02
El sargento Sungmin llevaba a los nuevos integrantes de la División Exploratoria hacia el edificio de la división, llegando al patio de entrenamiento junto a los demás soldados.
Donghae, quien tenía a su lado a sus cuatro muchachos, les hizo una seña a los soldados para formación, sonriendo orgulloso cuando el movimiento sincronizado de todos al tomar posición se escuchó.
—Bienvenido, novatos, como ya me conocen, les digo que soy el encargado de la División y todas las misiones que se lleven a cabo mientras esté con vida. Dentro de dos días iremos de expedición para probar que tan buenos son en esto, así que ahora les dejaré un par de minutos para que socialicen y comenzaremos con el entrenamiento intensivo. ¿Quedó claro?
Un sí, general resonó con fuerza y tanto Sungmin como Donghae se retiraron del patio, yendo hacia las gradas para preparar meticulosamente el entrenamiento.
Chanyeol sonreía de oreja a oreja con sus ojos brillantes, ansioso de ir con los demás y hacer nuevos amigos. Sin embargo, cuando iba a dar un paso, un jalón en la chaqueta de su uniforme lo llevó hacia atrás con fuerza, cayendo de trasero al suelo y quejándose por el dolor.
— ¡¿Qué te sucede?! ¡Eres cruel, Yiyi!
—Después socializa, ahora nuestro objetivo es contener a Luhan.
El alto lo miró con el ceño fruncido, desviando la vista hacia el experimento y observando con los ojos abiertos como este estaba de la mano con Yoongi, enterrando sus uñas en la ajena y sacando grandes cantidades de sangre.
—Comprendo —Suspiró y se levantó del suelo, limpiando la tierra de sus pantalones y mirando de reojo la imperturbable cara seria del rubio—. Al menos no es la mano con la que dispara.
—Intentó morder su mano y me vi obligado a sacrificar la mía para que no hiciera el ridículo frente a todos —Murmuró Yoongi, sin mostrar signos de dolor en su voz—. Dentro de dos minutos se le pasará el malestar y se quedará quieto.
—Tienen que vendarte la mano, estás perdiendo mucha sangre, Yoon.
Yixing miraba un tanto preocupado al menor, sintiendo impotencia por no ser lo suficientemente calificado para haber tomado el cuidado del experimento.
—Apenas se calme esta bestia iré con Donghae. Al parecer, la droga nos quita la regeneración.
Unos metros más allá, Suho miraba atentamente a los cuatro muchachos apartados del resto, preguntándose qué tenían de especial como para captar por completo su atención.
Junmyeon tenía la capacidad de intuir la personalidad de las personas por su aura o las sensaciones que emanaban, algo que le ha servido hasta el día de hoy para no relacionarse con personas de malas andanzas. Pero aquellos chicos, dentro de toda lógica posible, le jugaban una broma a su capacidad y se sentía un tanto raro con sólo verlos.
— ¡Hey, Suho! —Baekhyun le golpeó el hombro con fuerza, llamando su atención— Deja de estar en las nubes y socializa —El mayor pestañeó en dirección a los dos chicos junto a sus amigos, una sonrisa adornando sus rostros. Son buenas personas—. Estos son Choi Minho y Huang Zi Tao. Chicos, él es Kim Junmyeon, mejor conocido como Suho.
Saludó con un apretón de mano a los dos chicos y entabló una conversación rápida, con un solo objetivo en mente.
— ¿Quiénes son esos chicos de allá?
Y como si sus sospechas se volvieran ciertas, la mirada de ambos chicos dejó toda alegría y sinceridad, siendo reemplazada por una turbia y hasta opaca. Un escalofrío recorrió su espalda por una repentina sensación desagradable que su cuerpo experimentó, mas se esforzó en no demostrarlo.
—Ellos están desde pequeños aquí al cargo del general Donghae. Son la elite de todo el ejército y, como lo habrás notado, pocas personas tienen las agallas de acercárseles.
Minho observó a su amigo con una mirada amenazadora que pasó inadvertida para Suho. Todos, excepto los nuevos, sabían las órdenes de ayudar en la infiltración del experimento 0111, pero Tao había reaccionado de la peor forma, alegando que todos merecían saber la verdad. En pocas palabras, Minho era el que debía cerrarle la boca al chico si hablaba de más.
—Uno de ellos nació el mismo año del ataque en la frontera y el general se tuvo que hacer cargo de él cuando sus padres murieron por la epidemia.
Pese a que Tao dijese lo que Donghae les ordenó decir, Minho sabía que era cuestión de tiempo para que su compañero revelase la verdad y comenzara el verdadero caos. Como muchos, Huang Zi Tao también era un revolucionario reprimido.
—Dios, debe haber sido una mierda crecer en el ejército —Comentó Baekhyun, mirando al igual que sus amigos a los cuatro chicos—. Suponiendo que es el de cara de inocentón, no parece haberse criado con generales y soldados.
—Y una mierda, de seguro lo único que hace es esconderse de los zombies para que sus compañeros los maten.
Minho miró de reojo al rubio sin expresión junto a Baekhyun, riéndose mentalmente por lo estúpido que era al juzgar por las apariencias.
—Lo más seguro —Apoyó Junmyeon, analizando detenidamente a los chicos—. Podría apostar que el más alto es el más fuerte de la supuesta elite.
Que grave error estaban cometiendo al juzgar sin siquiera verlos en acción. Si, las drogas limitaban sus habilidades, pero no la aguda audición que poseían por años de duro entrenamiento. Fingían ser ajenos a los murmullos de los novatos, ya que una persona normal no escucharía claramente de lo que hablaban a esa distancia. Sin embargo, la paciencia de Luhan estaba llegando a su límite. Podría estar alterado para parecer una persona común y corriente, pero sólo eso era: un ser alterado para asimilar la debilidad del humano.
—Donghae liberará a los zombies en cautiverio y con ellos probarán que tan buenos son —Comentó Yoongi, jalando su mano y sintiendo como su piel era desgarrada por las uñas de Luhan—. Y a petición de Sungmin, seremos los que cierren el show que está por comenzar.
Su característica sonrisa arrogante apareció en sus labios. Decir que estaba ansioso era poco, porque estaba realmente entusiasmado por demostrar el potencial limitado de la elite, pero no menos eficiente.
—Kim Junmyeon, Oh Sehun, Park Jimin y Byun Baekhyun.
Los nombrados entraron a la jaula, sus mentes concentradas mientras tomaban firmemente sus armas, buscando cualquier señal de peligro para atacar sin pensárselo dos veces.
—Sehun y Jimin —Murmuró Suho, mirando hacia todas las compuertas—, cubran a Baekhyun y manténganlo con vida.
Sólo guardaron silencio, sus sentidos agudizándose y escuchando el perturbador sonido que hacían los infectados cuando olían a los humanos.
Baekhyun se sentía nervioso. Jamás habían entrenado con zombies que no fueran de almohadas y pasto seco. Analizaba con incertidumbre los barrotes de la jaula, calculando que, por más fuertes que fueran, no podrían doblar los barrotes para escapar.
Si algún cálculo salía mal, uno resultaría mordido.
Sus armas estaban cargadas y sus dedos índices estaban suavemente apoyados en los gatillos, expectantes. Todos sabían que las armas de fuego eran las peores para matar, pero se rehusaban a ocupar katanas o cuchillos. El riesgo era mucho mayor.
Dos compuertas se abrieron, liberando a cuatro zombies hambrientos corriendo a toda velocidad hacia ellos, estirando sus manos con el anhelo de desgarrar y comer. Todos esperaron la señal de Baekhyun, y cuando la dio, dispararon sin pensarlo dos veces, matando a todos los zombies de un solo tiro en la cabeza.
Todos los soldados que miraban con terror la prueba, se levantaron y comenzaron a idolatrarlos mientras la jaula era abierta para los últimos.
Todos los demás habían utilizado armas, algunos dando con el punto exacto y otros no, casi arriesgando sus vidas de no ser por las rápidas acciones de algún integrante del grupo.
—Zhang, Park, Min y Lu.
Miraban atentos los movimientos de la elite, juzgando sus apariencias de nuevo y riéndose sin un poco de vergüenza frente a ellos. Sehun bufó cuando su mirada se enfocó en el más joven, sintiendo un poco de resentimiento de que ese niñato fuera considerado parte de la elite.
Es dentro de la jaula dónde se dieron cuenta que ninguno portaba armas de fuego, sino que katanas. Rieron más fuerte, irritando a Yoongi y colmando la paciencia de Chanyeol.
—Esos hijos de puta...
—Demostrémosle quienes somos —Soltó Yixing, sereno y con una expresión agradable en el rostro— y lo que les espera si siguen hablando mierda.
Luhan se mantenía al margen, malhumorado por ser el hazme reír con su apariencia. Tomó asiento en la tierra y cruzó las piernas en posición indio bajo la mirada de todos.
— ¡¿Qué crees que haces, mocoso?! —Yifan, quien desde un principio miró despectivamente al experimento, se había cabreado con ganas al ver la relajada actitud de todos— ¡¿Acaso quieres morir?!
Luhan miró en su dirección y el más alto se quedó de piedra, sintiendo como su piel se ponía de gallina y una fría brisa se colaba por su uniforme.
Jamás había visto una mirada tan perturbadora en su vida.
Las compuertas se abrieron y una horda de zombies corrió hacia ellos, ganándose gritos ahogados y maldiciones de los novatos por la ilógica cantidad sólo para cuatro chicos. Todos miraban en cámara lenta como esos monstruos se acercaban a una velocidad realmente rápida, esperando el momento exacto para comenzar a jugar.
Luhan fue el primero, saltando de su lugar y cayendo en medio de la horda, cortando cabezas y manchándose las manos con sangre, una sonrisa alumbrando su rostro de felicidad pura.
Matar, matar, matar.
Comenzó a danzar sobre la tierra, moviendo con la máxima agilidad que le permitió su brazo la katana, desmembrando y viendo como una lluvia de sangre comenzaba a caer desde el cielo.
Desvió la mirada y su expresión se hizo aún más alegre al ver que sus compañeros estaban en las mismas condiciones que él, pisando las cabezas que yacían en el piso y moliéndolas hasta quedar en una masa putrefacta.
Un zombie agarró su brazo con intenciones de morderlo, pero apenas lo hizo su puño dio de lleno contra su nariz, rompiendo y atravesando la cabeza del zombie. Su katana cortaba el aire y cabezas, tal y como si la jaula estuviese llena de hilos cortantes. Sus puños atravesaban sus cráneos sin titubeos, sintiendo los órganos sin función de los infectados.
Matar, matar, matar.
Cuando dejó de sentir a los zombies, se permitió abrir los ojos y mirar el suelo lleno de cadáveres y restos, tiñendo la tierra de rojo y haciendo una imagen perturbadora.
Un característico jadeo llamó su atención, desviando la mirada del entorno hacia el piso y sonriendo nuevamente al ver como la mitad de un zombie tenía intenciones de llegar hasta él y agarrar su pierna.
Rio.
Su pierna se elevó en el aire, calculando con precisión la suela de su bota alineada con la cabeza, bajando la pierna de golpe y reventándolo, salpicando los restos hacia todas partes.
—No me esperaba menos de la elite —Dijo Sungmin, mirando complacido a los cuatro muchachos con expresiones vacías y aburridas, a excepción de Luhan—. Espero que aprendan de ellos, novatos.
Yoongi miró con un atisbo de sonrisa las expresiones de los nuevos: algunos atónitos, otros pálidos, con el miedo plasmado en sus ojos y hasta vomitando alejados del grupo. Los soldados antiguos se levantaron del suelo y aplaudieron ensordecedoramente a la elite, orgullosos de sus compañeros.
Sehun, quién nunca mostraba expresión en su rostro, miraba con los ojos bien abiertos tal masacre, su estómago revolviéndose al ver tantos pedazos de cadáveres.
—Eso no es humano... —Susurró con voz temblorosa Baekhyun, agarrándose al brazo del rubio— nadie puede matar a sangre fría a esas bestias...
—En esto jamás debes dejarte llevar por las apariencias —Soltó Minho, sonriendo sin gracia—. No por nada son la elite del ejército.
— ¡Ya, ríanse ahora, hijos de puta! —Vociferó Yoongi, mirando con burla a los novatos aún estáticos en su lugar— ¡Veremos quién es el siguiente en ser partido en dos!
Se abrieron paso por todos, queriendo llegar pronto a las duchas y poder limpiarse la horrible sangre de infectados del cuerpo. Luhan iba detrás de todos, aun manteniendo su sonrisa mientras se sacudía los pequeños trozos de carne yacientes en su cabello.
Matar, matar, matar.
Se detuvo y miró hacia el lado, borrando la sonrisa y dejando su inexpresivo rostro frente al de aquel chico rubio.
Sehun miraba con ojos abiertos al peli blanco, la adrenalina recorriendo rápidamente por sus venas y poniéndolo en alerta. Estaba abrumado por la reacción que le causaba ese muchacho de la elite, declinando la idea de ponerse a la defensiva por el mal presentimiento que creyó parte de su reciente psicosis.
Yoongi se detuvo, sintiendo miedo y dándose la vuelta para evitar el siguiente movimiento del experimento.
Pero ya era tarde.
Luhan se había abalanzado sobre el rubio, botándolo de espaldas y posicionándose sobre su abdomen con cada pierna encarcelando su cuerpo.
La droga no fue lo suficientemente efectiva para su organismo, devolviéndole el apetito luego de la masacre dentro de la jaula.
Matar, matar, matar.
El aroma natural que desprendía Sehun lo atrajo apenas recobró su olfato, abriéndole al apetito de manera incontrolable.
El rubio lo miraba desde abajo con una pizca de miedo, dándose cuenta de inmediato de lo poco cuerdo que estaba el chico sobre él. Iba a empujarlo con todas sus fuerzas cuando Luhan se estaba inclinando sobre él, pero los brazos de alguien sobre el peli blanco se lo sacaron de encima.
—Más te vale que te comportes si no quieres que te meta una bala en el cerebro frente a todos.
Yoongi se lo llevó entre sus brazos, sujetándolo con fuerza ante el intento del otro para zafarse.
—Conozco ese aroma, Yoon, lo he sentido antes.
La ronca y baja voz de Luhan le indicó que el efecto de la droga no bastó para mantenerlo controlado, lo que significaba que corrían el riesgo de ser descubiertos por los revolucionarios o simplemente de ser devorados por el experimento.
Así de fácil y sencillo era morir en la actualidad.
— Çima hûn vê yekê? E gelê xwe, xayîn pig. — « ¿Por qué les haces esto? Es tu gente, cerdo traidor. »
—Ma tu ji bo karê xwe yan jî tu heqaretê min dê dewam bike? —« ¿Vas a hacer tu trabajo o vas a seguir insultándome? »
El hombre canoso miró severamente a los jóvenes, irritado hasta las pelotas por el comportamiento soberbio y arrogante que estaban teniendo.
—Ew li gor adeta min ji wan pirsî çi bikin? — « ¿Tienen el encargo que les pedí? »
El joven miró con asco al anciano antes de sacar de su bolso una caja rectangular de madera.
—Ez nizanim ka tu çi hêvî, hûn dizanin em xistine û piraniya zanyarên me hatine kuştin — « No sé si es lo que esperas, ya sabes que hemos sido atacados y la mayoría de nuestros científicos han muerto. »
Tomó la caja y la abrió, sonriendo victorioso al ver el tubo de ensayo con corcho, el mismo que contenía la sustancia verde fosforescente que le permitiría seguir con su plan.
—Baş e, ev bêtir ji dê bes be —«Bien, esto será más que suficiente. »
Metió la mano al bolsillo de la chaqueta y extrajo su pistola, apuntándole en la cabeza al joven y alarmando al otro.
—Çi ne, tu dibêjî hûn çi dikin?! — « ¡¿Qué crees que haces?! »
Apretó el gatillo y la bala se incrustó en la cabeza de uno. Rápidamente, apuntó al otro y no dudó en disparar mientras este intentaba sacar su arma con manos temblorosas.
Ambos cuerpos cayeron al suelo bajo la atenta mirada del anciano.
—Ah —Suspiró, guardándose la caja de madera en la chaqueta—, la juventud de ahora es demasiado irrespetuosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro