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Día 320. Primer mes.

El cachorro dormía mucho, ambos se habían preocupado al principio, pero después supieron por Bella que todo estaba bien con su bebé. Otabek y Yuri pasaban todo el día observando a la cosita adorable que habían creado entre los dos, y no porque fueran presumidos o algo, simplemente se les hacía increíble que algo tan lindo pudiera ser suyo.

La sorpresa vino cuando el bebé abrió los ojos por primera vez y termino por hipnotizar a sus padres con su ojo derecho verde agua y su ojo izquierdo caoba. Era simplemente perfecto, y nadie podría discutirlo. Lo único que les faltaba era el nombre; escogerlo se había convertido en una pesadilla.

Yuri estaba enfadado, porque no quería llamarle Potya al bebé, y él porque no lograba encontrar un nombre que le gustara a su omega, era una tortura.
Tal vez sólo era el cansancio y la hibernación acercándose, no estaba seguro, pero olvidaba todo el enojo cuando les veía dormir juntos, era un cuadro precioso.

Despertó cuando escucho el llanto de su hijo y luego la ausencia de calor a su lado, bostezo y se estiró en la cama buscando a tientas su celular; se quejó por la hora y se puso de pie, tenía que ayudar como pudiera para retomar el sueño pronto.

Se detuvo al lado de Yuri quien tomaba en brazos al bebé, murmurando palabras conciliadoras para calmarle. Sonrió inevitablemente, estirando una mano para posarla sobre los cabellos de Yuri. El omega sonrió al sentir su tacto y volteo a verlo, mientras daba palmaditas muy suaves en la espalda de su cachorro.

Otabek no dijo nada, sólo rodeo su cintura y le condujo a la habitación de ambos, prefería que el bebé durmiera con ellos y que esas noches de desvelo pararan de una vez para ambos.

Yuri se recostó cuando su hijo se quedó dormido, fue casi mágico, cuando cruzó el umbral de la puerta y el gatito ya estaba bostezando.

—Tal vez debamos traer la cuna para acá —murmuró, cubriendo el cuerpo del bebé y el suyo con las cobijas.

—Que duerma con nosotros, por un tiempo.

El rubio sonrió, acomodándose de lado para dejar al cachorro en la cama, en medio de los dos.

—No me imaginaba que podías ser un papá tan permisivo.

—En mi defensa, soy primerizo —le acomodó un mechón de cabello tras la oreja, observándolo atento, Yuri tenía un Aura diferente pero su aroma era mejor que antes.

—Mis papás me dejaron dormir con ellos hasta los seis, luego tuve que dormir solo...aunque a veces ellos despertaban en mi cama.

—Tus padres te aman.

—Y los tuyos a ti.

—Técnicamente, es mi hermano y mi cuñada.

—Son tus padres de alguna manera, los dos lo sabemos.

—Lo sé —suspiró, cerrando los ojos ante la caricia suave que recibió en su mejilla—, pero se siente extraño decirlo o pensarlo.

Hubo un corto silencio, Beka abrió los ojos y se encontró con los brillantes de Yuri observándolo atento. El sueño se había ido.

— ¿Sabes? —suspiró y bajo la mirada al cachorro que dormía tranquilo—. Cuando me fui a la escuela militar, tenia dieciséis años, y Bells estaba embarazada...cuando volví de vacaciones dos años después, supe que lo había perdido, y ellos estaban más unidos que antes.

—Son extraños pero definitivamente están destinados.

—Sí, no se separarían tan fácil.

—Mis papás si se separaron un tiempo —Yuri aún no retiraba su mano del rostro del alfa—, papá tenía problemas con el alcohol y mamá dijo que no iba a lidiar con alguien que no quería poner de su parte, vivimos un tiempo en Japón con mis abuelos.

— ¿Cómo se reconciliaron?

—Papá se rehabilitó cuando se dio cuenta que estaba solo, cuando estuvo mejor fue a buscarnos y mamá le dio otra oportunidad.

—No parece que se hayan separado.

—Es que parece que lo borraron, jamás lo mencionan y siguen tan unidos como los recuerdo de pequeño.

El silencio volvió, no podían apartar la mirada del otro y sabían que había algo que debían hablar aún, les quedaban cuarenta y cinco días del experimento, y no habían hablado aún de lo que pasaría después del último día.

—Beka...

—Yura...

La mención de ambos al mismo tiempo les provocó una sonrisa y timidez, ¿cómo decir lo que querían?

— ¿Bella te ha dicho algo?

Yuri negó, deslizando su mano despacio para dejar su rostro; Otabek se apresuró a tomarle de la muñeca y devolverla a su mejilla, el omega se sonrojó.

—Yuri... ¿has pensado qué harás cuando esto termine?

—No, no realmente —tragó saliva y mojó sus labios—, ¿y tú?

—Cuando termine mi tiempo de hibernación...me autorizaron volver al ejército.

Se mordió el labio inferior y desvío la mirada, preocupado.

—Beka, yo... —tomó aire, su corazón retumbaba con fuerza y sentía los nervios en el estómago—, yo quiero quedarme contigo.

— ¿Por...tus padres? —preguntó, pensando en Viktor y su insistencia con la dichosa boda.

—No, me gusta estar aquí, contigo.

Otabek no sabia que contestar, tenía tantas emociones en su pecho y si no hubiera cachorro tal vez le habría hecho el amor a Yuri. Su rostro se pintó de rojo, a decir verdad nunca lo habían hecho así, solamente habían pasado el celo juntos y era algo muy distinto.

— ¿Tú no quieres?

—Si quiero —soltó su mano y se apresuró a posarla sobre su cintura—. Pero no quise decirte nada porque tenía miedo de que quisieras irte con tus padres.

Sonrió y negó, desviando la mirada, le gustaba lo sincero que podía ser.

—Si te lo hubiera pedido, ¿me habrías dejado ir?

—Sí.

— ¿Por qué?

Se mordió el labio con fuerza, si lo decía podía no ser buena idea pero Yuri estaba preguntando, ¿no?, era mejor decir la verdad.

—Porque te amo.

El omega sintió que todo su cuerpo fallaría y dejo escapar un jadeo por la sorpresa, el oso era tan directo...tampoco es que se quejara pero le había tomado desprevenido.

— ¿De verdad? ¿Cómo lo sabes?

—Sólo lo sé —se encogió de hombros, un poco decepcionado con las preguntas, pero estaba bien porque no había esperado que le correspondiera.

—Eres único, Otabek Altin —le sonrió y se levantó un poco para besarle sin molestar al cachorro.

No hubo explicación para ellos, cuando se dieron cuenta, el cachorro había sido dejado en la cama -rodeado con mil almohadas- y ellos en la ducha. Los besos no se detenían en ningún momento y los brazos de Yuri rodeando el cuello del soldado sólo incitaban a más.

Otabek no parecía querer soltarlo y seguramente sus dedos quedarían marcados en los muslos del omega, así como su espalda marcada por los rasguños que el gato le había hecho.

Llevaban ahí mucho tiempo, no tenían idea de cuánto pero se sentía rápido estando en los brazos del otro; Otabek había dejado su esencia en el omega muchas veces más y no se cansó de repetirle que lo amaba, ahora que su pareja le dejo decírselo, él no iba a detenerse.

Se detuvieron cuando la alarma del celular encima de la ropa sonó y ambos tuvieron que separarse -de mala gana- para vestirse, como todos los días tendrían visitas y lo mejor era que no se dieran cuenta de su pequeño momento privado.

Yuri se adelantó envuelto en la bata de Otabek, luego de terminar su baño primero y secarse, revisó a su hijo que parecía más que contento durmiendo en la madriguera de sus padres; a su progenitor le hacía gracia las caritas que hacía y como movía su boquita fingiendo comer.

Beka llegó después, con la toalla atada a la cintura y la otra secando su cabello. El rubio sonrió al verle entrar y camino hasta él para tirarse en su brazos, dejando que le cargará hasta el pequeño sillón bajo la ventana.
Lleno el rostro de su alfa con miles de besos y acaricio sus mejillas con dulzura, no podía explicar lo feliz que estaba.

—También te amo, Beka.

El mencionado sonrió y le atrajo para darle un último beso, antes de separarse y correr a vestirse al escuchar el timbre de la puerta, esa era una buena vida.

Hey y'all!

Aquí el cap de hoy! Debo decirles que a este fic le quedan poquitos caps, sólo un par de cosas por contar y yap~
Espero que no me linchen por esa noticia xD

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas!

Rave (◡‿◡✿)

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