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XXXIV. Encajar


Renee Belrie
Colonia 22


La mansión donde tomaba lugar la fiesta era el hogar más grande que Renee había visto, después de la Residencia. Apenas se encontraba en la entrada y no podía ver el fin de la estructura ni a lo largo, ni a lo ancho, ni a lo profundo. No podía imaginar que una sola familia vivía ahí, mientras que fácilmente podían hospedar centenares de personas. Su memoria se activó para recordar los pasillos y salas para no perderse.

Mientras los demás estaban siendo maquillados cuando aún estaban en la nave, Renee ayudó a armar prendedores localizadores para cada uno. Utilizó ciertas partes no tan indispensables de la nave. Kybett se había encargado de hackear el D.I.P. de cada integrante para crearles nuevas identidades. Había parecido tarea sencilla gracias a la rapidez con la que lo hizo, pero Renee sabía bien que entrar al sistema del Dispositivo de Identificación Personal no era ni de cerca sencillo. Kybett era muy buena en su trabajo.

—Bienvenida, señorita Öbbel.

El Agente encargado de revisar las identidades de todo aquel que entraba a la mansión se hizo a un lado para dejar pasar a Renee. Durante toda su vida se había acostumbrado a ver Agentes vestidos color rojo con el prendedor dorado de un cuervo en su pecho, ambos pertenecientes al símbolo de la Colonia Veintisiete. Así que ver Agentes vestidos en color cian y con el prendedor de un oso le provocaba una sensación ajena a ella. Los Agentes nunca habían sido conocidos por ser agresivos sin necesidad de serlo, la mayoría eran amables, como Aprell, pero por alguna razón el hecho de estar en tierra desconocida le causaba cierto temor a Renee. Sentía que en cualquier momento los descubrirían, no importaba cuánto maquillaje había puesto Priss encima de todos, especialmente en Hazz y Eliott.

—Öbbel, ya conoces el plan —Hazz se acercó a ella discretamente mientras se adentraban en la multitud. Eliott estaba detrás de ellas. —Te quedarás con Sppar y tratarán de encajar tanto como puedan. Déjale la charla social a Sppar. Esta gente tiene más dinero que oxígeno, reconocen a los que no provienen de raíces como las suyas. Si ves algo sospechoso, activas el prendedor.

Renee asintió. Hazz se alejó unos pasos hacia atrás para susurrarle algo al oído de Eliott. Él asintió y ella se fue con Priss. Renee dejó de mirar a Hazz para no levantar sospechas y siguió caminando junto con el resto de las personas. Se detuvo al llegar al inicio de una amplia escalera que bajaba hasta algo similar al vestíbulo más elegante que Renee jamás había visto. Decorado con tantos candelabros que opacaba la luz natural que el atardecer ofrecía a través del techo de cristal. Había personas pululando y androides atendiendo. El ambiente se notaba alegre y sofisticado, era demasiado nuevo para Renee.

Era la primera vez que ella utilizaba una vestimenta como aquella. Era sencilla comparada con la del resto de los invitados, no obstante, para ella era más de lo que hubiese imaginado que alguna vez utilizaría. Priss había utilizado el tapiz de la sala común de la nave para fabricar gran parte del vestido y una sábana blanca para hacer el exterior de las zapatillas, junto con algunos utensilios de cocina. Con los hombros al descubierto, Renee portaba un vestido rosa suave que caía hasta el borde de los tacones. Alrededor de todo su torso la recorrían detalles floreados en colores opacos para darle seriedad, así como a lo largo de la falda destellaban brillos plateados agregándole el toque de elegancia que todos parecían llevar a esa fiesta. Con aquel conjunto y el maquillaje natural que Priss había hecho, Renee se sentía hermosa. No podía disfrutarlo por mucho, ya que sabía que algo ocurriría al cabo de algunas horas, sin embargo, intentaba hacerlo mientras lo tenía.

Al ver todos los escalones que debía bajar, se mareó. En situaciones normales, no habría tenido problema en hacerlo. La diferencia obvia en aquella ocasión era que estaba caminando sobre tacones y un vestido con el que sería fácil tropezarse. Si caía, no solo haría el ridículo, sino también expondría a todos los que la acompañaban.

Ya estaba por dar unos pasos atrás para buscar otra solución a su entrada, cuando Eliott se colocó a su lado ofreciéndole un brazo.

