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Eres tan especial como todos

Ellos se fueron corriendo de la habitación para encontrar a su amiga, la maldita que me quiso violar, yo quería matarla y razones tenía, pero si quisiera no podría, es mejor que yo en todo, solo he sido una espectadora en todo esto, no soy como ellos, rápidos, fuertes y hábiles, no soy una inútil, ni un estorbo, pero entre todos soy la que menos puede hacer y eso me deprime un poco la verdad, soy la más desechables entre todos mis compañeros o personas que conozco, quizás no la no tanto, porque Ana es peor, es más inútil que yo, pero no es su culpa, su madre no la deja hacer nada y su infancia de mierda que tuvo.

- ¿Estás bien? – volví a la vida real.

- ¿Qué? – lo miré.

- te vi preocupada y no me respondías, me preocupé demasiado.

- tranquilo, solo estaba en mis pensamientos – le sonreí un poco.

- ¿Cómo estás con él golpe? Porqué te golpeó bastante fuerte.

- me duele un poco la espalda, pero demás bien, Hugo lo paso de peor y sigue en pie.

- pero Hugo tiene un cuerpo físico bastante hábil, es un asesino y tú eres una dulce dama, no has matado alguien a golpes.

- no, pero estoy bien, no te preocupes.

- está bien – me abrazo – pero si te sientes mal, me cuentas, por favor.

- bueno – lo abracé.

- ¿Qué quieres hacer?

- no lo sé, dime tú.

- tú sabes que hago lo que quieras, estoy a tus pies y lo sabes.

- sabes que en una relación no funciona así o las mejores relaciones no son así, eso es demasiado, los dos tenemos que tener voto en la voz, yo no debo elegir todo, así que está vez escoge tú.

- está bien, vamos con Hana, la nueva amiga que hicimos – yo me reí.

- su nombre es Ana y me parece bien, quiero saber cómo está y si su madre la está golpeando y la sacamos de ahí, lo más importante de todo es sacarla de ahí.

- mierda, cierta que ella está mal, por un momento se me olvido, es muy difícil controlar mis poderes, son como impulsos, cuando veo que alguien quiere hacer daño a mis amigos, mi cuerpo se mueve solo y quiere matar a esa persona sin piedad – yo dio un poco de curiosidad por lo que dijo.

- vamos rápido y luego me cuentas todo, como se siente tus poderes y todo eso, no sé porque nunca te lo pregunte antes.

- seguramente te preocupabas vas por vivir que no se te ocurrió – él me agarró de la mano - ¿nos vamos? – yo le sonreí.

- vamos.

Los dos caminamos por los pasillos sin ningún rombo en busca de nuestra amiga, lo miré y se veía muy contento después de todo lo que paso, aún tenía una sonrisa, no sabía si su sonrisa era falsa o la razón por la que sonría, pero casi siempre la tenía, quizás era optimista y le gusta sacar a relucir su sonrisa y veía que todo está bien o quizás son sus poderes, quizás tiene que fingir ser feliz para que no salgan de control, no lo sé, pero siempre sonreía. Miré a mi alrededor y noté a tres tipos de personas, los soldados que van en grupo o solos, los de los grupos van rápido y van hablando entre sí, no estaban enojados, pero tampoco felices, estaban normales caminando rápido; los que van solo van más lento y tranquilos, pero tenían una cara enojada, frustrada, enojados o tristes, iban más lentos y mirando al suelo, su ropa es lo más llamativo que tenían y cada vez que un soldado pasaba todos le daban espacias, eran solitarios y nadie le acercaba excepto sus propios compañeros, también vi varias excepciones en la forma de actuar de ellos, pero eran muy pocas. Las otras personas eran las encargadas de la cocina, que no trabajan, son lo más comunes y los más tranquilo, mantienen una pequeña sonrisa en el rostro y camina lento y sin rumbo, tienen tiempo libre y seguramente no saben cómo utilizarlo o están disfrutando el simple hecho de caminar o estar vivo. Por último, están los que siempre trabajan, los que tienden las camas, lavan ropa y sabanas, limpian el piso o cosechan la comida, normalmente tiene algo entre las manos y van muy rápido, seguramente para no llegar tarde a su trabajo.

- guapa – dejé de ver a las otras personas y miré a mi "novio", quería saber quién era la persona que le decían guapa.

- ¿Me hablas a mí? Porque donde no sea así, te mato – él se río.

