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07: Recuerdos de un Corazón Roto

*Pasado:

Jungkook siempre había sido el chico despreocupado, el que podía hacer reír a todos con una broma rápida o un comentario ingenioso. Sin embargo, detrás de esa fachada de seguridad, había un pasado que lo había marcado de una manera que nunca imaginó.

Era un estudiante de secundaria, lleno de sueños e inocencia, cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de su mejor amigo, Taehyung. Habían crecido juntos, compartiendo secretos y aventuras, construyendo un lazo que parecía indestructible. Jungkook no podía evitarlo; cada risa, cada mirada compartida hacía que su corazón latiera más rápido.

Una tarde, tras un juego de fútbol en el parque, Jungkook finalmente se armó de valor y confesó sus sentimientos. Los dos estaban sentados en un banco, el sol comenzando a ocultarse en el horizonte.

—Taehyung —dijo Jungkook, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de él—. Necesito decirte algo.

Taehyung lo miró, sus ojos chispeando con curiosidad.

—¿Qué pasa, Kookie? Tienes una cara de preocupación que no me gusta.

Con un suspiro, Jungkook se lanzó.

—Me gustas, Taehyung. No como un amigo, sino de una forma diferente. Estoy enamorado de ti.

El silencio se hizo palpable, y Jungkook sintió que el mundo se detenía. Por un breve instante, Taehyung pareció sorprendido, y luego sonrió, una sonrisa que hizo que el corazón de Jungkook se iluminara.

—Siempre supe que era especial para ti, Jungkook —respondió Taehyung, su voz suave, casi reconfortante. Se acercó y lo abrazó, haciendo que Jungkook se sintiera como si flotara en una nube. Pero esa felicidad no duró mucho.

Días después, Jungkook se encontró con su amigo en el pasillo de la escuela. Al principio, todo parecía normal, hasta que escuchó risas provenientes de un grupo de compañeros. A medida que se acercaba, el corazón le dio un vuelco. Ahí estaba Taehyung, riendo junto a ellos, y no podía creer lo que escuchó.

—¿En serio te creías que alguien como Jungkook podría gustarte? —soltó uno de los chicos, con una risa burlona que se clavó en el corazón de Jungkook como un cuchillo.

Taehyung se unió a las risas, sus ojos brillando de diversión.

—Vamos, es un buen amigo, pero... no creo que sea mi tipo. —La risa en su voz hacía que Jungkook se sintiera más pequeño, más insignificante.

Jungkook se quedó paralizado, la risa de Taehyung resonando en su mente como un eco. La sensación de traición lo invadió mientras escuchaba las burlas de sus compañeros.

—¿Te imaginas a Jungkook y Taehyung juntos? Eso sería un chiste —dijo otro chico, y el grupo estalló en más risas.

Sin palabras, Jungkook se dio la vuelta y se alejó, sintiendo el ardor de las lágrimas amenazando con brotar. Aquella traición fue un golpe devastador. Había confiado en Taehyung, pero en ese momento, se dio cuenta de que sus sentimientos no eran correspondidos de la manera que había imaginado. Fue la primera vez que su corazón se rompió y, con él, su creencia en el amor.

Desde ese día, Jungkook juró no enamorarse nunca más. Se sumergió en un mundo de placeres efímeros y relaciones casuales, donde las emociones profundas no tenían cabida. Las noches se llenaron de fiestas, risas y una sucesión interminable de citas sin compromiso. Cada encuentro era una distracción, un intento por ahogar el dolor que aún lo seguía.

Con el tiempo, se convirtió en el chico que siempre estaba dispuesto a pasar un buen rato, pero que nunca dejaba que nadie se acercara demasiado. Sin ataduras, sin promesas. El amor era para los tontos, y Jungkook había decidido no volver a ser uno de ellos.

Una noche, Jungkook asistió a un evento de beneficencia, una gala elegante en un gran salón decorado con luces brillantes y arreglos florales. La música llenaba el aire y la gente conversaba animadamente, mientras los murmullos de la multitud se mezclaban con el tintinear de las copas de champagne.

Mientras caminaba entre la multitud, la atención de Jungkook se centró en el escenario, donde un grupo de músicos estaba afinando sus instrumentos. De repente, una figura conocida apareció bajo el foco de luz: era Jimin.

Jungkook sintió que su corazón daba un salto. Jimin era un artista reconocido, conocido por su talento y su carisma. La multitud estalló en aplausos mientras Jimin se acomodaba en el micrófono, su cabello oscuro brillando a la luz del escenario.

Cuando comenzó a cantar, la atmósfera cambió. La voz de Jimin era suave y poderosa, cada nota cargada de emoción. La letra de la canción hablaba sobre el amor perdido y la lucha por seguir adelante, resonando con una sinceridad que dejó a Jungkook cautivado. Su voz tenía un poder hipnótico, y Jungkook se encontró atrapado en su interpretación, olvidándose de todo lo demás.

Con cada palabra, Jungkook sintió una chispa de curiosidad encenderse en su interior. No solo era talentoso, sino que también era increíblemente atractivo. La forma en que se movía en el escenario, con esa confianza natural, hizo que Jungkook se sintiera intrigado. ¿Qué pasaría si tuviera a alguien así a su lado? Una idea audaz y divertida comenzó a florecer en su mente.

Cuando Jimin terminó, el público estalló en aplausos y vítores, y Jungkook, en un impulso, se volvió hacia Suho, su manager, que estaba a su lado, visiblemente impresionado.

—Suho —dijo Jungkook, con un brillo decidido en sus ojos—, necesito que me consigas una reunión con Park Jimin. Quiero colaborar con él.

Suho lo miró sorprendido, casi incrédulo. No era común que Jungkook se interesara tanto por otros artistas, especialmente no para colaboraciones.

—¿En serio, Jungkook? ¿Con Jimin? —preguntó Suho, ajustándose las gafas. La incredulidad era evidente en su rostro. —¿Por qué ahora?

Jungkook se encogió de hombros, sintiendo que la emoción burbujeaba en su interior.

—No sé, pero hay algo en él que me intriga. Su música es diferente y... —sonrió de forma pícara—. Además, no puedo negar que es atractivo.

Suho arqueó una ceja, pero la sorpresa en su rostro se disipó, transformándose en una expresión de aceptación.

—Si tú lo dices, entonces lo haré —respondió Suho, tomando su teléfono y anotando rápidamente—. Te conseguiré una cita con él.

Mientras Suho se alejaba para hacer las gestiones, Jungkook no podía evitar sonreír. Había algo en Jimin que lo atraía, algo que lo empujaba a querer conocerlo más allá del escenario. Tal vez era la conexión que había sentido esa noche, o quizás era el eco de su propia historia resonando en las letras de Jimin.

Mientras se alejaba del evento, Jungkook sintió que algo había cambiado en él. Ya no solo buscaba relaciones efímeras; había algo en Jimin que despertaba su curiosidad. Estaba listo para explorar lo que el futuro podría traer con él a su lado. La idea de tener a alguien como Jimin, con su personalidad chispeante y su talento indiscutible, lo emocionaba de una manera que no había experimentado en años.

El eco de la voz de Jimin resonaba en su mente, y por primera vez en mucho tiempo, Jungkook se sintió intrigado por la posibilidad de dejar atrás su juramento de no enamorarse. Pero por ahora, solo quería disfrutar del juego de la seducción que se avecinaba.


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