Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap9:"Ballet"


Mi figura reflejada en el espejo de cuerpo completo me hacía feliz. No había nada malo en mí. Mi cuerpo, era el de una niña de 14, casi 15 años. Usaba mi leotardo favorito con una faldita transparente, todo de un color verde claro. Nyx me había echo dos trenzas muy bien recogidas para que no me estorbara en mi clase. Hoy era el día que más me daba emoción y miedo; Mi primera clase de ballet real con más niñas de mi edad. No sabía muy bien que esperar, pero mamá me había dicho que no importara lo que pasara, que me divirtiera y disfrutara de hacer lo que me gusta. Suspiré decidida a que iba a ser un gran día. Esperaba conocer a una chica o muchas, y poder bailar juntas.

Tomé un pants blanco y una playera del mismo color, colocándomelos encima. No podía ir por la vida en leotardo y más que eso, no lo quería ensuciar. Alcé mi verde maleta del suelo, llena de mi calzado para ballet, incluido las puntas, una toalla, desodorante, agua y vendas, por si acaso.

— !Skyler¡— el gritó de mi mamá me hizo pegar un brincó y apurarme a ponerme los tenis blancos.— ¿Qué tanto haces? Eres la única que falta.

¿Qué? ¿Nyx ya está lista?

— !Ya voy mami¡— grité saltando un poco para meter mi pie en el zapato.

Salí de mi cuarto muy rápido, no quería hacer enojar a mamá y mucho menos hacer esperar a todas.

Al bajar a la sala, me encontré a Lune pegada al vidrio de la pecera de Lagrimitas, su pez azul. La abuela fue quien nombró a la mascota acuática; según sus nervios, el pez parecía que estaba llorando así que Lagrimitas parecía una buena referencia. Yo creía que mamá nos iba a regañar como nunca or haber comprado el pez sin su permiso, pero solo nos dirigió una mirada reprobatoria y luego una sonrisa divertida.

Por otro lado, estaba Nyx, caminando de un lado a otro, desesperada de esperar.

— Al fin.— se quejó nada más al verme.

— Yo te he esperado más tiempo.— le recordé y ella ya no tuvo argumento contra mí.

Diez minutos más tarde, mamá estacionaba en la entrada del castillo dónde iban a ser nuestras clases. Cuando el auto se detuvo por completo, abracé con pánico la guitarra de Lune, en un mal intento para no bajarme.

— La vas a desafinar.— Lune que estaba del lado de la puerta, la abrió y comenzó descender del coche.

— Ya no...— mi berrinche quedó a medias.

— Skyler, es una clase.— regañó mamá bajando.— Es lo que más quieres, que el miedo sea un empujón y no un freno.—Inflé mis cachetes, retuve el aire mucho tiempo y la final, salí del dichoso vehículo.— Muy bien, esa en mi niña.

Juntas entrabamos al lugar. Las personas se mantenían esparcidas por el sitio, unas esperando, otras caminado de un lado a otro, unas yendo a la salida y otras entrando, como yo. Nyx saltaba de alegría, cargando su maletita con pinceles y cosas de arte.

— Ese es mi salón.— Exclamó muy feliz. Se despidió de nosotras y se internó en la habitación.

Desde la puerta vimos cómo se presentó con su profesor y este le dio la bienvenida, asignándole un lugar.

— Al menos descansaré de ella.— Dijo mamá aliviada.— El salón de allá es el tuyo, Eris.

— Quiero acompañar a Sky.— Lune pidió a mamá. ¡Si!, no quería ser la última en entrar a clases, necesitaba el apoyo de alguien para darme valor.

Mamá aceptó con su mirada, la súplica de Lune. Caminamos en dirección al aula de Ballet, que era el más grande de la escuela. En la entrada de esta, logré visualizar que dentro ya había varias chicas cambiándose para la clase y a la instructora hablando con unos padres. La maestra no parecía ser muy amigable; sus facciones, aunque eran delicadas, no escondían la dureza de su carácter y lo imponente que era.

— Te vemos desde aquí.— Anunció mi madre a metros de la entrada de mi salón.

— ¿Qué hago?— Solté asustada, a punto de acobardarme.

— Vas, preguntas si es tu clase, te presentas y haces lo que te dice la maestra.— Explicó mamá como su fuese la cosa más casual del mundo y lo era, pero para mí no. — Ya pagué las colegiaturas y seguramente te tienen ya en listas.

— ¿Me acompañas?— supliqué, una súplica que sabía que no serviría de nada. Al menos intentaría que mi mamá hacerle sentir lastima, un esfuerzo en vano, pero no podía perder nada.

— Yo voy con ella.— Lun se ofreció cuál tributo.

— No vas a estar pegada con tu hermana toda la vida, para hacer lo que a ella le incomoda hacer — La regañó madre, a lo que Lun me vio como pidiéndome perdón.— Se te va a hacer tarde.

