C U A R E N T A Y U N O | H O S P I T A L 🏈
«Mi futuro cambiaría, para bien pero... significaba que tendría que alejarme de él, de mis amigos... de Johanna y me aterraba la idea»
Abby Payne
Abby, aquel día, necesitaba leer y mucho.
Se encontraba en la soledad de su cuarto, ensimismada en uno de sus libros mientras que Theo se había marchado a una de esas reuniones fuera del pueblo, donde se pegaba hasta 3 días fuera. Por lo que significaba estar unos días tranquila, tanto su madre como ella.
No dejaba de pensar en lo que había pasado con Mike hacía 2 días y en que, después de eso, apenas había hablado con él.
¿Como demonios permitió que en ese momento confesaran sus sentimientos? Abby estaba enamorada de Mike y el saber que él también sentía lo mismo por ella era un momento mágico. Pero no podía en ese momento, no podía permitir que Mike siguiera acercándose a ella con Theo y sus amigos cerca.
No podía y temía por lo que le ocurriese. Aunque realmente, aún no le había dicho a sus amigos en los negocios turbios que Theo estaba metido.
Suspiró nada más pensarlo mientras trataba de pensar en como decirle a Mike que ese no era el momento, aunque por dentro deseaba con locura tener esa relación con él. Solo con él.
Varios toques en la puerta la despistaron de su libro y, a la vez, de sus pensamientos. Cerró el libro y miró hacia la puerta, quien Isabel se asomó para preguntarle;
—Abby, ¿puedo entrar?
Abby asintió.
—Claro.
Isabel la miró y al entrar, cerró la puerta tras de sí.
Por el rostro que tenía, parecía que había una mala noticia que a Abby se le escapaba. Y aquello la atemorizó más. ¿Era algo sobre Mike? ¿Había algo que no le había contado su madre?
Se quedó quieta mientras esperaba que su madre abriese la boca y cuestionó;
—¿Pasa algo?
Y entonces, de todas las cosas que esperaba que dijera, cosas malas... Dijo todo lo contrario.
Esas palabras que deseó escuchar meses atrás, y que ahora solo esperaba que le diese más tiempo por todo lo que estaba viviendo en ese momento. Por haber conocido a sus amigos, por conocer la amistad, el amor... Las experiencias nuevas de la vida. Todo.
Y entonces, Isabel dijo;
—Ya está todo.
Ya estaba todo...
Había encontrado un piso, lejos de allí. Había encontrado un billete de autobús para que se las llevasen completamente lejos... Solo hacía falta que el plan, esta vez, no fallara como la última. Y aquello, que debería haberle sacado una sonrisa a Abby, lo que consiguió fue borrársela al saber lo que significaba.
No iba a volver a ver más a Mike, a Johanna, Jonathan o Emma.
A ninguno de ellos.
—¿Ya? —preguntó con apenas un hilo de voz.
Ella asintió.
Isabel podía leer la mente de su hija. La conocía tanto que sabía que hacía meses esperaba esa respuesta y ahora, ahora que había conocido la experiencia de vivir la vida... Lo que quería era alejarse de esa casa, pero no de aquella universidad.
Por eso eligió bien sus palabras, pero sabía que Abby no podía quedarse más tiempo allí. En ese pueblo... Significaba que si seguía viviendo bajo el mismo techo que Theo, la que acabaría mal sería Abby y eso Isabel no podía permitirlo. Haría lo que estuviese en su mano para que Abby pudiese marcharse de allí.
—Pronto acabarás tu primer año de universidad y he estado preparando en secreto todo para que podamos marcharnos de aquí.
Abby la miró y escuchó la palabra "marcharnos". Significaba que también Isabel iba a su lado, cuando meses atrás le decía que por la seguridad de Abby era mejor que se fuese sola. Y eso, su hija, no lo quería. Quería ver a su madre libre, fuera de esa casa, de ese pueblo... De todo.
Y aquello fue lo único que la alegró.
—Marcharnos...
—Si...
Entonces, cambió su mirada mientras tocaba el collar que Mike le había regalado hacía pocas semanas.
Y murmuró;
—Hace unos meses, si me hubieses dicho eso, saltaría de alegría...
—Lo sé. Pero aquí no puedes seguir —respondió su madre—. Lo tengo todo listo. Billetes de autobús, un piso muy, muy lejos de aquí y una universidad nueva.
Universidad nueva...
Cuando escuchó aquello, su corazón latió fuertemente. Ella creía que, desde que pusiera un pie fuera de ese pueblo, tendría que postergar la universidad un tiempo y comenzar a tener una vida adulta.
Pero no.
Su madre estaba haciendo lo posible para que ella pudiese irse a la universidad y disfrutarla.
—Vida nueva —murmuró.
—Abby, sé que has hecho amigos y eso quería que pasara. Pero...
—Tenemos que marcharnos. —La miró con seriedad, sabiendo la gravedad del asunto—. No solo yo, tu también.
Isabel asintió.
—Nos marcharemos.
Abby arrugó su frente y preguntó;
—¿Por que no te creo? —Ante la pregunta, su madre no hizo ningún gesto, sabía mentir bien por culpa de Theo y lo demostró en la cena y en todas las cenas de esas "reuniones" con los amigos de ese hombre—. No me voy a ir sola, mamá. Te vienes conmigo.
—Vamos a ir las 2 —aseguró.
Y Abby la creyó.
Abby creyó que realmente su madre iría con ella, que no se quedaría a destrozar su vida allí. Que se marcharían totalmente lejos de ese sitio.
—¿Cuando?
Y esa era la respuesta que más temía nuestra joven universitaria.
—En 6 semanas. —Abby se sorprendió por la respuesta. —Será cuando Theo esté de viaje con el alcalde y sus amigos varios días y cuando tengamos el piso para nosotras solas.
6 semanas...
6 semanas para decirle a Mike que no podían estar juntos.
6 semanas para hablar con Johanna y pedirle perdón por alejarse.
6 semanas para disfrutar de esos últimos días con ellos y vivir esa experiencia última que quedaba.
No iba a ser fácil.
—¿A dónde?
Su madre negó.
—No quiero decirlo en alto. —Se acercó a su hija y le entregó un sobre con toda la información—. Guárdate esto y no se lo digas a nadie. Al menos por ahora.
Abby observó el sobre, contenía la dirección del nuevo lugar, los papeles de la nueva universidad, dinero, el suficiente para vivir unos meses para comenzar su nueva vida y 1 billete de autobús.
Estaba siendo real, no era una mentira... Iba a pasar realmente.
—Vale... —Fue lo que alcanzó a decir Abby.
Necesitaba un momento para procesarlo todo. Un momento para aceptar que volvería a empezar de 0 y que eso significaba ser la nueva en un lugar nuevo.
—¿Como vas con Mike? —cuestionó Isabel.
Abby carraspeó mientras se tocaba el collar.
—Bien... Pero está destinado a fracasar.
La confesión de su hija le recordó al pasado, cuando ya tenía una vida con Theo, antes siquiera que naciera Abby y conoció a un hombre en su antiguo lugar de trabajo. Como para olvidar todo aquello y que por su culpa, por su miedo a marcharse de ese sitio, le hicieran daño a ese hombre del que no volvería a saber de él y prefiriese alejarlo de ella.
La entendió, pero no quería que esa historia se repitiese con su hija.
Y por eso mismo, al ver a su hija destrozada con el sobre de todo su próximo futuro en su mano, se levantó de la cama para abrir la puerta cuando se giró y le susurró;
—Está destinado a fracasar cuando no se intenta. Y ustedes lo estáis intentando.
Abby la miró, negando ante ello.
—Mamá...
—No cometas el mismo fallo que yo, cariño —respondió.
Abby no entendió nada, absolutamente nada.
¿Se refería a lo de Theo? ¿O había algo más que su madre no le contaba?
—¿Por lo de Theo?
Isabel caminó hacia el pasillo y, sin mirarla, contestó aquellas palabras que la dejaron totalmente pensativa durante el resto del día.
—No me refería a él.
Y cerró la puerta.
La joven se quedó un rato mirando dicha puerta, cuando se percató del sobre y lo volvió a mirar. Quería abrirlo, descubrir su nueva universidad, su nueva vida, el lugar donde se quedaría a vivir.
Cuando de pronto, alguien tocó la puerta de su balcón y se giró, asustada, encontrándose a un Mike totalmente agobiado.
Tan rápido como lo vio, escondió el sobre para que él no lo viese hasta que pudiese hablar con él y salió.
—¿Mike? ¿Que pasa?
Por el rostro que tenía, algo no iba bien y eso la asustó.
—Tienes que venir conmigo.
—¿Por que, Mike? ¿Que ha pasado?
Mike la miró, callado unos segundos cuando trató de decirle la noticia con pocas palabras. Daba igual la forma en que se lo dijese, porque Abby iba a preocuparse mucho, al igual que estaba Mike.
Pero él estaba tan nervioso, que le costó buscar la tranquilidad en ese momento y murmuró;
—Es Johanna. Tuvo un accidente.
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Jonathan estaba totalmente ido. No sabía ni por donde ir y las muletas no le estaban ayudando en lo absoluto a llegar más temprano a la habitación donde se encontraba Johanna.
Habían ido a recoger a Jonathan y aunque tanto Abby como Mike le decía que se iba a poner bien, él parecía estar en otro mundo, culpándose de que aquello hubiese pasado, de que si hubiese estado con ella en ese momento no habría pasado nada.
Se culpaba por haber dejado a su novia, por meterse de lleno en sus problemas deportivos, por haberse metido en una cueva durante semanas después de la operación. Se sentía culpable porque hasta había dejado de lado a sus amigos por todo eso y más y quería hacer algo para que aquello no volviese a suceder.
Hablaría con todos ellos cuando Johanna saliera del hospital. Pero ahora mismo quería verla, saber como se encontraba la persona de la que estaba sumamente enamorado. Y no ayudaba a su lesión a ir de esa manera por los pasillos del hospital.
—¡Tío! ¡Espérate! —gritó Mike siguiéndole el paso—. Te vas a fastidiar más la pierna.
Jonathan se paró frente al mostrador donde había una enfermera y le preguntó;
—¿Johanna Denson?
La enfermera le guió hacia donde era.
—Jonathan, te vas a hacer daño. —Abby se acercó a él y Jonathan negó rápidamente.
—Necesito verla, Abby...
Llegaron a un cuarto y cuando Mike abrió, Jonathan entró como un coche de carreras para verla solo a ella.
Johanna se encontraba acostada en una cama de hospital, con heridas en su rostro después del accidente de autobús que había tenido hacía 2 horas. Estaba despierta mirando la ventana que tenía al lado hasta que escuchó todo el ruido que había fuera, en el pasillo.
Vio al que fuese su novio con un rostro angustiado, corriendo con dichas muletas y llegó a la cama de ella, cayéndose una de sus muletas y abrazó a Johanna con temor de perderla.
—Jonathan, ¿que haces aquí? —preguntó Johanna, creyendo que él iba a ser el último que vendría, no solo por la ruptura de ambos, sino por como se encontraba de su lesión.
Pero nuevamente parecía sorprenderla.
—Joder... Joder, joder... Lo siento —murmuró Jonathan con un rostro totalmente angustioso.
Le esparció besos por sus manos, por su frente para susurrarle;
—Lo siento, lo siento...
Abby saludó a Johanna desde la puerta y esta le devolvió el saludo mientras Jonathan la abrazaba sin soltarla ni un solo milímetro. Con la mirada, Johanna le dijo a su amiga que se encontraba bien y eso fue suficiente para que Abby respirase tranquila.
—Vámonos, necesitan un momento a solas —murmuró Mike, saliendo juntos al pasillo.
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Después del momento íntimo entre Johanna y Jonathan, de Abby y Mike esperar impacientes fuera en le pasillo, ahora era Abby la que se encontraba allí.
Johanna se encontraba hablando con ella mientras Abby parecía estar preocupada por muchas cosas. Entre ellas, por lo que le acababa de pasar a su mejor amiga. No solo eso, sino la conversación con su madre no paraba de darle vueltas a la cabeza. Lo cual significaba que pronto tendría que alejarse de todos ellos para comenzar una nueva vida en otro lugar, lejos de ese sitio y comenzar su segundo año de carrera en una universidad distinta.
Aquello la tenía más triste que nunca y Johanna lo notó al momento.
Aunque Johanna creía que era porque se había preocupado mucho por ella por el accidente. Y tenía razón, pero también porque tenía 6 semanas para disfrutar de ellos y seguir viviendo momentos juntos.
—¿Abby? Alargó la mano para tomar la de ella—. Estoy bien...
—Podía haberte pasado algo muy grave, Jo...
Johanna no hizo ningún gesto, pero disfrutó de ese momento con Abby y no quería alejarse de ella.
—Lo sé. Pero estoy aquí.
Abby suspiró, algo más tranquila y al mirar a su amiga, quería contarle en secreto lo que su madre le había dicho aquel día. Confesarle que tendría que marcharse y que no podría volver a verlos. Que se odiaba a si misma porque no sabía como cambiar su vida para bien y ahora estaba mucho más preocupada que nunca.
Estaba perdida, mucho más que nunca y todo era mucho más difícil porque ahora conocía lo que era tener amigos, que la gente se preocupase por ella, que viviese experiencias que quería repartir día tras día.
Y no quería alejarse de esas personas que la habían ayudado tanto y que estaban ahí, para lo bueno como para lo malo.
Pero no podía decirlo. Tenía que ocultarlo.
—Hay algo en esa cabecita tuya —susurró Abby—. Cuéntame.
Abby parecía un libro abierto, pero con tantos misterios entre sus páginas, que era imposible de descifrar a simple vista.
Johanna la conocía, cada día la conocía mucho mejor y quería que Abby rompiese todos los muros que había creado para que confiase en ella. Completamente.
Pero Abby cambió de tema.
—Tienes que ponerte bien. Además, creo que con la ayuda de Jonathan te pondrás mejor —bromeó, mostrando una delicada sonrisa que hizo contagiar un poco a Johanna.
Pero ella ya estaba preocupada por Abby y sabía que debía darle tiempo.
—Es un idiota —contestó. —Ahora estoy enfadada con él por haberme dejado todas estas semanas de lado.
—Lo sé y me parece bien.
Johanna no soltó de la mano a Abby y, clavando sus ojos sobre los de ella, le murmuró;
—Si te pasara algo, ¿me lo dirías?
Abby no quería mentirle, por lo que optó por responderle;
—Hay cosas que son difíciles de contar.
Johanna lo sabía muy bien.
En ese ambiente de hospital, con ese fuerte y horrendo olor a productos de limpieza, ambas amigas se miraban. Esa amistad de las que, nada más conocer, sabías que iba a salir una gran amiga. Con solo mirarse podían leerse la mente y Johanna, viéndose reflejada en Abby, aunque con otros problemas distintos, murmuró;
—Eres mi mejor amiga, Abby... Estoy aquí para lo que sea.
Sabía que algo andaba mal, pero tampoco la obligaría a decirle las cosas. Por ese motivo, Abby no dijo mucho, pero por su rostro parecía hablar por si solo.
***
Aquí tenéis un nuevo capítulo de Abby y Mike.
Ya estamos llegando al final y con ello conociendo más como se va enlazando todo.
¿Que les ha parecido?
¿Que la madre de Abby esté planeando huir con ella?
¿Abby?
¿Jonathan en el capítulo de hoy?
¿Cómo se lo tomará Mike?
Nos leemos el sábado :3
Patri García.
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