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La luz...

Todos se fueron a diferentes lugares, quería ir con mi "novio" y su hermana, ya que éramos amigas por ahora, pero el dolor se volvió más intenso, apenas podía soportarlo, entonces me acerqué a don Toño y lo agarré del brazo.

- necesito tu ayuda, me duele el cuerpo otra vez.

- te echaré anestesia local en la herida, mucho para que resistas y quizás no te duela nada.

- vamos – ambos entramos a una habitación con una cama.

- acuéstate – le hice caso y me acosté – listo, quizás esto te duela – se acercó a mí con una jeringa.

- eso se ve muy afilada.

- tranquila, estarás bien – me subió un poco la camisa.

- ¿Hay otra manera de no hacerlo tan doloroso?

- no te quejes, ya estás demasiada grande para mí – quería detenerlo, pero era lo mejor para mí – voy a contar hacía tres y te chuzare, lista.

- sí, solo hazlo – la espera me mataba y cada vez que miraba la aguja me daba miedo.

- está bien, uno... - me chuzo con la jeringa, yo me mordí el labio inferior para no gritar – listo, ya, no fue tan difícil.

- te mataré, eso dolió mucho.

- exagerada – él sonrió.

- gracias por todo – me paré, me sentía mejor.

- ya no siento nada.

- lo sé, yo mejoré un poco la anestesia.

- les avisaré cuando nos vayamos a ir.

- si mi capitana, buena suerte con todo.

Caminé por todas las habitaciones. Ann estaba con él chico inmortal, hablando y riéndose, si sobrevivimos, ellos dos van a estar juntos, estoy casi segura. Luego me dirigí a la habitación donde estaba mi "novio" y su hermana.

- ¿Puedo pasar? – como siempre, su hermana grito.

- claro, pasa, pasa – abrí la puerta y entré.

- te vine a ver – abracé a mi "novio".

- ¿Por qué tan cariñosa? – su hermana grito.

- solo, si sobrevivimos a esto, podemos ser novios de verdad – yo lo bese y él me correspondió el beso.

- nada me haría más feliz – su hermana volvió a gritar.

- ¿Qué dijo? – él se puso algo nervioso.

- que está feliz de vernos juntos – ella volvió a gritar y él se puso más nervioso.

- ¿Enserió es eso? O solo me estás mintiendo – ella grito – y tú cállate un momento, puedo hablar con él, por favor – ella se enojó, pero al final se fue de la habitación – ahora, dime si me equivoco.

- no, si te estoy mintiendo, quizás no debía, pero bueno, el daño ya está hecho.

- ¿En qué mentiste? Tengo muchas posibilidades en la cabeza.

- no acepta nuestra relación, si vuelve a vernos, después de esta misión, te matará.

- ¿Qué le prometiste? – él se quedó callado y miró para abajo – dime la verdad.

- que me iría con ella, te iba a abandonar, por eso nos ayuda, quiere que volvamos juntos, como los buenos hermanos que somos.

- ¿Cuándo me lo ibas a decir? – él miró a otra parte, me estaba evitando la mirada.

- al final, tenías cosas más importantes que pensar, como en nuestra última misión – me miró a los ojos, estaba llorando – lo siento.

- no te disculpes, es lo que tienes que hacer, yo sé que no me quieres dejar, pero ambos sabemos que la necesitamos y quizás es uno de los monstruos más fuertes y nuestra mejor posibilidad de ganar.

- lo siento.

- tranquilo, hiciste lo correcto, yo te lo pedí y no te preocupes, quizás pueda convencerla después de la misión – le di un beso en la mejilla – eres el mejor, nunca lo olvides – lo abracé y él me abrazo fuerte – gracias por todo.

- no fue nada, somos amigos ¿Recuerdas? Los amigos se ayudan entre sí – su hermana grito – tú cállate, por favor – nos abrazamos por unos segundos más y nos soltamos.

- ¿Estás lista? – me giré, vi como sonreía un poco y grito – pues vamos para allá, hay que detener a mil.

- ¿Qué hacemos? – lo agarré del hombro.

- espérenme a fuera – miré a su hermana – ambos.

Todos salimos, pero ellos se quedaron cerca de la puerta, mientras yo buscaba los otros. Primero fui por el chico sin emociones, le dije que se encuentre con los demás, que estamos cerca. Luego fui por don Toño, por suerte estaba con su amigo el inmortal, le dije que todos nos vamos a encontrar, que encuentren a los demás y que esperaran allí. Por último, fui por los dos tortolos, primero toqué la puerta, no quería interrumpirlos si se estaban besando; alguien dijo pase y yo entré, le dije que me siguieran, que ya nos vamos a ir. Al final todos nos reunimos, estaba nerviosa, no sabía que hacer, así que dije lo primero que se me ocurrió en la cabeza.

