6
Lacey
La primera vez que ví el remake de "La Casa de Cera" fue uno de los momentos más extraños de mi vida.
Aun estaba secundaria, Gwen me necesitaba para cubrir una cita con un chico que inhalaba heroína y quería ver a Chad Michael Murray actuando en algo que no fuese de Disney. Pero luego de verla me sentí con deseos de dudar hacía cualquier cosa que viese en las carreteras. Todo por culpa de un film que contaba la historia de unos chicos siendo atrapados en un falso pueblo habitado por tres psicópatas que secuestraban a cualquier turista, vagabundo o persona detenida en el camino para convertirla en cera, bajo una perfecta trampa camuflada como una estúpida y fraudulenta atracción.
En las carreteras había miles y la mayoría eran usadas como trucos para robarle diez dolares a las personas.
Y esta no era la excepción.
—¡Vaya! —un vil y vulgar fraude que Hunter desprecio.
"La pelota de bandas elásticas más grande del mundo"
¡Por favor!
¡Solo es una estúpida esfera hecha de ligas que medía cinco metros!
No se movía y por la calidad de los colores en las ligas uno se podía dar cuenta de que ya estaban muy desgastadas.
—¡Oh por Dios! —pero lo interesante no era entrar sin pagar el boleto de admisión sino ver los cuerpos de una pareja en estado de descomposición reposando sobre la entrada de una oficina.
Ahora sí podía creer que me atraparía en La Casa de Cera.
—Cálmate, Lacey —Hunter tomo de mi mano, al momento que me vio cubrirme la boca— ellos ya no estan.
—Lo sé, pero...,
—Recuerda que esto es el pan de cada día.
Ambos cuerpos estaban muy unidos, como sí se hubiese intentado proteger él uno al otro.
—¿Qué estas haciendo? —y Levi actuó como era de esperarse.
—¿Qué crees que hago? Busco identificaciones.
—Sí, claro —y April mostró su clásico carácter sarcástico— como ese cuerpo que casi dejaste desnudo el otro día.
—Lo revisaba, como lo hicimos con el dueño del hotel. Ademas él tipo tenía algo importante que no podía desperdiciar.
—Eran cigarros.
—De marihuana, April. No podía desperdiciarlos, de la misma forma que tu lo hiciste con esa escopeta.
—Que usa como defensa—y Hunter intervino—. Pero creo que tienes razón.
—¿De qué hablas?
—Los tipos como ellos pueden tener algo importante.
—¿Cómo lo sabes?
—Por este lugar. Estafar turistas no siempre termina como uno lo espera —Hunter se unió a Levi— tu revisas al de la derecha y yo al otro.
—Hecho —Aunque parecía estar preocupada en el interior creía que esto era divertido.
Ver a Hunter y Levi metiendo sus manos en los bolsillos de dos desconocidos; cuidando de no dejar rastros, como en otras paradas.
—Lotería—y Levi fue el primero en encontrar algo.
—¿Qué es eso? —pregunté
—Una billetera, también encontré una navaja y un juego de llaves. Wow son muchas.
—Deben ser para algo especial.
—Un juego de llaves como el que guardaba Barney Stinson, en un lugar como este; no lo creo —Levi revisó los documentos— vaya —tiro los papeles, billetes y tarjetas de presentación en mal estado.
—Chicos —y Hunter secundó a Levi—encontré la otra cartera.
Llena de cosas que no nos servirían de nada.
Billetes de cinco dolares, números de seguridad, etc...,
—¿Encontraste algo interesante? —dije.
—No —respondió Levi—. Los tipos parece que viven en el siglo pasado.
—¿De que hablas?
—No tenían celulares o alguna tablet y en sus billeteras tampoco hay permisos para conducir o visas.
—Aquí tampoco. Solo encontré una identificación.
—Yo también —Hunter se la entregó a Levi—. Al parecer estos tipos se conocían muy bien.
—¿Cómo? —pregunté.
—Se llamaban Gerald Garden y la mujer Beverly Erikson. Ambos eran de la tercera edad y uno de ellos tenia diabetes.
—Debieron ser los dueños.
—Y por los anillos —comentó Hunter— yo diría que estaban casados.
Ninguno tenia armas o narcóticos.
Solo eran una pareja que cuidaba de este bobo negocio.
—No puede ser —pero entre los datos Levi encontró algo interesante.
—¿Qué ocurre?
—Al parecer estos tipos solían vivir en esta carretera.
—¡¿Qué?! —nadie lo pudo creer.
—¡Déjame ver! —April fue la primera en verificarlo— ¡No puede ser!
—¿Es real? —pero yo me sentía con dudas.
—Me temo que sí Lacey. Los tipos vivían en estos rumbos.
—Ahora entiendo por qué no tienen permisos para conducir o visas.
—¡Deja eso! Según esto ellos vivían en una casa ubicada a unos kilómetros de aquí.
—¡Imposible! —Hunter se sumó a la multitud— dame eso —miró el kilómetro y lo contó con el que nos encontrábamos—solo son tres kilómetros de aquí... Llegaríamos en unos minutos.
—¡No! —pero de todos yo fui la única que no pudo compartir esa emocion— ¡No podemos hacer eso!
Pero los demás no lo comprendían.
—¿Qué? —en especial Levi —¿De qué estas hablando?
—No podemos irnos ahí.
—¿Por qué no?
—No es nuestra propiedad.
—Claro que no. Pertenece a un par de cadáveres que reposan en el suelo. Y nosotros no tenemos en donde dormir.
—Pero no sería correcto.
—¿Y qué cosa es correcta hoy en día? —por primera vez, en todo el viaje, Levi dijo algo imposible de refutar—. Te recuerdo que no podemos quedarnos en las paradas. Y esto es una casa escondida.
—Levi tiene razón —continuo Hunter— podemos ver como eso como una oportunidad de ya no tener que dormir en el auto.
—Pero no es nuestra.
—Así es —Y April también estaba convencida—. Pero la necesitamos.
Todos querían encontrar un sitio perfecto para reposar.
Uno que tuviese agua y electricidad.
—Por favor, Lacey. Estamos juntos en esto —deseaba tanto poder decir no.
Hablar como un ser consciente.
Pensar con todos esos valores en los que fui inculcada.
—Esta bien —pero terminé cediendo ante la verdad.
Necesitamos un lugar en donde quedarnos.
Pero no ese día.
Se estaba haciendo de noche.
No podíamos revisar esa cabaña en plena oscuridad sino en la mañana.
Esa tarde Hunter y Levi revisaron el exterior en búsqueda de algún vehículo al que le pudiésemos robar la gasolina; April y yo nos encargamos de revisar el interior.
La oficina no tenia nada importante que darnos.
Solo papeles y fotos. La tienda de recuerdos fue distinta.
—Wow —April se sintió como sí estuviese en el paraíso— esto es increíble.
—Aja —yo en cambio veía el lado malo de las cosas.
Sí esta atracción era un fraude y la tienda se convertía una vil porquería.
¡No había nada importante!
Replicas pequeñas de la esfera, camisetas estampadas, revistas, juegos de mesa y tonterías que solo eran compradas por idiotas.
April se concentró en la ropa y yo revisé un pequeño refrigerador que encontré en la esquina del local. De hecho eran dos; uno con ilustraciones de helados repleto de productos derretidos y el otro tenía algunas sodas a temperatura ambiente y chocolates derretidos.
—No esta mal —Tomé un snickers y una coca cola—¿April quieres algo?
—Una paleta.
—Estan derretidas.
—Pero saben ricas.
—Como digas —yo no me imaginaba tomando eso.
—Por cierto ¿Qué opinas? —sin embargo el desagradable sabor de una soda caliente no se comparó con la indignarte sorpresa de ver que April usando una camisa que decía "Visite la Pelota de bandas elásticas más grande del mundo" en medio de su busto—. me veo sexy.
—Quizás para alguien que le guste las raras.
—Entonces me la podre llevar a la ComiCon.
—No hablaras enserio.
—Oye tiene el descuento de los cinco dedos. Y estoy harta de usar esta playera —para ser sincera yo también.
Necesitábamos ropa.
Pero no esta basura.
La tienda tenía muchas camisas y sudaderas con un bobo logo que quizás se podría cubrir con algun marcador o cloro.
Tomé una playera y me dejé llevar por la sensación.
—¡Al fin! —me sentí fresca.
—Te lo dije —aunque extraña por ver este tonto logo en mi busto...
—Hola chicas —...y a Hunter en la entrada rompiendo el silencio— no encontramos gasolina pero sí maquinas expendedoras... —como un tonto sorprendido ante mi atuendo.
—No puede ser —y Levi le siguió la corriente— ¿En serio estas usando eso?.
—Son frescas, te sugeriría ponerte una.
—No gracias, mejor prefiero morirme de calor —otro vez el amado sarcasmo del clásico Levi.
Pero no me importaba.
Por fin me había cambiado de ropa.
Esa noche acampamos en la tienda de recuerdos.
Hunter escondió su auto en la entrada de personal, cenamos dulces y cada quien hizo una guardia de dos horas.
A la mañana siguiente todo siguió como si nada.
Tomamos todo lo que pudimos, subimos al auto y nos dirigimos al kilómetro de la identificaron.
—Es ahí —un pequeño punto que estaba protegido por una cerca de madera envuelta en maleza.
Levi lo abrió y caminó primero, para vigilar que el terreno fuese seguro.
No había rastros de lodo; supongo que por esa razón Gerald y Beverly no tenían un auto.
Yo tampoco lo habría necesitado.
El camino era corto y conducía a una gigantesca casa color blanco.
—No puede ser —el solo contemplar su tamaño me hizo dudar de sí una propiedad podía ser o no pagada con el salario de esos ancianos—. Es enorme.
—Lo sé —Hunter también estaba sorprendido.
—Wow —y April.
El lugar era perfecto.
Levi nos esperó en la entrada.
No se veía que la casa tuviese algún sistemas de seguridad. Solo había un par de cerraduras que podían abrirse con las llaves que encontramos.
—Sí no es seguro nos iremos —nadie quería irse de un lugar así —Oh por Dios —pero solo necesitábamos abrirla para crear un portal mágico a otra dimensión.
Una donde todo lo retro estaba de moda.
La sala estaba adornada con muebles y aparatos del siglo XX entre ellos había una televisión de pantalla redonda dentro de un mueble de madera y sin puertos externos.
Los muebles estaban adornados con carpetas tejidas y estatuillas de cerámica con la forma de duendes y hadas. También había un enorme reloj de pared junto a una chimenea que adornaban la el centro, como en un salón de lectura.
—Miren —April se adelanto a la cocina.
No era un área donde trabajaría Gordon Ramsey, pero era segura.
La estufa, el fregadero, los anaqueles y el refrigerador eran de color blanco.
No se veía que aquí hubiese electricidad, por eso cuando abrir el refrigerador encontré toda la comida echada a perder.
—¡Guacala! —el olor era repugnante.
—Tranquilízate —me dijo April—. No es el fin del mundo —las alacenas tenían muchos enlatados— Miren —y también encontramos una pequeña bodega con algunas conservas y un generador que solo necesitaba gasolina.
Terminamos de revisar la cocina y subimos al segundo piso.
El lugar tenia varias habitaciones, aparte de la matrimonial, y una de ellas estaba repleta de antigüedades.
Hunter se quedó viendo una guitarra vieja y April la ropa.
—¿Oigan donde esta Levi? —pero la sorpresa para todos fue ver que Levi no entró con nosotros—¡Oh por Dios! —porque encontró un granero en la parte trasera.
Era imposible de creer.
Había un granero y a su alrededor diversos arboles todos repletos de manzanas y naranjas.
—¡Cuidado! —Y el granero tenia algunas sorpresas—¡Vean!
Hunter estuvo a punto de pisar a un polluelo. Junto a él había una gallina y detrás de ella había otra...,
...y otra...,
...y otra...,
Y también pavos.
Todos corriendo en la entrada buscando gusanos que comer.
—Tengan cuidado —dijo Hunter— puede que haya animales peligrosos
—Aja —el lugar era demasiado grande.
No había animales, pero sí paja y un par de corrales.
—Oh por Dios —dentro de ellos reposaban los cuerpos de una vaca y un toro en estado de descomposición—. Creo que a alguien se le olvido alimentarlos —dijo Hunter.
—Es horrible.
—Lo sé, Lacey —Ahora entiendo porque mi madre nunca me dejó tener un perro.
Los cuerpos se encontraban en un horrible estado de descomposición.
No se podían comer, pero las gallinas sí.
Había demasiadas y todas tenían una perfecta salud.
—¡No puede ser! —pero de todas las sorpresa ninguna se comparo con el final.
Levi estaba en la entrada trasera de los corrales.
—¿Levi? —actuando como un niño en navidad.
—Hola Lacey
—¿Qué estas haciendo?
—Contemplo esta maravilla.
—¿Maravilla? —una extraña sensación que ninguno de nosotros entendió.
Levi estaba junto a una motocicleta que parecía ser un pedazo de chatarra.
—Claro que sí. Esto es una obra de arte.
—Sí claro, con todo ese polvo y oxido.
—Pequeñeces, Hunter. Con algo de amor se puede reparar.
—¿Y por qué lo harías?
—Porque es una Honda gl150. Son una leyenda en el mercado.
—Sí, porque quizás fue construida en el año que mi abuelo eligió consentir a mi padre —Levi estaba tan emocionado por una moto que cualquier otro tonto vendería a un deshuesad ero.
El metal estaba oxidado, la pintura gastada y el asiento parecía un queso gruger.
—Se ve muy sucia, sí me lo preguntas.
—Es porque no sabes nada de bellezas, Lacey.
—¡Claro! —Esta vez intente verme sarcástica, pero no podía hacerlo— ¿Y cómo piensas arreglarla?
—Tomé mecánica como materia extra curricular
—¿En serio?
—¿No lo sabias?
—Creí que tu materia extra curricular era jugar fútbol.
—Mi papá me obligaba a hacerlo.
—¿En serio?
—Sí —no podía creerlo— El muy idiota quería convertirme en un Tom Brady y a Cameron en una especie de Michael Jordan, por eso nos obligaba a estar en esos equipos.
No podía creerlo.
El entrenador Mark siempre me decía maravillas de Levi, como sí amase el deporte.
Esto no podía ser real.
—Pero y los juegos.
—Eramos buenos porque papá se aseguraba de eso.
—¿El los entrenaba?
—No. Le pagaba a Mark por hacerlo —esos debieron ser sus supuestos "bonos" — quería tanto que fuésemos profesionales. Por eso nunca le dije que me gustaba la mecánica.
—¿Y por qué lo hacías?
—Bebía demasiado, pero ganaba bien; nos dijo que sí ganábamos los campeonatos o alguna tonta beca él nos daría un auto a cada uno, luego de la graduación.
—Y veo que no te lo dio.
—No le di tiempo —Levi se incomodó ante mi broma—, mejor lárgate que tengo mucho trabajo.
—Como digas.
Y eso fue el fin de la conversación.
Pero la verdad no importaba.
Encontramos un perfecto lugar donde vivir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro