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Los buenos tiempos

- yo era una chica normal, iba a la universidad, estudiaba finanzas, era algo vaga pero muy buena en eso, todo era normal, era buenos tiempos, porque no tenías miedo a que un monstruo gigante te comiera – hice una pequeña pausa – no recuerdo en que colegio y la verdad no me interesaba, solo quería ser financiera y ser la mejor, aunque era un poco vaga y como dije antes, antes de venir aquí tuve un accidente automovilístico y ya, es toda mi vida.

- lo único relevante y que no sabía ahí era que estudiabas finanzas, lo demás es obvio, yo quiero todo o lo que te acuerdes.

- está bien – dije algo molesta – nací en la clase media, no era muy rica, pero tenía mis lujos, como que cada dos años tenía un videojuego nuevo y la plataforma recién salida, Netflix.

- siempre me intereso eso, decían que había muchas películas en un solo lugar y gratis, me pareció increíble y algo extraordinario, pero creo que no le fue bien, al inicio las ideas innovadoras le van fatal y a veces la gente los odia.

- tienes razón, pero solo las vi los últimos días de los buenos tiempos, antes de meterme en esto, pero eso no importaba, lo importante es que tenían oportunidades que otros no, como decían mis padres, era respetuosa, porque mis padres me enseñaron a hacerlo, también quería que fuera amable con todos, pero yo no le voy a ayudar a un niño que se cree mucho por tener un reloj de juguete, ni siquiera daba la hora – tomé un pequeño respiro – también me enseñaron a tener buenas notas, pero no me obligaron, solo me dijeron que si pierdo año, lo repetía y mis amigos avanzaban, yo no quería eso, no sabía si ellos querían ser mis amigos si pasara eso, así que seguí adelante siendo una de las mejores estudiantes, pero a mí no me importaban, yo quería graduarme con mis amigas – hice un poco de silencio y me puse a pensar que les habla pasado a ellas – luego seguí, llegue a la pubertad, llego la menstruación, llego los cambios de humor, llego mi primer novio, mi primer desamor, varias dudas existenciales y dudaba de mi sexualidad, pero esa horrible época paso y salí del colegio, no volví a hablar con muchos de mis amigos en el colegio y fui a la universidad, era como el colegio pero mejor, porque ahí si veía cosas que si me interesaban y me llamaban la atención y me hice varios amigos.

- yo nunca fui a la universidad ¿Cómo es? – sentí un poco de pesar, se perdió uno de los mejores tiempos de la vida, ahí encuentras personas parecidas a ti y mientras más pasaba el tiempo, las personas más parecidas se quedaban, o así es como a mí me tocó vivirlo.

- es como el colegio, pero más difícil y más interesante, encontraras muy buenos amigos, que tal vez se quedaran contigo por toda la vida – él se puso algo triste, su cara me decía que estaba desaminado – pero tranquilo, no todo era bueno, había mucho estrés, a veces pocas horas de sueño y te quedabas sin tiempo para tus cosas favoritas, a veces te quería matar y llorabas por lo difícil que era todo, pero al final te levantabas y seguía adelante.

- gracias por animarte, pero sigue tu historia, por favor.

- bueno, un día mis amigas hicieron una salida, para conseguir pareja, yo no quería y sabía que todo esto saldría muy mal, pero necesitaban a alguien quien manejar, así que salimos, no tomé nada en la salida, que en realidad era una fiesta, no tome nada de alcohol y me divertí, al final tuve que conducir, hasta que una de mis amigas vomito dentro del vidrio y pues, tuvimos un accidente de lo más estúpido, no me acuerdo nada después de eso, o son solo sueños o alucinaciones, después de ese punto no recuerdo que paso o no sé si lo que se es verdad, no sé si me metieron en un hospital público, si morí o qué demonios paso, yo no era nada especial y me sentía orgullosa de eso, las personas normalmente no son especiales, para mí las únicas personas especiales son matemáticos o físicos, escritores y un el chico que veo por internet, tenía una vista muy realista del mundo.

- pues tienes razón ¿Pero los pintores qué?

- es una pintura, no es como que haya mucha importancia, a mí no me gustan, la detesto, además el arte de los buenos tiempos era básicos y muy asquerosos.

