Dudas
¡Hola a todo el mundo! ¡Volví! Tenía pensado hacer una segunda parte conclusiva de este fic, pero luego sentí que esta historia daba para mucho más, por lo que opté continuarla hasta que se me secara la inspiración o pudiera dejarle un final que me dejara 100% satisfecha. Ignoren por completo la última parte del capítulo anterior –eso de que dejaban rienda suelta a sus impulsos más oscuros—, recuerden que siempre planeé hacerlo un one-shot pero ya ven... Decisiones, Decisiones~ Espero que les guste y que perdonen mi redacción ultra redundante y llena de debates mentales xD (No sé que me está pasando, creó que mi otro Fic -Find- Me tostó el cerebro y ya no puedo escribir con normalidad). Disculpen todo el enredo al planificar esta historia.
Aclaratorias: Ahora será multichapter. Los pensamientos y énfasis van entre comillas "...", los recuerdos Y/O flashback van entre comillas latinas «...», los desvaríos en alta velocidad de Deku irán entre las tilde ~... ~
Advertencia: Lo he subido a M (+18) No por este capítulo pero ya me entraron ganas de meterle hard...
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece todo son propiedad de Kōhei Horikoshi
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Dudas
—¡Wow! ¡Midoriya! ¡Bakugou y tú son geniales! Lograron terminar la prueba a pesar de esos terribles robots.
Kirishima y Kaminari tenían rodeado a Deku, haciéndole un montón de preguntas y felicitándolo por su gran hazaña, para ellos era realmente fantástico que a pesar de que los dos no se llevaran bien lograron terminar el difícil entrenamiento. Habían pasado varios días desde aquel acontecimiento, pero era la primera vez que se podían reunir en grupo, considerando que tuvieron vacaciones forzosas, debido al agotamiento, y porque algunos tuvieron heridas leves en el proceso.
—Pobre Midoriya, seguramente fue un infierno para ti, tener que soportar con el carácter de mierda de Bakugou—, aseguró el rubio colocándole una mano en el hombro para compadecerse. —Te admiro, no es fácil trabajar con personas tan poco cooperativas y cabeza dura como él.
—¡Que mierda dijiste!—, gruñó Katsuki desde su asiento. —¡¿Quieres qué te mate en este mismo instante?!
El chico de cabello verde, solo pudo sonreír forzado al ver tal escena, y un poco preocupado por la seguridad de sus compañeros.
—Sí, si lo que digas Bakugou—, dijo Kirishima ignorando por completo el berrinche de su amigo. Pasó su brazo por el hombro de Izuku. —Cuéntanos, ¿Qué ha sido ese maravilloso premio que mencionaron los profesores?
Estaba algo nervioso por la familiaridad con que era tratado por el pelirrojo, no estaba acostumbrado a tener ese tipo de trato con las personas. —Ah... B-bueno... Miren...—, mencionó ya más calmado mientras sacaba de su bolsillo el boleto. —Nos dieron entradas para el parque Heroland.
—¡¿Queeeé?!—, gritaron ambos en coro, atrayendo las miradas de todos en el aula.
—¡No nos mientas Midoriya!
—¿Por qué lo haría?
—¡Heroland! Me extraña que no lo sepas. ¡Heroland es el mayor parque de diversiones del mundo! — Apretó con más fuerza al chico para felicitarlo.
—~Claro que lo sé, es el parque más grande del mundo con una 12.000 hectáreas y fue construido en 1990. En él, hay todo tipo de atracciones y museos dedicados a los mayores héroes de todos los tiempos, también hay muchas tiendas, parques y hoteles dentro de sus propiedades, además...~—No pudo seguir hablando porque fue interrumpido por el joven Kaminari.
—Y no sólo eso... Heroland consiguió una licencia exclusiva del gobierno y les permitió crear una zona especial donde te dejan usar tus poderes para hacer simulaciones de batallas contra villanos falsos. Todo controlado; por supuesto, y con la mayor seguridad posible. ¡Es lo máximo!
