07
— ¡Déjenme ir, maldición! ¡Debo ayudar a mi escuadrón!
Jimin mantenía sujeto a Yoongi, sus brazos doblados hacia su espalda para impedirle el movimiento. Había despertado con una ligera pérdida de memoria y conmocionado por el golpe, pero luego de unos minutos recobró la compostura y se volvió loco al no ver al experimento.
Era su deber cuidarlo. Si algo le llegase a pasar, todo sería su culpa.
— ¡Que te calmes, Yoongi! ¡Tus mayores te ordenaron quedarte aquí y más vale que lo cumplas antes de que notifique tu desobediencia al sargento!
Minho aprovechó el momento para inyectarle un sedante, recibiendo un aterrador gruñido por parte del menor.
—No lo entiendes —Balbuceó apenas, su lengua enredándose por el efecto del sedante—, debo proteger a Luhan.
—Yixing está con él.
La gruesa y potente voz de Chanyeol le hizo fruncir el ceño.
— ¡¿Y qué demonios me importa que esté con él?! ¡Yo soy el que debería estar ayudándolo!
—Sí, deberías, pero fuiste débil y bajaste la guardia —Bramó furioso el alto—. Tu incompetencia te dejó aquí y no donde realmente deberías estar, así que aguántate las ganas y mantente quieto antes de que sea yo el que termine de matarte, mocoso.
Lo odiaba.
Odiaba cuando Chanyeol se comportaba como un chico de 22 años y no como el niño que siempre aparentaba ser. Odiaba que lo reprendiera cuando arriesgaba su vida de más. Odiaba ser el menor y mantenerse al cuidado de sus hyungs.
Lo odiaba demasiado, pero simplemente le quedaba quedarse en silencio mientras contaba hasta cien, de esa manera disipando su ira.
—Hyung —La aterciopelada voz del peli naranja le hizo respingar del susto. No se había percatado de su presencia—, debes descansar. El golpe que recibiste aún no deja de sangrar del todo y puede afectarte mucho.
La desesperación y la ira lo habían cegado tanto que no pudo notar al chico a su lado, sonriéndole débilmente mientras su mirada lucia preocupada. Un calor se instaló en su estómago y rompió la conexión de miradas, sintiendo sus mejillas calientes.
—Lo haré, Jimin, no te preocupes.
— ¡Sargento, ordene la retirada!
Su cuerpo se tensó, cogiendo el telecomunicador para comunicarse con Zhang Yixing.
— ¿Qué sucede?
—Aparecieron más y la droga que le dio Donghae limita el efecto de la inyección. Apenas logró matar al primero y está a punto de desmayarse.
Sungmin tragó saliva, un sudor frio instalándose en su frente mientras veía atónito la nube de humo gigante que comenzaba a cubrir a la ciudad.
Había ordenado a Miu a quemar los laboratorios de la ciudad, creyendo que así mataría a los seres restantes.
En todo lo que llevaba con aquellos chicos, jamás se habían ido de algún sector sin acabar con todo ser que amenazara la vida humana.
Con su otra mano, agarró el megáfono e inclinó su cuerpo hacia la ventana, el objeto en mano y cerca de su boca.
— ¡Retirada, soldados! ¡Retirada!
Sehun miró hacia la camioneta del general con los ojos abiertos de par en par, sabiendo que algo malo debía estar ocurriendo como para ordenar la retirada.
Todos comenzaron a subir a los camiones, empezando a marchar hacia atrás para dar la vuelta y emprender camino hacia la ciudad. Sin embargo, ni el escuadrón de Suho ni el de Yoongi se habían movido, ya que yacían aturdidos por la orden del sargento.
Chanyeol comenzó a respirar con rapidez, el miedo corriendo por su torrente sanguíneo al no ver a sus otros dos compañeros allí. ¿Por qué no llegaban? Se preguntaba con desesperación una y otra vez.
Cerró sus manos en puños, sus nudillos poniéndose blancos por la fuerza ejercida. Maldecía una y otra vez no estar con ellos, porque si de algo estaba seguro, era que Luhan no estaba usando al cien por ciento su potencial para matar a ese creado y eso simplemente lo llevaba a la conclusión de que estaban en problemas.
Sehun fue arrastrado a uno de los camiones junto a Baekhyun y a Jimin por Suho, quien no podía disimular la preocupación.
— ¿Y la elite? —Interrogó Baekhyun, desesperado por ver a los chicos y al gigante— ¿Dónde está la elite?
Suho se subió al asiento del piloto, arrancando el vehículo con rapidez e ignorando las preguntas de su amigo.
— ¡¿Qué haces, Junmyeon?! ¡No podemos irnos sin ellos!
— ¡Detén la camioneta, maldita sea!
— ¡Cierren la boca, demonios! —Golpeó el volante y se mordió el labio con fuerza, sintiendo el sabor metálico de su sangre— ¡Se nos dio la jodida orden de retirarnos y eso es lo que haremos! ¡Y la jodida elite debe encargarse de lo que sea que haya llevado al sargento a hacernos retirar de la ciudad!
Baekhyun apretó la mandíbula, volteando la cabeza y mirando por la ventana trasera como la imagen del chico alto desaparecía por el horizonte.
— ¡Luhan, demonios! ¡No puedes desmayarte ahora!
Se las arregló para tirar una granada lejos, despistando al creado recién llegado para poder escalar el edificio apenas con el experimento en su espalda.
Yixing estaba desesperado.
Luhan jamás había perdido la conciencia con tanta rapidez, pero suponía que el efecto de la droga hacia inútil el efecto de la inyección.
Maldijo a Donghae mientras llegaba a la azotea del edificio y dejaba con cuidado al adormilado chico sobre el suelo.
—Vamos, Lu, haz tu último esfuerzo y sácanos de aquí. Si lo intento yo, ambos terminaremos en el estómago de alguno de ellos.
—Tengo... mucho sueño...
El peliblanco comenzó a cerrar los ojos, sintiéndose tan cansado y con un agudo dolor en su pecho impidiéndole pensar claramente, divisando entre su estado de ensoñación a la mujer que siempre lo acompaña en la oscuridad de su mente.
—Demonios —Se rindió el pelinegro al ver que Luhan yacía ya dormido—. ¡Demonios!
De pronto, el edificio comenzó a temblar. Yixing, alarmado y con la sensación de miedo comenzando a florecer, se levantó del suelo y corrió hasta la orilla de la azotea, abriendo sus ojos desmesuradamente a ver a tres creados intentando escalar el edificio, rompiendo las murallas a su paso.
Se alejó rápidamente cuando uno subió la mirada, afortunadamente saliendo de su campo de visión a tiempo antes de que lo identificara y se desesperara por alcanzarlo.
Estaban atrapados y contra el tiempo. Si los creados seguían rompiendo murallas en el intento de subir, destrozarían la base del edifico y este se derrumbaría, finalmente ellos muriendo por los escombros o alcanzados por alguno de ellos.
Comenzó a hiperventilar, sintiéndose por segunda vez en su vida a punto de morir.
Luhan estaba consiente, pero sin poder hacer nada para tomar el control de su cuerpo. Sabía que esos seres intentaban subir, lo que le decía que quedaban sólo unos cuantos minutos para que el edifico se viniera abajo. Sin embargo, se encontraba de manos atadas.
Mil imágenes comenzaron a pasar por su mente, algunas que en su vida había recordado vivir.
¿Por qué la mujer de mi consciencia aparece en la mayoría de todas?
Una fuerte pulsación le hizo gemir del dolor, sintiendo miles de agujas clavarse por todo su cuerpo, la sangre comenzando a hervirle mientras los latidos de su corazón se disparaban.
Y si era la droga dejando que la inyección hiciese efecto, lo agradecía con su alma. Era un hijo de puta individualista y egoísta, pero aun así, jamás dejaría morir a Yixing mientras él tuviese el poder de salvarlo. A regañadientes admitía que sus compañeros eran la única razón para arriesgar su vida.
Cuando todo se volvió negro de nuevo, de un brinco se reincorporó y corrió hasta la orilla, saltando en caída libre hacia los creados, su sed de sangre más latente que nunca.
Matar, matar, matar.
Yixing se había quedado de piedra, acercándose nuevamente al borde para ver como de apoco el suelo se iba llenando de sangre y restos de la estructura fibrosa de los seres.
Luhan sacaba pedazos, desmembrando cada trozo de carne con sus dientes para tragar lo que pudiese y luego arrojarlos hacia algún lado.
Yixing se habría puesto a reír si la situación no hubiese estado tan tensa momentos atrás, cuando comenzaba a despedirse mentalmente de sus compañeros y del experimento.
Luhan tenía hambre.
Taemin miraba horrorizado aquella escena, sintiendo el miedo en su máxima expresión por primera vez.
Tenía claro que aquel peliblanco era un experimento hecho durante el antiguo ejército, pero jamás le dieron detalles de que fue lo que realmente le hicieron al pobre chico. Y ahora lo veía con sus propios ojos: al chico lo habían convertido en un monstruo asesino de otros.
Su estómago no aguantó más y se dio la vuelta para vomitar, la imagen de Luhan acabando con el último creado y destrozándolo mientras se llevaba pedazos de carne a la boca latente en su mente. Había pensado que aprovechar ese momento para matar a su objetivo lo llevaría por fin al éxito, sin embargo, ahora todo cambiaba y no por sentirse incapaz de acabar con él, sino porque realmente sería difícil matar a semejante bestia.
Una vez que su estómago devolvió todo su desayuno, sacó un pañuelo de su bolsillo y se limpió la comisura de los labios con asco, arrojando lejos el pedazo de tela y tragando saliva con una mueca al sentir nuevamente ese asqueroso sabor en su boca.
Pasó por al lado del cuerpo sin vida de Huang Zi Tao, quien curiosamente tuvo la misma idea e intentó deshacerse de él para llevarse la victoria. Lástima que el pobre hombre no fue lo suficientemente rápido como para esquivar la bala que impactó de lleno en el centro de su frente.
—Uno menos en la División...
El peso en los hombros de Chanyeol se desvaneció cuando vio aparecer a su compañero, cargando al experimento ensangrentado e inconsciente en su espalda.
—Ve al volante, Park —Habló el sargento, palmeando su hombro con suavidad—. Yixing debe estar totalmente muerto como para conducir. Min se irá con Minho.
El alto asintió, dándose la vuelta y caminando hacia la única camioneta que quedaba libre.
Minho subió con cuidado a Yoongi a los asientos traseros, frunciendo levemente el ceño al ver a Taemin sentado al volante. Había jurado ver al muchacho yéndose junto a los demás soldados.
Restándole importancia y suponiendo que hizo un cambio con Zi Tao, se subió junto a Yoongi y el menor comenzó a conducir, manteniendo una velocidad constante para que el mal estado de la carretera no le causase tanto daño al chico rubio.
Yixing hizo lo mismo que hizo Minho, dejando a Luhan en los asientos traseros, pero él manchando toda la funda del asiento con sangre.
— ¿Quería darse un baño?
—Sólo quería comer —Dijo con una media sonrisa—. Ya sabes cómo se pone cuando tiene hambre.
El castaño rio, subiendo al vehículo y copiando la acción de sus otros compañeros y la del sargento.
Las noticias se expandían rápido, más cuando se trataba de la División Exploratoria.
— ¡Por la elite! —Yifan elevó su vaso llenó de cerveza y sonrió con orgullo— ¡Y porque hacen un excelente trabajo al patear los culos de los infectados!
Todos impactaron sus vasos, un brindis por conseguir otra ciudad libre de terroristas y sus creaciones.
La fiesta recién comenzaba y la mayoría aprovechaba la noche libre que les dio el general por el buen trabajo que hicieron en la expedición, algún premio de consuelo para olvidar que estuvieron a punto de morir y de que un cuarto de sus compañeros fue devorado por infectados.
Baekhyun buscaba entre la multitud de gente al alto, mordiéndose el labio con nerviosismo mientras un calor se alojaba en su bajo vientre. Su miembro vibró cuando se topó con esa mirada oscura, fijamente puesta en la suya. Se levantó de su asiento mientras Chanyeol se acercaba, esquivando a los soldados bailando entre sí y otros riéndose a carcajadas.
Volteó y salió del comedor convertido en bar, yéndose por el camino que llevaba hacia las habitaciones a sabiendas de que el castaño lo seguía de lejos. Una vez dentro de su habitación, espero frente a la cama que el otro entrara, escuchando la puerta cerrarse despacio y el duro cuerpo del chico detrás de él presionando su pelvis contra el trasero del bajo.
Baekhyun soltó un jadeo excitado cuando las manos de Chanyeol abrazaron su cintura y bajaron hacia su entrepierna.
—Y como lo prometí, te daré la mejor follada de toda tu vida, enano.
Lo volteó y atacó sus labios con pasión, haciendo que ambos cayeran en la cama y comenzaran a rodar en esta hasta que los uniformes yacieron desparramados en el piso de la habitación.
Juegos eróticos y marcas de posesión en el cuerpo del otro, las cuales les recordarían la noche loca que tuvieron luego de salvarse el pellejo después de una exploración más.
Los gemidos de ambos resonaban entre las cuatro paredes, las sábanas cayendo al piso por estorbar la movilidad de sus cuerpos. Y mientras el alto iba introduciéndose en el interior de Baekhyun, este último juró que sin duda sería la mejor follada en su vida.
Sehun, harto de tanto escándalo y en busca de tranquilidad, salió del comedor hacia el patio, el camino siendo reflejado por la fuerte luz de la luna.
Pese a que tenía una expresión seria, estaba feliz, el por qué aun siendo una incógnita.
Llegando junto a los viejos robles, se sentó junto a uno, apoyando su espalda en el tronco mientras alzaba la vista y se perdía en el hermoso cielo nocturno estrellado.
En momentos así, recordaba con dificultad su vida con la familia completa, cuando su padre aún estaba vivo y hacia más cómodo el hecho de vivir luego de la catástrofe que casi extingue la vida humana.
Su madre ahora debería estar en su casa, horneando algún pastel para su nueva familia y mostrando esa sonrisa dulce que su nuevo esposo logró sacar de nuevo.
No era infeliz con el hecho de que su madre rehiciera su vida sin él luego de haberse enlistado en el ejército a los 15 años, al contrario, era melancólicamente feliz viendo a su madre tan contenta de nuevo junto a un hombre que la amaba y niños que la adoraban sin ser realmente su madre biológica. Pudo comprobarlo con sus propios ojos las pocas veces que visitó a su madre durante sus años de entrenamiento.
Y aunque le doliera mucho que ella se mostrara distante de él, verla feliz lo reconfortaba.
Una estrella fugaz se dibujó en el cielo, haciéndole cerrar los ojos y pedir un deseo.
Que todos podamos vivir en paz algún día.
—Lo hiciste bien, novato.
Esa rasposa y débil voz le hizo estremecer, sabiendo de quien era el dueño.
—Pues claro, si soy uno de los mejores de mi generación.
La débil y amarga risa de Luhan le hizo sonreír inconscientemente, borrando la sonrisa abruptamente cuando se percató de ella.
—Qué linda noche la de hoy, ¿No, novato?
—Oh Sehun.
Luhan frunció el ceño, costosamente inclinándose hacia un lado para dar con el perfil del rubio.
—Mi nombre es Oh Sehun, no novato —Dijo Sehun, sintiendo la mirada del peliblanco en él, mas no correspondiéndola—, así que llámeme por mi nombre.
—Bien —Sonrió, volviendo a su posición y apoyando la cabeza en el tronco, un mareo repentino produciéndole una mueca de disgusto—, Oh.
Y sin necesidad de decir algo más, se quedaron en silencio, uno observando las estrellas y otro respirando aire fresco antes de volver al sótano para que pudiesen hacerle pruebas gracias al arranque de locura que había tenido ese día.
Sin embargo, de alguna u otra manera, ambos estaban disfrutando de la compañía del otro.
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