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Introducción.

Trailer:

https://youtu.be/puhiUDPV4ps







Año 2058.

"—Por favor, les pedimos mantener la calma. El gobierno les ruega que no salgan de sus casas y cierren todos los medios de acceso. Si poseen mascarillas, úsenlas y eviten entrar en pánico. Les estaremos informando."

"—Se dice que fue un ataque del clan Bismillah. Para los que se suman a la sintonía, les informamos que una epidemia ha sido liberada en la frontera de China con Corea del Norte. El gobierno pide la calma."

"—Se ha reportado que algunas personas cercanas a la zona del ataque han tenido comportamientos nada comunes. Estamos atentos a todo lo que pase desde ahora."

"—La policía ha recibido llamadas de gente desesperada clamando por ayuda. Según nuestras fuentes, las personas cercanas a la zona del ataque han sido infectadas a causa de la epidemia y los efectos de esta aún se están investigando. Rogamos calma a los ciudadanos. "

"— ¡Están atacando a la gente! ¡Son personas fuera de si! Por favor, necesitamos ayuda..."

"—El ejército ha iniciado el plan de evacuación de las ciudades con mayor riesgo. Se ruega cooperación y tranquilidad."

"—No sé qué sea esto, pero la gente ya está poniéndole nombre. Siempre vimos esto en películas de Hollywood, ficción y fantasía pura. Sin embargo, lo que está sucediendo al norte del país ya no se trata de aquello. Está pasando, damas y caballeros, y es cuestión de tiempo para que la epidemia se expanda."

"— ¡Esto es canibalismo! ¡¿Qué clase de epidemia es esta?! ¡Es como estar en una pesadilla!"






— ¡Mami! ¿Por qué tu brazo está sangrando?

Xiao Akame corría de la mano con su hijo en dirección a los helicópteros que su padre había mandado para evacuar. Todo había estado bien hasta que en el camino una multitud de gente se les atravesó, sin notar la razón del pánico. Un jalón a su brazo y se congeló en su sitio unos segundos antes de tomar a su hijo y escapar con desesperación.

Por favor, Dios, dame fuerzas para resistir hasta tener a Han a salvo, pensaba mientras sentía un agudo dolor en su brazo mordido.

Para la suerte de Akame, el lugar donde se encontraba el ejército ya se divisaba a través del horizonte, por lo que reunió todas sus fuerzas y se preparó para la recta final.

—Cariño —Habló como pudo gracias al cansancio—, ¿Ves esos helicópteros? Tu abuelo nos está esperando allí, así que debemos correr más rápido. ¿Crees poder hacerlo?

Con inocencia y alegría pura, el pequeño rubio asintió sonriente mientras igualaba el paso de su madre, ansioso de ver a su querido abuelo.

El dolor agudo que sentía en su brazo derecho, de pronto se extendió hasta su hombro y parte de su pecho. Agradeció a Dios estar cruzando las vallas de metal bajo la mirada de los soldados.

Uno de ellos, quien conocía a la hija del general, se alarmó viendo la herida de Akame. Cuando sus ojos se toparon con los de ella, entendió todo. Se guardó la pena y, con todo el pesar del mundo, corrió hasta ella con el objetivo de que no se acercara más para evitar que sus compañeros entraran en pánico e hicieran lo que se les había ordenado.

—Dile a mi padre que cuide de Han.

—Señorita Akame...

—Y también dile que ha sido el mejor padre del mundo.

El soldado asintió, mirando al pequeño niño que observaba asombrado los helicópteros, ajeno a la realidad.

—Cariño —Le llamó Akame. El pequeño le miró con desbordante alegría—, el abuelo está en el helicóptero de allí.

Pero antes de que corriera hasta el helicóptero, Akame se agachó y abrazó a su hijo, estratégicamente alejándolo de su brazo infectado. Le besó la mejilla y, con sumo dolor, se tragó el gran nudo en la garganta.