- vaya, me gusta como ves el mundo, pero bueno, esperemos que las cosas no hayan cambiado mucho y que ningún psicópata salga de este lugar – alguien toco la puerta – puede pasar – alguien abrió la puerta.

- hola – era el jefe del lugar, mil.

- lo señor – dijo mi "novio", yo solo levanté mi mano.

- no me digas señor, llámame mil, o jefe, cualquiera de las dos está bien.

- ¿Qué haces aquí? Jefe – hice énfasis en la palabra jefe.

- pues, los estaba escuchando hablar de su tema del pasado o como lo dicen ustedes, los buenos tiempos.

- eso es muy terrorífico – él sonrió.

- lo sé, pero lo que venía era para cumplir algo, cumplir mi promesa - ¿Promesa? ¿Cuál promesa? – por tu cara veo que no te acuerda – miró a mí "novio" - ¿Tú te acuerdas? – él movió los hombros, lo que significaba que no tenía la idea, él soltó un pequeño suspiro – soy un hombre de palabra, así que no me aprovecharé y no les diré, tú me dijiste como terminaste aquí y luego yo hacía lo mismo.

- ya me acordé.

- ya me acordé – dijo imitando mi voz – la verdad es muy complicada y para entenderla toda, tenemos que retomar un poco mi historia, yo era alguien importante con un gran cerebro y una muy buena imagen – él sonrió de una manera egocentrista – pero eso no era lo que importaba, yo no quería morir, me aterraba y si tenía morir, quería hacer algo muy importante para tener impacto y que es lo más importante en la vida, la vida misma, quería no morir.

- a ver si entiendo, tú le temías a morir, así que querías extender tú tiempo de vida, agregar más años a tu vida, tú segundo miedo es ser olvidado, así que tu buscabas extender la vida humana.

- no.

- ¿No qué? Dije muchas cosas.

- en casi todo, lo primero es que sí, le temía a morir y quería vivir más tiempo, pero no se si te refieres a esto, pero así te entendí, piensas que yo quiero agregar más años a mi cuerpo y no ¿Has visto a los viejos? Yo no quería verme así, yo lo que intentaba era retroceder los años, rejuvenecer, crear un suero que tu cuerpo retrocediera.

- vaya, eso suena interesante – dije emocionada – eso hubiera ayudado a muchas personas, seríamos dueños del cuerpo, no podríamos morir de vejez.

- eso mismo dije yo y eso sentí, aunque me emocioné más que tú y gracias por entenderlo, porque cuando lo decían, muchas personas decían que eso era jugar a ser Dios, que los cuerpos se hicieron para morir o unas estupideces así, que las arrugas en la piel son las historias de una persona, que no hay que meterse con la naturaleza, porque después ella se vengara o varias frases así de imbéciles, al final solo quería ayudar, pero todo salió mal, terriblemente mal.

- ¿Qué? ¿Qué salió mal de tú experimento? – él se río.

- lo más estúpido de todo esto fue que ni siquiera fue mi culpa, todo salió mal por los demás, no por mí y no es por echarme la culpa a los demás, pero es verdad – él subía poco a poco el tono de voz, así que se quedó callado y respiro – lo que paso es que yo había pedido mis experimentos de la inmortalidad, como decían ellos, como es obvio tenía que experimentar con personas, así que me dieron criminales de cadena perpetua para experimentar con ellos, pero un periodista lo descubrió y pues, todo se fue a la mierda, lo público y todos los pendejos salieron de sus casa y protestaron, rompieron ventanas, mataron policías y los culparon a ellos, por defenderse, la verdad es que los policías después de un par de veces se enojaron y se pasaron de poder, lastimando a todos los que lleguen, se volvió una guerra en las calles, porque los malditos se sintieron mal de asesinos, violadores que estaba experimentado y empezaron a ser estúpidos y tocaron los huevos a los policías y todo salió la mierda y adivinen quien se comió toda esa mierda ¡Yo! Que puta estúpides, me cagaron por sentirse culpable, me quitaron todo, -mis experimentos, mi trabajo, todo, me quemaron la puta casa y los responsables salieron libres ¡Libres! Me quedé sin nada, así que hice lo más coherente, lo mejor que pude hacer, matar a esos hijos de puta y luego me enviaron a la cárcel, en otras palabras, una casa de retiro, no tenía nada y ese era el lugar mejor que podía conseguir.

