9
Hunter
Lost lo hacía ver más fácil.
Dejar a un tipo, que apenas tuviese una idea de cómo tratar a un enfermo, te colocándote las suficientes puntadas para reparar dos cortes masivos de piel, como si estuviese remendando un par de Jeans, y pensar que solo debería ignorar un dolor que podía ser pasajero, como piquete de insecto.
Lamentablemente Lost nunca describían la sensación que tendría...
—¡No te muevas! —...cuando ese herido no era el doctor Jack— ¡Cálmate! — sino yo siendo suturado por un bobo adolescente de 17 años.
—¡Ahhh! —el dolor era insoportable.
La aguja perforando mi piel y tirando de un hijo con demasiada fuerza.
—Deja de llorar —Y Levi solo empeoraba las cosas.
—Pues ten más cuidado.
—Claro, por eso soy el maldito Gregory House.
—¡Solo ten más cuidado!
—Lo haría sí no te pusieras tan tenso.
—¿Entonces qué me sugieres que haga?
—Piensa en otra cosa.
—¿Cómo en qué?
—No lo se. Imagina que estas con Scarlett Johanson.
—Odio a Scarlett Johanson.
—¿En serio?
—Sí. La detesto.
—Eso es raro. No conozco a nadie que odie Avengers
—Pues eso pasa cuando te encariñas con Tobey Maguire —todos mis amigos me criticaban con eso.
Odiaba la franquicia y escuchar el nombre de una actriz que era complice solo empeoraba las cosas.
Levi tiró del hilo como un animal salvaje durante casi dos horas que sentí eternas.
—Listo —Pero todo lo que sube tiene que bajar— Termine.
—¿En serio?
—Sí, pero debes llevar vendas y no hagas mucho movimiento o la herida se abrirá.
—Lo haré —No quería que esto se repitiera.
Cubrí las heridas y tome todas las precauciones al momento de salir, bajar las escaleras y encontrar a Lacey en la sala charlando con una chica que no tardó en dormir.
—Wow —April tuvo una verdadera misión esa noche.
Y yo también.
—¡Oye! —al parecer Lacey tenía mi iPad.
La próxima vez lo dejaré cargando en mi auto.
—No es lo que crees.
—Aja —eso era cierto.
iPad estaba apagado y tenía contraseña (mi cumpleaños).
—Es verdad. Quería enseñárselo a la niña.
—¿Por qué?
—Creí que tendría juegos.
—Pues me es una lastima decirte que yo no bajo juegos —prefiero jugarlos en mi celular.
No me sentía con deseos de pelar.
De hecho ni siquiera tenia interés en quejarme.
Estaba cansado...
—¡Auch! —...y adolorido.
—¿Te encuentras bien?
—Sí. Es solo que no me equilibre bien.
—¿Te han hecho esto antes?
—No. Pero siempre hay una primera vez para todo.
—Como ser saturado por un adolescente que me corregía todos los días en clase.
—Wow —Quien diría que Levi hizo lo que yo siempre deseaba hacer.
Corregir a una maestra y dejarla en ridículo, como ellas solían hacerlo conmigo.
Él típico vago que no se preparaba.
Ahora imaginó a lo que Lacey se enfrentaba.
Ella no era una persona agresiva, como la mayoría de los profesores que tuve en la secundaria, sino demasiado sensible.
—¿Te ocurre algo? —y yo torpemente la hice recordar esos momentos.
—No es nada —actuaba como sí tuviese algo que no quisiese decir.
—Oye Lacey —y me sentía deseoso de saberlo—. ¿Te puedo preguntar algo?
—Claro.
—¿Tu querías ser maestra? —pero lo que no sabía era sí ella se sentía deseosa por decirlo.
Lacey y Levi no tenían una buena relación.
Preguntar una tontería como esa haría que recibiera la misma respuesta que un niño de primaria.
—¿En serio? —Pero Lacey no me iba a responder así.
Ella me sonrio como sí no se hubiese esperado a que yo le hiciera tal pregunta.
—¿Primero te puedo preguntar una cosa?.
—Adelante.
— ¿Tú querías ser repartidor de pizzas o conductor Uber?
—Claro que no.
—Yo tampoco —y la primera verdad fue rebelada—. Siempre decía que no quería dar clases.
—¿Lo dices el salario mínimo?
—Si. Pero también era por otras cosas.
—¿Qué cosas?
—Situaciones que se fueron presentando.
—¿Qué querías ser?
—Siempre le decía que viajaría a París, luego de terminar la universidad, para convertirme en embajadora. Quien diría que terminaría trabajando en lo que juré no ser.
—Lo lamento.
—No es tu culpa, Hunter, sino mía.
—¿Por qué?
—Por creer que el mundo era fácil de digerir; ganar una beca, creer que terminaras la universidad rápido y ser el ejemplo de una generación. Luego entras a la carrera y descubres que no todo es como imaginas.
—¿Eras mala estudiante?
—Siempre fue un modelo.
>>La mejor de la clase.
>>La envida de cualquier niño.
>>Las mamas de los otros chicos siempre me usaban como ejemplo. Incluso las oía decir "Por qué no puedes ser como Lacey Patterson".
—¿Entonces qué pasó?
—Entré a la universidad y ví que todo era difícil.
—¿A qué te refieres?
—No pude con nada porque eran dos ambientes distintos. Las materias, los horarios y esos idiotas que hacían ruidos por sus estúpidas fiestas en vez de estudiar para los exámenes que serían al día siguiente.
—¿Pero eres buena?
—Siempre lo fui...
>>era perfecta...,
>>Y como tal me exigía demasiado; no dormía, revisaba detalles y descuidaba trabajos.
>>Así fue como comencé a reprobar.
>>Al terminar el año era la peor estudiante y una decepción para el programa de becas que me apoyo.
>>Lo perdí todo, pero aprendí lo que soy.
>>Una perdedora.
—No eres una perdedora.
—Claro que lo soy. Perdí la única oportunidad de ser abogada y terminé estudiando educación con lo poco que mamá me podía enviar. Cuando terminé la carrera estaba dando absurdas clases de química mientras que Gwen se acostaba con un tipo que le conseguía lugares en las mejores galerías de arte. Por eso ella logró vivir su sueño.
—Algunos se han tenido que sacrificar por sus sueños.
—Sí. Pero yo creí que tenia el talento. Siempre me lo dijeron —yo conocía esas palabras—. Y al final resulté ser un fracaso.
Oirlas fue como traer de regreso un recuerdo que había estado ignorando...
...pero lo tenía guardado en iPad.
Un error que cometí hace demasiados años.
—¿Oye Lacey? —y por primera vez en mucho tiempo me sentía deseoso por mostrárselo a alguien—¿Quieres escuchar música?
—Gracias, Hunter. Pero no soy muy fan de AC-DC.
—No es eso; tengo otras canciones en mi tablet.
—¿En serio?
—Sí. Esta es una lista que guardo para mi.
—¿Y qué tienes?
—Algo muy distinto —Lacey vio eso como una oportunidad de descansar sus oidos.
Se sentó a mi lado, dándome de solo un par de segundos para encender el iPad y mostrar...
— Wow —...mi fondo de pantalla— ¿Eres fan de Live-Fly?
—¿Y quien no?
Live-Fly era una banda que tenía a la mitad de la población atada a un par de audífonos.
—Esta es mi canción favorita —Night on the Heaven— no se si te guste.
—Me encanta —, una melodía que hablaba sobre vivir entre las nubes.
La segunda canción que puse fue Dark Shadows, una que nos hacía sentir como sí estuviesemos en una batalla dentro de nosotros mismos; después pasamos a otra llamada A Day in your Body.
—¿Tienes todas las canciones?
—Sí.
—¿Y por qué no las pusiste cuando estábamos en tu auto?
—No todos los pasajeros disfrutan de tal música.
—Eso te creo. Pero nunca imaginé que eras fan.
—Sí —pero en el interior sabía que había otra cosa.
En cuanto terminó la última canción abrí mi carpeta secreta.
El lugar donde escondía algunos archivos especiales.
—En serio eres fan —...o mejor dicho delatores.
—Solo son fotos.
—Yo no diría eso. Tienes vídeos y notas con rimas. Incluso fotos del guitarrista. ¿Cómo se llama...? Lance...
—Lances Wolf.
—¡Ese! —odiaba ese nombre— amo como toca la guitarra y baila entre conciertos.
—Todos lo aman.
—Es un adonis.
—Sí, en especial cuando no toca.
—¿Qué? —inocentemente fui delatado.
Dije algo que podía ser una broma.
Pero no lo era y me sentía dispuesto a no ocultarlo.
—Veras, Lacey; yo se lo que se siente cometer un error como tuyo —salí de la carpeta y me dirigi a la galería de fotos. Una app que no había abierto en años— todos somos seres humanos—. Porque tenía evidencia del secreto más grande que había ocultado—y podemos equivocarnos.
—¡No puede ser! —una vivida sorpresa para cualquiera— ¿Ese eres tú?
—Sí —no había visto esa foto en años.
—¿No esta alterada?
—La tomaron con este iPad.
—Pero no puede ser posible. ¿Tú trabajaste con Live-Fly?.
—Algo así.
—¿Cómo que algo así?
—Estuve con ellos muchos años.
—¿Y qué hacías?
—Digamos que forme parte del grupo —mientras que Lacey se sorprendía de mis oraciones yo me enfrentaba a mi más profundo rencor—, antes de que se volvieran famosos.
En esa foto posaba el grupo Live-Fly cuando eran adolescentes.
Los tiempos en los que tocaban dentro del sótano de un vecino.
Yo estaba sujetando una guitarra.
Tenía la edad de Levi y me veía tan feliz.
Recuerdo esos días como sí hubiesen sido ayer.
Estudiábamos la preparatoria, comprábamos cervezas con identificaciones falsas y nos creíamos los reyes del mundo por tomar la desciendo de ser músicos profesionales.
Live-Fly siempre fue nuestro nombre y los integrantes mis mejores amigos.
Chase era baterista, Harry tocaba el órgano, Jay cantaba y yo era el guitarrista.
Comenzamos tocando covers de Metallica y AC-DC dentro de nuestras cocheras o habitaciones. Yo era el que siempre se encargaba de escoger las canciones y acomodarlos, en vez de verlo como una excusa para conquistar chicas.
Esto era algo serio.
Un deseo que nuestros padres nunca aprobaron.
En especial mi madre.
Ella me decía que hacíamos escándalo o que nos convertiríamos en unos vagos por creer que la vida pudiese ser tan fácil.
Cuando cumplimos 18 años el tío de Chase nos dejó tocar en su bar.
Nos consiguió identificaciones más legibles y dijo que debíamos de actuar como adultos, ya que sí un policía sospechaba algo él no se haría responsable de nosotros.
Y la verdad no nos importó.
En el primer concierto me sentí como Joe Perry tocando a lado de Steven Tyler.
El publico nos amo y el tio de Chase nos siguió contratando.
Los años pasaron y seguimos buscando más opciones.
Tocábamos en el bar, subimos nuestros vídeos a Youtube y ofrecíamos el grupo a eventos como bodas o reuniones durante casi dos años. Al tercero tuvimos la suerte de conocer a un manager llamado Brock Barnes. Él que nos ofreció conseguirnos conciertos en aperturas y bares, pero también nos prometió un verdadero contrato discográfico.
El unico deseo de todo músico que no surgía de la noche a la mañana.
—¿Cómo?
—Uno desea convertirse en una celebridad y vivir de su sueño, pero hacerlo lleva mucho tiempo y nosotros teníamos deudas. Luego de terminar la preparatoria nos mudamos a pequeño departamento en nueva york. Mientras que Chase y Harry iban en la universidad Jay y yo nos encargábamos de trabajar en un restaurante para pagar la renta.
—¿Y qué hacía Brock?
—Tenía la misión de conseguirnos eventos a cambio de quedarse con casi todas las regalías.
—¿Eso no es un robo?
—Así son los managers.
>>Se quedan con casi todo.
>>Por nos cumplía.
>>Tocamos en aperturas y eventos principiares durante casi dos años, todo mientras que él hacía llamadas, reunía material y enviaba nuestros demos a cualquier parte.
>>La mayoría lo rechazaba, incluso creímos que nunca nos harían caso, pero al tercer año de haberlo contratarlo Brock nos consiguió una audición en Nigth music. Una de las mejores disqueras del mundo.
Todavía recuerdo ese día.
Los chicos y yo llevamos nuestros instrumentos, nos colocamos en la cabina y adicionamos con "Fly Souls", una melodía que le dedique a mi abuela el día que falleció.
La letra era lenta pero poseía una magia que atrapó la atención del director, como sí estuviese viendo por primera vez a Bon Jovi cantando Always.
La respuesta fue sí.
Teníamos una buena oferta.
—¿Y qué paso?
—Que el grupo se hizo realidad. Y Live-Fly salio a la luz.
—¿Y por qué tu no estas ahí?
—Porque Brock me sacó después de firmar el contrato —esa era la parte que odiaba de esta historia.
Yo cree al grupo.
Lo coreografié, escogí las canciones y trabaje en él más que cualquier otra cosa.
Y en dos segundos un idiota me quitó.
—¿Por qué?
—La disquera estaba interesada en una banda de rock que reviviera lo retro y nosotros eramos los indicados, lo malo era que no había lugar para mi porque el nieto del dueño quería ser guitarrista y Brock solo podía tener la oferta sí me reemplazaban. Por eso Live-Fly tiene a un tipo tocando mis canciones.
—Eso es horrible.
—Así son las personas; un día dicen ser tus amigos y al siguiente te mandan al demonio por un contrato de cinco millones de dolares —ese fue el momento más dificil de mi vida.
El día que me arrebataron mi sueño.
—Debió ser doloroso.
—No tienes idea. Ver a tus amigos de toda la vida tocando en Londres, Madrid o Tokio mientras que tu te quedas atrapado en una pizzería soportando a tipos que no tienen idea del talento que tienes.
—¿Y no te dieron algo?
—Ni siquiera el gracias. Se llevaron todo.
—Pero tu eras el compositor.
—Brock tenía todo registrado a su nombre porque esa era su carta de presentación. Yo nunca dije nada porque nos conseguía conciertos. Lamentablemente cuando la oferta llegó él solo me sacó.
—¿Y qué hiciste?
—Regresé con mi madre. Trabajé en la pizzería durante tres años y soporté sus quejas diariamente; luego falleció ella por culpa del virus Night y heredé su departamento.
—¿Y qué hiciste después?
—¿De qué hablas?
—Del auto. Es tuyo, ¿cierto?
—Sí. Lo compre hace unos meses.
—¿Cómo lo pagaste?
—Digamos que tuve suerte.
—¿A qué te refieres?
—Un día, luego del trabajo, Dito y yo fuimos por un par de cervezas a una tienda que vendía boletos rasca y gana. Dito me convenció de comprar uno, a pesar de que no creía en esas cosas, lo hice y sorpresa-sorpresa gané.
—¿En serio?
—Sí. Rasque tres cuadros y gané diez mil dolares. Con eso compre el auto.
—Aja —Lacey se quedó sorprendida de ver lo que había vivido, como sí mis palabras fuesen algo que ya había escuchado.
Cerré el iPad y dejé de hablar.
Era obvio que ninguno de los dos se quería sentir más triste de lo que ya estaba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro