XIX
Cuando KyungSoo despertó, JongIn se encontraba a su lado.
Ya estaba despierto y lo miraba dormir con absoluta adoración. Uno de sus dedos largos se paseaba ocasionalmente por su espalda y el movimiento le provocó un vago cosquilleo y un ligero estremecimiento.
Perezoso, parpadeó para alejarse de la bruma del sueño y una sonrisa tonta y adormilada se formó en su boca instintivamente. Sintiéndose con ganas de ser mimado, KyungSoo se acurrucó en el pecho de JongIn y hundió su nariz en su piel dorada.
El movimiento también sirvió para ocultar el sonrojo provocado por los recuerdos que exploraron en su mente. Todo lo que habían hecho la noche anterior, todas las caricias, los susurros y los besos y el sentimiento abrumador que lo embargó con cada nuevo punto entusiasta y desvergonzado de un placer indomable.
Los vellos de su cuerpo se erizaron ante la sensación superficial de la boca de JongIn en su intimidad, del miembro de su alfa entre sus nalgas, de los halagos y la lengua que lo dominó y adoró durante todo ese momento especial. Fueron buenos recuerdos, fue una experiencia que nunca pensó vivir, y fue enriquecedora y agradable de sentir.
Él estaba teniendo todo lo que una vez deseó y creyó imposible.
—Buenos días —lo saludó su compañero, la voz grave sonando especialmente ronca por el desuso. Era sexy, KyungSoo descubrió que le gustaba mucho—.
—Buenos días —contestó desde alguna parte de su pecho y JongIn no dudó en girarlos para poder verlo a la cara—.
El brazo largo y musculoso de su alfa lo abrazó por la cintura y su mano abarcó gran parte de su espalda baja, la sábana se resbaló de su cuerpo y expuso sus pezones maltratados y un pecho pálido cubierto de marcas amorosas. Era íntimo, era dulce y revelador, y era tan lindo y tan bueno que KyungSoo no podía evitar querer más. No podía evitar desear todo eso para sí mismo y poder disfrutar de ello toda la vida.
—¿Por qué te escondes? Déjame ver tu rostro.
KyungSoo frunció el ceño, con el color abarcando ahora una gran sección de su cara y parte de sus orejas, y tomó los bordes de la sábana para cubrirse completamente, esquivando la mirada suave de su compañero y siendo víctima del martilleo abrumador de su corazón.
No era consciente de ello en ese momento, pero KyungSoo olía a felicidad, a calidez y complacencia. Era dichoso, estaba feliz, y JongIn no quería hacer más que envolverlo fuertemente en sus brazos, besarlo profundamente y amarlo todo el día.
—No me mires, es vergonzoso.
JongIn rió con diversión y se acercó un poco más a su cuerpo. Su calor corporal y su aroma adictivo traspasaban el material de la sábana, llegaban a KyungSoo y lo llenaban de un nuevo deseo, de un nuevo anhelo.
La mano que lo había abrazado hace tan solo un momento llegó a su cabeza y dejó tres toques suaves y juguetones, llamándolo.
—¿Por qué es vergonzoso? Ayer me mostraste todo tu cuerpo desnudo, dormimos juntos toda la noche y me diste el mejor orgasmo de mi vida, entonces ¿por qué esconderse?
KyungSoo salió entonces desde las infinidades de su sábana con el ceño fruncido y una mirada atormentada, ahora completamente despierto, mientras la mortificación lo llenaba de la cabeza a los pies.
Con los labios fruncidos y las cejas arrugadas, con el cabello desordenado y la boca y las mejillas rojas, él se veía naturalmente hermoso, completamente precioso.
—¡No digas esas cosas, es vergonzoso!
JongIn lo ignoró y, en cambio, tiró con fuerza de la sábana y lo dejó al descubierto para sus ojos entusiasmados y ávidos.
Nuevamente desnudo para su supervisión, KyungSoo sintió como el calor lo llenaba, lo invadía y el aliento le era arrebatado. JongIn no perdió tiempo, así que se abalanzó hacia él, lo sostuvo en sus manos y lo besó en los labios.
KyungSoo hizo el amago de esquivarlo porque ninguno se había cepillado aún y era un poco incómodo, pero JongIn siempre fue especialmente insistente y determinado; no era extraño que consiguiera lo que quería, de la forma que quería y como lo quería.
Finalmente KyungSoo se encontró a su merced. Le dio la bienvenida a sus labios y a su cuerpo, abrió las piernas y JongIn se hizo un lugar entre ellas; sin dejar de besarlo, sostuvo sus manos por encima de sus cabezas, entrelazó sus dedos sobre la almohada y presionó su miembro despierto sobre el interesado de KyungSoo.
KyungSoo gimió suavemente, su labio inferior fue mordido y succionado y su glándula de olor fue atacada cruelmente por la lengua cálida y suave de su alfa.
Aceptando el contacto y queriendo profundizar en él, KyungSoo colocó una de sus piernas sobre los glúteos de JongIn y lo empujó contra su pelvis. De esta manera, de forma deliciosa y agradable, comenzaron a frotarse uno contra el otro.
KyungSoo apretó sus manos, abrió la boca y gimió sin reservas. JongIn besó su hombro, su pecho y su garganta. Mordió la zona alrededor de su pezón y se molió sobre él sin detenerse, sin vacilar, tan vigoroso y bueno que no podía evitar vocalizar su deleite y placer.
—JongIn... JongIn...
—¿Sí? Estoy aquí, corazón. Dime lo que quieres.
—Por favor, más fuerte. Lo quiero más fuerte.
JongIn besó su muñeca, su mandíbula y, sin reparos ni tardanzas, aumentó la presión, la velocidad y la intensidad.
Sí, justo así, justo ahí, en ese instante, KyungSoo se encontraba en el cielo.
.
Cuando la pasión del momento bajó y ambos se hubieron lavado y puesto presentables para enfrentarse a un nuevo día, KyungSoo salió de la habitación y fue directamente a la cocina.
BaekHyun y JiHyun aún no habían despertado, y no era extraño. A pesar de sus actividades nocturnas y mañaneras, KyungSoo y JongIn eran personas bastante madrugadoras, era una rutina fuertemente arraigada a ambos y en este punto era difícil deshacerse de las costumbres.
Entonces pudieron sonreírse, besarse y coquetear sin ser vistos y, de esta forma empalagosa y amorosa, KyungSoo se hizo cargo de la preparación del desayuno para todos.
Mientras KyungSoo tomaba los ingredientes de los gabinetes y los utensilios que usaría, JongIn lo abrazó por detrás, descansó su barbilla en su hombro y lo besó en el cuello, justo sobre su glándula de olor.
—¿Harás los panqueques del Abrazo del Pingüino?
—Sí, ¿por qué? ¿Quieres comer algo más?
—No realmente; he querido probar esos panqueques desde que te vi el sábado.
KyungSoo giró el rostro y miró su perfil con una sonrisa cariñosa.
—Bueno, seré feliz de prepararlos para ti todos los días.
Las manos de JongIn se apretaron sobre su estómago y le devolvió la mirada, extremadamente dulce y amoroso.
Ambos eran conscientes del significado de sus palabras y lo que podían ocasionar a futuro, aún así, no las corrigieron ni cambiaron de opinión, y eso fue suficiente para formar un acuerdo. Aunque no fue necesario, JongIn asintió y lo expresó en palabras, afirmando lo que ambos ya sabían (y deseaban).
—Yo seré feliz de comerlos todos los días.
—Hmm. Eso es bueno —susurró con suavidad y JongIn sonrió y se inclinó para un beso—.
KyungSoo devolvió el beso y se hundió en el delicioso sabor de su boca suave y fresca. Abrazados de esta manera, completamente juntos y con el jazmín y la canela entrelazadas parecían muy íntimos, muy amorosos.
Era una lástima que BaekHyun haya elegido ese momento para carraspear, sorprendiéndolos en el acto, y se acercara a la cocina arrastrando los pies y pareciendo muy cansado.
Culminaron su beso y lo miraron moviéndose por la cocina para tomar la cafetera que ya estaba funcionando y una taza limpia del gabinete. La llenó con el café humeante y delicioso en aroma y luego le dio una bebida con los ojos cerrados, dejando nuevamente la cafetera en su lugar.
Luego de un sorbo extendido y experimental, BaekHyun suspiró con satisfacción y les devolvió la mirada con una pequeña sonrisa.
—Buenos días, criaturas enamoradas. ¿Tuvieron una noche agradable y divertida?
De inmediato, y sin poder hacer nada al respecto, el rostro de KyungSoo enrojeció furiosamente y desvió la mirada con vergüenza. A diferencia de él, JongIn sonrió brillantemente, como si hubiera recibido un premio magnífico e inimaginable y no pudiera dejar de mostrar su complacencia y felicidad por ello. Fue justamente este par de reacciones tan diferentes las que los puso al descubierto y BaekHyun obtuvo más respuestas de las que realmente quería.
Sus ojos de cachorro adormilado se entrecerraron y una expresión juzgona apareció de inmediato en su rostro atractivo.
—Aparentemente fue así... de todas formas no quiero que me den los detalles, con mi imaginación basta para ocasionar un trauma. Ya ocasionaron un trauma, de hecho; gracias.
—N-no, nosotros... quiero decir, Baek, yo...
—Definitivamente nos divertimos mucho y fue sumamente agradable, eso es todo lo que necesitas saber —JongIn interrumpió sus intentos y excusas torpes de redención y los hundió indudablemente en lo que era cierto—.
BaekHyun formó una mueca y KyungSoo se sintió tan mortificado que, de no estar sujeto por el abrazo de JongIn, habría caído de espaldas y se habría derretido en un charco de vergüenza durante días. Semanas. Probablemente algunos años.
El mayor de ambos omegas bebió un nuevo sorbo de café y eso fue suficiente para eliminar su falso asqueo y formar una sonrisa contenta.
—Bueno, me alegro. Soy muy feliz por ambos, de verdad; me hace sentir mucho mejor saber que ahora ya están en el proceso de emparejamiento y esas cosas, después de todo, ha pasado mucho tiempo y ustedes merecen ser felices el uno con el otro.
Esta vez la mortificación retrocedió en el corazón de KyungSoo y, en cambio, se sintió conmovido y muy cálido por dentro.
Sus hombros se relajaron nuevamente y sus facciones se suavizaron; fue una expresión hermosa, lo hacía parecer joven, dulce y precioso y JongIn no pudo dejar de mirarlo por largos segundos.
—Gracias, Baek. No vamos a molestarte por eso, lo prometo.
BaekHyun hizo unos cuantos aspavientos con la mano y se llevó el borde de su taza a los labios sonrientes.
—No hay necesidad, hagan lo que quieran; pero, por favor, avísenme cuando vayan a inspirarse para llevar a JiHyun conmigo a la casa de ChanYeol. Los apareamientos son bastante intensos al inicio y no quiero que su inocencia se quiebre tan pronto.
—Eso sería genial. Muchas gracias, BaekHyun; te lo haremos saber en el futuro.
Con un nuevo trago de café, BaekHyun alzó el pulgar para darle el visto bueno y luego miró la mezcla a medio batir.
—¿Comeremos panqueques? Se ve muy bien.
Con este cambio de conversación, KyungSoo pudo salir de su estupor y las cosas se relajaron visiblemente en la cocina.
JongIn terminó por alejarse de él para poder vigilar los panqueques que ya se cocinaban e ir apilándolos cuidadosamente en un plato.
Con seguridad, experiencia y confianza, KyungSoo preparó el desayuno. Él también se encargó de hacer un poco de té y BaekHyun picó algunas frutas frescas para acompañar la comida, así que cuando JiHyun se despertó y se reunió con ellos una hora después, gran parte de la comida ya se encontraba lista para ser devorada.
KyungSoo sonrió cuando su pequeña hermana se recostó en su hombro y se derritió sobre él como agua. Tenía los ojos cerrados, el cabello desordenado y la pijama arrugada; era un desastre, pero era linda, quería mimos y KyungSoo era débil de corazón.
Le dio un beso en la coronilla y JongIn le dio un toque en el hombro para llamar su atención y poder darle su desayuno.
—Hola, Ji. ¿Dormiste bien? —le preguntó KyungSoo y se hizo a un lado cuando JongIn se ofreció a llevar a cabo su tarea mientras él saludaba a su hermana—.
JiHyun asintió y se rascó el borde de uno de sus ojos, la otra mano se mantuvo sujetando firmemente su plato repleto de panqueques y frutas.
—Sí... me alegra mucho que estés aquí, KyungSoo. Por un momento temí que todo fuera un sueño.
—¿Hum? Pues no lo es. Prometí que me quedaría, ¿no es cierto? No volveré a alejarme de ustedes... o al menos no mientras no tenga trabajo.
BaekHyun alzó la mirada con interés y detuvo su labor de picado de frutas lavadas.
—¿Irás a trabajar?
KyungSoo asintió y llevó a JiHyun hasta su asiento en la mesa, le sirvió un poco de té y le revolvió el cabello.
—Sí. La tienda fue abierta recientemente, así que no es bueno que falte al trabajo tan pronto.
—Ya veo... bueno, deberías decirnos dónde está. Así podremos recogerte y traerte a casa cuando termines tu turno.
JiHyun le dio un gran mordisco a su desayuno y sus ojos relucieron con encanto y fascinación. Por lo bajo, ella susurró un "ah, tan delicioso" y siguió comiendo, mucho más despierta y ansiosa que hace un momento.
JongIn, por su parte, negó tranquilamente y le dijo, dándole la vuelta a un panqueque dorado, esponjoso y suave.
—Para entonces será algo tarde; puedo buscarlos a ambos cuando salga de la oficina y luego vamos todos juntos a la tienda de KyungSoo. Comamos algo delicioso fuera, también; ha pasado un tiempo desde la última vez que nos reunimos todos.
KyungSoo se acercó al menor y colocó una de sus manos en su cintura; fue un movimiento natural, realmente no estaba pensado, pero ocasionó un par de miradas disimuladas y sonrisas ocultas en sus acompañantes.
—¿Llamaremos a los demás también? Podríamos comer todos juntos.
—¿A quién quieres llamar? —preguntó el alfa con suavidad, olvidando por un momento los panqueques para alejar un mechón de cabello de la frente de KyungSoo—.
—Tal vez a MinSeok y JongDae. También me gustaría ver de nuevo a la señora Suárez, Mark y SooBin, pero supongo que será mejor hacerlo en un fin de semana, ¿verdad? No quisiera que se agotaran de más por un capricho.
—No tendrían que agotarse si su jefe les da un día libre. Puedo llamarlos si quieres, también puedo ver qué resuelvo sobre la señora Suárez.
—¿De verdad? ¿No serían demasiados problemas para ti?
JongIn sonrió y pellizcó su mejilla cariñosamente.
—No lo serían. Son las ventajas de ser tu propio jefe.
Ante su mirada amable y su tono dulce, KyungSoo fue víctima de un flechazo terrible y una adoración tan profunda que no se sorprendería si en sus ojos y su corazón hubiera una estela brillante iluminando las zonas oscuras y llenando de calor los recovecos tibios.
Su agarre se afianzó sobre la cintura del alfa y JongIn aflojó el apretón en su mejilla, bajó su mano para acunar su rostro y se inclinó para besar suave y castamente sus labios.
Fue solo un pequeño beso, un roce apenas perceptible, pero provocó jadeos y exclamaciones extasiado en sus acompañantes.
BaekHyun rió entre dientes y JiHyun se llevó una mano al pecho con los pómulos suavemente sonrosados. Ambos parecían bastante conformes con todo y KyungSoo solo pudo dar un paso atrás con vergüenza y sonreír tímidamente mientras JongIn lo tomaba de la mano y entrelazaba sus dedos.
—Es bueno ver películas románticas en vivo y primera fila. Oficialmente nos hemos convertido en la rueda número tres y la rueda número cuatro de esta familia.
JiHyun bufó con buen humor y dijo con un tono de voz vivaz, justo ese timbre agudo que solía usar con frecuencia hace tres años y que sólo ahora volvía a relucir fuertemente. JongIn podría haberlo olvidado de no ser por este despliegue de alegría inducido por la presencia de KyungSoo.
—Querrás decir que yo me he convertido en una rueda. Tú estás con ChanYeol, KyungSoo está con JongIn y yo estoy sola, viéndolos siendo amorosos. No creo que sea justo.
—Bueno, cuando consigas a alguien te vengarás por vernos siendo idiotas enamorados. Mientras tanto tendrás que soportar el hecho de que somos felices y que eres parte de una gran familia amorosa.
—Es difícil vivir con eso. Ah, pobre de mí.
—Sí, pobre de ti si llegas tarde al curso. Te quedan treinta minutos, jovencita —avisó JongIn y JiHyun amplió su mirada, miró el reloj colgado en la pared y maldijo por lo bajo antes de apurar su desayuno—.
—Maldita sea.
Nadie dijo nada por las malas palabras y la dejaron ser mientras se convertía rápidamente en un torbellino desordenado y angustiado que dejaba desastres a su paso.
Cuando terminó de tragar su fila de panqueques, corrió al fregadero, dejó el plato en este y se inclinó para dejar un beso en la mejilla de KyungSoo y de BaekHyun.
—Estuvo delicioso, muchas gracias. JongIn también hizo un buen trabajo.
Sin esperar respuestas, corrió al baño. Los adultos la miraron con sorpresa, preguntándose de dónde podía sacar tanta energía un adolescente, antes de volverse y continuar con la comida.
Cuando JiHyun estuvo lista, BaekHyun apenas iba a comenzar su desayuno. Ella se acercó trotando con una mochila en el hombro y les dio un beso y un abrazo a cada uno de forma corta y rápida, y antes de irse, de pie en el marco de la puerta, señaló a KyungSoo y exclamó con una sonrisa:
—¡Nos vemos más tarde! ¡Te quiero!
KyungSoo también sonrió y asintió con calma.
—También te quiero. Ten cuidado en el camino.
JiHyun le guiñó un ojo como respuesta y así, activa y entusiasmada, se fue.
Distraídamente, mientras tomaba una nueva taza de café entre sus manos, BaekHyun mencionó:
—Necesito tener dieciocho otra vez. Siento envidia.
JongIn y KyungSoo asintieron en acuerdo.
Después del desayuno, BaekHyun se retiró para cambiarse la ropa y tomar sus cosas para ir a la cafetería y JongIn y KyungSoo fueron a la habitación por el mismo motivo.
JongIn tomó un conjunto formal del armario y KyungSoo lo ayudó a ponérselo. Le acomodó el cuello de la camisa, le abotonó los puños y alisó el sobretodo negro sobre su pecho (por supuesto, ya que estaban en la fase de azúcar y miel, se entretuvieron un poco mientras esto ocurría).
Se besaron largamente a puerta cerrada y compartieron esencias para mantenerse acompañados por el contrario durante todo el día, y cuando se encontraron satisfechos y presentables, salieron nuevamente.
BaekHyun también se había ido en completo silencio, así que apagaron las luces del apartamento y salieron para ir al trabajo.
JongIn lo llevó en su coche. Escucharon música en el camino y tuvieron conversaciones casuales y agradables que los mantuvieron sonriendo y viéndose bastante tontos en general.
Para cuando llegaron al Abrazo del Pingüino, ya había una fila de clientes bien formada fuera del local y sus empleados se encontraban acomodándolo todo para dar inicio a un nuevo día. KyungSoo se volvió para mirar a su compañero y se encontró con una mirada dulce, llena de adoración y cariño a cambio.
Esto le trajo una sonrisa al rostro, un ronroneo a su omega y un vuelco al corazón.
—Ya debo irme.
—Sí, yo también.
—Hum... ¿le dirás a todos sobre nuestra cena o quieres que lo haga yo?
—No te preocupes, yo me encargo. ¿Hay algo que quieras comer en especial?
KyungSoo negó tranquilamente.
—No, en realidad; solo quiero verlos a todos juntos una vez mas.
—De acuerdo, entonces buscaré algo lindo y cómodo para todos.
—Sí... gracias.
JongIn tarareó y, como si se tratasen de un par de imanes, ambos se inclinaron al mismo tiempo después de eso y buscaron los labios contrarios para un beso cálido y húmedo.
Una vez roto el beso, JongIn se frotó sobre la glándula de olor de KyungSoo y luego dejó una pequeña lamida en su cuello. KyungSoo se estremeció suavemente en sus brazos y dejó escapar un pequeño y bajo suspiro.
—Ten un buen día. Aún conservo el mismo número telefónico, así que puedes llamarme si necesitas algo.
KyungSoo asintió y besó dulcemente la glándula de olor de su alfa, marcándolo y llenándolo con su olor por segunda vez en el día.
—Está bien. Espero que te vaya bien. Saluda a ChanYeol de mi parte.
—Hum, lo haré. ¿Nos vemos pronto?
—Claro. Conduce con cuidado.
JongIn sonrió contra su cabello y le obsequió un beso sobre la sien.
—Lo haré. Ahora ve antes de que me arrepienta y nos lleve lejos de aquí.
KyungSoo rió, pero de todas formas se quitó el cinturón de seguridad y salió del auto. Luego de cerrar la puerta, se inclinó sobre la ventana y le sonrió brillantemente desde afuera.
—Kim JongIn, te quiero.
Había sido espontáneo, sincero y tan cálido. KyungSoo irradiaba felicidad en ese momento, así que su imagen, sus palabras y su olor fueron una manta acolchada para el corazón de JongIn y un detonante para la explosión de sentimientos que se hallaban a flor de piel.
El alfa lo miró por un momento, abstraído en KyungSoo y todo lo que él representaba, y luego le devolvió la sonrisa, asintió y contestó con la misma gentileza y felicidad ajenas:
—Yo te amo, Do KyungSoo.
.
—¡Ah! ¡Jefe, llegaste! ¿Te fue bien con tu novio?
Ana fue la primera en llegar a él para saludarlo. Ella cargaba una caja con ingredientes que irían a los cubículos en las cocinas expuestas y parecía bastante entusiasmada por recibirlo.
KyungSoo le sonrió y la siguió a las cocinas para ayudarla a acomodar todo en su lugar y, en el camino, saludó a los demás chicos y se deshizo de su chaqueta.
—Fue bien. Tuvimos una cena con mis hermanos y más tarde nos reuniremos con nuestros amigos. ¿Cómo te ha ido a ti?
—Bien, aunque no tan bien como a ti, por supuesto —KyungSoo alzó las cejas y continuó con su trabajo. Ana lo miró mientras tanto y luego de algunos segundos de cómodo silencio, le dijo:—. Él parecía un buen hombre... ¿te trata bien, jefe? ¿Te hace feliz?
KyungSoo la miró con sorpresa, deteniéndose en el acto al notar la seriedad en sus ojos oscuros y sus rasgos exóticos y la rigidez en su postura en general, como si estuviera dispuesta a luchar por defenderlo de ser lo contrario. Con suavidad, pero no menos sinceridad y seguridad, KyungSoo asintió, respondiendo inmediatamente después:
—Sí, lo hace. JongIn es un gran alfa.
Ana asintió lentamente y sus rasgos parecieron aflojarse. Entonces la sonrisa volvió a sus labios exuberantes, y dejó dos palmaditas en su hombro. La hostilidad anterior desapareció por completo.
—Eso es lo que importa. Me alegra que hayas encontrado a alguien realmente bueno; te lo mereces.
Y mirándola así, con su hermosa piel oscura brillando bajo la luz de las lámparas, con el cabello implacable recogido bajo la boina de pingüino, el uniforme bien puesto y esa suavidad perfectamente perceptible en sus ojos negros, ella le pareció increíblemente cálida y buena. Como una nueva amiga sumamente preciosa que quería conservar por mucho tiempo.
KyungSoo le devolvió la sonrisa y asintió.
—También tú lo mereces, Ana.
El día fue igual a los últimos quince días. Hubo clientes satisfechos, filas fuera de su tienda, algunos ulzzang documentando, haciendo fotos "estéticas" y obsequiando publicidad gratis, preguntas de algunas señoritas y hombres curiosos por el menú y los empleados y un ajetreo difícil de sobrellevar.
La presión estuvo presente y KyungSoo tuvo que hacerse cargo de muchas cosas al mismo tiempo. Como jefe directo, supervisó, concedió respuestas, se encargó de la caja y atendió al público. Era difícil y agotador, pero al ver la satisfacción de sus clientes, el buen desempeño de sus empleados y su tienda teniendo éxito, KyungSoo conseguía fuerzas de donde no sabía que tenía y continuaba con su trabajo con una sonrisa honesta en el rostro.
Almorzó junto a todos los chicos, en la misma mesa y junto a Ana. Ahí fue víctima de comentarios burlones, preguntas sobre JongIn y objeto de buenos deseos. Era un buen momento, un buen ambiente, KyungSoo disfrutaba de estas reuniones. Lo hacían sentir accesible, no como un jefe dictador y horrible y más como un conocido agradable.
Horas después, justo cuando los hombros comenzaban a hundirse y el agotamiento hacía mella en su cuerpo, la puerta de la tienda tintineó y el olor de su familia invadió sus fosas nasales.
KyungSoo olvidó todo y una sonrisa abarcó su rostro, iluminándolo cuando escuchó el llamado entusiasmado de JiHyun.
—¡Soo, hola! ¡Hemos venido por ti! Ah, todo es tan bonito, ¿por qué no nos lo mostraste antes a través de fotografías? ¡Voy a decirle a mis amigos que vengan aquí para pasar el rato!
JiHyun esquivó las mesas y a los clientes y llegó a él con extrema facilidad, atrayendo la atención de las personas a su paso. KyungSoo le sonrió cariñosamente y estiró una mano para revolverle el pelo.
—Hola, Ji. Lo siento, pero prefería mostrárselos físicamente. ¿Cómo te fue en el curso?
—Muy bien, tengo algunos deberes, pero son bastante sencillos de resolver.
—Eso es bueno.
Por encima del hombro de JiHyun, KyungSoo vio a BaekHyun, que hablaba tranquilamente con JongIn y mantenía a ChanYeol firmemente sujeto de la mano.
El alfa no parecía muy diferente a tres años antes. Era igual de guapo, brillante y sonriente y la expresión suave y gentil aún permanecía en su rostro.
Al verlo, ChanYeol alzó su mano desocupada y lo saludó efusivamente, como un cachorro gigante excitado.
—¡KyungSoo! ¡Hola, hombre, por fin te veo! Ah, míralo, se ve tan adorable, ¡te volviste muy guapo! ¡Y el lugar es increíble! Tuvimos que hacer fila para entrar aunque no íbamos a comprar nada, ¡eres tan popular, lo estás haciendo realmente bien! ¡Felicitaciones!
—Ha; gracias ChanYeol, es muy amable de tu parte. Tú también te ves guapo y me hace muy feliz verte de nuevo.
—Ah, lo sé, soy una persona agradable, atractiva y de buen corazón, ¿quién no se sentiría feliz al verme?