—¡Que afortunados son! ¡Visitarlo ha sido mi sueño desde que era muy pequeño!— Kirishima dio un gran suspiro decepcionado y se dejó caer un poco sosteniéndose por los hombros del otro.
Viendo la actitud del chico, Izuku sintió algo de pena, es verdad que tenía muchas ganas de ir, pero si ese había sido el sueño de su compañero, no había forma que pudiera disfrutarlo más que él. Extendió el boleto y lo colocó a la altura del rostro del pelirrojo. —Kirishima, ¿porque no vas tú en mi lugar?
—¿En serio Midoriya?
—Sí; además, creo que Kacchan se sentirá mucho mejor si vas tú con él, después de todo ustedes se llevan muy bien.
Emocionado por el asunto, usó su mano para despeinar aún más los cabellos rizados y darle una gran sonrisa en forma de agradecimiento. —¡Eres un buen chico Midoriya!—, tomó el boleto y volteó para enseñárselo a Bakugou. —¡Hey! ¿No te molesta que sea tu compañero, verdad?—, dijo felizmente mientras ondeaba el ticket en sus manos.
Ninguno se esperó la mirada fulminante que colocó Katsuki. Penetró sus grandes ojos color carmín llenos de furia en Deku, produciéndoles un escalofrío a los tres jóvenes.
Esa no parecía ser una de sus típicas rabietas, de verdad lo estaba mirando con odio. "¿Acaso había hecho algo malo?", pensó Izuku para sí mismo.
El rubio explosivo chasqueó la lengua con desagrado y desvió su mirada hacia la ventana.
—Creo que Bakugou está molesto...
Deku se quedó observándolo sorprendido. No sabía muy bien que significado tuvo eso, pero a partir aquel día, algo en su interior no dejaba de preocuparle y es que Kacchan, no le había dirigido la palabra desde entonces.
Quizás en su inocente mente creía que después de lo ocurrido, por lo menos se volverían amigos... Porque Bakugou le trató de forma amable y hasta le sonrió un par de veces... Creyó que todos los malos momentos estaban olvidados y que su relación amistosa comenzaría desde cero. Pero si era así... ¿Por qué no le dirigía la palabra? ¿Por qué lo miraba con odio ahora? Antes de seguir con sus pensamientos, la puerta del salón se abrió y entró Aizawa-sensei tan desaliñado como siempre.
Desde su sitio observó la escena y vio el boleto en manos del pelirrojo y supo lo que sucedía al instante. —Tomen asiento.
Los chicos obedecieron y fueron sus lugares rápidamente.
—Midoriya y Bakugou, felicidades por haber pasado la prueba.
Todos aplaudieron con fuerza celebrando la victoria de los dos jóvenes. Izuku se levantó apenado de su asiento e hizo varias reverencias en agradecimiento y Bakugou sólo puso una cara enojada.
—Según el informe que hicieron: cayeron al abismo luego de una fuerte explosión causada por un robot y el poder del señor Bakugou. Midoriya se lastimó las piernas y un brazo al tratar de detener la explosión y evitar la caída. Después fueron atacados por más robots, pero esta vez fueron derrotados por Bakugou, quién usó la sugerencia de Midoriya sobre el punto débil de los robots... Y por último ascendieron por el cañón utilizando sus Quirk y caer en medio de la guarida de los villanos, todo esto lo hicieron en cincuenta y ocho horas...
—¿En serio les pasaron todas esas cosas?—, dijo temblando Mineta en su asiento.
—No fue nada fácil para ellos...—, comentó Tsuyu.
—Es cierto que fueron los únicos que terminaron la prueba, pero hubieron muchos fallos en su estrategia. ¿Alguien sabe cuales fueron?