- sí, te hablo a ti – él me acarició la mejilla – te perdiste en los pensamientos.

- es verdad y lo siento, no me va a volver a pasar – espero que no.

- bueno, mientras tus estabas en tus pensamientos, descubrí que las sirvientas duermen en la misma sección y me dieron donde viven, podemos ir y esperar en su habitación.

- está bien, hagámoslo – le sonreí – luego de eso vamos a ver a mil para ver si puede cambiar a Ana de habitación y deja de sufrir – él me beso, yo le correspondí, teníamos que fingir ser una pareja, luego podremos romper para dejar de fingir y después lo podemos intentar.

Ambos caminamos, él me guiaba y sonreía y me hablaba de varios temas, yo solo le sonreía y pensaba en otras cosas; pensaba en Luci, está suelta y no sabemos dónde está y ciertamente tengo miedo de encontrármela, ya me demostró que es más fuerte que yo y fácilmente me puede someter y me puede hacer lo que quería, por suerte lo tengo a él y me puede proteger.

- cuéntame más de ti, eres un misterio – yo lo miré.

- así es mi personalidad – le sonreí – la verdad no me gusta hablar de mí, no tengo nada especial, solo soy una chica que sufrió un accidente y ya, no soy especial.

- si no eres especial, estarías muerta, algo te mantiene viva, sobreviviste a mi hermana y seguramente eres especial, porque no todos sobreviven.

- tal vez sí, pero soy la menos especial de todos, mira a tú alrededor ¿Qué me hace especial? – él se quedó callado – eso pensé.

- bueno, yo tampoco soy especial, solo me paso algo malo y estoy aquí, pero soy el más sensible, siempre fui pacifista y no me gusta pelear, pero cuando alguien lastima a mis amigos, lo hago, pero él tema es que, nadie es especial, todos podemos ser igual de especiales o la mayoría, con el tiempo alguien será igual de mí y quizás ya hubo uno, no lo sabemos, no somos especiales, pero eso no importa, en tu vida, ya eres especial, porque tú decides como vivirla – él paró y me abrazó – así que no digas que no eres especial, si lo eres, para mi eres especial y para ti lo eres, es lo más importante, que importa que alguien sea mejor que tú, tú puedes ser igual o más especial que ellos – yo le sonreí.

- gracias, por esas palabras tan dulces – lo besé – ahora sigamos, tenemos a una amiga que ver e intentar ayudarla.

Caminamos un poco hasta que llegamos donde era, mi "novio" me señaló la puerta y ambos caminamos, según él ahí vive y que si teníamos suerte la encontraríamos. Tocamos la puerta y escuchamos la voz de Ana, nos dijo que esperáramos, que ya va abrir la puerta; luego de unos segundos ella abrió la puerta y vi como tenía su cara, tenía un morado en su ojo, moretones en el cachete y su pelo era un desastre.

- ¡Amigos! – nos abrazó – pasen, pasen – ella entro a la habitación y nosotros hicimos lo mismo.

- ¿Qué te paso? – mi "novio" le todo el morado que tenía.

- no toques, me duele un poco y no fue nada, solo mi mamá me pego por llegar tarde y no se creyó que yo estaba hablando con mil, porque según ella yo tendré suerte de una mascota, porque mi cara es horrible – yo la abracé.

- eso es horrible, pero tranquila te sacaremos de esto y de este lugar – ella sonrió.

- gracias amigo – yo no era bueno hablando, pero sé que cuando alguien está triste y es tú amigo, lo primero que tienes que hacer es abrazar a esa persona – y ¿Cómo me ayudaran? ¿Mataran a mi madre? – ella río – es un chiste, no quiero que lo hagan, ella misma se va a buscar su muerte.

- tranquila, solo tienes que seguirnos y nosotros nos encargamos de todo.

- ¿Quiénes son ustedes? – escuché una voz detrás de mí, me giré y vi la mujer de la otra vez, que asumo es su madre.

- hola señorita, somos amigas de su hija – ella se río.

- mi hija no tiene nadie que la quiera, solo yo porque me toca, porque si no, estaría sola.

- pues créelo, somos amigos suyos – ella agarró el primer objeto que tenía cerca, que era un palo de madera.

- si ustedes son amigas de mi hija, son las peores personas que existen, deben ser drogadictos, pateadores de animales y viola niños – ella corrió hacía a nosotros y nos intentó golpear, pero yo la esquivé – lárguense de mi casa – ella goleó el aíre y yo me alejé.

- tranquila señora, solo queríamos hablar con su hija.

- no lo haré, no los conozco, no dejaré que la toquen.

- ¡Ella ya es mayor de edad! – la señora me pego con el palo en la cabeza.

- aún no está lista, si la dejo salir, va a morir.

- mamá, por favor, quiero salir, déjame por favor y te prometo... - su madre le golpeó una cachetada en la cara.

- ¡Cállate, hago esto por ti, luego me agradeces! – nos miró fijamente a los ojos – miren lo que provocaron, váyanse, antes de que los mate.

- ¡No! Eres mala persona y no lo dejaremos contigo – Ana se levantó y se puso delante de nosotros.

- tranquilos, váyanse, yo me ocupo.

- pero Ana, tu madre es mala.

- lo sé, pero yo me ocupo, no necesito su ayuda, yo me hago cargo – ella sonrió.

- ¿Segura? – tenía miedo dejarla sola, pero si es lo que quiere, le haré caso.

- si, tranquila, solo les pido que me den unos segundos y luego nos vamos rápidamente de aquí.

- no vas a irte sin mi permiso y no te lo voy a dar.

- ya lo sé, pero no la necesito – le pego en la cara a su madre - ¡Corran! – ella salió corriendo y yo tardé unos segundos para procesar todo lo que paso y empecé a correr.

- ¡Vengan malditas! ¡Los voy a matar! – me giré y la vi correr detrás de mí.

Corrimos por todo el lugar, esquivábamos a toda la gente que pasaba por ahí, mientras la madre de Ana empujaba a todas las personas que se encontraba enfrente de ella; corrimos hasta que choqué con mil y caí, Ana y su madre pararon cuando esto paso.

- ¿Estás bien? – me ayudo a levantarme.

- si no pasa nada.

- hola señor, como está – me empujó y se acercó a él.

- muy bien señora, pero quiero que me disculpe, estoy hablando con una amiga, luego hablamos tú y yo – se acercó a mí - ¿Por qué corrías?

- larga historia, pero no importa ahora, te vine a hacer un favor.

- claro, soy todos oídos.

- ¿Podría pedirte que Ana duerma en otro lugar? – moví mis ojos señalando a la madre de Ana.

- déjame pensarlo – mil miró a Ana, luego a su madre y luego miro a su alrededor – está bien, va a dormir en mi cuarto, tengo una litera y la puedo cuidar, para mí no hay problema ¿Quieres ir conmigo doscientos cuarenta y ocho a dormir? – Ana sonrió.

- ¡Claro que sí, me encantaría! – ella lo abrazó – gracias.

- ¿Tu madre quiere? Si ella no quiere no lo hago.

- claro que sí, ya es hora de que salga de casa y vuele lejos – me mordí el labio inferior para no gritarle.

- me alegra escuchar eso – mil le sonrió – ahora necesito hablar algo privado con ella – me agarró del hombro.

- claro, ya me voy, nos vemos después – la madre de Ana se fue.

- ¿Ella te hizo esto? – mil le acarició la herida que tenía en la cara.

- tal vez – dijo en voz baja casi audible.

- tranquila, no te dejaré que te vuelvan a hacer daño – la soltó y le sonrió, luego se giró y me miró a los ojos – ya tenemos cama para nuestro invitado especial, te voy a llevar donde él, si quieres.

- claro que sí, como no lo voy a hacer, tengo curiosidad, además creo que seré la única que quiere.

- ya también quiero, pero tengo cosas que hacer, muchas cosas, nuestro amigo religioso quiere llevar a su culto aquí, para unirnos o algo así, lo tengo que ayudar, además no hemos encontrado a la amiga lesbiana de él, lo que nos preocupa, ya sabes cómo es ella – yo me quedé callada – ahora te voy a llevar con él, pero estarás sola.

- ya lo sé, pero está bien, cuando algo malo pase, voy a salir del lugar.

- espero que así sea - ¿él miró su alrededor? - ¿Dónde está tú novio? – yo miré alrededor y no lo vi.

- no lo sé, cuando corríamos seguramente nos separamos, aunque en realidad no sé si eso paso, pero no importa, pronto me encontrara, sé que sí.

- sígueme, las dos, primero voy a dejarte a ti con esa persona y luego dejó a mi nueva compañera de cuarto en mi cuarto – volteé a ver a Ana, ella estaba muy emocionada, sonrojada y tenía una grande sonrisa.

