.

—Y si es niña, solo de cambiaré la última vocal.

Alzó su ceja. —¿Pepa?

—Pepa la unicornio —sonrió. —¿Ves? Todo resuelto.

El mayor suspiró, iba hablar cuando se escuchó una voz cerca.

—¡Ayuda!

Los 4 se detuvieron.

—¿Y eso?

—Tatsuya... —pronunció y bajó del unicornio para comenzar a correr a donde provenía la voz.

—¡Naomi, espera! —Corrió detrás de ella.

Apartaba ramas para no perderla de vista, ella parecería que volaba por la velocidad que iba, como si llegar a aquella voz dependiera su vida y tiempo. Él estaba igual con ella. Sentía un enorme miedo si lograra ver a aquella persona, era como si fuera capaz de arrebatarla de sus brazos...del mundo que ambos construyeron en esos  meses. Sus palpitaciones aumentaban cada segundo, su miedo aumentaba y sus oportunidades de detenerla se veían igual de lejos de lo que ella ya estaba.

—Naomi...

Se detuvo al escuchar el nombre de la chica siendo pronunciada por alguien más. Podía jugar que en ese momento, se quedó inmóvil. El miedo se hizo mayor.

—Tatsuya —. Se le escuchaba feliz.

Con nervios hasta la punta de su piel, miró en donde estaba ella observando como lo abrazaba, como si fuera lo más querido para ella...lo que necesitaba.

Bajó la mirada y se alejó de ellos.

Su peor miedo se estaba haciendo presente.

Ambos llegaron a donde estaba el chico y los tres animales mágicos.

—Él es Makoto, Yuuko, Pepe y el que tiene cara de culo es Katsuki —. Señaló a cada uno.

Él chico los miró sin comprender nada. —Un gustó, soy Tatsuya.

—¿Cómo llegaste aquí? —Ni se limitó a mirarlo.

—Eso igual me pregunto, solo fui al baño y cuando salí de ahí, llegué a este lugar. Nunca podré saber el final de Los Avengers —bajó su mirada. 

—Eso si que es triste —se aferró al brazo del chico tratando de consolarlo.

—Tsk, que sumisa —susurró. Se levantó y comenzó a caminar siendo acompañado por Makoto. —Vamonos, hay que buscar un lugar para dormir.

Después de que la Luna estuviera en su punto y que las estrellas se hicieran presentes, Naomi se encontraba dormida, él aprovechó y se acercó a donde estaba el nuevo chico.

Al notar su presencia, miró arriba pues estaba sentado cerca de la chica

—¿Qué?

—No sé por qué mierda estás aquí, pero alejate de ella si quieres seguir vivo —alzó su mano mostrando como pequeñitas explosiónes salían de su palma.

Él sonrió. —Yo no seguiré las órdenes de un gruñón sin causa. Además, le gusto a ella, no puedes hacer nada para alejarme.

—Creeme que si puedo. —Recargó su brazo en la cabeza de Tatsuya mostrando una sonrisa nada agradable para después volver alejarse hasta quedar cerca de los animales que dormian plácidamente.

Tatsuya frunció el ceño cuando comenzó a oler que algo se quemaba, sintió un gran calor en su cabeza y sin dudarlo, tomó un puño de tierra y se lo puso encima para apagar la llama.

—Hijo de perra.

『 °*• ღ •*°』

Pasaban los días y todos eran un reto para los dos chicos.

Como había dicho Katsuki, hacia hasta lo imposible para alejarlo de Naomi a toda costa, pero él siempre regresaba como perro abandonado.

En parte de Tatsuya, regresaba lo que le había hecho del mismo nivel. Naomi nunca notó sus desacuerdos o peleas pues procuraban realizar todo eso cuando ella estuviera distraída y cuando notaba que faltaba alguno, inventaba excusas para seguir en el camino.

『 °*• ღ •*°』

—Jodete gran pedazo de mierda de pacotilla.

Katsuki regresaba con los demás totalmente empapado pero logrando retirar aquella sustancia que le había caído encima que no le interesaba saber que era. Solo quería olvidarlo.

Traspasando los arbustos y árboles, los encontró a ambos junto a una fogata, se disponía en acercarse cuando Tatsuya notó su presencia, Katsuki le mostró su dedo de enmedio y él solo se acercó a la chica y la besó.

Con lentitud fue bajando su brazo al igual que su dedo al ver la poca...nada distancia entre ellos. Sintió un vuelco en su pecho al solo ver como ella correspondía.

Makoto apareció a su lado tocando el brazo del chico con su osico como si le diera apoyo. Se mordió el labio y como si no le sucediera nada, pasó a lado de ellos.

—Que asco me dan —dijo haciendo que se separaran.

—Katsuki, ¿por qué estás mojado?

—¡A ti que te importa, estúpida fea de mierda! —gritó mas no volteó.

Todo se quedó en silencio, solo las pisadas del mayor se lograban escuchar al igual que el gruñido proveniente de Makoto a los dos.

—Katsuki... —susurró.

Jamás se había comportado así con ella.

Al día siguiente.

Naomi se levantó temprano pues debía retirarse los pétalos que hace días había subido escasos pero esa mañana volvieron aparecer más que antes. 

Cuando se levantó para darse una ducha en el río, estaba despertando a Yuuko cuando escucha que alguien vómito. Mirando atrás, vio como Katsuki estaba sentado en sus rodillas mientras observaba abajo.

Ella se acercó a él viendo flores y pétalos de Miosotis con sangre. Se sentó en el suelo y tocó el rostro del chico notando que las mismas flores cubrían su rostro.

—Pero...¿Cómo es esto posible? —retiró unas flores recibiendo groserías y quejas por parte del chico.

Mientras retiraba las flores y pétalos, sus ojos comenzaron a cristalizarse siendo notado por él que solo acarició la mejilla de la chica con una ligera sonrisa. Ella no lo soportó más y lo abrazó comenzando a sollozar. 

—Si tan solo supieras...—La abrazó acariciando sus cabellos.

『 °*• ღ •*°』

Más días pasaban y Naomi estaba más atenta con el de ojos rojizos dejando a un lado a Tatsuya

—No puedo creer que aún no te acostumbras —sonrió mientras retiraba los pétalos de la cara del chico.

—Detesto esto.

—Lo se. Yo igual. —sintió un pequeño pellizco en su frente, miró al chico y sacó su lengua como respuesta a su acto. —...Ya se por quién estás así.

Se sobresaltó sintiendo algo de miedo y felicidad. ¿Enserio ya sabía de sus sentimientos?

—Y bien...¿Quién es?

Retiró los últimos pétalos para mirarlo a los ojos con una sonrisa melancólica.

—He notado como miras constantemente a Tatsuya —Katsuki abrió totalmente sus ojos —. Así que estoy dispuesta en dejarlo y ayudarte en que lo conquistes. Recuerda que no estamos en nuestro mundo como para que no lo lograras. Tienes mi apoyo.

Bakugo frunció el ceño. —¿Pero qué mierda? Naomi, yo...

—Traje la comida. —apareció el otro chico.

—Gracias —. Se levantó y se acercó a Yuuko. —Iré por agua, regreso en un gran rato —le guiñó el ojo al mayor y se fue con la reptil plateada.

—¿Acaso no sabía que tenemos agua de sobra?

—Tsk, esa idiota. —Se levantó, despertó a Makoto y entraron aun más al bosque.

Tatsuya designado, soltó un suspiro. —Bueno Pepe, solo quedamos tú y yo.

El unicornio relinchó y fue detrás de Katsuki dejando solo al castaño.

『 °*• ღ •*°』

5 meses habían pasado ya, en la última estuvo solo Tatsuya 3 semanas y en ese momento, estaba dramatizando demasiado.

—¡MORIREMOS AQUÍ, YA NO PODRÉ VER NERFLIX, TENDRÉ QUE CONVERTIRME EN UN HOMBRE SELVA QUE SOLO SE BAÑA 2 VECES AL MES Y MIS HIJOS SE TENDRAN QUE CASAR CON SIMIOS! —Llevaba 1 hora gritando.

Makoto, Yuuko y Pepe empezaban a planear una forma de matarlo sin que sus amos se dieran cuenta de su ausencia. Al fin y al cabo no lo extrañarían.

Katsuki pensaba seriamente si unirse en lo que planeaban aquellos seres mágicos pues los conocían perfectamente, sabía que era lo que estaban hablando. Naomi estaba en el mismo punto.

—Si tu chico es así, para mí estás soltera —susurró Bakugo a la chica.

La fémina suspiró, se acercó al castaño y le golpeó su mejilla. Todos la miraron asombrados y llenos de alegría pues se había callado.

—Ssssh —sonrió para después ir por una de sus fritas favoritas como premio.

El chico seguía estático. —Entendí el mensaje.

Katsuki se acercó a los dragones y Pepe. —¿Aún sigue en pie lo de shine?

—¿Cómo han sobrevivido en este mes?

—La verdad es que llevamos cinco meses. —Naomi cargaba varias frutas para ponerlas en el lomo de su dragona. —Nos adaptamos y terminó agradando este lugar. ¿Verdad Bakatsuki?

Él asintió mientras la miraba.

El chico miró por un momento al rubio cenizo para después a la chica. Se le notaba claramente el interés hacia ella. Ella igual tenía un brillo en su mirar cuando lo tenía enfrente, como en los momentos que le ayudaba en retirar las flores y pétalos de su rostro.

Iba acercarse al chico cuando se escuchó el canto de una ave en el cielo. Los tres alzaron su mirada y encontraron a un ser con aspecto de león alado con cabeza de águila.

—¿Qué mierda es eso?

—Un Grifo —dijieron Katsuki y Naomi al unísono con una sonrisa en sus labios.

El magnífico animal descendió con el punto de atrapar a Tatsuya, más en cambio, este se ocultó y tomó a los otros dos. Los dragones al ver esto, fueron tras él para recuperar a sus amos y amigos.

—¡Suéltanos maldito pajarraco! —Iba a usar sus explosiónes pero la voz de ella lo detuvo.

—¡Espera! Aún no, espera a que estemos bajo el río para no morir o que los chicos vengan por nosotros.

Los dragones lograron alcanzarlo y solo empujaban al gran animal mitológico para que los soltará y ellos los atraparan. Cosa que no estaba dando resultados. 

Hubo un punto donde el Grifo se dirigía a un enorme pino pero por el empujón que le dió unos de los reptiles, perdió el equilibrio y soltó a la chica.

—¡Naomi! —usó su particularidad en el animal haciendo que lo soltara.

Vió como ella caía hasta el punto en que por la altura, se había desmayado estando en el aire y cayera en el río. Bakugo con una explosión, cayó rápidamente y estando en el agua, buscaba desesperadamente a su compañera.

De lejos, logró verla sin mostrar algún signo de vida. Un escalofrío recorrió por su cuerpo al verla en ese estado. Volvió a sentir miedo. Nadó con rapidez, la tomó de la cintura, tocó su rostro y juntó sus labios para darle algo de respiración teniendo la esperanza de que despertara. Ella fué abriendo lentamente sus ojos al sentir presión en sus labios. Pudo ver como el lugar era de colores y como unas sirenas se acercaron y comenzaron a cantar. Ella lo alejó y subió a la superficie ya que necesitaba las oxígeno al igual que él.

—¿Qué sucedió? —tocó su rostro. —¡Mis anteojos! Necesito mis anteojos...

Katsuki con esfuerzo, volvió acercarse a ella para poder besarla mejor. La sostenía del rostro con ambas manos haciendo que el beso fuera apasionado e inexperto al mismo tiempo. Por la sorpresa, abrió totalmente sus ojos al sentirlo tan cerca y por lo que sentía por dentro. Nuevamente el canto de las sirenas se volvió a escuchar.
En esta ocasión, dejó que el oxígeno fuera el que los separar. Cuando aquel momento llegó, se alejó y nadó hasta la orilla.

—¡Naomi! —Katsuki salió del agua después de la chica.

—¿Por qué hiciste eso? Tú estás enamorado de Tatsuya

Tatsuya llegó a escena con una expresión de sorpresa.

—¿Yo qué?

—¡Tú! —aquella confesión, hizo que voltear a verlo con un tono carmín en las mejillas de la chica.

Sus ojos comenzaron a cristalizarse. —Pe-pero...

—Naomi...Tú eres esa persona, la razón de mi hermoso sufrimiento y agonía.

—Katsuki, yo...

En ese momento, una gran luz apareció entre ellos haciendo que ambos corrieran a donde estaba el otro haciendo que las yemas de sus dedos se rozaran para que después aparecieran en sus respectivos cuartos.

『 °*• ღ •*°』

—No. —dijo la de cabello castaño al admirar nuevamente su pieza. —No, esto no puede pasar ahora. — se sentó en su escritorio y prendió su procesador.

Miró la pantalla.

—28 de Mayo...¿6:55?

¿Solo había estado en ese lugar, 5 minutos?

Fue al navegador y tecleo el nombre del chico.

—¡Mierda!

Había olvidado totalmente que cada aparato tecnológico estaba programado para evitar conversaciones con personas que no fuera de su mismo sexo. Cada vez que buscada a un chico que no fuera un personaje histórico o que estuviera muerto, le daba error.

Llevó sus manos a su cabello y comenzó a buscar opciones para poder encontrarlo.

『 °*• ღ •*°』

—¡NAOMI!

Volvió a sentir el calor hogareño y los últimos acordes de guitarra de la música que había puesto hace 5 meses atrás.

—¿Qué rayos haces Katsuki! —gritó su madre desde el primer piso.

—No. —Miró su celular e igual notó que solo habían pasado unos minutos desde su larga ausencia.

Igual abrió el navegador y buscó a la chica, pero obtuvo lo mismo, solo una página con "error" en ella.

—¡Maldito mundo de mierda! —Lanzó su celular a su cama. —Naomi...

Un pétalo cayó al suelo.

『 °*• ღ •*°』

El tiempo pasaba rápido para ellos. Ambos buscaban información del otro y tenían que volver acostumbrarse a que no tenían sus particularidades, aunque el odio al exterior seguía presente.

Cuando regresaron, por parte de Naomi, Tatsuya la ignoró. A ella le valía eso y cada que lo miraba, se decía a si misma con asco << ¿Por qué? >>.

Katsuki igual la buscaba a ella a tal punto en que le pidió ayuda a Deku para que hackeara las páginas y encontrar alguna información de ella. Estaba preocupado, el miedo a que le sucediera algo volvió aparecer.

Más no lograban nada.

Así fue como pasaron 2 largos meses sin estar a lado del otro.

『 °*• ღ •*°』

El ruido del golpe al escritorio se escuchó por todo el cuarto. Naomi había golpeado su frente a lado de donde estaba su tecleado, otra vez.

Gotas saladas volvieron a recorrer sus mejillas, se abrazó a ella misma sin separar su frente al pedazo de madera.

Estaba preocupada. Después de que regresaron, en sus aparecía él en la condición que se encontraba. Últimamente lo veía decaído, había adelgazado, sus ojos estaban ojerosos y su color de piel estaba más pálida. Eso era una muy mala señal pues hay que incluir que el brote de flores en su cuerpo había aumentado siendo que eso dejara ver qué le quedaba poco tiempo.

—Por favor diosa extraña, déjame verlo. Déjame tratar de reparar mi error y si no lo logro...déjame irme con él.

Cerró con fuerza sus ojos sintiendo desesperación, odio y preocupación.

Talló sus ojos y sintió un leve cosquilleo en su mejilla, los abrió lentamente y vió un hilo rojo atado en su meñique izquierdo.

—¿Cómo...? —Siguió el listón llegando hasta la puerta de su hogar.

—¿Sucede algo hija? —Habló su madre.

Pensó por un momento todo. ¿Seguiría aquel hilo? Vió: frutas agua, hojas extrañas; Dragones, Unicornios y un grifo. ¿Por qué no? Esto es lo más normal que ha visto desde esos meses.

Sin responder, subió a su pieza y comenzó a empacar todo lo necesario en una mochila. Bajó con rapidez y tocó la manija de la puerta principal.

—¿A dónde vas, señorita?

Ella volteo dejando ver una Violeta en su mejilla, lo arrancó y se lo entregó en las manos de su madre que la miraba con preocupación.

—A buscar mi curación. Mi libertad... Mi felicidad. Gracias por todo, mamá. —Sonrió y salió de casa dejando a una madre llorando de felicidad y remordimiento.

Después de que ella había tomado tomado todos sus ahorros, rentó un auto y comenzó a manejar siendo su guía, aquel hilo rojo.

『 °*• ღ •*°』

Había pasado 1 semana más. Katsuki estaba una vez más enfrente de su espejo tratando de ocultar sus notorias ojeras que en ese punto, eran muy difíciles de ocultar.

Colocó una base en su rostro y manos para parecer que tuviera su mismo tono de piel.

En esos días, se le complicaba cada vez más ocultar aquella enfermedad pues avanzaba a gran velocidad, y como no sería si piensa todo el tiempo en ella: sus labios, en su voz, su cabello...su sonrisa.

Suspiró al ver como un pétalo volvía aparecer. Lo retiró sintiendo un leve pellizco.

La extrañaba.

Después de salir de casa, se encontró con Kirishima y Deku, los únicos que sabían sobre su estado actual.

—Hermano, no te ves nada bien, deberías descansar.

—Si, yo volveré a intentar tener algún información de ella. Conozco a alguien que puede ayudarme.

No contestó, no tenía fuerzas ni para eso. Siguió caminando.  No había nada que lo animará

A excepción de ese día.

Naomi caminaba por la vereda de hombres pues portaba la apariencia de uno y porque su rostro lo cubría su gorra al igual que si cabello.

Seguía el hilo y de vez en cuando miraba a las personas para encontrarlo.

—Katsuki...—sentía ganas de llorar al ver su cabellera estrafalaria. Sonrió. —¡Katsuki!

Dijo lo suficientemente alto como para llamar la atención de uno de las policías.

—¿Naomi...? —Iba a voltear pero empezó a toser dejando salir una gran cantidad de flores alertando a los demás.

Ella vió eso. —¡KATSUKI! —Le lanzó su mochila al policía y corrió a donde estaba él, captando las miradas de todos hasta de los amigos del chico. —Katsuki... —estando a centímetros de tocarlo, chocó con algo que evitaba juntarlos.

Él la miró hincado. —Naomi. —Sonrió.

Ella colocó sus manos a la pared transparente que los separaba. —Te encontré. Aquí estoy, solo espera a que shine esto.

Policías se acercaban a ambos jóvenes. Los murmullos se empezaron a escuchar y gran parte de las personas que estaban ahí, comenzaron a grabar lo que sucedía.

Bakugo rió. —Esa es mi palabra.

Los ojos de ambos comenzaron a enrojecerse.

—La tendrás devuelta si shineas esto.

—Esto es el mundo real, Naomi.

—Entonces explica esta cosa invisible que estoy tocando.

—Tiene un buen punto —susurró Kirishima al de cabello verdoso.

Los policías llegaron tomaron los brazos de la fémina recibiendo uno que otro golpe de su parte.

—¡Suelteme!

Con esfuerzo, Katsuki se levantó y se recargó de aquella división imperceptible.

—¡Ya escucharon, sueltenla! —Volvió a toser.

Kirishima y Deku fueron ayudarla logrando que la soltaran.

—Katsuki, lo de ese día...

—Lo entiendo, estás enamorada de él —la miró —, me alegro de que te ves bien. No sabes la felicidad que sentía cuando te veía sana y no tan enferma como yo. —Volvió a vomitar.

—¡KATSUKI!

Se sentía su desesperación en el aire, los que estaban ahí presentes sentían lo mismo que ella. Todos comenzaron a temblar al verlos.

Más policías llegaron ahí y volvieron a tomar a Naomi tratando de alejarla.

—¡Él me vale mierda! Tú eres el que más me importa. Tú me demostraste que podía ser libre aún si el mundo es demasiado mierda como para habitarla y ser feliz al mismo tiempo —hacía movimientos bruscos tratando que la soltaran, pero más policías la tenían detenida—. Tú fuiste mi medicina en esta mierda que tengo en mi pecho para hacer reaccionar a mi estúpido corazón que quería a la persona equivocada.

Katsuki escuchaba cada palabra, cada sílaba, cada letra que salía de su boca con felicidad en su aún latente corazón.

—Katsuki, yo...

Se quedó muda al ver lo que le sucedía, su brazo derecho comenzaba a desmoronarse convirtiéndose en un pequeño conjunto de flores Miosotis.

Su desesperación aumento que comenzó a patalear y maldecir a cualquier persona que la miraba o evitaba que estuviera con él.

La gente reaccionó y le ayudaron a que la soltaran. En el momento en que quedó libre, golpeó con todas sus fuerzas aquello imaginario teniendo aún la esperanza de destrozarlo.

—Naomi... —Ella no lo escuchaba, su llanto la hizo audible al sonido. Con esfuerzo, se levantó quedando frente a la chica.

Ella recargó su cabeza en aquello invisible dejando salir sus lágrimas.

—Te amo, Katsuki.

No pudo aguantarlo más e igual dejó salir sus lágrimas. Su brazo y parte de su torso había desaparecido. Lo único que quería hacer por última vez era abrazarla, besarla...sentirla una vez más.

Gritaron el nombre del otro y golpearon con su brazo izquierdo aquella pared haciendo que vidrios cayeran y que la castaña se lanzara a Katsuki para cumplir su deseo, el sentir aquel sentimiento al tenerlo cerca, y que mejor que con un beso.

Una radiante luz apareció enmedio de los dos haciendo que los espectadores cerraran sus ojos hasta que aquella luz se apagara.

Cuando volvieron abrir sus párpados, ya no se encontraban aquellos dos jóvenes, en su lugar, había un árbol con las flores que él le había dado en ese mundo en el que fueron, que después recibió el nombre de "amor verdadero".

『 °*• ღ •*°』


Acomoda sus hojas para su discurso presidencial. Xd

Tose. —Hola lectores de Wattpad. Debo decir que este es la primera vez que he escrito algo tan largo. Enserio. Hasta yo me asusté cuando ví la cantidad de palabras. Pero debo decir que estoy satisfecha con el resultado.

Sip. :3

Debí hacer esto en dos partes...mierda.

Como extra, debo decir que me inspiré con otra canción aparte de la que está en multimedia, "Make it to me- Sam Smith" . Por si gustan buscarla y escucharla.

(Fan de Sam Smith detectada).

Gracias por leer y espero que les haya gustado.

『 °*• ღ •*°』


Extra:

—¡Shinee!

Gritó un niño de unos 10 años que montaba a un bebé dragón.

—¡Shinee tú! —Contestó una niña de 7 años que montaba igual un bebé dragón, pero a lado de ella tenía un unicornio.

—Eso no se vale, tienes a Pepa.

—Claro que vale, ¿verdad, papá?

—Claro, enana. —Respondió el jefe de la tribu que se encontraba revisando a sus dragones y hablando con uno que otro de su gente.

—¡Maldita! —Gritó el hermano mayor activando su particularidad, pero recibió un golpe en su nuca.

—Alto ahí, ¿qué dije sobre usar su particularidad dentro de la casa y con tu hermana?

—Pero...

—Toshio, obedece a tu madre. —Pasó Katsuki a lado de su esposa para saludarla con un beso.

En la Luna...

Un anciano miraba a los dos chicos de 30 y 28 años juntos y felices.

—Buen trabajo como siempre, querido. —Habló su esposa, la diosa Airi.

Después de todo, el amor lo puede todo. ¿No?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro