IX
JongIn abrió la puerta trasera para SooBin y luego hizo lo mismo para KyungSoo, con la diferencia de que para él fue cedido el espacio de copiloto. KyungSoo le dio una sonrisa agradecida y se dejó caer en el asiento de cuero, colocó el cinturón de seguridad por encima de su pecho e inhaló largamente una bocanada del aroma de JongIn.
El alfa llegó a su lado no mucho después, se aseguró a sí mismo y luego se puso en marcha, encendiendo la radio para ambientar el espacio. SooBin había estado especialmente callado después de darle su dirección a su jefe, con las manos empuñadas en sus muslos mientras miraba por la ventana. KyungSoo lo había visto gran parte del viaje por el espejo retrovisor con el corazón en un puño, alicaído y distraído.
Era una lástima no poder disfrutar de aquel viaje como lo hubiese deseado simplemente por estar con JongIn, sin embargo, no podía hacer mucho contra el terrible estado de ánimo que invadía al muchacho y que rápidamente comenzaba a afectarle.
JongIn lo había notado casi de inmediato: la absorción y la tristeza en el ambiente, por lo que sujetó una de las manos de KyungSoo con firmeza para darle apoyo, enlazando sus dedos por un efímero segundo antes de retirar su palma tibia y colocarla de nuevo en la palanca de cambios. Había sido un corto roce, pero KyungSoo lo sintió eterno y lo apreció enormemente.
No tardaron demasiado en llegar al apartamento del menor. Descubrieron que estaba ubicado en un edificio destartalado, que seguía en pie por pura suerte, porque tenía aspecto de estar a punto de venirse abajo.
Estaba en peores condiciones que el mismo edificio de KyungSoo, con los ladrillos rojos desmoronándose, ventanas rotas, vandalismo en las columnas, aspecto sucio y descuidado y gente extraña rondando por los alrededores, y eso lo dejó mucho más preocupado. SooBin vivía en una zona roja bastante peligrosa y KyungSoo puede hacerse una idea del riesgo al que había estado sometido el niño todos los días.
JongIn le echó un visual a todo el lugar con los labios fruncidos y luego giró su gran cuerpo para mirar con seriedad a SooBin en el asiento trasero, que callado y con la mirada baja, se encontraba suavemente sonrojado a causa de la vergüenza.
ㅡYo iré por tus cosas, ¿de acuerdo, SooBin? No es seguro que salgas del coche. Hay un grupo de drogadictos justo en aquel callejón y pude ver a alguien oculto en las sombras de aquella esquina. Si me das las llaves, me encargaré de tomar todo por ti rápidamente ㅡSooBin asintió al comprobar por sí mismo las palabras del mayor y le pasó una única llave alojada en el bolsillo de su pantalónㅡ.
ㅡEs el apartamento número quince. Está en el segundo piso ㅡinformó el niño con timidez y JongIn asintió, memorizando la informaciónㅡ.
Mordiéndose el labio, KyungSoo miró a su alfa con cierta indecisión y temor y el moreno devolvió su observación con una sonrisa suave. Delicadamente acarició su mejilla y se inclinó para dejar un beso en su frente. SooBin carraspeó por lo bajo y se dedicó a mirar sus zapatos, mucho más sonrojado que antes.
ㅡQuédate también. Volveré pronto, ¿de acuerdo? ㅡsusurró muy bajito, un sonido apenas audible lleno de complicidad, y ligeramente ruborizado, KyungSoo terminó asintiendoㅡ.
ㅡSí... ten cuidado.
ㅡLo tendré, no te preocupes. Sean silenciosos. Desde afuera no podrán verlos y quiero que pasen desapercibidos lo mejor posible. Regreso en un minuto ㅡJongIn besó ahora su sien, en busca de tranquilizarlo, y luego se alejó para bajar del auto, cerrándolo con seguro posteriormenteㅡ.
Ambos omegas lo vieron pasar junto al grupo de hombres fumando hierva con la espalda recta, orgulloso y fuerte, y luego cómo se introducía en el edificio con soltura y sin ningún problema. De haber sido un omega, JongIn habría tenido que pasar por acoso, insultos vulgares, toqueteos, y si era un mal día (como la mayoría para los suyos), una violación colectiva casi asegurada.
Afortunadamente, KyungSoo y SooBin no habían ido solos hasta allá y JongIn era lo suficientemente amable como para dejarlos en la seguridad del auto, porque hubiera sido un verdadero infierno tener que atravesar aquello completamente desamparados.