Suspiré nuevamente, rendida ante la posibilidad de evitar socializar. Apreté el agarre a la cuerda de mi mochila, dándole la voluntad para caminar e ir a mi clase. Avancé lo suficiente para estar a un metro de la entrada, me paré para voltear a ver a mi madre y hermana. Mamá me dedicaba un gesto duro y retador, no me dejaría fracasar en esta mínima experiencia. Detrás de ella, Eris me tranquilizaba con su tierna mirada de dos colores.

— Buenos días.— Le hablé a la mujer que recibía a las estudiantes de ballet; Una persona que no ocultaba la poca paciencia y el poco corazón que tenía.

— ¿Vienes a la clase?— Cuestionó dejando de lado la amabilidad y mi saludo.

— Si, soy Skyler Zays.— No creí que quisiera más saludos y/o halagos. Me escaneo de pies a cabeza, juzgándome por completo.

Checó una lista que tenía en manos y mientras ella leía los nombres impresos en ella, yo me giré de nuevo, verificando que mamá y Lun seguían en el mismo lugar.

— Pasa.— Me ordenó la señorita fría.— Deja tus cosas en el área de allá y cámbiate.

Afirmé con la cabeza y entré a la habitación, siguiendo las instrucciones. Dentro entendí la división de dónde se practica y dónde se quedan las mochilas. Al fondo había una banca de madera y en la pared dónde estaba recargada, unos percheros clavados en la pared cargaban con las mochilas. Varias chicas se cambiaban platicando entre ellas, se fijaron en mí, no lo suficiente para incomodarme, pero si para hacerme notar.

Seguro que yo era la única chica nueva en la clase. Me adueñé de un lugar vacío en lo más alejado de la banca, dónde me senté y me comencé a cambiar.

— Que bonita falda.— La voz de una chica me obligó a no ignorar mi alrededor.— ¿Eres nueva? Porque yo también y como te vi solita, creí que no era la única nueva pero si no es así, creo que acabo de hacer el ridículo.— De lo rápido que habló se le fue el aire. La chica rubia que estaba parada frente a mí de terminó de presentar después de tomar oxígeno.— Perdón, soy Daysi.

— Amm.. ¿Hola?— Contesté nerviosa.— Yo soy Skyler y sí, soy nueva.

— !Que alegría¡ — Se sentó a mi lado, colocándose sus zapatillas para ballet.— Ya no me siento sola.

Igual yo.

Daysi hablaba mucho, demasiado, a Lune le hubiese dado jaqueca. Platicamos en lo que iniciaba la clase, me dijo que tenía 15 años e iba al Lysee por las tardes. Me comentó que estaba nerviosa por la clase y que de no ser porque yo estaba ahí, se hubiera cohibido ante las otras. Yo estaba de acuerdo con ella, me dio tan buenas vibras y su parlanchina boca, que me hicieron estar menos incómoda.

Nos formamos juntas delante de la pared espejo, junto con nuestras otras compañeras que de vez en cuando nos lanzaban una mirada curiosa.

— ¿Ya estamos todas?— Cuestionó la instructora, que ahora sé que se llama Élise.

— Si.— contestamos todas.

— Bien, hay dos nuevas alumnas.— Nos señaló a mí y a Daysi.— Daysi.— Ella levantó la mano.— Y Skyler.— Imité el gesto de Daysi.— Espero que las incluyan.— Todas las demás dijeron que si.— Comencemos con el calentamiento.

La instructora Élise, explicaba perfectamente cada ejercicio que debíamos hacer, siendo muy fría y nada cariñosa con nosotras. No fue noble con las nuevas, nos exprimió duro y sabroso. Daysi para las dos horas ya transpiraba con pesadez y su carita blanca estaba roja y empapada de sudor. Yo era la chica con más color en la piel porque, aunque mi piel era crema, la de la mayoría de la gente aquí era color nieve.

En un momento dado, hicimos ejercicios en parejas intercaladas y ahí pude hablar con dos chicas, Cécile y Gisèle. Unas amables niñas quienes me hablaron animadamente, chulearon mis delgadas y largas piernas. Me cayeron bien, tanto así que me soltaba a hablar un poco más con ellas. La clase estuvo genial, aguanté cada ejercicio y Élise me corrigió algunos que hacía mal, detalle que me gustó porque así los podré practicar bien en casa. También me dijo que tenía buena condición y fluidez, supuse que fue un halago.

Cécile, Gisèle, Daysi y yo, terminamos cambiándonos juntas en la banca de madera. Creo que mamá tenía razón, no había nada que temer.

— ¿Seguro que no te lo tiñes?— Gisèle decía que mi cabello parecía de muñeca de porcelana, algo bello e irreal.

— Mamá no deja que nos pintemos el cabello.— respondí divertida al hecho que creyeran que mi pelo es falso.

— ¿Nos?— Preguntó confundida Cécile.

— Tengo dos hermanas más.

Perdimos algo de tiempo charlando de cosas banales, conociéndonos un poco en lo que salíamos del estudio. Me contaban que Cécile y Daysi, iban en la tarde a la escuela cada una en una diferente, mientras que Gisèle tomaba clases particulares. Yo no especifiqué que hacía por el momento, preferí no decir que ya iba a ir a la universidad, no quería quedar como una cerebrito.

— !Genial¡— Expresó Gisèle picarona.— Están comenzando a llegar los del Lycée.

— ¿Cómo?— Daysi me ganó la pregunta.

— Los estudiantes del Lycée del área toman sus clases culturales aquí.— Explicó Gisèle emocionada por el tema.— Ya saben, para juntar sus créditos para la escuela.

— Vienen ya tarde porque son sus últimas clases.— Continúo la explicación Cécile.— Así que Gisèle acosa a los chicos lindos que vienen, cuando nosotras nos vamos.

— Cállate, tu no lo haces porque tienes novio.— Le reclamó Gisèle divertida.— ¿Ustedes tienen novio?

¡Ja!

— Si.

— No.

Ambas lo soltamos al mismo tiempo.

— Skyler me acompañará a ver a los chicos.— Celebró Gi.

En ese momento, las otras chicas de la clase caminaban frente a nosotros, dirigiéndose a la salida. Nos dijeron adiós por educación a lo respondimos de igual manera, saliendo detrás de ellas. Lo que decía Cécile era cierto. Los pasillos estaban intestados de jóvenes con uniforme y mochilas al hombro, hablando entre ellos, entrando y saliendo de salones. Había uno que otro chico guapo, pero no importa porque mi pena para hablarle a alguien extraño era mucha.

— ¿Te vas sola?— Daysi me sacó de mis pensamientos.

— No, mis hermanas deben de andar por acá.

Nos despedimos; ellas se fueron del lugar y yo fui a buscar a cualquiera de mis iguales. Encontré a Lune sentada en una banca alejada de todos, tocando muy bajito su guitarra acústica.

— Tres amigas.— habló nada más llegué a su lado.— Nada mal para tu primer día.

— Ellas me hablaron a mí, me caen bien.— Sonreí orgullosa de mí misma.— ¿Nyx?

— Aún no sale.

— Voy al baño, te dejo mis cosas.

Los baños estaban cerca de la gran puerta en forma de arco de la academia, algo no tan cómodo este momento, porque Lune se quedó en el otro extremo del lugar. Para llegar, esquivé a varios chicos y chicas, que platicaban a medio pasillo. Al terminar mis necesidades, me lavé las manos y cara, intentando deshacerme del sudor. En el espejo me veía roja y lo que le sigue, diciéndole al mundo que había echo ejercicio. Me preocupaba que me vieran toda de color rojo; pelo y cara, no fuera a ser un payaso. Me sequé con una toalla de papel la cara sin cuidado, total, no usaba maquillaje. Aún restregándome el papel por el rostro, regrese al pasillo.

Mi cuerpo se detuvo al ver a una pareja dándose un beso corto en los labios, un beso de despedida, ya que ella al dárselo al él, le dijo algo y se metió a un salón.

Mi corazón se rompió.

Lucio llevaba una mochila en hombros y la funda de cuero de una guitarra en manos. Se quedó parado un momento, viendo para el interior del salón y cuando un chico lo golpeó amistosamente, dirigió su mirada a dónde yo estaba, obligándolo a verme.

Entre en colapso cuando sentí su verdosa mirada en mí, así que hice lo más sensato que logré maquinar: Huir. Así es, salí disparada en dirección a Lune, esquivando a quien se me cruzara en mi camino. No empujé a nadie de puro milagro.

— Vámonos.— Ordené a Lune desesperada, nerviosa y con ganas de vomitar. Ella que me daba la espalda, se volteo solo un poco para verme, jugando con su guitarra.

— No ha salido Nyx.

— !No¡ Vámonos a otro lugar.— Mis manos sudaban y temblaban, por la vergüenza que sentía.

Me le quedé viendo cómo boba traicionada y ni siquiera lo conozco. Tonta mente ilusa.

— Tranquila, ¿Por...— Se quedó callada a medio pregunta, para ese punto yo ya tomaba mi mochila y me pensaba ir. — Oh, ya entendí.— Dicho esto se volteo, ocultándose con el gorro de su sudadera.

— No me ignores.— la regañé al mismo tiempo que me giraba para irme. Sin embargo, al hacerlo, me tope frente a frente a la persona por la cual yo huía.

— Hay un dicho que dice: "Una vez es casualidad, dos veces es coincidencia y tres es destino".— Su vista alegre me quitó el pánico, su sonrisa opaco mis pensamientos y sus palabras se almacenaron en mi subconsciente.— ¿Crees que esto es destino?






!Lucio tiene novia¡

¿A quien más se le rompió corazón?

Diganme sus pensares y que les parecio el cap.



Nos leemos el próximo capitulo.


los quiere.


DNA

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro