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Recuento de primeras veces


Por extraño que parezca hoy no tengo nada que decir.

¡Espero que lo disfruten!

Aclaratorias: Los pensamientos y énfasis van entre comillas "...", los recuerdos Y/O flashback van entre comillas latinas «...», los desvaríos en alta velocidad de Deku irán entre las tilde ~... ~

Advertencia: Contenido shonen-ai y yaoi (+18).

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece todos son propiedad de Kōhei Horikoshi.

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Recuento de primeras veces

A esas horas, las luces de las calles ya habían encendido. Ambos caminaban tranquilamente, sin pronunciar ninguna palabra desde que dejaron aquel lugar. Ni siquiera después de bajar del metro en su ciudad natal, algo fue dicho. Dejaban que sus pies les guiaran hasta su destino, porque su mente no estaba dispuesta para esa labor en ese preciso momento. Los recuerdos, eran rebobinados en un ciclo infinito, ininterrumpidamente, produciéndoles un nerviosismo descomunal al no saber qué pasaría de ahora en adelante.

Ninguno lo sabía y tampoco querían hablar de ello.

Miedo.

Esa era la palabra perfecta para describir lo que recorría por su cuerpo, miedo a verse a los ojos después de que "todo aquello fue expresado".

Las grandes zancadas que daba Katsuki, fueron suficientes para alejarse a unos cuantos pasos de su acompañante, con el único propósito de no darle la cara, de no mostrar esa calentura que sentía sobre sus mejillas, y que detestaba. "Maldición", reprochaba una y otra vez, se estaba debatiendo en si fue buena idea dejarse llevar por esos molestos sentimientos, porque ahora se sentía más incomodo que antes.

Izuku no estaba en mejores condiciones, el cuerpo le temblaba ocasionalmente al recordar el rostro de Kacchan que le miraba con dulzura. Para su suerte, llegaron al parque que estaba cerca de su edificio. Se detuvo abruptamente, mirando como su amigo se alejaba al no darse cuenta que ya no estaba detrás de él.

—K-Kacchan... —susurró tímido. Atrayendo la atención del mayor.

—¿Qué demonios...? —"¿En qué momento?..." Caminó hasta donde estaba y se detuvo frente a él, viendo como en un intento inútil intentaba ocultar su mirada al bajar el rostro. Eso era tan típico suyo—. ¿Qué ocurre? —, preguntó calmadamente.

—A-ah... Yo... Aquí nos separamos...

No se había percatado donde se encontraban hasta cuando lo mencionó, era cierto, estaban a una calle de sus casas. Era hora de despedirse.

Las manos de Midoriya comenzaron a sudar, optó por aferrase con fuerza a los tirantes de su mochila, reteniendo el aire para poder hablar con normalidad. No quería arruinar lo que había sucedido haciendo preguntas innecesarias, ni dando por hecho cosas que aún no habían sido esclarecidas. Hoy fue un día demasiado largo y agotador, era mejor darlo por terminado ahora mismo.

—G-gracias... por haberme acompañado... me divertí mucho...—dijo con la voz entrecortada—No te preocupes por el informe, yo me encargaré de eso, mañana lo tendré listo. Después de todo, para eso si soy bueno... para hacer cosas de nerd como esa... Jejeje... —rascó su cabeza al pronunciar ese chiste de mal gusto, esperando la respuesta afirmativa de Kacchan ante ese comentario que siempre le hacia él. No se esperó ver un rosto completamente serio, al parecer no le había causado gracia... Se abochornó, abrumándose por lo desagradable del momento—. Bueno... mejor me voy... ¡Nos vemos mañana, Kacchan!

Pasó a su lado con velocidad, pudiendo ver con el rabillo del ojo, como Deku cerraba sus ojos y se echaba a correr, dejándolo ahí con sus pensamientos erráticos, esto no estaba bien. Giró su cuerpo tan rápido como pudo para tomarlo del brazo e impedir que se fuera.

—¡Espera!—, sus dedos podían palpar la piel fría que trepidaba por ese contacto.

—¿Qué pasa...?

Sus ojos se encontraron, sus corazones latieron y todo quedó en silencio.

La amargura que comenzó a sentir el rubio en su boca era extraña, tragó grueso intentando disiparla, pero era en vano. ¿Qué producía ese malestar en su cuerpo? No podía saberlo, no cuando en lo único que tenía su atención puesta era en las gemas verdes frente suyo. Su mano apretó con ahínco la muñeca del otro pudiendo escuchar un leve quejido de su parte. ¿Pero qué le pasaba? No quería que se fuera y esto quedara así. No quería volver a su habitación fría y oscura sin dejar todo claro. No deseaba estar como el día anterior, lleno de recuerdos ilusorio de algo que podía o no ser en un futuro su relación. Se mordió la cara interna de la boca para canalizar su desesperación y respiró.

—¡Espera aquí!—, dijo con energía.

—Pero...

—¡Joder! ¡Qué esperes! —le soltó y comenzó a caminar con sus manos en los bolsillos, lentamente, sin perder su actitud de chico malo ni por un instante—. ¡Ni se te ocurra moverte, oíste! —Exclamó ya algo lejos.

¿Qué era lo que haría Kacchan?, no tenía la menor idea, pero se quedó ahí, de pie, sin moverse ni un centímetro, mirando hacia la dirección por donde se había ido su amigo. Muchos minutos pasaron, ya estaba temiendo que fuese una broma; por su cabeza se cruzó varias veces la idea de marcharse, pero imaginarse que volviera y no lo encontrara, le producía escalofríos.

El cielo estaba despejado, ni una nube se veía, permitiendo que las estrellas resplandecieran en el firmamento. Eran tan brillantes y estaban tan solitarias en esa extensión infinita, estaban como él, solas, sin saber porque estaban ahí, simplemente esperando que algo ocurriera, se sentía tan tonto en estos momentos... Los dígitos en su teléfono le indicaron que había pasado una hora desde que se separaron, ya estaba más que seguro que no volvería.

Cuando ya estaba dispuesto a irse, unos cabellos puntiagudos aparecieron a lo lejos. "Regresó, realmente lo hizo". Incrédulo, le observó hasta que llegó cerca de él.

—¡Vamos!

¿Había escuchado bien? "¿Vamos?" —¿A-adónde?

—¡A tu casa! ¡No dejaré que hagas ese informe y termines estropeándolo! No quiero perder mi puesto por culpa de las calificaciones. Mejor dicho, tengo que destruir a la perra de la coleta y al sabelotodo de lentes.

Cuando Katsuki comenzó a andar en dirección a su casa, supo que ya era inútil tratarlo de detener. Se resignó, no iba a poder llevarle la contraria aunque quisiera. Se puso en marcha también, caminando despacio detrás de él.

En el trayecto, el menor detalló con detenimiento a su amigo, traía consigo la mochila de la escuela y se había cambiado de ropa por algo más deportivo. Sus cabellos estaban mojados y le sorprendía que aunque lo estuviesen, seguían bastante levantados. Eso le indicaba que tomó una ducha, tal vez por eso fue la tardanza. Respiró aliviado. Menos mal que no se había ido, aunque no estaba preparado para esto.

Ya era bastante tarde y analizando la situación, estaba consciente que nunca terminarían el informe a tiempo para que él volviese a su casa a una hora prudente. Eso significaba que se quedaría dormir, por eso traía su mochila... No era la primera vez que Katsuki dormiría en su casa; a diferencia de él, que antes nunca lo había hecho en la casa de Kacchan sino hasta hace unos días; a pesar de eso, estaba nervioso. Estas circunstancias no son nada parecidas a como cuando eran niños, ni remotamente cerca.

Al llegar, abrió la puerta con su llave y entró, dejando sus zapatos en el recibidor. Un agradable olor se esparcía en el departamento, muestra de que su madre estaba preparando la cena.

—Mamá, ya estoy en casa.

—¡Izuku! ¡Bienvenido!—dijo entusiasmada desde la cocina, caminando lentamente hasta el vestíbulo con un gran bowl entre las manos, en el cual revolvía una especie de mezcla— ¡Cuéntame todo! ¿Te divertiste con Katsu-? —, la mujer se detuvo a unos cuantos metros cuando vio al chico mencionado parado en la puerta.

—Mamá, Kacchan y yo pasaremos la noche haciendo una tarea para la escuela, debemos entregarla mañana.

—Disculpe la intromisión...—murmuró Kacchan, haciendo una leve reverencia que fue respondida al instante.

—¡Izuku! ¿Por qué no me avisaste que Katsuki-kun vendría? —preguntó con prisa, moviéndose a los lados de forma extraña.

—Señora, lamento haber venido sin avisar, pero esto surgió de improviso.

—No te preocupes Katsuki-Kun, siéntete como en tu casa.

—Gracias.

"¿Disculpe la intromisión?" "¿Gracias?" Izuku no daba fe a lo que escuchaba, nunca había visto a Kacchan comportarse tan bien con alguien. Ni siquiera con los adultos él mostraba una pizca de decoro, esto era inesperado.

—Pasa, pasa. Puedes sentarte donde gustes —le indicó con una mano invitándolo a ir a la sala— Iré a preparar algo adicional para la cena, no esperaba visitas.

—No se preocupe, yo estoy bien —tomó asiento en un mueble desde donde podía observar perfectamente la cocina—.

—¿Ya cenaste?

—No, pero no tiene porque molestarse, estoy aquí para hacer la tarea.

—¡De ninguna forma! Esto tomara unos minutos —caminó apresuradamente para seguir cocinando, pero se topó con los ojos incrédulos de su hijo—. ¡Izuku! Ve a ducharte la cena estará lista en un momento.

—Eh... Bueno...—miró nervioso el escenario, no le parecía buena idea dejar a Kacchan solo con su madre.

Viendo la expresión de su hijo, creyó que estaba preocupado por dejar solo al invitado, entones le habló para tranquilizarle. —No te preocupes Izuku, yo me quedaré aquí con Katsuki-Kun por si se le ofrece algo.

Antes de marcharse -a pesar de que aún estaba dudoso-, miró a Kacchan, quien lo veía con seriedad, esto hizo que sintiera un escalofrío en el cuerpo. "No tengo otra opción, me ducharé rápido y volveré lo antes posible". Fue a su cuarto para buscar las cosas necesarias y se metió en el baño.

Desde su sitio, Katsuki observaba a la madre de Deku, que con una enorme sonrisa prepara los alimentos que comerían. Los gestos que hacía le recordaban tanto a él, definitivamente era su madre. Ella abrió una de las puertas de la alacena para sacar un utensilio, pero debido a su baja estatura aquella labor parecía titánica. Se acercó para ayudarle y le dio en sus manos el objeto, dejando a la mujer sorprendida.

"Gracias", dijo ella con timidez.

Sin decir nada, se dirigió hacia donde estaba anteriormente, pero al notar que la mesa del comedor que se encontraba más cerca de él, optó por sentarse ahí, después de todo, ya casi era la hora de la cena.

La madre de Izuku detuvo lo que estaba haciendo y aferraba entre sus manos la sartén metálica con fuerza, su mirada parecía distante y estaba algo pensativa, esto no fue desapercibido para los ojos del rubio, quien no se esperó que ella le mirara con dulzura para después hablarle.

—Katsuki-kun...

—¿Si?

—Gracias por ser amigo de mi Izuku por tanto tiempo —ese agradecimiento sorprendió al muchacho—. Izuku es un niño muy tímido, y desde que era muy pequeño nunca tuvo la confianza para relacionarse con los demás. Luego que cumplió cuatro años y su Quirk no se manifestó, temí lo peor para él, su sueño había sido destruido. En el jardín de niños, las maestras me decían que nadie se acercaba a él, excepto por ti, tú eras su único amigo. Lo sé porque todos los días llegaba a contarme emocionado sobre las aventuras que habían tenido juntos y como te admiraba por lo genial que eras. Cuando él fue creciendo, se fue encerrando en sí mismo, a tal punto que ya no me hablaba de sus amigos ni las cosas que le ocurrían en la escuela. Pensé que ustedes ya no eran amigos. Y todo se fue haciendo cuesta abajo para él. A veces venía lastimado y nunca me dijo el porqué, aunque yo le insistiera, siempre me mentía diciendo que se había tropezado, pero yo sabía que lo molestaban por no tener ninguna particularidad y verse más vulnerable que los demás. Eso me llenó de mucha tristeza y constantemente lloraba sin que él lo supiera, porque me sentía tan culpable de lo que le sucedía. A veces me preguntaba por qué tenían que catalogarlo sólo por no tener un Quirk y no por lo que lleva adentro. Izuku es tan bueno, decidido, constante, amable y con una convicción que yo nunca alcanzaré, y que le admiro, es tan genial... pero nadie logró ver eso.

—Señora Midoriya... Yo...

—Pero... —continuó ella sin dejarle seguir— ahora me doy cuenta que no está sólo. Desde que entró a Yuuei, su carácter a cambiado, está más animado, llega feliz a casa todos los días, en especial en estas últimas semanas, siento que algo dentro de él cambió, es como si hubiese madurado y hubiese podido encontrar aquello que tanto había deseado —hizo una pausa y levantó su mirada que ahora estaba llena de lágrimas—. Gracias Katsuki-kun, estoy tan contenta que aún sean amigos y que lo apoyes, sé que tú más que nadie sabe lo bueno que es él, ahora estoy tranquila porque estoy segura que lo ayudarás cuando sea necesario... Como su madre, te doy las gracias...

Ahora se sentía como un desgraciado, y lo que más le sorprendía es que Deku nunca le había dicho a ella, que el único culpable de las desgracias que vivió desde pequeño había sido él. Ella tenía razón. Deku debía ser una persona muy buena e inocente para no delatar al perpetrador de tu infelicidad, sino todo lo contrario, le alababa, contaba cosas buenas de él, y no sólo en el pasado. Recientemente se lo había dicho también.

«¡Es porque eres genial que quiero derrotarte!»

«¡Qué no puedo olvidar lo genial que te veías cuando éramos niños! ¡Y que ahora eres más genial aun, sólo que tu orgullo desmedido esta opacando eso!»

"¡Maldición! Cuantos años desperdiciados en vano...", apretó sus puños que se encontraban escondidos en los bolsillos de su pantalón. Había muchas cosas de las que se arrepentía.

—¿Te gusta el espagueti Katsuki-kun? —La mujer le dio una gran sonrisa que terminó por tranquilizarlo.

—Sí...

—Perfecto, también hice croquetas de cangrejo, sólo falta hacer la guarnición para las croquetas, estará en un minuto.

—¿Todo bien? —preguntó Izuku, que venía secándose el cabello con una toalla. Llevaba puesto ahora un deportivo de algodón y una franela igual.

—Sí, estaba hablando con Katsuki-kun mientras cocinaba, no sabía que le gusta la pasta como a ti.

—N-No... es que me fascine ni nada por el estilo...

—Lo sé, tu platillo favorito es el Katsudon, pero es bueno que los amigos tengan tus mismos gustos, ¿no Katsuki-kun?

"Ujum", respondió Bakugou quien bajó el rostro para ocultarse con su cabello, estaba tan avergonzado, que deseaba lanzarse por la ventana, pero al estar en un tercer piso no era buena idea.

"¿Qué pasó cuando no estuve? ¡Kacchan está actuando extraño!", se acercó hasta su madre para hablarle al oído. —¿Todo está bien, mamá?

—¡Sí! —Respondió con una enorme sonrisa—. Por favor hijo, coloca la mesa, la comida ya está lista.

Todavía escéptico, obedeció a su madre y la ayudó a servir. Se sentaron y dieron las gracias.

—Toma Katsuki-kun, este es para ti —le dio un plato exorbitantemente grande en donde una pila de espagueti descansaba. El muchacho lo tomó y lo observó sorprendido.

—¡¿Eh?! ¡Esto es demasiado!

—¿En serio? —contestó ella mientras le pasaba a Izuku un plato de igual tamaño. Ambos Midoriyas le miraban intrigados, no era tanta comida, según ellos. La señora reaccionó— ¡Lo siento! Es que me he acostumbrado a la cantidad que come Izuku siempre.

—¿Eh?

—No te preocupes déjame sacarle un poco —trató de retirar el plato, pero el rubio se lo impidió.

—Si Dek-... ¡si Izuku puede comer esto, yo también...! —comenzó a comer con velocidad, como si se tratara de una competencia.

Una gota corrió por la cabeza de su amigo al verle actuar así.

Al terminar, la madre de Deku insistió que se encargaría de lavar la vajilla, por lo que los jóvenes se dirigieron hasta la habitación de Izuku que se encontraba cerca de la entrada.

—Siéntete como en tu casa—, dijo el menor mientras abría la puerta.

Bakugou entró como si nada y lanzó su mochila a la cama para luego sentarse sobre el colchón sin cohibirse, estaba excesivamente lleno de confianza, tal vez porque no era la primera vez que entraba ahí.

En cambio el otro joven estaba hecho un manojo de nervios, se sentó en la silla de su escritorio y la giró un poco para quedar frente a Katsuki.

—B-Bueno... Empecemos con el informe...

—¡Estoy muy cansado y comí demasiado para eso! —exclamó acostándose sobre el colchón con sus brazos extendidos.

—P-pero... pero...

—¡¿Cómo puedes comer tanto?!

—B-bueno... Es parte de mi entrenamiento...

—¿Entrenamiento? —preguntó mirándolo de reojo.

Apretó su puño y lo observó. —Mi Quirk, es por mi Quirk, es tanto el poder contenido dentro de mí, que mi cuerpo no puede soportarlo, tengo que entrenar todos los días y adquirir la fuerza para usarlo.

Ante ese comentario, Katsuki prefirió no seguir preguntando, el recordar su molesto Quirk no le ponía muy feliz, ni el hecho que se lo hubiese ocultado por tanto tiempo. Fijó su mirada al techo y quedó pensativo por unos minutos antes de volver a hablar: —Tu cuarto sigue siendo igual de aburrido que siempre... Además, aún tienes esos molestos afiches de All Might por todos lados.

—Es cierto, hacía tiempo que no venías, pero todo sigue igual, lamento que sea tan "aburrido"... Y sobre los afiches... Es All Might después de todo, no podía deshacerme de ellos, mira aún tengo la figura de acción que compramos juntos —la señaló— ¿aún conservas la tuya?

—¡Por supuesto que no! —se levantó— ¡Quien guardaría una cosa como esa! ¡Ya no somos niños, Deku!

—Si lo sé... Sólo... que es inevitable pensar en el pasado cuando tantas cosas buenas pasaron. Son buenos memorias que guardo en mi—, dijo con una cara llena de nostalgia.

Se quedaron en silencio, al recordar todo lo que vivieron juntos.

Bakugou no apartaba la mirada de Izuku y detallaba su semblante nostálgico. Un nudo en su garganta le dificultó la respiración, era una aglomeración de inquietudes y sentimientos, que intentaban decir algo que no podía salir, pero que aún así, estaban atragantándolo. Estallaría, y todo era culpa de Deku y de su forma de ser. Era tan...

«Izuku es tan valiente, decidido, constante, amable y con una convicción que yo nunca alcanzaré»

«Sé que tú más que nadie sabe lo bueno que es él»

La voz de la señora Midoriya rondó por su cabeza como un eco, y recuerdos relacionados a lo que ella decía pasaban por su mente.

Ya no se podía aguantar más.

Lo jaló por el brazo y lo abrazó, quedando acostados ahora sobre la cama, Deku encima de él. Ejercía una leve presión sobre la cintura del otro, sabiendo que se resistiría, y evitar así, que se fuera.

Tenía toda la razón, luego que saliese de su asombro, Izuku se apoyó sobre las rodillas y las manos moviéndose con fuerza y liberarse así del agarre.

—¿Q-Qué haces, Kacchan...?

—¿Qué piensas que hago? —musitó, posando sus intensos ojos rojos sobre los de su amigo. Con esa mirada le decía todo, aquello que deseaba hacer y que sentía en ese momento.

—Detente, estamos en mi casa...

—No me importa, ya no me importa nada... —Movió el juego a su favor, dándole la vuelta a su presa quedando ahora arriba, pudiendo ver el sonrojo tímido que yacía sobre el rostro contrario—. Ya no me quiero contener...—susurró contra el cuello ajeno, comenzando a besarlo con lujuria, mordisqueándolo gustoso y sintiendo como la piel se encajaba entre sus dientes.

De su boca brotó un grito ahogado como respuesta.

—E-Espera...

Sabía perfectamente a donde iría a parar esto. No, no lo iba a permitir, o eso creía, pero al darse cuenta, ya estaba sin pantalones y por sus pies terminaban de escurrirse sus bóxers. Las manos del mayor eran extremadamente rápidas, se deslizaban por su piel como si ya conociesen ese camino a la perfección, delineaban cada curva y cada músculo que se interpusiese, disfrutando los pequeños desvíos que debían dar para llegar a donde querían. Tan rápido como despareció su pantalón, lo hizo su prenda superior.

—¡Espera Kacchan!

Sus suplicas no eran escuchadas o eran simplemente ignoradas y que Katsuki le estuviese besando con pasión, no le hacían fácil el controlarse.

Necesitaba saber algo, algo que no lo dejaba tranquilo, y que no le permitía aceptar esto. Debía hacer valer sus principios, aquello que le fue enseñado desde pequeño y que muy adentro él mismo pensaba que era lo correcto. Antes se dejó llevar por el momento, ahora con sus cinco sentidos cuerdos, no permitiría que siguiera con esto. Con toda la fuerza que tenía, empujó al rubio tumbándolo al suelo.

—¡Te digo que esperes!

Este se paró enseguida con una cara muy enojada. —¡¿Qué demonios pasa?! —desde esa posición observó como Izuku se sentó sobre el colchón, cubriendo con las manos su desnudez y produciendo que algo se agitara dentro de sus pantalones. ¡Se veía endemoniadamente provocativo!

—Yo no puedo dejarte continuar...

—¿Es por qué estamos en tu casa?

—No es eso...

—¿N-No quieres...?

—¡Tampoco es eso! —Se sobre saltó al pronunciarlo, creyendo que Kacchan pensaría que no le gustaba.

—¿Entonces...?

—Esto... Estas cosas que hacemos... No es algo que puedan hacer los amigos... No está bien... Es cosa de parejas... de esposos... de novios...

Bakugou llevó una de sus manos a la cara con fastidio al escuchar eso, se sentó a su lado y le presionó la cabeza un poco mientras le alborotaba el cabello.

—¿Eso es todo? —y el otro asintió.

Se había preocupado por nada, pensando que en realidad no quería nada con él, pero ese no era el caso. Rápidamente se quitó la franela y la lanzó al piso, descubriendo su cuerpo bien formado. En un abrir y cerrar, se abalanzó sobre Deku para besar sus hombros y morder con suavidad esa parte.

—¿Kacchan? Te dije que no... —murmuró al borde del éxtasis— Para por favor, no quiero lastimarte...

—¡Pues lo somos! —gritó por la insistencia, sin dejar la labor que estaba haciendo.

—¿Q-qué...?

—Que a partir de ahora seremos eso... eso que dijiste hace un momento...

—¿Qué cosa? —insistió.

—¡No me hagas decirlo, o te mato! —gruñó con enfado chispeando leves explosiones en sus manos.

—P-Pero eso significa que...

Subió su rostro desde donde estaba y se deleitó del aroma a jabón que percibió en todo el trayecto. Sus dedos calientes por las recientes detonaciones masajearon con lentitud la extensión de ese cuello que se sentía más largo de lo que en realidad era, la suavidad, le hacía erizar la piel; y al final, esos dedos terminaron por enredarse con el nacimiento de sus cabellos rizados, acortando aún más el espacio entre ellos. Su boca temblorosa, indecisa y vacilante se acercó hasta la oreja del menor y con un suave susurró casi, que imperceptible dijo: "¡Rayos! Que... M-me gustas..."

Al escuchar eso, el cuerpo de Deku tembló involuntariamente y un gemido escapó de su boca, esas palabras dichas con una voz ronca recorrieron sus sentidos llenándolo más y más de nuevas sensaciones que no conocía. Aferró sus manos con desesperación en la ancha espalda de su acompañante y encajó sus dedos en ella. No podía creerlo, no podía cree que lo dijera, pensó que todo ya estaba dicho, cuando en aquel lugar le relevó silenciosamente sus sentimientos, pero escucharlo, y sentirlo en su propia piel era diez mil veces mejor.

—Me gustas Kacchan... Me gustas mucho...—, suspiró al borde de las lágrimas.

Quería gritar y liberar la presión que llevaba contenida, pero no podía, su madre estaba en la casa. Quería decir un montón de cosas a todo pulmón y llorar incontrolablemente, pero no. Esa presión terminó por desenfrenarlo. Clavó sus dientes en el hombro de Bakugou con fuerza, apretando a tal grado que un quejido bastante sonoro salió de la boca del mayor. Viendo que la marca que había hecho se comenzaba a tornar de color morado, se asustó, y comenzó a besarla con delicadeza. "Lo siento, lo siento", repetía entre cada intervalo, posando sus labios suaves sobre la piel ajena.

El corazón de Bakugou había sido completamente robado para ese momento, lo abrazó, sintiendo las vertebras fusionarse con sus dedos. Esa mordida lo había excitado demasiado, cuando Izuku tomaba la iniciativa era demasiado excitante. Su lengua caliente comenzó a palpar con habilidad el cuello, traviesa, se abría paso a donde pudiese, lamía y lamía hasta que ardía, pero eso no disminuía el placer que dejaba sobre la tez. Sedienta por el deseo encerrado por tanto tiempo, por querer descubrir cada rincón que desde hoy sería suyo y dejar su huella sobre ella. Esa piel blanca y translucida brillaba más que de costumbre, adquiriendo ahora un tono rojizo al paso de sus caricias llenas de necesidad, que suave era, como si palpara la seda más fina que existe, y ella era de su entera propiedad.

Lo sentía tan pequeño entre sus brazos, tembloroso por el contacto, que el miedo de quebrarlo si aplicaba mucha fuerza no desaparecía de su mente. Sus cuerpos, en completa desnudes, se encontraban uno sobre el otro, sintiendo lo agitados que estaban, y rozándose sin ninguna contemplación. Más besos eran necesarios para satisfacerse, subió para tomar su boca completamente virginal e inexperta, aunque debía admitir que ahora se desempeñaba mejor, quizás, los previos encuentros fueron el entrenamiento perfecto para ello, para este momento, preparándolos para disfrutar al máximo esté choque pasional. Sus lenguas se abrazaban y producían un calor parecido al fuego. Que se extendía sobre sus cuerpos creando una llama que ya no se podía apagar. Era un incendio voraz lo que se produjo, quemando con avidez el bosque de sus deseos más profanos. Los líquidos que intercambiaban se habían vueltos tan dulces, el sabor de la miel no se le podía comprar, era el sabor de su néctar nacido de la pasión desbocada en ese instante.

Abandonó su boca para centrarse en ese pecho tan esculpido, mordiendo con descaro esos botones de placer.

—Ahhh... Kacchan... duele...

No le importaba, seguía probándolos y notando como se endurecían entre sus dientes. No le importaba, era su culpa por poner esa cara tan inmoral, que lo único que le producían era el deseo de hacerlo gritar como nunca.

Deku se retorcía aguantando el dolor, un dolor placentero e insoportable, no apartó sus manos de aquella espalda ahora rasgada por el desenfreno. Cuando el mayor se abrió paso hasta su vientre en un camino tortuoso por su abdomen, los nervios se dispararon. Había llegado el momento de que aquel encuentro siguiera las sendas prohibidas y pecaminosas. Su miembro erguido fue tomado con delicadeza, y atendido de inmediato con movimientos erráticos y muy habilidosos, su cuerpo sucumbía a las oleadas de placer que venían desde abajo y le estremecían.

La humedad ajena se iba apoderando de la mano del rubio, dejando en claro que estaba haciendo bien su trabajo. En su garganta, sintió la necesidad de probar si sabía tan bien como se veía, no supo porqué lo hizo o porqué esos deseos surgieron dentro de su ser, pero usó sus labios con suavidad para dar un placer mayor a Deku. Sus movimientos comenzaron lentos, descubriendo nuevas sensaciones en ese mundo tan amplio que ahora se estaba presentando frente suyo, poco a poco fueron aumentando de ritmo, convirtiéndose ahora en movimientos rápidos y certeros.

Los gemidos inundaban toda la habitación, se sentía en el cielo, se sentía embriagado y que todo le daba vueltas. La abertura caliente y humedad deslizándose contra su intimidad era un placer indescriptible y que Katsuki fuese tan diestro ayudaba mucho más.

—K-Kacchan... Kacchan... No sigas...—, rogó temiendo que no pudiese soportarlo.

Una risa descarada se reflejó en Bakugou, quien ignoró por completo aquella petición, sólo para aumentar más el deleite de Deku y el suyo propio, porque aunque no quisiera aceptarlo y que esto fuera tan bochornoso, era la primera vez que estaba tan excitado en su vida. Su miembro palpitante, demandaba ser complacido con velocidad y fuerza, pero no se podía detener. Sentir a Izuku de esta forma, era tan ardiente, y más, cuando sintió que estaba arremetiendo con leves movimientos su boca, penetrándola voluntariamente para aumentar el placer.