—Te amo, tesoro, recuérdalo el resto de tu vida. Ahora corre, el abuelo te tiene un regalo.

—También te amo, mami.

Besó su mejilla y corrió hacia el helicóptero frente a ellos, siendo seguido por el soldado.

Akame se derrumbó y sintió el dolor apoderarse de gran parte de su cuerpo, aunque aquel no era tan doloroso como el que sentía al tener que separarse de su pequeño de seis años.

Por otro lado, el rubio con dificultad subió al helicóptero y frunció el ceño al ver a tres niños más y no a su abuelo. Iba a darse la vuelta y preguntarle a su madre donde estaba, pero chocó con el soldado justo en el momento en el cual la puerta se había cerrado.

— ¿Y mami? —Preguntó mirando hacia todas partes.

Las hélices del helicóptero comenzaron a dar vuelta. El soldado frunció el ceño y miró al piloto.

— ¿Qué haces? Aún queda gente por evacuar.

—No será posible.

El piloto apuntó hacia afuera, a lo que el soldado extrañado miró desde la ventana en la puerta. Sus ojos se abrieron como platos y sintió un escalofrío correr por su espalda.

Una multitud de infectados venían hacia ellos, derribando las vallas mientras iban hacia un objetivo claro: Akame.

El pequeño seguía con el ceño fruncido. ¿Dónde estaba su madre? Se asomó por la ventana y, al igual que el soldado, sus ojos se abrieron a más no poder.

— ¿Por qué mami está allí? —Susurró bajo, pero suficientemente alto como para que el soldado lo escuchara dentro de su aturdimiento— ¿Y por qué esas personas enojadas van hacia ella?

El mayor no dejaría que el niño viese lo que iba a suceder, sin embargo, cuando quiso apartarlo de la ventana, ya era demasiado tarde.

Han veía atónito y horrorizado como los infectados desmembraban a su madre, una imagen tan sangrienta y explícita que se le quedó grabada en la retina.

—No... —Las lágrimas comenzaron a salir en grandes cantidades y su voz se quebró— ¡Dejen a mi mami! ¡No! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Por favor, no le hagan daño! ¡Mami!

El soldado, sin darse cuenta, estaba sollozando junto al pequeño. La imagen devastadora de un desesperado niño llorando desconsoladamente mientras el helicóptero se elevaba era demasiado para él, más sabiendo la gran pena que sentiría el general por la pérdida de su hija.

Los otros niños se abrazaron a sí mismos y evitaban mirar a Han, quien se desmoronaba en un mar de lágrimas y gritos desgarradores.

Toda la inocencia y alegría se quedó para siempre con Akame.


















— ¿Está seguro, general?

Xiao Huan Yue miró a través del ventanal de la sala de pruebas a su nieto, sintiendo melancolía al ver la viva imagen de su hija en él.

—Leí el informe que hizo el psicólogo —Se dio la vuelta y miró al científico—. Lo único que dice es "mataré a los que la mataron".

—Entiendo, pero es arriesgado. Es sólo un niño de seis años, general.

—Soportará esto. Confío en que él será nuestra salvación.

— ¿Por qué no los otros niños? Están en las mismas condiciones que Han.

—Los otros niños son fuertes y canalizarán su ira en las armas. Luhan es débil y demasiado bueno para hacerlo sin esto. Podría decirse que le estamos dando un empujón a cumplir sus más oscuros deseos, por poco moral que sea.

Lee Donghae miró al niño a través del cristal, admitiendo que Huan Yue tenía razón.

—Les ordenaré a los muchachos que comiencen con el experimento.

El más viejo asintió, dándose la vuelta, pero deteniéndose a mitad de camino.

—Por cierto, Donghae, ¿Cuál es el número del experimento?

Miró en su libreta de notas y chasqueó la lengua.

—Es el número 13, general, aunque si los procedimientos salen bien sería el número 1.

Huan Yue miró hacia el techo, sacando cuentas.

—Cámbiale el nombre a experimento 0111.

Donghae frunció el ceño.

— ¿Por qué?

El general se encogió de hombros, comenzando a caminar hacia la salida.

—Porque es su número favorito.
















Año 2066.

"—Alerta, zombies cruzando los muros, esto no es un simulacro. Alerta, zombies cruzando los muros, esto no es un simulacro."

"—El ejército ordena que evacuen la ciudad lo más rápido posible. Los helicópteros y barcos están al norte de la ciudad. Se ruega mantener la calma y no entrar en pánico."

"—Las bajas aumentan exponencialmente. ¿Qué estaba haciendo el ejército mientras los zombies entraban por la ciudad? ¿Cómo permitieron que algo así sucediese?"

"—Nuestras fuentes dicen que las instalaciones de todos los ejércitos del distrito están siendo invadidas por los zombies."

"—La mayor parte de las ciudades que aún seguían en pie han sido devastadas por este ataque. Se deduce que la población mundial se ha reducido nuevamente a cifras alarmantes. "

Donghae abrió con dificultad el portón de acero del sótano, aun conmocionado por ver a sus compañeros de trabajo morir en manos de esos monstruos. A pesar de que el general Xiao le ordenó jamás abrir ese portón sin las medidas de seguridad necesarias, debía liberar al que yacía dentro de esas puertas de acero.

Cuando la luz parpadeante de los focos en mal estado alumbraron un poco el lugar, el científico entró sin pensárselo dos veces a hacer lo que tenía en mente.

El experimento 0111, quien estaba sentado en una de las esquinas de la habitación, analizó el aspecto del intruso en su guarida.

—Que guapo te ves de rojo, Donghae.

El mayor llegó hasta él, sintiendo que en cualquier momento se desvanecería gracias al temblor en sus rodillas.

—Por favor... necesito que los mates... te lo ruego...

Sonrió con sorna, levantándose del lugar y mirando fríamente al mayor.

—La última vez que me pidieron algo así terminé encerrado aquí de por vida —Se acercó y pasó el dedo por sobre la mancha de sangre en su delantal, oliendo fascinado la esencia de esta—. ¿Por qué debería de hacerlo ahora?

Donghae se sujetó al menor para no caer por la desesperación que estaba sintiendo, a lo que el otro ni se inmutó.

—Hay algo más allí afuera. De pronto toda la seguridad de la ciudad se vio vulnerada y no sé cómo pasó. ¡Echaron abajo los muros! ¡Los jodidos zombies no tienen la inteligencia o la fuerza suficiente para hacer algo así! —Respiró profundo ante la mirada que aparentaba ser apacible, mas sólo era una máscara de burla— Entraron a todas las ciudades y acabaron con todo. La última llamada que recibimos de los demás ejércitos fue para informarnos que la mayoría de los habitantes de las ciudades fueron devorados. Sin ti la humanidad se acabará.

El muchacho se alejó de Donghae, haciéndolo caer de rodillas al suelo. En ningún momento dejó la sonrisa divertida y la mirada fría y distante. El mayor iba a seguir rogando hasta que vio como el experimento tomaba sus armas a un lado de la pared y las admiraba con adulación.

El alivio que recorrió por su cuerpo le permitió volver a respirar tranquilo.

—Exterminaré a todos, pero a cambio quiero un gran trozo de carne. Estoy harto de esas porciones miserables que con suerte caben en mis dientes. 

Y corrió fuera del sótano. Donghae tuvo un déjà vu al ver tal imagen, recordándole al niño que hace ocho años corría hacia la puerta de la sala de pruebas para evitar más dolor y el fatídico destino que lo llevó a la perdición.

La imagen del pequeño Han siempre lo perseguiría.



Hice algunas correcciones a la historia, me habría gustado reescribirla pero todxs sabemos que eso nunca iba a suceder jajaja. Hay bastante cosas que no me gustan respecto a la narración pero me estoy enfocando en darle el final que todos esperamos, así que lo único que puedo decir es que espero disfruten esta lectura.

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