- vaya, no sabía, me parece algo curioso y lo siento por todo lo que paso.

- no pasa nada, no fue su culpa y esas personas sufrieron su castigo, luego de eso me metieron preso, pero algo curioso paso, dos personas con traje muy refinado entro al lugar y me dijo que podía estar en un pequeño experimento, un gran experimento, obviamente dije que sí y me dijeron que pudiera traer lo que quisiera, así que traje mi carta de experimento.

- ¿Entraste a voluntad propia? ¿Sabías que podías morir? – si su respuesta es sí, es más pendo de lo que pudiera imaginar.

- no me dijeron eso, me dijeron experimento y que podía asistir, que era revolucionario, obviamente acepté, me interesaba mucho, pero debí investigar.

- sabes, tu teoría de que todos somos conejitos de indias ya no se me hace tan descabellada, creo que tienes razón y es lo que más me asusta, pero ¿Por qué? ¿Cuál es nuestro papel aquí? Sigo sin entender.

- fácil, es obvio que el gobierno o alguien encontró algo que cambiaba nuestro ADN o lo combina o yo que sé, pero es algo nuevo y poderoso, seguramente nuestro gobierno quiso experimentar con ellos en un lugar controlado, así que los metieron aquí, con ciertas personas para ver sus habilidades, quizás nos estén grabando y viendo lo que estos nuevos seres son capaces, así que agarraron a muchas personas para que el experimento dure más.

- ¿Qué pasa si salimos de aquí? ¿Nos mataran? Obviamente no quieren que esto se sepa.

- posiblemente, aunque no nos precipitemos tanto, primero acabaremos con ellos, con la maldita secta de estúpidos, así que preparasen, mañana será un gran día si todo salé bien, quizás seamos los sobrevivientes.

- esperemos que todo salga bien – no me gusta la idea de la guerra contra ellos, es estúpido, pero no entrara en razón, lo que tengo que hacer es no mirar y ya.

- y va a salir bien, no te preocupes por nada, se ve que tu novio es fuerte y valiente, lo vi en la batalla y lo vi disparar, es algo bueno, así que agradécele por estar contigo.

- yo tengo la suerte de estar con ella, es la persona que más me ayudado, por lo menos aquí y no te quiero menos preciar jefe, pero ella me ha salvado varias veces y me seguirá salvando – él me agarró de las manos.

- qué bonito.

- ¿Alguna vez has estado comprometido mil? Y si te molesta esta pregunta no la respondas.

- no me molesta y claro que estoy comprometido, tengo una relación con la ciencia, yo estoy enteramente para ella y ella está para mí.

- me refiero algo tangible, algo que puedas besar, abrazar, agarrar las manos, ver películas, algo que puedas ver con los ojos.

- pues sí, si he tenido un noviazgo, pero me importa mucho la ciencia y todo lo que has dicho lo puedo hacer con un amigo o amiga, excepto besar y agarrar las manos y si necesita algo más, además de lo beso, conozco un lugar donde tú pagas para que te ayuden en eso.

- creo que no quiero saber más del tema – alguien tocó la puerta - ¡Pueden pasar! – nadie abrió la puerta – tendré que abrir la puerta – suspiré.

- no, no te levantes, yo lo hago, además me tengo que ir – él se levantó y abrió la puerta – buenas ¿Qué necesitas? – miré a la puerta y vi a la puerta y vi que era Ana, la chica de antes, la chica que su madre regaño.

- hola ¿eres doscientos cuarenta y ocho? – ella dio un pequeño grito agudo.

- lo siento, es que, tú eres tú y que recuerdes mi nombre es algo... - estaba muy nerviosa.

- hey, tranquila – él se río.

- lo siento, pero mi familia, incluyéndome, te admiran mucho.

- gracias y si recuerdo a tu familia, normalmente me gritan gracias cuando me ven.

- lo siento por el comportamiento de mi familia.

- no te disculpes, no eres consecuencia de lo que hace tu familia – ella empezó a temblar, seguramente por la pena de estar a su lado, pero creo que él no lo notó – no nos hemos presentado, un gusto soy mil, aunque ya sabes quién soy.

- soy Ana – dijo tartamudeando - ¡Lo siento! Soy doscientos cuarenta y ocho.

- tranquila, se ve que los nervios te ganaron, pero en realidad yo no nací especial, era normal, un niño tonto que creía que todo era blanco y negro, pero con el tiempo aprendí que el mundo es de gris, con el tiempo mejoré y me hice especial, a lo que me refiero que no te pingas tan nerviosa, tú podrías ser igual de especial que yo, incluso puedes ser mejor, si te lo propones.

- espero que sí – siguió tartamudeando.

- bueno, los dejó, tengo que trabajar, descansé, en cualquier momento atacaremos o nos atacan, nunca lo sabremos, así que descansen, uno nunca sabe cuándo volverá a descansar, así que aprovechen – le acarició la cabeza a Ana – fue un gusto conocerte Ana, nos vemos después – la soltó y caminó lejos de aquí.

- ¡Espero que sí! – dijo sin tartamudear y segura – agárrenme que me desmayó – me hice detrás de ella – esto es lo mejor que me paso – ella se tiró para atrás y yo la dejé caer.

- debiste ayudarla.

- tal vez, pero ¿Por qué lo hizo? Que entienda que no todos la van a garrar, así que no se vuelva a tirar para atrás – ella se levantó.

- yo creo que debo dejar de hacer estupideces.

- que sabio – yo me reí – lo siento por no agarrarte, pero me iba a caer contigo, no soy muy fuerte, soy un espagueti.

- te entiendo y no pasa nada, a las señoras que llegan a los treinta pierden fuerzas.

- ¡¿Qué?! ¡¿Crees que tengo treinta?! – está niñita no sabe nada, apenas llegue a los veinte.

- si – dijo asustada.

- apenas tengo veinte.

- ¡¿Qué?! ¡¿Tú veinte?! – ella se río y yo la miré sería – es verdad, eso significa que yo soy mayor que tú - ¿Qué? – tengo veinticuatro.

- ¿Eres cuatro años mayor que yo? Yo creía que no habías cumplido los dieciochos años.

- me lo dicen seguido, dicen que soy más joven – mierda.

- oye guapo ¿A ti te parezco vieja? Y dime la verdad – si me dice que parezco de treinta lo mato.

- sinceramente, la primera vez que te vi pensé que tenías veinticinco o veintiséis y pues, no pasa nada, aun te sigo amando, solo nos llevamos tres años – entonces tienes veintitrés.

- pero esperen tienes veinticuatro ¿Verdad? – ella movió la cabeza de manera afirmativa – entonces no vas a crecer más – yo soy unos diez u ocho centímetros más grandes, y yo mide un metro sesenta y cinco.

- lo sé, pero me gusta ser pequeñita.

- lo siguiente es ¿Tú madre te manda ordenes? Cuando ya eres mayor de edad, en mi país ya eres una mujer, que debería tener trabajo o ser una vagabunda, pero en cualquier caso serías alguien independiente – ella suspiró.

- la verdad, es que mi madre quiere que sea su sirvienta, desde muy pequeña – ella se sentó en el suelo y se miró las manos – desde muy pequeña yo lavaba y trapeaba la casa, mi padre nunca estaba, porque murió unos días después de mi nacimiento, éramos ocho personas en la misma casa y yo era la única mujer de la casa, los demás eran hombres, aunque bueno, al final terminando siendo seis, pero eso no importa ¿Quieren escuchar la historia completa? – ya empezaste, no sea una mierda y termínala.

- claro – le sonreí falsamente.

- bueno, yo nací en enero veintiséis, unos cuantos días mi padre murió, mi madre nunca me contó porque, siempre me pegaba en la boca y luego se iba, así que no insistí, mi infancia la olvidé, no fue relevante, simplemente una niña normal en el exterior, que no podía salir y que le gustaba el inglés y cantar, nunca tuve amigos de verdad, solo compañeros, personas que estaban ahí porque debían, no creo que ni se preocuparan si me moría, pero esos no son lo que importa, lo que importa es mi familia, cuando estaba en primero, mi madre me enseñó a trapear, lavar la lozas, aspirar, ir por la comida y muchas otras cosas, por suerte no me atracaron mientras salía – ella se quedó callada – pero eso no era lo único que paso, mi hermano mayor, el más cercano, que tenía seis años, lo había atropellado un caro, lo único bueno es que gracias a eso nos pagaron el funeral y varias cosas más – ella se le quebró la voz – luego de eso las cosas se volvieron peor, tenía que hacer las tareas a mis hermanos, por lo menos a los que podía hacer y todo porque ellos eran los hombres de la casa y las mujeres lo que hacían todo, yo obviamente le dije que no, que era algo estúpido, pero ella me golpeaba con lo primero que encontraba, y en el caso que no encuentre, me agarraba del cabello y me lanzaba contra una pared y esto siguió un par de años más, muchos años más – ella empezó a llorar un poco – esa fue mi vida, incluso aquí, siendo una maldita sirvienta, porque mi mama quiso que lo hiciera y le hice caso y por suerte mil dijo que solo un trabajo y que podía tener descanso, porque si fuera por mi mama trabajaría de todo hasta que me desmayara – ella rompió en llanto y yo la abracé.

- tranquila, ella no está aquí y ya no estamos en tu casa y tienes algo que antes no.

- ¿Qué? – lo dijo entre lágrimas y muy bajito.

- amigos y personas que te apoyan – ella puso su cabeza en mi hombro y siguió llorando por un largo tiempo.

- gracias – dijo más calmada – lo necesitaba.

- si quieres paramos y después... - ella negó con la cabeza.

- tengo que hacerlo, tengo que sacar está mierda, me necesito desahogar, además si desaparezco, ya saben quién es – ella soltó una pequeña risa.

- está bien, pero cuando quieras parar, paramos.

- está bien – ella respiro un par de veces – cuando yo estuve en cuarto, en la mitad del año, otro hermano se murió, era el tercero más grande, tenía quinces años, murió, salió a jugar con sus amigos en navidad y una pólvora le explotó en la cara, no me contaron como fue, pero fue estúpido.

- espera si era el tercero mayor ¿Qué edad tiene tus hermanos? – ella se quedó callada, seguramente pensando.

- los dos mayores tienen veinticuatro y dieciocho, cuando yo nací y obviamente ayudaban a su madre y sus hermanos con dinero, ellos normalmente salían a trabajar, eran solteros y obviamente vivían con su madre – ella se quedó callada – luego siguen los trillizos, el mayor por un minuto, fue el que murió y siempre decía, soy el mayor, háganme caso, los otros dos eran muy calmados e inteligentes y cuando se murió su hermano mayor, se largaron de casa, sabían que las cosas iban a empeorar y se largaron, no sé si encontraron una mejor familia o terminaron dentro de bolsas, pero creo que eso fue mejor que estar con su madre en miseria, luego dos años después mis hermanos se largaron de casa a un lugar mejor y al final quedamos solo un hermano y yo, en la pobreza, por suerte solo tuvimos que pagarle los dos últimos años de la escuela, cuando yo ya estaba en sexto, él estaba en decimo, como el dinero no nos alcanzaba, hicimos sacrificios, mejor dicho me sacrificaron, vendieron mis juguetes, mi cama, mi ropa y me sacaron del colegio, ahorra estaba fuera del colegió y usaba la ropa de mis hermanos.

- lo siento, te prometo que eso cambiara.

- eso espero – dijo desanimada – cuando llego a la universidad, sus hermanos se la pagaron y se largó de la casa, solo quedamos ella y yo y ahí fue donde toqué fondo, por lo menos mi tercer fondo, porque cada vez todo se volvía peor, cuando todos se fueron, yo tuve que siempre ser amable, porque mi mama me pegaba por todo y no me metía a la escuela porque era muy caro, así que fui amable con todo, para que mi madre me dejará de pegar, luego de eso mi madre cayó en un círculo vicioso, ella conseguía un novio, una mala persona, la primera persona que se encontraba y se iba, me dejaba en la casa sola o casi sola, porque se compró una cámara para vigilarme – ella tomo airé – y decía que no teníamos dinero para estupideces – ella se río – además me dejaba con el vecino, un viejo amable y me daba comida rica con dulces, tenía miedo que si lo abandonara se moriría, apenas si se podía parar, así que me quedé por él.

- ¿Por qué no pediste ayuda a alguien? A la policía, a un amigo.

- soy pobre, crees que los policías me van a creer, lo intenté una vez y le dieron una recomendación a mi madre, además se sintieron pena por mi madre y no hicieron nada, porque era una mujer pobre que se sacrificaba por su hija y se fuero y no tenía amigos.

- y ¿Qué paso después?

- simplemente nada, ella se largaba de casa o a veces lo traía a casa, para hablar y lo demás, pero nunca duraban mucho, solo duraban un mes o un poco más y así siguió, hasta que un día, cuando yo estaba sola en casa y la policía abrió la puerta y me hizo varias preguntas, que sí estoy sola, donde está mi mama y cosas así.

- ¿Por qué? Adivino que después de eso todo cambio a mejor.

- por un momento todo mejoro, lo que paso es que mi mama tiene unos ciertos cargos, así que la vinieron a buscar, pero me encontraron a mí, le conté toda la verdad y el policía se preocupó por todo, de la forma en que vivía y todo, no me pudo llevar en adopción porque era mayor de edad y sí, pero me llevo a la academia de policía y me enseño varias cosas, como sumar fracciones, varias nuevas palabras de inglés, geografía y varias partes del cuerpo, hasta que mi mama llego, unos días después, mientras vivía con el policía, hasta que mi madre llego, la metieron presa y fui feliz, pero no pude aprender más, me estanqué y deje de aprender, luego me dijeron que podía tener un nuevo hogar y aparecí aquí, con mi madre – la miré preocupada - ¿Qué pasa? ¿Es malo? Claro que sí, tu mirada me lo dice todo.

- lo que pasa, es que tenemos una teoría con mil, no te lo tomes a mal, pero tenemos una teoría que todas las personas que están aquí, son personas que nadie van a extrañar, criminales, personas que no son nada, sin amigos, vagabundos o en mi casa, alguien que termino en un hospital.

- dices que ¿No le importaba a nadie? – miró un poco para abajo – tienen un poco de razón.

- lo que pasa es que, todos aquí son personas que odian el mundo o lo olvidaron, así que todos somos iguales – le puse mi mano en su hombro – así que no te preocupes – ella me abrazo.

- gracias por todo, pero me tengo que ir – me soltó – y si quieres ayúdame con lo de mi madre y con lo de mil, si quieres.

- claro que sí – ella salió de la habitación – que chica tan interesante.

- ¿Es lo único que vas a decir? – dijo molestó.

- pues obviamente me siento muy mal por todo lo que paso y quiero cambiar todo, espero que todo cambie para mejor, porque su vida es una miseria y adivino que ambos vamos a ayudarlo.

- claro, es nuestra nueva amiga, la tenemos que ayudar.

- tienes un gran corazón – lo abracé.

- soy amable con las personas que son amables conmigo, con los que son malas, soy amable falsamente y preparo el cuchillo para atravesarlo.

- ¿Por qué eres tan amable? Sabes que esto va a salir muy mal.

- lo sé, pero si tú eres amable, las otras personas van a ser amables contigo, además así las personas confiarán en ti y creerán que eres personas amable y confiable.

- dijiste mucho la palabra amable – me reí – bueno, durmamos, tengo sueño y hay que descansar – le puse seguro a la puerta.

- este cuarto es más grande que el anterior, pero sigue habiendo una sola cama.

- hoy vas a dormir en mi cama – él se río.

- para mí no hay problema, lo decía por ti.

- yo tampoco tengo problema, eres mi amigo y dormir con amigos es normal – yo me acosté – ahora apaga la luz – él me hizo caso.

- ¿Segura? – se acostó a mi lado – aún me puedo dormir abajo o no duermo, no lo necesito – lo abracé.

- tú te quedas, además me siento seguro junto a ti, eres fuerte, hábil y me puedes salvar.

- ¿Crees todo eso de mí? – dijo un poco nervioso.

- claro que sí y si sigues así te ganaras un premio.

- ¿Cuál? – yo sonreí.

- esté – lo besé en los labios, necesitaba que confiara en mí, que diera la vida por mí y se nota que le gusto, así que, si soy amable con él, hará cosas por mí – buenas noches – cerré los ojos y sonreí, el no dijo nada, seguramente por pena, pero tampoco tiene que decir algo para saber qué es lo que siente.

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