Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXV. Admitir


Eliott Geest
Colonia 22


Eliott agradeció que Hazz llegara rápido. Después del pequeño espectáculo que Eonné armó en 

Eliott agradeció que Hazz llegara rápido. Después del pequeño espectáculo que Eonné armó en la cocina al vomitar, los echaron de ahí. Tuvieron que esperar a Hazz en un pasillo fuera de la cocina. En cuanto ella llegó, Renee se alejó para darle privacidad a la conversación que Hazz quería tener con Eonné, pero ella la detuvo:

—Quédate —Hazz habló en tono bajo para sorpresa de todos. —Aprell se está encargando de mantener un ojo en Priss, lo cual significa que la persona más malditamente sensible al momento eres tú, porque él no está aquí. Si mi agresividad no funciona con ella, tendrás que encargarte tú de sacarle la información que necesito. Algo así como cuando nos conocimos y Aprell te interrogó a ti.

El rostro de Renee se ilustró en duda. Hasta para Eliott estaba siendo extraño que Hazz decidiera confiar en Renee de la nada. A él le tomó años ganarse esa confianza con la que Hazz permitía que escuchara sus charlas privadas, no comprendía cómo Renee logró eso en cuestión de semanas.

—De... acuerdo —murmuró Renee al asentir.

Eliott desvió su atención de Renee para enfocarla en Eonné. Ella estaba sentada en el piso, recargando su espalda contra el muro. Balbuceaba cosas en francés sin sentido, consecuencias del alcohol en su sistema quizás. Eliott había decidido mantener la boca cerrada frente a Eonné antes de que ella comenzara a soltar más discursos acerca de su situación con Renee. Era peligroso hablar de sentimientos cuando él ya estaba comprometido y no podía admitir nada por Renee.

Hazz comenzó a hacerle preguntas a Eonné sobre aspectos básicos que en realidad no delataban mucha información de la que necesitaban. El tono de Hazz era amenazante, aunque no parecía tener mucho efecto en Eonné.

Antes de partir hacia la fiesta, Hazz le había explicado a Eliott que Eonné era importante para encontrar a una mujer que les ayudaría a encontrar a otra mujer aún más importante. Eliott no había entendido muy bien la relación entre todas ya que Hazz no había sido muy explícita en ello, sin embargo, había entendido que todo eso podía ayudar a agilizar el proceso de encontrar la cura. Mientras más rápido terminara la misión, mejor. Eliott y Renee se estaban volviendo más cercanos de lo que él había planeado en un principio, y eso estaba complicando su vida.

Eliott sentía la presencia de Renee a su lado. Había dejado de concentrarse en las preguntas de Hazz por pensar en lo que ella habría opinado sobre lo que Eonné había dicho. Una parte de él deseaba que Renee aún estuviese enamorada de Aprell o que no le gustara nadie en absoluto, eso facilitaría algunas situaciones; su otra parte quería saber si ella sentía algo por él. Si los sentimientos eran... recíprocos.

Eliott había tardado mucho en admitir lo que sentía hacia Renee. Cuando se trataba de cualquier expresión emocional, Eliott era pésimo descubriéndose a sí mismo. Aunque en el fondo ya lo sabía, Kybett había tenido que intervenir para que él dijera lo que en verdad sentía. Esa misma mañana lo había hecho.



—Haffid —sentenció Kybett. Nada era bueno cuando ella se refería a él por su segundo nombre. —Entiende lo importante que esto es para mí, por favor. Quiero casarme con Wivenn y quiero que tú nos cases.

Eliott se encontraba de pie recargando una mano en la mesa donde minutos antes todos habían estado comiendo en silencio. Wivenn tan solo lo miraba con súplica.

—¿Por qué quieres casarte ahora, Ky? —Eliott negó con la cabeza. —Somos jóvenes. El matrimonio es algo serio.

