Día 290. Cumpleaños.
Yuri abrió los ojos temprano, su vientre estaba increíblemente abultado y necesitaba hacer malabares en la cama para poder ponerse de pie.
Finalmente las nauseas habían desaparecido por completo y podía andar por la casa libremente, comiendo dulces todo el día, claro, y durmiendo lo mismo que un oso durante su hibernación.
Había decidido que el primer cumpleaños de Otabek que pasaran como familia debía ser un evento sólo para ellos dos, pero luego recordó cómo eran sus padres y su -ahora- cuñado, y lo pensó mejor.
Luego de orinar como medio litro -o tal vez no, pero era igual de exagerado que su padre-, de aseo completamente, se sentía bastante contento y animado por el nulo malestar matutino. Secó su cabello y se puso la ropa más cómoda del armario de su alfa, quien no estaba pues había salido por cuestiones de la milicia y volvería hasta esa tarde.
Yuri arreglo las cosas del departamento, sin prisas, sentándose a descansar en pequeños lapsos mientras comía algún dulce o postre que había en el refrigerador; estaba feliz, era bueno, sentir que tenía una familia propia, aún en formación, pero seguía siendo una familia...y casi olvidaba que estaban en eso sólo por las locuras de la doctora Yang.
A veces pensaba que pasaría cuando llegara el día trescientos sesenta y seis, tenía miedo de que su cachorro fuese llevado lejos, de no ver a su alfa, de quedarse solo. A veces creía que así sería porque Otabek era distante sin notarlo, pero otras veces hablaban del futuro como si llevaran años juntos y realmente tuvieran el deseo de seguir estándolo. Estaba confundido por eso, pero sabía lo que quería, lo que deseaba tener -o mantener, en todo caso-.
Se sorprendió al escuchar la llave en la cerradura de la puerta y volteo sorprendido, suspirando aliviado casi de inmediato cuando fue JJ quien cruzó la puerta, seguido de Isabella.
—Yuri, ¿qué haces? —reprendió ella, acercándose a él para sentarlo en el sillón de inmediato—. Te dije reposo absoluto, ¿qué parte no entendiste?
—Sólo recogía unas cosas, no exageres.
—Nosotros no haremos cargo, tú quédate aquí y piensa que le vas a regalar.
—Le voy a dar un hijo, ¿no es suficiente?
—No —respondieron los otros dos al unísono.
Yuri rodó los ojos y sonrió, cruzando sus brazos sobre su vientre, de inmediato el bebé respondió con una patada.
—Ni lo digas, potya, les encanta consentir a tu padre.
— ¿Potya? —JJ había dejado lo que hacía para ver al rubio, confundido.
—Es un apodo —dijo entre dientes, no iba a contar el significado para que se rieran como Viktor—. Porque aún no sé qué es.
—Tal vez debas dejar que Otabek escoja el nombre del cachorro —sugirió el azabache, recibiendo como respuesta el directorio en toda la cara.
Isabella cubrió su rostro con ambas manos, tratando de no reírse de su esposo.
El timbre interrumpió cualquier reclamo y la osa fue a abrir la puerta, Viktor y Yuuri traían mil bolsas para preparar la cena como habían prometido.
El gato se relajó en el sillón y se recostó, dejaría todo en manos de su familia, era mejor. Esbozó una pequeña sonrisa y posó una mano en su vientre, justo donde Potya se había manifestado para exigir un cambio de posición de su madre. Cerró los ojos y bostezo, quedándose dormido pronto, sin siquiera notarlo.
Lo único más fastidioso que las nauseas por todo, era la fatiga excesiva que sufría por hacer casi nada, apenas levantaba un par de cosas o caminaba unas calles y ya quería recostarse a descansar todo el día.
Despertó cuando un dolor agudo nació en su vientre bajo y le recorrió la columna, se quejó antes de abrir los ojos incluso. Cuando comenzó a distinguir la figura frente a él, parpadeó con prisa y lleno de confusión.
Se enderezó y sentó mirando a todos lados, como buscando una explicación en su entorno, en seguida otro dolor punzante le recorrió, tan fuerte como el primero. Jadeo sosteniendo su vientre con ambas manos, seguía confundido y adolorido no podía pensar en nada coherente.
Se sostuvo del mueble y de la persona que estaba a su lado, poniéndose de pie para caminar un poco.
—Espera, Yuri —Isabella era quien le ayudaba a caminar, deteniendo sus pasos apresurados—. Para un momento y respira.
— ¿Te duele? ¿Qué pasa, amor? —la voz de su madre estaba de su otro lado, de inmediato reconoció su tacto cálido en su brazo.
El dolor volvió, un poco más intenso y prolongado, haciendo que apretara las manos en torno a las que le sostenían. Agitado, trató de componerse cuando el dolor pasó y tragó saliva con dificultad.
—Hay que llevarlo al hospital —dijo Bella, con tono serio y sin aflojar un poco su agarre.
— ¿Está todo bien?
Hubo un silencio que Yuri no entendió y luego su madre le sostuvo contra su pecho.
—Entiendo.
—Iré por el auto.
—Ota dijo que la maleta estaba en el cuarto del cachorro.
—Lo llevare afuera.
