E P Í L O G O 🏈
«Futuro»
Mike y Abby
Después de todo aquello, las cosas mejoraron.
Abby pudo salir del hospital a recuperarse de la herida de bala del estómago, mientras que Mike la cuidaba en aquel pequeño piso donde llevaban viviendo hacía solo pocas semanas. Le hacía el almuerzo, la cena, incluso a veces le ayudaba a quitarse la ropa por algún movimiento que ella no podía hacer, y Abby no podía quejarse para nada.
Johanna tampoco se separaba de ella y a veces le dedicaba una mirada asesina a Mike cuando interrumpía el momento de amigas.
Jonathan poco a poco se recuperaba de su lesión, mientras que Emma logró hacer sus maletas para poder marcharse de allí, de aquel pueblo y volver a empezar de cero en ese nuevo lugar algo lejos del piso de Abby y Mike, pero donde podría volver a estudiar en la universidad. Y con ello, Mike logró entrar a la universidad junto con Abby. Así que tocaba aprovechar ese verano al máximo.
Ambos estaban felices y hablaron de aquello que ocurrió tranquilamente, explicándose mutuamente que era lo que había pasado. Quizás eso no ayudaría a dar vuelta a lo que pasó, pero sí a que esas cosas se pudiesen evitar en un futuro y porque ambos necesitaban explicarse lo que sentían.
Mientras ellos eran felices en su mundo, Brad era un gran padre con Abby. Tuvieron momentos de padre e hija llevándola a cenar, al cine e, incluso, algunas ferias que se montaban en aquel lugar, para así conocerse mejor.
Las cosas iban bien, pero le faltaba algo en las vidas de aquellos jóvenes y era a sus padres. No sabían que había pasado con Isabel y con Kevin. No sabían nada de ellos y eso les preocupaba. No sabían si los amigos de Theo sabrían lo ocurrido a las afueras, pero sí sabían que ellos no podían arriesgarse a hacer nada por si saldrían perjudicados. Por lo que las cosas habían cambiado mucho.
Mike como Abby hablaban de esa falta que les hacía. De la necesidad de saber dónde se encontraban e, incluso, hablaban con los policías de ese pueblo junto con Brad para saber si ellos podían hacer algo. Pero las cosas no eran tan fáciles. La única teoría que ellos tenían es que ambos habían huido de ese lugar. Y Brad no pudo sentirse algo celoso de pensar que Isabel, la mujer por la que llevaba años enamorado, se habría ido con otro. Sabía que era su mejor amigo, y que ella quizás ya ni se acordaría tanto de él, lejos de leer esa carta que ella le había escrito diciéndole que lo amaba.
Y vaya con la carta, porque la leía día y noche, incluso era como una costumbre para Brad leer esa carta antes de irse a dormir.
En cambio, cuando Abby se recuperó, llegó el cumpleaños de Mike aquel mediados de agosto, donde cumpliría sus 19 años. Y de esa manera, todos sus amigos se fueron a un festival de música a disfrutarlo. Y vaya forma de hacerlo, porque se lo pasaron genial en aquel festival de música.
Los meses fueron pasando poco a poco y esa pareja fue mejorándose. Dormían abrazados, se apoyaban mutuamente, veían películas juntos en el sofá algunas noches, salían a cenar en una noche romántica... Y cuando ambos comenzaron la universidad, se apoyaron mutuamente. Ella decidió hacer prácticas en una empresa que no estaba muy lejos y compaginarlo con los estudios.
Los meses siguieron pasando hasta que llegó diciembre, ya llevaban más de siete meses viviendo como pareja en esa pequeña ciudad junto con el padre de Abby y Emma, que había vuelto a hacer vida en la universidad y actualmente había conocido a una mujer que estaba interesada en ella, pero que Emma estaba siendo tan cerrada por lo que había vivido que había creado muchos muros frente a ella. Abby y Johanna, tan unidas aunque teniendo una relación de amistad a distancia, trataban de ayudarla y guiarla para que se fuese abriendo, pero para Emma no era fácil. Los maltratos de aquel hombre con el que convivía en aquel pueblo en el pasado, más la mala experiencia de su anterior relación con su ex novia, no la ayudaron en lo absoluto. Aunque aquella mujer de la universidad no iba a rendirse.
Aquella lista, en la cual gracias a ella y por las cosas que hicieron, se enamoraron, terminaron de tacharse los últimos deseos que quedaban, sobre todo el de Mike.
Esa lista se quedaría entre ellos para siempre y la recordarían para siempre. Es más, hasta Mike se la leía de vez en cuando en voz alta a Abby mientras ella escribía en el ordenador terminando de trabajar.
Era una pareja increíble y eso se apreciaba. Aunque habían discusiones, siendo acabado en secciones de sexo descontrolado, sudoroso y sin nada de ropa en cualquier rincón del piso.
Poco a poco, esos meses fueron pasando y Abby no dejaba de pensar en Isabel. A veces lo hablaba tanto con Emma como con Johanna, pero no era nada fácil.
Entonces, en pleno marzo, estaban ambos en el piso aquella noche tras un día duro en la universidad. Mike empezando a hacer grandes avances en su nuevo equipo de fútbol y en sus estudios de ingeniero y Abby logrando dar grandes pasos hacia su carrera administrativa.
Mike, que estaba haciéndole la cena a su novia, no paraba de mirarla con ese cabello largo cayéndole por sus más grandes pechos mientras estudiaba. Y más que una sonrisa se la robaba ella al verla tan preciosa con las ganas que poseía de poder besarla.
—Amo eso que haces —murmuró el joven mientras ignoraba la sartén donde estaba removiendo la cena de ambos.
Abby giró su cabeza de su escritorio, ya que era un piso no muy grande, y con ese brillo en los ojos mientras lo miraba y la sonrisa de ella aumentó al ver a su novio tan guapo y espléndido como de costumbre.
—¿El que?
El joven sonrió más todavía mientras miraba a esa chica que estaba a varios metros de lejanía mirándolo.
—Morderte en labio mientras te concentras.
Ella sonrió y de pronto, ese toque romántico que existía en el ambiente, cambió y comenzó a oler algo extraño que hizo que Abby aumentara su olfato. Pero cual Mike todavía la miraba a ella como si estuviese embrujado.
—Mike, se está quemando —dijo ella.
Y Mike, despertando de su ensoñación, negó con la cabeza y se giró al ver la sartén llena de humo.
—¿Qué? ¡Oh, joder! —gritó él. Y al ver que su novia se intentaba levantar del escritorio, este se giró y negó con la cabeza—. No, no te levantes.
—Ten cuidado que te quemas —murmuró ella, ignorando lo que él le había dicho y acercándose a él.
Él dejó a un lado la sartén que tendría que tirar ya por culpa de la comida que se había pegado y se giró como si eso le diese igual.
—¿Te apetece pizza? —cuestionó.
Y Abby, sonriente mientras ponía sus brazos sobre la isla de la cocina, asentía.
—Perfecto.
—Voy a llamar —murmuró.
El joven, con la atenta mirada de Abby, llamó a la pizzería y encargó dos pizzas. Pero nada más colgar, recibió otra llamada de un número desconocido.
Abby lo miró mientras su novio contestaba.
—¿Diga?
—Hola Mike. —La voz se lo dijo todo, todas aquellas respuestas que buscaba desde hacía casi un año de todo aquello, lo contestó con esa simple respuesta.
—Papá...
Abby lo observó igual de impresionada que él y Mike se acercó a ella mientras que su rostro de anonadado no se lo quitaba nadie.
—Estoy aquí, en California. ¿Podemos vernos mañana? —preguntó.
—Estas... ¿estás aquí? —preguntó asombrado y alegre, a la vez que tranquilo de descubrir que su padre estaba bien—. Claro, por supuesto.
Colgaron y Abby, igual de sonriente que él, preguntó;
—¿Kevin está aquí?
—Si.
Abby apretó la mandíbula mientras se debatía por hacerle aquella pregunta;
—¿Dijo algo de mi madre?
Mike negó con la cabeza mientras que su novia se decaía y su rostro se entristeció.
—Oye, seguro que ella está bien —murmuró, pero eso no la ayudaría a tranquilizarla. Abby se alegraba de que Kevin estuviese bien, pero saber que su madre todavía ni siquiera había noticias de ella, eso era complicado—. Quizás se fue lejos de ese pueblo. No quiero que te entristezcas... —susurró, tratando de animarla.