BaekHyun le dio un golpecito en el pecho y lo riñó en voz baja; mientras tanto, JongIn se acercó con las manos en los bolsillos del pantalón, el sobretodo olvidado en algún lugar y los primeros botones de su camisa abiertos.
Era atractivo, tanto que KyungSoo no podía dejar de mirar, de apreciar la piel bronceada asomándose bajo la camisa y deleitarse con su presencia, con su aroma y con todo lo que lo componía.
Se sintió tonto, en su pequeña nube personal mientras le observaba y admiraba con todo su corazón.
—Hey. Estuve a punto de ponerme celoso hace solo un momento. ¿Me distraigo por un segundo y me haces el cambiazo con ChanYeol? —dijo, no sin diversión, y KyungSoo sonrió tontamente—.
—Es imposible que eso ocurra; ChanYeol es un buen hombre, pero no te cambiaría por ningún otro alfa.
—Hm. Eso me hace sentir mucho mejor, gracias. ¿Estás listo para irnos?
KyungSoo asintió y miró a sus alrededores; JiHyun, ChanYeol y BaekHyun fueron a caminar por el local para poder verlo todo y sacarse unas cuantas fotos para el recuerdo. La tarde había caído completamente y pronto cerrarían la tienda, así que estaba bien irse ya.
—Sí, solo déjame buscar a... oh, ahí está. ¡Hey, Ana! Voy a irme ahora, mi familia ha venido por mí, ¿puedes hacerte cargo?
La beta despegó sus narices del libro de cuentas del día y le miró de inmediato. Como un acto reflejo, la chica buscó por los alrededores y sus ojos se enfocaron en sus hermanos y ChanYeol de inmediato, y aunque fue bastante sutil al respecto, KyungSoo aún pudo distinguir un algo en la mirada que le había dedicado a JiHyun.
Curioso, buscó a su hermana y ella se había dado la vuelta al escucharlo, la había hallado tras el mostrador y un brillo conocido iluminó su mirada.
El corazón de KyungSoo dio un vuelco mientras observaba a ambas chicas, y luego de un instante de conmoción que pareció demasiado grande, él finamente lo aceptó en su pecho y sonrió para sí mismo.
Ana volvió a mirarlo y se puso de pie; la beta se acercó con el libro de cuentas bien sujeto en sus manos y luego de un saludo amistoso con JongIn, se dirigió a él.
—Claro jefe, está bien, no te preocupes. De todas formas, no falta mucho para cerrar, ¿quieres que haga algo en específico por ti?
—Oh, ¿podrías cerrar el negocio también? Creo que Yuki fue la responsable ayer.
—Sí, yo me encargo. Mañana estaré aquí y abriré temprano.
—Gracias, eres la mejor. Uh, ¿JongIn? ¿Quieres esperar un momento? Voy a cambiarme rápido y luego regreso.
—Claro, no hay prisa. Pediré un té mientras tanto.
KyungSoo asintió y JongIn se inclinó para darle un beso corto en los labios.
Por supuesto, hubo muchos "uuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhh" y "aaaaaaaaaaawwwwwww" por ahí, pero no era nada que una sonrisa y una huida limpia y rápida no pudiera resolver.
Así, KyungSoo dejó a Ana y a JongIn atrás y se dirigió a los vestidores para quitarse el uniforme, beber un poco de agua y tomar sus cosas para poder salir. Sin darse cuenta, estaba estableciendo lo que parecía una nueva rutina junto a su compañero, y si es honesto, le gustaba mucho.
Era como un soplo de aire fresco que golpeaba directamente su rostro.
KyungSoo se ató las zapatillas y se incorporó para arreglarse un poco el cabello. De acuerdo, se veía presentable y estaba listo, ahora podía salir y reencontrarse con los demás.
Eso fue lo que hizo.
KyungSoo se colgó la chaqueta y abandonó el vestidor. Una vez fuera, se encontró con JiHyun y Ana hablando un poco lejos de los demás, BaekHyun y ChanYeol acurrucados frente a uno de los mostradores, compartiendo un batido que habían comprado recientemente en la tienda, y a JongIn supervisando a su hermana con una sonrisa orgullosa, como un padre que ve a sus hijos crecer frente a sus ojos.
Salió del mostrador y se reunió con su compañero en un momento; lo rodeó por la cintura, apoyó su barbilla en su brazo y miró a su hermana con el mismo cariño que profesaba el alto.
—Ella ha dejado de ser una rueda. ¿Cómo ocurrió tan pronto?
—El destino no quería verla sola. ¿Ella es una buena chica?
La mano de JongIn lo tomó por los hombros, rodeándolo en un semiabrazo caliente y cómodo y un beso fue depositado en su sien.
—Lo es —respondió en un susurro adormecido y cerró los ojos mientras de acomodaba en su costado—. Es realmente buena; deberíamos invitarla a comer con nosotros un día.
—Está bien, pero mientras eso sucede, ¿estás listo para irnos y tener nuestra propia comida? Es probable que todos estén en camino ahora mismo.
—Oh, sí, claro. No quisiera que esperaran de más por nosotros.
Caminaron hacia los demás, aferrados uno al otro, y se acercaron a BaekHyun y ChanYeol y a JiHyun y Ana.
BaekHyun bajó su bebida y les sonrió con entusiasmo.
—¿Están listos? ¿Nos vamos?
—Sí. Ana, nos vemos mañana. Vuelve con cuidado a casa.
—Sí, disfruta tu noche, jefe. JiHyunnie, espero verte pronto.
Las mejillas de JiHyun se sonrojaron profundamente y ella asintió con entusiasmo, una sonrisa brillante y preciosa abriéndose paso rápidamente en su rostro joven y hermoso.
—También yo, Ana.
Y porque era difícil separar a un par de almas recién descubiertas, BaekHyun tomó a su hermana del brazo y tiró de ella entre risitas bajas y miradas pícaras.
KyungSoo y JongIn los siguieron con más tranquilidad. KyungSoo se despidió de sus empleados y juntos de dirigieron al coche hermoso y brillante del alfa. Por supuesto, JongIn abrió la puerta para él y luego rodeó el auto para sentarse a su lado.
Atrás había un revuelo animado, gritos y carcajadas sonoras. KyungSoo los miró por el espejo retrovisor y rió suavemente.
—¡No sé por qué te quejas, JiHyunnie! ¿Esta mañana no estabas triste y desaninada porque estabas sola? Bueno, mírate ahora, ¡el destino te ha escuchado y puso en tu camino a tu pareja! ¡Y es una beta! ¡Eres tan afortunada!
—¡No es que estemos apareadas! ¡No tienes que hacer tanto escándalo por eso!
—Oye, hay alfas buenos, no tienes que engrandecerla por ser una beta.
—Tu opinión apestosa a celos no es tomada en cuenta, cariño.
—¡Oye! ¿Cómo puedes ser así? ¡Yo...!
El resto del camino fluyó de esa manera. El ánimo había subido y todos se encontraban entusiasmados y contentos cuando llegaron al restaurante, así que, gracias a la moral extremadamente alta, parecían un gran grupo resplandeciente que atraía las miradas curiosas de los demás.
Cuando llegaron, sus amigos ya se encontraban ahí, esperando por ellos. Habían reservado una gran mesa familiar y todos parecían muy felices de verde y estar reunidos de nuevo.
KyungSoo recibió a MoonByul y a YongSun con un gritito agudo se sorpresa y alegría; ellas lo abrazaron fuertemente, como un par de madres que se han reencontrado con su dijo después de mucho tiempo. Las siguieron MinSeok y JongDae, con quienes mantuvo un contacto fijo y pudo ver bastante seguido y luego la señora Suárez.
Mark y SooBin esperaron hasta el final, y cuando los mayores finalmente se hicieron a un lado, se acercaron para abrazarlo también. KyungSoo les devolvió el abrazo a estos dos niños con mucha fuerza, les dio un beso a cada uno en la mejilla y les sonrió cuando se alejó para poder mirarlos a todos.
En ese momento, sus amigos se juntaron; un empleado llevó un pastel a la mesa, se encendieron dos velas y todos se apretujaron, brillando, iluminándolo todo con felicidad y dulzura y exclamaron al mismo tiempo, desafinados y fuerte y extremadamente perfecto en su torpeza e imperfección:
—¡Bienvenido a casa, KyungSoo!
Fueron sus palabras como una cobija mullida y afelpada.
Viendo todo esto, escuchándolos, mirándolos compartiendo con él, dejando sus cosas a un lado para verle de nuevo, KyungSoo se da cuenta de los amigos tan valiosos que tenía (que aún tiene), lo mucho que los echó en falta y lo buenos que eran todos y cada uno de ellos.
Y KyungSoo sonrió con los ojos ardiendo y la nariz picando, lo hizo mientras se apoyaba en JongIn, que era su sostén a su espalda, lo hizo sin dejar de mirarlos.
KyungSoo agradeció en su mente, en su corazón y en su alma y se entregó a ese momento y a esas personas.
Para siempre, abriendo completamente mi corazón a los que siempre me tuvieron en el suyo.
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