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D I E C I O C H O | A M I G A S 🏈

«¿Era correcto decírselo a ella? O, ¿debería ocultarlo? Nunca me había puesto en una situación así y no sabía cómo sobrellevarlo»

Abby Payne

El olor a libros nuevos, estar rodeada de un lugar lleno de mundos donde podrías sumergirte al completo y vivir nuevas experiencias sin salir de tu cuarto, era algo totalmente mágico y maravilloso.

A Abby le fascinaban las librerías, pero el poco dinero que tenía ahorrado le hacía falta guardarlo para otras cosas. Por lo que aprovechaba para ir a la librería a tan solo vivir esa experiencia un poco y, quizás con suerte, comprarse algún libro en un futuro.

Con una novela entre sus manos, leyó la sinopsis mientras estaba rodeada de más libros, lleno ese lugar de estanterías, aprovechando que estaba sola junto a la dueña del lugar que se encontraba leyendo el periódico tras el mostrador.

Abby tenía una pequeña sonrisa de oreja a oreja, aunque después saldría de ese sitio con las manos vacías. Era como el lugar donde ella iba a recargar energías para el resto del día, para lo que tendría que vivir después en su casa.

Habían pasado 2 días tras la lista que ella le había dado a Mike y estaba de los nervios por como llevarían juntos esa lista. Aún seguía sin entender que es lo que él había visto en ella, pero Abby tenía una autoestima tan baja que no era consciente de todo ello.

—Hola.

La joven se giró cuando escuchó una voz que apenas conocía, cuando vio la melena rubia e impecable de su vecina, la cual sabía Abby que ella era consciente de las cosas que vivía en aquella casa. Como hacía algunas semanas que ambas se observaron tras la ventana de sus casas. Y la vergüenza que a ella le daba todo aquello era lo que no soportaba.

Quizás por eso nunca la saludaba, más bien porque no quería que los demás la mirasen como la víctima y su vecina escuchaba todas esas cosas por la noche. Sobre todo por la noche.

Pero la rubia tan solo sonrió ladeando la cabeza.

—Soy tu vecina Emma —murmuró, acercándose a la universitaria mientras se colocaba a su lado para tomar un libro y leerlo por detrás—. ¿Abby, verdad?

Abby parecía que le costaba hablar.

Tampoco quería ser descortés, aunque a veces o la gran mayoría de esas veces, daba esa sensación.

Abby tan solo asintió muerta de la vergüenza que le causaba aquella situación.

—No se tu, pero yo vengo a mirar libros solamente. Porque si por mi fuera saldría con más de 10 libros en cada brazo al día —bromeó Emma.

Y aquello hizo sonreír un poco a una Abby que no sabía ni donde mirar.

—Bueno, creo que mejor te dejo mirando libros para que estés más cómoda —murmuró cuando Emma se percató de todo ello.

Cuando dejó el libro en la estantería y se dio la vuelta para caminar por la otra zona de la librería, Abby habló y la frenó. Se había percatado que había sido una idiota al no hablarle y tampoco quería llevarle esa impresión.

Su vecina estaba siendo amable y no podía permitirse sentirse de aquella manera.

—Lo siento, no soy de muchas palabras...

Emma le dedicó una gran sonrisa y le dijo;

—No te preocupes por ello.

No quería hablar del tema, pero a Abby se le notaba incómoda por ese mismo motivo. Pero Emma sabía como manejar situaciones complicadas.

Se volvió a acercar a ella y le murmuró para que la dependienta no las escuchara;

—Abby, te entiendo mucho más de lo que puedes imaginarte. Sabes que si un día necesitas hablar, estoy a 3 pasos para que toques mi puerta —respondió.

Aquello hizo extrañar a Abby, la cual se quedó callada mientras Emma, que parecía una mujer salida de una revista, le siguió dedicando aquella sonrisa para luego despedirse de ella y marcharse.

Con Abby sin saber como reaccionar en ese momento, miró como Emma se marchaba despidiéndose de la dependienta y marcharse de ese lugar.

🏈

Una Johanna que parecía algo preocupada por una tontería, empezó a caminar por su diminuto cuarto de estudiante universitaria. Estaba dando vueltas a su pequeño armario y a lo que había dentro de este.

Mientras, Abby tenía uno de los libros de Johanna entre sus manos, leyéndolo totalmente inmersa en la lectura.

Hacía poco que había conocido ese lugar Abby y realmente deseó mudarse ahí, pero no era fácil, no tenía dinero para poder vivir en esa residencia y tampoco quería dejar sola a su madre de las garras de Theo. Era miles de cosas que a Abby le costaba alejarse de ese lugar.

Pero en ese entonces, Abby no quería pensar en problemas. Estaba inmersa en la lectura que Johanna le había prestado, pero a la vez en su mente se colaba pensamientos de lo que había pasado en la librería horas antes de meterse en el cuarto de Johanna.

Pensaba en su vecina y en porqué estaba siendo tan amable con ella. Quizás porque le daba pena o quizás por otros motivos que ella desconocía.

—¿Que te parece este? —Le mostró Johanna un vestido negro y poco disimulado.

La cual Abby parecía ser la mujer más sincera del mundo, porque el rostro que ponía era de desagrado para una cita simple que ella iba a tener.

Mujer de pocas palabras, pero fiable como nadie.

—No creo que deberías tomarte demasiadas molestias para una cita, Jo —respondió la joven.

Johanna, cansada de mirar vestidos, colocó aquel en su armario y luego caminó hacia la cama vacía que había frente a ella.

Empezó a dar toquecitos sobre la sábana y luego confesó;

—Es que quiero que me vea guapa...

Abby la notó insegura, algo raro porque en lo poco que la conocía no la había visto de esa manera. Y la recordaba a ella en la gran mayoría de las situaciones nuevas. La entendió tanto que se vio reflejada en ella.

Y Abby le respondió;

—Él te ve guapa hasta con una bolsa de basura, Jo. —Al ver que Johanna no le respondía, continuó. —Los ojos de Jonathan brillan nada más verte, como si 2 estrellas iluminaran toda la galaxia.

Aquello hizo sonreír a Johanna que observaba a Abby algo dubitativa con uno de sus libros entre sus manos, pero que ahora había dejado de leer para atender a su amiga.

Y entonces, Johanna quiso abrirse. No solía hacerlo y le costaba mucho, pero sabía que era lo mejor porque con Abby podía confiar. Sentía que podía hacerlo y, por primera vez con una amiga, se abrió.

—Mi miedo es que mi pasado me persiga y no quiero eso.

Ninguna de ambas hablaban de ese pasado. Johanna le daba espacio a su amiga Abby y al revés. Parecía que no querían pasar ese límite todavía, querían tiempo y ninguna de las 2 quería darle esa importancia todavía porque hablar del pasado no era para nada fácil.

Pero quizás pronto se iba a acabar todo aquello y a unirse más aquella hermosa amistad que estaba creciendo entre ambas.

Y Abby le transmitió;

—No sé que es lo que ha podido pasar en tu vida, pero Jonathan te ama. Y no hace falta que te vistas como para una fiesta en una cita —aclaró, dejándola algo más tranquila—. Tienes ropa preciosa y sencilla que harás iluminar más esas estrellas. —Y Abby, sonriendo feliz por su amiga, confesó. —Ojalá alguien me mirase como él te mira a ti.

Aquello hizo que Johanna levantase la mirada y clavase sus ojos sobre los de ella para contestarle;

—Ya alguien te mira así.

El ambiente empezó a cambiar y Abby cuestionó;

—¿Mike?

Ella asintió.

—Ajá. Cierta persona me ha comentado que tuvieron una charla. —Movió sus cejas divertida, deseosa de conocer un poco más aquello.

—¿Como sabes eso?

Johanna movió sus hombros y dejó que ella hablase.

Fue ahí cuando Abby pensó en que quizás Mike se lo dijese a Jonathan y este se lo contase a Johanna. No supo porqué, rio por ello porque nunca se pensó verse en una situación así y hasta le hacía sentirse ilusionada por ello.

Podría parecer una tontería, pero quería más de todo eso.

Entonces, Abby se replanteó si decírselo, ya que nunca ha hablado sobre eso con nadie, y ahora que tenía una amiga, era totalmente diferente.

Y optó por abrirse.

—Hace pocos días me dijo que le gustaba.

Johanna se hizo la sorprendida pero si que empezó a aplaudir feliz por ello.

—Sabía que está colado por ti, nena.

A lo que Abby negó.

—Pero... Jo, no tengo nada de experiencia en estas cosas... Voy a hacerlo todo mal.

Johanna negó rápidamente para contestarle;

—Para eso estoy yo. Todos tenemos nuestra primera vez.

—Johanna, tengo casi 19... Y ni mi primer beso he dado.

Johanna se sentó al lado de ella, le quitó el libro y se acercó más a Abby.

—By, no importa cuando sea la primera vez, la sociedad quiere que creas algo que no es correcto.

—Pero Mike... No creo que le guste realmente, sino es un sentimiento nuevo para él. Quizás sea algo pasajero —confesó temerosa.

Quizás era cierto, quizás era algo pasajero, pero Johanna negó ante la duda de Abby como si fuese algo estúpido sacado de una conclusión temerosa de ella. Empezaba a conocerla para saber que siempre tenía dudas y era normal, no estaba acostumbrada a esa vida, a esa experiencias.

Todo era nuevo para Abby.

—¿Y si no? ¿Te contó lo que le pasó conmigo? —Ella asintió—. Abby, Mike tiene algo y siempre es sincero. Puede sentirse abrumado por los sentimientos, pero créeme que lo que hay entre ustedes es pura química.

Aquellas palabras de su amiga la hicieron sentir algo más tranquila.

—¿Es normal tener miedo a todo lo que me está pasando?

Y ella asintió.

—Si, es algo que nunca has experimentado y ahora lo estás conociendo. Pero para eso estoy yo aquí, te ayudaré a darte consejos y cualquier miedo o duda que tengas, aquí me tienes.

Ambas se quedan en silencio y, para sorpresa de Johanna, Abby fue la que tomó la iniciativa de abrazarla. Johanna empezó a sentir como su corazón latía fuertemente y le devolvió ese abrazo con cariño mientras disfrutaban de ese momento juntas.

Y fue ahí cuando Johanna quiso confesarle algo, abrirse a ella.

—Me preocupo por la ropa porque antes tenía fama de... fácil —aclaró, no mirando a Abby en ese momento por miedo—. Tuve miedo a que Jonathan nunca se fijase en mi por ese mismo tema y lo tuve en ascuas mucho más tiempo del que me gustaría admitir.

Abby la escuchó y le dejó todo el espacio para que se expresara, para que le confesara todo aquello. Pero a Abby le daba igual el pasado, aunque a Johanna le hacía temer que Abby la juzgase por ello. Aunque confiaba en que no lo hiciera, ese sentimiento siempre estaría ahí.

—Nada de lo que digas de tu pasado, molestará en el presente —respondió Abby—. Hiciste lo que más querías en tu vida, lo que hicieras no le incumbe a nadie y no voy a juzgarte por ello, Jo.

Johanna se ilusionó por tener oficialmente una amiga, que ambas tuviesen sentimientos que podían compartir y así tener ese momento juntas, sin nadie más, solo ambas. Y la volvió a abrazar, esta vez siendo Johanna la que tomase la iniciativa.

Dejando que los minutos pasaran mientras disfrutaban de ese momento que estaban compartiendo en aquella habitación.

***

Y aquí tenéis un nuevo capítulo de EC.

¿Que les ha parecido?

¿La amistad de Johanna y Abby?

¿Emma?

Nos leemos el lunes :3

Patri García

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