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¡¿Qué rayos?!


¡Hi, hi! Este capítulo salió bastante rápido hasta yo misma me asombré. No tenía pensado subirlo aún pero luego recordé que ya habíamos entrado en la semana especial Katsudeku y que es el cumpleaños de mi niño azucarado y me animé a postearlo. A partir de aquí comienza lo bueno (?). Espero que lo disfruten tanto como lo hice yo escribiéndolo.

Izuku mi niño precioso ¡Feliz cumple!

Aclaratorias: Multichapter. Los pensamientos y énfasis van entre comillas "...", los recuerdos Y/O flashback van entre comillas latinas «...», los desvaríos en alta velocidad de Deku irán entre las tilde ~... ~

Advertencia: Contenido shonen-ai y yaoi (+18) No es tan fuerte pero puede molestar la sensibilidad de algunos.

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece todos son propiedad de Kōhei Horikoshi.

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¡¿Qué rayos?!

Cuando deseaba deshacerse de esos pensamientos que le atormentaban, de nuevo aparecía la persona causante de todos sus problemas.

"Deku".

.~*~.

Había decidido tomar una ducha para relajarse y no pensar en ese tema tan molesto. Llevaba una hora en el baño. Primero se talló la piel con fuerza para ver si de ese modo dejaba de erizarse cada vez que tenía a ese idiota cerca. Luego, lavó su cabello con un shampoo olor a vainilla, aun no entendía por qué su madre no le compraba un producto más varonil, con fragancia de menta o algo parecido; pero no, vainilla, según ella para endulzarle el carácter.

"Esa maldita vieja bruja hace todo lo que quiere sin importarle mis dediciones". Eso lo ponía de mal humor.

Preparó la bañera con agua caliente y se introdujo en ella. Que relajante era consentirse de vez en cuando sobre todo porque últimamente no se sentía para nada bien. Se quedó allí, con la mente en blanco mientras veía los azulejos de la pared.

Cuando estuvo un tiempo allí, el teléfono comenzó a vibrar una y otra vez hasta que por fin decidió tomarlo, y en ese instante se arrepintió de haberlo hecho porque quien estaba detrás de esa llamada era nada menos que el origen de todos sus males.

—K-Kacchan...

—¿Deku?...

—Si... Quería hablar de algo contigo... ¿Puedo?...— dijo con seriedad, haciendo que el rubio tomara un bocanada de aire para poder respirar mejor.

Era imposible, él no le había dado su número a nadie de la academia. —¡¿Por qué tienes mi número?!

—Tu mamá me lo dio.

"Vieja bruja... Me las pagarás" —¿Qué demonios quieres? ¿Por qué me estás molestando a estas horas?

Izuku estaba demasiado nervioso, no sabía que decir, simplemente le llamó esperando que mágicamente sus dudas fueran resueltas. Necesitaba saber que hacer o que alguien le dijera algo que le calmara y le dejara tranquilo porque esa opresión en el pecho que estaba sintiendo ahora era debido a que no podía dejar de pensar en qué tipo de relación tenían, ya que en un momento estaban bien y al otro estaban peleando, eso no tenía ningún sentido. —Kacchan...—, susurró; deseando que sea palabra dijera todo lo que quería decir.

—¡Habla de una buena vez! ¡No tengo todo el maldito día!

—¡Lo siento!... Creo... que sólo quería escuchar tu voz...— y lo que dijo no era mentira. Lo necesitaba; escuchar su voz fuerte y decidida le hacía sentirse un poco mejor.

Kacchan se puso tenso cuando esas palabras indecisas se hicieron presentes. ¿Quería escuchar su voz?... ¡¿Qué demonios le pasaba a Deku?! Si ya de por si estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no pensar en él de una forma romántica y venía el muy inepto a decirle cosas tan embarazosas que le hacían palpitar con velocidad el corazón. —¿Ah?—, murmuró, haciéndose el desentendido de lo que estaba oyendo.

