Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9

Shane

Tener que fingir una sonrisa solo para complacer a Mireya en cada ocasión que me dirigía la mirada me hacía sentir atrapada por tener que ver esta abominación a la que todos llamaban "torneo".

—No es hermoso, Shane —mi mente me rogaba por decir la verdad— mira a esos pequeños corriendo como ratones, no tienen idea de lo tiernos que se ven —o por lo menos golpear a Mireya para que se callase— ya solo les falta un pequeño moño para hacer juego.

¿Cómo podía pensar así?

Los Imperfectos estaban corriendo de un lugar a otro sin tener una sola idea al respecto de cómo habían llegado o por qué estaban siendo perseguidos por miembros que ni siquiera conocían, como una especie de animal que debía huir por su vida antes de caer en las manos del cazador.

—Oh, sí —y Mireya lo disfrutaba porque eran sus Imperfectos los que lograban escapar—. Esta sí que es una excelente forma de ganar dinero.

—Pero fallecieron seis de los miembros por los que apostaste.

—Sí, pero eran inútiles. Recuerda que los importantes son por los que aposté más de treinta millones.

—Se nota que tienes talento para seleccionar.

—Más bien es un don.

—¿Don?

—O una simple corazonada. Cada vez que selecciono me aseguro tomar a los que aparenten ser malos.

—¿Por qué?

—Esos siempre son los que logran esconderse, ya sea arrojando miembros o pateandolos. Además la maldad siempre trae buenos frutos cuando se trata de dinero.

Y otra vez más me dio una razón para seguirla odiando.

El torneo continuó durante otras cuatro horas de muerte, sangre y gritos, dejando al final un numero ochocientos miembros fallecidos y a solo un quince por ciento de sobrevivientes.

—Shane tienes que ver esto —a mi me daba miedo tener que ver la tablet de Mireya mostrando los rostros de los miembros por los que ella apostó con una simple diferencia.

Las fotografías de los miembros que fallecieron fueron pintadas de color gris, a diferencia de los sobrevivientes que mantenían su color, y abajo llevaban escrita la cantidad por la que Mireya apostó.

Los fallecidos mostraban sus números en color rojo y que los vivos en amarillo.

—He ganado 95 millones de créditos.

—Felicidades.

—No me lo agradezcas a mi, sino a esos tontos que supieron como esconderse —¿Qué clase de monstruo era Mireya?

¿Acaso no podía ver otra cosa?

Los Imperfectos eran seres humanos y era Héctor una excelente prueba.

Él cuidó de mi mejor de lo que mi propia madre lo hubiese hecho. Cada cumpleaños, enfermedad o pesadilla que tenía a las tres de la mañana él la atendía hasta que me quedase dormida, mientras que mi madre solo me ignoraba, como sí fuese una simple peste.

¿Por qué nadie podría ver así a los Imperfectos?

Mi madre.

Riley.

Mireya.

Todas eran iguales.

Brujas que solo pensaba en los millones habían ganado a merced de las vidas inocentes.

—Pero creo que ya fue suficiente de parloteos.

—¿En serio?

—Sí. Voy a reclamar mis premios ¿te gustaría venir conmigo?.

Quería decir que no...

—Claro —...pero me era imposible negarme.

Era Mireya Arnowin de quien estábamos hablando.

La directora del colegio.

Mi madre y Riley tal vez no irían a estar ahí porque todavía tenían pendiente la celebración y era lógico que Mireya no quería ir.

—Perfecto, entonces vamonos.

—Sí y... —Pero el sentido de la duda volvió a tomar control sobre mi.

—¿Te ocurre algo? —Quería escapar con un pretexto bobo como "olvidé hacer mi reporte de historia"

—No es nada —Pero la cobardía volvió a tomar su lugar en mi boca—. Solo quería preguntarte por tus nuevos miembros.

—¿En serio?

—Sí. Digo, ¿Cómo se llaman?

—Tienen unos nombres muy simples, creo que quizás le voy a tener que cambiar el nombre a uno o dos—ese era otro derecho que podíamos hacer—. Menos a este. Tiene un nombre muy hermoso.

—¿Cómo se llama?

—Peter.

—Es un lindo nombre.

—Sí, como el villano del cuento de Julie Barry —Mireya se vio nostálgica al decir tal cosa— ¿Lo conoces?

—Mi madre me lo leía cuando yo era niña —en realidad era Héctor.

—Eso es bueno. Riley y yo amamos ese cuento. La historia de un perverso pequeño Imperfecto que se llevaba a los niños a una tierra mágica con el fin de matarlos y eran devueltos por la capitana Julie Hook —por esa razón odiaba esa historia—. Ese cuento me trae muchos recuerdos, por eso siempre me aseguro de apostar por un "Peter".

—Ya veo. ¿Y los otros?

—Uno se llama "Trevor"

—¿Y qué tal?

—Su cabello es horrible. Y por como veo voy a tener que enseñarle a usar tacones.

—¿Por qué?

—Mide un metro cuarenta.

—¿Es en serio?

—Sí. Ahora entiendo como fue que logró esconderse tras esas cajas. Tal vez lo terminé colocando en tareas simples como pulir mis muebles.

—Aja.

—¡Pero mira a este otro! Se llama "Sam"

—¿Sam?

—Conoces a los Imperfectos. Algunos les gusta abreviar sus nombres.

—¿Y qué tal?

—No se ve tan mal, aunque esté incompleto.

—¿Incompleto?

—Lleva un parche en donde debería estar su ojo derecho.

—Tal vez lo perdió.

—Como yo perderé mi dignidad sí llega a ser visto por alguien en mi casa.

—¿Y qué vas a hacer con él?

—Tal vez lo envié a la cocina o a limpiar los drenajes.

—¿Y qué tal el ultimo?

—Ese el mejor de todos. Fue el que me hizo ganar los cuarenta millones.

—¿Y cómo se llama?

—Tyler, aunque yo lo llamaría bombón. Es todo un galán.

Ese último miembro hizo sonreír a Mireya, aunque no sabía sí era por el dinero o solamente por su belleza.

Un Imperfecto grande y fornido del que no dejó de hablar entre el lapso que subimos al elevador hasta dar con Las Cuevas, también conocido como el lugar donde todos solían ir a reclamar sus premios.

Un punto frio en donde todos esos Imperfectos que habían logrado "ganar" eran reunidos sin darles una sola explicación.

—¡Ahhh!

—¡Qué esta pasando aquí!

—¡¿Dónde estoy?!

—¡¿Quiénes son ustedes?!

—¡Quiero ir a casa!

No me agradaba este lugar.

Cada vez que lo ingresaba no podía dejar de pensar en los Imperfectos que ahora estaban atrapados. Algunos guardando silencio, sin evitar reflejar el miedo a través de su rostro, mientras que otros fallaban al intentar rebelarse, ya que había suficientes guardías con macanas electricas y...

Bang... armas de doble calibre que eran disparadas cada vez que una nueva dueña decidía conservar a su miembro como un banco de órganos.

Bang

Bang

Bang.

La mayoría de las dueñas no tenían querer jugar con sus Imperfectos a darles una oportunidad de vida. Sí veían una simple falla en su apariencia o comportamiento solo daban la orden...

Bang... y terminaban con todo.

"Recuerda" me repetía a mi misma "solo van a ser unos cuantos minutos" en lo que caminaba, haciendo mi esfuerzo por ignorar... Bang... los disparos.

—Ay, Dios mio —en cambio Mireya estaba ansiosa por ver a sus nuevos juguetes.

Los cuatro Imperfectos que ella había ganado fueron reunidos en un punto cercano a la salida que conectaba con la arena.

Tres de los Imperfectos permanecieron en silencio al ver que al miembro Perfecto que ahora sería su nueva dueña había llegado para darles una revisión antes de llevárselos a su casa.

—¡Oigan! —pero se sorprendió al ver que entre sus nuevas mascotas —¿Qué rayos sucede? — había uno que no se quería quedar.

Los guardias lo tenía sujetó pero el se resistía, como sí supiese la forma de pelear contra ellos y Mireya lo disfrutó.

—Pero que lindo.

El miembro tiraba de sus captores mientras que era golpeando por los guardias, uno tras otro, hasta que el lider...

—¡AHHHHHH! —usó su macana eléctrica.

—Wow, eso si que fue divertido.

El miembro cayó al piso y los guardias lo obligaron a levantarse y mantenerse de rodillas, mientras que Mireya se acercaba a verlo.

—Vaya, se nota que no sabes afeitarte —habló con lentitud, al momento que acarició su cuello— pero te has alimentado bien. Este físico tiene mucho que decir —sin ver lo que le estaba ocasionando al miembro.

Furia.

Odio.

Desagrado.

—Vas a ser un perfecto ayudante, "Tyler".

—¿Qué? —Pero el miembro no parecía compartir esa misma sensación—¿Cómo sabe mi nombre?

—Se más de ti de lo que te imaginas Tyler. Pero no he venido a hablar de mi.

—¡Ahhhhh! —los otros guardias le suministraron otra descarga.

Tyler iba a caer por la falta de energía, pero los guardias lo sujetaron.

—Y creo que lo justo sería analizar cosas que gané, para ver que me conviene conservar.

—¿Consevar...? ¿Pero de qué esta...?

—¡Guarda silencio! —le gritó el guardia—, y ten le más respeto a la señorita Mireya Arnowin, tu nueva dueña.

—¿Dueña?

—Sí, inutíl "Dueña" —Mireya volvió a acariciar su rostro— No me gusta tu barba y ese cabello es un asco, pero con un poco de ayuda te veras más presentable para ser un sirviente.

—¡¿Sirviente?! ¡¿De qué está hablando?! ¡Yo no soy el sirviente de nadie!

—Ahora lo eres —los guardias volvieron a electrocutar lo— y te recomiendo que te portes bien, que por ahora yo soy la que puede decidir sí tu vida termina o no.

—¡Ahhhh! —y los guardías reafirmaron esa cuestión.

Tiraron de él varias veces, hasta dejarlo en el piso, ante los pies de Mireya.

—Veras amigo. Hay algo en tú rostro que me hace sentir feliz. Por eso es que decido guardarte con vida, porque sí no —Mireya dio la orden.

Bang Y una bala aterrizó dentro del cráneo de él Miembro que se llamaba "Sam".

—Tu vida terminará en un solo segundo —Tyler intentó levantarse, pero los guardias lo tenían sujeto—Así que te voy a dar una oportunidad, eso sí no quieres...

Bang

—...que solo regrese a casa con el tal "Peter"

Tyler hizo su esfuerzo por levantarse pero el peso de esos tres hombres se lo había impedido.

Era lógico que sentía demasiada furia deseando ser liberada, pero tenía la desgracia de no poder contar con la suerte.

Mireya Arnowin estaba ahí condicionando el tiempo de su vida.

—Eso me imaginé —Y Mireya dio por terminado su día.

Dio la orden y los guardias tomaron a Tyler obligan-dolo a ponerse de pie.

—Por cierto —Bang. Peter Pan era el villano del cuento, y no quiero Imperfectos con ese nombre en mi casa. Así que considérate afortunado Tyler, que hoy regreso a casa contigo y noventa y cinco millones de créditos.

Y yo con un amargo sabor de boca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro