I
KyungSoo miró a través de la ventana pequeña y limpia del apartamento con aire ausente. Fuera, la gente caminaba sin interrupciones, absortos en su día, en sus problemas, en lo que debían hacer.
Hombres y mujeres iban y venían por la acera de la calle, abarrotada mayormente por personas como él: omegas desgarbados, con los hombros hundidos, las miradas bajas y ropa vieja, sucia o raída en algunas ocasiones.
Eran parte de un todo, de un complejo e incomprensible círculo eterno en el cual sobresalía la miseria, el dolor, el sufrimiento y las ganas desbordantes de morir por uno u otro motivo. Admite que sus propios motivos de desaparecer son bastante ligeros y con menor peso que los de alguien más, por eso se niega fervientemente a pensar en ello... por eso y porque ya ha hecho una promesa antes.
Suelta un suspiro largo y profundo, esperando que con él se vayan sus pensamientos, sus quejas, sus dolores de cabeza constantes, la angustia en su corazón y la pesadez en su alma.
No funciona, por supuesto, pero debía buscar la forma de dejar a un lado todo eso, todo lo gris, lo que lo entristecía y estresaba en exceso. No era momento para estas cosas, no ahora, no en ese punto de su vida.
Era algo sencillamente innecesario, no necesitaba pasar por todo eso otra vez.
Cogió el periódico que descansaba tranquilamente sobre la mesita minúscula delante de él y abrió las páginas directamente del final, donde siempre solicitaban empleados para alguna casa de familia, empresa o locales.
KyungSoo tenía excesiva experiencia con los periódicos, por lo que ya sabía qué tipo de anuncios debía saltarse (las malas experiencias siempre traen aprendizajes).
"Se busca omega mayor de 21 años, con buena salud, soltero; que cuente con disponibilidad de tiempo y buena presencia física. Tarifas acordadas con el dueño del local y los clientes a atender."
"Se busca omega mayor de 21 años, masculino o femenina, con buena presencia física, saludable, soltero y disponibilidad de tiempo. 2.500 semanales, turnos nocturnos."
"PARADISE ABRE SUS PUERTAS PARA ACEPTAR OMEGAS Y BETAS FEMENINOS Y MASCULINOS. Pagos redondeados entre 2.500 a 4.000 por noche, variedad de clientes, trabajo directamente en el local. Requisitos: buena presencia física, sin pareja, buena salud y ser mayor de 21 años. Contáctenos al..."
KyungSoo dejó de leer por un momento.
Por supuesto, el periódico estaba plagado con ofertas de casas del placer y de clubes nocturnos de naturaleza cuestionable que constantemente iban en busca de nuevos trabajadores con la mayoría de edad cumplida y que, además, estuvieran libres de enfermedades de transmisión sexual.
Se pregunta si la vida de un omega o un beta de bajos recursos está destinada a un prostíbulo, a complacer sexualmente a algún alfa abandonado por su mujer o su hombre, a exponerse de una forma más que dolorosa y perturbadora.
Sí, se consigue una aceptable cantidad de dinero fácil (es bastante dinero, en realidad) que cubriría todos sus gastos y le permitiría a JiHyun asistir a la universidad, pero entonces, ¿qué pasaría con su orgullo, con su honradez, con su dignidad?
No tiene nada en contra de los omegas y betas que realizan este tipo de trabajos, Dioses, entiende perfectamente sus necesidades porque él las vive día a día: hijos que mantener, comprar alimentos, pagar los estudios, costear la renta y los servicios que están por los aires... es una completa locura; no obstante, no quería reducir su vida a qué tan bueno era haciendo una mamada, qué tan bien se movía en la cama o qué tan alto podía gemir para una persona diferente cada noche.
No podía hacerlo, quería mantener para sí mismo su cuerpo y su pureza, era lo único que pedía: que no le arrebataran la virtud de su piel ni ensuciaran su cuerpo. Es lo que desea conservar, mantener intacto para sí mismo y para quien sea su pareja destinada.
Cierra los ojos, exhausto.
Otra vez está pensando demasiado. Debe dejar de hacerlo, debe dejar a un lado esas cosas, porque si no lo consigue, si no lo hace, terminará enloqueciendo y desviando sus prioridades.
Así estaban las cosas: BaekHyun estaba haciéndose cargo de los gastos en víveres y de las facturas, ha pedido horas extras en la casa en la cual trabaja, no tiene días libres y debía reponer sí o sí las medicinas prestadas de la señora Suárez.
KyungSoo necesitaba un trabajo, joder, uno que estuviera a su alcance para poder ayudarlo y comprar los materiales que JiHyun necesitaba para la escuela. No podía hundirse en su mierda de autocompasión, tenía que cargar pilas y hacer lo que debía.
Volvió a mirar el periódico y reanudó su lectura con un bolígrafo en la mano.
Se solicitan modelos con experiencia... se solicita omega masculino de compañía... se solicita omega femenina para laborar en una escuela... se solicita omega femenina para atender partos... se necesita omega masculino para una empresa de call center... se solicita omega masculino de 21 años de edad para atención al público en una tienda de ropa...
Oh, ese último era una muy buena posibilidad, lástima que KyungSoo estaba ya en sus treintas y no tenía la presencia suficiente para ese tipo de empleos.
Iba a comenzar a garabatear en la esquina de la hoja del periódico cuando la puerta del apartamento se abrió con un chillido. Se detuvo de inmediato y giró el cuello con cuidado, ya que aún sentía alguna que otra molestia corporal que insistía en no dejarlo ir, y se encontró de lleno con la sonrisa amable y agotada de BaekHyun.
El pobre hombre estaba visiblemente agotado, con enormes ojeras bajo sus ojos pequeños, el cabello desprovisto de brillo, la piel más opaca que de costumbre y el cuerpo similar a un hilo por lo delgado que se encontraba. La ropa le quedaba significativamente holgada y sus mejillas se encontraban hundidas de forma preocupante.
Tan pálido, tan escuálido, tan agotado, y aún así podía ser capaz de sonreírle.
El golpe de dolor en su corazón fue lo suficientemente duro como para obligarlo a reprimir un jadeo. ¿Qué había pasado con él, con su mejor amigo? En estos momentos no era ni siquiera la sombra de lo que una vez fue, y eso no hizo más que aumentar sus alarmas y preocuparse profundamente por él.
Dejó la bolsa pobremente llena que mantenía sujeta en la zurda sobre el pequeñísimo sillón color mostaza comenzando a morir, con sus resortes sobresaliendo aquí y allá, y se acercó con pasos pesados, arrastrando los pies, siendo silencioso; como de costumbre, temeroso de perturbar la calma que había en casa.
ㅡHey, ¿cómo te encuentras? ¿Tu cuerpo sigue doliendo? ㅡpreguntó en un bajo murmullo y KyungSoo le hizo un sitio en su asiento. BaekHyun ocupó el lugar disponible para él y fue entonces cuando el menor fue consciente de los moretones sobre sus muñecas delgadas y el rosetón en su cuelloㅡ.
ㅡNo tanto. Es bueno verte después de dos días, comenzabas a preocuparme, Baek.
ㅡSí, lo siento. Estaba haciendo horas extras, JiHyun necesita algunas cosas para la escuela y debía conseguirlas, ya sabes...
Sí, KyungSoo lo sabía muy bien y la presión por encontrar algún oficio aumentó significativamente.
ㅡBaek, debes descansar y tomarte un respiro, ¿de acuerdo? Estás blanco como un papel y tan delgado que puedo notar tus huesos con facilidad. No podemos seguir así.
ㅡ¿Entonces qué más podemos hacer, KyungSoo? Necesitamos dinero y ahora mismo soy yo quien puede conseguirlo. Esforzarme es la única manera de que me paguen un poco más que las miserables monedas que recibo cada dos semanas, y si debo dejar de dormir o comer para lograrlo, entonces lo haré ㅡsus palabras eran ciertas, tanto que KyungSoo no podía hacer más que preocuparse un poco más, y más y más, porque BaekHyun no se detendría hasta saber que estaban bien, los tres, y era tan terco como para continuar con aquello cuando claramente no podía sostenerse en pie adecuadamenteㅡ.
ㅡBaekHyun ㅡlo llamó en un suspiro tembloroso, lleno de sentimientos nuevos y conocidos, y éste negó y volvió a sonreírle con suavidad, mostrándose tristemente hermoso en medio de sus penurias y propias imperfeccionesㅡ.
Sus ojos cayeron entonces sobre el periódico abierto y su rostro pareció un poco más entretenido y calmado.
ㅡ¿Buscando empleo? ¿Encontraste algo?
Sabiendo que el mayor no diría más respecto al tema anterior, KyungSoo decidió seguir el hilo de la nueva conversación con los hombros hundidos y una mueca persistente en su boca.
ㅡLo hago, pero no he encontrado nada... a menos que quiera comenzar a trabajar como acompañante de la noche.
ㅡUhg, no, olvídalo entonces.
ㅡLo he hecho con sólo ver los anuncios, no te preocupes.
BaekHyun asintió y KyungSoo volvió a mirarlo, colocó una mano sobre su hombro suavemente, un poco temeroso porque no sabía si tendría algún golpe que pudiera causarle dolor justo ahí, y le dijo con una pequeña y falsa sonrisa, porque él no era capaz de formar alguna lo suficientemente sincera en medio de todo aquello.
ㅡ¿Por qué no vas a descansar? Duerme un poco, yo me encargo de la cena. Puedes darte un baño también y no te preocupes por nada, ¿sí? En mi cajón quedó un poco de pomada desinflamatoria, tómala y úsala en tus golpes, ¿de acuerdo?
Él lo miró durante algunos segundos, sopesando su petición, reticente a la idea de dejarlo solo, pero al saber que no podría seguir luchando en contra del agotamiento físico y el dolor corporal, no pudo hacer más que asentir, dejar un beso en su mejilla y ponerse de pie para dirigirse a su cuarto compartido.
KyungSoo lo vio irse con el corazón encogido, con el desesperante sentimiento de ayudarlo, de remediar las cosas en su pequeña familia resquebrajada.
¿Pero qué podía hacer él, un pobre omega que no había finalizado sus estudios para poder trabajar y mantener a medias a su hermana menor luego de la muerte de sus padres? ¿Qué podía hacer él, un hombre de treinta y dos años que ni siquiera podía encontrar un nuevo empleo o a su pareja destinada para poder remontar toda aquella mierda a los que se ven sometidos día a día? No lo sabía, rayos, no sabía cómo solucionar todo aquello de manera rápida y efectiva.
Temía perder a su amigo, a su hermano de vida, por culpa del nulo descanso, de la falta de alimentos y los golpes consecutivos sobre su cuerpo demasiado débil.
No podía permitir que eso ocurriera, joder, no iba a dejar que BaekHyun se desvaneciera, y si debía hacer sacrificios para que eso sucediera... entonces KyungSoo los haría.
Miró la hoja del periódico, esta vez con una nueva visión, una nueva resolución y el pecho punzando dolorosamente ante lo que planeaba hacer, y dejó que una pequeña lágrima se escapara de la esquina de su ojo.
Al final, había sido despojado de toda ilusión, sueño o meta que le quedaba. KyungSoo había terminado derumbándose ante los deseos de la sociedad y las circunstancias.
. . .
JiHyun había llegado al apartamento con un frenesí excesivo, sorpresa y un toque de incredulidad en su mirada ampliada como nunca antes la había visto.
KyungSoo había acabado de apagar el arroz que comerían en la cena, aún cabizbajo y hundido en un poco más de mierda que de costumbre. Aún así, todo esto había quedado en un segundo plano al ver a su hermanita correr en su dirección, un poco despeinada, con el uniforme desarreglado y las mejillas coloradas.
Estaba visiblemente agitada, y KyungSoo temió lo peor por un momento; sin embargo, al verla detenidamente notó que no había nada mal con ella, ni en su cuerpo, ni en sus brazos o su rostro. Ella estaba bien, pero eso no lo hacía menos curioso respecto a todo.
ㅡ¿JiHyunnie? ¿qué ocurre?
JiHyun sacó del bolsillo de su falda un trozo de papel un poco arrugado y luego se lo pasó con rapidez. Sus manos temblaron realmente fuerte debido al exceso de emociones que la sacudían y KyungSoo no pudo hacer más que tomarlo sin comprender del todo aquello.
ㅡ¡Soo! Léelo, ¡se trata de la empresa Kim, está buscando trabajadores! Hoy estaban repartiendo esos volantines en la salida del colegio; le he preguntado al señor que estaba regalándolos y me dijo que el señor Kim está solicitando personal luego de haber abierto una nueva compañía en el centro de la ciudad. ¡Puedes llevar tu currículum y probar suerte!
Sus palabras lo habían dejado un poco anonadado y con el corazón acelerado ante esta nueva oportunidad. Bajó la mirada con prisas y leyó lo que decía en el papel, bastante simple, pero con la información justa.
"KADI Corporations está en busca de personal para llenar las áreas de mantenimiento de su nueva sucursal en Seúl. Requisitos:
- Currículum.
- Certificado de salud.
- Copia de documento de identidad.
- Una foto tamaño carnet.
Asistir sin falta el día 19 de septiembre a dichas instalaciones. Hora de atención: 9:00 a.m."
Mordió la esquina de su labio inferior, sintiendo un vuelco en su corazón ante esta oportunidad, y JiHyun le sonrió grandemente, sus pequeños ojos brillando mucho más de lo que alguna vez había recordado luego de la muerte de sus padres.
KADI era una empresa reconocida mundialmente por pertenecer a Kim JongIn, un genio indiscutible en el mundo de la arquitectura.
El renombrado alfa era conocido no sólo por sus increíbles e innovadoras obras arquitectónicas de primera categoría, sino también por ser una (aparentemente) buena persona en un mundo demasiado podrido y superficial.
Tenía un par de fundaciones dedicadas a los niños abandonados o en extrema pobreza y también proporcionaba trabajos honrados a omegas y betas necesitados sin necesidad de un papeleo excesivo, preguntas incómodas o una edad específica.
Quien entrara a KADI Corp. tenía garantizada una vida digna y menos miserable. Con bonificaciones en fechas festivas, un sueldo acorde a los precios actuales y muy capaz de cubrir sus necesidades, vacaciones decembrinas, y, por si fuera poco, con leyes que prohibía el maltrato y el abuso a cualquier persona de la compañía (quien lo hiciera, saldría de ahí con una muy bonita demanda y la imposibilidad de encontrar un trabajo decente en alguna otra empresa, sea del cargo que sea, gracias a las órdenes de la muy generosa mujer del presidente de la línea empresarial). Era el sueño de cualquier hombre y mujer de su nivel, y, por ende, también era una oportunidad excesivamente cotizada por los de su raza.
KyungSoo había intentado entrar una vez hace un par de años, pero no lo había conseguido. Llegó demasiado tarde a la entrevista y el puesto se lo había llevado alguien más, por lo que ahora, teniendo tiempo suficiente para poder presentarse en KADI Corp. y una disposición renovada, no podía hacer más que pensar en la posibilidad de intentarlo nuevamente.
Esto es mucho, muchísimo mejor que vender mi virginidad a cualquier tipo por algo de dinero fácil y rápido.
JiHyun se removió, un poco ansiosa, y se aferró a las asas de su mochila (la misma que tenía desde que comenzó la secundaria) con fuerza antes de dispararle una mirada inquieta.
ㅡ¿Soo? ¿Qué harás? ¿Piensas presentarte? Será en dos días, podemos reunir las copias de tus papeles en ese tiempo y BaekHyun tiene una foto tuya de ese tamaño... yo puedo darte mis ahorros para que tengas como movilizarte hasta el centro de ida y vuelta ㅡinsistió, preocupada por su silencio, y KyungSoo le sonrió y la abrazó con fuerza, toda la que pudo reunir en su estado, en realidad, y fue en ese momento cuando ella consiguió relajarse entre sus brazos y correspondió el abrazo de buena gana, más cuidadosa y sutil para no causarle dañoㅡ.
ㅡGracias por estar atenta y traerme esto, JiHyunnie, lo necesitaba enormemente. Iré a esa entrevista y daré todo de mí para conseguir el trabajo, te lo prometo.
ㅡNo tienes que agradecer, Soo, estamos en esto juntos, ¿recuerdas? Ayudarte de esta manera es lo menos que puedo hacer. Yo misma haré tu currículum en la biblioteca y sacaré tus copias mañana, ¿de acuerdo? Así que mantén tu mente positiva para poder conseguir esto.
ㅡVoy a recompensarte, en serio lo haré, JiHyun ㅡle aseguró, y ella se alejó de su pecho para mirarlo con una sonrisa renovadaㅡ.
ㅡSeguro que lo harás; quién sabe, quizás veas al señor Kim por casualidad, también podrías pedirle un autógrafo casualmente para mí. Es mi ídolo.
KyungSoo rió con diversión, pero asintió de igual manera y le acarició el cabello con cariño.
Esa noche los tres cenaron entre risas, emoción y un brillo creído extinto entre ellos.
Ahora las nuevas cartas estaban echadas en la mesa, sólo esperaba tener la suficiente suerte como para resultar ganador en ese juego de supervivencia.
. . .
KyungSoo puede decir que esta vez se ha arreglado un poco para la ocasión.
Miró el reflejo obsequiado por los ventanales del subterráneo abarrotado y asintió para sí mismo. Tenía un pantalón vaquero más o menos holgado, pero que le hacía buena figura y no estaba tan viejo como el resto de su ropa, una remera blanca, tenis que habían visto días mejores y un abrigo que le quedaba demasiado grande, pero que le había sido prestado amablemente por la señora Suárez al saber que iría a KADI Corp. No era lo mejor de lo mejor, pero tampoco era un desastre excesivamente desaliñado.
Acomodó un poco su cabello, soltándose por un momento de su agarre para no caer, y apretó con fuerza la carpeta con sus papeles bajo su brazo.
Gracias a su naturaleza omega, sus rasgos se veían mucho más juveniles de lo que en realidad deberían ser, haciéndole parecer un joven en sus veintes y pocos años de edad, sin embargo, la escasez de luminosidad en su mirada hablaba de una experiencia mayor, de la tristeza que podría llegar a sentirse en la punta más baja de la escala social y la dureza de la vida sobre personas como él.
Suspiró, aún notando el ligero tono violáceo sobre su mejilla (que no había podido cubrir porque ellos no podían costear algo tan inútil o vanidoso como el maquillaje) y la herida en su labio en plena sanación, antes de sujetarse una vez más al tubo cuando el tren volvió a ponerse en movimiento.
De acuerdo, la violencia hacia los omegas estaba normalizada, así que sería bastante normal presentarse con algunas marcas a su entrevista de trabajo, sin embargo, eso no lo hacía sentirse realmente feliz o plenamente cómodo.
Bajó en la estación indicada, siendo arrastrado por hombres y mujeres de buena presencia que deseaban salir de ahí rápidamente, y se subió en las escaleras mecánicas.
Fuera hacía un día un poco frío y gris. Las enormes nubes se congregaban unas con otras, viajando rápidamente en el firmamento y prediciendo una lluvia inminente.
Se aferró al abrigo de gran tamaño y caminó calle arriba, con la marea de gente que se dirigía al centro de Seúl para trabajar.
No se tomó el tiempo de apreciar los inmensos y hermosos locales dispuestos para todo aquel que quisiera (y pudiera costear) algún producto o alimento, tampoco trató de asombrarse demasiado por la exhibición continua de autos lujosos y brillantes rodando en la carretera, KyungSoo fue centrado y eficaz. No podía perder el tiempo deseando cosas imposibles para él, así que simplemente no tenía sentido quedarse abstraído por alguna cosa.
Se encontraba un poco harto del humo excesivo proveniente de los innumerables tubos de escape o los puestos de comida callejera, por lo que llegar al inmenso edificio de KADI resultó ser un verdadero alivio para su olfato.
La inmensa construcción era una masa de acero y vidrio pulido gigante y moderna, con un círculo de acero en la punta, puertas eléctricas, ventanales pulcros y el nombre de la línea empresarial rezando sobre la entrada, en una letra elegante y tan sobria como de buen gusto. Todo aquello gritaba Kim JongIn por donde sea que se viera y KyungSoo no pudo evitar sonreír al pensar en su hermana. Seguramente ella disfrutaría mucho de las vistas.
Sin retrasarse más, entró en el edificio, esquivando a un par de hombres trajeados que llevaban prisas, y se dirigió a la recepción con cierta torpeza; de pronto, por toda esa magnificencia, KyungSoo se sintió impresionado.
Dentro era tan hermoso como fuera, con paredes blancas, algunos cuadros, pisos con negras y brillantes baldosas y varios pasillos, además de un par de ascensores en las esquinas próximas. Simple, elegante y moderno; resultaba ser cómodo y lo suficientemente agradable como para imaginarse llegando a este lugar todos los días.
La recepcionista, una mujer delgada, de altura media y llena de un porte y elegancia indiscutible, le dio una sonrisa ensayada llena de labial rojo. Un moño rubio y apretado le daba un aire superior y hermoso y KyungSoo se acercó con un extraño malestar tirando de su estómago.
Una vez frente a ella, colocó la carpeta que cargaba con fuerza sobre el escritorio y le dijo en voz baja para presentarse y pedir ayuda:
ㅡHola, buenos días... yo... mi nombre es Do KyungSoo y vengo por la entrevista de trabajo...
ㅡOh, por supuesto. Llega justo a tiempo. Le diré a dónde ir; va a caminar hacia los ascensores y se dirigirá al piso número diez, allí encontrará un pasillo y una salita de espera al final del mismo. Aguarde ahí hasta que sean las nueve en punto y asi podrá ser atendido por la señorita Jung y el señor Kim.
Confundido, la miró con un deje de incredulidad, sintiendo repentinamente una oleada de nervios expandiéndose y apretándose incómodamente en su interior y provocando que su corazón diera un vuelco antes de sumirse a una carrera dolorosa contra sus costillas.
Pasando un gran trago de saliva, KyungSoo se aclaró la garganta y preguntó con una debilidad que no sabía que podía sentir con la mención de dos simples apellidos.
ㅡ¿El señor Kim y la señorita Jung?
La despampanante rubia asintió con tranquilidad, por supuesto, ella no tendría que presentarse a una entrevista siendo un completo desastre y pareciendo una berenjena mutilada, y KyungSoo sintió como el alma le caía a los pies.
No estaba preparado para eso.
ㅡHola, JiYeon, buen día. ¿JongIn ya ha llegado? Voy a ayudarlo con las entrevistas el día de hoy. Sé que han venido muchas personas, así que no estaría de más echarles una mano.
JiYeon soltó una sonrisa de comercial, acomodó su postura para que sus pechos fueran aún más hacia adelante y apoyó el codo sobre el escritorio para dejar su mejilla descansando sobre la palma de su mano, sus ojos fijos en el amplio pecho del alfa, y Dios, KyungSoo se sentía fuera de lugar.
Sería mejor irse, además, si este hombre estaría en las entrevistas no quería darle una mala impresión o parecer un chismoso de primera.
ㅡSí, ya llegó, señor Park. Debería estar esperando por usted en la oficina.
ㅡDe acuerdo... ah, ¡hola! ¿Vienes a la entrevista? Nunca te había visto por aquí ㅡKyungSoo dio un respingo al descubrir que se había dirigido hacia él, encorvando el enorme cuerpo que lo componía para poder mirarlo a la cara, y dio un paso atrás como acto reflejo, sin desear la presencia de un alfa demasiado cercaㅡ.
Se lamió los labios y asintió sin atreverse a mirarlo a los ojos, pues sabía que esto era un movimiento completamente errado en su sociedad, y el señor Park alzó una ceja con una pequeña sonrisa y asintió, pasando su brazo por encima de sus hombros de forma confianzuda.
KyungSoo reprimió un gemido de dolor cuando su peso cayó sobre las heridas punzantes en su cuerpo y el alfa se retiró rápidamente, con cierto temor.
ㅡ¡Oh! Lo siento mucho, ¿estás bien? ¿Te duele algo? ¿Puedo hacer algo por ti? Tu rostro...
ㅡE-estoy bien, no se preocupe, señor. Creo que debería ir al piso que me corresponde... no quisiera llegar tarde ㅡtomó su carpeta y formó una venia torpe y rápida para la recepcionista, que ahora lo miraba con más atención y finalmente reparó en los golpes adornando su rostroㅡ. Muchas gracias por su ayuda, espero que pase un buen día.
Ella asintió sin decir nada y el alfa a su lado se apresuró a seguirlo, para su angustia.
ㅡIré al mismo sitio, así que podré acompañarte ㅡhabía dicho con amabilidad mientras sonreía con ligereza y KyungSoo simplemente asintió y entró primero en el ascensor. Park pulsó el botón con el décimo piso y las puertas se cerraron con un deslizamiento ininterrumpido. Se encontraron subiendo un segundo despuésㅡ.
KyungSoo se sentía incómodo con él ahí, su cuerpo notablemente tenso y frenético.
Odiaba los espacios cerrados y no le hacía gracia estar en uno con un alfa desconocido, aparentemente de alto cargo, en ese lugar. Se sentía intimidado, reducido a nada a su lado, desprotegido y ansioso, toda una mezcla destinada al desastre y que no necesitaba en ese día tan importante para él y su pequeña familia.
ㅡAquí, en Seúl ㅡdijo suavemente el otro hombre, mirando al frente y guardando su espacio respetuosamenteㅡ, hay algunos tribunales justos... puedes demandar a quien te ha hecho eso si así lo deseas. Le harán un seguimiento, reunirán pruebas y podrían encarcelarlo.
KyungSoo parpadeó con sorpresa al oírle y sus hombros se relajaron mínimamente; el nudo en su estómago también pareció aflojarse y por primera vez desde que habían entrado al elevador, KyungSoo pudo respirar correctamente.
No sabía por qué estaba dándole esta información cuando no se la había pedido, y no lo malinterpreten, no era que estaba rechazando su propuesta o siendo un obstinado que lo maldecía por meterse en sus asuntos, pero le había parecido bastante curioso.
Bajando la guardia, se apoyó en la pared metálica a su lado y soltó un suave suspiro antes de negar silenciosamente.
ㅡNo es lo mejor que podría hacer. Él tiene una familia, tiene hermanos y todos me conocen y a mi propia familia. No tendría oportunidad alguna contra ese hombre y no quiero poner en riesgo a mi hermana menor. Hacer eso sería como cavar mi propia tumba y la de ella... sin embargo, gracias por preocuparse por mí y decirme esto, lo tendré en cuenta para la próxima vez.
La próxima vez.
Era una mierda dar por sentado que esto volvería a ocurrir, pero no había nada más cierto y seguro que llegar a esta resolución si no obtenía el empleo, o sencillamente si no tenía especial cuidado en la calle.
Park abrió la boca para contestarle, pero las puertas se habían abierto en ese momento y lo que sea que iba a decir quedó en el vacío.
KyungSoo le sonrió por lo bajo y luego salió del ascensor para caminar por el pasillo que la recepcionista le había indicado, siendo seguido por el alto en todo momento. Al llegar a la sala de espera, KyungSoo hundió los hombros y cerró los ojos por un segundo.
Había demasiadas personas, en su mayoría omegas, todos con una carpeta en mano y la misma mirada vacía y ansiosa que él portaba en ese momento, que llevaba consigo todos los días de su vida.
El alfa pasó por su lado, obsequiándole una sonrisa llena de amabilidad, y dejó una palmadita bastante suave sobre su hombro, sabiendo ahora sobre sus incomodidades.
ㅡSuerte, chico. Nos vemos allá adentro, ¿de acuerdo? No te desanimes y entra con optimismo.
Luego de eso había desaparecido tras una puerta de madera al fondo de la habitación.
KyungSoo asintió para sí mismo y se obligó a darse un golpecito mental en la espalda.
De acuerdo, él haría esto con los mejores ánimos, y si no lo conseguía aún así sabría que había dado todo de sí mismo y que lo había intentado.
Con esto en mente, KyungSoo alejó cualquier pensamiento negativo que pudiera encontrarse en los alrededores de su mente y se encaminó hacia las sillas de espera, donde se había reunido el resto de las personas.
Luego de la llegada de Park, la secretaria procedió a conducirlos uno a uno a la única habitación de la sala amplia y limpia. KyungSoo se acomodó en su silla, cerró los ojos y exhaló profundamente, tratando de calmar a los acelerados y turbulentos latidos de su corazón con este método.
Con cada minuto transcurrido y la salida de un omega diferente de la sala de entrevistas, KyungSoo se sentía más eufórico, un sentimiento extraño que lo embargaba de la mismísima nada y que parecía crecer cada vez más con su proximidad a la puerta del cuartito que lo esperaba pacientemente.
Su muñeca cubierta con la manga ancha del abrigo ardía sobre su piel, palpitaba, dándole un aviso extraordinario.
Subió un poco la tela de la prenda oscura y miró su marca de propiedad con el ceño fruncido. Estaba un poco sonrosada en los bordes y se encontraba notablemente hinchada.
¿Qué estaba ocurriendo con él?
ㅡDisculpe, ya puede entrar, señor. El último solicitante se ha retirado y el señor Kim se encuentra esperándolo ㅡle avisó la secretaria con una sonrisa mucho más amable que la que había visto en JiYeon en el primer piso y KyungSoo asintió, se apresuró a cubrirse la muñeca y se puso de pie para seguirla hacia la oficinaㅡ.
Hizo una pequeña reverencia para ella cuando le abrió la puerta y KyungSoo se tomó un momento para tomar una larga bocanada de aire cargada con valor y coraje y luego dio un paso al frente.
El interior era amplio y todo estaba muy bien organizado. Estaba provisto con un ventanal que mostraba la vista de Seúl en su máximo esplendor, un escritorio de caoba, un archivador y una repisa en una de las esquinas traseras, un sofá de cuero blanco en forma de L y una mesa auxiliar de vidrio frente a ella.
Cuando dio un paso más hacia adelante, el olor a canela lo golpeó con fuerza y contundencia. Su omega se retorció en su interior y KyungSoo cerró los ojos por un segundo al escuchar la amable voz masculina llenando la habitación ocupada.
En ese punto, su marca picaba incómodamente y le causaba tanto dolor que incluso le molestaba el roce del abrigo contra su piel.
ㅡBuen día, señor, por favor, tome asiento.
KyungSoo asintió, sin levantar la mirada, y se sentó silenciosamente en la silla disponible para él delante del escritorio donde se encontraba Kim JongIn con Jung SooJung y el señor Park. Juntó las piernas, reprimiendo un escalofrío, y colocó la carpeta sobre sus muslos.
ㅡDe acuerdo, comencemos. ¿Me permite sus papeles, por favor? ㅡvolvió a asentir y colocó su pequeña y liviana carga sobre el escritorio ocupado por más papelesㅡ.
Notó una mano cubierta por una particular tez morena estirándose para poder alcanzar su carpeta y su corazón dio un vuelco al notar una mancha negra sobre su muñeca, parecido a un tatuaje, asomándose tímidamente bajo el saco. Con un ligero titubeo alzó el rostro y se encontró de lleno con una sonrisa sincera de parte del señor Park, KyungSoo la devolvió lo mejor posible y luego giró el rostro para ver a la pareja delante de él.
El aire escapó de sus pulmones cuando sus ojos quedaron fijos en el rostro del segundo hombre, porque si bien ya lo había visto antes gracias a JiHyun, tenerlo tan cerca y en persona era algo completamente diferente.
El señor Kim era tan guapo como exótico, con su piel morena brillando bajo la luz de la oficina, sus ojos pequeños examinando su currículum y un porte indudable e inmaculado tan pronunciado que lo dejó completamente helado en su lugar.
(KyungSoo fácilmente podría reconocerlo como la perfección masculina si se lo preguntaran).
Por otro lado, Jung SooJung era una verdadera belleza, delgada, elegante y con su piel pálida libre de posibles imperfecciones; su cabello castaño caía en cascada sobre su hombro y su cuerpo estilizado estaba cubierto por un bonito traje femenino que le quedaba como un guante. Era preciosa, ambos lo eran, y eso los hacía una combinación aún más irreal.
Captando su mirada sobre ella, la única mujer en la oficina le obsequió una sonrisa dulce que fue capaz de calmar (hasta cierto punto) su agitado corazón; y dioses, aquella curva delicada y llena de un suave pigmento rosa bastante natural la hacía verse aun más bonita e inalcanzable.
ㅡMuy bien, señor Do, ¿puede contarnos un poco sobre usted? ¿Cómo llegó aquí y por qué desea el empleo? ㅡpreguntó el señor Kim cuando acabó de leer su currículum y KyungSoo parpadeó, alejando su mirada de SooJung con las mejillas sonrojadas a causa de la vergüenza; asintió por tercera vez, enfocando su visión por encima del hombro del alfa para no encontrarse con sus ojos directamente, y contestó en voz baja:ㅡ.
ㅡUh, sí, mi hermana consiguió un volantín en la salida del colegio cuando acabaron sus clases y ella lo tomó al ver que se trataba de una búsqueda de empleados para KADI Corp., yo me encuentro desempleado desde hace algunos días y por eso he decidido venir ㅡjuntó sus dedos sobre sus muslos y se sintió empequeñecido sobre su asientoㅡ. Sobre lo otro, bueno, creo que es por lo que todo omega viene: tener dinero para pagar deudas, facturas, comprar alimentos y poseer los beneficios que no se encuentra en otra parte más que aquí.
El señor Kim asintió y cruzó una mirada con el señor Park, que simplemente se encogió de hombros; posteriormente unió sus manos sobre su caro escritorio y se inclinó hacia él. KyungSoo se mordió el labio inferior, ansioso y tentado a echarse atrás en el asiento. No lo hizo, sin embargo.
ㅡSu currículum dice que no pudo acabar la escuela, ¿puede decirme la razón tras esto?
Era impresionante la gentileza que desplegaba ese hombre a pesar de tratar con cuestiones de trabajo y hacer simples preguntas formales por protocolo; KyungSoo se sentía extraño, porque no estaba acostumbrado a tratar con alfas como él o como el señor Park: aparentemente llenos de amabilidad y una tranquilidad que lo dejaba descolocado.
KyungSoo alcanzó a recordar a su padre, quien había sido un buen hombre, un excelente esposo y un padre abnegado hasta el día de su muerte. Comenzar a sentirse a gusto y más relajado no fue demasiada sorpresa luego de ello.
ㅡSí... mis padres fallecieron en un accidente cuando tenía quince años, mi hermana menor tenía sólo un año de edad y no podía dejarla sola. Decidí hacerme cargo de sus gastos y atenderla, por lo que tuve que dejar la escuela para dedicarme a mantenerla, haciendo trabajos todo el día y dejándola al cuidado de una vecina mientras yo no estaba con ella.
ㅡRenunciaste a tener un futuro por tu hermana menor... eso es algo bastante admirable, señor Do ㅡlo elogió con suavidad y KyungSoo sonrió un poco, bajando la mirada para observar sus manos llenas de cayos, cicatrices y rasguños pequeños que comenzaban a desaparecerㅡ.
Esas eran las marcas de su trabajo duro y de todo su esfuerzo y KyungSoo estaba orgulloso de ellas.
ㅡNo es algo de lo que haya que sorprenderse en mi mundo, señor Kim; muchos omegas deben hacer lo mismo que he hecho yo para ayudar a sus familiares. No merezco un reconocimiento o un halago para algo que ciertamente es natural; sin embargo, muchas gracias por sus palabras.
ㅡ¿Y su sacrificio personal ha valido la pena, señor Do? ㅡfue SooJung quien preguntó esta vez y KyungSoo amplió su sonrisa con sinceridad al recordar a JiHyun enfrascada en sus estudios, sonriendo y teniendo una buena vida a pesar de todoㅡ.
ㅡCada segundo que he dejado de poner en mí para verterlo en ella ha valido la pena. Es una buena chica, la mejor en su clase, y estoy orgulloso de ella... por cierto, es una gran admiradora del señor Kim; está decidida a ser tan buena en la industria como lo es usted, y dado su temperamento persistente y obstinado, no puedo dudar de sus convicciones.
Sus palabras provocaron una sonrisa amplia en la pareja y KyungSoo sintió un vuelco doloroso en su corazón al ver aquél gesto satisfecho sobre los gruesos labios del alfa.
Su marca punzó aún más fuerte y KyungSoo pasó saliva para luego desviar su atención al escritorio abarrotado.
ㅡSeguramente será alguien increíble. Por favor, dígale que yo creo en ella y que no deje de esforzarse para que pueda conseguir sus objetivos de manera exitosa.
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ㅡDe acuerdo, hemos dado por finalizada la entrevista. Nos pondremos en contacto con usted muy pronto, señor Do, gracias por venir ㅡdijo el señor Kim sin romper su papel amable y atento y KyungSoo asintió, poniéndose de pie rápidamente para poder estrechar la mano de SooJung, que la había extendido para él con una sonrisa afable, siendo especialmente discreta con sus heridas visiblesㅡ.
ㅡMuchas gracias a ustedes por atenderme, ha sido un honor y un placer conocerlos ㅡrepuso con sinceridad y KyungSoo fue inconsciente de la mirada sorprendida que la mujer le había arrojado al ver la marca en su muñeca después de que la tela del abrigo se corriera cuando estrecharon las manos—.
Luego apretó la del señor Kim y de forma inesperada y sorprendente, una sensación eléctrica y avasalladora lo recorrió de pies a cabeza, sumiéndolo en una nebulosa de sentimientos desconocidos que le golpearon continuamente y sin descanso hasta abrumarlo y arrancarle un jadeo bajo.
Temeroso, se apartó del toque e hizo una reverencia en su lugar; también lo hizo para el señor Park y este lo miró con curiosidad.
JongIn no dijo nada al respecto y KyungSoo no se atrevió a lanzarle una mirada a su rostro, temiendo encontrar algo en la cara impasible que tan bien lo había acogido desde su llegada.
Su intento de huida también se vio frustrado cuando el inmenso alfa se ofreció a acompañarlo a la puerta y KyungSoo no pudo negarse a él.
Una vez frente a frente bajo el marco, el más alto susurró en voz baja y tranquila. Fue como un arrullo para sus oídos sensibles y, aunque el señor Kim no se dio cuenta, le provocó un estremecimiento completo.
ㅡTenga cuidado en su regreso a casa, señor Do. También quiero que sepa que estaremos a su disposición por si alguna vez necesita ayuda, ¿de acuerdo?
KyungSoo asintió, sabiendo que se refería a sus golpes, y formó una nueva reverencia apresurada.
ㅡSí, muchas gracias por todo, señor Kim. Yo... supongo que ya debo irme, mi hermana me está esperando en casa.
ㅡPor supuesto, no le quito más su tiempo.
ㅡSí... tenga un buen día, señor Kim ㅡsusurró, alargando un poco más el momento porque extrañamente no deseaba irse (a pesar de la incomodidad, a pesar de todos sus sentimientos agolpándose en su interior)ㅡ.
Se sentía extrañamente a gusto con el alfa y su omega no quería alejarse de él.
JongIn sonrió una vez más y su cuerpo pareció congelarse en su lugar, porque su belleza era amplia, brillante y cálida al sonreír. Él contestó de igual manera, con una mirada llena de suavidad y una extraña ternura que le provocó un estallido en su pulso ya irregular:
ㅡIgualmente, señor Do.
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