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01: Reglas

Jimin repasaba mentalmente la lista de sus próximos compromisos mientras se dirigía al estudio de grabación. Su mánager le había hablado de una colaboración especial, aunque no le dio demasiados detalles. Solo mencionó un nombre: Jungkook. El solo hecho de escucharlo provocaba una ligera tensión en su pecho.

Jungkook era el tipo de artista del que Jimin siempre había preferido mantenerse alejado. Su reputación lo precedía: un cantante tan talentoso como desinhibido, cuyo estilo provocador había conquistado millones, pero también había levantado más de una ceja. Era conocido por sus letras explícitas y su actitud despreocupada frente a la prensa, pero, sobre todo, por sus frecuentes apariciones con diferentes mujeres en cada evento. Su vida personal era tan comentada como su música, y para Jimin, ese tipo de exposición pública lo hacía sentir incómodo. Siempre había preferido mantenerse dentro de los márgenes de lo seguro.

Cuando finalmente llegó al estudio, la puerta ya estaba entreabierta. Jimin vaciló unos segundos antes de empujarla con suavidad. Al entrar, su mirada se encontró de inmediato con él.

Jungkook estaba allí, sentado en el borde de una mesa, con las piernas relajadamente abiertas y una sonrisa arrogante pintada en su rostro. Llevaba una camiseta negra ajustada que dejaba ver sus tatuajes, algo que Jimin no pudo evitar notar. Pero lo que más le sorprendió fue la despreocupación con la que Jungkook hablaba con dos chicas que lo rodeaban, ambas riendo ante algo que había dicho. Era el típico "chico malo" que Jimin imaginaba, y eso lo hacía sentir fuera de lugar.

-Mira quién llegó -dijo Jungkook con una sonrisa pícara, levantando una ceja mientras lo escaneaba de arriba a abajo-. El gran Jimin en persona. Pensé que tardarías más.

Jimin sintió el calor subirle a las mejillas. No estaba acostumbrado a ese tipo de miradas ni a esa atención tan directa. Carraspeó ligeramente, tratando de mantener la compostura.

-Llegué a tiempo, como siempre -respondió, con un tono que pretendía ser neutral, pero que traicionaba un ligero nerviosismo.

Jungkook se levantó y se acercó a él, moviéndose con una confianza casi insolente. Las chicas lo siguieron con la mirada, obviamente fascinadas por cada uno de sus movimientos.

-Bien, me gusta la puntualidad -comentó Jungkook, sin apartar sus ojos de él-. Pero, ¿crees que estarás listo para esto?

Jimin parpadeó, algo confundido por la pregunta. ¿Para esto? ¿A qué se refería? Claro que estaba listo. Había pasado años perfeccionando su voz, su presencia, su imagen. Pero algo en el tono de Jungkook lo hizo dudar por un segundo.

-Sí, claro -respondió, intentando no sonar inseguro-. He trabajado en todo tipo de proyectos antes.

Jungkook sonrió de una manera que hizo que a Jimin se le revolviera el estómago, aunque no estaba seguro de si era por incomodidad o por algo más.

-Eso lo veremos. -La respuesta de Jungkook fue crítica, casi como si estuviera evaluándolo de alguna manera.

Jimin apartó la mirada, intentando disimular la leve sensación de vergüenza que lo invadía. Este no era su ambiente habitual. Las luces, las risas, la atmósfera relajada y caótica de ese estudio... todo parecía diseñado para alguien como Jungkook, no para él. Pero había algo en esa tensión que lo mantenía intrigado, a pesar de sí mismo.

Las chicas se levantaron, despidiéndose con sonrisas coquetas. Jungkook les lanzó un guiño antes de volver su atención completamente a Jimin. Ahora que estaban solos, la sala pareció hacerse más pequeña, y Jimin no pudo evitar sentir que estaba siendo escrutado por esos ojos oscuros y penetrantes.

-Bueno, Jimin -dijo Jungkook, caminando lentamente hacia él-, vamos a trabajar juntos, así que espero que estés preparado para divertirte un poco. No soy de esos que siguen las reglas, pero creo que te darás cuenta de eso muy pronto.

Jimin tragó saliva, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anticipación que no podía explicarse. Jungkook se detuvo justo frente a él, tan cerca que Jimin pudo percibir el sutil aroma a colonia que llevaba. El contraste entre ellos era evidente: Jimin, siempre tan meticuloso y formal, frente a Jungkook, cuya sola presencia irradiaba peligro y desenfreno.

-Te veo mañana -murmuró Jungkook con una sonrisa, antes de girarse y salir del estudio, dejándolo solo con sus pensamientos y esa extraña sensación que lo había invadido desde que lo vio.

Jimin se quedó allí, de pie, procesando lo ocurrido. Algo dentro de él le decía que esta colaboración sería mucho más que un simple proyecto musical.

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