Y ella lo abrazó.
—Gracias...—susurró ella.
Quedándose ambos de esa manera.
🏈
Mike llamó aquella mañana a Jonathan para explicarle todo lo que había pasado con la llamado. Eran uno a grandes amigos y se notaba la distancia, y como a hora ninguno d e los 2 estaban en él mismo equipo. Pero da a igual la distancia, porque ambos harían lo posible por continuar con dicha amistad.
Jonathan había logrado superar aquella lesión y ya había vuelto a los partidos. Al principio fue mucho el miedo de volver a romperse, pero había demostrado que había superado una lesión tan grave como la que había tenido hacía ya 1 año. Ahora pronto volverían a jugar juntos pero en equipos contrarios y eso les daban ganas de volver a verse para enfrentarse como en los viejos tiempos.
La joven pareja, cual estaba nerviosa sentados en la cafetería donde anteriormente trabajaba Abby, esperaban al padre de Mike, cual habían contactado para quedar en ese mismo sitio.
Mike parecía bastante nervioso, no menos que Abby, que sabía que Kevin posiblemente tendría respuestas sobre su madre la cual no sabía nada desde hacía casi un año.
Abby acariciaba la mano de su novio, dándole apoyo y cariño, mientras que Mike se lo agradecía con una muestra de cariño en forma de sonrisa. Juntos eran felices y eso se podía ver en cualquier parte. Habían pasado por mucho y juntos se demostraban que podían con muchas cosas.
Mike no pudo evitar recordar el día que Abby recibió el disparo y casi la pierde. Tendría esa cicatriz de por vida y siempre se la besaba, porque no se imaginaba, después de ella, una vida sin Abby.
Ya no.
—Mike. Abby. —Se escuchó esa voz grave que Mike conocía a la perfección.
Era primavera y Abby llevaba un vestido veraniego en aquel lugar caluroso, todo lo contrario al pueblo del que habían huido.
Mike se levantó rápidamente al ver a su padre casi igual a como la última vez que lo vio, en aquella noche que no querrían recordar ninguno de ellos. Kevin observó a su hijo, con ese rostro lleno de sentimiento, lleno de alegría, ilusión y de que por fin pudo reunirse con él.
No hicieron falta palabras para cuando Mike caminó rápido hacia él y lo abrazó, estaba vez siendo un nuevo abrazo y no el último como el de hacía más de un año, en aquella horrible noche.
Un abrazo que duraron más de cinco minutos y Abby, cual miraba a los dos hombres con esa felicidad, se levantó y caminó hacia ellos con una sonrisa en los labios y feliz de poder volver a ver a Kevin.
Kevin, cual miró a Abby sonriente.
—Me alegro de verte, Abby.
—Y yo, Kevin —respondió Abby feliz.
Pero las cosas dieron un gran giro en cuando la campanita de la puerta se escuchó y una mujer de casi cuarenta años, hizo acto de presencia. Una mujer hermosa y con el cabello más corto que antes, cual le llegaba hasta los hombros.
Abby se quedó petrificada en el sitio donde se encontraba, casi sin respirar. ¿Era aquello acaso un sueño o era real?
Su madre, Isabel, estaba frente a ella, con el mismo rostro que el de ella, solo que se adelantó con las lágrimas y fue la primera en correr hacia donde se encontraba su hija.
—Mamá... —murmuró la muchacha mientras abrazaba a su madre y terminaba en llanto.
Isabel abrazó a su hija siendo lo único por lo que lucharía en su vida y se aferró a ella, temerosa de volverla a perder. Pero sabía que ya ahora no la perdería y que ahora ambas eran libres por fin.
—¡Cariño! —gritó su madre, consiguiendo que todos los que estaban en esa cafetería los mirase a los cuatro, creyendo que estaban locos—. Estás bien... Estás a salvo. —Fue lo primero que llegó a decir ella y volvió a abrazar a su hija, no queriendo separarse de ella nunca más.
—Si —susurró Abby, cual estaba hipnotizada de reencontrarse con ella.
Casi 1 año luchando por volver a encontrarla y fue ella la que la encontró a ella.
Isabel se separó de su hija, acariciando el rostro de ella y la besó en la frente antes de que todos se sentasen en la mesa, uno frente al otro.
Todos tenían miles de preguntas.
Pero estaban felices de conocer que se habían vuelto a reencontrar. Que las cosas habían vuelto a cambiar, pero para bien y que todo iba a hacer distinto.
—Mamá... ¿Cómo...? —Intentó empezar ella, pero no le salía las palabras.
—¿Salieron de allí? —Terminó la frase su hombre mientras le tomaba de la mano a Abby.
Kevin y Isabel se miraron como aquellos hermanos que eran inseparables. Habían tenido una vida complicada y una relación de amistad difícil por culpa de una tercera persona, pero ninguno se había rendido, mucho menos Kevin.
Así que Kevin la animó a que comenzara.
—Tuvimos un año complicado —comenzó Isabel. —En cuanto tú te marchaste con mi hija, Theo volvió a encontrarme y yo me defendí como pude. —Miró a Kevin agradecida y dijo. —Pero, al rato, Kevin entró en la casa y consiguió volver a poner a Theo inconsciente como lo hiciste tú.
—Pero... ¿Dónde habéis estado todo este tiempo? —dijo Abby esta vez.
—En el pueblo, solo que escondidos. Estábamos buscando las pruebas y así contactar con los policías.
—Pero lo hicimos de forma anónima —contestó Kevin—. Enviamos una carta anónima a la policía de varios estados, donde realmente se investigó ese caso de la desaparición. Creíamos que quizás aquellos que estaban a favor no nos iban a hacer caso. Pero un inspector, de los mejores del país, tomó el caso y lo reabrió.
—Prácticamente llevamos casi 1 año en juicio, Kevin me ha acompañado en cada momento al explicar que era yo la testigo que vio todo, pero de forma secreta, para que así ninguno de los amigos de Theo me hiciera nada en un futuro y, por último, cuando creíamos que no había pruebas suficientes... —Tragó saliva antes de continuar. —Un hombre que trabaja en el campo encontró unos huesos enterrados, cual su perro lo desenterró y eran los de la mujer desaparecida. Todos lo a negocios turbio a del alcalde se descubrieron y fue echado como agua sucia del pueblo y los amigos policías de Theo también. Ahora estás por cumplir cárcel y por lo que nos han contado, es tan recibiendo amenaza a del otros clanes que peligran su... "negocio".
—Pero, Theo hace tiempo que vino aquí y nos amenazó —dijo Mike, ignorando a Abby para que le contara lo que había pasado, pero eso no lo iba a dejar de lado cuando casi ella pierde la vida allí—. Al mes de marcharnos, secuestró a Abby y la disparó. Ella se defendió y mató a Theo —concluyó Mike, consiguiendo que la madre de Abby desconociera dicho caso y su rostro cambió completamente a una llena de enfado.
—¿Qué? Sabía que Theo había muerto, pero... ¿Que tu hiciste qué? —cuestionó.
Mike le contó absolutamente todo. Pero Mike no quería eso, pero tampoco quería ocultarle esa información tan grande a la madre de la mujer que amaba.
—Mamá, estoy bien... —dijo ella cuando su novio concluyó.
Y la mirada que evitó echarle de la pronta bronca que ella le daría a Mike, se notaba a lo lejos.
Él sabía que Abby se enfadaría con él después en casa, pero no le importaba eso, no después de que casi la pierde para siempre. Prefería que Abby se enfadara con él, antes que perderla.
—Casi te mueres por culpa de ese hombre —aseguró Isabel levantando un poco la voz.
El discurso y al preocupación en ella frente a su hija fue tan larga, que Kevin quiso desmarcase levantándose para pedir una cerveza. Pero Mike se quedó junto con Abby y fue el que paró aquello.
—Está aquí, está a salvo... Theo y a no será un problema —susurró Mike.
Isabel asintió y Abby se relajó un poco mientras que su novio le agarraba la mano con suavidad.
—Todos lo estamos —contestó la madre de Abby.
Entonces, para cambiar de tema, Abby dijo;
—También encontré a papá...
El rostro de Isabel fue completamente de sorpresa, cual parecía que no se esperaba dicha respuesta de su hija. La miró, asombrada y lo único que respondió fue;
—¿Qué?
Solo faltó decir su nombre puestos a que Brad, en ese mismo momento, entró en la cafetería, cuál iba a tomarse un café junto a su hija para que los acompañase con el padre de Mike. Pero ninguno se esperaba encontrarse con Isabel y la respuesta en el rostro de Brad se hizo evidente, al igual que la de aquella mujer que aún seguía amando a ese hombre.
Los ojos de ambos conectaron, no faltó ni tres segundos para que Isabel se levantase y caminase recto hacia aquel hombre del que se enamoró a sus 20 años. ¿Cuántos años habían pasado? ¿Casi 20? Y aun así seguía siendo tan guapo como en aquel entonces.
Pero Brad se quedó más absortó todavía, observando aquella mujer, la cual la libertad que había encontrado hacía poco, le había llenado el rostro de luz y juró que se volvió a enamorar nuevamente de aquella mujer.
—Isabel...—susurró él una vez estuvo frente a esa mujer e Isabel se quedó con el corazón en un puño.
Ambos, si se tocaran, podrían notar como de rápido palpitaba sus corazones al volver a reencontrarse.
—Brad...—dijo ella. Se acercó más peligrosamente a él y, con un suave roce en el rostro, tocó las mejillas de él—. Oh, Brad.
Brad la abrazó sin esperar nada a cambio y la levantó del piso mientras la besaba en la mejilla más feliz de lo que jamás había recordado estar, solo cuando estaba con ella. Isabel simplemente se aferró a los hombros de aquel hombre del que se enamoró y lloró mientras sonreía.
Sí, todos los de la cafetería aseguraron que todos estarían locos, pero no pudieron evitar enternecerse por esa muestra de amor entre dos personas que hacían muchos, muchos años, no se veían.
Se quedaron así por largos minutos hasta que Brad miró a su hija y tuvo que limpiarse algunas lágrimas antes de poder acercarse a ella y saludar a los demás.
—Anda, márchense que van a necesitar mucho tiempo para hablar —contestó Abby sonriente y sus padres asintieron antes de marcharse a la casa del bosque de Brad.
Cuando vieron que se fueron, Kevin, Abby y Mike se quedaron allí, absortos por todo lo que estaba pasando, pero fue Mike quien cambió el tono para acercarse a su novia y decir;
—Me da que tu madre y tu padre van a hacer más que hablar...
—Oh, por favor. No quiero saberlo —contestó Abby.
Y eso le hizo sonreír a su novio.
—Y lo que te haré a ti, ¿si quieres saberlo? —murmuró para que su padre, cual tomaba una cerveza, no los escuchase.
🏈
A la semana siguiente, todos fueron a un bar famoso de ese pueblo, donde Isabel y Brad estaban cenando juntos, enamorados en la mesa ahora vacía donde Kevin, Abby y Mike, se habían esparcido por el bar, unos bailando y otro caminando por el lugar.
Isabel tenía su mano sobre la de aquel hombre, cual habían hablado de todo lo que habían pasado en su vida y no solo hablaron. Prácticamente estuvieron tres días sin salir de aquella casa del bosque donde tantos momentos preciosos habían vivido juntos y donde Isabel jamás había sido tan feliz. Consumaron ese amor que tanto tenían guardado por tantos años y no se separaron en ningún momento.
—Hacía años que soñaba con volver a encontrarte —susurró Brad, embobado mirando a esa mujer.
—Nunca dejé de pensar en ti, e incluso, tenía esta foto. —Sacó la foto cual tenía siempre a su lado, en aquel bosque y la única foto de su único recuerdo en esa época en la que fue feliz.
Brad tomó la foto y sonrió como si eso hubiese pasado ayer.
—Recuerdo esto... Tengo una caja llena de fotos nuestras...—susurró algo vergonzoso, y temeroso de que ella lo mirase como un idiota de guardar aquellos recuerdos a pesar de los años—. Podríamos hacer un álbum de esas fotos, junto con las nuevas que hagamos con nuestra hija, todos las próxima a cosas que él la logre, con a Mike, sus amigos y con Kevin... Sin ese hombre, ahora tu no estarías aquí —murmuró mientras le devolvía la foto y ella lo guardaba en su cartera.
Isabel asintió, feliz y contestó;
—Te amo.
Brad sonrió como un idiota, como si deseara escuchar esas palabras una y otra vez, después de tanto tiempo. Acercó a sus labios la mano de esa mujer y la besó con amor.
—Yo creo que de tantas veces que te lo he dicho esta semana, te habrás cansado de oírlo —susurró él con las mejillas sonrojadas mientras se colocaba las gafas.
—Nunca podría cansarme —dijo ella.
Kevin estaba sentado al lado de una mujer en la barra pidiendo una cerveza. La mujer podía tener unos años más que Kevin, pero no demasiados y se podía ver las canas, cual no se teñía y le quedaba increíble junto con algunos mechones marrones de su color de pelo.
—Aquí todos parecen tener pareja menos yo —dijo Kevin riendo un poco mientras tomaba la cerveza junto a esa mujer.
Ella contestó;
—No eres el único. ¿Soltero?
—Divorciado —respondió y la miró a los ojos para preguntarle. —¿Casada?
La mujer tomó un buen trago de su cerveza y dijo;
—Viuda.
El rostro de Kevin cambió y solo pudo hacerse la pregunta en su mente de porqué era tan idiota.
—Lo siento.
La mujer negó con la cabeza para hablarle con una sonrisa en el rostro;
—Yo también siento tu separación.
Él movió los hombros y dijo lo que nunca se atrevió a decirle a su hijo.
—Mi mujer me puso los cuernos, el amor se había apagado hacía mucho. —Tomó otro trago de su cerveza y miró hacia el frente, donde había un pequeño espejo junto con muchas bebidas alcohólicas.
La mujer se quedó callada, como si eso hubiese sido bastante doloroso para ese hombre y lo miró mientras él miraba hacia otro lado.
—Vaya... —Fue lo único que pudo susurrar. —Me llamo Catherine.
—Kevin.
Catherine sonrió mientras terminaba su cerveza y luego le preguntó a Kevin;
—¿Puedo invitarte a una copa?
Kevin, algo extrañado por ello, asintió sonriente.
—Por supuesto.
Mientras los padres de Abby hablaban enamorados en aquella mesa y en la barra del bar el padre de Mike charlaba con una mujer animosamente, ellos bailaban en la pista, enamorados como jamás lo habían estado.
De fondo sonaba una dulce canción.
Abby llevaba un precioso vestido blanco mientras que Mike llevaba unos pantalones negros ajustados como a ella le gustaban y una camiseta blanca con los tres primeros botones desabrochados, viendo ese torso definido.
Bailaban pegados, con lentitud mientras que Abby tenía los ojos cerrados, sonriente y en medio de aquella pista de baile.
—¿Sabes? ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando chocamos aquel día en la universidad? —preguntó Mike con aquella voz tan increíble que tanto amaba Abby.
Varios recuerdos de aquel día aparecieron en su mente.
—Si... —contestó con una sonrisa increíble.
—Traté de hacerte sonreír, pero en vez de eso, logré que te marchases corriendo y diciéndome que sentías chocarte conmigo —murmuró Mike—. ¿Recuerdas lo que yo te dije?
Ella arrugó su frente sin comprenderlo.
—No dijiste nada... Creo.
Él sonrió.
—Claro, te fuiste corriendo tan rápido que apenas me escuchaste —dijo Mike—. Cuando te marchaste, te respondí que yo no lo sentía...
Abby se le iluminaron los ojos y dejaron de hablar para seguir bailando mientras que disfrutaban de esa pequeña felicidad que les daba la vida, juntos.
—Me pasaría toda la vida así, contigo —murmuró él en el oído de ella antes de que comenzara a cantarle al oído aquella canción, y Abby no pudo ser más feliz que nunca, como Mike lo era cuando estaba a su lado.
Y ambos bailaron, al son de esa canción al cual se enamoraron aún más de lo que ya estaban.
***
Y aquí está el epílogo de esta nueva versión de Abby y Mike.
Espero que les haya gustado esta nueva versión, porque yo la amé reescribir la historia de ellos.
Es por ello que quiero darle las gracias por estar ahí, por leerme y darle una nueva oportunidad a la nueva versión :3
¿Que les ha parecido?
¿Queréis leer pronto los extras que les tengo preparados?
¿Queréis más de Abby y Mike?
¿Cual fue vuestra escena favorita?
Nos leemos
Patri García
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