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Día 115. Prueba de sangre.

El sonido del bullicio a su alrededor era realmente fastidioso y tenía que aguantarse hasta que llegaran a su parada. Los dos meses se habían cumplido hacia un par de días y aunque no habían querido ir a ver a Isabella, al final accedieron pues no podían más con la curiosidad.

Bella le había tomado un par de muestras de sangre y les dejo volver a casa. Yuri iba recostado del hombro de Otabek, tenía una mano en el vientre y la otra entrelazada con la de Beka quien se había vuelto su sombra en los últimos días.

Suspiro y miro brevemente al resto de los presentes que parecían no poder alejar la mirada de ellos, bufo y se removió en busca de los brazos de su alfa, ignorando al resto, le había preguntado a sus padres si era extraño que se sintiera tan vulnerable pero ellos aseguraban que era normal y que era más tierno así.

—Estás ronroneando —la voz suave de Otabek en su oído le hizo sonreír.

— ¿Qué? —preguntó saliendo de su letargo.

—Estás ronroneando —repitió sonriéndole.

Yuri se acomodó mejor para esconder el rostro en su cuello, sintiendo entonces su pecho vibrar ante el ronroneo.

— ¿Estás cómodo, gatito?

—Sí —sonrió, aprovechando su pequeño escondite, donde no vería su sonrisa.

— ¿Estás feliz?

—Sí.

—Te tengo mimado —suspiró como si eso le molestara.

—Cállate, más te vale que así sigas —dijo pellizcando sus mejillas.

— ¿Y esa amenaza es tuya o de tu padre?

—Ambos —se rió bajo acariciando su mano.

—Malcriado —se rió acariciando sus cabellos con los dedos—, vamos, cenemos algo antes de ir a casa —dijo poniéndose de pie para llevarle a las puertas sin soltar su mano.

Yuri sintió camino orgulloso de mostrar la marca en su nuca, con la cola alzada y sus lindas orejas ignorando cualquier sonido que no fuera su alfa.

— ¿Alguna ocasión especial?

—Sí, tendremos un cachorro.

Se rió y negó.

—Apenas me van a hacer la prueba, ¿cómo estás tan seguro?

—Tengo un buen presentimiento y tu cuerpo no rechazó mi marca, son buenas noticias.

Desvío la mirada, con las mejillas rosadas y sin poder borrar la sonrisa de su rostro.

—Está bien, tienes razón, pero que sea por eso y no por el cachorro, no quiero hacerme ilusiones.

—Trato hecho —rodeo sus hombros, sin soltar su mano y le llevó fuera de la estación, iba tan contento que sentía que todo mundo podía notarlo.

Luego de dar un par de vueltas, se decidieron por entrar a un restaurante pequeño y sencillo, la comida la habían probado antes -por su lado- y como a ambos les gustaba parecía perfecto.

Les asignaron una mesa cerca de la ventana, donde Yuri podía ver y criticar a todo el qué pasara, para diversión de Otabek, quien ahora no podía quitarle los ojos de encima, pues sentía que desaparecería de un momento a otro.
Luego de pedir y de que les llevaran sus bebidas, el oso se sintió en obligación de platicar un tema en particular que el felino había estado evadiendo por días -semanas-.

—Tu padre llamó el fin de semana.

Frunció el ceño levemente y parpadeó, confundido.

—Mamá no me dijo nada ayer —dijo sacando su teléfono para revisar los mensajes de la conversación con su madre.

—Sí, me dijo que no te contara nada, pero creo que lo correcto es que lo sepas —murmuró cambiando su semblante y dejando el vaso de lado para poder inclinarse un poco.

— ¿Qué pasa? —preguntó, jugando con el vaso entre sus manos.

— ¿Recuerdas el día que les contamos de la marca? —preguntó, viéndole asentir casi en seguida mientras bebía—. Bueno, tu padre quiere que hablemos sobre la boda.

Yuri se atragantó con la naranjada y cubrió su boca para no escupir la bebida, tragando con un poco de dificultad para toser.

—Calma, calma —Otabek se cambió de asiento para quedar a su lado y ayudarle a estabilizarse—, sólo me dijo que lo habláramos —se rió bajo cuando finalmente estuvo mejor.

—Por un momento sentí que ya tenía todo listo para la boda —dijo entre jadeos y con la voz entrecortada, bebiendo sorbos pequeños para pasar la sensación extraña en la garganta.

—Bueno, sí, yo pensé lo mismo, pero me dijo que no quería hacer algo que te molestara si se trataba de tu boda y que lo habláramos para ver qué es lo que de verdad quieres.

Bajo la cabeza y suspiró, dejando el vaso vacío sobre la mesa.

—Beka, ¿no te parece muy pronto para hablar de eso? —se mordió el labio y jugo con sus dedos, nervioso—, quiero decir, nos conocemos hace...casi seis meses, me marcaste hace poco y...

—Ahora tendremos un cachorro —complemento, acariciando sus cabellos con dulzura, Yuri indeciso e inseguro era precioso, tan frágil y único.

—No lo sabemos —suspiró y bajo la mirada, mordiéndose el labio con nerviosismo—. No tengo ningún síntoma y de cualquier forma siento que a estas alturas ya lo sabría de alguna manera.