- es el momento, es nuestra oportunidad, quizás sea la única esperanza que tengamos, hay que actuar juntos, si queremos vivir, sé que algunos no nos llevamos bien, pero enfrentamos a un enemigo que nos eliminará si estamos solos – los miré a todos – sé que nosotros podemos, intenté no morir y los quiero, a la gran mayoría los quiero – todos gritaron – ahora, síganme, me acuerdo como llegar hasta allí.

Caminamos lentamente hacía el lugar, nos acercamos mucho, pero sin llamar la atención, demasiado lejos para que las cámaras de seguridad no nos vieran, a partir de ahora, nuestro plan empieza.

- bueno, estamos aquí, primero lo que vamos a hacer es encontrar a nuestro gran amigo – la chica de las motosierras grito.

- adivino que soy yo, eso dijo – yo la miré y sonreí.

- no conozco a nadie tan valiente como tú, tampoco conozco a otra persona que sea así de rápida y muy ruidosa, sobre todo ruidosa – ella miró para otro lado, grito y se fue – mientras, todos permanezcan aquí cerca y estén atentos, escuchen a su alrededor, si escuchan pasos, nos largamos y luego volvemos, descansen – todos nos sentamos.

- hola – mi "novio" se sentó a lado – quiero hablar.

- después – le agarré la mano.

- necesitamos hablar – yo lo besé.

- después – le sonreí.

- está bien – se fue y yo sonreí aliviada.

- veo que la relación no va bien – me volteé y vi a la pelirroja acercándose.

- hemos tenidos mejores momentos, pero no es hora de hablar de eso, hay que concentrarnos en el plan.

- sabes, quizás no tengas más tiempo después, habla con él mientras pueda.

- no, ya lo hemos hecho, hizo lo correcto, lo necesario.

- bueno – se sentó a mi lado – pero creo que lo mejor es hablar.

- quizás lo haga después – no quiero, pero me seguirá jodiendo si no le digo lo que quiere oír.

- mis padres siempre me enseño aprovechar el tiempo, cada segundo es oro.

- hablando de eso, nunca has contado sobre tú pasado.

- era la chica nerd, alta, me iba bien en los exámenes y cobraba por hacer tareas, sobreviví a un tiroteó escolar, antes tenía un tic nervioso en las manos, pero luego desapareció cuando entré aquí, también era muy sensible, cada vez que perdí lloraba, lo demás está olvidado o no sé si son sueños o recuerdos, quizás ambas.

- ¿Tenías pareja? – ella río.

- eso no me importaba, era un objetivo secundario, me gustaban los chicos, si eso preguntas – ella se quedó callada – pero mi futuro era lo más importante, quería tener estabilidad económica primero, luego tener a alguien, además no quería depender solo de mi pareja, me sentía mal porque gaste tanto dinero en mí.

- me alegro – ella miró para abajo.

- pero, cuando llegué aquí ¿Qué futuro tengo después de esto? Estoy arruinada, no puedo dormir, acabo matando a alguien, merezco morir.

- no es tú culpa.

- quizás no, pero, ya te lo he dicho, no va a parar hasta que la maten y ambos moriríamos.

- no lo sabemos – ella me miró y sonrió un poco.

- ambos sabemos que sí, yo sé que sí y tú también, no mintamos.

- quizás algunos días mejores y puedas controlar.

- pero aun así tengo que ser castigada, tengo que ser castigada.

- sí, lo tienes que hacer, pero ¿Te imaginas cuantas vidas puedes salvar con tus poderes? Además, esa no eres tú, no tienes que sufrir por ella, o él, o lo que sea esa cosa – ella sonrió.

- gracias, quizás tengas razón.

- además, si tienes futuro, en el amor tienes futuro – ella miró hacia otro lado.

- ¿A qué te refieres? – se veía nerviosa.

- no te hagas la boba – me acerqué a su oído – puedes estar con ese chico, el amigo de don Toño – sus mejillas se pusieron roja carmesí – además él es inmortal, puedes estar con él si ningún problema – ella se alejó.

- no es momento para eso, primero hay que pensar en lo que pasará ahora, luego en el futuro, en el lejano – yo sonreí.

- como dijiste tú, aprovecha cada segundo, es oro – me levanté – gracias por hablar, voy a hablar con mi pareja – caminé hacía mi "novio" – hola – él se acercó corriendo y me abrazo fuerte.

- te quiero, es lo único que diré.

- yo lo sé, pero, no sabemos si vamos a sobrevivir, así que la verdad es que, gracias por todo, fuiste un buen amigo, eres muy importante para mí, pero no te amo, aun no, no podemos ser amigos, pero, no podemos ser pareja, aún – le di un beso en la mejilla – quizás después podemos ser algo – él sonrió.

- te prometo, que tú serás mi novia – yo sonreí, el me abrazó - ¿Aun te sigo importando? – yo reí un poco.

- claro que sí, eres mi amigo y me salvaste varias veces, claro que me importas – se empezó a escuchar unos grandes pasos y unas motosierras, era ella - ¡Todos listos, ya viene! – todos nos acercamos a la puerta, lo suficiente sin que la cámara nos viera, queríamos saber que pasaba – atentos a cualquier sonido – se escuchó un grito de nuestra compañera y luego se escuchó otro grito, uno más grave y fuerte.

- ya viene – los pasos se escucharon a nuestra izquierda.

- van a chocar con la cosa que está delante de nosotros.

Luego de unos segundos vimos a ambos corriendo, se escucharon unos cuantos disparo y por último se escuchó un gran golpe. Todo quedó en silencio por unos segundos, luego se escucharon gritos, disparos y las motosierras, era nuestra señal, todos corrimos rápidamente hacía enfrente. Él gran monstruo corría hacía la derecha, donde hacía más ruido, pero algo no andaba bien, solo se escuchaban las alarmas de la izquierda, lo que alejaba el monstruo donde ellos querían. Algunos soldados aparecieron, pero no fue problema para nuestra amiga con motosierras, los descuartizo rápidamente, algunas torretas aparecieron arriba de nosotros. Ella las eliminó la mayoría, pero las torretas empezaron a tirar explosivos y eso la hizo soltar y caer al suelo, todas las torretas la apuntaron, pero por suerte su hermano le arrancaron del techo.

- vamos.

- no, ustedes vayan y destruyan todo lo que puedan, llamen su atención, destruyan.

- ¿Qué harán ustedes? – agarré él arma de una mano que estaba en el suelo – sobrevivir, vamos a aguantar cinco minutos, luego seguiremos, tienen que destruirlos en ese tiempo.

- ¿Esté lugar es seguro? – yo miré alrededor y vi a su hermana destruyendo varias torretas.

- no creo, esperemos un poco y cuando no aparezcan más torretas.

- me parece un buen plan – él sonrió.

Esperamos un momento, ella rompió todas las torretas y la cámara del lugar, estaban ciegos, todo estuvo tranquilo por un tiempo, nosotros hicimos una barricada con lo que encontrábamos, luego de un tiempo de hacer la barricada, aparecieron varios soldados a atacarnos, se centraban en ella, querían matarla, pero no lograron nada. Ella los descuartizo de varias maneras, algunas veces aplastaba la cabeza de sus enemigos, las paredes se llenaron de sangre y tripas, era horrible.

- creo que ya es todo ¿Crees que haya más torretas? – ella grito – entonces nos podemos ir de aquí.

- cuídate – lo abracé fuerte.

- tú también – me dio un beso en la cabeza – los dos se fueron.

- ¿Ahora qué? – miré a la puerta y sonreí.

- vamos a atacar, vamos juntos y necesito que te duermas, por favor.

- no creo que sea lo mejor.

- es el momento perfecto.

- yo... - ella estaba algo nerviosa.

- tranquila – el amigo de don Toño puso si mano en su hombro – te prometo que no nos van a dañar a nosotros, de eso me encargo yo – ella sonrió.

- está bien, solo dame tiempo – ella se acostó – manténgase lejos de mí.

- buena suerte.

- a ustedes – ella cerró los ojos, giré y vi como don Toño estaba cerca de la puerta.

- ¿Qué haces? – él puso su dedo en la boca.

Unos soldados entraron a la habitación, eran cuatro, me apuntaron a mí y al amigo de don Toño, se acercaron poco a poco hacía nosotros, pero no vieron a don Toño, que se acercó a sus espaldas, mato a dos personas clavándole sus garras en las costillas, a uno le subió la mano cortándole el lado derecho por completo, al otro lo lanzó contra uno de los soldados. Se acercó al otro y le atravesó su pecho con su mano, se acercó al último que estaba vivo, camino lentamente donde estaba tirado en el suelo; él lo levantó y lo agarró de la cabeza, hizo fuerza y la estripo la cabeza.

- los escuche desde lejos – se acercó hacía mí, estaba lleno de sangre, sabía que ellos estaban cerca.

- estuvo cerca – dijo el chico del coma.

- hey, tengo una pregunta ¿Cómo te llamas? – él me miró – si las cosas saldrán mal, tu vienes conmigo.

- soy David, o como mil me decía, siete, cero, ocho y nueve.

- un gusto conocerte – le extendí la mano.

- el gusto es mío – él sonrió un poco.

- preparasen, cuando la bella durmiente despierte, vamos a irnos.

- no tienen que esperar, ya estoy aquí – me giré y la vi, su mano se convirtió en un tentáculo – denme una razón para no matarlos.

- ¿Quieres matar? Mira donde estamos, puedes matar todo lo que quieras – ella miró su alrededor y sonrío – ¿Qué dices? ¿Trabajaras con nosotros? Piénsalo bien y rápido, no tenemos mucho tiempo.

- está bien, pero no voy a estar con ustedes, solo quiero ver cuantas personas puedo matar – ella se acercó a mí – estoy de mi lado, no del suyo, además no sé qué es esté lugar y por lo que veo, es muy peligroso, si no estoy mal, ahí hay medía torreta – señalo a parte de una torreta – y he visto quince cabezas, por ahora y los rifles que veo tirados en el suelo, son muy potentes, estás personas no son simples personas cagadas de miedo, son soldados.

- me alegra escuchar eso, ahora movámonos, tenemos que encontrar a mil y las dos llaves.

- ¿Llaves para qué? ¿Quién es mil? – caminé hacía la puerta de mi derecha.

- para salir de aquí y mil es una mala persona, muy mala persona, él tiene las llaves para salir de aquí.

- me hubieras dicho eso y yo con gusto les ayudaría, quiero salir de aquí igual que ustedes – abrí la puesta.

- cuidado, hay unas torretas por aquí.

- no le tengo miedo – ella entró primero, era un gran pasillo, estaba vacío, no había nadie – gallinas – ella camino por el pasillo y nosotros lo seguimos, unas torretas salieron del techo, una por delante y otra por detrás – vaya, eso es interesante.

- ríndanse, no pueden ganar – dijo mil por un altavoz que estaba en la pared.

- eso lo veremos – ella destruyó las torretas con sus tentáculos, uno que salió de su mano y otro que salió de la espalda.

- saben algo, vengan aquí, si tienes valor, si tienes pelotas u ovarios – él se río – vamos a ver quién muere primero.

- no sabemos ni dónde estás.

- lo sabrás cuando lo veas, es nuevo, lo construimos, es perfecta y tiene micrófono y cámaras para verte.

- ¿Enserio crees que te voy a creer? Eres un mentiroso, todo lo que salen de ti es mentiras.

- voy a dar una prueba de mi palabra, si tú y alguien más caminan solos, yo no los atacaré.

- está bien, pero no iré donde tú me digas, yo solo voy donde yo quiera.

- me da igual, tarde o temprano me vas a ver, pero voy a aclarar algo, yo nos los atacaré, pero no sé los otros que harán, quizás ellos si los ataquen, buena suerte.

- bueno, vamos a seguir con el plan, ustedes van a seguir el plan, nosotros vamos por mil.

- buena suerte – don Toño me abrazo.

- cuídate – yo lo abracé – necesito a David, es el único que es una persona normal – lo miré y sonreí – vamos.

- yo te sigo.

- cuídense – ambos tomamos diferentes caminos, nosotros derechos y ellos a la izquierda.

Íbamos lentamente por el largo pasillo, mi corazón estaba acelerado, en cualquier momento mil nos puede matar con una torreta, pero aún no lo ha hecho, eso significa que si va a cumplir su palabra. Pero aún tengo mis dudas, lo único que podemos hacer es correr, huir y rezar que las torretas no nos den. Todos los pasillos estaban vacíos, no había ni una persona, nada, estaba vacío y silencioso, eso no me gustaba.

- atento, hay algo que no me gusta de todo esto.

- no debimos separarnos.

- sí, teníamos que hacerlo, es nuestro mejor movimiento, él no nos está atacando y los otros están destruyendo el lugar y demás.

- debimos pensar mejor esto.

- tal vez, pero no hay tiempo, tengo una o varias costillas rotas, además mil tiene las llaves para salir de aquí, no sabemos cómo funciona, quizás se las lleva y nos dejan aquí adentro por siempre.

- espero que todo esto salga bien.

Escuchamos pasos que seguían detrás de nosotros, yo agarré a mi compañero de la mano y entramos a una puerta, entramos a una habitación, una pequeña cama de una sola persona, de color azul y la luz parpadeaba, escuché un pequeño sollozo en una pared, recordé que el baño está escondido y posiblemente hay alguien ahí. Se escucharon como las personas pasaban de largo, yo aproveché y abrí la puerta, los vi correr rápidamente hacia adelante, yo aproveché para dispararles por las espaldas, todos cayeron al suelo, yo me acerqué y me aseguré que murieran, agarré otra arma porque ya se me acabaron las balas, también me guardé una pistola y le di un rifle a mi compañero. Seguimos adelante sin parar y está vez más rápido. Luego de un tiempo, llegamos a un hueco de una puerta, eso me pareció raro y entré, había varias vigas de metal, madera y mucho polvo, parecía una construcción; de fondo se escuchaba disparos y gritos, gritos humanos y los gritos de la chica de las motosierras, estaban cerca de nosotros. Adelanté de nosotros había un punto de vista, con vidrios y muy oscuro, apenas se veía que había; una sombra se asomó por la ventana, se encorvo y vi como presionaba algo, quizás o agarraba algo, era difícil de saber.

- veo que me encontraron, bienvenidos.

- ¿Por qué estás aquí?

- simple, quiero dejarlo lejos de las personas inocentes.

- no hablemos de inocentes, tú mataste a miles de ellos.

- eran enemigos, parásitos, no son inocentes hace unos días estaban rezando para matarnos ¿No crees que se le paso por la cabeza matarnos? ¿Crees que todos van a cumplir y no nos iban a atacar? No podía dejar que mi gente saliera lastimada, no quería que siguieran envenenado nuestra sociedad.

- pero eso no está bien, no es lo correcto.

- no, no es lo correcto, pero es lo que se tiene que hacer, siempre nos enseñan a hacer lo correcto, pero nunca lo que se tiene que hacer ¿Quieren ejemplos? – la sombra se levantó, me lo imaginé sonriendo, una sonrisa burlona.

- adivino que vas a poner una de acoso estudiantil, un niño que lo molestan, lo correcto es hablar con su profesora y acusarlo, pero para ti, lo que se tiene que hacer es diferente.

- algo así, espero que entiendas el punto, lo que hice estuvo mal, pero tenía que hacerlo.

- ya me cansé de escucharlo – le disparé a los cristales, pero estos resistieron.

- vidrio antibalas – la sombra golpeó el vidrio – no iba a ser tan fácil – él se río - ¿Eso es todo? Que decepcionante.

- ven y sal.

- no gracias, estoy aquí, además tengo esto – la sobra agarró algo y la puso a la vista de nosotros – ustedes quieren las llaves, pues vengan por ella – la sombra se alejó de las ventanas.

- hay que ir por él.

- no creo que sea una buena idea, deberíamos pensar en hacer algo, antes de ir.

- mira, lo que haremos es ir y matarlo – me acerqué a su oído – yo voy a ir, tú te quedas atrás, oculto, cuando yo grite, vienes donde mí, vas atacarlo por la espalda.

- y ¿Si tiene guardias?

- los mato, no te preocupes, se cuidarme sola, ahora ocúltate – él se escondió detrás de unas vigas de metal bastante grandes.

- ahora solo somos tú y yo.

Caminé por el lugar, vi unas escaleras del incendio, era la única manera de subir donde él. No pensé dos veces y subí, me encontré con un pasillo y con una puerta al final del pasillo, tenía algo de miedo, sabía que mil estaba planeando algo, algo malo, pero ¿Qué? Podría hacer lo que sea, está demente. Llegué a la puerta, miré para atrás, no había nada, tampoco escuchaba nada, puro silencio; estaba a punto de abrir la puerta, se me ocurrió algo, me lo imaginé con un rifle, apuntando la puerta, esperando que abriera la puerta y dispararme. Me hice a un lado de la puerta y la intenté abrir, pero estaba guardado con seguro, apunté a la cerradura de la puerta y le disparé, le pegué una patada a la puerta y me cubrí a un lado, no quería que me disparaba, pero no pasa nada, ni un disparo. Me asomé un poco para ver, no vi a nadie, el lugar era muy oscuro y apenas podía ver, pero no había nadie que me pudiera sorprender; entré agachada, caminé un poco, no vi a nadie cerca, la única luz que tenía era la que estaba detrás de mí y la de los vidrios, que era casi nada. Vi que algo se movía delante de mí, no sabía si era él, pero no quería quedarme quieta mucho tiempo. Caminé hacía adelanté, intentando encontrarlo, pero no logre nada, no estaba ahí. De repente sentí una pistola en mi cabeza, era él, estaba detrás de mí.

- baja el arma – le hice caso, poco a poco la deje en el suelo – patéala lejos – su voz era rara. No parecía la voz de mil, pero no importa quien sea, él tiene el arma en las manos – dije que la patees – le hice caso, la mande lejos de mí – así me gusta, ahora date la vuelta – le hice caso y le vi un poco la cara, no se parece a la de mil, pero si no es mil ¿Quién es? – no hagas una locura, no quiero dañarte.

- no eres mil – bajé mi mano donde estaba mi arma y poco a poco la sacaba – pero igual te mataré.

- no quiero hacerte daño, solo tengo que hacer tiempo.

- lo siento, pero yo sí te voy a hacer daño – saqué rápidamente mi pistola y le disparé en el pecho, haciéndolo caer – lo siento – las luces se encendieron, vi al chico que acaba de matar, era un chico de dieciséis años - ¡Mil mentiroso de mierda! – se escuchó una risa.

- te presento a un chico, su nombre era Cristóbal, un chico que salió más rápido que los demás, tiene dieciocho años, los cumplió aquí adentro, lo raptaron unos días antes de venir aquí.

- maldito ¿Para qué es todo esto? – miré al cuerpo, era una persona bastante alta, me daba lastima.

- porque te quiero muerta, quería separarte de tus amigos y que vieras como mueren.

- pero eso no me explica nada, porque me querías aquí, porque utilizaste a esté chico para que estuviera a aquí.

- ¿Tú que crees? – se escucharon pasos detrás de mí.

Varias personas rompieron la puerta detrás de mí y me dispararon, yo pude cubrirme un poco para que no me mataran, pero me dieron en la pierna, salté a una pequeña mesa que estaba volteada. Todos se quedaron quieto, sin dispararme.

- sal, o matamos a tu amigo – me asomé un poco, vi a David agarrado del pelo.

- no hagas nada, mi vida no importa.

- cállate, quizás tengas razón, pero ella no sabe – no tengo otra opción.

- está bien, pero no me disparen – yo me levanté, apenas podría verlos por la poca luz, eran cinco soldados, más mi amigo.

- suelta la pistola – agarré el arma y la lancé lejos de mí – ahora ven – me acerqué a ellos – buena chica – me agarraron del brazo y me amputaron en la cabeza – tenemos a los dos ¿Quieres que los lleven con usted? – miró a una esquina en la oscuridad, posiblemente a una cámara.

- no, es muy peligroso, hay mucho caos por aquí, no pensé que tuviera tantos amigos monstruos, mátenla aquí mismo, yo estaré viendo desde aquí.

- como ordene señor.

La persona que me tenía del brazo me apuntó en la cabeza con una pistola, yo cerré los ojos y esperé lo peor, cuando escuché sentí que me soltaron, abrí los ojos por unos segundos y vi que él soldado que me estaba agarrando apunto a su compañero de la izquierda y le disparó en la cabeza, luego le disparó en las costillas al que estaba a su derecha. David se pudo soltar y le sacó la pistola que tenía en a la pierna y lo mato, luego le disparó en la pierna al que esta alado, haciéndolo caer, la persona que nos ayudó le disparó en la cabeza, matándolo.

- ¿Estás bien? – no supe que decir, estaba en shock.

- gracias por ayudarnos, pero ¿Quién eres? Y ¿Por qué nos ayudaste? – intenté ver su cara, pero seguía todo muy oscuro.

- no te acuerdas de mí, soy el experimento cinco mil, cuatrocientos ochenta y ocho – ¿Hugo? – pero mis amigos me dicen Hugo – yo lo abracé.

- te extrañe.

- yo también.

- veo que me has traicionado – sonaba enojado – pero bueno, al final ganaré, al final yo viviré.

- eso ya lo veremos – él se río.

- no lo hubiera dicho mejor – yo le sonreí a Hugo.

- gracias por salvarme.

- no fue nada, eres mi amiga, además quiero salir de aquí sin mil, el merece quedarse aquí, él quiere quedarse aquí, demostrar que es el mejor, que puede vivir aquí.

- entonces ¿Por qué las llaves? – Hugo prendió la luz, tenía grandes ojeras.

- para atraerte y para salir.

- no entiendo, tú dijiste que no quería salir.

- exactamente, él no quiere salir, pero no va a dejar que los demás se queden con él.

- ¿Por qué? No entiendo, él es mala persona.

- no lo es, o no tanto como piensas, solo es egoísta, pero ayuda a los otros, cuando le conviene, pero ayudar es ayudar.

- entiendo, gracias por la ayuda.

- somos amigos, hacemos eso, ayudarnos, además tú falso novio me dijo que te quería, me dijo porque y todo, yo sonreí, estaba tragado por ti, quiero verlos feliz.

- adivino que mil te quiere matar en este momento.

- siempre quiso, no confiaba mucho en mí, decía que me encariñaba fácil y eso me haría matar, lo peor es que tiene razón, intentó salvar a mis amigos, estuve a punto de morir.

- eres buena persona, es malo.

- si es mucho sí, todas las personas que salvé, me van a querer matar, incluso me han apuntado en la cabeza.

- entiendo, pero yo no haré eso, salgamos juntos – le estiré la mano y él me la estrecho.

- espero que sí, yo salgo contigo o muero contigo.

- ¿Por qué lo haces? – él sonrío.

- porque necesitas mi ayuda.

Ambos caminamos afuera, él me ayudo a caminar, se me dificultaba por la herida de bala, pero no sentía nada, la única manera que supe que me dieron fue porque vi la sangre bajar por mi pierna. Salimos de la habitación y lo primero que vimos fueron un grupo de cadáveres, alguien los había aplastado; seguimos con un ritmo constante, sin ningún problema, se escuchaban disparos y gritos de agonía, estaban tan concentrados con los otros, nosotros no somos importa, no somos tan letales como los monstruos. Después de un tiempo, alguien me agarró y me levantó, no podía verlo, pero si sabía quién era; él me lanzó contra una pared. Se dejó mostrar todo su cuerpo, se veía algo enojado y su piel era roja.

- hola ¿Cuánto tiempo? – se notaba enojado.

- veo que encontraron a mi amigo, es muy fiel y se le paga bien.

- ¿Por qué haces esto? Se que tienes torretas para matarnos.

- Hugo es amigo de mí, es muy buena persona y yo, yo no soy tan desalmado para lastimar a las personas que quiero, yo no le dije a él que los lastimará, él eligió pelear, todos han elegido pelear, yo no he elegido pelear, yo peleo con mis enemigos, no con mis amigos – todos se quedaron callados por unos segundos, preparándose, esperando a que alguien mueva – además se lo prometí a ella, no le voy a disparar con una torreta y yo cumplo mis promesas.

- basta de charlas, estás listo.

- vas a pelear con alguien que ha sobrevivido a cosas peores que tú.

- ya veremos quién es el primero en caer.

Hugo sacó su pistola y le disparó, él se hizo invisible, algunas balas le dieron; él camaleón le pegó detrás de Hugo, le quitó el arma y la lanzó lejos. Luego se volvió a mostrar, quizás para hacer la batalla más justa; le intentó cortar con sus garras, Hugo esquivó el ataqué y saco un pequeño cuchillo que tenía guardado. Espero que su enemigo le intentará dar otro golpe, le hizo un pequeño corte en el brazo de su enemigo. Él se enojó y saltó a la pared, luego con sus dos piernas se impulsó e intentó atacarlo, intentó atravesarlo con sus garras, pero Hugo se lanzó a la derecha esquivando al ataque, pero eso no era todo su ataque, porque él atacó con su cola, intentándolo picar con su cola. Hugo se dio una voltereta para atrás, esquivando su ataque de nuevo, por suerte, para Hugo, las garras de su enemigo se habían clavado en el suelo; él aprovecho y se acercó, su enemigo le intento golpear con su cola, pero él se agachó y le clavó el cuchillo en la cola. Hugo se alejó un poco, con su cuchillo con sangre de su enemigo en su mano; su enemigo se soltó y le intentó rasguñar, por suerte solo le rozó su ataqué y no lo lastimo, pero si lo hizo, fue un corte superficial y nada grave. Él siguió mandando golpes que Hugo se esquivaba, los dos eran bastante buenos, pero solo uno podía ganar, y no podía hacer nada porque ellos se movían por el pequeño pasillo, no podía ni acercarme y tampoco ir por el arma, estaba lejos de mí y estos dos están en mitad del camino para agarrarlo. Él camaleón le alcanzó a atravesar a Hugo por el hombro, algo grave para un ser mortal, pero Hugo es la muerte hecha persona; agarró el cuchillo y se lo clavo en el brazo varias veces hasta que lo soltó, se alejó un poco, agarró el filo del cuchillo y se lo lanzó, dándole en el pecho. Hugo aprovechó lo segundos de desconcierto de su enemigo y corrió hacía él y le pegó en la cara, lo empujo contra la pared y después lo cargó y lo tiró hacía el suelo. Le sacó el cuchillo que tenía clavado en el pecho y se alejó.

- ¡Váyanse, tendré entretenido a esta cosa por unos minutos! – intente mover, pero él camaleón gigante se puso delante de nosotros.

- se mueven y los mato.

- déjalos, esto es entre nosotros dos.

- exactamente, ellos no se meterán y si pierden, serán mi premio.

- cállate y pelemos.

Hugo le pego en la cabeza por la espalda, eso lo hizo enojar al gran camaleón y le intento pegar, Hugo se esquivó todos sus ataques, hasta que él mando una patada que Hugo no pude esquivar, luego saltó hacía él con la boca abierta, queriendo morder su cabeza, pero Hugo puso su mano, mano que tenía el cuchillo y lo mordió. Hugo no pudo sacar su mano, lo que hizo fue pegarle en el ojo hasta que lo soltará; su mano se veía mal y sangraba mucho, pero Hugo solo sonrió y cambio de mano el cuchillo. Volvieron a hacer lo mismo, se intentaban golpear, pero nadie lograba nada, estaban cerca de hacerlo, pero no llegaban. Hasta que atravesaron a Hugo por el estomagó y lo levantó; Pero Hugo no se rinde fácil, le clavó el cuchillo en el cuello y se soltó de él, luego se acercó a él y le pego en el pecho y luego en la cara. Su enemigo le intentó atacar, pero él agarró la mano y la detuvo, le doblo la mano y le obligo a clavársela en las costillas; pero él camaleón le pego una patada y lo mandó contra la pared.

- ¿Estás bien? – corrí hacia a él.

- no es nada del otro mundo, pero aléjate – se levantó.

- no le puedes ganar.

- exactamente, yo no, pero se quien sí – el saco algo que tenía escondido, parecía una pequeña caja – aléjense de mí – él toco un botón y se escuchó una alarma salir de esa cosa – acabemos con esto – él camaleón intentó hablar, pero no podía, solo soltaba gruñidos y unas cuantas palabras.

- tenemos que ayudarlo – David intentó correr hacía él, pero yo lo detuve.

- déjalo, él sabe lo que hace.

Hugo le tiró el pequeño aparato y le dio en la cara. El monstruo gigante apareció, él camaleón dio un grito ahogado; el gigante abrió su boca y saco su lengua, la persona que estaba unida a su lengua lo agarró y se lo intentó llevar, él peleó con todas sus fuerzas para liberarse, pero no pudo. Su piel se derretía, poco a poco y se veía sus huesos, la saliva del monstruo era corrosiva y le derretía todo el cuerpo. Al final fue tragado por completo y se escuchó un grito horrible. Él monstruo ciego piso sin querer a la pequeña maquina y se quedó quieto, nosotros nos quedamos en silencio, el monstruo se empezó a mover hacía nosotros; pero él escuchó algo y se detuvo por unos minutos y se fue. Luego de unos segundos, David y yo caminamos lentamente hacía Hugo.