Yaoroyozu levantó su mano para responder. —No podría decirlo con certeza, porque ese informe tiene muchos huecos de información. Según eso, una explosión de Bakugou los hizo volar hasta el cañón, no sabemos los motivos por los cuales Bakugou uso su habilidad contra unos robots de los cuales ya nos habían advertido que contrarrestarían nuestros poderes. El primer fallo y lo digo por deducción, fue que Bakugou se apresuró a atacar sin pensar en las consecuencias de sus actos, por consiguiente Midoriya tuvo que sacrificar sus piernas y un brazo para salvarse. Midoriya por su parte fue muy descuidado y no hizo valer su voz como compañero, tuvo que detener a Bakugou antes que cometiera tantas tonterías.
Indignado, Bakugou se levantó furioso de su asiento. —¡Que dijiste!
La chica continuó hablando, ignorando por completo la protesta del otro. — Es decir, pudieron haber terminado esta prueba sin ningún problema si hubieran colaborado mejor entre ellos.
—¿Alguien más?—, preguntó el profesor.
Iida se puso de pie para dar su opinión. —Hay algo extraño en ese informe. Según el ancho del cañón, tal recorrido no tuvo que haberles tomado más de medio día; sin embargo, ellos tardaron casi dos días y medios ¿Cómo es posible? ¿Se perdieron? ¿Se salieron de su misión? Si se les ha encomendado descubrir la guarida de unos villanos no puedes quedarte a descansar sólo porque te dieron un tiempo para la misión más extenso de lo que tomaría. Me parece una irresponsabilidad.
Izuku no soportó más las críticas que por su culpa estaba recibiendo Kacchan, era injusto para él, porque se había esforzado el doble de lo normal. —¡No es así! ¡Fue mi culpa! Kacchan tuvo que cargarme todo el camino porque tenía las piernas rotas... ¡Si hubiera ido él sólo pudo haber terminado la prueba en medio día! Por culpa de eso, el ritmo de nuestro paso no fue nada rápido y tardamos más de lo debido. ¡Kacchan lo pudo haber hecho rápido pero se quedó para ayudarme!—, cuando levantó el rostro todos le miraban asombrados. Se tapó la boca al saber que había dicho algo realmente vergonzoso para su amigo.
Las miradas de los demás se movieron ahora hasta Bakugou, que tenía las orejas rojas de la vergüenza, no podían creer lo que acaban de escuchar ¿Bakugou siendo amable con Midoriya? Parecía algo imposible de creer.
—¿Qué me ven, malditos idiotas?—, Golpeó el pupitre con la palma de sus manos mientras una pequeña explosión hizo brincar del susto a todos los presentes.
—Ya, ya...—dijo Aizawa para calmar el ambiente—, tienen razón, al principio hicieron todo mal, pero después de todo, este entrenamiento era para determinar su capacidad de adaptación en condiciones difíciles, si ellos hubieran seguido en la arboleda sin ningún problema, no hubieran aprendido lo que seguramente aprendieron. ¿No, chicos?
Todos volvieron a mirarles otra vez, cada palabra que se hacía presente parecía tener un significado más vergonzoso que el anterior. Ambos se sonrojaron furiosamente haciendo que se sentaran para no llamar más la atención.
—Me alegra que cooperaran juntos, y más aún, porque ustedes no se llevan muy bien. Es necesario aprender a trabajar en equipo, en el mundo de los profesionales siempre les tocará trabajar con otros héroes, así que es muy importante eso. Recuérdenlo.
—¡Sí!—, respondieron todos a unísono.
—Por cierto... Midoriya, Bakugou; a pesar de ser los ganadores, deben hacer un informe sobre su viaje a Heroland, ese premio no será sólo diversión, tienen que determinar porque hemos decidido enviar a los ganadores allá y como eso les servirá para su carrera de héroes... Así que señor Kirishima, lo lamento por usted pero regrese ese boleto al señor Midoriya. Su trabajo como equipo no ha terminado, esperaré su informe el lunes en mi escritorio.
—Si, Aizawa-Sensei—, respondió Deku.
—Y todos los demás... Se creen muy buenos para dar críticas a los ganadores, pero ninguno de ustedes pudo terminar la práctica. Deberían avergonzarse... Todos recibirán de mí, entrenamiento adicional después de clases para que no sean tan confiados y hagan lo que se les pide en vez de estarse poniendo trampas unos con otros.