—¿De verdad me estás sermoneando sobre el matrimonio? —Kybett se indignó, notándose más furiosa con cada palabra que decía. —¿Tú? ¿Tú que te vas a casar con Hazz tan rápido como esto acabe? ¡Tenemos la misma edad Eliott! No me jodas.

—¿Hazz y tú se casarán? —Wivenn abrió los ojos con sorpresa. —¿Cuándo se volvió seria su relación? Pensé que solo tenían sexo y ya.

—Wivenn, lo que escuchas en esta conversación es privado, así que mantenlo contigo. Además no tengo que darte explicaciones sobre mi vida. —Eliott le lanzó una mirada fría.

—Sí, Hazz y Eliott solo tenían sexo —le respondió Kybett, ganándose una mala mirada por parte de Eliott—, pero ella es la única que podía salvarme de casarme con él. Así que se volvió formal en cuanto ella aceptó por mí soportar la carga de ser su esposa.

—En primer lugar, solo tuvimos sexo dos veces, ¿de acuerdo? No se repetirá una tercera vez —defendió Eliott—. En segundo lugar, eso no importa. Mi situación con Hazz es distinta a la suya. Yo no tengo opción y lo sabes, Kybett. Ustedes sí. ¿Por qué tienen la necesidad de ir tan rápido? Pueden esperar a casarse en un tiempo. Dentro de unos años yo estaré más que dispuesto a casarlos, lo prometo.

Eliott no estaba siendo completamente honesto con ellos. A decir verdad, no le interesaba tanto el momento en el que Kybett se casara, esa era su decisión y él la apoyaría mientras ella estuviera feliz. Lo que estaba causando un conflicto en su interior era que si ella se casaba, él podría perderla.

Se escuchaba como una estupidez y sabía que si lo externaba Kybett se burlaría y lo negaría. Pero en cuanto ella se casara, él sabía que ella decidiría mudarse con Wivenn. La conocía demasiado bien como para no saber lo que haría a continuación. A pesar de que seguirían siendo amigos, todo cambiaría para ambos. Ella significaba demasiado para Eliott. Renee era la única otra mujer que podía acercarse a tener el cariño que Eliott sentía hacia Kybett, pero con ella era... distinto. Renee de una manera u otra se terminaría alejando de Eliott, a lo que Kybett, nuevamente, sería la única persona en la que se sentiría en confianza. No obstante, si se casaba, Eliott no tendría a ninguna, y eso era más doloroso de lo que se podía imaginar.

—Eliott, en vez de pedirnos explicaciones a nosotros, —Kybett suavizó su voz—mejor explícanos tú la razón por la que no quieres casarnos. Este no eres tú. Me has apoyado en todo a lo largo de mi vida. En todo. Las personas siempre te han tomado como alguien indiferente, pero yo sé que no es así. Te conozco, eres mi mejor amigo, jamás has sido indiferente en lo que concierne a mí. ¿Qué sucede?

Eliott miró a Wivenn. Le estaba siendo incómodo expresarse frente a él, sin embargo, intentó no pensar en ello cuando habló.

—Si ustedes se casan, yo... me quedaré sin mejor amiga. —Kybett y Wivenn se echaron una mirada que Eliott no comprendió. —Has estado conmigo desde que tengo memoria, Ky. Eres todo lo que tengo.

Como bien predijo, Kybett se rio.

—No estarás solo. Tienes a Renee.

De todas las palabras que Kybett pudo haber elegido, dijo esas. Eliott no comprendió la razón.

—¿De qué hablas? —Eliott frunció el ceño. —No ha pasado ni un mes de conocer a Renee. Ella pertenece a la Colonia Veintisiete, con su familia. No va a estar conmigo de la manera en la que tú has estado. Renee no tiene nada que ver en esta situación.

—Renee tiene todo que ver en esta situación. —Kybett rodó los ojos. —Por supuesto que ella no va a estar contigo de la manera en la que yo he estado, porque lo que sientes por ella es distinto a lo que sientes por mí. Quizás la conoces de hace un par de semanas, pero para el amor no hay tiempo y lo sabes. Nosotros vivimos toda una vida juntos y jamás nos enamoramos.