—No sé, que pasa conmigo Kacchan... ¡Lamento haberte molestado! ¡Adiós!—, gritó con todas las intenciones de cortar la llamada, pero el otro lo detuvo.

—Espera... Sé que me llamaste para otra cosa. ¿Qué sucede?— Este no parecía ser el Deku de siempre, él no haría una cosa tan irracional como llamarle sin ningún motivo. Era obvio que estaba nervioso debido a su intimidante presencia y aunque eso le gustara, no podía perder la oportunidad de extender aunque sea un poco esta conversación, aunque no sabía por qué lo quería. Espero unos minutos y éste no se dignaba a decir nada. —¡Habla, o iré a tu casa a patearte el trasero!—, insistió para sacarle las palabras de la boca.

Dudó mucho si soltar un: "¿Qué tipo de relación tenemos?", pero no lo haría. Eso podría destruir la inestable pero algo agradable relación que tenían, así que era mejor preguntar otra cosa. —Mejor... Dime qué significa eso de: Domingo, en la estación cuatro, a las nueve de la mañana...

—¿Eh? ¿No sabes lo qué significa? ¡Piensa un poco maldito nerd! No puedo dejarte todo fácil. ¡Rayos! De nada te ha servido ser un nerd sino puedes saber de lo que hablo.

"No puede ser... Acaso..." —¿U-Una... cita...?—, dijo con una voz temblorosa.

—¿Queeé? ¡¿Qué mierdas te están pasando por esa cabeza? ¡Maldito acosador!

—P-pero... ¿Qué otra cosa puede ser...?

—¡Podría ser cualquier cosa antes que eso! ¡Prefiero morir antes de ir a una cita contigo!

—¡¿Entonces de qué rayos estás hablando?!—, bufó ahora enojado.

—¡¿Quién te crees para responderme así?! ¿Quieres que te mate?

—P-pero...

—¡Ese día tenemos que ir a Heroland! Aizawa dijo que quería el informe el lunes... Domingo, lunes... ¡Piensa un poco!

—¿Es sólo eso...?—, preguntó algo decepcionado.

—¿Por qué más? ¿Acaso creíste en verdad que yo te invitaría a una cita, bastardo? ¡Despierta de ese sueño, idiota!

—Pero...

—¡Si ya lo entendiste colgaré! ¡No quiero seguir escuchando tu molesta voz!

—¡Espera!—, no deseaba que esta conversación terminara así, ¿Por qué las cosas no pueden ser más fáciles? ¿Por qué siempre tenían que estar discutiendo? En momentos como este se cuestionaba el porqué se había enamorado de un idiota como él, pero el cortar la llamada sería equivalente a quedarse sólo con sus pensamientos atormentantes en su fría habitación, necesitaba seguir escuchando su voz para sentirse tranquilo. Y en ese momento no pudo más, precisaba saberlo, porque se estaba haciendo ilusiones por culpa de esos besos tan extraños que recibió y que le hacían imaginarse un futuro fantasioso al lado del rubio y si eso era real o no, el único que podía darle una respuesta era Katsuki.

—¿Y ahora qué quieres?

—¿Kacchan, qué tipo de relación tenemos?...

—¿Qué...?

—Yo no puedo entenderlo... ¿Me odias? ¿Te agrado? ¿Somos amigos?, si lo somos... ¿Por qué hicimos aquello el otro día? No puedo entenderlo Kacchan...

Un remolino apareció en su estómago. Nunca creyó que Deku se atrevería a preguntarle eso. En cualquier otro momento una respuesta negativa hubiera salido de su boca inmediatamente, pero ahora todo era tan confuso. Ni siquiera sabía porque estaba actuando tan extraño, era como si su cuerpo se moviera solo y que su mente se desconectara para hacer cosas que no quería. La boca le titubeó y por poco suelta un "Te odio", pero no pudo. —Yo no lo sé...—, terminó por decir, sin saber muy bien el porqué.

—Recuerdo todo claramente: nuestra pelea, los golpes, las palabras y hasta aquello que hicimos... Recuerdo también la extraña sensación que sentí por mi cuerpo en aquel momento y que aun no puedo entender... Todo eso me abruma, aunque me pediste que lo olvidara, no puedo... Dime Kacchan... ¿Eso significó algo para ti?

Esta pregunta lo agarró aún más desprevenido. Esto estaba mal, que su corazón latiera de esa manera estaba mal. Odiaba a Deku con todas las fibras de su ser. Entonces ¿Por qué se ponía nervioso? No podía entender nada.

—¡Que lo olvides, maldita sea!—, gritó fúrico.

Ignorando el mandato que acaba de oír, siguió hablando como si ya no pudiese detener lo que estaba manteniendo oculto. —Kacchan... ¿Por qué me has citado todos estos días en el parque?

No quería dar una respuesta a eso. Prefería arrancarse la lengua antes que decirle que cada día pensaba en ese momento, y que deseaba comprobar si lo que estaba sintiendo era verdad. Le besaba para saber si era un invento de su imaginación o si en verdad algo más estaba pasando. El primer día fue una simple prueba, pero cuando sus labios se rozaron, el corazón le quería salir por la boca. No pudo aceptarlo tan fácil por lo que el día siguiente lo intentó con más rudeza para engañar a su mente; pero nada, fue igual de satisfactorio, y así, un sinfín de pruebas fallidas, que día a día le iban dejando más ansioso por terminar aquello que habían empezado en aquel cañón.

Se sintió miserable. Era tan débil al no poder controlar sus pensamientos ni emociones. ¿En qué momento pasó? Él era el gran Bakugou Katsuki, el más fuerte e inteligente y que no se deja doblegar por nadie. ¿Por qué entonces no podía dejar de comportarse tan extraño?

Apartó el teléfono de su oreja y sacó la mano que sostenía el aparato de la bañera. Introdujo su cabeza en el agua unos segundos, para después apoyar la espalda contra la tina, mientras pensaba si era correcto darse un puñetazo para olvidar todo lo que pasaba por su mente. Y cada vez que intentaba dejarla en blanco los recuerdos aparecían.

«¡Kacchan!»

«Kacchan, es porque eres realmente asombroso que quiero ganar»

«¿Cuándo entenderás que a pesar de todo, yo si te considero un amigo?»

«¡No te das cuenta que si te pregunto todo el tiempo como estas, no es porque te menosprecie, es porque eres muy importante para mí!»

"Ese maldito día..." A pesar de haber sido el mismo el que pidió que no se volviera a hablar del tema, no podía dejar de recordarlo. Esa sensación de dominio tan placentera no podía quitársela de la piel y por sus ojos pasaban esas imágenes tan claro como si estuvieran frente a él. ¿Qué diablos estaba pasando?

¿Por qué solo pensaba en él? En lo que hace, en lo que dice, en como se ve y con quién está.

Sintió un cosquilleo en su parte baja y pudo verlo: Se había excitado de nuevo pensando en Deku. No era la primera vez, esto estaba ocurriendo todos los días y ya estaba arto. Arto de no poder controlarse, arto de no poder dejar de pensar en ese idiota, arto de querer tenerlo en frente y romperlo de placer.

"No, no... ¡Yo no soy un marica!", golpeó la superficie del agua mojando todo el baño en el proceso incluyéndose a sí mismo, el cabello comenzó a gotear de nuevo y el agua recorría la parte superior de su cuerpo hasta fusionarse con el resto del líquido.

No quería hacerlo, pero todo su cuerpo le demandaba atender ese asunto, lo deseaba demasiado... Deseaba liberar esa tensión... No podía dejar pasar esa oportunidad.

—¿Kacchan...?

Por un instante había olvidado por completo que tenía al causante de su inconveniente a través del teléfono. Si era por su culpa que estaba así, debía hacerse responsable. Volvió a acercar el parlante a su oreja.

—Deku... ¿Cómo estas vestido...?

