La llave
Me desperté porque mi "novio" me movía para despertarme, al inicio yo no quería levantarme, le decía que me diera unos cinco minutos más, pero el me lanzó fuera de la de la cama y me levanté. Miré a mi alrededor y vi a Hugo que había entrado en la habitación, me tardé unos segundos en saber que estaba pasando, pero me acordé lo que pasaba, me estaban recogiendo para irme.
- ponte esto.
- espérame un minuto – froté un poco los ojos, para ver mejor – listo – agarré las cosas.
- ahorita les doy el arma, tú novio ya se vistió, solo faltas tú.
- está bien, gracias.
- no es nada, nos vemos afuera – abrió lentamente la puerta y salió.
- voy al baño, ni se te ocurra abrir la puerta – le pegue una cachetada – eso es por tirarme al piso – y luego le di un beso donde le pegue – y eso, porque me sentí mal al pegarte.
- ¿Lo siento?
- perdonado.
Entre al baño, prendí la luz, me quité la ropa, luego me puse la nueva ropa y me miré, me veía bonita, me veía algo joven, así me gustaba verme, me peine un poco, no tanto porque no vamos a salir a un lugar normal, pero tampoco tengo que salir como una vagabunda. Salí del baño y agarré la mano de mi "novio" y salimos de la habitación en silencio.
- veo que están listos, ahora síganme en mucho silencio, no queremos despertar a nadie más.
El camino sin hacer ruido y nosotros lo seguimos, las luces estaban apagadas y la única luz que teníamos era la de Hugo. Era extraño ver esto tan solo, me había acostumbrado ver a uno o dos personas hablando, peleando o solo caminando por ahí, también daba un poco de miedo, no entiendo porque lo hacía, quizás a algunas se les mete la luz y no pueden dormir, pero eso no me ayuda, cada cierto tiempo miraba para atrás, esperando ver algo, me era difícil ver, pero podía distinguir la figura y como la otra vez escuché pasos, por suerte solo fue mi imaginación, de nuevo. Llegamos con los otros, tenía armas y estaban sentados en un círculo, como si estuvieran contando historias de horror y asando malvaviscos.
- ya llegaron, los estábamos esperando – mil se levantó – por cierto, tomen esto – nos dio unos rifles – creo que ya están listos para usar estas armas.
- gracias – agarré el arma - ¿Dónde iremos? – él sonrió.
- pues, me dieron coordenadas que descifre, no sé decirle donde está sin un mapa exacto, yo los guiaré y confiaran en mí.
- ¿No crees que nos haya traicionado? – él miro para arriba.
- sí, lo hice, pero le págueselo un tercio de lo que prometí, lo demás se lo doy cuando lleguemos o después de unos días si morimos, pero no creo que vayamos a morir.
- yo voy con ustedes – giré rápidamente, vi que era él señor religioso.
- ¿Cómo nos encontraste?
- sabía que lo que decías era mentira, eres así, mentiroso, sabía que mentías y te busqué de noche y aquí te encontré, pero como dije, voy a ir.
- no, no voy a dejarte ir, por favor regresa mañana y luego lo hablamos.
- dije que voy, solo dame la maldita arma y ya, no es tan difícil.
- no, nada cambiara eso.
- y ¿Si grito qué? Voy a despertar a muchas personas ¿Cómo le explicaras a todos ellos que está pasando? Porque adivino que esto es secreto y si me disparan peor, no solo despertaran a los que estén cerca de aquí, va a ver una pequeña revuelta por aquí y se lo mucho que te gusta tener el control y tener todo a tu manera, así que no quieres eso, solo admítelo y déjame ir.
- no – se quedó callado – si causas un problema te pego un tiro y digo que la idea de ir temprano fue tuya – le dio un arma.
- me parece correcto.
- bueno, igual voy a decir que tú diste la idea, tú gente te harán caso en eso y entenderán.
- hago lo que sea si me dejas ir, solo si estoy de acuerdo con esa cosa.
- listo, ahora larguémonos de aquí y toma esto – él le dio un rifle – si nos traicionas te mato y sabes de lo que soy capaz, ya me has visto que soy capaz de hacer de todo.
- eres egoísta y te crees imparable, la peor combinación.