- ¿Cómo estás? – Hugo sonrió.

- he pasado peores, estaré bien, pero tienen que seguir sin mí.

- no te vamos a abandonar.

- solo váyanse, estoy cansado y no podré hacer nada.

- pero... - Hugo sonrió.

- no se preocupen, nadie me podrá matar, si ese monstruo no pudo, nadie podrá – yo sonreí.

- dejémoslo – le pase su arma – estará bien.

-no, llévenla ustedes, denme una pistola – yo le hice caso – no me miren así, estaré bien.

- espero que sí – agarré la mano a David – vámonos, larguémonos, hay que acabar con todo esto.

- está en la sala de control, vayan a la izquierda, adelante, a la derecha, luego vayan adelante dos veces, luego a la izquierda y por último entren a la tercera puerta a la derecha.

- listo, nos vemos después, buena suerte.

Hicimos lo que él dijo, los pasillos estaban llenos de sangre y cadáveres, y tenían un olor horrible, las cosas solo se ponían peor y cada vez había más muertos, más armas tiradas en el suelo, tripas por todos lados. También volvió el dolor, pero era poco y lo podía aguantar, pero las cosas se iban a poner peor. Entramos a la puerta de control, tal y como dijo Hugo, mil nos estaba esperando, parado en la mitad de la sala, con un montón de cadáveres y enfrente de unos controles.

- ya llegaron, los estaba esperando.

- debiste matarnos.

- quizás, pero no quería, no me habían hecho nada malo, saben usar el cerebro y tienen cojones y pelotas, pensé que serían inteligentes y me dejarían en paz.

- pero no fue así, ahora toda tú gente murió.

- es verdad, me equivoqué, no pensé que ustedes tenían tantos amigos, pero eso no importa, aprendí de mi error, eso me hace humano, aprender de mis errores.

- ¿Por qué no me mataste antes? – él sonrió.

- me vi reflejado en ti, algo, no lo suficiente ni tan perfecto como yo, pero así empecé, tú eres una buena persona y no tenía motivos para matarte, hasta ahora, hiciste mal en mentirnos y tu castigo sería separarte de tu amigo, quizás unos golpees, pero no te mataría, ahora si tengo razones para matarte, y lo haré.

- no te creas tanto, no eres tan perfecto como dices.

- si lo soy.

- eres un egocéntrico.

- prefiero ser un egocéntrico que una de esas personas llorando por ser menos, porque no son como los demás, soy una escoria, eso lo admito, pero soy mejor que muchas personas, sé que soy mala persona y no tengo una máscara de mierda, marchando por ahí, rompiendo cosas sin sentidos.

- eres una mierda.

- lo sé, eso lo admito, pero sabes lo mejor de todo, que, si no estuviéramos aquí, me dejarían en la cárcel, comiendo gratis, viviendo gratis, que ganga – él se río – antes de que mueras, te diré un consejo, el mal tiene que ser castigado, y no me refiero a tener hospedaje gratis, no, no, no, me refiero a matarlos, porque, esos hijos de putas van a seguir vivos, como yo, sabes que, si sigo vivo, te joderé la vida.

- eso lo aprendí de ti y quizás tengas razón, de hecho, tienes la razón en algo, si te dejo vivo me seguirás jodiendo, hasta que yo muera, pero ellos eran inocentes, no se merecían morir.

- quizás no, quizás sí, depende de cómo lo veas.

- ahora morirás – él se río.

- antes de intentarlo, te mostraré algo – él toco unos botones y en las pantallas que estaban en las paredes mostraron lo que veía una cámara – está chica pelirroja, hermosa, por cierto, ha muerto, fue difícil – yo no dije nada – lastima, era tan hermosa, las chicas pelirrojas me vuelven loca, lástima que está muerta.

- ¿Su muerte fue rápida? – él se río.

- no lo sé, posiblemente no – yo le apunté en a la cabeza.

- te mataré – el toco unas cosas y rápidamente un vidrió bajo enfrente de mí.

- aun no, no te he mostrado todo, también... - empezó a tocar unos botones mientras yo intentaba romper– murió la chica de las motosierras, no queda restos, explotó, le di todo lo que pude, pero joder, las bajas fueron demasiadas y tú novio está por aquí – me mostró una puerta llena de soldados – estoy seguro que está casi muerto y Hugo, le mandé a veinte personas, ya no responden, él los mato, seguramente.

- cuando pueda, te mataré.

- ¡Acabo de matar a casi todos tus amigos, a los más fuertes! ¡¿Crees que tú puedas hacer algo?! ¡No! Nada me va a detener – de repente las luces se apagaron – mierda, que hicieron – él toco unos botones - ¡Malditos inteligentes! – golpeó el aparato, las ventanas se empezaban a levantar - ¡Quieren un juego! ¡Jugaremos! – el sacó un arma y les disparó a las luces – las luces tienen su propio generador.

- yo me encargo de él, tú consigue las llaves.

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