Cerró los ojos, verlos a todos correr a su alrededor le mareaba y tuvo que morderse el labio cuando el dolor volvió, cada vez era más fuerte.
—Respira, cariño —le recordaba Yuuri, mientras lo llevaba por el pasillo hacia el ascensor.
—Eso hago —se quejó frunciendo el ceño.
—Aguantas la respiración cuando te duele, tienes que respirar.
Bufó y rodó los ojos, olvidándolo casi de inmediato cuando se aferró a él por el dolor.
—Tranquilo, tu padre ya está esperándonos en el auto y Bella viene con nosotros, estarás bien.
—Eso no me preocupa —gruño removiéndose adolorado, cada vez era más intenso y más seguido.
—Jean se quedará para llevar a Beka, Yuri —le aseguro la doctora, sonriéndole levemente—. Tendrán una camilla lista para ti en el hospital, no te preocupes.
Yuri abrió los ojos para ver a la osa con el teléfono pegado a la oreja y cargando la maleta azul de Otabek en la otra. Fue hasta ese momento, que comprendió que estaba pasando.
Fue grato bajar del avión y ver a su hermano esperándole con una gran sonrisa, era como cuando aún empezaba con las misiones, JJ se aseguraba de estar ahí cuando se iba y volvía. Pero había algo extraño en su actuar, para empezar, estaba sólo y usualmente su cuñada estaría ahí; optó por no preguntar y dejar que su hermano le guiará hasta su auto.
— ¿Qué se siente volver?
—Extraño, pero es bueno, y ya no tengo que viajar tanto.
— ¿Pedirás incapacidad por paternidad?
—Si sigo pidiendo incapacidades me van a pensionar ahora sí.
JJ se rió a carcajadas, Beka pensó que era normal y a la vez no, sentía que algo le ocultaba.
Sus sospechas se confirmaron cuando no tomaron el camino a su casa y tuvieron que ir por una avenida que llevaba al trabajo de Bella.
—JJ, ¿pasó algo?
El otro no contesto, sólo negó con la cabeza y continuó conduciendo, sabía bien que su hermano vería a través de sus mentiras, así que lo mejor era callar.
— ¿Estás seguro?
Asintió y apretó el volante entre sus manos, suplicando a los dioses habidos y por haber que dejara de preguntar cosas que no podía -no debía- responder.
—JJ tus orejas están rojas —dijo arqueando una ceja, ahora era obvio que algo le escondía.
—No puedo decirte —respondió alterado, avanzando un poco más aprisa—. Tienes que esperar.
—Oye, si es por mi cumpleaños o algo puedes decirme, fingiré sorpresa para que Bells no te haga dormir en el sofá.
El mayor soltó una risita baja y negó.
—Espera sólo un poco más, nada te cuesta.
Suspiró y asintió, viendo por la ventana, estaba ansioso por llegar a casa, moría de ganas por ver a Yuri. Se sorprendió cuando estacionaron en el hospital, le iba a decir a su hermano que le hubiera gustado quitarse el uniforme antes de ir a ver a Bella pero ya estaba ahí.
Al contrario del camino de siempre, tomaron el elevador y Jean presionó el botón con el número tres, sin mirar a su hermano.
—Yo sé que no te gustan los regalos de cumpleaños, pero creo que este te gustara.
Parpadeo confundido y se dejó llevar en cuanto las puertas del elevador se abrieron, vio muchos omegas y enfermeras en el camino, se detuvieron en la puerta con el número 31 y JJ le soltó, esbozando una sonrisa.
—Ve —le indicó con la cabeza que entrara, sin decir nada más.
Otabek sintió algo extraño en el pecho y entró, asomando la cabeza primero, había una pequeña sala donde estaban los padres de Yuri; los dos le sonrieron pero no le detuvieron.
Al fondo de la salita había otra puerta, estaba entreabierta y tenía una luz muy tenue.
Su cabeza comprendió hasta ese momento lo que pasaba, se maldijo por estar tan cansado para entender antes y se apresuró a entrar casi derribando la puerta en su camino.
Yuri estaba ahí, recostado de lado en la camilla, con los ojos entreabiertos y mirando un bulto de mantas entre sus brazos. Suspiró de forma audible, nervioso de forma notoria, acercándose despacio.
El omega le sonrió desde su posición y simuló hacerle un espacio en la camilla, aunque realmente no se movió nada.
Otabek se sentó cerca de ellos, jalado la silla con él, y beso los labios de Yuri sin preguntar ni pedir permiso, sentía que necesitaba hacerlo. En respuesta, el rubio le dedicó una mirada completamente nueva y descubrió un poco al cachorro entre sus brazos.
Era pequeño, mucho, tan blanco como su madre y apenas pelusita rubia en su cabecita, junto con unas orejas felinas de color café.
Ambos padres intercambiaron una mirada y una sonrisa, no necesitaban decir nada.
Hey y'all!
Las engañe 🌝 el bebé llego antes~
Es que era regalito para Beka en su cumpleaños uwu
Espero que les haya gustado el cap! Me gusto mucho y lo estuve esperando desde hace mucho xD
El dibujito de hoy lo hizo la linda ziall-x-phan uwu le quedan hermosos estos dibujos
Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas!
Rave (◡‿◡✿)
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