- o la mejor – él sonrió – ahorra síganme.
Él empezó a caminar y todos los seguimos, su caminata era constante, iba al mismo ritmo siempre e iba con la cabeza arriba, atento y seguro, lo que nos daba seguridad a todos, nos daba la impresión de ser fuerte, como un pilar donde nos pudiéramos sostener, aunque puede que por dentro este cagado de miedo. Él caminó fue tranquilo, a veces se escuchaba pasos o gritos, incluso lamentos humanos, pero no caímos en su trampa y seguimos derecho, caminamos mucho, como medía hora, a veces me quejaba de los lejos que estaba, pero lo hacía pasito para que no me escucharan. Al final llegamos a una pared, él se detuvo y miro a los lados, miro a su papel y no dijo nadie, eso me causo intriga y algo de miedo, porque está revisando si este era el lugar y yo solo veo una pared, ni una puerta, eso significa que la puerta está escondida o que nos equivocamos de lugar.
- es aquí – miro alrededor.
- ¿Aquí? ¿Seguro? Porque estamos en la mitad de un pasillo, en la nada, literalmente.
- ya apoyó a la nueva – gracias – no veo una puerta o un lugar donde podamos ir para esa supuesta llave – él se río.
- es una llave, que abre la salida, lo que significa que es un objeto valioso ¿Cierto? – algunas personas dijeron que sí – entonces, imaginemos algo, ustedes tienen un objeto valioso, que muchas personas quieren agarrar ¿Ustedes que harían? ¿Lo dejarían a la vista de todos? – algunas personas dijeron que no – exacto, lo esconderían, así que eso significa – él puso las manos en la pared – solo hay que saber dónde esconderla – él se quedó en silencio y empujo con fuerza – hay que pensar como si fueras el dueño de la llave para encontrarlo.
- vaya, creo que me equivoqué, si había algo.
- lo sé, era obvio que tenía razón, pero lo bueno es que puedes aprender de ese error – él entro a la habitación y todos los seguimos.
- bienvenidos sobrevivientes, les aplaudimos desde las afuera, están un paso más de salir de este lugar ahora, pasen, entren – las luces del lugar se encendieron – al reto de la llave – dijo una voz misteriosa de mujer.
- hola señorita.
- buenos días experimento ¿En qué le puedo ayudar?
- quisiera saber que vamos a hacer, dijiste que va a ser un rato, dime todo.
- lo sentimos, no podemos decir nada hasta que entren, es por temas de seguridad, si les digo ahorra, pueden irse y venir preparados.
- entiendo ¿Cómo entramos? O va a ser aquí dentro.
- claro que no va a hacer aquí, podrían fácilmente entrar y es muy pequeño para la prueba, quiero algo grande y que recuerden, para entrar tienen que hacer dos cosas, primero acérquense a está bonita puerta – unas luces en el suelo iluminaban el camino – luego van a poner su mano y le vamos a sacar sangre de tu dedo de la mitad y la analizaremos, si son humanos, los dejaremos pasar, si son monstruos, cerraremos la puerta con seguro y no podan entrar hasta que esa cosa se vaya lejos de aquí – mire a mi "novio", él estaba igual de preocupado que yo o incluso más que yo.
- yo me quedaré a cuidar aquí, quizás alguien quiera entrar y matarlos – gracias Hugo
- tranquilo, yo los cuidaré a todos ustedes, nada malo les pasará.
- no confío en ti, puede ser una trampa y si algo malo les pasa, yo seré quien le avise a los demás.
- está bien, si es lo que quieren, te podrás quedar aquí conmigo, pero y es un pero muy grande, alguien más se va a quedar, se tienen que quedar, este desafío se juega con numero par y más de tres personas y si él se va, van a ser impares.
- yo lo acompaño, dos cabezas piensan mejor que una.
- está bien, nosotros ocho vamos a entrar ¿Hay algún problema con eso? – que diga que no.
- no, pueden entrar – sí, gracias.
- nos vemos aquí, defiendan muy bien, no quiero ver un monstruo aquí y si no volvemos en unos cuantos minutos, vuelvan a nuestra casa y vuelvan por más.
- no es necesario, puedo mostrar en vivo y en directo, verán todo lo que yo veo – él bajo un pequeño monitor – aquí lo verán todo, no tengo una más grande, así que se tienen que conformar con esto, ahora puede pasar.
Todos hicimos fila para esperar, primero fue mil, puso su mano y la puerta se abrió, cuando él entró, la puerta se cerró de inmediato, la señorita encargada de este juego leyó su información, dijo su nombre de experimento, su nombre, que se llama Borja Amella, no sé quién se llama así y me parece un nombre algo ridículo y eso explica porque todos los llaman mil, aunque hay muchos nombres peores que ese. También dijo su edad, tiene treinta y seis años, bastante joven, yo le ponía cuarenta y dos, luego su tipo de sangre, nacionalidad y trabajos, ninguna muy importante, los trabajos obviamente eran científico, mi pregunta es ¿También tendrán información de mí? Y si es así ¿Cómo la consiguieron? Luego paso alguien que no importaba, su nombre era Tom, es un oficial y tiene cuarenta y cinco años, luego siguió el religioso, su nombre eran Martín, de treinta y cuatro años, bastante joven, su ocupación es desempleado hasta los treinta, tomaba mucho, hasta que tuvo un accidente automovilístico y varios días en la cárcel, ahí adentro dejo el alcohol y rezó para mejorar, luego empezó a ir a club de alcohólicos anónimos y luego empezó a ir a la iglesia, se compró una biblia y empezó a trabajar en la iglesia, no especificaron en que exactamente. Luego de él iba yo, puse mi mano en la puerta, tenía exactamente el molde de una mano, lo puse y me chuzaron en el dedo central, luego se abrió la puerta y entre.
- bienvenida experimento tres mil trescientos ocho, bienvenida, van a ser el grupo A, sigan las luces en el suelo – unas líneas de luz se encendieron en el suelo y dejaron un camino y nosotros los seguimos hasta una pequeña puerta, donde nosotros abrimos y era una pequeña base con varias pistolas.
- ¿Qué es esto?
- esperen y verán, es algo muy especial y estado esperando mucho tiempo para esto, ahora esperen.
- no me gusta nada de eso – mil agarró una pistola.
- es muy buena arma, es potente, para ser una pistola.
- no tengo buen presentimiento, tenemos que hacer algo.
- pídele ayuda a tu amigo que todo lo ve y supuestamente es muy bueno, espero que nos vea como nos matamos entre nosotros.
- Dios nos está ayudando, siempre nos está ayudando, pero nosotros no lo vemos, pero siempre está ahí, cuidándonos, salvándonos – mil se río.
- si claro, yo creo que eso no existe, porque si existiera, no habría pasado nada esto y menos con un fan suyo, un gran fan.
- siempre te crees superior a los demás.
- no lo creo, sé que soy superior a los demás, yo demuestro que soy mejor que los demás, pero sé que en cualquier momento alguien será más inteligente que yo, pero lo veo muy difícil, por el momento soy superior a todos.
- no eres superior a nadie, nadie es superior a nadie, todos somos iguales – mil se volvió a reír.
- hay personas más que otras, depende de donde lo vea, yo soy más inteligente que tú, ese tema yo soy mejor que tú, pero quizás tu eres mejor en cantando o escribiendo, eres mejor que yo en eso, todos somos mejore que otros en un tema, en ese punto somos mejor, y quiero aclarar una cosa – él tomo un respiro, se estaba ahogando de tanto hablar – ante la ley somos iguales, un punto de vista de igualdad, no importa quién eres, somos iguales.
- no seguiré porque no vas a entender.
- si lo entiendo, estoy en lo correcto, es muy simple ¿Pará que tienes eso? – apunto a su cabeza – veo que para nada.
- claro que lo uso, pero tú no escuchas, solo te escuchas a ti mismo, crees que tienes razón y quizás la tenga, pero no está mal si escuchas a los demás.
- si lo hago, pero solo escucho estupideces y me creo el mejor porque nadie me ha demostrado lo contrario, todos demuestran lo estúpidos que son, pero sé que en cualquier momento alguien demostrara que es mejor que yo, pero por ahora soy el más inteligente del lugar.
- bienvenidos, ustedes van a ser el equipo B sigan las luces en el suelo – se escucharon unos pasos, todos nos quedamos callados, atentos – listo, los dos equipos están preparados, ahora explicaremos que hay que hacer y sus reglas, lo que van a hacer es una batalla entre los dos equipos, agarren las pistolas y matasen entre ustedes, las personas que salgan vivas de aquí, agarraren sus armas y disparen.
- no lo haremos, no vamos a matarnos – dijo mil – sabemos que nuestro equipo va a ganar, ambos somos lideres, te imaginas que pasa
- cierto, eso es nada moral, no vamos a matarnos entre nosotros.
- si lo harán, sé que sí, los he visto matándose entre ustedes, por estupideces, los conozco, los he visto, no me digan que no lo haremos.
- mira que no lo haremos, yo no mato a mis amigos, a personas que yo quiero o que me sirven para algo, es muy difícil remplazarlos.
- pero no es imposible, es muy fácil, hay muchos de ustedes, alguno de ellos le servirá como cambio.
- dije que no.
- porque los humanos son tan difíciles de tratar – se quedó unos segundos en silencio – está bien desgraciados, vamos a cambiar de ahora, lo que tendrán que hacer es sobrevivir.
- ¿Cuánto tiempo?
- hasta que el otro equipo muera, uno de los dos tendrá que sobrevivir.
- no, no jugaremos entre nosotros, no participaremos en tus malditos juegos.
- ¡Cállate! ¡Yo elijo las malditas reglas, las reglas! ¡Qué empiece el juego! – unas torretas salieron de las paredes – pueden matar al otro equipo para terminar esto más rápido, pero si mis torretas los ven, morirán, que gane los mejores.
- ¿¡Enserio crees que vamos a pelear entre nosotros!? – dijo alguien del otro lado - ¿¡Qué tan tontos crees que somos!? – no hubo respuesta – ¡me largo de aquí! – se escucharon los disparos de una torreta.
- recuerden las reglas, el primer equipo que acabe con todas las personas del otro equipo ganan, si mis torretas los ven, les dispararan, pueden usar varias cosas que hay ahí para pasar sin que las torretas te vean, buena suerte.
- mierda, veo que no tenemos de otras, agarren las armas, nos tocara pelear – todos les hicimos caso.
- lastimosamente, este es la única manera de salir de aquí – se acercó a la puerta – que Dios nos perdone por los pecados que vamos a cometer – el abrió un poco la puerta y se asomó un poco – no veo nada.
- tengo una idea, aléjate un poco – mil se acercó a la puerta y la pateó, una torreta le disparó a la puerta.
- se me olvido decirle una cosa, las torretas detectan el movimiento, si algo se mueve muy rápido, les dispararemos, esto solo será aplicado en los objetos y no en los humanos, los humanos serán disparados en la primera oportunidad que tenga.
- gracias por el aviso – él miro alrededor de nuestra base – quiero que agarren todo lo que podamos usar como protección, para que no nos vean – todos agarramos unos pedazos de metal ancho – salgan después de mí.
Él salió agachado y no le paso nada, lo que significa que no nos ve. Seguimos caminando hasta llegar a un punto donde no podíamos escondernos, le pusimos un metal hasta llegar hasta el otro lado, esperamos un momento por si disparaban, pero no paso nada; primero paso mil gateando, mientras nosotros lo cubríamos, apuntando una esquina, esperando a que se asomé para matarlos. Mil llego al otro lado y nos hizo señas que pasáramos, primero paso el religioso, luego fui yo y por último fue el soldado. Llegamos a una esquina, teníamos que girar un poco a la derecha y luego seguir derecho, el soldado se hizo el héroe y fue primero, grito que todo está bien, que había un muero bastante grande para poder pararnos. Todos llegamos ahí y nos prepáranos para seguir adelante, el problema es que había más paredes para cubrirnos, estábamos poniendo la lámina de metal, cuando nos dispararon, no le dieron a nadie. Nos cubrimos y esperamos a que dejaran de disparar, mil se asomó y les disparo.
- no le di a nadie, mierda.
- tranquilo, estoy seguro que los mataremos.
- ¡Ríndanse! – ellos se rieron.
- ¡Lo siento jefe, pero creo que no podremos hacer eso, quiero vivir!
- mierda, lo intente por las buenas, ahora tocara por las malas – mil se asomó un poco y le dispararon – estuvo cerca.
- ¿Algún plan? – mil sonrió.
- levántense cuando yo disparé – él asomó la mano y disparo.
El religioso y el soldado se asomaron y empezaron a disparar, yo me asomé solo para mirar, el religioso le dio a un soldado en la pierna, él cayó al suelo y la torreta le disparó a la cabeza, matándolo, vi la cara del religioso y lucía algo arrepentido. El soldado le dio a uno a la cabeza y siguió disparando a la pared, donde el último soldado se escondía, el religioso se cubrió para recargar y dejó solo al soldado; cuando el soldado se les acabaron las balas, nuestro enemigo se asomó y le disparó varias veces al pecho. El disparo lo mandó para atrás y cayó al suelo, desangrándose. Me agaché y me arrastré para ver cómo estaba, si había sobrevivido a las balas.
- ¿Cómo estás?
- bien, he pasado por cosas peores – él sonrío – aguantaré – él dejo de respirar.
- lo perdimos – el religioso le cerró los ojos – descanse en paz, Dios te llevará a un lugar mejor.
- luego nos preocupamos por los muertos, primero preocupemos nos por los vivos, ósea nosotros.
- merece que digamos unas últimas palabras.
- me parece, pero quiero que nosotros seamos los que digan esas palabras – dejaron de hablar por unos segundos - ¡Mierda, se me acabaron las balas! – golpeó al suelo.
- ten la mía – le pase mi arma – tú la sabes utilizar mejor que yo, úsala – él la agarró.
- gracias, espero que todo esto salga bien – agarré su arma y se me ocurrió algo.
Lancé el arma hacía donde estaba, la torreta le disparó mientras estaba en el aíre y siguió la trayectoria, la torreta sin querer le disparó a nuestro enemigo, lo hizo caer al suelo y nos dio una oportunidad. Mil se levantó y le disparó en el cuello, él se intentó mover, pero solo temblaba en el suelo, como si estuviera convulsionando. Luego de unos segundos paró de moverse.
- lo lograron, los felicito – todas las paredes bajaron – los felicitos – unas escaleras aparecieron en el centro de la habitación – ahora vayan y agarren su premio.
Todos subimos los cuatro escalones, nos encontramos con una mesita y una llave en ella, mil la agarró y de las paredes salió confeti, la puerta de la salida se abrió.
- muy bien amigos, nos veremos después.
- yo creo que no.
- si quieren salir, necesitaran otra llave, son dos llaves.
- ¿¡Qué?! Eso no decía la prueba.
- rayos, bueno, ya lo saben ¿Quieren saber dónde es?
- claro, mientras más rápido salgamos mejor – ella se río.
- nunca van a salir, están mejor aquí adentro, pero si quieren salir, no los voy a evitar, los ayudaré, presten atención – salió una pantalla del techo – te daré las coordenadas, solo se las mostraré una vez – salieron unos números en la pantalla.
- listo, ya lo tengo – la pantalla se apagó y se guardó en el techo.
- espero verlos después.
Todos salimos del lugar, eso fue muy fácil, pero si Hugo y mi "novio" se hubieran metido, las cosas se hubieran complicando. Cuando salí, mi "novio" me abrazo, dijo que se preocupaba, se notaba nervioso, yo le acaricie la cabeza y le dije que todo estaría bien, me dio un beso en la mejilla y me agarró de la mano. Hugo nos preguntó si estábamos bien, nosotros respondimos que sí, él sonrió y salió primero de la habitación y todos los seguimos. El camino de vuelta se sentía vació, ahora éramos casi la mitad, nadie dijo nada y se sentía un aíre de tristeza, acabamos de matar algunas personas, a nuestros amigos, aunque yo no los conocía, pero Hugo y mil los conocían, seguramente les dolió, verlos morir. Y a l religioso también, es religioso y seguramente matar a alguien te envía al infierno, se siente mal por matar a alguien y se nota que intentó no lastimarlo mucho, pero no creo que él se sienta muy bien. Llegamos a la base, todos nos aplaudieron y nos felicitaron, pero nosotros no seríamos, o por lo menos la mayoría.
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