—Öbbel, si no te conociera, diría que es tu primera vez utilizando tacones.

Renee sonrió y se apoyó en el brazo de Eliott. Juntos bajaron los escalones al ritmo en que los demás lo hacían.

Eliott iba vestido con un traje completamente blanco y zapatos plateados. Contrastaba mucho con su personalidad. Aunque lo que más resaltaba en él no era el vestuario, sino el maquillaje. Priss, a órdenes de Hazz, se había esforzado mucho en hacerlo parecer otra persona, logrando su cometido. Los ojos de Eliott estaban delineados con pintura plateada, aquella que se utilizaba para retocar las naves y que probablemente no era buena idea utilizar en el rostro. Priss dibujó varios detalles en los párpados y pómulos con la misma pintura, pero mezclada con ingredientes de comida para oscurecerla un poco. Sus pestañas brillaban por el glitter en ellas. Con ayuda de café en polvo, Priss logró acentuar todas las facciones de Eliott para hacerlo más atractivo. Eso, sumado con su elegancia natural, hacía que Eliott se robara varias miradas sin siquiera intentarlo.

—Nunca he estado en una fiesta, Sppar —susurró Renee mientras caminaban hacia la zona de bebidas. Las risas y música no se escuchaban tanto por ahí. —¿Se supone que debemos socializar?

Eliott asintió.

—Esto es una fiesta de beneficencia. Se harán subastas a lo largo de la noche hasta que hayan recaudado el mínimo esperado. Mientras tanto, las personas aprovechan el tiempo para hacer nuevos amigos, bailar y conversar. Nunca está de más conocer personas con dinero, puede serte útil en algún punto.

Llegaron a la barra. Renee no pensaba ordenar nada, pero Eliott lo hizo por ella. Casi al instante recibieron unas bebidas rosadas y burbujeantes. Renee agradeció, sin tener tiempo para rechazar.

—No tiene alcohol, tranquila. —Eliott le dio un trago a su copa. —Además es gratis.

Renee rio y lo imitó. Intentaba no llamar la atención al no hacer contacto visual con nadie además de sus conocidos. Creyó reconocer el vestido de Kybett, pero habían tantas personas que no podía apreciar bien el escenario. A Hazz y Aprell sí los ubicaba, estaban dándole la espalda a Renee mientras hablaban con un hombre de la tercera edad. Parecían acostumbrados al ambiente de las fiestas.

Renee estaba tan enfocada en reconocer a alguien más que no notó que una mujer se les había acercado. Era de la misma estatura de Renee, con su cabello pelirrojo alzado en una coleta alta y un corto flequillo sobre sus cejas que resaltaba su piel oscura. Portaba un pantalón acampanado verde neón junto con unas zapatillas anaranjadas. Con la mayor parte del torso descubierta a excepción del pecho, había colocado una tela casi transparente sostenida por una cadena metálica que también funcionaba como collar. La mujer sabía lo que tenía y le gustaba demostrarlo.

—La Colonia Veintidós es un lugar emocionante, ¿no creen? —habló ella con una sonrisa. Renee agradeció que el inglés fuera uno de los idiomas universales. —Siempre hay eventos, festivales, banquetes y ferias. Adoro la comida de aquí.

Renee miró a Eliott. Siguió la orden que Hazz le había dado y dejó la charla para él. No entendía muy bien cómo iba a ir aquello, ya que Eliott no era mucho de charla, sin embargo, había menos probabilidad de que él delatara algo.

—En realidad no soy mucho de la comida oriental —Eliott respondió, dejando su copa a un lado para tomar la mano de Renee. Ella no entendió por qué hacía aquello hasta que él continuó hablando—. Mi prometida y yo somos del occidente, Colonia Uno. No hay mejor gastronomía que esa, seguro.

El tono de Eliott se escuchó amigable, sonido que Renee jamás creyó escuchar en su vida. Él sabía cómo encajar sin llamar la atención.

—¡Oh! —La mujer colocó sus manos en sus mejillas por la sorpresa, mostrando las uñas más elaboradas y largas que Renee había visto. —¡Me encanta conocer parejas por casarse! Mi nombre es Merggy T'hel, Colonia Diecinueve. Soy la mejor organizadora de bodas del continente, según la revista Enchanté! —Merggy rio para añadirle algo de modestia, Renee sonrió en respuesta. —Qué enorme coincidencia. ¿Ya tienen a alguien que planee su boda?

Renee miró a Eliott, preguntándole con los ojos qué estaba haciendo. Ella sabía que debía encontrar la manera de encajar, pero no entendía qué tenía que ver con su supuesta boda. Eliott se iba a casar con Hazz, no con ella. Estaba completamente perdida.

—En realidad no. —Eliott, por si no era poco, continuó con la idea de la boda. Renee decidió mantenerse en silencio hasta que supiera a dónde iba con la mentira. —Ya decía yo que te conocía de algún lado, Merggy. Justo ayer Öbbel estaba viendo esa revista donde aparecías en... ¿la portada?

—¡Exactamente! La última edición de la revista Algo para ti está protagonizada por moi. —Merggy se escuchaba cada vez más entusiasmada con cada palabra que pronunciaba. —Entonces cuéntenme: ¿cuándo es la fecha del gran día? Quizás pueda ofrecerles mis servicios o recomendar a alguno de mis compañeros para que se ajuste a sus ideales.

Merggy miró a Renee, claramente esperando que hablara. Ella dio un trago a aquella bebida rosada y sonrió, preparándose para intentar seguir con la mentira de Eliott.

—Lo cierto es que la mayoría de las decisiones se las estoy dejando a Sppar, ¿verdad... cariño? —Renee se aclaró la garganta. —Yo me estoy encargando más del área administrativa, ya sabes, los gastos y los invitados.

—¡Oh qué maravillosa pareja! —Merggy colocó sus manos en los hombros de ambos. —Créanme, si logran estar de acuerdo en la boda y salir ilesos, entonces durarán por mucho tiempo.

—Honestamente no hay nada que me haría más feliz. —Eliott sonrió.

Algo se desconectó en Renee al verlo estirar las comisuras de sus labios. Al conocerlo, Renee podía declarar firmemente que Eliott le estaba dando a Merggy una sonrisa falsa. No obstante, era una sonrisa. Renee no creía haberlo visto sonreír alguna vez. Tenía que concederle que era un excelente actor: Merggy se estaba tragando toda la mentira. En cambio, Renee se veía extraña sin opinar sobre su propia boda. Se alegraba que después de aquella tarde no tendrían que ver a Merggy de nuevo.

—... los invitados? —Eliott hablaba.

Renee despertó del transe en el que había entrado.

—¡Por supuesto! Si contratan conmigo los servicios, tan solo deben darme los nombres de los invitados y yo los contactaré para hacerles llegar la invitación. Ni siquiera deben darme las direcciones, yo las consigo al momento. Mientras todos tengan su D.I.P. actualizado, puedo encontrar su ubicación exacta. Es un nuevo sistema que hemos estado probando y a las personas les encanta. No soy la mejor organizadora de bodas por nada. —Merggy guiñó el ojo.

—Vaya, eso es impresionante. — Eliott se inclinó hacia Merggy, hablando un poco más bajo. —¿Crees que podríamos hacer alguna prueba ahora? —Se alejó, retomando su postura. —No me malinterpretes, confío en tu talento, tan solo quiero ver cómo funciona todo eso.

Oui, oui. Lo entiendo. Dime el nombre del invitado y te diré dónde está —Merggy rio como si fuera la mejor broma que se le hubiese ocurrido.

Renee sonrió, incómoda. Ya entendía el plan de Eliott.

—¿Te parece... Siura Pevyreil? Es la cuñada de Öbbel. —Eliott se encogió de hombros.

Merggy levantó su dedo índice en señal de espera. Presionó algunos botones en el dispositivo atado a su muñeca y después frunció el ceño.

—Hum... ¿por casualidad no sabes si tiene la última actualización del D.I.P.., Öbbel? No me aparece en el sistema. —Levantó su vista hacia Eliott. —Sé que parece falso lo que dije sobre encontrar a los invitados. —Rio. —Puedes decirme otro nombre si lo deseas, solo para que mostrarles que no miento.

—Prueba con Eonné Letuth —Eliott sonrió de nuevo. La acción aún era desconcertante para Renee. —Es una amiga de la familia, que, si no me equivoco, debe de estar por...

—¡Aquí! —Merggy inclinó su muñeca para mostrar su reloj con un mapa de la mansión. —Se encuentra en la cocina. ¿Ven? Les dije que esto funcionaba, es casi mágico, mis clientes lo adoran.

Eliott sonrió. Renee memorizó el mapa para ubicar donde Eonné se encontraba.

Hazz no les había dado mucha información sobre lo que debían hacer o buscar, pero sí les había mencionado que, en caso de encontrar a una mujer llamada Eonné Letuth, le notificaran, ya que debía hablar de algo importante con ella. Renee activaría el prendedor cuando tuviera a Eonné frente a ella.

—Uf, ya he tomado demasiadas de estas, ¿eh? —Renee señaló su copa, a pesar de haber tomado apenas un par de tragos. —Necesito ir al baño. —Le extendió la mano a Merggy. —Fue un gusto conocerla, Merggy T'hel. Consideraremos las enormes ventajas de sus servicios. Sppar es un amor de persona, se pondrá en contacto con usted cuando tengamos la fecha decidida. ¡Gracias!

Renee no esperó a que Merggy pudiera despedirse. Tomó la falda de su vestido y caminó rápidamente a la dirección que recordaba. Sabía que Eliott la alcanzaría en cuestión de segundos, por ello tampoco lo esperó.

Mientras más se alejaba del vestíbulo, menos gente se encontraba. A lo lejos se escuchaba la música y alguien hablando por un micrófono haciendo una demostración de algunos objetos que se subastarían. Tan pronto como giró su cabeza para ver qué tan alejada se encontraba de la barra de bebidas, Eliott ya se estaba caminando a la misma velocidad detrás de ella. Renee le sonrió y aceleró el paso.

—Sabes a dónde vas, ¿cierto? —Eliott se posicionó a su lado.

—Memoricé el mapa. —Renee rio. —¿Vamos a casarnos y todavía dudas de mí, Sppar?

Eliott había regresado a su estado normal donde parecía que todo lo que Renee decía le causaba desinterés. A pesar de ello, Renee logró divisar un ligero movimiento en las comisuras de sus labios. Para ella eso era mejor que una sonrisa falsa.

Según los cálculos de Renee, estaban por llegar al lugar donde se encontraba Eonné. El olor de comida se intensificaba a cada paso que daban.

—Es aquí. —Renee tomó a Eliott por el pecho para detenerlo. Juntos se asomaron a la entrada de la cocina. —Esperemos que no se haya movido de lugar.

Eliott exhaló, buscando con la mirada a Eonné. Era difícil encontrar a alguien desconocido entre tanta gente vestida con el mismo uniforme blanco. Renee ya estaba por decirle a Eliott que era hora de comenzar a preguntar por nombres hasta que una estruendosa carcajada femenina se escuchó a un metro de distancia. Ambos dirigieron la mirada hacia ella: una mujer de la estatura de Eliott, vestida con una falda ajustada que brillaba con el movimiento y un top negro con hombreras en forma de pluma que hacían sobresalir su cabello castaño perfectamente peinado en un moño con aros y palillos plateados. Con varios adornos en el borde de las orejas, la desconocida no paraba de reír sobre algo que un cocinero le decía. Ella no solo resaltaba en la cocina por su escandalosa risa, sino también porque era la única que no llevaba el uniforme de cocinera.

—Si ella no es Eonné Letuth —murmuró Renee al oído de Eliott—, te pido matrimonio aquí mismo.

Renee soltó una corta risa antes de avanzar hacia la mujer. Al llegar a ella, el cocinero ya se había ido, pero ella seguía riendo. En ese momento fue cuando Renee se dio cuenta de que estaba ebria. Podía ser un aspecto positivo si ella era del tipo de personas ebrias que soltaban toda la información sin darse cuenta.

—¿Eonné? —Renee interrumpió sus risas al tocarla por el hombro.

Ella se dio la vuelta, mirándola con el ceño fruncido.

—Depende de quién pregunta, amor. —Hizo una torpe reverencia. —Si eres una Agente, mi nombre es... Lu... Lulla y he tomado mis medidas con el alcohol, no estoy ebria. De caso contrario, soy Eonné Letuth, a tus servicios, madame... et monsieur —añadió al ver a Eliott a un lado de Renee.

Renee sonrió, activando el prendedor que llevaba en el cabello. Avisó a Hazz su ubicación y ella los encontraría tan rápido como pudiera.

—No somos Agentes, Eonné. —Renee la tomó de la mano, tomando un poco de ventaja de su estado de ebriedad. —Somos amigas, ¿lo olvidas?

Eonné entrecerró los ojos intentando analizar a Renee. Lo único que obtuvo fue la falta de balance y por poco tropezar con un mesero.

—¡Claro que te recuerdo... eh... ¿Gívessta?!

—Öbbel.

—¡Öbbel! ¡Sí! Lo siento, la memoria a veces falla —Eonné comenzó a reír de nuevo, casi cayendo al piso. Por suerte Eliott tenía reflejos rápidos y la atrapó. —¡Ulalá! Merci beaucoup. Je ne sais pas qu'est-ce que c'est... oublie ça. ¡Me encanta conocer hombres atractivos en las fiestas! ¡Es lo mejor de todo! ¿Tienes novia, cariño? —Eonné le acarició el rostro a Eliott mientras recobraba la compostura.

Renee, sabiendo que Eliott soltaría alguna frase fría que quizás ofendería a Eonné, habló antes que él.

—No, está soltero. Completamente disponible. —Renee sonrió.

Ella deseaba decir todo lo contrario, pero sabía que necesitaban obtener información de Eonné a cualquier costo.

—Oh, qué mala suerte para ti, amor —lamentó Eonné con genuina lástima mirando hacia Renee—. Harían muy linda pareja. —Se acercó tanto a Renee que ella pudo percibir el amargo olor del alcohol en su aliento. —Él es una belleza, ¿en serio no se han acostado? ¡Öbbel, si la vida te da limones tan buenos como él, te los llevas a la cama! —Lo último lo dijo tan fuerte que Renee tenía la certeza de que Eliott había escuchado. Ella tan solo se sonrojó, sin saber qué responder. Eonné se alejó. —¡Una diría que ya son algo! Desprenden un je ne sais quoi de que tienen algo entre ustedes pero aún no es oficial, ¿no creen? Hasta acá huele a quemado por ese fuego de la pasión que no han apagado. ¡Ja! Ya sé por qué dejé la poesía. —Eonné se carcajeó como si hubiera dicho el chiste de la década. —Ustedes necesitan relajarse... y tener sexo. Confíen en mí, me lo agradecerán. —Eonné guiñó un ojo.

Renee no se atrevió a mirar a Eliott. No sabía qué tan cierto era lo que decía Eonné sobre la tensión que se notaba entre ambos y temía que lo que dijera ella fuese verdad, porque eso significaría que no ocultaba sus sentimientos suficientemente bien.

Descubrir que le gustaba Eliott le había afectado más de lo que ella hubiese imaginado. Sentía que de alguna manera había traicionado a Aprell, ya que sabía que lo que sentía por Eliott no había nacido de la noche a la mañana —como en el caso con Aprell al parecer—. Con Eliott había pasado semanas enteras las veinticuatro horas al día; en uno de esos tantos momentos que pasaron juntos algo en ella se inclinó por Eliott. Todo es mientras "mantenía" una relación con Aprell. No había sido justo que ella se enojara con él por haber seguido enamorado de Hazz cuando ella, sin darse cuenta, tenía una situación similar con Eliott.

De cualquier manera, ni Aprell ni Renee tenían una oportunidad. Hazz y Eliott se casarían por alguna razón desconocida que Renee no había tenido el valor de preguntar al temer que la respuesta fuese que Eliott en serio se encontraba enamorado de Hazz y viceversa. Una parte de ella lo dudaba, pero con la locura que estaba sucediendo entre Kybett y Wivenn, ya creía todo posible.

Renee sintió la mirada de Eliott. Olvidándose de pensar antes de actuar, ella levantó sus ojos. Sus miradas se encontraron y Renee sintió que Eonné podía no estar tan equivocada después de todo. Había aprendido a leer los ojos de Eliott, al ser lo único con lo que parecía expresarse físicamente. Renee no quería dar nada por hecho, porque sabía que la ilusión que tenía por Eliott era mucho más alta de lo que había sido por Aprell, lo cual significaba que había posibilidad de caer aún peor si ella daba un paso equivocado.

—¡Justo eso es lo que digo! —Eonné los señaló, explotando la burbuja de intimidad que se había formado entre ellos. Miró a su alrededor. —¿Lo vieron? Amigos cocineros, ¿alguien vio esas chispas? ¡C'est l'amour, madames et messieurs!

Y sin más intervención romántica, Eonné Letuth vomitó en el lavadero que se encontraba a su lado.

Iba a ser una noche larga.



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