Una gran "Awww" se escuchó por todo el salón de clases.
Deku rió al ver la actitud de todos y en ese instante su mirada se fijo en Kacchan que estaba igual de enojado que siempre, pero extrañamente distraído por la ventana. Algo no estaba bien...
Luego de que las clases terminaran, todos se dirigieron al campo de entrenamiento como Aizawa-sensei se los había ordenado. Mientras recogía sus cosas, el joven Midoriya se percató que su amigo se había ido antes que él. Se apresuró y salió corriendo para alcanzarlo, necesitaba hablarle acerca del viaje y sobre el extraño comportamiento que creía ver en él...
Corrió por todo el camino hasta su vecindario pero no lo encontró. ¿Ya estaría en su casa? De ser así, lo mejor sería hablar otro día, sabía que a Kacchan no le gustaba que fueran a su casa porque su mamá se ponía algo frenética con él cuando tenían visitas, y por cómo estaban las cosas no era nada bueno hacerlo enojar más. Resignado, caminó lentamente por las calles sintiendo el aroma de las flores de cerezo que ya habían florecido para esa fecha. No supo cuando sus pies lo llevaron hasta aquel lugar y se detuvieron por si solos frente al parque. Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo. Ahí estaba el rubio, sentado despreocupadamente en una de las bancas, mirando como el sol se ponía en el horizonte. Tenía una bebida en sus manos y decía maldiciones por lo bajo mientras suspiraba cada tanto.
Izuku se quedó paralizado, dudando muy dentro de él si debía acercársele o no.
No era la primera vez que estaban solos desde que pasó eso, sin embargo esta sería la primera vez que hablarían. Tenía miedo. ¿Miedo de qué? Ni él mismo lo sabía, pero necesitaba respuestas, respuestas a preguntas que ni siquiera había formulado aún y que estaban revoloteando sin ninguna definición en su pecho.
"No puedo hacerlo", pensó.
Pero antes de darse la vuelta y echarse a correr, fue descubierto por esos ojos rojizo intenso, haciendo que se petrificara al instante. Esa mirada... era como la de esta mañana.
—K-Kacchan...
El mayor no respondió más no volteó a ningún lado.
Esto era extraño, si él fuera el Kacchan de siempre, le respondería al instante con insultos y gritos, si eso ocurriera se sentiría más tranquilo, pero no; se le quedó viendo de una forma totalmente inexpresiva pero que transmitía un sentimiento que le oprimía la garganta.
Viendo que sus palabras no tendrían ningún efecto en él, se acercó, dejando a un lado el miedo que sentía. Se paró en frente suyo tapándole la luz del atardecer que lo enceguecía hace un momento y apretó los puños para agarrar valor.
—¡¿Qué sucede contigo, Kacchan?!
El rubio ni se inmutó ante el grito que acaba de recibir y le miró con más enojo aún.
—¿Por qué me estas ignorando? ¿Hice algo qué te enojara?
Nada. Nada salía de su boca.
El cuerpo del chico de cabellos verdes comenzó a temblar, producto de la rabia que se estaba acumulando en su interior. No entendía para nada lo que estaba pasando, primero fue golpeado, luego besado y por último fue... tocado... ¿y ahora era ignorado? Merecía una explicación. No porque él fuese alguien importante, pero tampoco era justo que fuese tratado como un juguete.
¿Todo esto era un juego? No, eso no podía ser... Si no... ¿Por qué le había citado nuevamente para besarlo? Sí, eso había ocurrido también; por alguna razón, esos días que no vinieron a la escuela, Katsuki le citó dejándole una nota en la ventana de su cuarto para verse en ese mismo parque, y en cada una de las ocasiones ocurrió lo mismo: Se acercaba a él sin decir una palabra y le besaba con rudeza, en cuanto se separaba simplemente se marchaba.
¿Qué significaba eso?
En el momento se sorprendió, nunca esperó tal situación, pero conforme fueron pasando los días dejó de importarle el porqué del asunto, simplemente venía y dejaba que las cosas ocurrieran como Kacchan lo quería. En su interior, tenía miedo de preguntarle y que eso hiciera que su relación empeorara nuevamente, estaba de acuerdo con eso si era significativo de que le trataría bien, así que simplemente no se resistió y aceptó esas extrañas muestras de afecto que estaba recibiendo a diario. Porqué era afecto... ¿no?
O es qué acaso... ¿Se estaba burlando suyo? ¿Estaba determinando cuánto tiempo le tomaría darse cuenta que se reía en su cara? Eso debía ser... y que ahora le miraba con odio se lo dejaba en claro. Sabía que no era bueno hacerse ilusiones, sabía que no debió dejarse llevar por el momento, sabía que esto no podía ser real, sabía tantas cosas... pero al final no sabía nada...
Tres noches.
Tres noches son las que no pudo dormir, en las que se pasó todo el tiempo analizando los sentimientos que tenía hacia su amigo de la infancia: Como se sentía cuando estaba a su lado, que pensaba de él, cuestionándose si estaba o no enamorado de Kacchan... Tales cuestionamientos invadieron su cabeza desde aquel día en que se desenfrenaron y que perdieron la compostura.
Estos sentimientos no eran nada parecidos a los que sentía por Uraraka, no. Porqué cuando los momentos de peligro llegaban, en el primero que pensaba era en él, y no en ella. Se preocupaba por su forma explosiva de ser, en su imprudencia que siempre lo ponía en riesgo y cuanto le dolería si algo malo le pasara. Esas noches también sirvieron para recordar los buenos momentos que pasaron juntos de pequeños, eran recuerdos invaluables y que muy dentro de sí, añoraba. Cuando Kacchan era su amigo y estaban juntos todo el tiempo, cuando se tomaban de la manos para ir a casa y no perderse en el camino, cuando jugaban a ser superhéroes y hasta hacían las tareas juntos. Sabía que nada volvería a ser como antes, porque Katsuki ya no era como el de antes, pero él no había perdido su esencia, seguía siendo tan genial como siempre, tan fuerte y valiente que se hace notar enseguida y que por alguna razón no lo dejaba de enceguecer con su grandeza. Todo eso le gustaba de él.
"¿Qué es el amor?", se planteó.
Porque no recordaba que ningún libro le diese tal definición o por lo menos no una que le dejara satisfecho. Y cuando cerró sus ojos para meditarlo... "¿Qué es el amor?" La imagen del rubio apareció en lo más profundo de su conciencia. "¿Kacchan es mi definición del amor?" Eran tan cursi su propio pensamiento que estaba renuente a aceptarlo. Aunque su corazón latía sin control, no era racional que lo dijese. Si tan sólo hace una semana eran rivales, hace tan sólo unos días ni siquiera se dirigían la palabra, como podría tener ahora el descaro de decir que estaba enamorado de ese chico que se la pasó casi la mitad de su vida torturándolo y burlándose de él.
¿En qué momento ocurrió? ¿Cuándo se había enamorado? ¿Fue desde que eran pequeños? ¿Era un sentimiento que estuvo oculto dentro de sí sin saberlo? O ¿Fue por ese incidente dentro del cañón?
Ambos habían acordado olvidar lo que pasó en esa prueba de entrenamiento. Hacer como que nunca hubiese pasado y que ni siquiera quedara en sus recuerdos. Pero era imposible, no era algo tan fácil de olvidar.
Aquel día se cruzó por su cabeza. Recordaba como el corazón le latió como nunca antes. Al principio todo comenzó por un arrebato de ira, pero esa situación dio giro inesperado. Se sintió especial de alguna forma, cuando esos besos con sabor metálico pasaron de ser violentos a ser suaves y embriagantes. Su cuerpo reaccionó enseguida, en contra de sus deseos por mantenerse firme ante el tacto de un hombre, pero su ser sabía que no era cualquier hombre, era Bakugou Katsuki; quien lo estaba tocando y reclamando con sus manos cada parte de su existencia. Su cuerpo no podía mentir, le decía con claridad que todas esas sensaciones eran producidas por la persona que le gustaba, porque de no ser así, todo aquello le hubiera producido asco, pero no, fue todo lo contrario, fue algo muy placentero. Le gustaba, aunque su mente hubiese desechado esa idea desde hace tiempo por miedo a la mala actitud de ese chico, pero era hora de juntar el rompecabezas de evidencias y descubrir la verdad.
Y en tres días, por fin lo aceptó.
Lo aceptó con miedo y algo de duda, pero era algo que aclararía con el tiempo.
Estaba enamorado de Katsuki.
Justo cuando había aceptado sus sentimientos pasaba esto, no es que hubiese tenido la esperanza de estar con él; no, más bien, le aterraba la idea de estar cerca suyo, no sabía cuando Kacchan se arrepentiría por lo sucedido y lo enviaría a volar. Reprimiría esos sentimientos prohibidos y sin fundamento y se concentraría en convertirse en un héroe. Aunque... tenía la esperanza de que pudieran ser amigos por lo menos, o en el peor caso, ser buenos compañeros de clases.
Pero entonces, ¿Qué cambió?
Si él pudo sentir todo eso... Si Katsuki había sentido lo mismo que él... Esto no podía ser un juego... ¿Verdad?... Necesitaba escucharlo de su boca... ¡Necesitaba que ese estúpido cabeza de cuerpo espín abriera su malhablada boca para decírselo! ¡Porque no podía entenderlo!
Se hartó de sus propios pensamientos y de toda esta situación tan incómoda, tomó al rubio por el cuello y lo alzó hasta la altura de su rostro.
—¡Habla de una buena vez!
Por un segundo Bakugou se sorprendió de esa actitud que no era para nada propia de él, pero enseguida volvió a poner esa cara desinteresada. —Siempre me asombra cuando intentas parecer alguien que tiene bolas...
Y esa faceta se cayó de su cara enseguida... Unos ojos llorosos se hicieron presentes ante la frustración que sentía. —Kacchan...—, susurró antes de bajarlo al suelo. —¿Esto es un juego para ti...?—, esas palabras salieron de su boca sin pensarlo, simplemente se escaparon, mostrando el más profundo de sus miedos.
Cuando el mensaje llegó a sus oídos, todo su cuerpo se enardeció. Apretó los puños intentando contener la rabia, pero era inútil. —¡El que está jugando es otro! ¡Rayos!—, gritó. Arrojó la lata que estaba en su mano con fuerza, ésta pasó a unos cuantos centímetros del rostro de Izuku, alborotando sus cabellos con violencia debido a la velocidad con la que voló. Midoriya no se movió y el recipiente terminó por estrellarse contra un poste que acababa de encender su luz, anunciando que ya era de noche. —¡¿En qué estabas pensando al darle la entrada al estúpido de Kirishima?!
—¡No veo el problema!¡Él es tu amigo más cercano!—, respondió algo alterado.
Chasqueó su lengua con enfado, mirándolo con todo el odio que sus ojos podían demostrar. —¡Que idiota eres! ¡No entiendes nada!
—¿Por qué estas tan enfadado por eso?
—¡¿Quién está enfadado?! ¡Sólo que no me gusta que me vean la cara de tonto!—, hubo un silencio incomodo después de eso. El viento comenzó a soplar con ímpetu haciendo que las hojas corrieran por el suelo. Katsuki se mordió el labio inferior, dudando si debía decir esas palabras, no quería deshacerse su orgullo pero la intriga le estaba carcomiendo. —¿Tanto te molesta ir conmigo...?
—¿Qué...?—, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Acaso Kacchan estaba molesto por eso?
—¡No te hagas el idiota!— Ahora era él quién agarraba del cuello a Deku. —¡Si no te daba la gana de estar cerca de mí, ten las pelotas de decírmelo en la cara!
—¡Eso no es verdad! Yo... simplemente le ofrecí la entrada porqué él tenía muchos deseos de ir y sentí pena por él. No es por qué no quisiera cerca de ti.