—¿Eh? ¿Yo? Pues... ya tengo puesta mi pijama.

—Tsk... Que aburrido...

Aún sentado dentro de la bañera, tomó su miembro con una de sus manos y comenzó a darse placer. El agua tibia le producía una sensación placentera en su intimidad, dándole leves escalofríos y relajándole el cuerpo.

—¿Por qué lo preguntas?

Ignorándolo, cerró sus ojos para concentrarse, pero fue mala idea, las imágenes comenzaban a llegar de nuevo: Podía ver como el cuerpo bien definido de Deku parecía acoplarse perfectamente con la palma de sus manos, que exquisito era delinear con la punta de sus dedos cada uno de sus fuertes músculos. Aun creía escuchar los gemidos de Izuku contra su oreja pidiéndole prácticamente que lo tomara como suyo. Si... eso le gustaba... que ese idiota temblara entre sus brazos, que gimiera y pusiera esa cara sonrojada y agitada tan obscena para sus ojos. Todo eso era demasiado estimulante. Notó como poco a poco su erección iba creciendo, ese suave masaje era tan delicioso...

«Kacchan...», escuchar esa voz temblorosa lo ponía a mil. "¡Demonios! Quiero aplastarlo", pensaba.

—Deku... Di mi nombre...—, dijo en un jadeo.

Izuku, se tapó la boca sorprendido, pudo escuchar perfectamente ese gemido. ¿Kacchan se estaba tocando mientras hablaban? No... Eso era imposible... ¿o sí? Quería cerciorarse...

—Kacchan...—, susurró en un tono bastante seductor para comprobarlo.

—Eso... dilo otra vez...—, gimió más fuerte.

Izuku soltó el móvil sobre la cama para taparse la boca con las dos manos. No cabía la menor duda, Kacchan se estaba masturbando. Comenzó a sudar frío producto de la vergüenza que sentía; dudó, pero al final tomó el aparato de nuevo. No debía seguir con esto, iba a colgar, pero escuchar como Katsuki gemía y jadeaba a través de la bocina, le estaba excitando también. Pudo sentir como su miembro comenzó a crecer dentro de sus bóxers, esto era demasiado sugestivo. Era como escuchar porno. Se sintió tentado a tocarse, a pesar que no hacia eso muy frecuentemente, mejor dicho nunca lo hacía; pero su entrepierna palpitante demandaba que hiciera aquel acto tan bochornoso. Involuntariamente metió la mano dentro del pantalón de la pijama y se comenzó acariciarse por encima de la tela, ese cosquilleo le hacía tan sentir bien... Sólo pasaron unos segundos cuando los jadeos que escuchaba aumentaron de volumen, pudiendo sentir que ahora estaba completamente mojado y sólo por imaginarse como el rubio estaba dándose placer en este momento. No pudo resistir más y comenzó a frotar su mano libre contra su virilidad haciendo que inevitablemente uno que otro sonido lascivo escapara de su boca.

Bakugou se dio cuenta en seguida de lo que estaba sucediendo. —Deku, pervertido... ¿Te has excitado al escucharme?

—K-Kacchan...—, jadeó aun más excitado al haber sido descubierto.

—¿Te estás tocando, no? ¿Estás imaginando qué es mi mano la que te lo hace? ¿Sientes como te estoy frotando?

De sólo escuchar tan indecentes palabras sentía que se correría en ese mismo instante, deseaba con todo su ser que Katsuki estuviera allí y le hiciera todo lo que estaba diciendo.

—Tócate Deku... Tócate más fuerte...

Izuku estaba demasiado avergonzado para articular alguna palabra, pero con cada minuto que pasaba, el nivel de excitación aumentaba y empezó a jadear con más fuerza. —Q-Quiero tocarte también...—, soltó inconscientemente por su boca.

El rubio sintió un escalofrío en su cuerpo, esa voz suplicante casi lo hace salir corriendo de la tina y dirigirse hasta su casa, pero no, también deseaba disfrutar de esta experiencia tan extraña pero a la vez gratificante. —¿Aún estas vestido...?

—Si...

—Quítate la ropa para que estés más cómodo...

El joven de cabello rizado obedeció, se quitó la franela dejando en descubierto su pecho y bajó los pantalones y sus bóxers sólo hasta las rodillas, después se sentó en la cama apoyando su espalda y su cabeza contra la pared. Esto era raro pero le estaba volviendo loco de placer.

—Kacchan... ¿Q-Qué traes puesto tú...?

—Yo estoy en la bañera... Completamente desnudo...— Un silencio se escuchó después de eso, sólo para ser interrumpido por los gemidos ahogados del joven de cabellera verde —¿Te lo estas imaginando, Deku? Yo completamente desnudo, mientras te tocó...

—¡Kacchan...!

A estas alturas Bakugou había perdido toda compostura, no sabía que estaba haciendo ni diciendo producto de la excitación que lo embargaba. Sólo podía pensar en que quería tenerlo frente para hacerlo suyo, con fuerza y con rudeza, quería hacerlo todo el día, hasta que su cuerpo no resistiera más. Pero ese estúpido nerd no estaba ahí y tenía que conformarse con escucharlo como se autosatisfacía.

Izuku se había dejado llevar por el momento, deseaba sentir más y más ese incontrolable fuego que le quemaba la entrepierna. —No dejes de hablar, quiero oírte...

—Que pervertido... ¿Te gusta escuchar mi voz mientras te tocas?...

—Si...

Oírlo le encantaba y le apetecía más. Su respiración fue subiendo de ritmo, mientras usó su mano para bombear con más fuerza, intentando darse más placer mientras pensaba en Izuku. —Te deseo Deku... Te deseo ahora mismo... Quiero cogerte y que digas con fuerza mi nombre...— Un cosquilleo comenzó a invadir todo su cuerpo, sus músculos abdominales se contraían debido a la presión que ejercía y podía sentir los poros de su cuerpo abrirse y transpirar, mientras imaginaba que lo estaba penetrando.

El vapor producto del jadeo constante comenzó a aparecer y el vidrio del baño terminó por empañarse. El agua caliente, sumado al calor, comenzaba a dilatar sus vasos sanguíneos, produciendo que su piel se tornara un poco más roja y percibía un sofoco exorbitante en su rostro que casi le impedía respirar.

Recordó por último, la sensación producida por las manos ásperas de Deku sobre su miembro y como con toda la delicadeza del mundo le acarició, se movía tembloroso e inexperto, pero eso no le impidió que esa fricción que no duró mucho tiempo le hiciera estallar de placer.

«Detengámonos aquí... Aún somos estudiantes de preparatoria...»

—¡No me quiero detener, maldición!—, gruñó mientras se frotaba con más velocidad, figurando en su mente como ese idiota estaría en este momento gritando del goce si fuese él quien le estuviera masturbando.

—¡No te detengas Kacchan...! Yo... quiero seguir... Quiero seguir sintiéndote...

Ambos aumentaron sus ritmos al escuchar los gemidos del otro. Izuku cerró sus ojos y pudo recordar cómo era besado y acariciado por las manos calientes de Katsuki y cómo su cuerpo cedió ante ese contacto. Eso estaba ocurriendo de nuevo, no podía controlarse cuando de Kacchan se trataba, le hacía hacer cosas que nunca se imaginó que haría con ninguna persona. Él tenía ese poder; de volverle vulnerable, y al mismo tiempo encendía una llama oculta que estaba dentro de sí y que deseaba experimentar toda clase de sensaciones nuevas. Se estaba volviendo loco, por toda la presión que comenzó a sentir en su pelvis con ansias de más y de querer liberar ese deseo que tenía por ser tocado de nuevo.

—¡N-No aguanto más...!¡Ahhh...!—, jadeó con vigor, antes de sentir como el líquido caliente salía con cada contracción que tenía, esparramándose sobre sus pectorales fornidos hasta caer lentamente por su abdomen. Todo esto le dio una satisfacción inimaginable. Su mano también se había impregnado de dicha sustancia y sólo la observó mientras seguía jadeando sin control. Podía aun escuchar los gemidos de su amigo, por lo que siguió acariciándose con suavidad mientras esperaba que el otro llegara al final.

—Kacchan...

—Deku... Deku...— Escuchar como Izuku había alcanzado el clímax le hizo reventar, aumentó la velocidad y la intensidad.

«Creo que solo quería escuchar tu voz...»

Si, él también lo quería, y si hubiese sabido que podría hacer esto por teléfono lo hubiese hecho desde antes.

—¡Maldición...!—, gimió con una voz ronca, arqueando su espalda cuando por fin llegó a su culminación. Ese había sido el más intenso orgasmo que había sentido en su vida y todo por ese inútil...

Eso lo hizo sentir mejor, quitándole un gran peso de encima, que sólo duraría por unos instantes porque de nuevo volvía a aparecer ese frío en su pecho, debió a la culpa que le carcomía.

Ya habían pasado unos segundos pero su respiración aun no se controlaba y el corazón saltaba de su pecho sin parar. Dejó caer el móvil al suelo, debido al malestar que sentía.

—Me excité demasiado...

Se tocó la frente para sostener su cabeza pero el mareo no desaparecía y su temperatura estaba elevada por tanta agitación.

"Tengo que calmarme"

No sabía cuánto tiempo estuvo metido en esa bañera, pero los dedos de sus pies ya se comenzaban a arrugarse. Decidió por fin salir de la misma y quitó el tapón para que el agua se fuera drenando. Caminó desnudo por el baño hasta acercarse al espejo, el cual limpio con una de sus manos para ver su asqueroso rostro reflejado. Unas ojeras delataban que no había podido conciliar el sueño por varios días. Definitivamente este era el rostro de un hombre perturbado. Tenía asco de sí mismo por permitirse experimentar esas sensaciones y mucho más por lo que acababa de hacer.

—¡¿Qué demonios me pasa...?!—, se reprochó a sí mismo.

"¿Kacchan?", se escuchó a través de la bocina, trayéndolo a la realidad.

Quiso zanjar ese asunto por hoy, por lo que se agachó para tomar el teléfono e irse a su habitación, pero cuando lo hizo e intentó subir, sintió vértigo haciendo que se tambaleara. Todo le daba vueltas, se sentía débil y parecía no tener fuerza en sus piernas. Dio dos pasos con dificultad dirigiéndose a la puerta, pero antes de llegar cayó desmayado al instante.

Al escuchar el golpe, Izuku se alarmó.

—¿Estás bien?

No recibió respuesta.

—¡Kacchan responde!—, al ver que la llamada seguía su curso, se preocupó de sobre manera, no iba a esperar más. Bajó de la cama con prisa y fue hasta el baño para limpiarse lo mejor que pudo debido al apuro, se colocó de nuevo su pijama y tomó el móvil entre sus manos. Bajó la escalera con toda la velocidad que sus pies le permitieron.

Su madre le vio bajar y se asustó por su reacción.

El muchacho ni se inmutó por darle una explicación, simplemente cogió su chaqueta y salió corriendo de su casa.

Ella caminó detrás de él y viendo que era imposible alcanzarlo le gritó desde la entrada. —¿Izuku a dónde vas?

—¡A la casa de Kacchan! ¡No te preocupes!

Era difícil pedirle eso a una madre cuando su hijo salía desfilando por la puerta casi a la diez de la noche.

Midoriya corría por la calle, nombrando a su amigo desesperadamente por el teléfono, pero era inútil. Cruzó la esquina en un parpadeo y saltó la cerca del jardín de los Bakugou, sólo para tocar con violencia la puerta. En minutos unos pasos bastante sonoros se acercaban y por un instante temió por su seguridad al saber de quién se trataba.