—¿Qué estás diciendo? —Eliott no sabía en qué momento el tema de conversación había comenzado a girar alrededor a él.

Wivenn soltó una carcajada. En ese momento Eliott se arrepintió de no haber tenido toda esa conversación en árabe para que él no comprendiera.

—Eliott, despierta —Wivenn continuó la charla de Kybett. —Si pudiera te abofetearía en este momento, pero la verdad me das miedo. Así que solo diré cuando estás con Renee... se te nota distinto. Más relajado. Andas por la vida vistiendo ropa negra y con un aura de chico malo, pero pierdes esa fachada cuando Renee está a tu lado. Y ni hablar de cómo te pusiste el día que tuvo la reacción alérgica.

—Es que Renee es buena chica y...

—Sí, Renee es buena chica. A todos nos agrada —interrumpió Wivenn—. Soy un médico certificado con honores y tengo diecisiete años. ¿Cómo crees que conseguí mi título tan joven? Me doy cuenta de los detalles. Así como sé leer los síntomas de una hemorragia interna, sé leer los síntomas del enamoramiento. Es divertido, a veces me gusta interrumpir momentos importantes, es como un don. Pero ese no es el punto. —Wivenn soltó una risa nerviosa. —Por favor no me golpees por haberte dicho esto

Eliott no sabía si era más desconcertante que Wivenn temiera de él o que dijeran que él estaba enamorado de Renee.

—Eliott, anda, mírame a los ojos —ordenó Kybett, Eliott obedeció—. Sabes que, al menos, te atrae Renee. No iré a extremos porque sé que te molesta, no diré que estás enamorado de ella aunque lo estés. Tan solo admite que te atrae y ahí ya habremos dado un gran paso.

Eliott lo meditó. Se sentía cómodo con Renee alrededor, algo que ni siquiera lograba con Hazz. Además, Kybett y Wivenn no eran los primeros en comentar algo al respecto, Hazz también lo había hecho cuando estaban en la isla. Él ya sabía que Renee lograba hacerlo sonreír, no importaba cuánto se resistiera. Tenía que esforzarse para no preguntar sobre su vida, para fingir desinterés cuando en realidad era en lo único que prestaba atención. Odiaba admitirlo, pero quizás Hazz, Wivenn y Kybett tenían razón.

—No importa si me atrae o no, o si siento algo más fuerte por ella o no. —Eliott suspiró. Kybett sonrió al ver que Eliott no negó nada como tal. —Me casaré con Hazz, ¿lo olvidas? No es algo que yo pueda decidir.

—Claro que sí. —Kybett se acercó a él, tomando las manos de Eliott entre las suyas. —¿Recuerdas nuestro plan? Antes de la boda, antes de nuestro compromiso... teníamos un plan de fuga. Puedes usarlo con ella.

—Kybett, fugarme con Renee solo empeoraría las cosas. Ese plan lo hicieron un par de ingenuos mejores amigos que pensaban que algún día podrían ser libres. Tenemos veinte años. Ya maduramos y sabes que la libertad para mí no existe. Estoy atado a un matrimonio mediocre y a un pasado incorregible con los Belrie.

—¿A qué te refieres? —Kybett frunció el ceño.

Eliott negó con la cabeza.

—Nada. El punto es que Renee y yo no podemos estar juntos. Ni siquiera sabemos si ella siente lo mismo por mí, seguro sigue enamorada de Aprell, tiene pésimo gusto para los hombres. Mejor olvidemos esto. Estamos perdiendo el tiempo—Eliott se alejó, caminando hacia la puerta. —Solo... díganme dónde y cuándo será su boda, ¿les parece? —Esbozó algo similar a una sonrisa. —Me sentiré honrado de oficiarla.