- claro, me parece bien.

Él camino hacia adelante, Ana se hizo alado de él y yo me hice atrás de él. Escuchaba que los dos hablaban de algo, pero Ana hablaba muy pasito y no la podía escuchar o no entendía lo que decía, además no quería meterme en su conversación, eran un momento donde eran solo ellos, donde sientes que nada importa más que él y tú, y joder ese momento es algo muy horrible y la verdad para mí, harían una linda pareja.

- llegamos – mil paró enfrente de una puerta de metal con una ventanilla en ella, como las puertas de un hospital psiquiátrico – abran la puerta y esperen atentamente, ella va entrar.

- señor, usted dijo que nadie entra ni sale.

- sí, pero ahora quiero que ella entré y si escuchan un grito, van a disparar a la pared y sacan a nuestra amiga, si no pueden, déjenla ahí.

- entendido – ellos abrieron la puerta y yo entré, cuando lo hice, me sentí deprimida, triste y desanimada.

- adivino que estás despierto – él estaba acostado en la cama mirando la pared

- no quiero visitas.

- mira, solo quiero ser tu amiga, aunque mi voz diga lo contrario, porque tú estás triste y yo también.

- se supone que, si todo salía mal, como acaba de pasar, eso me iba a salvar.

- ¿Te refieres al camaleón? ¿Eran equipo? – él volteó a verme.

- ese mismo, no sé qué es, ni siquiera es humano, y éramos un equipo, se suponía que yo le ayudaría a entrar a esté lugar y él me daría la mitad de sus ganancias.

- ¿Crees que me abandono? – él se levantó enojado y yo me sentía enojada, quería golpear algo.

- ¡Tiene el puto poder de hacerse invisible, con una cola con veneno y unas garras que fácilmente te cortan a la mitad! ¡Si él quisiera yo ya estaría afuera de este lugar! – respiró hondo y se calmó – fui un estúpido creer que me salvaría, pero bueno, adivino que me van a matar – se volvió a sentar.

- intento evitar eso, no queramos que mueras, yo no quiero que mueras.

- no pedí tú ayuda, puedo hacerlo solo.

- no lo hago por ti, me das curiosidad, además si tú eres un buen monstruo, abran más como tú y todos van a aceptarte – él se río.

- soy el único en mi especie, soy él más débil de todos, mi poder solo sirve como distracción, un puto golpe ya me noquea y ya.

- pues sí, pero nadie te lo dio – él sonrió.

- ya me di cuenta, él no es normal, es como yo verdad – él tenía una sonrisa en su cara y yo no pude sonreír, malditos poderes de ese chico.

- no – dije riéndome.

- ve que mis poderes si sirven – él se río – esto es muy divertido, se me olvido esté sentimiento de ser superior.

- no eres tan superior – yo me volví a reír – eres normal, tus poderes son malos para nosotros, pero para tú especie no sirven ¿Qué vas a hacer? – su sonrisa desapareció y después la mía – no quiero que te lo tomes a mal, pero te necesitamos para sobrevivir, para salir aquí.

- ¿Por qué los ayudaría? Al final van a matarme, la gente le teme a lo desconocido, como yo, me van a matar y me lo merezco, merezco morir, mate a varias personas antes – mis ojos se cristalizaron.

- yo no, estoy aquí y sigo aquí, además, la mayoría de la gente que está aquí metida merece morir, así que no te preocupes, además si nos ayuda, te prometo que nadie te matara, es cierto lo que dices, pero escondiéndote no lograras nada, sé que es difícil para ti todo eso.

- no tengo puntos medios, estoy triste, feliz, enojado, calmado o asustado, siempre cambia de un lado para otro y es una mierda todo, en realidad no soy una sola persona – soltó una pequeña sonrisa mientras yo me secaba las lágrimas de los ojos – no sé cómo paso, pero, me fusionaron con otras dos personas o me volví loco, escucho sus voces y dicen lo que paso, pero yo creo que en realidad estoy loco, pero en este lugar, eso sería lo más normal que he visto – yo lo abracé.

- tranquilo, todo estará bien – solté unas cuantas lagrimas – te lo prometo.

- no prometas algo que no puedes traer, pero está bien, gracias por intentarlo – me saqué las lágrimas de mi cara.

- ¿Quieres hablar sobre lo que te paso? Eso me ayudaría – él se quedó callado mirando al suelo – si no estás listo no me digas, está bien, yo no te voy a apresurar.

- me morí – sentí un vació en el corazón – mientras me experimentaban, fue extraño, no sentía nada, no veía nada y no podía moverme, era como flotar, pero no sentías nada, era horrible, duré unos segundos ahí, hasta que volví abrir los ojos – empecé a respirar rápidamente y mi corazón latía muy rápido – luego escuché algo como: está vivo, lo logramos, somos los mejores – él se quedó callado por unos segundos, tomo aíre y siguió con su historia – luego de eso, los doctores o lo que fueran empezaron a gritar y a temblar, se preguntaban que decía, intenté soltarme, pero no pude, al final alguien me dio algo para dormirme y funcionó, luego aparecí aquí y eso ya no importa.

- sí importa – intenté sonreír, pero no pude – pero si no te sientes cómodo, no me la cuentes, con eso me basta – él me miró y me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

- gracias, creo.

- no fu nada – se escuchó un grito y un golpe - ¿Escuchaste eso? – él movió la cabeza de manera afirmativa – mierda, eso no es bueno – me acerqué a la puerta y puse mi oreja a la puerta – no escucho nada – dije susurrando.

Mis manos temblaban y apenas podía respirar por el miedo que sentía, pero creo que él hacía que yo sintiera eso, yo creo que él tiene mucho miedo y yo estoy sintiendo ese miedo. Luego de unos segundos abrí un poco la puerta para ver qué pasaba afuera, pero alguien empujo la puerta para adentro y me golpeé con la puerta y caí para atrás. Esa persona entro al cuarto y era Luci, con una sonrisa y una pistola en su mano, le apunto y le disparó a nuestro prisionero, por suerte era una pistola tranquilizante, así que solo lo puso a dormir.

- hola preciosa – me mandó un beso.

- ¿Qué quieres? – ella sonrió.

- a ti – ella se acercó a mí y me acarició mi mejilla – quiero saber algo – yo le pegué en la cara.

- ¡Aléjate de mí! – caminé para atrás para alejarme de ella.

- tranquila, no te haré daño – mi espalda tocó la fría pared que estaba ahí y no pude seguir caminando para atrás – quizás no te haga daño, solo veré si eres un demonio, mi jefe tiene sospechas de que lo eres, pero no lo va a hacer, tiene un papel que hacer, el papel de la voz de Dios, la voz del señor – ella me agarró de la mano.

- ¡Suéltame! ¡Maldita! – le pegué en el pecho.

- me gustan las personas que dan batalla – ella me pegó en la cara y me rompí la nariz – si la sangre de dios mata demonios y bendice a los humanos, la sangre de los demonios maldice a los humanos y no afecta a los demonios, lo que significa que, si te pongo sangre de él, te mueres o vives, si vives, tenía yo razón y si mueres, me equivoqué y lo siento.

- es una locura – ella se río.

- las personas incultas dicen eso, solo confía – ella me beso y yo la empujé – lástima que vas a morir en esté lugar, solo espera aquí – ella me golpeó en la cara otra vez – pronto todo esto acabara, si hago algo bueno, Dios me perdonara por todo lo malo que hice – ella sacó un cuchillo y le cortó la mano – perfecto, sangre perfecta, tan rojo, tan diferente – ella se acercó con su cuchillo con sangre – ahora hable la boca.

- ¡Aléjate maldita loca! – ella me agarró del cuello.

- no estoy loca, solo soy especial, Dios me dio un pape y yo lo cumpliré, todos tenemos un papel y tenemos que cumplir ese papel – puso una mano en mi boca y me la abrió – traga, pronto todo esto acabará – me sacó el cuchillo y no tenía sangre en el cuchillo – casi te lo tragas todo, veamos como tu cuerpo afecta – caí al suelo y tosí varias veces.

- ¡Maldita! ¡¿Qué me hiciste?! – mi vista se puso borrosa y empecé a escuchar un pitido en mi oído izquierdo.

- tranquila, todo acabara pronto – empecé a respirar agitadamente – tu sacrificio mejorara la vida de todos, quizás nos ayudes a matar a tus amigos demonios – me acarició la espalda – voy a extrañar tu hermoso y sensual cuerpo – se alejó de mí – no nos volveremos a ver, lastimosamente – alguien golpeó la puerta.

- ¿Está todo bien ahí? – era Hugo quien tocaba la puerta.

- sí, ya hice mi trabajo, al final todos verán los que yo veo.

- tranquila, no hagas algo que te puedes arrepentir.

- no lo haré, estoy haciendo lo correcto.

- no lo es, solo estás haciendo un mal, tienes que detenerte – golpearon la puerta más fuerte.

- solo hago lo mejor para todos, luego me lo agradecerán.

- ¡No lo haremos, solo estás loca! – me empecé a marear y no me podía mover, aunque yo quisiera.

- pronto todos verán lo que yo veo.

- ¡Tú no eres nadie! ¡No eres nada! ¡Si matas a alguien, te mataremos! Al final no serás nadie importante, solo eres como el demonio, al final morirás como ella o peor, pero si la dejas salir, te perdonaremos todo lo que has hecho, solo abre la puerta – ella se quedó callado - ¡Abre la maldita puerta! – ella empezó a temblar.

- no, no es cierto ¡Eso es mentira! Yo soy un ángel, es lo mejor para todos ¡Yo los salvaré! – ella le pegó a la pared – yo los salvaré a todos – ella me miró – pero tengo que vivir para demostrarlo – ella me agarró del pelo – discúlpame otra vez, pero te volveré a utilizar – ella me levantó y puso un cuchillo en mi cuello – te quiero.

- maldita – dije con poca fuerza, me dolía hablar y estaba sudando.

- veo que estas transformándote, puede que me haya equivocado, pero no es tan malo, si tenemos sospecha de alguien, le damos sangre de este sujeto y descubriremos si es verdad o no – Hugo tiró la puerta abajo y mi captora grito cuando esto paso – aléjate o le hago daño a ella – Hugo sacó rápidamente su arma y le apunto – no quiero esto, solo veté – dijo algo nerviosa.

- no le harás nada, sé que no le tocaras un pelo mientras yo te vea, eres una cobarde.

- ¡No es cierto! Yo soy valiente, más que tú.

- si eres más valiente que yo ¿Por qué tiemblas del miedo? – él se río.

- no te atrevas a burlarte de mí, soy capaz de matarla – ella paso lentamente su cuchillo en mi cuello, pero sin hacerme daño.

- está bien, te voy a dejar salir de aquí, viva, pero suéltala y todo se olvidará, no te puedo dar más, si pides más te mato con ella, es tú mejor opción y la única que tienes si quieres salir con vida.

- solo aléjate de la puerta y yo me iré del lugar y la soltaré – ella empezó a caminar hacia adelanté – no hagas una tontería, que ella muere y obviamente no quieres eso – él se movió un poco a un lado.

- él camino está libre, ya te puedes ir – ella caminó conmigo hacía la salida.

- no intentes algo peligroso, ella puede morir – ella se giró para siempre ver a Hugo.

- lo sé, pero sé que no harás nada, no tienes el valor, cobarde.

- si lo tengo – dijo firmemente, aunque se notaba el miedo que tenía porque su mano temblaba – sé que no matas a tus amigos y sé que ella es tú amiga – ella puso una mano atrás para encontrar la salida – me saldré con ella y tú te quedarás aquí quieto.

ella alejó un poco el cuchillo de mi cuello y yo me pude soltar de su agarré y caí al suelo. Hugo aprovechó y le disparo en el pecho, ella cayó al suelo, cerca de mí, yo giré el cuello para verla, estaba muerta, lo veía en sus ojos, estaban vacíos y sin vida.

- ¿Estás bien? – no podía responder, me costaba respirar - ¿Me escuchaste? – él me puso la mano en mi frente – mierda, estás ardiendo – él miró alrededor – tú amigo sobrevivió, creo, aguanta aquí – él se fue y yo lo perdí de vista, no podía moverme, me dolía todo y empezaba a escuchar un pitido en el oído izquierdo – está vivo, pero tiene una pequeña cortada – él se quedó callado – mierda, ella te dio de su sangre ¿Verdad? Por eso no me respondes y estás ardiendo – escuché sus pasos apurados que se acercaban hacía mí – tranquila, estarás bien – él me cargo – todo va a mejor – salió de la habitación y caminó lo más rápido que podía sin dejarme caer – veremos a mil y te curará y te pondrá mejor – empezaba a cerrar los ojos – lo peor que ya paso, solo quédate conmigo, sé que tú puedes – yo solté una pequeña risa – háblame, como se llama tú novio.

- no me sé su nombre... - cerré por un momento mis ojos para descansar.

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