—¡Quién mierda osa tocar nuestra puerta a estas horas! ¡Espero que sea importante porque sino...!—, dijo la madre de Kacchan al abrir. Su semblante enojado cambió enseguida a uno más relajado, quedando sorprendida al ver esos cabellos alborotados. —¿Izuku-kun? ¡Izuku-kun! ¡Qué bueno que has venido!—. Le abrazó felizmente y con fuerza, ahogándolo con sus pechos.

Él se separó con rudeza sorprendiendo a la mujer. —Señora Bakugou, no es el momento para eso. Dígame donde está su baño.

—¿Qué?

—¡Rápido!

—En el pasillo...

—Cierto, lo había olvidado—. Salió disparado hasta el lugar e intentó mover la perilla pero estaba trancado con llave.

Ella tardó unos segundos en llegar y aún no comprendía la situación. —¿Qué sucede?

—Lo siento... ¡Yo pagaré por los daños!—, dijo antes de romper la puerta con un leve puñetazo inyectado con su One for All, que no le produjo ninguna lesión.

Un vapor sofocante salió del sitio y ambos se quedaron petrificados cuando vieron a Katsuki completamente desnudo y desmayado en el suelo. Aún tenía el celular en las manos y respiraba con dificultad.

—¡Mi pequeño! ¿Qué le ocurrió?—, dijo muy alarmada. —¡Amor! ¡Amor ven aquí! ¡Es Katsuki!

Izuku no esperó ni un minuto más y lo tomó entre sus brazos. —¿Su cuarto está dónde siempre?

—¡Sí!

Fue con velocidad hasta el segundo piso y abrió la puerta de la habitación, por alguna razón la recordaba a la perfección y eso que hacía muchos años que no venía. Recostó a Kacchan sobre su cama y usó una cobija que se encontraba ahí para arroparlo. Gentilmente le movió los cabellos hacia atrás con la mano mientras observaba su rostro sonrojado y su respiración agitada. No podía creer que hace sólo unos minutos estuvieran haciendo cosas indecentes por teléfono.

Los señores Bakugou llegaron detrás de suyo y se acercaron al muchacho para comprobar cómo estaba. Le tomaron la temperatura y trajeron consigo una taza con agua y un pañito húmedo para colocárselo en la frente.

—Parece que se mareó debido al vapor, aunque me parece extraño, ya debería estar acostumbrado, siempre tarda demasiado en el baño.

—Seguro es porque tiene días que no come bien—, se decían entre ellos, dejando a Izuku excluido del asunto. Éste los miraba atento desde atrás. —Ya le he dicho, que deje de comportarse como un niño, yo no he criado un debilucho. ¡Tiene que comer aunque no quiera, pero es tan cabeza dura!

—Relájate, querida—, dijo el padre colocándole una mano en el hombro a la mujer. —Para mañana estará bien. Menos mal que lo encontraste oportunamente, si hubiera estado ahí por más tiempo pudiera haber sufrido un colapso peor.

—Fue Izuku-kun, él me avisó...—Ambos voltearon a verle intrigados. —¿Cómo supiste que algo malo le había ocurrido a Katsuki?

—Ahh... Bueno... Yo...— y sintió el móvil en sus manos—pues... estábamos hablando por teléfono y de repente dijo que se sentía mal y al minuto siguiente escuché un fuerte golpe y no pude comunicarme más con él. Deduje que algo malo le había ocurrido.

La mujer se acercó hasta él y le dio un suave abrazo arropando su cabeza contra el cuerpo. —Gracias, de no ser por ti podríamos haber perdido a nuestro Katsuki...

Un sonrojo se hizo presente en sus mejillas, algo avergonzado por la forma tan cariñosa que era tratado. —No tiene que agradecerme...

—Ojalá sigan siendo amigos, tú serás una buena influencia para mi pequeño—, le acarició los cabellos encrespados con amabilidad como si aún fuera un niño.

Izuku se quedó inmóvil mientras recibía aquella muestra de afecto con gusto.

Unos segundos después se separaron y la señora colocó una de sus manos en el hombro del más joven. —¿Quieres quedarte a dormir? Katsuki se sentirá mejor si su amigo está con él.

Los nervios le subieron a mil, no sólo porque le daba pena estar en la habitación de la persona que le gustaba, sino que aun no estaba preparado para la reacción de Kacchan cuando despertara y lo viera allí y aún más por lo que acaba de ocurrir entre ellos... —No sé... no le dije nada a mi mamá... Y... bueno...—, decía mientras jugaba con sus dedos.

—No te preocupes, la llamaré para avisarle; además, mañana es sábado. No hay escuela—, los adultos salieron de la habitación y desde afuera le hablaron. — ¿Ya cenaste?

—Ah... ¡Sí! ¡No se preocupe!

Ella sonrió. —El futón está en el armario y ya sabes dónde está el baño. Cualquier cosa llámame, nuestra habitación está en la planta de abajo.

—¡E-Esta bien!—, dijo haciendo una reverencia muy nervioso.

—Buenas noches, Izuku-kun... Cuida bien de nuestro Katsuki...—, murmuró antes de cerrar la puerta.

¿En qué predicamento se había metido? Ahora estaba en la casa de Kacchan, en pijama y obligado a dormir en su habitación. Sacó el futón y lo extendió en el suelo, preparándose para conciliar el sueño. Hoy había sido un día largo y bastante movido. Estaba cansado, y aun más por todo ese agitamiento que tuvo hace un rato. Antes de acostarse se acercó a Bakugou y humedeció el pañito de su frente. Siempre le encantaba ver ese rostro angelical, parecía irreal que fuera el mismo muchacho explosivo que estaba acostumbrado a ver. Aprovechó para acariciarle las mejillas con suavidad y eso le hizo muy feliz.

Después de todo, ya lo había aceptado, estaba enamorado de él.

Terminó por delinear sus labios con uno de sus dedos y casi por instinto se acercó para darle un beso casto sobre su boca. Pudiendo sentir la calidez que emanaba de ellos. El sueño había desaparecido, por lo que optó quedarse un rato más observando a su amado; en silencio, como si fuera algo prohibido, y como si nunca pudiese volver a tener esta oportunidad. Luego de unos minutos, se subió hasta la cama gateando y se recostó a su lado. Podía ver como sus labios entreabiertos eran usados para adquirir el oxigeno necesario y al mismo tiempo, su pecho bajaba y subía de forma arrítmica. Se arrimó un poco más para apoyar su cabeza en el hombro del inconsciente muchacho, una paz inquebrantable inundó su ser al sentirse seguro a su lado. Desde allí percibió el olor que desprendía de Kacchan y que fuese una fragancia a vainilla, le dejó desconcertado; pero eso no le desagradaba, todo lo contrario, le parecía encantador. Estaba agradecido por tener por primera vez la libertad de estar así de cerca de la persona que había robado su corazón. Debía disfrutarlo, porque a fin de cuenta, su amor era extraño, pecaminoso y posiblemente no correspondido.

No supo cuando se quedó dormido, pero nunca olvidaría el maravilloso sueño que tuvo esa noche; uno donde Kacchan y él estaban cerca del lago descansando. El sol se escondía lentamente en el horizonte, dándoles un maravilloso paisaje que disfrutar. Sus manos entrelazadas y sus miradas ocasionales, delataban su nerviosismo; por lo que se quedaron allí, sin moverse, disfrutando de la compañía mutua y del amor que revoloteaba en sus pechos.

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¡Qué tiernito Deku...! x3...

¡Espero que les haya gustado! Gracias por todos sus comentarios, me hacen inmensamente feliz y me animan a escribir más rápido xD... Fue por eso que el cap. salió tan deprisa.

Gracias Lokana <3, tus ideas me inspiraron a hacer esta cosa pecaminosa, prohibida, y que no tiene razón de ser xD!

Saludos.

Byebye!

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