No había dejado de pensar en ello desde que había salido de la cocina de la nave. Aunque lo peor no fue eso. Fue el escuchar gritos de Hazz en los pasillos, dirigidos hacia Renee. Eliott descubrió que Renee pensaba que quienes se casaban eran Aprell y Hazz, a lo que no tardó mucho en inferir que la noche anterior no había llorado por Eliott, sino por Aprell. Renee seguía enamorada de él y eso no iba a cambiar. Eliott sabía que no necesitaba más razones para superarla, pero no sabía cómo hacerlo. No quería.

Hazz seguía hablando con Eonné, Renee observando. Nada había cambiado en los segundos que Eliott se ensimismó y aún así sentía que todo era diferente. Estaba molesto con Kybett por hacerle ver lo que él no quería ver.

El haber fingido que eran una pareja por casarse había sido mayormente una excusa para sostener su mano. Después de que encontraran la cura, cada cual tomaría su camino en distintas direcciones, así que Eliott había decidido aprovechar los momentos a su manera. Ya conocía a Merggy porque había salido en las noticias meses atrás cuando anunció su nuevo sistema para encontrar a los invitados, mismo que utilizó para hallar a Eonné dentro de la enorme mansión. Eliott mató dos pájaros de un tiro al conseguir un momento con Renee y la ubicación de Eonné.

La charla parecía ir bien hasta que Eonné comenzó a ignorar las preguntas de Hazz y a balbucear palabras en francés nuevamente. Hazz se exasperó tanto que ya había levantado su puño para golpearla, hasta que Eliott logró detenerla y alejarla de la mujer ebria.

—Su bebida debió de contener algún tipo de droga —se quejó Hazz al soltarse de Eliott. —Todo lo que me responde son estupideces. No tengo la paciencia para esto. Creo que Belrie descifrará el Códice de Zeemett antes de que obtengamos información de Eonné. Esto ha sido inútil.

Hazz comenzó a alisar el vestido con sus manos. Cualquiera pensaría que es una mujer hermosa, sobre todo aquella tarde. Llevaba su cabello suelto, a excepción de un mechón, que estaba siendo sostenido por el prendedor que todos tenían consigo. El vestido que Priss había hecho para ella había sido el más sencillo, ya que solo consistía en un par de capas de tela lisa color plata. Era ajustado, con tirantes delgados y le llegaba hasta los muslos. Simple. Quedaba bien con la personalidad de Hazz.

—¿Códice de Zeemett? —Eonné pareció reaccionar. Se escuchaba lúcida, sin rastro de su ebriedad. —¿Belrie? ¿Mencionaron a un Belrie?

—Yo soy una Belrie. —Renee habló antes que Hazz, esperanzada. —Sí. Hablamos sobre el Códice de Zeemett. ¿Lo conoces?

Eonné se puso de pie, mirando a todos con desconfianza. Sin tambalearse y con los ojos completamente enfocados, sin rastro de la neblina de ebriedad. Eliott notó que su estado ebrio había sido tan solo un acto, uno muy bien hecho y que, a su parecer, no había tenido por qué incluir el vómito.

—¿Ustedes cómo lo conocen? —Eonné señaló a Renee. —No puede ser posible que seas una Belrie. No existe ninguna Öbbel Belrie. No mientas.

Más rápido de lo que Hazz o Eliott pudieron haber actuado, Eonné sacó una daga del costado de su falda y acorraló a Renee contra el muro, presionando la daga contra el cuello de Renee. Eliott estaba por actuar sobre Eonné, pero Renee levantó una mano para detenerlo.

—Estoy bien, estoy bien —murmuró Renee sin dejar de ver a Eonné. Eliott contuvo sus impulsos y al parecer Hazz también. Renee continuó hablando sin alarmarse—Déjame explicarte, por favor. Suelta la daga.

—No lo creo. Puedes hablar, ¿no? Pues hazlo si no quieres que te mate —amenazó Eonné.

—De acuerdo. —Renee se aclaró la garganta. De reojo, Eliott logró captar que Hazz lentamente obtenía un disparador desde debajo de su falda. Él ni siquiera quiso pensar cómo la sostuvo ahí abajo. —Mi nombre no es Öbbel. Soy Renee. Renee Belrie. No estoy mintiendo, lo juro. Mi padre es Zeemett, Zee, Belrie, mi hermano es Zeemett, Mett, Belrie. Mi madre es Yuscca Belrie. Mi abuelo fue Zeemett, el creador del códice. Puedes preguntarme lo que sea de mi familia y lo sabré porque estoy diciendo la verdad.

—Espía, luego hablaremos de la cantidad de información que das sobre ti cuando alguien te amenaza con un arma —reprendió Hazz.

—¿Crees que solo por saberte los nombres de los Belrie creeré lo que dices? —Eonné soltó una risa sarcástica. —No, mon amour, así no funcionan las cosas. Dime algo que solo un Belrie sabría.

Renee negó con la cabeza.

—No sé qué podría ser eso.

—Pues piensa sobre eso o sobre tus últimas palabras, chérie, porque la información que contienes es peligrosa y no dejaré que salgas viva sabiendo lo que sabes.

El miedo en los ojos de Renee fue suficiente para que Eliott actuara. En un segundo le arrebató el arma a Hazz y apunto con ella hacia Eonné.

—Suelta a Renee ahora —ordenó Eliott.

—Generalmente me gusta que hombres atractivos me digan qué hacer, pero esto no es ni de cerca lo suficientemente excitante para que yo quiera obedecerte. —Eonné apenas giró la cabeza al hablar, seguía con su mirada fija en Renee. —Además, no quieres averiguar en este momento qué tan buena soy con mis manos. Antes de que llegue ese láser a mi cabeza, tu novia estará muerta, ¿me escuchas? Y ni pienses en avanzar porque, reitero, la mataré. Tú también aléjate, belle —se dirigió a Hazz. —No queremos matar más hermosuras. Suficiente tengo con la rubia, será una pena.

Al sospechar que no bromeaba, Eliott obedeció a Eonné. No quería hacer nada que arriesgase más la vida de Renee.

—Mi hermano padece de Zeta. —Renee comenzó. Su mirada se había perdido en algún punto del muro del lado contrario del pasillo. —Mi padre se la contagió. A su vez, él fue contagiado por una caja de telas infectadas. Recordar es mi especialidad, ¿sabes? Y recuerdo muy bien el día en que mi padre abrió la caja. Mi madre no había regresado de su trabajo y mi hermano estaba en el colegio, yo había dejado de estudiar porque en el pueblo donde vengo la educación gratuita tan solo llega hasta la escuela primaria.

«Me encontraba leyendo algo sobre mitología, a Mett le gustan esas cosas. —Renee sonrió con tristeza. —Las sirenas le encantan, sueña con ellas y todo. Llegó un paquete a nuestra puerta, mi padre estaba escribiendo en su diario, hacía eso muy a menudo. Me ofrecí a recibirlo, pero él me ordenó que no lo abriera porque era de mi madre. En ese momento era una niña, no entendía que él ya sabía que el paquete contenía algo peligroso y me estaba protegiendo. Lo siguiente que escuché cuando él la abrió fueron unos rociadores y después vi que mi padre cerró aquella caja de telas. Pasaron tres semanas antes de él se quejara por mareos y fiebre. Supimos que lo que le habían rociado había sido el virus más puro de Zeta. Meses después, a pesar de que Mett parecía inmune como nosotras, él se contagió. Ahora está a semanas de morir por culpa de los malditos de la Colonia Diez que enviaron la caja».

Los ojos de Renee se habían enrojecido. Eliott tuvo que desviar la mirada. No soportaba verla así ni escuchar aquella historia. A él mismo le traía recuerdos que deseaba enterrar en lo más profundo de su mente, pero con la constante presencia de Renee le era imposible.

—No sé si fue suficiente para ti. —Renee se aclaró la garganta. —Pero te aseguro que fue suficiente para mí. Estoy aquí buscando la cura para mi hermano. En algún punto del camino lo había olvidado, así que gracias por recordármelo. Ahora, discúlpame por favor.

Antes de que Eonné pudiese preguntar por qué debía disculparla, Renee utilizó sus nudillos para golpearla en las costillas. Con ese pequeño momento de distracción, Eliott y Hazz tuvieron oportunidad para atacar a Eonné. Renee se alejó, arrebatando la daga de la mano de Eonné. A Hazz no le tomó más de cinco segundos rodear a Eonné por el cuello con un brazo y torcer el brazo de Eonné con el otro para inmovilizarla.

—Tengo que felicitarte, Renee. Al parecer sí prestaste atención en las clases de Eliott. —Hazz sonrió, divertida.

Eliott intentó no pensar en lo cínico que era el hecho de que Hazz tan solo se divirtiera cuando había alguien lastimado de por medio. Renee estaba a un lado de Eliott, sacudiendo su mano adolorida.

—Nuestro turno de preguntar —Hazz murmuró entre dientes al oído de Eonné—. Puedes hablar, ¿no? Pues hazlo si no quieres que te mate —imitó.

Eonné forcejeó intentando liberarse los brazos de Hazz. Eliott colocó el disparador en la cien de Eonné, haciendo la amenaza más obvia.

—¿Por qué fingiste estar ebria? —inquirió Eliott acercándose a su rostro. Extendió su mano libre hacia Renee y, como si le hubiera leído la mente, ella le entregó la daga. —Si no quieres hablar me ocuparé de darle buen uso a esto antes de matarte. Tú decide.

Eonné gruñó antes de hablar.

—Fingí estar ebria porque es peligroso que los demás sepan que estoy sobria. Soy una mujer de negocios peligrosos, todo el mundo quiere obtener información de mí, cher. Pero no pueden si piensan que estoy ebria o drogada. —Eonné rio. —Vomitar y apestar a alcohol es parte del acto por si te lo preguntas.

—¿Cómo sabes sobre el Códice de Zeemett y por qué crees conocer tan bien a mi familia? —Renee fue la siguiente en preguntar.

—Conocí a tu abuelo. Él me enseñó muchas cosas. Supongo que por eso están interrogándome, ¿no es así? ¿Quieren saber lo que yo sé sobre el Proyecto Guardián? —Eonné tosió por la presión que Hazz estaba aplicando en su garganta. —Tendrán que conseguirlo en otro lado, porque les aseguro que ningún Guardián les dirá absolutamente nada.

Eliott conocía lo que Eonné había mencionado, pero Hazz parecía conocerlo mejor.

—Idiota, ya sabemos todo sobre el Proyecto Guardián. —Hazz rodó los ojos con impaciencia. —Sabemos sobre el Expediente 512, el Códice de Zeemett y la cura. Sabemos sobre Istenia, Bemmy, Limunest, Siura... así que no nos tomes como imbéciles. Mejor contesta lo que te preguntaré y hazlo con honestidad, porque si descubro que mientes, te encontraré de nuevo y te mataré, ¿entiendes? —Hazz había tatuado la sorpresa en el rostro de Eonné. Al parecer Hazz conocía información que no cualquiera obtenía. —¿Dónde está Siura Pevyreil?

—Dame una razón para decirte esa información.

Hazz soltó una risa sarcástica.

—¿No crees que tu vida es una razón suficiente?

—No. Si fui Guardiana es porque sé cuando mi vida vale lo suficiente y cuando no. Mi vida no vale lo suficiente para delatar a otra Guardiana. Si no me das una razón, entonces mátame. Nada saldrá de esta boca

Eliott tomó una respiración profunda, molestándose con Eonné. Estaba por utilizar la daga para hacerla hablar, pero Renee se le adelantó, deteniéndolo al ver su intención.

—Mi abuelo. —Renee miró directamente a los ojos de Eonné. Su voz sonaba dulce, suave, casi hipnotizante. Su sencillez natural causaba ese efecto en las personas. O quizás solo en Eliott, él ya no sabía qué pensar. Kybett y Wivenn lo habían confundido demasiado. —Si no lo haces por ti, hazlo por él. Yo no tuve el privilegio que tú tuviste, yo nunca lo conocí. Nosotros no somos los malos, Eonné. Hacemos todo lo posible por encontrar la cura. No sé la razón por la que mis compañeros lo hacen, pero yo ya te la dije: mi hermano. Le queda poco tiempo y para salvarlo necesitamos saber la ubicación de Siura.

Eonné dudó. Apretó la mandíbula antes de hablar.

—Suéltenme. No les haré daño, lo prometo.

Eliott y Hazz se lanzaron una mirada. Ninguno de los dos confiaba en Eonné, ella en cualquier momento podría saltar nuevamente sobre Renee y esa vez matarla sin previo aviso. Los dos parecían estar de acuerdo en no soltarla hasta que Renee volvió a hablar.

—No sé por qué, pero necesitamos saber dónde está Siura. Suelten a Eonné, por favor. Es la única manera de hacer que hable. —Renee alternó su mirada suplicante entre Hazz y Eliott.

Eliott intentó resistirse, sin embargo, no le tomó más que unos segundos dejar de apuntar el arma hacia Eonné. Sentía que le debía eso y mucho más a Renee. Hazz lanzó a Eonné al suelo con molestia. Claramente no le gustaba que le dijeran qué hacer.

Eonné tosió un par de veces antes de ponerse de pie. Eliott levantó el arma nuevamente cuando ella se acercó a Renee.

—Tranquilízate, galán. —Eonné sonrió, frotando su cuello enrojecido con la mano. —Vaya noviecito que te conseguiste, ¿eh? —bromeó. Renee se mantuvo seria. —Dices ser la hija de Zeemett. Sé mucho sobre tu familia porque tu abuelo no paraba de hablar de ustedes. Yo era solo una niña cuando compartía tiempo con él. Aún así recuerdo que decía que tú poseías el, estaba verdaderamente orgulloso de ti.

—Ve al maldito punto, Letuth. ¿Dónde está Siura Pevyreil? —Hazz reclamó.

Eonné sonrió.

—Renee ya lo sabe. Si es quien dice ser, entonces ya lo sabe. —Eonné rio, confundiendo a todos. —Yo tengo mala memoria, pero la necesito para recordar datos de gran importancia, como la dirección de Siura. Mi terapeuta me recomendó repetir las cosas que necesitaba tener siempre en mente.

Eliott aún no comprendía a qué se refería Eonné. Miró a Renee y su rostro estaba iluminado, ya tenía la respuesta.

—Ahora, si me disculpan. —Eonné se inclinó en una reverencia. —Fue un honor conocerlo en persona, Alteza. También a usted, hija de la presidenta. No me lo tomen a mal, pero hay gente muy peligrosa en esta fiesta, así que tengo que volver a mi papel de ebria drogada. Con permiso.

Eliott no pudo ocultar su sorpresa al escuchar que Eonné ya sabía quiénes eran ellos.

Ni siquiera tuvo tiempo de preguntar cómo los conocía si nadie más en esa fiesta los había reconocido. Eonné se echó a correr hasta que ya no pudo ser visible al dar vuelta en otro pasillo. Ninguno intentó detenerla, ya que parecían haber obtenido lo que deseaban.

Hazz y Eliott miraron hacia Renee, en espera de una respuesta. Ella abrió la boca para hablar, pero fue interrumpida por el sonido de una explosión lejana y un leve temblor del suelo. Los gritos comenzaron a escucharse a la distancia. Aquella tarde estaba yendo de mal en peor.





N/A

Random fact: el nombre de Eonné lo pronuncio como "ioné" jaja.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro