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05: Entre el Deseo y la Razón

La película terminó en silencio, pero la tensión que había crecido entre Jimin y Jungkook durante las escenas no desapareció. Ambos miraban la pantalla en negro, cada uno en sus propios pensamientos. Jimin rompió el silencio, cambiando de posición en el sofá para quedar frente a Jungkook, quien tenía una expresión tranquila, como si el contenido de la película no le hubiera afectado en lo más mínimo.

—Ese protagonista —comentó Jimin, tratando de suavizar la incomodidad inicial—. Me recordó un poco a ti. Mujeriego, seguro de sí mismo, viviendo sin compromisos.

Jungkook alzó una ceja, divertido.

—¿Así me ves? —preguntó, apoyándose en el respaldo y cruzando los brazos sobre el pecho—. Creo que has malinterpretado mi estilo de vida.

—¿Malinterpretado? —Jimin rió suavemente, con una mezcla de incredulidad y algo de desafío—. No pareces el tipo que se moleste en buscar algo serio.

Jungkook dejó escapar una risa despreocupada y alzó los hombros.

—¿Por qué debería? El compromiso es una idea sobrevalorada —dijo, girándose hacia él—. Conexiones espontáneas, sin promesas, sin la carga emocional. ¿Qué tiene de malo disfrutar del momento sin preocuparte por el futuro?

Jimin lo miró en silencio por un momento, sintiendo cómo sus palabras despertaban algo dentro de él, una mezcla de molestia y curiosidad.

—¿Y qué pasa con los sentimientos? —replicó Jimin, inclinándose hacia adelante—. ¿No crees que el amor es más que solo un momento? ¿Que el deseo no debería ser algo vacío? Porque si solo vives de eso, ¿qué queda al final?

Jungkook lo miró, su expresión volviéndose más seria, con una chispa de provocación en sus ojos.

—¿Y quién dice que es vacío? —respondió, su voz ahora más baja, cargada de una intensidad que había reemplazado la ligereza inicial—. La conexión física puede ser tan poderosa como cualquier otra cosa. Pero, claro, entiendo que no todos piensen igual.

—Poderosa, sí —admitió Jimin, sintiendo cómo el aire a su alrededor se volvía denso—, pero también puede ser efímera. Puede ser algo que se va tan rápido como vino, algo sin sustancia.

Jungkook soltó una risa suave, pero había algo en sus ojos que mostraba que el tema le afectaba más de lo que dejaba ver.

—¿Te asusta la idea de disfrutar sin pensar en mañana, Jimin? —preguntó, y sus palabras parecían rozar algo en el fondo de Jimin, algo que él mismo se negaba a explorar—. Porque a mí me gusta el momento, el ahora. Vivir y sentir sin amarras.

Jimin sintió que sus palabras lo desafiaban, que tocaban una fibra que apenas comprendía. Jungkook era tan libre, tan decidido en lo que creía, que hacía que Jimin cuestionara su propia visión. Pero había algo en él que no estaba dispuesto a cambiar.

—Lo que propones es solo una chispa, Jungkook. Un fuego sin control que se extingue tan rápido como empieza. Yo quiero algo que dure, algo real. —Había pasión en sus palabras, y aunque trataba de mantener la calma, la intensidad de la conversación lo hacía temblar ligeramente.

Jungkook lo miró fijamente, sus ojos oscuros destellando a la luz tenue del penthouse.

—Tal vez solo tienes miedo de que tu idea de "amor verdadero" no sea suficiente —dijo, su voz apenas un susurro, como si la intensidad de sus palabras fuera solo para ellos dos.

La provocación en sus palabras hizo que Jimin sintiera un latido acelerado en el pecho, y sin saber si era la frustración o el deseo, se inclinó más hacia él, apenas a unos centímetros de distancia. Podía sentir la respiración de Jungkook, lenta y profunda, como si todo lo que había dicho hubiese sido un reto.

—Y tal vez tú tienes miedo de aceptar que el deseo puede ser más profundo de lo que quieres admitir —contestó Jimin, con la voz tan baja que parecía solo para los oídos de Jungkook.

La tensión entre ellos era tan fuerte que parecía tangible. Jungkook lo miró fijamente, y en lugar de responder, sus ojos se desviaron a los labios de Jimin, que temblaban ligeramente por la proximidad. Jimin sintió que no podía moverse, como si el aire se hubiera vuelto más denso, más cargado.

Sin pensarlo más, en un impulso que ni él mismo entendió del todo, Jimin se inclinó apenas unos milímetros, lo suficiente para reducir la distancia entre ambos. Fue entonces cuando Jungkook dio el último paso, acercándose y rozando los labios de Jimin en un beso lento, lleno de una intensidad contenida que hasta ese momento había sido solo palabras.

El beso se profundizó, y en ese instante, todas las diferencias entre ellos parecían disolverse. Sus convicciones, sus ideas, todo se desvaneció al sentir la presión suave pero firme de los labios de Jungkook, y Jimin se dejó llevar, sin importar nada más que el ahora.

Ambos sabían que aquel beso era una respuesta a las dudas, una aceptación silenciosa de que lo que sentían no podía ser definido ni en palabras ni en teorías.

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