—Que indecente... —murmuró con picardía, lamiéndose los labios cuando se separó por unos instantes.

—¡L-lo siento...! —gimió suave, cuando unos dientes se clavaron en la extensión de su hombría como un ligero castigo.

Esto le gustaba, le gustaba demasiado. Siguió con lo que hacía unos instantes ahora con más ímpetu que antes.

Izuku tenía ahora sus manos desocupadas, pero necesitaba agarrar algo para aguantar el placer que estaba experimentando, las sabanas fueron sus únicas aliadas para calmarle, la suavidad al apretarlas le hacía saber que esto no era un sueño, que eso que sentía era el resultado de lo que Kacchan producían en él.

Mientras continuaba, palpó los muslos, tanto como quiso, no entendía porque lo que más le gustaba de Deku era sus malditas piernas, deseaba morderlas, pero su boca estaba ocupada con otra labor, así que se conformó con masajearlas. Cuando las sintió tensarse luego de una serie de escalofríos supo que el tan ansiado momento llegó.

—Ahh... Ahh... Espera... Yo... —intentó detenerle, pero fue inútil, la intensidad que era ejercida sobre él aumentó más y más obligándolo a llegar a su liberación.

La boca se llenó de aquel líquido que le incomodó, pero que terminó por tragar y eliminar la molestia enseguida.

—¡No! ¿Por qué hiciste eso?, eso debe saber mal... —reclamó el de cabellos verdes con la cara roja de la vergüenza.

Katsuki se relamió lo labios y le miró con lujuria, gateando para acercarse hasta su rostro.

—Tienes razón, sabe horrible... Quítame ese sabor tan espantoso... —se apoderó de su boca, besándolo con desenfreno. Sus salivas se mezclaban y los gemidos de ambos eran callados por los besos. Ahora todo era más brusco, los labios eran mordidos con más fuerza y sus manos ya no se distinguían la una de la otra, sintiendo como ese contacto les calcinaba la piel.

Ya no soportaba más la presión en su sexo, el palpitar constante le dolía, por el deseo de poseerlo a él, a Deku, la persona que le volvía loco y que le hacía perder la razón, pero no quería conformarse con algo tan superficial como lo de hace unos momentos, él lo quería todo, porque era Bakugou Katsuki, siempre debía tenerlo todo. Aunque... Había un problema, aquello era significante a pasar un barrera, una que Izuku le había prohibido hace tiempo, pero... ¡Al demonio!

—Deku... Hagamos cosas de adultos... —le dijo suavemente contra su oído mientras lo abrazaba.

—P-pero Kacchan... ¿Ya no lo estamos haciendo?... —respondió sin dejar de temblar.

—No me refiero eso... me refiero a "hacerlo"... a hacer lo que hacen los adultos... tú sabes... eso...

—¿Eh? ¿Ya no lo estábamos haciendo?...

Enojado rompió el abrazo y le palmeó la frente con firmeza. —¡¿Acaso eres un bebé?! ¡¿Cómo no puedes saber a lo que me refiero?!

—¡Eso duele! —se sobó la zona recientemente afectada— ¡Claro que lo sé!

—¿Entonces?

—Pero no entiendo... los dos somos hombres... entonces cómo...— hizo un movimiento con sus manos intentando encajar los dedos simulando la forma de un puzzle—, no comprendo... Pensé que los hombre lo hacían así...—dijo, refiriéndose a lo de hace unos minutos...

—¡Es cierto que eso no lo enseñan en la escuela! ¡Pero, rayos! ¡Sólo hay que encender la televisión o mirar en internet, para saberlo! ¡Es increíble! —se cruzó de brazos con el rostro molesto—Además la otra vez me dijiste: "Detengámonos aquí, aún somos estudiante de preparatoria", pensé que te referías a hacer ese tipo de cosas.

—No... Me refería a este tipo de cosas...

Le miró con disgusto y suspiró. —Tsk... es increíble...—bufó molesto— ¡Ya se perdió el momento...!

Izuku se sobresaltó asustado y señaló hacia abajo. —¡Dices eso, pero mira como estas!—, apuntó el miembro del mayor completamente erguido dentro de sus pantalones.

—¡Es tu culpa, idiota! —exclamó furioso y apenado.

No estaba seguro de que sucedería, pero en el corazón de Deku algo le dio la seguridad para continuar con esto. Se acomodó entre las pierna de Katsuki, abrazándolo. Éste aún seguía con los brazos cruzados, maldiciendo por lo bajo el alto grado de inocencia que tenía ese idiota, pero al notar cómo era arropado por el cuello, respondió enseguida, apretando la cintura del otro y atrayéndolo con un abrazo.

—Kacchan... Yo quiero hacer cosas de adultos...—, le susurró en el oído, produciendo en el mayor un escalofrió descomunal.

Seguido a eso se besaron, con la misma intensidad que antes, su lívido no había disminuido para nada, en realidad se sentían aún más excitados al pensar en aquello que ocurriría. Sus corazones latían sin control dejándose llevar por sus impulsos. De nuevo, la piel era expuesta bajo esa lluvia de besos sin control, acariciándola tenuemente y sacando por sus poros los sentimientos que desbordaban de su interior. Su lengua comenzó a jugar con su ombligo en el trayecto que había tomado hasta sus muslos, esta vez si los probaría como quisiera.

Su miembro comenzaba a reanimarse por las caricias recibidas, pero no fue tomado en cuenta, toda la atención recayó en lo suave de su entrepierna. Las lamidas humedecían su piel, haciendo que sintiera un frío agradable, en el proceso, la saliva se derramaba hasta perderse en las sabanas, sin importar manchar el lecho donde yacían.

Se despojó de su pantalón y su ropa interior, para dejar al descubierto el símbolo de su masculinidad, grande y vigoroso, lleno del placer que le embargaba.

—Estas muy excitado Kacchan... —comentó con inocencia al ver la erección de su compañero.

—¡Cállate! —Ordenó expectante, debido a la vergüenza. Y es que tenía razón, escuchar los gemidos de Deku y saborear su esencia lo ponían deseoso de más.

Era el momento, el tan ansiado final.

—Yo voy a entrar en ti ¿Entendiste? —le aclaró. Y eso no estaba a cuestionamiento.

Izuku abrió los ojos exageradamente, y por fin pudo entender a lo que se refería con "hacerlo". Ahora estaba realmente nervioso, pero él no sabía que debía hacer, así que lo mejor era dejar todo en manos de Kacchan. —E-está bien... Confío en ti... —titubeó, para luego abrazarlo.

Obligó al menor a apoyar sus rodillas y sus manos en el colchón, quedando delante de él. Desde esa posición podía ver todo... Cuando Bakugou colocó sus manos en el trasero de Deku, ambos sintieron un escalofrío en sus cuerpos.

A partir de este punto todo era desconocido para ambos...

Katsuki había mentido. Él sabía de lo que se trataba, pero el procedimiento era cosa distinta, era su primera vez haciendo esto con un hombre, en realidad era su primera vez en todo, nunca estuvo con una chica, ni con nadie, y todo lo que había aprendido era por mirar esos videos porno cuando estaba en secundaria. Ahora deseaba el no haber sido tan reservado, y haberse informado mejor. Tragó grueso ante ese panorama tan sugestivo y recordó algunas cosas que había escuchado y que probaría a ver si funcionaban.

Tomó el miembro de Deku y lo masturbó lentamente desde atrás, haciendo que este gimiera de placer, no pudo evitar apoyarse sobre la espalda temblorosa y rozar su miembro contra las nalgas firmes de Izuku. Involuntariamente dio leves estocadas que seguían el ritmo de su mano, imaginando que lo estaba penetrando. Su barbilla se apoyó en el surco que dividía la espalda y la parte más al sur del menor y desde ahí pudo observar que en sus hombros había algunas pecas que se veían realmente provocativas. Ahora comenzaba a conocer todo de Deku, hasta esos detalles que eran imperceptibles a simple vista y hasta aquellos que ahora sólo él, tenía el derecho de saber. Izuku le pertenecía desde ahora y lo confirmaría en estos instantes, poseyendo su ser por completo. Cuando el miembro ajeno estuvo lo suficiente húmedo, utilizó esa sustancia para acariciar aquella zona un poco y lubricarla, con suaves movimiento a su alrededor.

—Eso se siente raro —gimoteaba el de cabellos verde.

Colocó su glande en la entrada y empujó suavemente intentando ingresar.

Izuku dio un grito al sentir la intromisión, para luego morderse los labios para acallarse.

Un segundo intento con más fuerza.

Otro grito escapó, preocupando al mayor.

—Duele... —susurró conteniendo las lágrimas.

Algo estaba haciendo mal definitivamente. —Esto no funcionará así... date la vuelta...

Quedaron frente a frente, y se besaron con ternura, perdiéndose de nuevo entre esos besos desenfrenados. Bakugou aprovechó ese momento donde Izuku estaba realmente excitado y distraído por sus besos, y le introdujo en un solo movimiento su virilidad, ganándose un mordisco en su lengua, como respuesta. Se tapó la boca por la dolencia, sin dejar de mirar las reacciones del menor.

—Duele, duele, duele... Sácalo...—dijo con las lágrimas cayendo por su rostro y Kacchan al verlo, obedeció— ¿E-Esto tiene que ser así? D-Duele demasiado...

Se sentó, para acurrucarse en el pecho del rubio, conteniendo los espasmos que comenzó a sentir en su parte baja debido al dolor.

—Inténtenos una vez más... Si no, ¡mandamos esto al carajo! —Mencionó un poco decepcionado. "¡Nada es como se ve en la televisión! ¡Maldición! ¡Esto no es nada sencillo".

—No me quiero mover... —tartamudeó Izuku sin saber bien lo que decía. El dolor previo no desaparecía, por lo que el otro le acomodó más entre sus piernas y con un suave movimiento se introdujo por completo.

El grito ahogado resonó en sus tímpanos. Nuevamente se preocupó al ver como Izuku se aferró a su cuello y no se quería soltar, sentía la humedad en su hombro de las lágrimas que descendían hasta chocar contra su piel. —Lo sacaré, es mejor no presionar las cosas...

—¡No! ¡Déjalo ahí!, duele más si lo sacas.

En ese corto tiempo, Bakugou sentía que iba a explotar, su miembro palpitaba contra las paredes internas de Izuku que lo apretaban con fuerza y que le permitían percibir lo cálido que era su interior. Deseaba moverse con ímpetu, deseaba escucharlo gritar del placer, pero se contuvo y le abrazó, hasta que sintió unos ligeros besos sobre su hombro.

—Ya no duele tanto... Se está acostumbrando a ti... —dijo con timidez.

Este Deku... Ni en situaciones como esta dejaba de decir cosas que le volvían loco.

—¡Entonces me moveré! —Le recostó en la cama y comenzó con un suave vaivén, desde ahí podía ver el rostro sonrojado a la perfección y los gestos de dolor que hacía con el rostro— ¿Te duele? —preguntó al verlo así.

—Es demasiado raro, pero siento un cosquilleo extraño que me gusta...

Esa aclaratoria era suficiente para él... Se acercó para besarlo y continuar haciéndolo suyo sin contenerse.

—¡Demonios Deku!—, gimió por el goce que estaba experimentando.

Lo tenía entre sus brazos sintiendo cada espasmo de cuerpo, débil ante sus caricias y embrujado por ese sentimiento de cariño que sentía por él. Se extasiaron de besos y de un derroche de pasión que les iba robando poco a poco su energía.

—¡Estas jodidamente apretado! ¡Maldición!—, exclamó, perdido en un delirio de satisfacción inconfesable, al sentir como poseía una y otra vez ese cuerpo vulnerable.

Las lágrimas de Izuku no paraban de bajar por su rostro, aquel dolor mezclado con placer, le hacía tan feliz. Sentía a Kacchan tan cerca, entregado a él en cuerpo y alma, donde sus ojos sólo se posaban sobre los suyos. Quería quedarse así para siempre, tan unidos, sintiendo como sus cuerpos se fusionaban una y otra vez como si hubieran sido creados en conjuntos, el uno para el otro. Donde no existía el orgullo y el miedo, solo sus deseos más ocultos siendo complacidos.

La velocidad de las estocadas aumentó, haciendo que el menor se removiese al no aguantar lo que estaba sintiendo, buscó el apoyo de algo, pero por la desesperación no pudo hallar nada.

Bakugou extendió sus manos y las entrelazó con las suyas sobre las sabanas.

Ese contacto fue tan íntimo, casi o aún más especial de lo que ya estaban experimentando. Ambos recordaron su primer encuentro, donde hicieron lo mismo, pero esto era diferente, aquella vez la lujuria fue la única protagonista en aquel escondido y rocoso lugar, el pecho les latió con sosiego, al saber que esta vez lo único que se respiraba en este espacio era, la ternura y el cariño que se tenían mutuamente.

—Ahh... Kacchan... esto se siente bien...

—Mmm... N-no digas eso... ¡No podré aguantarme, demonios!

—Es... que te siento tan adentro...—dijo con sus lágrimas a flor de piel— M-me siento feliz...

Deku lo iba a matar, definitivamente lo haría, era tan tierno, que deseaba destruirlo ahí mismo. Romperlo con fuertes envestidas. Esas palabras dichas sin pensar le hacían perder la razón, lo volvían vulnerable. Había caído completamente en las redes de ese niño pecoso, inútil y bondadoso. Tanto así, que estaba haciéndole el amor en esos mismos instantes. "Haciéndole el amor..." Su rostro se sonrojó ante su propio pensamiento. Ocultó su rostro en el pecho ajeno para ocultar su vergüenza. Su corazón comenzó a latir vertiginoso. Esto no era sexo desenfrenado y sin sentido, esto era distinto, era algo... ¿especial...?

—Kacchan... Kacchan...

Estaba gimiendo su nombre y eso lo volvía loco, le hacía feliz y le llenaba de un sentimiento de complacencia inimaginable. Su corazón saltaba sin control, sus movimientos se volvieron más erráticos y desordenados.

Tomó el miembro de Deku de nuevo y comenzó a acariciarlo aplicando todas sus destrezas. Quería que Izuku estuviera colmado de placer y felicidad, tanto como lo que él mismo estaba experimentando. Esto sobrepasaba todo lo que había sentido alguna vez por alguien, era la primera vez que pensaba en los deseos de otra persona que no fuera él. Se sentía extraño, pero al mismo tiempo le gustaba, se sentía bien consigo mismo al ver la cara de felicidad de Izuku cuando cumplía sus caprichos.

—Dilo una vez más...

—Kacchan...

Sus jadeos se escuchaban entrecortados, el olor a sexo inundaba el ambiente y el sonido de la cama chocando ligeramente contra la pared no les importó.

El baile frenético que hacían llegó a su punto máximo. Sus músculos se tensaron como antesala a lo que vendría. Izuku se levantó para abrazarlo, cuando sintió que llegaba por segunda vez al clímax, ahogando su gemido con un beso y esparciendo el fluido sobre su vientre. Con el aliento perdido por la excitación que le producían las embestidas que estaba recibiendo, se acercó a la oreja del mayor y le susurró: "Te quiero, Katsuki..."

Bakugou se estremeció por completo con esas palabras. —¡Ahhh! ¡Izuku...! —jadeó, arremetiendo con ímpetu contra su cuerpo, haciendo involuntariamente que terminara.

El menor sentía como sus entrañadas eran ahogadas por la semilla de su amante con esa última embestida que recibió.

Agotado, Kacchan se dejó caer sobre el pecho fornido de Deku, tratando de controlar la respiración. Sentía como su alma fue llenada de gozo, llenada de paz, se sentía calmado y tan feliz, que nada podía complacerlo más de lo que ya estaba.

Le cubrió con los brazos su cabeza, para acariciar los cabellos rubios y puntiagudos con gentileza, percibía de nuevo esa fragancia a vainilla que tanto le gustaba y que era el olor que le recordaría a él de ahora en adelante.

Reinó el silencio, y en unos instantes se quedaron dormidos así como estaban, sin decirse nada más y sin separarse un milímetro.

Los ojos verdes se abrieron con pesadez.

Observó el rostro de Kacchan a unos cuantos centímetros suyo, éste lo abrazaba mientras dormía plácidamente a su lado.

El reloj de la pared señalaba que eran las tres de la mañana.

Con suavidad lo movió para sentarse sobre el colchón, quejándose en silencio por el dolor penetrante que le recorría. Tomó la ropa que estaba a sus pies; y antes de levantarse, mimó por última vez esas hebras doradas, mirando lo pacifico que se veía cuando dormía. Era tan afortunado... Su pecho estaba inflado por tanta felicidad que temía por su seguridad, sonrió por eso y luego delineó con sus dedos los labios ajenos.

"Me pregunto si en la mañana te seguiré gustando".

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O.o...

Awww... Súper tierno...

Espero que hayan entendido el título "Recuento de primeras veces", me encantó demasiado cuando lo escogí y aclaro, no me refería para nada al hacer "cositas". 

Perdón por lo extenso y lo arduamente explicativo, no sé si les guste así, quizás les guste más lo poético, pero bueno, el lemon no es lo mío xD!

Gracias por sus comentarios <3! You hacer mi very happy xD! 

Saludos, nos vemos en el próximo capítulo.

Byebye!

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