El pelirrojo de la copa y su amigo el me creo guay no eran los primeros en mirarla así. Las palabras de Callum resuenan en mi cabeza y rezo por que se fueran como lo habían hecho todos los anteriores. Por un momento, el pelirrojo cruza mirada conmigo y lo fulmino. Sin embargo, me responde con una sonrisa de autosuficiencia.

Quiero acercarme y alejar a todos esos hijos de puta de ella. Aún así, Brooke no se da cuenta de ello y les sonríe amablemente.

Las palabras «Sabes que necesita más espacio, relacionarse con más gente, vivir una vida que no la ate o la limite» retumban en mis oídos. La afirmación en sí me da náuseas y me pone enfermo que alguien pensara que yo era el que le estuviera haciendo daño. Por eso necesitaba comprobarlo con mis propios ojos.

De pronto veo llegar un mensaje de mi madre y lo atiendo deprisa. Mierda, era un audio. Busco un lugar más tranquilo para escucharlo. Resultaba no ser nada con respecto a mi padre sino sobre mi prima Veronica, quien al parecer estaba esperando al tercero. Para cuando vuelvo, tras haber malgastado tres minutos, veo justo a tiempo cómo esos canallas la guiaban hacia el fondo del bar.

Los sigo sin dudar, abriéndome paso entre la gente. Para cuando la localizo de nuevo, estaba rodeada por la panda del tío pelirrojo, quien me nota de nuevo. Esa mirada suya de creído me pone nervioso pero no pierdo a Brooke de vista.

Era hermosa incluso en un lugar como éste. Y su sonrisa, no había otra cosa que quisiera proteger más. Aunque ese era el problema. Incluso en un sitio así, era capaz de sonreír. Es entonces cuando lo comprendo. Ella no me necesita para sonreír. De hecho, ahora estaba riéndose a carcajadas, cosa que consigo muy raramente. Tal vez, sólo tal vez, sí fuera esa persona sociable y querida por todos. Tal vez, ella ni me echara en falta. Tal vez, yo era el único que sintiera que ella era mi oxígeno. Tal vez, en verdad no me pertenezca completamente a mí. Tal vez era mejor dejarla ser quien de verdad era. Tal vez, yo sí fuera el malo de la historia.