Sabiendo que SooBin lo miraba de reojo de forma insistente, con mil preguntas formándose en su cabeza y que merecían ser respondidas por motivos obvios, KyungSoo suspiró y giró el cuerpo para poder mirarlo cara a cara. El chico tenía sus manos juntas y jugueteaba con sus pulgares; sus ojos oscuros estaban fijos en los suyos y un tinte de señalamiento y tal vez un poco de desaprobación estaban impresos en sus irises brillantes.
KyungSoo se lamió los labios y le dijo en voz baja, un poco pesaroso y avergonzado por el espectáculo que JongIn y él habían hecho anteriormente frente a alguien que desconocía su situación y que fácilmente podría malinterpretar todo, si es que no lo había hecho ya.
ㅡImagino que te estarás preguntando qué clase de relación tengo con el señor Kim, ¿verdad? ㅡSooBin se sonrojó profundamente, un tono que llegó a la punta de sus orejas al verse descubierto, y que le arrancó una risita suave a KyungSoo. El mayor bajó la mirada a sus propias manos y volvió a retomar la palabraㅡ. Aunque no lo creas, sólo somos amigos.
SooBin se tomó un segundo para pensar en sus palabras y aseguración y KyungSoo supo que eso no sería suficiente para convencerlo. Lo entendía, sin embargo, JongIn estaba saliendo públicamente con SooJung, una mujer conocida por su bondad, amabilidad y fortaleza en un mundo dirigido por alfas y la dominación hacia su especie. Era fácil empatizar con ella, además, había sido gracias a ella que ambos tenían un trabajo actualmente. Ser cómplice de una infidelidad y traición como aquella hacia SooJung sería sencillamente inaceptable para cualquier omega.
SooBin carraspeó y juntó sus manos con más fuerza, inseguro de hablar y señalar justamente a quien se encontraba ayudándolo en ese momento, pero al ver la mirada tranquila y la suave sonrisa en los labios de KyungSoo, pudo ser capaz de formular su tímida respuesta.
ㅡPero... ustedes se comportan y se miran como si fueran mucho más que simples amigos. Quiero decir, Mark y yo no somos así y somos muy unidos. Ustedes desprenden un aura completamente diferente y, bueno... deja mucho que pensar.
ㅡEso... supongo que es inevitable cuando se trata de tu pareja destinada.
Los ojos del niño se abrieron de par en par entonces, sorprendido e incrédulo, y KyungSoo rió por lo bajo sin ninguna pizca de felicidad verdadera; lo que reinaba en él en ese momento no era nada más que resignación y un poco de tristeza y anhelo.
ㅡ¿Qué? ¿Es eso cierto, Soo? ㅡpreguntó en un hilo de voz y KyungSoo asintió lentamente, subiendo un poco la manga de su suéter en el brazo donde de hallaba su marca de emparejamiento. Se la mostró a SooBin para probar sus palabras y este abrió la boca con una sorpresa aún más grande al verla tintada sobre su pálida pielㅡ. Dioses, son idénticas... pero, KyungSoo...
ㅡEl señor Kim y yo hemos decidido continuar juntos con una relación únicamente de amistad, donde cada uno seguirá su camino por su cuenta. Ambos estuvimos de acuerdo en no lastimar a la señorita SooJung y pienso mantener mi palabra firmemente.
Escandalizado por lo que escuchaba, SooBin se acercó al mayor y lo tomó de las manos con fuerza, aferrándose a sus palmas apretadas con insistencia.
ㅡ¡Pero, Soo! ㅡexclamó por lo bajo, siguiendo la orden de JongIn de no ser muy ruidosoㅡ. No pueden simplemente negar los designios del destino. ¡No estar con tu pareja destinada es una tarea imposible! Tarde o temprano terminarán estando juntos, así que deberían hablar con la señorita SooJung, informarle sobre lo que está ocurriendo cuanto antes y continuar juntos como debería ser. ¿Cómo van a estar atados a una vida que los hará siempre infelices? No tiene sentido.
KyungSoo compuso una triste sonrisa, halagado por el apoyo y la preocupación del menor, y palmeó sus manos más grandes mientras negaba con la cabeza.
ㅡNo es tan fácil, Binnie, créeme que no lo es cuando estamos envueltos en una situación que incumbe también a una mujer como SooJung. ¿Cómo podría hacerle esto, alejarla del hombre que ama? ¿Cómo puedo ser capaz de eso precisamente yo, un recién llegado a su empresa que se encarga del aseo y no tiene estudios completos? Soy un ignorante e inculto sin talentos, SooBin, soy un viejo que ha sido olvidado, no soy nadie a su lado, entonces, ¿cómo destruir el corazón de alguien tan perfecto como ella? No podría perdonármelo jamás. Además, JongIn tiene sentimientos por la señorita SooJung... ¿cómo alejarlo entonces porque lo quiero conmigo?
SooBin lo miró largamente con una expresión compungida y mortificada, comprendiendo todo ahora y sintiendo verdadera lástima por él.
Se acercó un poco más, empático, y lo abrazó lo mejor que pudo entre ambos asientos y con el cinturón de seguridad por medio incomodándolo todo. KyungSoo suspiró en su cuello y cerró los ojos por un segundo antes de alejarse del menor con una pequeña sonrisa en los labios. SooBin apretó los suyos y agregó en voz baja:
ㅡAún así, Soo, el amor que siente el señor Kim hacia la señorita SooJung terminará por reconstruirse y evolucionar a algo más amistoso y menos romántico; eres su pareja destinada, su complemento perfecto, y aunque no lo quiera, él terminará cayendo en ti de forma segura. No se puede hacer nada con nuestros instintos tampoco, así que, por más que luchen y por más que naden en contra de la corriente, la ola terminará golpeándolos directo en la cara.
KyungSoo lamió sus labios y luego se incorporó para abrazarse a sí mismo y apoyar el rostro contra la ventana a su lado; su mirada se clavó en el cielo oscuro y luego en el panorama tenebroso que se exponía delante de ellos.
ㅡLo sé bien, SooBin, pero aún así estoy empecinado en tratar de remontar la ola, o, en dado caso, tratar de retrasar el impacto contra nosotros.
. . .
JongIn regresó minutos después con un bolso lleno colgando de su hombro y una expresión impenetrable. Se subió al auto con un suspiro y le pasó el bolso y la llave a SooBin con una sonrisa conciliadora.
ㅡAquí está, todo se encuentra en orden. El apartamento estaba vacío, así que no fue un problema recoger tus cosas. Te guardé algunos libros que encontré, supuse que te ayudarían a distraerte un poco.
SooBin abrazó su bolso y le sonrió con gratitud al mayor antes de asentir suavemente con la cabeza.
ㅡMuchas gracias, señor Kim. Realmente no puedo poner en palabras lo agradecido que me siento con usted.
ㅡNi lo menciones... ¿KyungSoo? ¿Estás bien? ㅡle preguntó al omega mayor con suavidad, tocando superficialmente su mejilla, y el nombrado lo miró de reojo y le sonrió con cansancioㅡ.
ㅡSí, es sólo que estoy agotado. ¿Nos vamos? Es tarde y no quiero que JiHyun se preocupe.
JongIn se tomó el trabajo de observarlo fijamente, repasando sus palabras y estudiando sus ojos, y finalmente suspiró, asintió y le besó la sien para luego colocarse el cinturón y poner en marcha al auto una vez más.
De nuevo, la radio fue encendida, pero a diferencia del viaje de ida, SooBin se encontró cantando en voz baja, seguramente queriendo romper el melancólico ambiente que los había llenado; KyungSoo no se había dado cuenta, pero se había contagiado por la iniciativa del muchacho y pronto estaban encargándose de los coros con suavidad, sin dejar de mirar el panorama a través de la ventana polarizada.
Lentamente, el trío se notó bastante más relajado y las voces cantarinas se dejaron escuchar con un poco más de seguridad. JongIn había sonreído en un semáforo en rojo y los había mirado de reojo a ambos, cómo distraídamente se habían propuesto a llenar el vacío de la forma más hermosa posible, porque sus voces eran armoniosas y afinadas y él se encontraba disfrutando verdaderamente de ellas.
Tomó la mano de KyungSoo en el resto del viaje, ambas unidas sobre la palanca de cambios, la suya más grande envolviendo la pequeña de KyungSoo mientras este cantaba y comenzaba a notar los lugares conocidos que conformaban su zona de convivencia.
Finalmente, cuando llegaron al edificio de KyungSoo, JongIn apagó el motor del auto y se giró para mirar al omega a su lado. SooBin, que se había dedicado a mirar por la ventana para darles un poco de privacidad, encogiéndose en su lugar y haciendo silencio para no causar molestias, notando que era seguro bajarse, lo hizo con una sonrisa torpe y un par de inclinaciones desde la puerta del coche.
ㅡMuchas gracias por todo, señor Kim, realmente estoy en una gran deuda con usted por lo que ha hecho por mí hoy... Soo, te espero aquí, ¿bien? ㅡsin esperar respuesta, SooBin cerró la puerta, se colgó el bolso en sus hombros y se quedó de pie delante del auto, dejándolos solos para poder conversar librementeㅡ.
JongIn había sonreído ante la reacción del más joven de los tres, pero no se alejó de KyungSoo ni mucho menos. Sus ojos se suavizaron al enfocarse en él y su voz fue un susurro aterciopelado lleno de cariño y afecto.
ㅡ¿Quieres que te acompañe arriba? ㅡpreguntó dulce y cuidadosamente, con su pulgar acariciando sus dedos con mimo, y KyungSoo sonrió ligeramente y negó mientras jugueteaba distraídamente con los propios dígitos del alfaㅡ.
ㅡNo es necesario. Ya has hecho demasiado por nosotros. SooBin tiene razón: estoy tan agradecido que no sé si de verdad pueda pagártelo alguna vez.
ㅡYa te dije antes que lo harás, sólo dame algo de tiempo y entonces saldarás la deuda ㅡaseguró con un encogimiento de hombros y KyungSoo arqueó una ceja, bastante curiosoㅡ.
ㅡ¿Y cómo es que la saldaré exactamente? Me deja un poco intranquilo no saber nada al respecto.
JongIn sonrió en medio de un tarareo grave y masculino y su rostro guapo compuso una expresión típica de quién no quiere la cosa. A KyungSoo le gustaba mucho esa faceta porque JongIn parecía más relajado, libre y él mismo, haciéndose el interesante y dejándolo con ganas de más. Era adorable y entrañable a partes iguales.
ㅡEs algo que nos beneficiará a todos... bueno, tal vez a mí un poco más, pero de igual forma, tendremos una recompensa.
ㅡOh, vaya, eso me tranquiliza mucho ㅡsoltó con sarcasmo y JongIn terminó riendo por lo bajoㅡ.
KyungSoo le lanzó una mirada cariñosa con una sonrisa perenne en sus labios gruesos. Escuchar a JongIn reír era una maravilla, verlo feliz y brillando como sólo él podría hacerlo lo dejaba embelesado y fascinado al completo, como nada lo había hecho antes. JongIn era tan hermoso, tan significativo y tan valioso, que no mirarlo con adoración, venerarlo y amarlo resultaba ser bastante difícil en ese punto.
Él coloreaba su vida gris con colores vibrantes y armoniosos, él sacudía su existencia, desmoronaba todo y lo volvía a construir. JongIn era un hombre magnífico, etéreo y tan increíble que querer un beso en los labios y un abrazo íntimo comenzaba a ser una necesidad principal para KyungSoo.
Temía por la voracidad de sus sentimientos, deseos y emociones, pero intentar negar lo obvio era algo estúpido, incluso para él mismo.
JongIn detuvo sus risas lentamente, sus ojos achicados por la felicidad relucían con vivacidad, su agarre continuó siendo amable y cálido y su olor se intensificó un poco más cuando la boca del hombre formó una sonrisa. KyungSoo suspiró, sintiéndose incapaz de dejar de observarlo, y se apoyó en la palma abierta del alfa cuando esta acunó su mejilla dulcemente.
ㅡAhora soy yo quien te pide que no me mires de esa manera, KyungSoo, porque mis instintos y mi corazón no pueden soportarlo por mucho tiempo ㅡsusurró en voz baja, sin cambiar su expresión, pero siendo dolorosamente honestoㅡ.
KyungSoo cerró los ojos entonces, avergonzado y censurando su imagen para conseguir obedecerlo de alguna manera, y exhaló largamente cuando los labios tibios y suaves de su alfa se posaron en su pómulo sonrojado, luego en su tabique, en el espacio entre sus cejas, en su frente y sienes, la punta de su nariz, su mejilla, su barbilla y mandíbula y, para su sorpresa y deleite pleno en su omega, el último fue depositado en el surco del filtrum, con el labio inferior de JongIn rozando su arco de Cupido.
Ese último beso se prolongó mucho más que los demás, también fue especialmente significativo por lo que quería dar a entender; KyungSoo estaba temblando ante el contacto tibio y el agradable aliento mentolado del menor chocando contra su piel y la carne de su boca.
Su piel se había erizado y sus mejillas se habían colorado dramáticamente mientras su corazón corría a toda prisa y su omega llamaba a su compañero para que colocara sus labios sobre los suyos de una vez por todas. Esto no ocurrió, sin embargo, porque JongIn había cerrado los ojos también y había dejado caer su frente sobre la suya con su mano ahora sosteniendo su nuca con firmeza.
Ninguno rompió el silencio por segundos enteros, ocupados en beber de sus fragancias, de su calidez y del íntimo momento y contacto; al menos hasta que JongIn se alejó un poco para poder observarlo y susurrar más cómodamente:
ㅡCreo que ya deberías subir. Se está haciendo tarde y SooBin sigue afuera.
KyungSoo abrió los ojos lentamente antes de parpadear en dirección a los contrarios. JongIn parecía estarse reprimiendo fuertemente en ese momento, luchando contra sí mismo y el deseo de su alfa, con aquella expresión inusualmente erótica y profunda que lo hizo sonrojar y acalorarse de forma incómoda. Mordió su labio inferior, captando la atención de JongIn ante el movimiento, y suspiró al verse resignado.
Sabía que el alfa no quería que se fuera, podía verlo en sus ojos, pero si ambos querían cumplir sus promesas, entonces debían poner de su parte y deshacerse de las demandas de sus instintos.
KyungSoo admiró a JongIn por su autocontrol, porque él en ese momento podría abalanzarse a sus labios si se quedaba por un segundo más, así que, un poco alicaído (cosa que era inevitable), asintió y se alejó un poco más, rompiendo el agarre que JongIn mantenía sobre él.
ㅡSí, yo... ¿nos vemos en la empresa?
ㅡPor supuesto.
ㅡVale... conduce con cuidado de regreso y descansa un poco, ¿de acuerdo? ㅡJongIn sonrió y asintióㅡ.
ㅡLo haré. Duerme bien, KyungSoo.
ㅡIgual ㅡsoltó en un suspiro absorto sin dejar de verlo, justo antes de parpadear y negar para salir de su tranceㅡ. Esto... sí, ya, ya me voy, lo siento. Hasta luego, JongIn ㅡcomentó al tiempo que se deshacía del cinturón de seguridad y abría la puerta del auto y JongIn ensanchó su sonrisa desde su lugar, observándolo con ternuraㅡ.
ㅡHasta luego, Soo... nos vemos, SooBin, descansa.
ㅡ¡Ah! Sí, sí, igual usted, jefe ㅡcorrespondió el chico al escuchar al mayor y KyungSoo cerró la puerta con una pequeña sonrisaㅡ.
Ambos se encaminaron hacia el edificio en silencio, y cuando estuvieron en la puerta del mismo, seguros y a salvo, KyungSoo se despidió con una mano y luego vio al auto partir.
. . .
Las presentaciones en su apartamento fueron bien. BaekHyun y JiHyun eran lo suficientemente atentos como para no hacer preguntas incómodas delante del chico y simplemente lo recibieron como a un familiar más. KyungSoo lo dejó dormir en su habitación luego de una acalorada discusión con SioBin, y él se mudó al sofá, que si bien no era cómodo para descansar, tampoco era tan malo y podría acostumbrarse rápidamente a él.
Afortunadamente, BaekHyun había comprado comestibles con el dinero que KyungSoo le había dejado y tenían la despensa llena, por lo que los cuatro podían comer tranquilamente.
Hablaron un poco durante la cena; JiHyun se había llevado bien con SooBin y ambos compartían algunas palabras entre sonrisas y bocados. BaekHyun habló con él de su día, alegando que se sentía un poco agotado y que la señora de la casa lo había golpeado en las costillas, por lo que sentía una ligera molestia que ya había atendido. KyungSoo lo había mirado con preocupación e impotencia y tomó su mano para darle apoyo silencioso.
Tres días después, KyungSoo y BaekHyun se habían dado cuenta de que SooBin era un inquilino bastante agradable. El niño limpiaba la casa, los ayudaba a cocinar y dejaba dinero suficiente para colaborar con el pago de las cuentas y los alimentos. SooBin también estudiaba durante las noches, así que era bastante silencioso. Se había llevado bien con todos, por lo que no era un problema tenerlo con los suyos.
Ese viernes en la tarde se sentía especialmente cansado. No había podido dormir bien a causa de los resortes del sofá contra su espalda y su cuerpo se lo estaba reclamando de forma constante y dolorosa.
Como se lo había prometido a MoonByul, se reunió con ella y su omega para almorzar.
Sunnie, como insistió la chica que la llamara, era una mujer fuerte, independiente y sin pelos en la lengua. Era una fiera que no dudaba en lanzarle sus verdades en la cara de su alfa sin temer represalias, también tenía un buen estado de ánimo constante que hablaba sobre su alta autoestima y era partidaria de mostrar sus emociones cuando algo le desagradaba.
De alguna manera se habían llevado bien a pesar de sus obvias diferencias, y KyungSoo se encontró disfrutando verdaderamente de aquel almuerzo espontáneo.
Una vez en la empresa, con destino a la oficina de JongIn para limpiarla, KyungSoo se cargó con un té y el carrito del aseo, dispuesto a continuar con sus deberes. Entró en la oficina de JongIn y se encontró con el alfa hablando por teléfono. Al mirarlo, el moreno le dio una sonrisa y le indicó a través de unas cuantas señas que se acercara y que en un momento más lo atendería.
ㅡSí, sí... por supuesto, de hecho, estoy a punto de hacerlo... ¿con Lu Han? ¿De verdad?... eso es perfecto. ¿Podrías ayudarme luego con el transporte y esas cosas?... vale, gracias, hombre... lo pensaré, aún así, tienes un buen sueldo, idiota. Sí, gracias... adiós ㅡfinalizó la llamada y entonces se acercó a él con una sonrisa socarrona en su linda boca. KyungSoo la devolvió con suavidad y le tendió el té que había pedido para élㅡ. Hola.
ㅡHola... ¿mucho trabajo? ㅡpreguntó al ver la pila de papeles sobre su escritorio y JongIn negó mientras tomaba el vaso humeante, rozando sus dedos en el caminoㅡ.
ㅡNo, de hecho, ya he terminado por hoy.
ㅡ¿De verdad? Ha sido bastante rápido.
JongIn le dio un sorbo a su té.
ㅡEs porque tengo algunos asuntos que atender, asuntos que te competen, por cierto, así que sería bueno que terminaras tu turno ahora y me acompañaras.
KyungSoo lo miró con sorpresa y confusión y ladeó un poco el rostro.
ㅡ¿Yo? ¿Qué podría ser?
JongIn dejó su vaso ahora vacío sobre el escritorio limpio y luego metió sus manos en el bolsillo del pantalón formal de turno.
ㅡ¿Recuerdas que dije que me pagarías mis favores? Bueno, es el momento. Necesito que saldes tus cuentas y este es el instante indicado ㅡdijo con seguridad y KyungSoo frunció un poco los labios y bajó la mirada a sus piesㅡ.
ㅡPero tengo que trabajar ㅡsusurró muy bajito, casi con vergüenza; JongIn sonrió dulcemente al verlo y le acarició el cabello sin poderlo evitarㅡ.
ㅡNo es como si tu jefe pueda decirte algo al respecto. Te sacaré yo, por ende, no habrán interrupciones con tu paga si eso te preocupa. Debemos irnos ahora porque cuando acabe el turno laboral será muy tarde. No te preocupes por nada, ¿sí? Ya lo tengo todo cubierto.
Y aquel susurro, el despliegue de su esencia y la mirada puesta fielmente en sus ojos fue suficiente para hacerlo caer por completo bajo su merced. KyungSoo suspiró y luego sonrió con resignación, negó con la cabeza, sorprendido por el poder que ese hombre tenía sobre él, y terminó aceptando sin poderlo evitar.
ㅡEstá bien, pero si acabamos pronto me tendrás que traer para terminar mi turno como normalmente hago.
ㅡLo haré, no te preocupes. Ya hablé con SooBin, él se irá solo a tu apartamento, así que sólo ve a cambiarte mientras yo tomo mis llaves y lo arreglo todo para irnos.
ㅡParece que has planeado todo esto ㅡmurmuró con una mirada juzgona mientras se dirigía nuevamente a su carrito para salir de ahí y JongIn rió entre dientes, archivando los documentos que habían sobre el escritorioㅡ.
ㅡLo he hecho.
KyungSoo se reunió con JongIn en la puerta del edificio. JiYeon los miró con curiosidad y desconfianza mientras se dirigían al auto del menor y KyungSoo bajó la mirada cuando JongIn abrió la puerta para él, imposibilitando el contacto visual con la mujer.
JongIn se le unió segundos después y, tarareando por lo bajo, se puso en marcha. A esa hora del día el tráfico era apenas un poco menos que desastroso. Hacía calor y el pitido de las bocinas de los coches cercanos le disgustaba; a pesar de ello, el viaje había sido tranquilo y ameno junto al alfa sonriente y cantarín a su lado.
JongIn había conducido por las calles cercanas del centro, tan bonitas, modernas, seguras y llenas de gente de aspecto caro y refinado. Todos tenían algo que mostrar, que exponer, ya fuera belleza o estatus en sus ostentosas prendas de ropa o en el pedigrí ridículo en sus mascotas sorprendentemente caras.
KyungSoo había mirado todo con curiosidad a través de la ventana del coche, un poco abrumado y sobrepasado por todo aquello, a lo que definitivamente no pertenecía. Para su alivio y tranquilidad, JongIn pasó de todo eso y se dirigió directamente a un edificio residencial bastante discreto, aún elegante y caro, pero alejado de toda la parafernalia riquilla que lo incomodaba.
El alfa condujo el auto hasta el estacionamiento y se detuvo en un lugar vacío, apagó el motor y luego de deshacerse del cinturón de seguridad le dio una sonrisa animada.
ㅡ¿Listo?
ㅡCreo que sí.
Salieron del coche sin más dilación y caminaron hasta el elevador. JongIn pulsó el último botón (veintiséis) y las puertas se cerraron suavemente. KyungSoo quedó reducido a un manojo de nervios entonces. Había algo respecto a JongIn y los ascensores que incendiaba a su omega, que lo hacía retorcerse en su estómago y le aceleraba el corazón.
El olor fuerte y dominante de JongIn no ayudaba a tranquilizarlo, metiéndose en sus fosas nasales como el mejor afrodisíaco, y el contacto firme que mantenía su brazo contra el del menor lo hacía todo más intenso. Su cara se sentía ardiendo y tenía calor, y para cuando las puertas volvieron a abrirse, sintió que podía respirar nuevamente.
Para su sorpresa, había quedado ante ellos un hermoso departamento. El espacio era amplio, de estilo minimalista, con muebles nuevos de cuero negro, bibliotecas, paredes blancas y alfombras mullidas. El ventanal dejaba a la vista los imponentes edificios de los alrededores, un panorama interesante y atractivo de la activa Seúl.
Tenía concepto abierto, por lo que pudo ver también la cocina y la barra de bebidas, ambas modernas y hermosas. Habían unas escaleras que conducían a un segundo piso lleno de habitaciones también, cuadros en las paredes y un piano de cola negro en el centro de la sala de estar. El televisor de última gama se hallaba bien colocado y las bocinas parecían prometer un buen sonido.
Giró hacia JongIn para mirarlo con confusión y este le dio una sonrisa amable mientras adentraba sus manos en los bolsillos del pantalón.
ㅡ¿Te gusta?
ㅡYo... sí, pero, JongIn, ¿para qué me trajiste aquí? ㅡpreguntó en voz baja y JongIn colocó su dedo índice sobre su mejilla derecha, hundiendo la piel de su rostro y abultando un poco su labio en el caminoㅡ.
ㅡYa te lo he dicho: debes pagar tu deuda ㅡcontestó con simpleza, mirándolo a los ojos en todo momentoㅡ. KyungSoo, me gustaría que vivieras aquí con JiHyun, BaekHyun y SooBin.
ㅡ¿Qué? ¿Acaso es una broma? ㅡsoltó con confusión e incredulidad y JongIn lo tomó de los hombros para mirarlo directamente a los ojos, serio e impasibleㅡ.
ㅡNo, Do KyungSoo, no es una broma. Estoy hablando muy en serio. Quiero que te mudes aquí con los niños y con BaekHyun... hazlo de forma temporal, mientras solucionamos el asunto con SooBin. Sé que están un poco apretados en tu apartamento, así que, por favor, ven aquí, donde todos podrán estar cómodos y descansar.
ㅡPero, JongIn...
ㅡKyungSoo, te he visto y escuchado quejándote por el dolor que tienes en la espalda, te he notado agotado, pálido y estresado. No estás durmiendo bien y aunque no lo quieras admitir, es difícil para ti adaptarte a alguien más cuando a duras penas entran ustedes tres en tu hogar. No quiero minimizar tu apartamento ni mucho menos, pero por ahora acepta esto que te ofrezco, que, a la larga, será mucho mejor para los cuatro.
KyungSoo apretó los labios y su ceño se frunció con ligereza. No niega que se sintió un poco abrumado y con una espinita en su orgullo, pues para JongIn no había sido difícil darle un departamento cinco o seis veces más grande que su cajita de zapatos mientras él no podía aspirar a nada más, aún con todos sus años trabajando duro, tampoco podía negar sentirse halagado y complacido por despertar su preocupación y vigilia sobre sí mismo. Aún así, y sabiendo que JongIn tenía razón en sus palabras y su ofrecimiento tuviera lógica, había un par de factores que le impedían irse de su hogar. No podía ser todo tan fácil, ¿verdad?
ㅡ¿Cómo puedo aceptar eso, JongIn? JiHyun tiene que ir a la escuela, estar aquí hará que su viaje sea difícil. BaekHyun también tiene que trabajar, ¿cómo llegará a tiempo sin gastar tanto dinero en el autobús?
ㅡYa he pensado en eso si es lo que te preocupa. Justo en la calle del frente hay una parada de autobuses que dejará a JiHyun en la puerta del colegio, eso hará que su viaje sea más rápido y no esté expuesta al peligro. Gastará menos dinero y estará mucho más pronto en casa. Sobre BaekHyun... he hablado con ChanYeol y tiene a un amigo suyo esperando por él para que trabaje en su cafetería. El dueño, Lu Han, es un buen omega, bastante agradable y dulce que lo tratará bien y dará un sueldo mucho más elevado de lo que podría conseguir en cualquier hogar de familia al que vaya. El abuso físico está prohibido, por supuesto ㅡsus manos pasaron a sus mejillas y las acunó con suavidad. El omega, sonrojado y con los ojos cristalizados, lo miró de lleno y JongIn murmuró en un bajo susurro, conectando sus ojos con el par contrarioㅡ. KyungSoo, no hay puntos en contra de esto, cada uno podrá tener su propia habitación, el departamento es de mi propiedad, así que no tienen que pensar en pagar absolutamente nada, la zona es de las más seguras en Seúl y hay una biblioteca y maquetas que JiHyun amará. Sólo debes decir que sí y todo eso estará al alcance de tus manos.
KyungSoo se aferró a sus muñecas con los ojos ardiendo, intentando reprimir las lágrimas causadas por la bola de emociones arremolinándose en su interior, y los pulgares de JongIn fueron dulces sobre sus mejillas cuando tuvo que secar las gotas cristalinas y saladas que corrieron por su piel. Sintió su labio temblando un poco y su corazón retumbando en sus oídos y costillas y pronto fue envuelto en los brazos fuertes y largos de JongIn, que, presuroso, lo había abrazado con fuerza para darle seguridad y calidez.
ㅡHaces tanto por mí que me siento abrumado. ¿Por qué te preocupas tanto? ¿Por qué siempre estás atento a mi familia? ¿Por qué te importo hasta este punto, JongIn? Haces que me sienta cuidado y protegido después de tanto tiempo y yo no sé cómo reaccionar a eso. No sé cómo tomarlo cuando estoy consciente de que esto no será para siempre. Me confundes, me haces sentir bien, me proteges y me cuidas, y yo no sé qué hacer.
JongIn no dijo nada por segundos eternos. Le acarició el cabello y se aferró a su cintura mientras lo consolaba y le brindaba un poco de toda la serenidad que necesitaba. KyungSoo no pudo verlo, pero su expresión se había resquebrajado y en sus ojos sólo reinó la obviedad de la oscura y fría tristeza que embargaba su ser incompleto.
Apoyado en su hombro, con la mejilla presionada en el hueco que conectaba su cuello con el mismo, JongIn exhaló y respondió en un murmullo apenas audible, grave y sentimental.
ㅡ¿Cómo no puedo preocuparme por ti y por tu familia, KyungSoo? Eres mi omega y siempre querré velar por tu bienestar y tu felicidad, siempre estaré atento a ti, a lo que te acongoja, preocupa y lastima, voy a estar eternamente preocupado por tu seguridad, querré siempre cuidarte de cualquier cosa que pueda lastimarte. Es un hecho, es una realidad que no puedo ni quiero cambiar. Aunque nos incomode y duela, soy y seré siempre tu alfa, aunque estemos separados, nuestras almas están conectadas y por ello estoy aquí, queriendo lo mejor para ti aunque no pueda tenerte plenamente. Es porque eres importante para mí que hago todo esto, así que, por favor, no hagamos a un lado estas cosas también, no eliminemos lo único que puedo ser capaz de darte por ahora. Toma todo de mí, tómalo y tratemos de ser felices lo mejor posible entre nuestras propias carencias sentimentales.
JongIn le besó una mejilla húmeda por el llanto desmedido que había adoptado sin darse cuenta, y su nariz acarició su cuello, sobre su yugular, intentando calmarlo y borrar los espasmos que recorrían su anatomía prendada a la suya con un abrazo arrollador muy bien correspondido. KyungSoo cerró los ojos, inhaló fuertemente su aroma y escuchó los rápidos y duros latidos del corazón de JongIn bajo su oreja mientras este aún seguía besándolo y acariciándolo.
Aún debía comprender cómo JongIn podía ser capaz de que sintiera que todo era perfecto a su alrededor, que era todo hermoso, brillante y cálido y también, al mismo tiempo, devastador y doloroso. Era una mezcla agridulce que él asimilaba a duras penas en ese punto donde estaba tan perdido por el alfa, cuando su corazón comenzaba a rebelarse contra su mente y todos sus objetivos y pensamientos iniciales se difuminaban y distorsionaban irremediablemente.
Supo entonces que no podía ser capaz de soportarlo por mucho más tiempo, porque comenzaba a adorar su manera tan simple y hermosa de amar y KyungSoo no podía simplemente conformarse con una amistad punzante que lo resquebrajaba y reducía a pedazos. No cuando de JongIn quería cada célula de su ser y su alma al completo, sin compartirlo, sin reprimirse.
Quería amar libremente cada cosa que lo componía; el anhelo y deseo de ser un poco egoísta jamás había estado tan latente en su mente.
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