Los ojos de Bakugou se mostraron más calmados inmediatamente.
Bajó a Izuku y recogió su mochila de mala gana. —No te estoy pidiendo ninguna explicación... ¡¿Oíste?!— Caminó hasta la entrada del parque con sus manos en los bolsillos y antes de irse volteó a verlo por última vez. —Domingo, en la estación cuatro, a las nueve de la mañana.
—Pero si fuiste tú quién me pidió una explicación...—, murmuró. El joven Midoriya se quedó parado viendo como la silueta de su compañero desaparecía en la oscuridad de la noche. Suspiró al sentirse más aliviado. A veces se le olvidaba que Kacchan no sabía cómo expresar sus sentimientos y la única forma que hallaba para solucionar los problemas era comportarse como un completo idiota, orgulloso y cabeza dura. Aunque no había resuelto muchas de sus dudas, por lo menos sabía porque estaba tan enojado el día de hoy. Estaba como al principio. Sin saber qué tipo de relación tenían, pero eso era mejor que nada. Luego de unos minutos comenzó a mover sus pies para dirigirse a su casa. —Domingo, en la estación cuatro, a las nueve de la mañana... ¿A qué se refería con eso?...
Llegó hasta su hogar y su madre lo recibió como todos los días. Se duchó y comió, para luego ir hasta su cuarto a descansar. Se acostó en su cama viendo el techo grisáceo de su habitación. — Domingo, en la estación cuatro, a las nueve de la mañana... ¿Será un mensaje en código? Pero no encuentro relación alguna entre sí—. Cogió el móvil y ojeó su lista de contactos, no estaba el número que buscaba. —Éramos muy jóvenes para tener celulares en esa época—, suspiró con desgano hasta que recordó algo y corrió hasta la sala.
Su madre lavaba la vajilla cuando notó que su hijo revolvía una gran cantidad de libros que se encontraban debajo de la mesa de la lámpara.
—¿Qué haces hijo?
—Busco el directorio telefónico de la ciudad...—, lanzaba revistas a todos lados tratando de encontrar su objetivo.
—Pero Izuku, este año no lo compramos, y los viejos los tiré al bote de reciclaje.
Se desilusionó por completo, colocando una mirada apagada.
Al ver ese rostro desanimado, su madre se preocupó y le tomó de la barbilla con una de sus manos. —¿Qué ocurre? ¿Para qué quieres el directorio?
—Quería buscar un número...
—¿De quién?—, insistió al ver sus ojitos tristes.
Dudó en decirlo pero, ¿Qué podía perder? —De la casa de Kacchan...
La mujer se sorprendió por eso y le brindo una sonrisa a su hijo. —No hay necesidad de buscar en el directorio.
—¿Eh?
Ella se acercó hasta una gaveta de un viejo mueble que estaba en el lugar y sacó de ahí un pequeño libro y se lo dio en sus manos. —La familia Bakugou son nuestros amigos cercanos, su número está en nuestra agenda telefónica.
¿Desde cuándo sus familias eran cercanas? Ahora que recordaba, su madre siempre le decía que saldría con sus amigas ¿La madre de Kacchan era una de ella? Era lo más seguro. Quizás, la única mala relación existente era entre ellos dos. Trató no pensar en eso y se levantó rápidamente para dirigirse a su cuarto, pero antes de llegar a la escalera se detuvo y miró a su madre desde allí.
—Gracias, mamá...
Apretó la agenda entre sus brazos y subió con toda la velocidad que pudo. Las pulsaciones a través de la bocina le indicaban que ya había marcado el número, ahora sólo restaba esperar...
—¿Aló?
Una voz femenina se escuchó al otro lado. Era la voz de la señora Bakugou, aún podía recordarla. Tragó grueso, intentado articular alguna palabra. En ese instante se arrepintió de no haberse detenido para pensar que haría después de llamarlo. No tenía ningún motivo importante para hacerlo, simplemente se dejó llevar por la curiosidad que lo invadía. Ahora estaba ahí sin decir nada, sólo su respiración se escuchaba. Era definitivo; colgaría, no soportaría más la presión que sentía en su pecho.
—¿Señora Midoriya es usted?
Izuku quedó estupefacto. Ya no podía colgar. Era evidente que había un identificador de llamadas en aquella casa.
—¿Le ocurre algo malo?—, siguió insistiendo la madre de Katsuki.
No era momento de comportarse como un crío, suspiró con fuerza mientras trataba de controlar el temblor que le recorría por todo el cuerpo.
—Señora Bakugou...
Su voz se fue perdiendo hasta convertirse en un susurro.
—¿Izuku-Kun?
—Sí, soy yo.
Un fuerte gritó le hizo apartar el móvil de su oreja para protegerse del alarido eufórico de esa mujer. —¡Izuku-Kun! Estoy feliz de escucharte. Hace mucho tiempo que no llamabas y hace mucho que no vienes... ¿Ya no eres amigo de Katsuki?...—el tono de su voz se convirtió en uno lleno de melancolía.
Él no era capaz de quitarle la ilusión a una madre tan genial como lo era la de Kacchan.
—Si señora, aun somos amigos. Por eso llamaba... Quisiera hablar con él—, pronunció tapándose la boca con vergüenza.
—Katsuki está tomando una ducha. Llámalo más tarde a su móvil, generalmente no sale de su habitación después de que llega de la escuela.
—Ah... E-Esto... He perdido su número señora Bakugou, por eso le llamé a su casa—, mintió.
—¡No te preocupes! Te daré su número para que lo guardes y puedas llamarlo después.
—Sí, gracias...
Luego de que se aseguró de haber escrito el número correctamente, se despidió de la señora, pero ella no dudo en decirle: "Izuku-Kun, tienes que venir a visitarnos pronto", antes de cortar la llamada.
Eso era un pensamiento inconcebible ¿Él entrando nuevamente a la casa de Kacchan? Simplemente no lo creía.
Se sentó al borde de la cama colocando la espalda recta. Apoyo una de sus manos en la rodilla y la otra la usaba para sostener el teléfono, el cual miraba fijamente viendo como pasaban los minutos lentamente.
Estaba nervioso.
Quince minutos esperó, creyó que era tiempo suficiente, seguramente ya había terminado de bañarse. Escogió el número que había sido guardado previamente y le dio al botón de llamar.
El teléfono comenzó a vibrar encima de la tapa del retrete. Katsuki se encontraba dentro de la bañera aún, miró con desgano el aparato que se movía lentamente en el lugar. Esta era la segunda vez que llamaban, había optado por ignorarlo pero notando la insistencia, salió para ver de quién se trataba: Un número desconocido. ¿Quién cojones llamaba a estas horas de la noche? Tomó el celular en su mano y entró de nuevo a la bañera para contestar.
—¡Aló!—, gritó con furia, pero no recibió respuesta. A través de la bocina se escuchaba el sonido de una respiración, eso lo había molestado. ¿Alguien se estaba burlando suyo? —Si es una llamada en broma... ¡Ve a joderle la vida a...!—Se detuvo cuando escuchó una voz familiar.
—K-Kacchan...
—¿Deku?...
—Si... Quería hablar de algo contigo... ¿Puedo?...— dijo con seriedad, haciendo que el rubio tomara un bocanada de aire para poder respirar mejor.
Nunca esperó recibir una llamada de la persona que menos deseaba escuchar en este momento. Midoriya Izuku, el culpable de todos sus males.
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Espero que les haya gustado~ A ver hasta dónde llega esta locura... No me extenderé tanto, porque escribí un testamento al inicio xD!!! Pero... gracias por seguirme y por todos los buenos deseos que me han dado con sus mensajes. Ustedes hicieron posible que esta historia continuara. Gracias.
P.D.: Soy lenta para actualizar, perdón por eso. Los nombres de cada cap me los sacó del... no soy nada imaginativa... xD
Saludos.
Byebye!
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