Otabek estudió con cuidado la expresión en el rostro de su omega, de repente ponía mil peros de la nada cuando durante la visita de sus padres aquella mañana se había mostrado muy seguro de casarse con él.

— ¿Qué es lo que no me estás diciendo, Yura? —dijo cuándo le abrazó para refugiarlo en su pecho—, ¿qué es lo que te asusta?

Suspiró rendido, descubierto y apenado, se aferró a su ropa cerrando los ojos y agradeció las caricias suaves en sus orejas.

—Beka, ¿qué pasa si soy un omega inservible? —murmuró tan bajito que apenas se escuchó su voz—, tener mi primer celo hasta los veintidós es...penoso, y ni siquiera sé si podré darte cachorros, la boda es...una manera de hacerlo real, creo, y no estoy seguro de que sea lo mejor.

—Yura —le hizo enderezarse despacio y espero a que el mesero les dejara los platos y se fuera, para poder continuar—, una boda es un contrato, algo que se puede romper en cualquier momento, lo que a mí me interesa es esto —murmuró pasando los dedos por la marca en su nuca.

El rubio contuvo la respiración y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo por el tacto, tragó saliva y le vio apenado.

—Yo hice esto, y no voy a huir cuando aparezca el primer problema que debamos enfrentar, ¿está bien? —le sonrió, levemente—. Eres mi omega ahora, mi pareja, mi responsabilidad, tengamos cachorros o no, siempre vas por delante, gatito.

— ¿Y si...aparece tu pareja destinada? ¿Qué harás entonces?

—Tú llegaste primero, Yuri, ¿en serio me crees tan malo como para sólo dejarte porque sí?

—No...pero eres un alfa y el instinto siempre gana...

—No, Yuri, te quiero conmigo, te escogí a ti para mí —le sonrió y acaricio sus labios con las yemas de los dedos—. No te marqué por nada, te quiero.

Sus mejillas se volvieron rojas y desvió la mirada, incapaz de contener la sonrisita que surcó su rostro.

—Yo también te quiero.

—Bien, es un avance —besó su frente y le soltó despacio.

Suspiró y asintió, girando para comenzar a cenar, se sentía un poco más tranquilo ahora que le había contado la verdad a Beka.

Se deslizó fuera de la cama cuando se aseguró que su alfa estuviera bien dormido y caminó sigiloso al baño, sabía bien que había dicho que no estaba seguro pero una pequeña mentira no hacía mal a nadie. Mojó sus labios al cerrar tras él y puso el seguro para que nadie lo interrumpiera.
Tragó saliva, desnudándose despacio frente al espejo de cuerpo entero, evitando mirarse mientras se quitaba la ropa con las manos temblorosas, necesitaba observarse para poder sentir que todo eso pasaba.

Suspiró cuando finalmente se dio el valor para devolverse la mirada en el espejo, a simple vista su cuerpo no parecía haber cambiado mucho desde que estaba con Beka, pero ahora que se daba la oportunidad de estudiarse con cuidado podía ver que si había cosas diferentes en él.

Como su cabello, que ahora parecía crecer con mayor rapidez, sus ojos brillaban y su rostro se veía distinto. Giró para verse de costado y suspiró, poniendo las manos en el vientre plano que aún no daba señales de embarazo, ¿cómo iba a verse en un par de meses entonces? ¿Sería extraño cuando se viera al espejo?
Suspiró y se mordió el labio pasando una mano por su vientre, una sonrisa surcó su rostro, llena de alivio, ilusión y alegría, no le diría a nadie que había querido eso desde que tuvo la oportunidad de sostener a un cachorro -hijo de un amigo de su padre- y contárselo a alguien sería exponerse a muchos comentarios que tal vez no fueran del todo positivos, prefirió mantenerlo como un secreto.

Pensó entonces que pasaría cuando el experimento acabara, si las palabras de Otabek se quedarían o si se las llevaría el viento junto con él, sabía que sus especies no eran las mejores a la hora de cuidar y criar cachorros, pero al menos le gustaría fantasear con la idea de que serían una familia como las que sus padres tuvieron.

Los toques en la puerta le asustaron y tomó la ropa regada en el suelo para comenzar a vestirse de nuevo.

— ¿Yura? ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien.

—Llevas ahí un rato, ¿estás seguro? ¿Necesitas algo?

—No, no te preocupes —carraspeó y abrió la llave del lavabo.

—Está bien, vuelve pronto a la cama.

Hizo un sonidito como afirmación y se mojó el rostro para bajar el sonrojo que se había apoderado de su rostro. Era gracioso, como si hubiera llamado a Beka con el pensamiento. Salió del baño y volvió a la cama donde Otabek le esperaba con los brazos abiertos, sonrió y casi corrió a lanzarse a su lado, contento, era bueno perderse en algo tan hermoso como eso, olvidaría lo demás por el momento.

Hey y'all!
He dejado este capítulo a medias y no podía terminarlo por falta de tiempo xD pero finalmente está aquí, perdonen la tardanza~
Separador negro para quien tiene fondo negro!(?)

Gracias por leer :3 les mando todo mi lof, smooches y galletitas~

Rave (◡‿◡✿)

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