Pequeños problemas
¿Quieren hacer una sección de preguntas y retos? ^_^
Félix, Mug, Cup y Bendy veían con tristeza al conejo, quien mantenía lar orejas bajas y abrazaba con fuerza a su esposa, enterrando su rostro en su hombro. Ortencia no decía nada, simplemente sostenía a su marido con fuerza y le acariciaba suavemente la nuca, sus hijos posicionándose al rededor de ambos e intentando animar a su padre.
-No sé que decir en este momento...- murmuro Mug.
-No hay nada que decir...- negó su hermano.
-Mejor nos vamos- hablo Bendy dándose media vuelta y empezando a caminar.
-Si...- asintió el gato, siguiéndolo junto a los demás. -...lo mejor es dejarlos solo por ahora- caminaron en silencio hasta la sala, donde Félix se dio cuenta de un pequeño detalle. -Oigan, ¿alguno ha visto mi bolso?- se rasco tras una de sus orejas. -No recuerdo que hice con el-
-Se te cayo en el laboratorio- el demonio se encogió de hombros, sacando el bolso de un lugar desconocido. -Lo vi mientras corríamos y como sabia que enloquecerías sin el, así que lo agarre- sonrió.
-¡Muchas gracias, Bendy!- lo tomo con ambas manos y una gran sonrisa. Se acerco al sillón, escuchando a sus tres compañeros hablar de algo que no estaba prestando mucha atención. Se sentó y se dispuso a dejar su bolso a un lado, algo llamándole la atención. -¿Eh?- su bolso temblaba. Ladeo la cabeza y abrió lentamente su bolso, mirando dentro con curiosidad y enarcando una ceja ante lo que tenia frente a él. Metió sus manos dentro, sacando un par de huevos de cascara negra y tamaño mediano, uno de ellos temblando.
-¿Félix?- Mug se le acerco, mirándolo con curiosidad.
-¿Qué rayos es eso?- Bendy se le acerco, mirando los huevos con curiosidad.
-Huevos...supongo- murmuro.
-¿De donde los sacaste?- pregunto Cup de brazos cruzados.
-Del bolso- dejo ambos huevos con cuidado en el sillón, levantándose lentamente. -¿Tú no los pusiste ahí?- pregunto mirando al demonio de reojo.
-Claro que no- se encogió de hombros. -¿En que momento los hubiera metido ahí?-
-¿Chicos?- alzaron la vista, encontrándose con el conejo de la suerte que se acercaba a ellos. -¿Qué hacen?-
-Nosotros...- ellos se tensaron al escuchar un "crack".
-¡Se rompe!- notaron las grietas en el huevo que temblaba.
-¿Romper?- frunció el ceño, confundido. -¿De qué están...?-quedo tieso al estar al lado de los demás, notando los huevos. Todos se quedaron callados, notando como la cascara negra se rompía y caía, dejando ver un criatura que se desperezaba lentamente, levantándose con pies temblorosos: era un copia de Oswald, con las orejas tan largas que tocaban ligeramente el sillón y con pequeños dedos que refregaban suavemente sus ojos, tenia un vestido color violeta con bordes negros largo hasta las rodillas y chatitas violeta, estas con un moño negro arriba. Dejo escapar un gran bostezo, abriendo lentamente los ojos. Eran grandes y brillantes, de un color violeta claro.
-¿Eh?- parpadeo lentamente, notando recién que no estaba sola. Los miro con atención, ladeando la cabeza con curiosidad. -Oigan...- se llevo las manitos a la cadera, frunciendo el ceño. Su voz era femenina pero con un toque infantil. -...¿por qué están tan altos? No es justo, ¿saben?-
-¿I-Ink?- Mug fue el primero en reaccionar.
-¡Claro que soy yo!- se cruzo de brazos. -¿Y por qué tienen cara de haber visto un fantasma?-
-Ammm...¿Ink?- Félix abrió su bolso y saco con nerviosismo un espejo. -Solo...mantente tranquila- dejo suavemente el espejo en el sillón, apoyándolo contra el apoya brazos.
-¿Tranquila? ¿Por...?- se callo al verse a si misma. Se acerco un poco al espejo, tocándose la cara y las orejas, igual que la primera vez que se vio como una coneja.
-No te alarmes- hablo Oswald al ver la mueca que empezaba a dibujarse en el rostro ajeno.
-¡¿Qué no me alarme?! ¡¿Estás chiflado o ciego?!- gruño. -¡Soy una infante!- lo miro con desesperación. -¡No puedo ser una infante, debo volver a casa y no puedo volver así!- su labio inferior empezó a temblar, las lagrimas no tardando en salir de sus ojos y correr por sus mejillas.
-¡Haz algo Oswald!- Félix entro en pánico ante el llanto.
-¡¿Por qué yo?!- lo miro con sorpresa.
-¡Tienes hijos!- Cup lo miro. -¡Sabes como tratar con ellos!-
-¡Eso no tiene nada que ver!- el conejo frunció el ceño. -¡Él tiene sobrinos!- apunto hacia el gato, a quien se le erizo el pelaje.
-¡Mis sobrinos son mayores!- gruño.
-Oh por amor a la tinta...- Bendy gruño, llamando la atención de los demás. -A un lado, tontos- se acerco a la conejita, alzándola con el brazo izquierdo y caminando hacia una de las paredes más cercana, sacándose el guante derecho con los dientes. Dejo caer el guante como si nada, acercando su mano desnuda a la pared y haciendo un pequeño dibujo. -Hey Ink...- ella hipo, mirándolo de reojo. -...juega conmigo-
-¿Eh?- había un ta-te-ti dibujado con tinta, un circulo justo en el medio.
-Vamos...- Bendy sonrío con diversión. -...te apuesto a que no puedes vencerme-
-C-Claro que puedo- se seco las lagrimas, poniendo su manito sobre la ajena y estirándose hacia la pared, dibujando una torcida "X" en esquina superior derecha. Bendy sonrío, sintiendo la mirada curiosa de los demás.
-Es la táctica más vieja del libro...- hablo después de dibujar un circulo en la esquina izquierda inferior, mirando por sobre su hombro a los demás. -...distracción-
-Oh...- se miraron entre ellos y luego al huevo sano abandonado sobre el sillón. Oswald lo tomo suavemente entre sus manos, mirándolo fijamente.
-Ya sé con quien debemos ir- habló con seriedad.
-¡Oye!- se voltearon, mirando a la coneja que miraba al demonio con el ceño fruncido. -¡Quiero la revancha!- ellos suspiraron.
... ... ... ...
-Entonces...- Oswald rompió el silencio. -...¿tienes algo Doc?-
-Lamento decirte esto mi amigo Oswald...- hablo el Doctor Loco después de revisar a la conejita sentada en una mesa metálica. -...pero nunca he visto algo como esto-
-¿Y el huevo?- pregunto Mug.
-Tampoco- negó. -Esta situación es...completamente nueva para mi-
-¿Qué hacemos ahora?- pregunto Félix.
-Ni idea- negó Cup. En eso, el huevo se empezó a mover, grietas apareciendo en la cascara. Miraron con atención como el huevo se rompía, dejando ver a quien estaba dentro: era un ratón pequeño, sus manitos negras rascándose el rostro con pereza y se levantaba lentamente, solo para terminar cayendo de sentón, moviendo ligeramente su fina cola. Bestia una remera blanca, pantalones rojos con tirantes y zapatos amarillos. Abrió lentamente los ojos, mostrando unos unas iris brillantes de color rojo. Miro a su alrededor con curiosidad, deteniendo sus ojos sobre los toons que lo miraban fijamente.
-¿Oz?- su voz era casi la misma pero con un toque infantil notable.
-¡Mickey!- sonrío enormemente, corriendo y alzando al ratón, abrazándolo con fuerza. -¡Estás bien!- el ratoncito no tarde en devolverle el gesto, intentando rodear el cuello de su hermano con sus cortos brazos.
-¿Oz?- se separo un poco del conejo, mirándose las manitos con curiosidad. -¿Soy...pequeño?-
-Algo así- sonrío con nerviosismo.
-No eres el único- hablo la coneja desde la mesa.
-¿Ink?- la miro con curiosidad, notando su apariencia actual. Miro sus manos una vez más, para después mirar a su hermano nuevamente. -¿Qué paso?-
-Luego te lo explico- le sonrío, volviéndolo a abrazar. Mickey se encogió de hombros, aferrándose con una sonrisa a su hermano.
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